1. A VUELO DE NEBLÍ ALIGERO VII
EL DEDO EN LA LLAGA…
A PROPOSITO DE “LA ASOMBROSA GUERRA DE MICHAEL KOHLHASS”
Ahora, con un poco más de tiempo, gracias a una baja médica, he releído la pequeña novela
de Heinrich von kleist, “La Asombrosa Guerra de Michael Kohlhass”. Nacido el 18 de
octubre de 1877 en Frankfort y suicidado el 21 de noviembre de 1911 en Postdam. Escribió
una novela del siglo XIX que describe con aplicada narrativa, la vida, la tradición y las
costumbres del país de los Lânders en el siglo XVI. Como en toda obra LITERARIA nos
encontramos ante una ficción, pero debemos pisar con pie firme, pues nos movemos
en terreno movedizo, un camino sembrado de trampas en el que habrá que leer
entre líneas para no perdernos en subterfugios sin importancia: las novelas no se
escriben para contar historias sino para transformar la vida.
Heinrich von kleist, cuenta la historia de un hombre al que un terrateniente, Junker
von Tronka, le decomisa, de manera arbitraria, una recua de caballos que era su más
preciado tesoro. Michael Kohlhass, procura por todos los medio con cumplir con las
exigencias y obligaciones que se le imponen para recuperar, cumpliendo la ley, sus
equinos. Pero no lo consigue. Las bestias han desaparecido. El sentido de justicia se
quiebra. El episodio desata en Kohlhaas, hasta ese dia un ciudadano ejemplar, un
sentido de retaliación, justiciero, que lo transforma en forajido. Buscando la
reparación por el daño sufrido, destruye pueblos, asesina civiles y siembra el terror
por las riveras del rio Havel. Cuentan que llamaron hasta a Martin Lutero para que
interviniera e intercediera para apaciguar a Kohlhaas. El Reformador Lutero le envió
una misiva en la que le consignaba lo siguiente: “”Kohlhaas, tú que pretendes haber
sido enviado para empuñar la espada de la justicia ¿de qué te precias, osado, al
valerte de la locura de la ciega pasión si desde la coronilla hasta el calcañar
representas el colmo de la injusticia”. Pero solo consiguió un armisticio, la guerra
continuó por muchos años.
Es el sentimiento de injusticia, el poder del agravio cometido por quienes tienen la
obligación de cumplir y hacer cumplir la ley lo que resulta intolerable y violento,
tanto más si el violentado, atacado por el estado, resulta ser un ciudadano común y
corriente cumplidor de su deber. La desmesurada actitud del estado como de la
respuesta provocada impide cerrar las heridas con un hombre que, de una u otra
forma, refleja una realidad cotidiana de injusticias ancladas al pasado y, otras, al
presente en que vivimos, flor apenas entre abierta. Kohlhaas, muere como un
criminal sin indulgencias, o sí, el Príncipe de Sajonia le reconoció los bienes perdidos,
sus derechos y su honra. Pero lo condeno a muerte por haber “quebrantado la paz
territorial”. Reparado el agravio, no solo se hizo justicia con él sino con aquellos
2. quienes le habían infringido el daño. Y para que no se repitiera la historia, el Principe
se comprometió a educar como caballeros y hombres de bien a los hijos del
condenado. Así termina la historia. De ella dijo su autor, Heinrich von Kleist: “El
mundo habría tenido que honrar su memoria, a no ser porque el hombre dio en
exagerar el cultivo de una virtud: fue el sentido de la justicia la razón que lo convirtió
en forajido y asesino…”
Esta novela nos invita a la reflexión frente al sentido de la justicia y el alcance de la
injusticia, cuando se ejercen la una como virtud y la otra como defecto de la
autoridad en la aplicación del imperio de la ley. Desde aquí, invito a los lectores, a
leer esta obra aleccionadora en estos tiempos de guerras injustas, de crímenes
nefandos sin sanción, de injusticia y de incumplimientos en el ejercicio y aplicación
de la justicia. Por último, para cerrar esta reseña, no debemos olvidar que el pilar
fundamental de la democracia es la justicia en todos sus órdenes.
PARA REFLEXIONAR
Entre la espada y la pared…
“Los mejores engaños son aquellos que parecen proporcionar a la otra persona una
oportunidad: las victimas sienten que controlan la situación; pero, de hecho, son
marionetas. Tenemos que ofrecer a los demás opciones que actúen a nuestro favor
sin importar lo que elijan. Hay que forzarlos a tomar decisiones entre el menor de
dos males, sirviendo cualquiera de ellas para nuestros propósitos. Hay que ponerles
entre la espada y la pared: se la van a clavar vayan donde vayan”.
ANONIMO
Carlos Herrera Rozo.