2. Entre las calles del barrio –
vereda San Bernardino, en
la localidad de Bosa, está
ubicado Uba Rhua: un
centro de pensamiento
donde niñas y niños como
Sofía Vázquez Niampira
aprenden el significado de
ser mhuysqa.
3. Sofía aún es muy pequeña para
entender que mientras juega
con la tierra, abraza a los
animales y aprende sobre las
propiedades de las plantas,
está reconstruyendo un tejido
de pensamientos y costumbres
ancestrales.
Sofía es una de las 72 niñas y
niños que asisten a la casa de
pensamiento Uba Rhua, que en
‘Mhuysqhubun’- lengua
mhuysqa -, significa “espíritu de
la semilla”.
4. UBA RHUA, Un lugar que presta
los servicios de un jardín infantil,
pero sobretodo reúne los
saberes y la cosmovisión del
pueblo mhuysqa. Aquellos que
estuvieron a punto de perderse
en un vacío de 100 años, en los
cuales su gente fue perseguida
por las autoridades de una
Bogotá que se expandió hasta
absorber sus tierras y su
identidad ancestral.
5. Desde la etapa de
caminadores o, como se le
llama en Uba Rhua, de ‘semillas
exploradoras’, Sofía y sus
compañeros corren y juegan en
un patio que se asemeja a una
aldea ubicada en alguna
reserva indígena campestre. Allí
hay una huerta donde
aprenden que la siembra es un
proceso asociado al calendario
ecológico, que además
representa el ciclo de la vida.
6. Como todo infante que está
aprendiendo a hablar, no hay
quien detenga a Sofía cuando
empieza a contarle a sus padres,
Julián Vásquez y Érika Niampira
Chiguasuque, lo que hizo durante
el día en la casa de pensamiento.
Con la disposición y el cariño que
Julián comenta no haber tenido
en su infancia, escucha a su hija
mientras ella le describe la
variedad de sabores de hierbas y
plantas aromáticas que contenía
una infusión preparada por los
sabedores mayores, quienes tejen
el pensamiento en el ‘Qusmuye’:
otro espacio ancestral que queda
atrás de Uba Rhua, al lado del
cabildo mhuysqa de Bosa.
7. La vida de Julián y Érika gira en torno
a sus dos hijos pequeños. Mientras
Sofía y su hermano menor están en la
casa de pensamiento, sus papás
realizan agotadoras jornadas de
trabajo lavando costales cerca de la
plaza de mercado de Bosa.
Su matrimonio no fue solo con
Érika,comnta Julián; también lo fue
con las costumbres de una cultura.
Julián nunca tuvo raíces, ahora
comparte las de una mujer que
concibió a dos de los nuevos
mhuysqas colombianos: una niña y
un niño que crecen pidiendo a sus
padres que les consigan lana y
pepitas de muchos colores para tejer
sus pensamientos, mientras hacen
manillas y otros adornos ancestrales.
8. El lugar donde se adaptó la casa de
pensamiento Uba Rhua no se escogió
al azar. Se encuentra en todo el
corazón del cabildo, cerca de la
gobernación y de los lugares donde
se congrega la comunidad indígena
y no indígena que vive en el sector.
Sandra Cobos, gobernadora del
cabildo, considera que la casa de
pensamiento debe estar en un lugar
central porque es un espacio de
recuperación cultural invaluable. “La
integralidad de la educación va
mucho más allá y trasciende a la
vinculación del niño, su familia, el
clan y toda la comunidad”, señala la
líder indígena.
9. En ese marco histórico y
geográfico, Sandra Cobos le
atribuye a Uba Rhua una
función coyuntural de gran
valor en el propósito de
recuperar la identidad que sus
abuelos no lograron
defender: “es el semillero en el
que nuestra descendencia se
apropia de su cultura, para que
en la historia futura no se repita
lo sucedido en nuestra historia
pasada”, y añade que lo que
sucede en su interior “es un
ejercicio de soberanía
territorial”.
10. Sofía no abre cuadernos ni repasa cartillas.
Su primera experiencia de formación es
vivencial: tocar, bailar, probar y conocer su
entorno a través de su propia experiencia.
Ella y sus compañeros tienen un
acercamiento directo con el mundo a
través de la orientación pedagógica de los
profesores y del conocimiento tradicional
que los sabedores han conservado por
muchos años.
En compañía de la profesora Miriam
Suárez, niñas y niños que crecen junto a
Sofía ven llegar a Oswaldo Galeano Neuta,
un sabedor que les enseña a imitar el vuelo
de los halcones y las posturas de otros
animales en los bailes indígenas. Como la
música y la danza son prácticas a través
de las cuales transmiten las costumbres de
su pueblo, él siempre carga un pequeño
equipo de sonido o sus instrumentos
musicales de viento y percusión.
11. Sofía aprende con Jeimy (sabedora)
que las palabras en la lengua de su
comunidad tienen dos significados:
uno espiritual y otro terrenal. Un
trabajo complejo pues, según la
sabedora, hay muchos vacíos en el
‘Mhuysqhubun’, por lo que no hay
forma de construir una gran cantidad
de oraciones que permitan hablarlo y
escribirlo con fluidez.
No obstante, el ejercicio detrás de las
palabras permite reconocer y
transmitir la cosmovisión del pueblo
mhuysqa. “Lo que estudiamos son los
orígenes de las palabras, los fonemas,
los sonidos y esas diferentes
interpretaciones o significados de las
cosas”, explica Jeimy.
12.
13. Una vez por semana, en la
Cansamaría, se reúnen
maestros y sabedores para
realizar un círculo de la palabra
en el que se recoge lo positivo y
lo negativo de la labor de
enseñanza. “En ese espacio
hacemos una retroalimentación
y se proponen soluciones a los
problemas del día a día”,
asegura Andrea Neuta,
coordinadora de la casa de
pensamieto.
14. Llega el medio día y entre las niñas y
los niños que almuerzan en el
comedor escolar, está Sofía. Come
con gusto. La vida en Uba Rhua está
en constante movimiento. La niña
que bailó, saltó y gritó con una
fuerza que por momentos parecía
incontrolable, se dirige ahora a la
sala de descanso a tomar una siesta
en una hamaca.
Duerme tranquila.
Quizá en sus sueños ya empieza a
vislumbrar que, en un par de años,
será una semilla germinada.
15.
16. ¡GRACIAS¡
• CASA DE PENSAMIENTO UBA
RHUA
• COMUNIDAD MUISCA BOSA
• FAMILIA VÁSQUEZ NIAMPIRA
• INFANTES ASISTENTES A CASA
DE PENSAMIENTO
• DOCENTES Y SABEDORES
CASA DE PENSAMIENTO
BOGOTÁ D.C OCTUBRE 2015