1. La Ciudad de Los Dioses
Libro IV
LA GRANDEZA DE ROMA ES DON DE DIOS
2. Capitulo I
Debiendo empezar ya a tratar de la Ciudad de Dios, fui de parecer que debía
responder, en primer lugar, a los enemigos , quienes, como viven
arrastrados de los gustos y deleites terrenos, apeteciéndo con ansia los
bienes caducos y perecederos, cualquiera adversidad que padecen, cuando
Dios, usando de su misericordia, les avisa, suspendiendo el castigarlos con
todo rigor y justicia, lo atribuyen criminalmente a la religión cristiana, la
cual es solamente la verdadera y saludable religión
3. Capitulo II
hablar contra los que atribuyeron las calamidades padecidas
en la República romana a nuestra religión, y referir
extensamente todos los males y penalidades grandes y
pequeños que nos ocurriesen, o los suficientes para
demostrar claramente los que padeció Roma y las provincias
que estaban bajo su Imperio antes de que se prohibieran
absolutamente los sacrificios.
. En el segundo, cuando tratamos de los males de las
costumbres, que se deben estimar por los únicos y por los
más grandes, y en el tercero, cuando tratamos de las
calamidades que temen los necios y huyen de padecer; es, a
saber: de los males corporales y de las cosas exteriores, las
cuales por mayor parte sufren también los buenos; pero, al
contrario, las desgracias con que empeoran sus costumbres
las toleran, no digo con paciencia, sino con mucho gusto.
4. Capitulo III
Si la grandeza del Imperio que no se alcanza
sino con la guerra, se debe contar entre los
bienes que llaman, así de los felices como de
los sabios
5. Capitulo IV
Cuán semejante a los latrocinios son los
reinos sin justicia
6. Capitulo V
De los gladiadores fugitivos, cuyo poder
vino a ser semejante a la dignidad real
7. Capitulo VI
De la codicia del rey Nino, que por extender
su dominio fue el primero que movió guerra
a sus vecinos
8. Capitulo VII
Si los dioses han dado o dejado de dar su
ayuda a los reinos de la tierra para su
esplendor y decadencia
9. Capitulo VIII
Qué dioses piensan los romanos que les han
acrecentado y conservado su imperio,
habiéndoles parecido que apenas se podía
encomendar a estos dioses, y cada uno de
por si, el amparo de una sola cosa
10. Capitulo IX
Si la grandeza del imperio romano y el
haber durado tanto se debe atribuir a
Júpiter, a quien sus adoradores tienen por el
supremo de los dioses
11. Capitulo X
Las opiniones que siguieron los que pusieron
diferentes dioses en diversas partes del
mundo
12. Capitulo XI
De muchos dioses que los maestros y
doctores de los paganos defienden que son
un mismo Júpiter
13. Capitulo XII
De la opinión de los que pensaron que Dios
era el alma del mundo y que el mundo era el
cuerpo de Dios
14. Capitulo XIII
De los que dicen que sólo los animales
racionales son parte del que es un solo Dios
15. Capitulo XIV
Que sin razón atribuyen a Júpiter el
aumento de los reinos, pues si, como dicen,
la victoria es odiosa, ella sola bastará para
este negocio
17. Capitulo XVI
Cuál fue la causa por que, atribuyendo los
romanos a cada cosa y a cada movimiento
su dios, pusieron el templo de la Quietud
fuera de las puertas de Roma
18. Capitulo XVII
Pregúntase si, teniendo Júpiter el poder
supremo, se debió tener por diosa a la
Victoria
19. Capitulo XVIII
Por qué tuvieron por dioses distintos a la
Felicidad y a la Fortuna
21. Capitulo XX
De la virtud y fe, a quienes los paganos
honraron con templos y sacrificios,
dejándose otras cosas buenas que asimismo
debían adorar, si se concedía rectamente a
las otras la divinidad
22. Capitulo XXI
Que los que no conocían un solo Dios, por lo
menos se debieran contentar con la virtud y
con la felicidad
23. Capitulo XXII
De la ciencia del culto de los dioses, la cual
se gloria Varrón haberla el enseñado a los
romanos
24. Capitulo XXIII
De la Felicidad, a quien los romanos, con
tener a muchos dioses, en mucho tiempo no
adoraron con culto divino, siendo ella sola
bastante en lugar de todos
25. Capitulo XXIV
Cómo defienden los paganos el adorar por
dioses a los mismos dones de Dios
26. Capitulo XXV
Que se debe adorar a un solo Dios, cuyo
nombre, aunque no se sepa, con todo, se ve
que es dador de la felicidad
27. Capitulo XXVI
De los fuegos escénicos que pidieron los
dioses a los que los adoraban
28. Capitulo XXVII
De tres géneros de dioses de que habló el
pontífice Escévola
29. Capitulo XVIII
Si para alcanzar y dilatar el Imperio les
aprovechó a los romanos el culto de sus
dioses
30. Capitulo XXIX
De la falsedad del agüero que pareció haber
pronosticado la fortaleza y estabilidad del
imperio romano
32. Capitulo XXXI
De las opiniones de Varrón, que, aunque
reprueba la persuasión que tenía el pueblo,
y no llega a alcanzar la noticia del
verdadero Dios, con todo, es de parecer que
se debía adorar un solo Dios
33. Capitulo XXXII
Con qué pretexto quisieron los príncipes
gentiles que perseverasen entre sus vasallos
las falsas religiones
34. Capitulo XXXIII
Que todos los reyes y reinos están dispuestos
y ordenados por el decreto y potestad del
verdadero Dios
35. Capitulo XXXIV
Del reino de los judíos, el cual instituyó y
conservó¿ el que es sólo y verdadero Dios,
mientras que ellos perseveraron en la
verdadera religión