Ejemplo de investigacion en psi genetica, habla privada
1. UN EJEMPLO DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA EVOLUTIVA (Tomado de LEÓN, O. y
MONTERO, I. (2003) Métodos de investigación en psicología y educación. Madrid: McGrau Hil, pàgs 70-89)
“¿SIRVE PARA ALGO EL HABLAR SOLO?
Ya en 1923, Jean Piaget, psicólogo ginebrino, describe un fenómeno muy común entre los niños de edades
preescolares. Dicho fenómeno, que él denominó «habla egocéntrica», con siste en que, aun cuando están
trabajando en grupo, los niños hablan solos, no se dirigen a ningún otro niño. Piaget interpretó este fenómeno
postulando que, en las primeras etapas del desarrollo del lenguaje, el niño no es capaz de darse cuenta que hablar
implica dirigirse a un interlocutor. Es decir, primero se aprende a hablar, después se habla solo y, más tarde, se
empieza a hablar para, o con, los demás. Pasados algunos años, el psicólogo soviético Lev S. Vygotski observó el
mismo fenómeno, pero lo interpretó de forma distinta. Para Vygotski (1934/1973), el proceso de desarrollo empieza con
la adquisición del habla en un contexto de comunicación, es decir, se empieza hablando con y para los demás.
Pero, más tarde, ese mismo habla se utiliza para comunicarse con uno mismo de tal forma que, al final, el habla
autodirigida se internaliza y se convierte en los rudimentos del pensamiento verbal. De forma simplificada,
podríamos decir que, para Vygotski, el habla egocéntrica es una especie de pensamiento en voz alta.
Más de cincuenta años después todavía se discute sobre este tema. La mayoría de los tra bajos llevados a cabo
en los laboratorios ponen de manifiesto una relativamente baja fre cuencia de aparición del fenómeno, de tal
modo que alrededor de un cuarenta por ciento de los niños estudiados no muestran ese tipo de habla. La pregunta
que cabe hacer, por tanto, es que si tan importante es dicho fenómeno en el desarrollo, ya sea para la adquisición
de la habilidad de comunicarse con los demás de forma adecuada, ya sea como prerrequisito para la aparición
del pensamiento verbal, ¿cómo se explica que casi la mitad de la población no necesite pasar por esa etapa?
Permita el lector que se le invite a acompañarnos a través del proceso de investigación mediante el cual ciertos
autores han tratado de dar respuesta a esta pregunta. Nos vamos a servir de un estudio real, llevado a cabo por
Berk (1986), que será relatado de forma simplificada.
Probablemente, si el lector se siente atraído por la Psicología Evolutiva, ya se habrá suscita do en él la
curiosidad necesaria para seguir nuestras explicaciones sobre el fenómeno del habla autodirigida. Es de sobra
conocido, sin embargo, que no todo el mundo se siente motivado por el trabajo con niños. Si es usted uno de
ellos, permítanos plantearle la cuestión de otra forma. Haga una pequeña encuesta entre sus compañeros más allegados
y pregúnteles si en alguna ocasión han hablado solos. Pregúnteselo también a sí mismo. Si ni usted ni sus
compañeros son alienígenas, lo más lógico es que su encuesta haya dado un alto número de respuestas positivas. Si
casi todo el mundo ha hablado alguna vez solo, ¿por qué no lo hacen un cuarenta por ciento de los niños estudiados
en las investigaciones anteriormente mencionadas?
Pongámonos por un momento en su lugar. ¿Habla usted solo mientras está haciendo un examen? ¡Tenga cuidado si
lo hace! Desde sus primeros pasos dentro del sistema educativo, ya sabe que hay una serie de situaciones en las que
no se puede hablar ni con uno mismo. Sin embargo, en el contexto de una clase normal es difícil encontrar a
alguien que nunca haya hablado, ya sea solo, ya sea con otras personas. Pues bien, un razonamiento parecido llevó a
Laura Berk a cambiar el contexto en el que se observaba el habla. Sospechando que la situación de
laboratorio inhibía parte de la conducta espontánea de los niños, decidió ir a observar al contexto cotidiano de los
niños: la escuela.
«El habla privada de los niños fue registrada por cuatro observadores dentro del aula durante períodos diarios,
desde diciembre hasta marzo, de trabajo en el pupitre (desde el momento que el niño comienza el trabajo hasta que
lo termina), siendo cada niño observado una vez por cada observador. El orden de observación de cada niño fue
aleatorizado para cada observador»
La autora nos relata su manera sistemática de recoger los datos. Pero, si nos fijamos, su sistematicidad se refiere, en
alguna medida, a las siguientes cuestiones:
· Qué observó —el habla privada.
· Cómo se hizo —mediante cuatro observadores distintos organizados de tal forma que cada uno registraba una
vez a cada niño.
· Cuándo observó —períodos diarios desde diciembre hasta marzo.
· Dónde observó —en el aula.
2. Objetivo y método de la investigación
«Por habla privada se entiende la producida por los niños cuando se dirigen a sí mismos o a nadie en particular.
Actualmente, existe un considerable apoyo empírico para la teoría de Vygotski (1934) sobre la función que cumple el
habla privada en el desarrollo cognitivo (...) Para los niños más pequeños, el habla privada sirve como un instrumento
externo de pensamiento (...) Con el incremento de la madurez cognitiva, queda internalizada como pensa miento
verbal. En apoyo de su teoría, Vygotski encontró que la cantidad de habla privada se incrementaba bajo aquellas
condiciones en las que el propósito del niño al realizar la tarea era bloqueado por alguna dificultad a la que tenía
que enfrentarse» (Berk, 1986, p. 671).
Este texto constituye el primer párrafo del trabajo publicado por esta autora. Ya en el principio se da a conocer el
marco teórico desde el que se hace la aproximación al problema, y también en el primer momento se empiezan a
perfilar las que serán las categorías más relevantes en el trabajo de observación. Por el momento, le podemos
asegurar que tales categorías son distintas, en una parte considerable, de las que habría utilizado de haber realizado
una aproximación piagetiana al problema.
Dentro del apartado de su artículo dedicado a explicar el método seguido en su estudio, dedica un epí grafe a la
descripción del código de observación utilizado.
«El habla privada ha sido definida como el habla que no está, clara y definitivamente, dirigida a un interlocutor.
Si el habla privada aparecía durante un intervalo de observación, era codificada dentro de una de las nueve
categorías adaptadas del trabajo de Kohlberg, Yaeger y Hjertholm (1968)... Las nueve categorías se agruparon,
según los niveles propuestos por Kohlberg y sus colaboradores, en tres grandes grupos de habla tal y como aparecen
a continuación:
Nivel 1: Habla privada irrelevante o autoestimulante. Este nivel incluía las siguientes categorías: a) juegos de
palabras y repeticiones; b) expresiones de afecto irrelevantes para la tarea; c) comentarios dirigidos a personas
ausentes, personas imaginarias o seres no humanos.
Nivel 2: Habla privada relevante para la tarea. En este nivel se incluyeron las categorías: a) comentarios
descriptivos de la propia actividad o encaminados a la autodirección en la tarea; b) preguntas autocontestadas
relevantes para la tarea; c) lectura y emisión de palabras en voz alta; d) expresiones afectivas relevantes para la tarea
(e. g., " ¡lo hice!" o "qué difícil").
Nivel 3: Manifestaciones externalizadas de habla interna relevantes para la tarea. Aquí se incluyen las dos
últimas categorías: a) murmullos inaudibles (vocalizaciones claras de palabras pero sin emisión de sonido); b)
movimientos de labios y lengua (vocalizaciones que no llegan a ser palabras, únicamente movimientos de labios o
lengua)» (Berk, 1986, p. 673).
Resultados de la observación
«La ocurrencia general del habla privada fue alta. Sobre la base de la mues tra total (N = 75)... un total de 42
niños (56% de la muestra) mostraron al menos alguna verbalización perteneciente al nivel 1 de habla, 74 niños (98,7%
de la muestra) mostraron verbalizaciones del nivel 2 y 75 niños ( 100%) mostraron las vocalizaciones recogidas en
el nivel 3» (Berk, 1986, p. 674). La ocurrencia, por tanto, nos informa si determinado fenómeno —en este ejemplo,
determinado tipo de habla— aparece o no durante el período de observación. Este tipo de medida es el más
burdo. La información que recogemos es la mínima posible. Piense usted que, en esta misma investigación, podría
ser interesante saber más. Por ejemplo, ¿no cree que podría ser interesante saber no sólo si un niño determinado
utiliza el habla privada sino cuántas veces lo hace? Si tratáramos de responder a esta pregunta, necesitaríamos añadir a
la medida de ocurrencia otra medida más.
«Los niños mostraron actividad verbal durante el 60,7% de los intervalos de observa ción» (Berk, 1986, p.
674). Como puede comprobar, a esta autora también se le ocurrió tomar alguna otra medida, en concreto la frecuencia,
que nos informa del número de veces que un determinado dato de observación aparece durante el período de
observación.”