5. Todo empezó en la tarde del viernes 10 de marzo, mientras Karlita y su
hermanito Enrique jugaban a las chapaditas en el patio de su casa, en el
distrito de “El Porvenir”. Ella acababa de atraparlo a él cuando sintieron
las primeras gotas de agua que caían del cielo. Al inicio, sin embargo, la
lluvia les pareció refrescante, porque ese día había hecho mucho calor,
así que siguieron jugando, pero pronto empezó a llover más y más
fuerte, de modo que tuvieron que entrar a la casa, por temor a
empaparse.
UNIÓN VECINAL, LA ESPERANZA DE KARLITA
6. En las noticias hablaban de fuertes lluvias debido al paso del ciclón
Yaku y mostraban imágenes devastadoras de lo ocurrido en otras
regiones. Sus padres estaban muy asustados porque había agua
filtrándose por todos lados y les dieron una escoba para que, en
vez de jugar, mejor ayudaran a desaguar la casa, pero todo
resultaba inútil: al final, la casa se inundó y, al cabo de pocos
minutos, el agua les llegaba hasta los tobillos.
7. Para mayor desgracia, llegado un momento se fue la luz en todo el
vecindario, por lo que esta vez tuvieron que salir a la calle y unirse a
sus vecinos para seguir combatiendo a oscuras. Armados con sacos
y baldes, todos juntos lucharon por horas contra los estragos del
ciclón, tratando de rescatar sus pertenencias más valiosas. La peor
parte se la llevó la familia de Karlita, que vio su casa siendo arrasada
por la lluvia. Fueron horas oscuras y dolorosas en el distrito de El
Porvenir, y a la mañana siguiente reinaba una gran tristeza.
8. Pero por algo dicen que la esperanza es lo último que se pierde: cuando los
vecinos de Karlita vieron lo que le había pasado a su familia, lejos de ignorar su
situación, optaron por solidarizarse con ellos y ayudarles a reconstruir su
hogar. Poco a poco, todos en el vecindario se organizaron para aportar con
materiales como cemento y ladrillos o asistirles como dignos obreros en la
construcción. Incluso llegaron a organizar una pollada para recaudar fondos y
ayudar a los vecinos más afectados por las lluvias torrenciales. Al día de hoy,
una pequeña parte de la casa de Karlita ha sido recuperada y su familia ya
puede dormir con cierta tranquilidad. Y aunque todavía hay mucho trabajo que
hacer, Karlita sabe que, gracias al apoyo de sus buenos vecinos, pronto todo
se resolverá.