Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
La prostitucion
1. La Prostitución
es la práctica de mantener relaciones sexuales con otras personas a cambio
de dinero. La prostitución es ejercida mayoritariamente por mujeres
(llamadas prostitutas) y niñas prostitución infantil, mientras que los clientes
son mayoritariamente hombres. También existe, en menor medida,
la prostitución masculina, donde los clientes también son generalmente
hombres.
Tradicionalmente, la prostitución se ha ejercido en sitios destinados a este
fin, llamados burdeles o prostíbulos. Estos han sido habitualmente casas
regentadas por un proxeneta, en las que hay prostitutas y habitaciones
privadas para practicar la prostitución. También se practica en aceras de
calles urbanas y laterales de carreteras industriales, así como
en bares y discoteca, hoteles y a domicilio.
La figura de la prostituta está frecuentemente ligada a la del proxeneta,
persona que induce a la prostitución obteniendo un beneficio económico de
ello. Los proxenetas obtienen una parte de los beneficios de la prostitutas.
Esta relación se puede dar de mutuo acuerdo a cambio de un servicio de
mediación o protección, o bien se puede dar mediante extorsión,6 violencia
física o secuestro. La prostitución forzada se engloba dentro del comercio
ilegal de personas conocido como trata de personas.
La situación legal de la prostitución varía ampliamente en cada país. En la
mayoría de los países se considera completamente ilegal. En otros la
prostitución no es ilegal pero sí el proxenetismo. Algunos países nórdicos
(Suecia, Noruega e Islandia) han adoptado un modelo donde el cliente
comete un crimen, pero no la prostituta. También hay algunos países
como Países Bajos o Alemania donde la prostitución es una profesión
regulada.
2. En losúltimosañosloquehaaumentadoesuntipoespecialdeprostitución,que
respondealnombredeprostitucióndelujo.Bajoesadenominaciónseencuentrala
actividaddesexoa cambiodeunaelevadacifradedinero.Unservicioesteque
contratanpersonasdealtopoderadquisitivoquienesapuestan,abonandoelevadas
sumaseconómicas,pormantenerrelacionesíntimasconmujeresu hombresmuy
guapos,elegantementevestidosyconsaberestar.
Muchaeslapolémicaquehasurgidoentornoaestetipodeprostituciónyaqueun
importanteporcentajedefamososdelmundodelatelevisión,lamúsicaoelcinehan
ejercidolaprostitucióndeestetipo,debidoa lascantidadesdedinerotanelevadasque
ganabanporencuentrossexuales.
Elejerciciodelaprostitucióntienediferentesregulacionesdeacuerdoal país.En
algunoscasos,laprostituciónesconsideradacomoundelitoysecastigatantolaoferta
comoelconsumo.Enotros,sóloestánpenadaslaactividaddelproxeneta(aquelque
regenteaa unaomásmujeresparaqueseprostituyan)ylaofertasexualenlavía
pública. Existennumerososcasos,porotraparte,enloscualeslasmujeresson
secuestradasyobligadasaprostituirse,siendovíctimasderedesdetrata.
Jesús Rodríguez no se olvida de aquella noche en la que contrató a una
prostituta por primera vez. "¿Vamos a un prostíbulo?", le preguntó un
amigo. Tenía 15 años. La ansiedad le desbordaba. Dudó mucho, pero su
camarada insistió hasta que acabó cediendo. "Estábamos en agosto",
recuerda este joven de Langreo (Asturias). "Me sentía nervioso. Por un lado
era un adolescente que perdería la virginidad y, por otro, reproducía en mí el
estigma social que tiene el consumo de prostitución".
Dieciséis años después de su "primera vez", aquel chico titubeante se
muestra firme y relajado durante la entrevista. Aunque en determinados
círculos lo conocen como el putero de izquierdas, ya que es militante de
Podemos, no le molesta el apodo. A sus 31 años, presume del "valor de
admitir públicamente que paga por sexo". Y apostilla:"Una sociedad
moderna no puede vivir en la mentira".
Al igual que Jesús, el 20% de los españoles reconoce haber recurrido a la
prostitución en algún momento de su vida, según un informe de la
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género de 2016. La
investigadora a cargo del estudio, Carmen Meneses, señala que la edad de
3. iniciación ronda los 23 años. "Hay hombres de todas las ideologías políticas
y de distintas clases sociales", asegura.
Pese a ello, son pocos los que dan la cara. Sí, quizá lo confiesen dentro de
su círculo íntimo de amistades, sobre todo entre hombres. Muchos están
convencidos de que pagar por sexo es algo aceptable. Sin embargo, saben
que admitirlo en público podría causarles problemas. Nadie quiere ser
señalado como "mi hijo el putero" o "mi jefe el putero"
La mayoría de los clientes cree que las mujeres ejercen esta actividad
por necesidad económica (93,9%). En segundo lugar están los que opinan
que lo hacen por obligación o amenazas (72,8%). Pero, aunque sean
conscientes de la vulnerabilidad de las mujeres, no dudan en contratar sus
servicios.
La rumana Amelia Tiganus encaja al 100% con este perfil: se inició por
necesidad económica y continuó por obligación y amenazas. No había
cumplido los 18 años cuando le ofrecieron que, si trabajaba durante dos
años como prostituta en España, podría comprarse una casa y un coche.
Aceptó. Viajó en autobús durante tres días y tres noches. Al llegar, nada de
lo prometido sucedió.
"El destino era Alicante", recuerda. "Me sentía ilusionada, no por venir a
prostituirme, sino porque me habían garantizado que era como ganar la
lotería".
Amelia, de 34 años, salió del sistema hace una década. Un cliente le ayudó
a escapar del prostíbulo. "Le pedí que me alojara, para luego conseguir un
trabajo: era mi puente", afirma. Eso sí, a cambio de salvarla, le pidió sexo
gratis. "A una puta nadie le regala nada, todo es por interés", revela con
resignación.
Cuando dejó esta vida se convirtió en activista feminista. Hoy coordina la
web Feminicidios.net. "Puede haber mujeres que se prostituyan porque
quieren, sí, pero no diría que son libres", sentencia.
4. Sexo. Ni amor, ni amistad. Pero...
Pese al auge de app de citas como Tinder, la prostitución sigue siendo
una alternativa fácil para muchos. Rafael ha intentado coquetear con
mujeres a través de Facebook. Asegura que queda con ellas y luego
siente un gran desengaño: "Te ven en persona y dicen que tenían otro
plan, es decepcionante". Y esta situación, confiesa, lo lleva a levantar
el teléfono y llamar a una joven brasileña para preguntarle si tiene
unas horas para pasar con él.
"No sé si contratar prostitución es ético o no, pero tampoco es ético
jugar a la lotería, emborracharse, y tantas otras acciones. Pagar por
sexo no es un crimen", indica. Se define como un defensor de las
mujeres que ejercen: "Sé que es sacrificado. A veces están con
hombres que no les resultan atractivos, pero hay trabajos que son
así".
Hablamos con un tercer cliente, Jorge, que usa un nombre falso para
mantener el anonimato. Tiene 35 años y probó la prostitución por
primera vez hace 14, cuando su jefe lo llevó a un club. "Siempre se
piensa que los hombres que van de putas tienen algún inconveniente
en la vida, y no, no hay ningún problema", dice Jorge, que contrata
mujeres cuatro veces al mes por unos 250 euros. "Yo voy porque me
tratan bien, por entretenimiento. La primera vez fui porque había roto
con mi novia. Y después me gustó".
A diferencia del resto de los entrevistados, éste busca y paga el
servicio en la calle. "Me gusta el ambiente, es más natural", explica.
"Las chicas están a la vista".
5. La prostitución en España es alegal. Es decir, no es un delito tipificado
en el Código Penal, pero tampoco está reconocida como actividad
laboral. Así, prosigue el eterno debate entre legalizar o abolir, como ha
defendido Carmen Calvo, nueva vicepresidenta del Gobierno.
Pese a compartir sus ideas progresistas, Jesús apoya la legalización.
Quiere que se regule para que tengan acceso a prestaciones,
pensiones o baja de maternidad. "Desde mi condición de militante de
izquierdas creo necesario establecer una colaboración entre
trabajadoras y candidatos a representantes públicos", dice. "Ellas
tienen que ser escuchadas, son las protagonistas".
Sin embargo, Amelia Tiganus no está de acuerdo con la legalización.
Para ella la solución es educación y dar más oportunidades para las
mujeres que quieren salir del sistema. "Si las autoridades la
legitimaran, el Estado se transformaría en proxeneta", denuncia.
La rumana afirma que el perfil del putero ha cambiado. "La mayoría
son jóvenes que tienen niveles de estudios altos. Para ellos se trata de
ocio", señala.
Jesús, Rafael y Jorge cumplen con el estereotipo de clientes: son
jóvenes, se iniciaron por curiosidad y hoy siguen pagando por sexo,
ya sea por entretenimiento o porque no quieren comprometerse, y ven
el sexo como un servicio. "El que acude a una peluquería o un
restaurante paga, esto es igual", dice Jorge. Mezclar sentimientos es
posible. "Es inevitable tomarle cariño a las chicas", reconoce Rafael.
Mientras que Jesús asiente: "El cliente debe buscar sexo. Ni amor, ni
amistad. Pero como puede nacer un vínculo entre una panadera y su
cliente, aquí sucede igual". Y remata: "¿Si me casaría con una de
ellas? Claro. ¿Por qué no?"
6. En definitiva, como ya habían sugerido otros estudios, los clientes
no son simplemente “explotadores y abusadores sexuales”, sino
que recurren a la prostitución por un amplísimo rango de razones,
que abarcan desde la experimentación hasta la incapacidad de
encontrar pareja, pasando por aquellos que quieren mantener
relaciones con mujeres sin compromiso o que no encuentran
satisfacción sexual con sus parejas. Y lo hacen en un contexto que
a los españoles les sonará: el de una sociedad donde
tradicionalmente el sexo ha sido censurado por la religión.
Concretamente por la Iglesia Católica, que en Irlanda, donde se
llevó a cabo el estudio, sigue teniendo una gran influencia.
En los debates sobre prostitución, el cliente suele ser retratado de
manera monolítica. Por lo general, se trata de un “misógino
negligente o un pervertido sexual”. Sin embargo, señalan los
autores, aunque pueda haber consumidores así, la simplificación no
ayuda a entender las raíces del problema, sobre todo a la hora de
tomar decisiones legales sobre la criminalización del trabajo de las
prostitutas o la persecución del cliente.
Según los datos obtenidos después de que 446 clientes habituales
completasen una encuesta 'online', complementados por entrevistas
cara a cara con 10 de ellos, así como por los testimonios de 19
trabajadores sexuales, la única conclusión es que no existe el
“putero” típico.
7. Estas son las principales razones por las que los hombres recurren
a la prostitución:
Disfruto haciendo el amor con gente diferente (47%)
Me ha permitido explotar mi sexualidad (40%)
Me permite probar cosas que no había probado antes (41%)
Me gusta que no haya lazos emocionales (38%)
Me permite hacer cosas que no podría hacer con mi pareja (28%)
Es la única manera en que puedo hacer el amor (25%)
El secretismo me excita (21%)
Me hace sentir mayor confianza sobre mi cuerpo y sobre mí mismo
(21%)
Es bueno para mi autoestima (19%)
Lo hice por curiosidad (16%)
Es rápido y fácil: no tengo tiempo para otras relaciones sexuales
(16%)
Es la única manera en que puedo obtener satisfacción sexual (9%)
No me siento preparado para otras relaciones sexuales (8%)
Nada de lo anterior (<1%)