2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
ESPIRITUALIDAD CONYUGAL.pptx
1.
2. Se ha producido en
poco tiempo un cambio
en:
La concepción de la
persona
El Amor
La sexualidad
El matrimonio
La fidelidad conyugal.
La familia.
3. Se ha introducido y revalorizado la
alternativa del matrimonio civil.
Jóvenes que no aceptan la visión
cristiana del matrimonio y sus
consecuencias, se casan por lo civil. O
unión libre.
¿Dónde está la originalidad del
matrimonio cristiano?
¿Qué es casarse por la Iglesia?
4.
5. Son las raíces antropológicas del matrimonio: porque los
enamorados viven su encuentro con una hondura y una
calidad humana que es fácil percibir.
1. Su encuentro es alegría desbordante, éxtasis,
estremecimiento de placer, fascinación y delicia de los
cuerpos…se funden en un abrazo total.
6. 2. Lo decisivo es su
encuentro como
personas. Cada uno de
ellos encuentra su
riqueza en el otro, no en
si mismo. Cada uno
goza y es feliz siendo
fuente de gozo y de
felicidad para el otro. Su
relación no es con el
sexo del otro, sino con la
persona entera en su
originalidad y misterio:
aquel al que yo amo y
me ama es único.
3. Su encuentro es
comunión y mutua
pertenencia: “Mi amado
es mío y yo soy suya”
(Cant 2,16). Entre los dos
hay mutua reciprocidad y
mutua dedicación. Son
responsables el uno del
otro, ya no están solos.
7. 4. Su amor es encuentro entre iguales. La mujer es de
igual dignidad que el varón.
No hay conquistador ni conquistada. Hay plena
reciprocidad. Ni es más el varón ni menos la mujer,
ambos se buscan mutuamente, ambos se encuentra, de
tal forma que, al hallar el uno en el otro, descubre cada
uno lo más hondo.
5. Este amor nace de la libertad y la eleccion mutua. No
hay invasión, violación o profanación del otro.
No hay manipulación, chantaje ni flirteo. Cada vez que una
mujer y un varón llegan a encontrarse en verdad, allí hay
celebración u fiesta, hay respeto y libertad.
8. 6. Este amor de
gratuidad. Los
enamorados son regalo el
uno para el otro. Son
apoyo y compañía:”Quien
es esa que sube del
desierto apoyada en su
amado” (Cant 8,5).
En el amor verdadero hay
donación, no posesión.
Cada uno se entrega
confiadamente al otro.
Todo es gracia, nada es
deuda.
7. Este amor es fiel.
NO buscan el placer en otra
parte, no andan tras la
aventura ocasional, no
conoce la promiscuidad.
Viven la gran aventura de la
vida arraigados en su
encuentro.
9. “Encontré el amor de mi alma: lo agarré y ya no lo soltaré”
(Cant 3,4). Su amor intenso y fuerte pide eternidad: “Grábame
como sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque
es fuerte el amor como la muerte…las aguas torrenciales no
podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos” (Cant 8, 6-7)
11. El Concilio Vaticano II se refiere expresamente al matrimonio en
el capítulo I de la segunda parte de la constitución
pastoral Gaudium et Spes.
También en la Lumen Gentium, en cuyo número 40 leemos: “Por
tanto a todos resulta claro que todos los fieles de cualquier
estado o régimen de vida son llamados a la plenitud de la vida
cristiana y a la perfección de la caridad”.
Cada cual ha de descubrir qué es lo que Dios espera de él,
debiendo sentirnos alegres si Dios nos llama al celibato, pero sin
sentirnos menospreciados si la llamada es al matrimonio, que es
un sacramento.
También en el estado matrimonial se es llamado a la plenitud de
la vida cristiana y a la perfección en la caridad.
12. Podemos decir que la doctrina de la Gaudium et Spes es una
síntesis entre varias tendencias.
Hay una teología matrimonial de ideas relativamente nuevas:
- una concepción más personalista en la que el matrimonio
es fundamentalmente una alianza de dos personas fundada
en el amor, mucho más que un simple contrato;
- el tema de la paternidad responsable;
- y la negativa a dilucidar el problema de la jerarquía de fines.
- Procreación, fidelidad e indisolubilidad tienen su raíz y
fundamento en la íntima unión de las personas de los
cónyuges, establecida en el matrimonio; si bien haciendo
coexistir estas ideas relativamente nuevas con valores ya
conocidos, como la grandeza del amor conyugal.
13. Este amor conyugal es “elevado a amor divino y es
regido por la virtud redentora de Cristo”, quedando los
cónyuges cristianos “como consagrados para las tareas
y la dignidad peculiar de su estado por un sacramento”
(Gaudium et Spes, 48), debiendo desarrollarse el
matrimonio en un clima de santidad, amor,
responsabilidad y respeto.
Destacar que para el Concilio el objeto
del consentimiento matrimonial no es
un aséptico derecho sobre los actos
conyugales, sino la creación de una
íntima comunidad de vida y amor.
14. Expresa que la realidad mas profunda del
matrimonio cristiano, es sacramento en cuanto el
amor de Dios es expresado, encarnado y
sacramentalizado en el amor muto de la pareja.
15. Se considera no como contrato, sino vocación.
Los esposos cristianos “cumpliendo su misión conyugal y
familiar, animados por el espíritu de Cristo…llegan cada vez
más a su pleno desarrollo personal y mutua santificación y
por tanto, conjuntamente, a la glorificación de Dios” (GS 48:
Fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes,
la íntima comunidad conyugal de vida y amor se establece
sobre la alianza de los cónyuges, es decir, sobre su
consentimiento personal e irrevocable. Así, del acto
humano por el cual los esposos se dan y se reciben
mutuamente, nace, aun ante la sociedad, una institución
confirmada por la ley divina.
16. Este vínculo sagrado, en atención al bien tanto de los
esposos y de la prole como de la sociedad, no depende
de la decisión humana. Por su índole natural, la institución
del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí
mismos a la procreación y a la educación de la prole, con las
que se ciñen como con su corona propia. De esta manera, el
marido y la mujer, que por el pacto conyugal ya no son dos,
sino una sola carne (Mt 19,6), con la unión íntima de sus
personas y actividades se ayudan y se sostienen
mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la
logran cada vez más plenamente. Esta íntima unión, como
mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los
hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble
unidad”.
17. El mutuo compromiso
de los nuevos
esposos es mas bien,
el punto de partida de
un proyecto común y
de una vida
compartida
conyugalmente en la
que están llamados a
alcanzar su pleno
desarrollo personal;
humano y cristiano.
18. Se hablaba de los fines del matrimonio:
- Fin primario y especifico: procreación de los hijos.
-Fin secundario: la mutua ayuda, la complementación sexual, la
comprensión reciproca.
Así el matrimonio quedaba subordinado a la procreación y reducido a una
institución legal necesaria para ejercer la actividad sexual.
Vaticano II considera antes que nada el matrimonio, como una
comunidad de amor conyugal que se expresa, se realiza y crece en
el encuentro sexual. Este amor conyugal tiene valor en si mismo.
Mas adelante afirma que esta comunidad de amor esta abierta a la
vida, es fuente de vida. El encuentro conyugal esta abierto a la
fecundidad.
19. Vaticano II nos ofrece una perspectiva del matrimonio como comunidad
de amor.
- El amor de la pareja es la verdadera fuente de responsabilidad
matrimonial y de fidelidad mutua.
Cristo nuestro Señor bendijo abundantemente este amor multiforme,
nacido de la fuente divina de la caridad y que está formado a semejanza
de su unión con la Iglesia. Porque así como Dios antiguamente se
adelantó a unirse a su pueblo por una alianza de amor y de fidelidad, así
ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro
de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio.
Además, permanece con ellos para que los esposos, con su mutua
entrega, se amen con perpetua fidelidad, como El mismo amó a la Iglesia
y se entregó por ella.
20. El genuino amor conyugal es asumido en el amor divino y
se rige y enriquece por la virtud redentora de Cristo y la
acción salvífica de la Iglesia para conducir eficazmente a
los cónyuges a Dios y ayudarlos y fortalecerlos en la
sublime misión de la paternidad y la maternidad. Por ello los
esposos cristianos, para cumplir dignamente sus deberes
de estado, están fortificados y como consagrados por un
sacramento especial, con cuya virtud, al cumplir su misión
conyugal y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, que
satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada
vez más a su propia perfección y a su mutua santificación, y
, por tanto, conjuntamente, a la glorificación de Dios.
22. LA REALIDAD HUMANA DEL MATRIMONIO
Independiente de que sea
vivido en el marco de una
tradición religiosa o en el
marco de la sociedad civil,
hay que valorar
debidamente la riqueza
natural del matrimonio en
sus diferentes
dimensiones.
23. Varón y mujer sexualmente diferentes y
complementarios, se unen para vivir juntos
plenamente el misterio gozoso de su
sexualidad. Esta abarca diversos aspectos:
-Se expresan a través de sus gestos
corporales y del lenguaje propio de su
sexualidad. Salen de su interioridad y se
revelan y descubren mutuamente.
-NO solo se expresan, sino que se comunican
y se encuentran sexualmente en el
matrimonio.
-Esto pide que el encuentro sexual no sea
ambiguo, no sea una máscara que oculta a la
persona, sino que sea la comunicación de lo
mejor que hay en cada uno de ellos.
1. CONVIVENCIA SEXUAL
24. 2. COMUNIDAD DE AMOR
Esta convivencia sexual
es plenamente humana
cuando expresa y encarna
un amor real entre varón y
mujer.
Este amor mutuo, por su
propia dinámica, pide
fidelidad. El amor va mas
lejos que ese instante en
que esta siendo vivido.
Este amor mira al futuro.
25. En el amor matrimonial, este se hace responsable del
otro, cuida del otro, es afectuoso, siempre busca el bien
del otro, es entrega desinteresada y generosa.
No se puede amar plenamente a una persona poniendo
límite o fechas.
Por eso, el amor conyugal, si es auténtico, esta pidiendo
la promesa de vivirlo para siempre, siendo fiel a la
persona amada.
26. Importante reconocer el valor humano de la fidelidad al
margen de las creencias o de la fe de la pareja.
El clima socio-cultural de nuestro tiempo favorece la
inconstancia, la infidelidad, la superficialidad de los
contactos sexuales y la trivialización de las relaciones
interpersonales, pero hemos de reconocer que la
fidelidad a la persona amada es un valor exigido por la
misma naturaleza del amor verdadero.
F I D E L I D A D
27. 3. REALIDAD SOCIAL.
La convivencia sexual pide ser aceptada y reconocida
socialmente.
No podemos olvidar que el varón y la mujer que comparten
una vida conyugal, no son individuos aislados, sino
miembros de una sociedad concreta. No olvidar la
dimensión social de la pareja.
Un amor secreto y oculto a la sociedad no permitirá ni
conducirá a las personas a que lo vivan plenamente y se
expandan socialmente.
28. . Independiente del tipo de relación vincular de la pareja
(civil o religioso), si el matrimonio quedara reducido al
ámbito privado, le falta ese algo que los vincula en el
marco social para vivir plenamente y de manera humana
su vida de pareja
29. El encuentro sexual de una
pareja estable está
llamado a ser fuente de
vida humana.
El Acto conyugal expresa y
realiza la donación más
intima y absoluta que
pueda darse entre un
varón y una mujer, pero
por su misma dinámica,
esta abierto a un tercero
posible: el hijo.
30. Es importante valorar esta dimensión de la fecundidad,
independiente de las creencias y la moral de cada uno.
El ser humano está llamado a ser fecundo.
Los esposos están llamados a ser “una sola carne”, pero
no han de olvidar que normalmente esta carne puede
convertirse en “cuna” de un hijo que viene a sellar y
encarnar de manera natural el amor matrimonial de los
padres.
31. Jesús no instituyo nada nuevo respecto al
matrimonio. Lo que hizo fue restaurar el
matrimonio a su primera originalidad y
llamar a sus seguidores (hombres y
mujeres), a vivir su amor respondiendo al
primer designio del Creador: que el varón y
la mujer sean “una sola carne” como quiso
Dios desde siempre (Gn 1,26;2,23-24; Mc
10, 1-12)
32. El sacramento no es algo añadido al matrimonio. Es
sencillamente vivido desde la fe cristiana: vivido como
signo, como sacramento del amor de Dios, que se nos
ha manifestado en Jesucristo.
Cuando una pareja se casa por la Iglesia, se
compromete sencillamente a vivir su amor concreto
como sacramento del amor de Dios.
Qué es un sacramento? Nos da un horizonte
insospechado y una riqueza inmensa para vivir el
matrimonio.
33. Signo o señal: algo que nos descubre o nos revela otra
realidad: anillo de bodas que vemos en la mano de una
persona es señal, signo, de un sacramento: esa persona
está comprometida o casada con alguien.
Decimos que el ser humano es Sacramental: tiene una
estructura sacramental.
34. Vive en su interior todo un mundo intimo, invisible y
misterioso, que se descubre, se desvela, se manifiesta a
través de su cuerpo.
La persona es amor, miedo, ternura, gozo, tristeza,
proyectos, cansancio, debilidad, entusiasmo, pasión,
solidaridad…toda esa vida interior se manifiesta , se
expresa a través de la corporalidad.
Nuestro cuerpo es el gran sacramento: el medio de
expresión que nos permite manifestarnos y
comunicarnos con los demás: miradas, gestos, palabras,
sonrisa, el beso, abrazos, las manos, el rostro, el cuerpo
nos permite sacramentalizar, expresar y vivir todo lo que
hay en nuestro interior.
35. Debido a su estructura sacramental, el ser humano siente la
necesidad de “sacramentalizar” la vida. Y cuanto
más profundamente se vive a si mismo y más profundamente
vive su relación con las personas y las cosas, mas
hondamente siente la necesidad de sacramentalizar la
realidad que lo rodea.
La persona se hace presente en el mundo en tres niveles:
36. -En el primer nivel, el ser humano se asoma al mundo como un
extraño. Apenas conoce ni entiende nada.
- En segundo nivel, la persona va dominando las cosas y los
fenómenos. Los analiza, los controla, los trabaja, los doméstica,
los transforma, los organiza. Es el homo faber, que desarrolla la
ciencia, la técnica, el dominio del cosmos.
-En un tercer nivel, la persona se acerca se acerca a las cosas y
a los hechos para darles un valor simbólico. Ya no son meros
objetos para ser contemplados o trabajados y dominados. Los
convertimos en signos, señales, llamadas. Entonces son
portadores de un mensaje, de una vivencia. Adquieren valor
sacramental
37. Para un creyente, el mundo entero se puede convertir en
sacramento de Dios. Dios es misterio invisible e
insondable, pero esta en la raíz misma del mundo y de la
vida.
La creación entera se puede convertir en señal, indicio o
huella de Dios para los creyentes.
Para los cristianos hay un hombre único, verdadero
sacramento de Dios en el que se nos revela y se nos
manifiesta Dios como en ningún otro: Jesucristo.
38. Por la encarnación, el misterio insondable de
Dios se nos ha manifestado visible en Jesús:
sus gestos, palabras, sus acciones, su cercanía
a los necesitados, todo es sacramento de Dios.
Estando presente Jesús, no hace falta ningún
sacramento:
- encontrarse con Jesús es encontrarse con Dios;
- entrar en contacto con Jesús, es entrar en contacto
con Dios;
- escuchar a Jesús, es escuchar a Dios.
Nosotros nos podemos encontrar con el Dios
invisible a través de la humanidad de Jesús,
que es su gran sacramento.
39. ¿Qué es vivir el matrimonio como sacramento? ¿Cuál es
su riqueza y qué posibilidades ofrece?
- PROYECTO DE VIDA MATRIMONIAL: Se comprometen
a una vida de convivencia matrimonial.
La base humana del sacramento del matrimonio no
consiste en elementos materiales, sino la mis a vida de
los esposos, su entrega mutua. Es esta vida la que se
convierte en signo, sacramento cristiano.
40. - EL MATRIMONIO, SACRAMENTO DEL AMOR
DE DIOS:
Lo nuevo y original de los novios cristianos, es que
animados por la fe, se comprometen a vivir su
matrimonio como signo, expresión, manifestación,
sacramento del amor de Dios, que se ha revelado en
Jesucristo (Ef. 5,21-33)
Expresan los novios: “queremos que nuestro amor y
nuestra vida matrimonial, les pueda recordar a todos,
como los quiere Dios”
Los ministros del sacramento son los novios: “Te amo
con tal hondura, con tal verdad, con tal entrega y
fidelidad, que quiero que veas siempre en mi amor, el
signo más claro, la señal mas visible de cómo te
quiere Dios. Cuando sientas cómo te quiero, cómo te
perdono, cómo te cuido, podrás sentir de alguna
manera cómo te quiere Dios.
41. Amoris Laetitia: 71. «La Sagrada Escritura y la Tradición
nos revelan la Trinidad con características familiares. La
familia es imagen de Dios, que [...] es comunión de
personas. En el bautismo, la voz del Padre llamó a Jesús
Hijo amado, y en este amor podemos reconocer al
Espíritu Santo (cf. Mc 1,10-11). Jesús, que reconcilió en
sí cada cosa y ha redimido al hombre del pecado, no sólo
volvió a llevar el matrimonio y la familia a su forma
original, sino que también elevó el matrimonio a signo
sacramental de su amor por la Iglesia (cf. Mt 19,1-
12; Mc 10,1-12; Ef 5,21-32). En la familia humana,
reunida en Cristo, está restaurada la “imagen y
semejanza” de la Santísima Trinidad (cf. Gn 1,26),
misterio del que brota todo amor verdadero. De Cristo,
mediante la Iglesia, el matrimonio y la familia reciben la
gracia necesaria para testimoniar el Evangelio del amor
de Dios».
42. - EL MATRIMONIO COMO ESTADO SACRAMENTAL.
El matrimonio no es solo un sacramento, es un estado
sacramental. La boda no es sino el punto de partida
de una vida que queda sacramentalizada.
Por eso, toda la vida matrimonial, con todas sus
vivencias y expresiones, tiene un carácter
sacramental para ellos, es fuente de gracia, expresión
eficaz del amor de Dios, que se hace realmente
presente en su amor. Los esposos cristianos pueden y
deben alimentar su vida y su amor cristiano en los
sacramentos, pues en ellos celebran y comulgan su
vida de pareja con Jesús que los plenifica y se hace
realmente presente en la vida sacramentalizada que
como pareja en el Señor celebran, gozan y comparten
íntimamente.
43. Amoris Laetitia 72. El sacramento del matrimonio no es
una convención social, un rito vacío o el mero signo
externo de un compromiso. El sacramento es un don
para la santificación y la salvación de los esposos,
porque «su recíproca pertenencia es representación real,
mediante el signo sacramental, de la misma relación de
Cristo con la Iglesia. Los esposos son por tanto el
recuerdo permanente para la Iglesia de lo que acaeció en
la cruz; son el uno para el otro y para los hijos, testigos
de la salvación, de la que el sacramento les hace
partícipes». El matrimonio es una vocación, en cuanto
que es una respuesta al llamado específico a vivir el
amor conyugal como signo imperfecto del amor entre
Cristo y la Iglesia. Por lo tanto, la decisión de casarse y
de crear una familia debe ser fruto de un
discernimiento vocacional.
44. Oración a la Sagrada Familia
Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.