1. SEXTO MANDAMIENTO, 8 CCE 2352 : “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afir- mado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado. El uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su fina- lidad, sea cual fuere el motivo que lo determina. Así, el goce se- xual es buscado aquí al margen de la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor verdadero ”. Idem : “Para emitir un juicio justo acerca de la responsabilidad moral de los sujetos y para orientar la acción pastoral, ha de tenerse en cuenta la inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos contraídos, el estado de angustia u otros factores psíquicos o sociales que pue- den atenuar o tal vez reducir al mínimo la culpabilidad moral”. ME 75 de 141
2. SEXTO MANDAMIENTO, 9 La fornicación 1) niega la relación esencial de la sexualidad huma- na, puesto que, por su propia naturaleza, está orientada a la intimi- dad del matrimonio y con un fin procreador ; 2) es un escándalo para la vida social y es contraria a la dignidad de las personas, pues se prostituyen ya que no están casados. Además, si se engendra una nueva vida, se enturbia el origen de los hijos nacidos de una relación no esponsalicia. La pornografía indica una profunda degeneración del valor sexual de la persona humana. “Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quie- nes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganan- cia ilícita. Introduce unos a otros en la ilusión de un mundo ficticio . Es una falta grave . Las autoridades civiles deben impedir la pro- ducción y la distribución de material pornográfico” ( CCE 2354 ). ME 76 de 141
3. SEXTO MANDAMIENTO, 10 El matrimonio es una institución natural (se fundamenta en la naturaleza misma del hombre y de la mujer). Toda unión estable entre un hombre y una mujer , nacida de un compromiso firme e irrevocable del amor esponsalicio (entrega y fidelidad) merece un aprecio y un reconocimiento social . Esa dignidad del matri- monio natural goza en todas las culturas y en todos los tiempos de general valía y consideración. El matrimonio cristiano añade a esa di- gnidad una mayor excelencia: “ sacra- mento grande ” ( Ef 5, 32 ), que comunica una gracia especial para que el amor hu- mano se engrandezca con el amor sobre- natural y para ayudar a los cónyuges a cumplir las obligaciones del matrimonio. ME 77 de 141
4. SEXTO MANDAMIENTO, 11 CCE 2350 : “Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto , un apren- dizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios . Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad”. ME 78 de 141
5. SEXTO MANDAMIENTO, 12 El amor está en el origen de la unión de dos vidas para siempre. Pero la esencia del matrimonio está en el vínculo que se origina del pacto conyugal entre los esposos, no en el amor. Mediante la presencia de Cristo entre los espo- sos cristianos , el amor sensible y el amor afec- tivo son elevados y sublimados por el amor sobrenatural , gracia especial que da el sacra- mento: los esposos están capacitados para vi- virlos en su integridad, purificados de los egoís- mos que siempre acompañan al querer humano. Si los esposos llegaran a agotar el amor sensible y el afectivo , el amor sobrenatural (que fructifica por la oración y la recepción de los sacramentos ) podrá ayudar a que los recuperen. ME 79 de 141
6. SEXTO MANDAMIENTO, 13 CCE 2366 : “La fecundidad es un don, un fin del matrimonio, pues el amor conyugal tiende naturalmente a ser fecundo. El niño no viene de fuera a añadirse al amor mutuo de los espo- sos; brota del corazón mismo de ese don recí- proco, del que es fruto y cumplimiento”. El cristiano sabe además que los padres son coo- peradores con Dios que crea el alma del niño. Es cierto que “el matrimonio no es solamente para la procreación, sino que la naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste ordenadamente, progrese y vaya madurando” ( Gaudium et spes 50 ). Pero tal perfección no se alcanza si se evi- tan los hijos sin motivos suficientes (dimensiones unitiva y pro- creadora del acto conyugal que el hombre no puede disociar). ME 80 de 141
7. SEXTO MANDAMIENTO, 14 Moral católica: los padres deben hacer un juicio práctico cuando, por serios motivos , decidan distanciar el nacimiento de un nuevo hijo, bien sea por un tiempo determinado o por un espacio indefinido (mientras perduren las causas de esta decisión). Gaudium et spes 50 : “Con responsabilidad humana y cristiana los esposos cumplirán su misión (...) de común acuerdo y común es- fuerzo, por formarse un juicio recto , atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien de los hijos , ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y del estado de vida tanto materiales como espirituales , y, finalmente, la socie- dad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en último término, deben formarlo ante Dios los esposos personalmente . En su modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pueden proceder a su antojo ”. Regirse por la conciencia, según la ley divina. ME 81 de 141
8. SEXTO MANDAMIENTO, 15 La grandeza del matrimonio está sometida a todo genero de degra- daciones y aparece un esfuerzo por desvirtuar la familia y el ma- trimonio al identificar cualquier unión sexual con el matrimonio. Ejemplo de las “ parejas de hecho ”. Dos vicios corrompen la natu- raleza de la familia: el adulterio y la plaga del divorcio . El adulterio es un pecado por dos razones: 1) tal relación sexual se realiza fuera del matrimonio entre ambos (contra la castidad ); 2) se comete uno o dos pecados graves contra la justicia de una o dos personas que están casadas con los adúlteros, porque sus derechos son violados por quienes cometen el adulterio. Graves deberes de justicia si hay un nacimien- to ilegítimo. ME 82 de 141