2. Concierto para clarinete de W.A.
Mozart en La Mayor. K.622.
Este concierto consta de 3 movimientos:
I. Allegro (La M).
II. Adagio (Re M).
III. Rondo (Allegro) (La M).
Fue compuesto en Viena en 1791 para el clarinetista Anton Stadler, gran amigo
de Mozart. Este fue el último concierto para un instrumento principal que
compuso Mozart. Está escrito para clarinete en La. Es un concierto
mundialmente conocido y, personalmente, de una belleza extraordinaria. Es
una de mis obras favoritas para clarinete.
3. Concierto para clarinete nº1de C. M.
von Weber en Fa menor. J.114.
El concierto tiene 3 movimientos:
I. Allegro (Fa m).
II. Adagio ma non troppo (Do M).
III. Rondo (Allegretto) (Fa M).
El concierto fue compuesto en 1811 para el clarinetista Heinrich Bärmann. El
concierto fue encargado por el rey Maximiliano I de Baviera, debido a que le
gustó mucho su anterior concertino también para clarinete.
4. Concierto para clarinete nº2 de C.
M. von Weber en Mi b Mayor. J.118.
Este concierto consta de 3 movimientos:
I. Allegro (Mi b M).
II. Andante con moto (Sol m).
III. Alla Polacca (Mi b M).
Fue compuesto también en 1811. En este concierto destaca el tercer
movimiento, ya que exige una gran técnica y estilo por parte del solista.
5. “Pagina d’album” de M. Mangani.
Michel Mangani compuso esta obra para
clarinete y piano en 2007, aunque también
puede representarse con un grupo de
música de cámara. Esta es una pequeña
obra para clarinete de corta duración (poco
más de 4 minutos), muy expresiva y de
gran belleza (desde el punto de vista
personal) y que no presenta grandes
dificultades de técnica por parte del
clarinetista.
6. Quinteto para clarinete y cuerdas de
W.A. Mozart en La Mayor. K. 581.
El quinteto consta de 4 movimientos:
I. Allegro.
II. Larghetto.
III. Minueto.
IV. Allegretto con variazioni.
Esta obra fue compuesta por Mozart en 1789, y también fue dirijido a su gran
amigo Anton Stadler, es más, él mismo lo llamó “El Quinteto Stadler”..
7. Sonata para clarinete y piano de
Saint-Saëns en Mi b Mayor. Op.167.
Esta sonata consta de 4 movimientos:
I. Allegretto.
II. Allegro animato.
III. Lento.
IV. Molto allegro-Allegretto.
Esta sonata fue compuesta en 1921. Esta obra destaca por la suave belleza de
su primer movimiento, y el virtuosismo que exige el cuarto movimiento, el
cual termina con la ligera melodía del primero.
8. Sonatina para clarinete y piano de
Malcolm Arnold. Op.29
Esta sonatina esta compuesta por 3 movimientos:
I. Allegro con brio.
II. Andantino.
III. Furioso.
Esta obra fue compuesta en 1951. Es un estilo muy contemporáneo. La obra
dura aproximadamente unos 9 minutos. Destaca mucho la diferencia de
dinámica entre el 2º movimiento respecto a los otros dos, pues el segundo es
increíblemente suave y delicado en comparación a la furia y el virtuosismo del
1º y el 3º.
9. Fantasía para clarinete y piano en Sol
menor de Carl Nielsen.
Esta es una pequeña obra de duración poco
mayor a 4 minutos. Fue compuesta en 1881.
No presenta grandes dificultades técnicas,
pero ha de tocarse con especial expresividad
para transmitir lo máximo al espectador.
Personalmente, es una de mis obras favoritas
para clarinete.
10. Quinteto para clarinete y cuerdas de
Brahms en Si menor. Op.115.
El quinteto consta de 4 movimientos:
I. Allegro.
II. Adagio.
III. Andantino.
IV. Con moto.
Este quinteto fue compuesto por Brahms para el clarinetista Richard Mühlfeld,
en 1891. Las cuerdas que conforman el resto de la agrupación son dos violines,
una viola y un violoncello.
11. Sinfonía nº2 de Rachmaninov. Op.27.
III. Adagio en La Mayor.
Esta pieza no está escrita con la
intención de que el clarinete sea el
instrumento principal, ya que es una
sinfonía. Sin embargo, nuestro
instrumento es el que introduce el tema
principal, ejerciendo durante unos
minutos de solista, y posteriormente
vuelve a hacerlo, por lo que en un par de
ocasiones destaca por encima del resto
de la orquesta. Personalmente a mí esta
sinfonía me encanta, y en especial este
movimiento, ya que la melodía que
ejecuta el clarinete es de una suavidad y
una belleza increíbles.
12. “E luceven le stelle” de la ópera “Tosca” de
Giacomo Puccini.
Esta es una famosísima aria para tenor
perteneciente a la ópera “Tosca”, de
Puccini. Menciono este tema aquí porque
aunque evidentemente no está compuesto
para clarinete como el instrumento
principal, el aria comienza con el mismo,
entonando una melodía mundialmente
conocida, que luego se mezcla con la voz
del tenor. Por ello creo que es una obra
que no podía dejar al margen en este
trabajo.
13. Rapsodia para clarinete y piano de Claude
Debussy.
Debussy compuso esta obra entre
diciembre de 1909 y enero de 1910.
Aunque su primera versión era para
clarinete solista acompañado por un
piano, posteriormente, en 1911, él mismo
compuso su propia orquestación para esta
rapsodia. Esta obra presenta un estilo
claramente moderno, con grandes
dificultades técnicas y con un gran
virtuosismo.
14. Concierto para clarinete de Aaron Copland.
Copland compuso este concierto para el
clarinetista Benny Goodman, en 1949. El
concierto tiene una duración de unos 16
minutos, y consta de dos movimientos, lo
cual no es nada usual. Estos dos
movimientos están “conectados” entre sí
por una cadenza donde el clarinetista tiene
la oportunidad de mostrar su gran capacidad
para el rápido movimiento de los dedos, es
una cadenza que presenta un gran
virtuosismo.
15. Dúo concertante para clarinete y piano de C.
M. von Weber. J.204.
Esta obra consta de 3 movimientos:
I. Allegro con fuoco.
II. Andante con moto.
III: Rondo (Allegro).
Weber compuso este dúo concertante entre los años 1815 y 1816. Es una obra
muy virtuosa tanto como para el clarinete como para el piano. Es bastante
probable que compusiese esta pieza para él mismo al piano y su amigo, el
famoso clarinetista Heinrich Bärmann, aunque también se baraja la posibilidad
de que el clarinetista al que iba dirigida la obra fuese Johann Simon Hermstedt.
16. Introducción y allegro para clarinete, harpa y
cuerdas de Ravel.
Esta obra fue compuesta por Ravel en
1905. Se trata de una composición para
música de cámara. Aunque ciertamente
el instrumento más principal es el
harpa, el clarinete también tiene un
gran peso en esta obra, sobre todo en la
introducción, junto con la flauta.
17. “Sing, sing, sing” de Benny Goodman.
Esta es una conocidísima melodía de la
música swing, que es para una orquesta de
vientos. Aunque originalmente era una
canción, escrita por Louis Prima, está
versión de Goodman ha pasado a ser
muchísimo más conocida, por su excitante
ritmo, y el solo de clarinete que hay en
ella.
18. Concierto para clarinete de Artie Shaw.
Este concierto compuesto por Artie
Shaw está escrito para clarinete y
orquesta de jazz. Fue estrenado por
Artie y su orquesta en la película “Al
fin solos” en 1940. Es un concierto que
requiere un gran manejo de la técnica
por parte del clarinetista. Está repleto
de difíciles arpegios, e incluso es
necesario el uso del glissando.
19. “Rhapsody in blue” de George Gershwin.
Esta obra no está escrita para clarinete,
sino para piano. Sin embargo, debía
incluirla en este trabajo. ¿Quién no
conoce el famosísimo comienzo de esta
obra con ese glissando de clarinete? Y no
solo eso, nuestro instrumento también
tiene otras intervenciones significativas a
lo largo de la obra. Fu e compuesta por
George Gershwin en 1924, 3 semanas
antes de su estreno, debido a un despiste
del compositor, el cual se olvidó
completamente del encargo, hasta que
vio un anuncio en la prensa que
anunciaba el estreno.
20. “Sweet Georgia Brown” de Ben Bernie y
Maceo Pinkard.
Esta obra es un estándar de jazz y melodía
pop. Fue compuesta por Ben Bernie y
Maceo Pinkard en 1925. Aunque en
principiio también era una canción, es
muy famosa la versión para clarinete de
Benny Goodman. Como la gran mayoría
de obras del estilo del jazz, esta pieza
requiere un gran dominio del clarinete por
parte del instrumentista.
21. Concertino para clarinete en Mi b Mayor de
C. M. von Weber. J. 109.
Este concertino consta de un solo
movimiento, con una estructura de tema
y variaciones sobre el tema. Fue
compuesto una vez más para el
clarinetista Heinrich Bärmann, en 1811.
Weber compuso este concertino en tan
sólo tres días, y el clarinetista lo
aprendió en los siguientes tres días,
para ser estrenado la tarde del día
siguiente.