El niño Cutufato ató piedras al cuello de un gato y lo arrojó desde un cerezo al río. Por la noche, el espectro de un amigo que Cutufato había matado lo visitó y lo arrastró volando hacia el río, colgándolo de la misma manera en que Cutufato había colgado al gato. Cutufato despertó dándose cuenta de que había sido una pesadilla y de que su crueldad le había costado caro.