El documento describe la religión civil, un concepto utilizado por pensadores como Benjamín Franklin y George Washington para referirse a la parte religiosa de la vida política de una cultura. Juan Jacobo Rousseau discutió el término en su obra El Contrato Social para contrastar los valores religiosos establecidos por el cristianismo. Rousseau argumentó que ciertos dogmas como la existencia de Dios y la vida después de la muerte podrían permitir la creencia personal sin renunciar al estatus de ciudadano o exaltar sus deberes cívicos.