La estudiante construyó una silla sin patas ni brazos utilizando cajas de frutas y botellas como base y respaldo, y retazos de tela para forrarla. Pasó un mes buscando inspiración en diseñadores y recopilando materiales, y una tarde en construir y forrar la silla. El resultado es una silla cómoda y apropiada para niños, que cumple los objetivos de trabajar en tres dimensiones y reutilizar materiales.