Mensaje en tiempo de Cuaresma. 10 de marzo de 1995
1. Mensaje en tiempo de Cuaresma
Al término de la 140a. Asamblea Plenaria Ordinaria de la Conferencia
Episcopal Paraguaya, ofrecemos este mensaje en este tiempo de
Cuaresma que la Iglesia celebra con esperanza, orientando su
reflexión, su oración y sus actividades hacia la Pascua del Señor.
Este tiempo privilegiado nos recuerda la necesidad que tenemos de
convertir nuestra mente y nuestro corazón hacia el Señor que nos
ofrece la salvación. Al mismo tiempo, nos invita a reconciliarnos con
Dios y con nuestros hermanos para construir una comunidad fraterna
basada en la libertad, la justicia, el amor y la paz.
La familia paraguaya necesita de estos valores porque persisten entre
nosotros las fuerzas del mal y del pecado, que minan y destruyen
nuestra convivencia ciudadana y afecta a la comunidad de fe. De
hecho, la pérdida del sentido ético y del bien común, los distintos
ámbitos de corrupción aún imperantes, la dinámica escondida de la
droga y su tráfico, las situaciones de extrema necesidad de los
campesinos y obreros, los atentados contra la vida de tantas personas
inocentes e indefensas, entre otros, claman por la liberación integral del hombre
paraguayo.
Por todo esto, redoblamos nuestro llamado a las personas de buena
voluntad, a los dirigentes de nuestro pueblo, a los grupos de decisión
político-económico-social, y en particular a las mujeres de nuestro
pueblo, a asumir posturas que ayuden a erradicar dichos males de nuestra
sociedad.
Al mismo tiempo, pedimos a los creyentes, y en particular a los fieles
católicos, que a sus esfuerzos humanos unan la reflexión personal y
comunitaria, la oración perseverante y confiada, el ayuno purificador
y la caridad sin medidas, especialmente apoyando la Campaña de
Cuaresma, cuyo lema dice: «La ignorancia genera pobreza», y que
requiere de nuestro impulso entusiasta y esperanzador.
Que el Señor nos ilumine a todos para que juntos encontremos los
caminos más efectivos que consoliden una comunidad paraguaya más
humana y más cristiana.
Como pastores les ofrecemos nuestra solidaridad, nuestra oración
cotidiana y nuestra solicitud paternal.
Pedimos la intersección de María Santísima, de San Roque González
de Santa Cruz, compatriota nuestro, y les bendecimos de corazón en
el nombre de Jesucristo Nuestro Señor.
2. Asunción, 10 de marzo de 1995
Por mandato de la 140a. Asamblea Plenaria
+ Pastor Cuquejo
Obispo Castrense - Secretario General de la CEP