5. 5
A mi esposa Nancy:
Veo dos amaneceres cada mañana:
Uno en el cielo…
el otro al lado de mi cama.
Te dedico este libro amor mío
por ser el ángel que Dios usa
para enseñarme estas verdades.
A mis hijos, Isuael, David y Alejandro:
pluma, papel y tinta
en las que Dios me escribe
diariamente.
Les amo y anhelo todo el bien que Dios les
diseñó. Mi techo es su piso. Hasta donde pueda
yo llegar será apenas el punto de partida de
ustedes.
7. 7
Índice
Introducción…………………………..….9
Capítulo 1
La relación entre la imagen de Dios
y la prosperidad familiar………...…17
Capítulo 2
La restauración del matrimonio
mediante la restauración de la imagen
de Dios.............................................47
Capítulo 3
El pacto matrimonial como funda-
mento de la prosperidad familiar......75
Capítulo 4
El amor fraternal como base
de la prosperidad familiar.................95
Capítulo 5
La prosperidad familiar
y la transmisión de vida
a la próxima generación..................129
9. 9
Introducción
Fue Barbara Jonson quien escribió: “amar
y ser amado es sentir el sol por ambos lados”.
Estoy de acuerdo con ella. Y en ninguna área esta
verdad es tan vívida como en la familia.
La familia es la escuela de Dios donde nos
forja para la eternidad enseñándonos su corazón
y su sentir como Padre, Esposo, Hijo, Amante,
etc. Estoy convencido de que Dios inventó el
matrimonio y la paternidad para mostrarnos lo
relativo a su Persona y prepararnos para estar
siempre con Él.
De manera que hablar de prosperidad
familiar no es sólo por causa de nuestro tiempo
aquí. No escribo para corregir algún problema
familiar; y tampoco escribo para ochenta años,
sino para lo eterno. Es verdad que aprenderemos
a través de las líneas vertidas en el presente libro
cómo tener familias prósperas y felices;pero más
aún, aprenderemos cómo ser la clase de personas
que Dios desea para su compañía en los cielos.
Este no es un libro de consejos familiares; sino
del propósito de la familia desde el enfoque
eterno del reino.
La tierra esta llena de matices entre caras
alegres y rostros tristes. En este instante algunos
caballeros de de la mal llamada vieja escuela
10. 10
están ofreciendo matrimonio de rodillas ante la
mujer de sus sueños; pero también tenemos a una
dama engañada mirando fotos familiares y
preguntándose por qué su marido se fue tras una
piel de veinte años menos. Podemos mirar a una
novia decir acepto en el altar con sus ojos en el
novio y su corazón en la gloria; pero también
hallaremos a una mujer decir acepto a la aventura
pasajera en un hotel cualquiera.
Si miramos con cuidado observaremos
padres meciendo una cuna y también visitando a
su hijo en una cárcel. Veremos niños correr a los
brazos de papá y también niños prostituirse por
pan. La vida terrenal es una pintura de
claroscuros.
Bodas. Divorcios.
Promesas. Traiciones.
Embarazos. Abortos.
Unidad. División.
Amor. Odio.
Sueños. Rencores.
Caricias. Golpes.
Prosperidad. Miseria.
¡Me niego a pensar que la corriente de
fracaso, miseria y rencor sea más fuerte que la
prosperidad familiar que Dios ha diseñado!
11. 11
Nuevamente Dios tiene respuesta para lo
que Él mismo diseñó. La prosperidad familiar no
es sólo para unos cuantos afortunados, sino para
todos aquellos que deciden creerle a Dios y
practicar sus principios.
Es tiempo de definirse.
Diga junto conmigo:
Decido amar y aprender a expresar dicho
amor.
Decido prosperar y esforzarme por
conseguirlo.
Decido vivir lo que Dios preparó para mí
y hacer de esta vida lo mejor posible.
Después de todo, fracasar en la familia
también requiere de mucho esfuerzo. Es más
cansado odiar que vivir amando.
“Prosperidad familiar” es parte de la
serie intitulada “Prosperidad”. En ella intento
llevarle a glorificar a Dios a través de la vida
cotidiana; es decir, llenando de gloria nuestras
vidas en cada detalle.
La idea es engrandecer en vida a los
hijos de Dios para glorificar al Padre. Lo que
los hijos vivan redundará en la opinión que los
hombres tengan acerca de Dios. Esto es gloria.
Curiosamente, la palabra bíblica traducida como
12. 12
gloria significa literalmente “opinión”. ¿Quién
creería en un Padre Celestial Bueno y Poderoso
cuando sus hijos son los pordioseros de la tierra?
Durante cientos de años el mundo ha tenido una
idea equivocada de Dios a causa de que sus hijos
han vivido una relación equivocada con Él. Es
tiempo de cambiar esto.
“El ladrón vino para matar, hurtar y
destruir” (Juan 10:10) y mediante falsas
enseñanzas de pobreza e ignorancia le ha robado
a millones de creyentes la gloriosa vida a la que
fueron llamados; y con ellos, el reino ha perdido
avance (si bien es indestructible). Por ello el Hijo
de Dios vino a darnos vida y vida en abundancia.
Vamos a cambiar la escasez en
abundancia.
Nos resta dar la mejor opinión corporativa
de Dios que se ha dado jamás al mundo.
Aceptemos el reto y la invitación que el
cielo nos hace para traerlo a la tierra.
Esta no es una teología barata de
prosperidad; sino la aplicación consciente y
esforzada por representar a Dios con nuestra vida
en la tierra.
Conviene arriesgarse.
La única vida es la que se vive para
Dios.
La única fe es laque obtiene todo de Él.
13. 13
Y la única prosperidad es aquella que le
glorifica.
19. 19
LA RELACIÓN
ENTRE LA IMAGEN DE DIOS
Y LA PROSPERIDAD FAMILIAR
“Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en
los peces del mar, en las aves de los cielos, en
las bestias, en toda la tierra, y en todo animal
que se arrastra sobre la tierra.
27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen
de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y
señoread en los peces del mar, en las aves de
los cielos, y en todas las bestias que se mueven
sobre la tierra” (Génesis 1:26-28).
Una pareja como muchas otras. Sueños.
Risas. Maravillosas expectativas -dijeron todos.
Se planeó la boda hasta el último detalle: Los
arreglos del templo; los cantos especiales;
violines; flautas; pianos; flores; poesía; el
sermón. Todo prometía gran éxito. Recepción de
lujo. Brindis y muchas felicitaciones. La luna de
miel a lugares exóticos; sol, mar y arena. Amor,
romance. Estabilidad económica. El matrimonio
perfecto… Bueno, casi perfecto: ambos novios
hicieron las cosas correctas, pero con el corazón
incorrecto. Estuvieron en la ceremonia religiosa,
20. 20
pero no delante de Dios. Cumplieron con la lista
de lo acostumbrado, más no tenían la menor idea
acerca de cómo diseñó Dios el matrimonio y la
familia.
Con el tiempo las fotos se guardaron, lo
mismo que el amor.
Ambos cónyuges tomaron su lugar en la
lista del promedio y se conformaron a la mayoría
de “después de todo no es tan malo”. Un día tras
otro; tierra. Un mes tras otro; más tierra. Un año
tras otro; suficiente tierra para sepultar toda
esperanza.
¿Cuál es el ingrediente secreto que falta?
El matrimonio y la familia es idea de Dios;
por lo tanto es una buena idea que trae felicidad
al ser humano y al corazón de Dios. Sin embargo,
frecuentemente muchas familias experimentan
todo lo contrario; ¿por qué es esto así?
¿Corresponde la familia moderna al diseño de
Dios?
Precisamente por cuanto la familia del
siglo XXI frecuentemente ignora los principios
del diseño divino para la misma, es que hay
problemas. La prosperidad familiar está
íntimamente relacionada con el diseño de Dios;
es decir, con la imagen de Dios.
21. 21
Más, ¿qué es la imagen de Dios? Vayamos
nuevamente al principio de la Biblia leyendo otra
vez Génesis 1:26-28.
¿Qué aprendimos? Veamos:
La imagen de Dios es vida en común.
“Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra
semejanza…
Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó” (Gn.
1:26-27).
Cuando Dios creó al hombre tuvo un
consenso divino. El Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo se pusieron de acuerdo para crearle. Por
ello vemos un juego de palabras en el texto
bíblico en el que Dios habla indistintamente en
singular y luego en plural acerca de sí mismo:
“hagamos (plural) al hombre (aparentemente en
singular) a nuestra imagen (de nuevo en plural),
conforme a nuestra semejanza (otra vez en
plural)… Y creó (singular) Dios (en hebreo
Elhoim, el plural de Dios, a saber, ‘Dioses’) al
hombre a su imagen (singular nuevamente), a
imagen de Elhoim (literalmente en plural) lo creó
22. 22
(singular); varón y hembra los creó (plural)”.
¡Cuán asombrosa es la Palabra!
Dios nos muestra en esto que su imagen
es launidad: dos personas, el hombre y la mujer,
siendo uno sólo;así como Dios es varias Personas
en un solo Dios. Además de que el hombre
singular es tripartita, tiene espíritu, alma y cuerpo
como Dios; también es hombre plural como
hombre y mujer (vr. 27), lo que nos habla de vida
en común. Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo y
tiene su vida en común. El hombre y la mujer
están hechos a su imagen y semejanza, son
varios, pero a la vez son uno.
Por eso la Escritura enseña que el hombre
y la mujer como matrimonio son la
representación del misterio de Cristo y la iglesia:
“Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y los dos serán una sola
carne. Grande es este misterio;
mas yo digo esto respectode
Cristo y de la iglesia” (Efesios
5:31-32).
Por lo tanto, sólo viviendo el matrimonio
en unidad puede decirseque cumple conel diseño
con el cual fue creado.
23. 23
Mientras el hombre y su mujer no acepten
esta verdad no podrán vivirla. Debemos
entender que el esposo y la esposa no llegarán
a ser uno, sino que ya son uno.
No se trata de esforzarse por llevarse bien,
sino de entender que no existe plan ‘b’ ni opción
múltiple, el matrimonio debe ser considerado tan
indisoluble como la imagen de Dios, a saber, la
Deidad misma.
La única vez que hubo separación entre los
integrantes de la Deidad fue cuando Jesús fue
crucificado. En la cruz Jesús exclamó: “Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Esa es la única ocasión en la que el Padre y el
Hijo se han separado. ¿Y cuál fue la causa? ¡El
pecado de todos nosotros que el Hijo llevaba
sobre sí mismo en ese momento! ¡Fue hecho
maldición por nosotros!
Entendámoslo: el divorcio tiene su raíz en
el pecado y acarrea maldición. Jesús dijo que la
verdadera razón del mismo era “la dureza del
corazón” (Mateo 19:8).
Lo contrario a la imagen de Dios es el
pecado y la maldición; y su fruto es la separación.
La imagen de Dios es vida en común. No
dos vidas que intentan vivir juntos, sino una sola
vida expresada en dos personas diferentes.
24. 24
La imagen de Dios es el requisito
fundamental de la prosperidad familiar.
Todas las familias experimentan
problemas alguna vez; pero hay algunas para las
que la felicidad sólo es una visita esporádica.
Esto no debe ser así. ¿Qué se necesita para
disfrutar de las bendiciones de Dios enla familia?
Vayamos nuevamente a la Biblia.
Note que primero se dice que el hombre
fue creado a la imagen de Dios y luego se expresa
su señorío sobre la creación:
“Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces
del mar, en las aves de los cielos,
en las bestias, en toda la tierra, y
en todo animal que se arrastra
sobre la tierra” (Gén. 1:26).
La palabra “señoree” es una palabra plural
en hebreo; literalmente es “señoreen”. El hombre
y la mujer fueron diseñados para vivir juntos
siendo “rey y reina” de la creación. Sin embargo,
dicha autoridad es resultado de ser la
25. 25
representación de Dios en la tierra; esto es, su
imagen y semejanza.
Intentar gobernar aparte de Dios o con
fines personales es rebelión. Todo
individualismo es contrario a la imagen de Dios;
la cual es unidad en amor.
Sin su imagen no hay señorío.
Es por eso precisamente que dice la
Escritura que el hombre fue hecho a la imagen de
Dios y se aclara: “varón y hembra”; y enseguida
los bendijo:
“Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad
la tierra, y sojuzgadla, y señoread
en los peces del mar, en las aves
de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra”
(Génesis 1:26-28).
¡La bendición sigue a la imagen! Lo
mismo que el fruto y la multiplicación también
van detrás de la unidad en amor.
Si se tiene la imagen de Dios también se
posee su bendición; o, dicho de otro modo, Dios
bendice lo que se parece a Él.
26. 26
Entre más se parezca el matrimonio a su
Creador, más grandes serán las bendiciones que
reciban de Él y las expectativas de prosperidad;
por cuanto están cumpliendo cabalmente el
propósito de representarle, Dios los equipará en
su gracia para que sean aún más fructíferos.
Ahora entendemos por qué tantos
matrimonios fracasan: intentan salir adelante
aparte de Dios. Oran y asisten a la iglesia, pero
hacen las cosas a su manera y no a la manera de
Dios. Se esfuerzan, pero según sus propias ideas
y no están dispuestos a someterse a la voluntad
de Dios, sea cual ésta fuese en cada caso.
He atendido muchas consejerías
matrimoniales y he podido ver cómo aquellos que
no ponen en práctica la Palabra de Dios no
superan sus problemas. Piden consejo, pero ya
tienen decidido lo que van a hacer. Lloran
contando sus problemas y pueden escuchar con
atención asintiendo con la cabeza, pero a la hora
de obedecer, hacer lo que quieren. El egoísmo
nada tiene que ver con la imagen de Dios. Se
parecen a todo mundo, a sus padres, a sus amigos,
a sus vecinos, etc., menos a Dios. Si no tienen
semejanza con Él, tampoco tienen su bendición.
Jesús se sometió al Padre en todo, hasta la
terrible muerte de la cruz; por lo cual, Dios
también lo exaltó hasta lo sumo. Y, dentro del
27. 27
plan del Señor, le está preparando una esposa: la
iglesia. Cristo obtiene esposa como resultado
de someterse a la voluntad de Dios; así
también el matrimonio es exitoso en medida
que se somete a Dios.
Es sólo con la imagen de Dios que el
matrimonio tiene el señorío en el cielo, en la
tierra y debajo de la tierra (lea nuevamente
Génesis 1:27- 28).
Al sometersea Dios en el propósito que Él
diseñó para el matrimonio recibirá señorío para
representarle gobernando “las aves del cielo, las
bestias del campo, y los peces del mar”.
La pareja tendrá autoridad sobre las
circunstancias que le rodean si tiene la imagen de
Dios en ella. Podrá orar y los cielos se abrirán.
Podrá actuar, y la tierra le pertenecerá. Podrá
reprender, y las tinieblas huirán.
Perder la imagen de Dios trajo como
resultado que perdieran la prosperidad
familiar.
Consideremos primeramente lo que se
conoce comúnmente como “la caída”:
28. 28
“Y vio la mujer que el árbol era
bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol
codiciable para alcanzar la
sabiduría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su marido,
el cual comió así como ella.
7Entonces fueron abiertos los ojos
de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces
cosieron hojas de higuera, y se
hicieron delantales.
8Y oyeron la voz de Yahwéh Dios
que se paseaba en el huerto, al
aire del día; y el hombre y su
mujer se escondieron de la
presencia de Yahwéh Dios entre
los árboles del huerto”
(Génesis 3:6-8).
La mujer se encontraba sola en ese
momento. Fue tentada y actuó por su cuenta; es
decir, tomó el liderazgo. Invirtió el orden de
autoridad matrimonial (1 Cor. 3:11) al actuar
como cabeza. ¿Por qué digo que actuó como
cabeza? Porque aprobó lo que Dios había
desaprobado: el árbol de la ciencia del bien y del
mal.
Una vez hecho esto, hizo partícipe a su
marido por lo que ambos perdieron su vestidura
29. 29
y cobertura de luz. Desde ese momento ya no
eran más la imagen pura de Dios; sino que se
convirtieron en carne (naturaleza pecaminosa) y
se escondieron de Dios. ¡Qué ironía: esconderse
de la fuente de toda prosperidad!
A partir de entonces las cosas no volverían
a ser iguales. Hagamos una comparación de antes
y después de la caída y observemos cómo
perdieron la prosperidad familiar:
1.- Antes de ser expulsados del huerto
del Edén tenían, por la bendición de Dios, el
señorío de los cielos, de la tierra y de debajo de
la tierra:
“Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad
la tierra, y sojuzgadla, y señoread
en los peces del mar, en las aves
de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra”
(Gén 1:28).
Bendición, fruto, multiplicación y señorío.
Pero después de perder la imagen de
Dios en lugar de bendición, vino maldición:
“Y al hombre dijo: Por cuanto
obedeciste a la voz de tu mujer, y
30. 30
comiste del árbol de que te mandé
diciendo: No comerás de él;
maldita será la tierra por tu
causa; con dolor comerás de ella
todos los días de tu vida.18Espinos
y cardos te producirá, y comerás
plantas del campo” (Gén. 3:17-
19).
La maldición vino al hábitat del hombre,
es decir, a su hogar, primeramente como
resultado de haber dejado su posición como
cabeza: “por cuanto oíste a la voz de tu mujer y
comiste… maldita será la tierra…”
En segundo lugar, la maldición vino como
consecuencia de comer lo que Dios había
prohibido: el árbol de la ciencia del bien y del
mal.
Aplicado a nuestro tiempo, los problemas
vienen como resultado de hacer las cosas según
nos parece, bueno o malo; y no según lo que Dios
ha dicho en su Palabra.
No importa de donde proviene el “buen
consejo” matrimonial; si dicho consejo no es
conforme al diseño de Dios para la familia no
habrá prosperidad para la misma. Dicho sea de
paso, tal diseño está especificado en las Sagradas
Escrituras y no en experiencias místicas o
espirituales.
31. 31
2.- Después de que Dios creó al hombre
descansó. Para Él fue de gran satisfacción la
creaciónde todas las cosas, pero especialmente la
hechura de Adán y de Eva:
“Y acabó Dios en el día séptimo la
obra que hizo; y reposó el día
séptimo de toda la obra que hizo”
(Gén. 2:2).
En esto vemos que el primer día completo
de vida de Adán y de Eva fue el día de reposo; a
saber, iniciaron su existencia disfrutando la
Presencia de Dios acompañados el uno al otro
con su amor. El propósito de la familia
primeramente es disfrutar a Dios y luego
representarle en su señorío.
Pero después de que el hombre perdió
la imagen de Dios comenzó la guerra de los
siglos, conocida también como la guerra
espiritual:
“Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el
calcañar” (3:15).
32. 32
Ya no más reposo, sino guerra. No más
disfrute, sino pelea. No más comunión, sino
enemistad.
Es por eso que muchas familias parecen
estar en una guerra civil, han perdido la imagen
de Dios; lejos de reposar en Dios y disfrutarle,
cada miembro de la familia vive enfocado en sí
mismo.
En el huerto del Edén tenían acceso al
árbol de la vida. El árbol de la vida representa a
Cristo. Cristo es la vida. De manera que el primer
matrimonio tenía acceso al disfrute del Señor. Tal
privilegio les permitiría vivir para siempre sin
conocer muerte ni enfermedad:
“Y Yahwéh Dios plantó un huerto
en Edén, al oriente; y puso allí al
hombre que había formado.Y
Yahwéh Dios hizo nacer de la
tierra todo árbol delicioso a la
vista, y bueno para comer;
también el árbol de vida en medio
del huerto, y el árbol de la ciencia
del bien y del mal” (Génesis 2:8-
9).
El ambiente no podía ser más propicio.
Edén significa “deleite” y Dios hizo nacer “todo
árbol delicioso”.
33. 33
Mientras la familia conserve su relación
pura con Dios y disfrute su Presencia (lo cual es
muy diferente a comportarse religiosamente
bien); experimentará el deleite de Dios en grado
sumo. Se es tan feliz como el acceso que se
tenga a Dios.
Estoy convencido de que la mayoría de los
accidentes y enfermedades pueden evitarse. Dios
permite la existencia del árbol de la ciencia del
bien y del mal, es decir, Dios permite la prueba,
pero la voluntad de Dios es que el hombre no
coma de él. Mucha gente está continuamente
comiendo de dicho árbol al hacer las cosas a su
manera, según le parece bueno o malo; por ello
experimentan toda clase de problemas; mientras
que otros prefieren disfrutar a Dios y vivir
continuamente en obediencia a Él, haciendo con
esto de su familia un Edén, un verdadero paraíso
y deleite.
Una vez que perdieron la imagen de
Dios el hombre y su mujer perdierontambién
el acceso al árbol de la vida, y con ello lavida
y comunión de Dios:
“Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas
a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al
polvo volverás.
34. 34
Y dijo Yahwéh Dios: He aquí el
hombre es como uno de nosotros,
sabiendo el bien y el mal; ahora,
pues, que no alargue su mano, y
tome también del árbol de la vida,
y coma, y viva para siempre”
(Gén. 3:19,22-24).
Note la relación que existe entre
conducirse por el conocimiento del bien y del mal
y perder el acceso a la vida de Dios. No podemos
conducir la familia exitosamente según nuestro
propio parecer; es imperativo guiarla en
comunión con Dios.
Sin la imagen de Dios sólo hay fatiga:
“con el sudor de tu rostro comerás”. Y muerte:
“hasta que vuelvas al polvo”. Así también la
familia, si Cristo no está siendo formada en ella
sólo tiene dolores y carece de futuro.
El matrimonio a la imagen de Dios fue
puesto en el paraíso (2:8-9), podían disfrutarlo;
sin embargo, sin la imagen de Dios fueron
expulsados del deleite (3:23-24).
Adán, siendo uno con la mujer por la
imagen de Dios en ellos, la había elogiado
(2:23); sinla imagen de Dios se quejó de ellay
la culpó de sus males (3:12). Compare:
35. 35
“Dijo entonces Adán: Esto es
ahora hueso de mis huesos y carne
de mi carne; ésta será llamada
Varona, porque del varón fue
tomada” (Génesis 2:23).
“Y el hombre respondió: La mujer
que me diste por compañera me
dio del árbol, y yo comí” (Génesis
3:12).
Un síntoma de un hombre que no vive
según la imagen de Dios es culpar a la mujer de
sus males.
En los últimos tiempos la estrategia
diabólica contra la familia es desposeer al varón
de su identidad de Cristo; esto es, de la imagen de
Dios en él como cabeza. Si no saben vivir su
propio rol como cabeza de su esposa, tampoco
podrán entender la posición de Cristo como
Cabeza de ellos. De manera que muchos hombres
se comportan indignamente al quejarse de
continuo de sus esposas. Piensan, engañados por
supuesto, que la culpa de la situación la tiene su
esposa; que no se puede vivir conella; o bien, que
tienen mala suerte;caen en el engaño de creer que
con otra mujer lograrían triunfar en la vida; e
incluso algunos culpan a Dios por su propia
condición. Adán dijo: “la mujer que me diste”,
con lo que no sóloculpaba a la mujer, sino a Dios
también por habérsela dado.
36. 36
Salvo excepciones, al único al que Dios le
dio mujer fue Adán; pues todos los demás la
escogimos personalmente. No “nos tocó en
suerte” como si hubiese salido en una máquina
tragamonedas o fuese el premio de una rifa;
¿acaso no cortejamos e insistimos para conseguir
la esposa que tenemos?
La Biblia dice: “el que halla esposa halla
el bien; y encuentra la benevolencia de
Yahwéh” (Prov. 18:22). El que busca, encuentra.
Si usted buscó una esposa (no sexo, mamá ni
sirvienta), usted halló el bien de Dios. Si no lo
está viviendo, estimado lector, entonces
transformó dicho bien en mal por el trato que le
ha dado.
La estrategia del adversario de su alma se
desarrolla poco a poco. Primero por medio de
bromas que denigran la imagen del varón y de la
mujer, y luego convenciéndose de que en verdad
hacen lo mejor que pueden, pero su cónyuge es
insufrible.
Mire los programas televisivos y la
imagen distorsionada que presentan de las
familias. En ellos, los hombres son presentados
como estúpidos y quejumbrosos; mientras que las
mujeres como líderes y salvadoras de la
situación. Golpes frontales contra la cabeza de la
familia.
37. 37
En las décadas pasadas el ataque fue
primordialmente contra las mujeres al darles una
imagen dañada por el feminismo; haciendo
guerrilleras en vez de amantes; y buscadoras de
éxito individual aún a costa de su maternidad.
En estos últimos tiempos, el daño ha sido
enfocado principalmente hacia los hombres. Es
difícil hallar hombres con la identidad de Cristo;
rocas sólidas que vean por su hogar en todos los
sentidos. Encontrando en su lugar a niños
malcriados que se quejan de sus esposas
constantemente o dependen de ellas como si se
tratase de su mamá.
Mientras Adán vivió de acuerdo a la
imagen de Dios, supo mirar a su mujer como
a sí mismo. La llamó “varona”. Eran uno y así
lo entendían ambos:
“Dijo entonces Adán: Esto es
ahora hueso de mis huesos y carne
de mi carne; ésta será llamada
Varona, porque del varón fue
tomada.Por tanto, dejará el
hombre a su padre y a su madre, y
se unirá a su mujer, y serán una
sola carne” (2:23-24).
38. 38
Esto no fue un asunto de posesión, sino de
identificación. En verdad se miraban a sí mismos
como uno sólo. De hecho el nombre de ellos,
esto es, de los dos, era “Adán” (Gén 5:2). Ese
fue el nombre que Dios les puso. Para Dios no
había dos personas, sino sólo una de nombre
Adán.
Sin embargo, después de la caída, adán
llamó a su mujer con otro nombre (3:20).
Una característica de la falta de la imagen
de Dios es el intentar mantener la individualidad
por medio de un nombre diferente al del cónyuge.
Por ejemplo, mi esposa es conocida como la
hermana Tinoco, pues ese es mi apellido. No es
de mi propiedad, sino que somos uno sólo. Si mi
esposa se hiciese llamar (o yo la llamara) con su
apellido de soltera, entonces estaría diciendo que
es una con su padre y permanece bajo su
cobertura; es decir, su cabeza sería su padre. Y lo
mismo podemos afirmar de mi persona si me
hiciese llamar de una manera diferente a mi
mujer. La división y el divorcio proceden de la
falta de la imagen de Dios y suele manifestarse
en cosas tan pequeñas como las palabras.
Cuando aún no habían conocido el bien
y el mal, la primera pareja convivía en
perfecto amor y la confianza:
39. 39
“Y estaban ambos desnudos, Adán
y su mujer, y no se avergonzaban”
(Gén 2:25).
Más después de pérdida la imagen de
Dios, el amor y la confianza se transformaron
en vergüenza:
“Entonces fueron abiertos los ojos
de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces
cosieron hojas de higuera, y se
hicieron delantales” (Gén. 3:7).
Sin la imagen de Dios se pierde la
intimidad, especialmente, se corrompe la
sexualidad. Los últimos tiempos se han
caracterizado entre otras cosas por la pérdida de
valores morales. Muchos alimentan su carne con
pornografía y sensualidad; esto da como
resultado entre otras cosas, que la pareja vea el
sexo como algo malo y que requiera de cada vez
mayor degradación para encontrar una aparente
satisfacción.
Gran parte del fracaso matrimonial se
debe a la distorsión de la sexualidad. No se
requieren nuevas formas de practicarla ni más
conocimiento, sino retornar a la limpieza de la
imagen de Dios. “El que añade ciencia añade
40. 40
dolor” (Ecl. 1:18); y puedo decir, sin error
alguno, que el que añade a Cristoañade placer.
Con esto no promuevo la ignorancia, sino que
antepongo el conocimiento de Cristo, como la
imagen de Dios, al conocimiento de los apetitos
de la carne.
El antes y después de la caída; a saber, la
imagen de Dios y la falta de la misma en el
hombre trajo un grave trastorno a la familia en
todas las áreas. Una de ellas se vio seriamente
dañada, la autoridad. De hecho, como resultado
de perder el orden de autoridad establecido
por Dios para la familia vino el abuso de
autoridad. Compare:
“Y vio la mujer que el árbol era
bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y árbol
codiciable para alcanzar la
sabiduría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su marido,
el cual comió así como ella” (Gén.
3:6).
Ella tomó la iniciativa de aprobar lo que
Dios había desaprobado sin consultar a su
marido. Además, dio a su marido, tomando así
autoridad sobre de él. Por su parte Adán fue
irresponsable al dejar sola a su mujer y después
al no detenerla. Ella fue engañada; él fue rebelde.
41. 41
El fruto de todo esto ha sido la lucha de los sexos
por la autoridad:
“A la mujer dijo: … tu deseo será
para tu marido, y él se
enseñoreará de ti” (Gén. 1:16).
El deseo de gobierno despertado en la
mujer como consecuencia del conocimiento del
bien y del mal sería delegado al hombre. Toda
mujer siente una gran resistenciaa sometersea su
marido; y, a causa de la naturaleza caída, el varón
suele convertirse en un abusador de su autoridad.
Ambos intentan por naturaleza caída dominar al
cónyuge. ¡Cuán diferente es la imagen de Cristo,
donde el que quiera ser el más grande es el que
más sirve! ¿No dice acaso la Palabra que haya en
nosotros el sentir de Cristo; es decir, despojarnos
de nuestros derechos por amor al otro y
obediencia al Padre Celestial? (Fil. 2:3-9).
También el dolor, así como los
problemas resultantes del nacimiento y
crianza de los hijos son derivados de perder la
imagen de Dios:
“A la mujer dijo: Multiplicaré en
gran manera los dolores en tus
preñeces; con dolor darás a luz los
hijos…” (3:16).
42. 42
El resultadode lanaturaleza caída es un
matrimonio caído. Por ejemplo, ¿cuál fue el
primer fruto, esto es, el primer hijo que Adán y
Eva tuvieron después de su caída? ¡Tuvieron a
Caín, quien mató a su hermano Abel! ¡En verdad
habría dolores; y no sólo en el parto!
“Conoció Adán a su mujer Eva, la
cual concibió y dio a luz a Caín…
Y dijo Caín a su hermano Abel:
Salgamos al campo. Y aconteció
que estando ellos en el campo,
Caín se levantó contra su hermano
Abel, y lo mató” (Gén 4:1,8).
Esto se debe a que una vez caídos, tenían
hijos con la imagen caída de Adán y no con la
imagen de Dios con la que fueron creados
inicialmente: “Y vivió Adán ciento treinta años,
y engendró un hijo a su semejanza, conforme a
su imagen…” (Gén 5:3). ¡Ya no a la imagen de
Dios, sino a la de Adán, el hombre pecador!
48. 48
LA RESTAURACIÓN FAMILIAR
MEDIANTE LA RESTAURACIÓN DE
LA IMAGEN DE DIOS.
La única manera de restaurar la imagen de
Dios en el hombre es Cristo.
¿Por qué soy tan determinante en esta
aseveración? Primeramente porque Cristo es la
imagen de Dios:
“…en los cuales el dios de este
siglo cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio
de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios” (2 Cor. 4:4).
“El es la imagen del Dios
invisible, el primogénito de toda
creación” (Col. 1:15).
“…el cual, siendo el resplandor
de su gloria, y la imagen misma
de su sustancia, y quien sustenta
todas las cosas con la palabra de
su poder, habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados
por medio de sí mismo, se sentó a
la diestra de la Majestad en las
alturas” (Heb. 1:3).
49. 49
El hombre fue formado a la imagen y
semejanza de Dios; es decir, el hombre fue
formado a la imagen de Cristo. Él es la imagen de
Dios, quien a su vez, tomó la semejanza de
hombre. ¡Aleluya! Esto es glorioso: hechos a la
imagen y semejanza de quien se despojó de su
deidad para tomar nuestra semejanza.
El plan de Dios es hacernos a la imagen de
su Hijo: “Porque a los que antes conoció,
también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos”
(Rom. 8:29). Este es un proceso continuo de
transformación, es lo mismo a que Cristo sea
formado en nosotros (Gál. 4:19).
Es así como entendemos que el
matrimonio es exitoso a medida que el varón y la
mujer viven a Cristo y la iglesia. A mayor
semejanza, mayor éxito matrimonial. La imagen
de Dios trae la bendición de Dios. Veamos el
siguiente punto para explicar esto.
Aplicación de la imagen de Dios al
matrimonio:
ENTENDIENDO EL PRINCIPIO DE CRISTO
Y LA IGLESIA.
50. 50
“...porque el marido es cabeza de
la mujer, así como Cristo es
cabeza de la iglesia, la cual es su
cuerpo, y él es su Salvador.Así
que, como la iglesia está sujeta a
Cristo, así también las casadas lo
estén a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres,
así como Cristo amó a la iglesia, y
se entregó a sí mismo por ella,
para santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del
agua por la palabra,a fin de
presentársela a sí mismo, una
iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuese santa y
sin mancha. Así también los
maridos deben amar a sus mujeres
como a sus mismos cuerpos. El
que ama a su mujer, a sí mismo se
ama. Porque nadie aborreció
jamás a su propia carne, sino que
la sustenta y la cuida, como
también Cristo a la iglesia,porque
somos miembros de su cuerpo, de
su carne y de sus huesos.Por esto
dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne. Grande
51. 51
es este misterio; mas yo digo esto
respectode Cristo y de la iglesia.
Por lo demás, cada uno de
vosotros ame también a su mujer
como a sí mismo; y la mujer
respete a su marido” (Efesios
5:23-33).
Este es uno de los pasajes bíblicos mayor
citados y menor entendidos. Con frecuencia se
piensa que Pablo citó la relación entre Cristo y la
iglesia como ejemplo del matrimonio; sin
embargo, es exactamente al revés: Pablo cita al
matrimonio para ilustrar la relación entre
Cristo y su iglesia;por eso dice: “grande es este
misterio, más yo digo estorespecto de Cristo y de
la iglesia” (vr. 32).
Una vez que entendemos esto,
comprendemos también qué es este misterio y
cómo aplicarlo como un principio vivificante de
la vida familiar.
VIVIENDO EL PRINCIPIO DE CRISTO Y LA
IGLESIA EN EL HOGAR.
El marido es Cristo y la mujer es la
iglesiaenel hogar.
52. 52
Debemos comprender plenamente que no
se trata de un mero símbolo, sino de una realidad.
No es que el varón se esfuerce por comportarse
un poco mejor, ni que la mujer intente ser una
buena esposa; es que según el reino de Dios y su
visión, el varón es Cristo para su mujer y ella es
la iglesia para su marido. No llegarán a ser, sino
que ya son.
Aún cuando el proceso de
perfeccionamiento sea gradual en cuanto a la
condición de vida, el marido y la esposa ya son
Cristo y la iglesia en cuanto a su posición dada
por Dios. Deben vivir acorde a lo que fueron
hechos y no intentar llegar a serlo. La ironía es
que en medida que el matrimonio intenta ser
la representación de Cristo y la iglesia niega
serlo; y en medida que reconoce ser dicha
representación, comienza a vivirlo. Es un
asunto de fe en la Palabra de Dios y no de vista
en las circunstancias terrenales. Por ejemplo, no
somos salvos porque nos esforzamos para serlo,
sino por la fe en Cristo Jesús; de igual modo, al
creer la Palabra de salvación que Dios ha
declarado acerca de nosotros, somos santificados
por su Espíritu. Igualmente, el matrimonio jamás
llegará a ser Cristo y la iglesia; sino que ya lo es.
Y conforme cree esta verdad expresada por Dios,
es transformado poderosamente para vivirla.
¿Y qué dice dicha verdad?
53. 53
Dice que existe un orden en el
matrimonio:el marido es cabeza de la mujer (vr.
23); (1 Cor. 11.3).
Aquí es donde muchos toman los guantes
de box y oyen la campana anunciando pelea. Sin
embargo, recuerde que una característica de la
ausencia de Cristo (la imagen de Dios) es la lucha
por el poder y ejercicio de la autoridad.
Para otros, es tiempo de iniciar las bromas
y decir jugando aquellas cosas que no se atreven
a hablar seriamente. Suelen herir con humor. Con
todo, las heridas son eso precisamente, heridas; y
duelen lo mismo si se hacen con espada o con
papel.
Cuando Dios declaró que el marido es
cabeza de la mujer no instituyó una jerarquía en
el hogar y tampoco decretó quién era más o
menor importante. Simplemente estructuró lo
conveniente al matrimonio para su desarrollo y
vida. Lo que Él decretó no es lo mejor, sino lo
único que funciona.
Toda la creación tiene un orden
previamente establecido por el Creador y siempre
que este orden es cambiado hay consecuencias.
Quizá podamos alterar el clima, la vegetación, el
medio ambiente, etc.; pero de seguro habrá
54. 54
problemas. Puede ser que pensemos tener “una
mejor idea” acerca de cómo debe ser el
matrimonio, pero su Diseñador sabe qué es lo
mejor.
Dios dijo que el marido es cabeza de la
mujer, no porque sea mejor ni estémás preparado
para ello, pues hemos visto cómo la mujer es
igualmente eficiente y en algunos matrimonios
aún más que su marido. Dios declaró dicho orden
para establecer un principio de obediencia a su
palabra. Tanto el hombre como la mujer muestran
su confianza en Dios cuando se someten a lo que
Él estableció creyendo genuinamente que serán
así bendecidos.
Existe una razón: “Él es su salvador”
-dice la Palabra respecto a Cristo como
cabeza de la Iglesia y por ende, al varón como
cabeza de la mujer.
¿Qué quiere decir con esto?
Que aquel que ha sido constituido como la
cabeza vive procurando el beneficio del cuerpo,
en este caso, el hombre vive para hacer feliz a su
mujer.
Amado hermano, ese sea el propósito de
su vida debajo del cielo: amar a su mujer.
Involucre cada fibra de su ser en darle felicidad.
Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella. Ese
55. 55
es nuestro trabajo como esposos: amar al punto
de la entrega total e incondicional.
Con todo, aclaro, entréguese por ella, no a
ella. Esté dispuesto a hacer lo que sea necesario
para que ella reciba plenamente las bendiciones
de Dios; más no se confunda entregándose a ella
como un sirviente sin voluntad. Cristo amó a la
iglesia y se entregó por ella, más no se subordinó
a la iglesia. Así como la iglesia necesita a Cristo
por Cabeza; así su esposa lo necesita a usted con
capacidad de dirigir. Dispuestos a todo por ellas,
aún a mantenerse firme sin perder la cabeza.
La cabeza sustenta y cuida para
producir desarrollo, crecimiento (Col. 2:19).
Varón: ser cabeza no es solamente dar órdenes.
Es dirigir hacia el desarrollo y el crecimiento. Si
su esposa y sus hijos no están madurando en
Cristo, así como en las demás áreas naturales, no
sólo es la falta de ellos, sino también la suya. Su
labor es invertirles tiempo y trabajo para
desarrollarlos, según el potencial de cada uno de
ellos.
La escuela da conocimientos.
Las amistades comunión.
Pero es la cabeza la que proporciona
rumbo y desarrollo.
La meta de un hombre que ha entendido
que es cabeza de su mujer y de sus hijos es
convertirse en una plataforma de despegue para
56. 56
ellos. Entendamos como hombres que nuestra
familia ha de pararse sobre nuestros hombros.
Nuestro techo es su piso. Lo más que alcancemos
será su punto de partida. …así que lleguemos
alto!
La cabeza ama (Efes. 5:25). Lo expliqué
líneas antes. Sólo deseo añadir: ¡ame! ¡Ame!
¡Ame con todo lo que pueda! El amor es lo único
que garantiza no acabarse cuando se da. Ame
hasta que derrita toda dureza. Ame hasta que no
queden argumentos que le resistan. El amor es lo
único que no fracasa; pues no sólo es irresistible,
sino que aquel que ama es profundamente feliz,
aún si fuese rechazado.
Cuando no sepa que hacer y se acaben las
respuestas… ame.
Cuando tenga todos los elementos para
disolver su familia… ame.
Cuando quiera ser tan exitoso como Dios,
use su secreto: ame a pesar de todo.
Sin lugar a dudas que Cristo obtendrá a su
iglesia perfecta y gloriosa, ¿qué garantiza su
éxito? Su amor.
La cabeza santifica, purifica y
perfecciona (5:26). Eso es lo que Cristo hace con
la iglesia. La ama y por ello la transforma. Amar
jamás es conformarse. El amor ambiciona lo
perfecto aunque sea capaz de soportar
tiernamente lo imperfecto. Quien ama
57. 57
verdaderamente recibe a su amada en la
condición que sea; pero a partir de allí la lleva sin
crítica ni menosprecio hasta la excelencia. El
amor siempre mejora lo que ama.
Varón: ¿desea una esposa amorosa, que lo
respete, sea hogareña, amante, de buen humor,
etc., etc.? ¡Pues hágala! Cristo desea una iglesia
pura, limpia y sin mancha ¡y está dedicado a
formarla! Sin lugar a dudas, su esposa es su
imagen y semejanza.
Permítame un ejemplo, Dios se paseaba en
el huerto del Edén, el cual fue dado al hombre
para que lo cuidara y guardase, de manera que
Adán debía mantener hermoso el sitio de deleite
y recreo de Dios. Así también, la mujer es el
nuevo lugar donde Dios habita, es su templo y su
huerto; por lo tanto, es menester que el marido
continuamente hermosee, protejay guarde el sitio
del deleite de Dios. Adán no cumplió su
cometido, por loque fue expulsado del huerto; así
también, cuando el hombre no cumple su
responsabilidad de ministrar a la mujer, termina
perdiéndola a ella y a su familia.
Permítame ahora una palabra a las
amadas:
Existe una condición: la iglesia y las
casadas están sujetas en todo (vr. 24). Sin esta
condición se pierde la imagen de Dios y por ende,
58. 58
la bendición. Como Eva que perdió toda
protección y bendiciones.
Un cuerpo no puede subsistir con dos
cabezas (vr. 23). No sólo es monstruoso, sino
contrario a la vida.
Tierna damisela, entre más se esfuerza por
resistirel liderazgo de su marido, más destruye su
propia felicidad. Si logra invertir los papeles, o
incluso igualar los roles, dejará poco a poco de
admirar y de amar aquello que le atrajo
inicialmente en su esposo: su virilidad.
¿Para qué querría a otro hijo sumiso a
usted?
¿Cómo se sentiría atraída hacia quien
carece de voluntad y se somete a usted o le teme?
¿No desea más bien un hombre seguro de
sí mismo, con capacidad de decisión?
¿No suspira mejor por un varón firme,
incluso capaz de llevarle la contra, sabiendo que
siempre hace todo para el bien de usted?
Usted quiere un hombre, no un criado.
Usted quiere un hombre, no un robot.
Usted quiere un hombre, no una mascota.
Quiere a quien esté dispuesto a amarle
hasta la muerte; aún cuando no estén de acuerdo.
Todo esto es posible sólo con su permiso.
Sin sumisión jamás tendrá un hombre similar a
Cristo. Pues así como Cristo no mantendrá una
relación de amor con nadie a la fuerza; así
59. 59
tampoco ningún hombre podrá amarle
permanentemente si usted persiste en resistirle.
Quizá piense que el amor y la sumisión
son dos cosas diferentes; entonces debe echarle
un vistazo a la forma en la que el Hijo de Dios
renunció a sus derechos y se sometió en todo al
Padre Celestial, hasta la muerte de cruz, en
perfectoamor. No hay amor sin sumisión: el Hijo
sometido al Padre; el esposo sometido a Cristo; y
la esposa sometida al marido (1 Cor. 11:3).
Existe una forma: amad a vuestras
mujeres como Cristo a la iglesia.
El amor se demuestra en entrega; Cristo
amó a la iglesia y se entregó por ella (vr. 25).
Además, el amor se demuestra buscando
el beneficio del cónyuge; por eso Cristo está
totalmente involucrado en transformar a la
iglesia. Dicho trabajo de transformación incluye
el hablar; “…para santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del agua por la
palabra…” (vr. 26). ¿Qué quiero decir con esto?
Que las palabras que usamos los esposos hacia
nuestras esposas sonde suma importancia para su
crecimiento o para su daño.
Lo que decimos y la manera como lo
decimos es fundamental en la relación
matrimonial. Ningún hombre puede esperar que
su mujer sea sumisa y abnegada si la maltrata o
60. 60
menosprecia verbalmente. Asimismo, laausencia
de comunicación de palabra produce el mismo
efectoque las plantas silvestres. Si uno no cultiva
a su mujer, otros lo harán para su mal.
Cristo está formando a su esposa por su
palabra y el marido también forma o deforma,
según sea el caso, a su esposa con sus palabras.
Bromear a costa de ella, ser áspero,
indiferente, o insultar; harán de su esposa una
mujer amargada y conflictiva que peleará casi por
cualquier razón. Pero bendecirla, elogiarla, ser
tierno, atento, comunicar con detalle, etc.
Producirá una esposa amante y respetuosa.
Fueron hechas para responder, así como la iglesia
a Cristo.
El amor mantiene el concepto de
unidad, es amar al cónyuge como al mismo
cuerpo. El que ama a su mujer a sí mismo se ama,
dice la Escritura (vr. 28). ¿Y cómo trata uno a su
propio cuerpo? Lo sustenta y lo cuida (vr. 29).
Quien deliberadamente atenta contra su
cuerpo es un suicida o un loco. Y quien lastima a
su cónyuge es también un asesino del matrimonio
o un loco.
61. 61
Todos cuidamos y sustentamos nuestro
cuerpo. Si tenemos frío nos cubrimos; si hambre,
comemos; si dolor, lo curamos. No hay nada que
el cuerpo necesite que no estemos dispuestos a
dárselo. En esto no hay tardanza ni molestia. Con
frecuencia, cada cosa que hacemos para
satisfacer el cuerpo produce cierto placer. Así
también es la relación matrimonial. Sólo
funciona exitosamente cuando estamos
dispuestos a satisfacer cada necesidad de la
pareja sin tardanza y con agrado; en esto está
nuestro propio placer.
Esa es también la única manera de ser
iglesia: comprendiendo cuán amoroso es Cristo
para cuidarnos y sustentarnos según su poder y
nuestras necesidades; y también, cuan exitosa es
la vida cristiana que se enfoca en agradar a Cristo
y no a sí mismo.
Quien busca su placer en dar placer,
seguramente lo hallará.
Existe una necesidad: la unión exclusiva
del hombre y de la mujer sin ningún factor
externo. La Escritura dice:
“dejará el hombre a su padre y a
su madre y se unirá a su mujer”
(vr. 31).
62. 62
Primero dejarán y luego se unirán. No
hay verdadera unidad sin existir primero
renuncia. El matrimonio requiere intimidad y la
intimidad necesita privacidad.
Son muchas las bromas que el pueblo
latino hace respecto de las suegras (lo mismo
puede decirse de los suegros); la razón se debe a
que solemos extender el núcleo familiar más allá
del matrimonio con lazos radicalmente estrechos,
al punto de que familiares ajenos a la pareja
suelen intervenir en el matrimonio de otros como
quien tiene derechos. No negamos que sea valida
la preocupación y búsqueda del bienestar de
aquellos que amamos, especialmente cuando
consideramos que su matrimonio “no marcha
bien” (desde nuestra perspectiva); sin embargo,
es precisamente por ese anhelo de que sean
felices que nadie debe intervenir (a menos que la
pareja solicite consejo o ayuda de mutuo
acuerdo). ¡Cuán peligroso es intervenir cuando
sólo uno de los dos solicita ayuda!
Recuerdo que en mi primer año de casado
mi esposa y yo tuvimos un desacuerdo más o
menos importante. Nos enojamos, discutimos y
mi esposa tomó una maleta guardando unas
cuantas cosas para, acto seguido, aprontarse en
casa de mis suegros con el rostro enrojecido y los
ojos llorosos. Mi suegro se asomó, ese santo
hombre de Dios, no abrió la puerta del barandal,
sino que dijo con firmeza y ternura desde el otro
63. 63
lado: “hija, usted ya tiene su propia casa, vaya
con su marido a resolver su problema”. ¡Y allí
tiene a mi amada esposa regresando a casa
arrastrando la maleta y el orgullo! Yo estaba en
“avivamiento”.
Al día siguiente, mi suegro me llamó por
teléfono y me dijo solemnemente: “le espero en
mi oficina, venga pronto.”
Esa misma tarde me presenté ante él
(también traía el orgullo arrastrando para ese
entonces); y tuve que escuchar una declaración
que aumentó mi vergüenza: “usted vino a mi casa
y pidió la mano de mi hija en matrimonio, el día
que no la quiera venga a traérmela
personalmente; pero no me vuelvan a hacer una
escenita como la de anoche.”
Cuando salí, ya no arrastraba sólo el
orgullo sino todo mi ser. Sin embargo, bendigo a
mi suegro, pues su actitud bendijo tanto nuestro
matrimonio que aprendimos a resolver nuestras
diferencias sin hacer una guerra mundial.
Actualmente tenemos más de dieciocho años de
matrimonio y disfrutamos de una preciosa
intimidad.
Cabe aclarar que mis suegros siempre
estuvieron allí cuando se los solicitamos, pero
nunca intervinieron sin ser llamados, ni siquiera
con una opinión. Esa es sabiduría práctica.
64. 64
Casados significa “casa de dos” o dos que
han puesto casa. No existe la palabra “casatres” y
menos alguna que incluya a más personas. Si
primeramente no hay separación del hogar
paterno, tampoco habrá unidad en un nuevo
hogar.
Existe un propósito: el designio del
matrimonio es dar gloria a Dios mediante la
representación de Cristo y de la iglesia (vr. 32).
El matrimonio, aunque satisface al ser
humano no fue diseñado sólo para eso, sino para
expresar a Dios.
Unos se casan por compañía; otros para
tener hijos; y los hay, quienes por sexo contraen
nupcias. Solemos pensar en el aspecto romántico
del matrimonio únicamente. Dos personas se
enamoran, se casan y viven felices para siempre.
La parte del romance y de la atracción es
maravillosa, pero es sólo la parte que Dios usa
para juntar a las personas; es el gancho o anzuelo
con el que nos atrapa; en realidad, el matrimonio
fue diseñado para representar a Dios en lo
concerniente a la relaciónentre Cristoy la iglesia:
“Por esto dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una
sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo
65. 65
esto respecto de Cristo y de la iglesia” (Efes.
5:31-32).
De manera que la clase de matrimonio que
vivimos nos faculta o nos incapacita, según sea el
caso, para conocer cómo es y cómo será
eternamente la relación con Cristo; a la vez que
muestra u oculta al mundo, según sea el caso
también, a Cristo y su amor relacional con su
pueblo.
Un mal matrimonio deshonra a Cristo y lo
esconde de los demás.
Un buen matrimonio preserva la fe,
manifiesta a Dios y permite que otros vengan
a su conocimiento y relación de amor.
Por eso causa tantos problemas el
divorcio, porque distorsiona la verdad de Dios. Y
por eso daña tanto el conflicto matrimonial,
porque deshonra a Cristo e impide la genuina
vida espiritual.
Como lo escribió el apóstol Pablo, el
matrimonio es un misterio, pues aunque parece
tratarse de un hombre y de una mujer que se
aman, en realidad se trata de Cristo y la iglesia
representados en dichos hombre y mujer.
En cierto modo, usted y su cónyuge son
como una obra de teatro, una sinfonía o una
pintura por medio de las cuales, Dios se está
dando a conocer.
66. 66
Existe una práctica: se insiste el amor del
varón y el respeto de la mujer: “Por lo demás,
cada uno de vosotros ame también a su mujer
como a sí mismo; y la mujer respete a sumarido”
(vr. 33).
La mujer suele tener menos problemas
para expresar sus emociones que el varón, por
ende, Dios no le pide a ella, sino a él que ame.
Los hombres solemos ser más inexpresivos y
caemos en el error de dar por sentado que nuestra
mujer sabe que la amamos. Necesitamos
aprender a manifestar nuestro amor de la manera
como la mujer lo espera: en detalles románticos y
concretos. Una carta de amor; abrir la puerta para
que ellapase primero; saber escuchar y opinar sin
dirigir; flores; atenciones; ternura sin ser
empalagoso; firmeza y decisión sin dureza; etc.
(aunque de seguro nada funciona tanto como un
diamante).
Por su parte, la mujer es amonestada a
respetar a su marido. Mujer: su marido no desea
flores ni detalles. A él le gusta saberse admirado
y respetado. Nada llega más a su corazón que
saberse importante para su esposa. Pero cuando
un hombre es relegado después de los hijos, los
quehaceres, la suegra y hasta las novelas
televisivas, de seguro surgirá en él el neandertal
67. 67
que le hará la vida imposible o que desaparecerá
prefiriendo irse con sus amigos.
Amor y respeto mutuo, ¿es demasiado
difícil? No se nos pide nada que no sea lo que
andamos buscando para ser felices.
Notemos que el mandamiento dirigido al
varón le es dado a él y la palabra dirigida a la
esposa le es dada a ella, para que ninguno tome
el mandamiento del otro a fin de lanzárselo
“santamente” en el rostro a su cónyuge. Cada
cual debe velar por el cumplimiento de su propia
responsabilidad, ¿o diré más bien privilegio?
No podemos olvidar que la palabra
vertida anteriormente también recalca la
fidelidad; pues se dice al varón que “ame a su
mujer” y a la mujer que “respete a su marido”.
El hombre no amará (en el sentido de
pareja) a otra mujer más que a su mujer; y la
mujer no respetará (en el mismo sentido) a más
varón que a su marido.
Ante lo anteriormente expuesto podemos
decir que sin la recuperación de la imagen de
Dios es imposible la plena bendición de Dios.
Por eso es que Adán y Eva fracasaron al intentar
por sí mismos su propia restauración aparte del
68. 68
Señor. Después de la caída intentaron cubrir su
pecado, miremos:
“Entonces fueron abiertos los ojos
de ambos, y conocieron que
estaban desnudos; entonces
cosieron hojas de higuera, y se
hicieron delantales” (Gén 3:7).
El intento humano sin Dios por su propia
restauración es una religión de delantal. No tiene
resultados permanentes. Saldrá el solde la prueba
y destruirá toda hoja de justicia humana. El
matrimonio puede hacer su mejor intento, pero
cuando vuelva a salir el sol del conflicto, sus
buenas intenciones se secarán y caerán como
hojas de higuera.
Todo matrimonio requiere la intervención
divina; por ello Dios los vistió con pieles, un
símbolo de su necesidad de ser vestidos de Cristo,
el Cordero y la imagen de Dios:
“Y Yahwéh Dios hizo al hombre y
a su mujer túnicas de pieles, y los
vistió” (Gén 3:21).
La restauración y bendición del
matrimonio está en ser vestidos de Cristo.
Recuerde, Él es la imagen de Dios y Dios sólo
bendice lo que se parece a Él.
69. 69
Es imperativo que vayamos a Él y,
sometiéndonos a su voluntad, apliquemos su
Palabra a todas las características de la familia.
Recuerde que Dios creó todas las cosas por su
Palabra y cada vez que habla algo bueno sucede;
así que seguir su Palabra es seguir su bendición y
poder creativo.
Ante lo anterior, tenemos por cierto que el
divorcio no es una evidencia de
“incompatibilidad de caracteres”, como el mundo
le llama a la dureza del corazón; sino que es
evidencia de la ausencia de Cristo. La gente no
destruye sus familias por un problema de
carácter, sino por un problema del corazón.
Sin relación con Dios, la relación entre los seres
humanos es sumamente difícil. Píenselo, ¿cómo
mantener unidas a dos personas diametralmente
opuestas día tras día sin ayuda sobrenatural? Se
necesita a Dios. Dios es amor y el amor (que es
mucho más que atracción y romance) es el
ingrediente número uno para la permanencia y
éxito de la familia.
A manera de conclusión del presente
apartado, hemos de preguntar: ¿Qué es vestirse
de Cristo? ¿Qué es recuperar su imagen?
La Biblia hace referencia a vestirse de
Cristo como un símil del sentir de cristo.
70. 70
El sentir de Cristo es despojarse de sí
mismo, amar, perdonar, formar, en vez de
“defender sus derechos”. O mejor dicho, es
defender los derechos no con pleito, sino
amando, perdonando y bendiciendo. Es vencer
con el bien el mal.
Esta es la imagen de Dios que trae
bendición y autoridad a la familia para señorío en
el cielo, en la tierra y debajo de la tierra:
“Por tanto, si hay alguna consolación en
Cristo, si algún consuelo de amor, si
alguna comunión del Espíritu, si algún
afecto entrañable, si alguna misericordia,
2completad mi gozo, sintiendo lo mismo,
teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa. 3Nada hagáis
por contienda o por vanagloria; antes
bien con humildad, estimando cada uno a
los demás como superiores a él mismo;
4no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los
otros.5Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús,
6el cual, siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como cosa a
que aferrarse,7sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; 8y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí
71. 71
mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual
Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le
dio un nombre que es sobre todo nombre,
10para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la
tierra;11y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre” (Fil. 2:1-11).
76. 76
EL PACTO MATRIMONIAL
COMO FUNDAMENTO
DE LA PROSPERIDAD FAMILIAR
“Y esta otra vez haréis cubrir el altar de
Yahwéh de lágrimas, de llanto, y de clamor; así
que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla
con gusto de vuestra mano. 14Mas diréis: ¿Por
qué? Porque Yahwéh ha atestiguado entre ti y
la mujer de tu juventud, contra la cual has sido
desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de
tu pacto. 15¿No hizo él uno, habiendo en él
abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno?
Porque buscaba una descendencia para Dios.
Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis
desleales para con la mujer de vuestra
juventud. 16Porque Yahwéh Dios de Israel ha
dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre
de iniquidad su vestido, dijo Yahwéh de los
ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y
no seáis desleales” (Mal. 2:13-16).
Dios es fiel.
Para Él, cada palabra es un pacto. En el
Señor no existe el hablar por hablar y mira como
pecado las palabras ociosas. Así que una vez que
un hombre y una mujer establecen compromiso
matrimonial y pactan amarse, dicho pacto es
ratificado por Dios y no cambia con las
77. 77
circunstancias; no puede olvidarse; no debe
abolirse.
En el pasaje anteriormente citado,
hallamos el enojo de Dios ante la ligereza
humana con el pacto matrimonial. Miremos:
Primeramente, si el pacto matrimonial es
roto, las oraciones no serán escuchadas:
“Y esta otra vez haréis cubrir el
altar de Yahwéh de lágrimas, de
llanto, y de clamor; así que no
miraré más a la ofrenda, para
aceptarla con gusto de vuestra
mano” (vr. 13).
Dios no se conmueve con lágrimas ni
clamor ni con el tamaño de la ofrenda. No es la
necesidad la que mueve a Dios, sino la fe. Si
fuese la necesidad, entonces algunos países
sudafricanos serían los más prósperos de la tierra.
Tampoco son las lágrimas, pues la
actuación no le impresiona. Hay gente que llora
por el dolor ante las consecuencias, pero no por
arrepentimiento.
Dios mira el corazón.
En tiempos bíblicos se acostumbraba
contratar los servicios de plañideras para los
78. 78
funerales; el cual consistía en pagarles dinero a
ciertas mujeres para que lloraran “amenizando”
el ambiente del funeral. Dichas personas eran
expertas para llorar y gritaban con alaridos de
supuesto dolor, rasgaban sus ropas y echaban
polvo y cenizas sobre sí mismas. Todo era un
teatro por dinero. No amaban al muerto y con
frecuencia ni lo conocían. Eran lloronas
profesionales. Desdichadamente, también hay
plañideras espirituales en todas partes; personas
que llenan los altares de lágrimas, porque es la
hora de llorar y pueden hacerlo, pero en realidad
no aman a Dios ni sienten arrepentimiento. Es la
fe la que mueve a Dios, Él es un Dios de Pactos.
Dios se conmueve con fe, amor y obediencia;
como dice la Palabra:
“Yahwéh, ¿quién habitará en tu
tabernáculo? ¿Quién morará en tu
monte santo? 2 El que anda en
integridad y hace justicia, y habla
verdad en su corazón. 3 El que no
calumnia con su lengua, ni hace
mal a su prójimo, ni admite
reproche alguno contra su vecino.
4 Aquel a cuyos ojos el vil es
menospreciado, pero honra a los
que temen a Yahwéh. El que aun
jurando en daño suyo, no por eso
cambia; 5 quien su dinero no dio a
usura, ni contra el inocente
79. 79
admitió cohecho. El que hace
estas cosas, no resbalará jamás”
(Salmo 15).
Por más lágrimas derramadas y cultos
ofrecidos, Dios no responderá la oración si quien
la ofrece no guarda su Pacto matrimonial delante
de Dios.
Leemos en 1 Pedro 3:7
“Vosotros, maridos, igualmente,
vivid con ellas sabiamente, dando
honor a la mujer como a vaso más
frágil, y como a coherederas de la
gracia de la vida, para que
vuestras oraciones no tengan
estorbo”.
Recuerde que el apóstol Pedro era casado
y sabía de lo que estaba hablando. La Escritura
dice que losenfermos eran sanados conla sombra
del apóstol; pero es posible que si Pedro hubiera
discutido con su esposa esa mañana no fuera
capaz ni de sanar un resfriado. Yo no se en que
forma Pedro se dio cuenta de que tratar mal a su
esposa o incluso, aún si no la trataba bien, con
honra y delicadeza, le estorbaba su relación con
Dios. Píenselo, ¿Por qué tomaría Dios por fiel el
compromiso que usted ha hecho con Él, cuando
no es fiel ni al pacto que ha hecho con su esposa?
80. 80
Varón, ¿cómo trata a su cónyuge? No
olvide que si bien usted es el esposo ante su
mujer, usted es la esposa ante Dios. La iglesia es
la desposada de Cristo. Debo preguntarle, ¿cómo
se relaciona para con Cristo, el Esposo Celestial?
Y también, debemos añadir, ¿cómo trata a la
Esposa del Cordero? Su esposa también es parte
de la Esposa del Cordero, maltratarla ofende a
Cristo y le incapacita para relacionarse con Él.
Sin el anillo los cielos están cerrados:
“Mas diréis: ¿Por qué? Porque
Yahwéh ha atestiguadoentre ti y
la mujer de tu juventud, contra la
cual has sido desleal, siendo ella
tu compañera, y la mujer de tu
pacto” (vr. 14).
Me pareció gráfico decir que sin anillo los
cielos están cerrados, queriendo expresar con
esto que si un hombre o una mujer no son fieles
para mantener su pacto con otro ser humano al
que ven diariamente, entonces tampoco serán
fieles para mantener el pacto con el Dios Eterno
al que no ven con los ojos naturales.
“El que es fiel en lo poco, también en lo
más es fiel” –dijo Jesús. En verdad que esoes así.
Dios considera que quien quebranta su pacto
81. 81
matrimonial está también quebrantando su Pacto
con Dios.
La fidelidad es fe y honra a Dios, por lo
que Dios honra la fe con fidelidad.
¿Y por qué razón considera Dios roto su
pacto cuando un hombre o una mujer no son
fieles a su cónyuge? Esto se debe a que Dios es
el testigo del matrimonio.
Conforme a la ley divina, se requiere de
testimonio para que un pacto sea válido; esto es,
Dios mismo valida el pacto matrimonial siendo
testigo del mismo. El versículo anteriormente
leído dice que “Dios ha atestiguado entre ti y la
mujer”. Él es el invisible testigo que hace posible
tal pacto.
Dios es Dios de pactos. Incluso aún los
solteros están bajo Pacto. ¿En qué forma?
Permítame preguntarle: ¿es usted parte de la
Esposa del Cordero? (2 Cor. 11:2). O dicho desde
otra perspectiva: ¿es la iglesia la mujer de su
Pacto? ¿Mantiene usted fidelidad a Dios siendo
fiel a la iglesia?
Pasemos ahora a considerar la obra de
Dios:
82. 82
“¿No hizo él uno, habiendo en él
abundancia de espíritu? ¿Y por
qué uno? Porque buscaba una
descendencia para Dios.
Guardaos, pues, en vuestro
espíritu, y no seáis desleales para
con la mujer de vuestra juventud”
(vr. 15).
Dios tiene el poder de crear todos los seres
que desee de la misma forma que creó a Adán. Él
podía haber formado a Eva de barro y luego
soplarle aliento de vida como hiciera con Adán;
pero no lo hizo así; sino que prefirió formar a un
solo hombre e incluir en él la vida suficiente para
extraerle a Eva y procrear al resto de la
humanidad.
Dios tiene abundancia de Espíritu. Él no
pierde nada al soplar vida en los hombres
cuantas veces desee; pero eligió soplar una
sola vez. ¿Por qué hizo esto así?
Malaquías responde por la inspiración del
Señor: “¿No hizo él uno, habiendo en él
abundanciadeespíritu? ¿Y por qué uno? Porque
buscaba una descendencia para Dios.
Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis
desleales para con la mujer de vuestra
juventud” (Mal. 2:15).
83. 83
¡Él hizo a uno! Es decir, creó la unidad,
pues se refiere al hombre y a la mujer siendo uno
y no a un individuo solitario.
Dios ama la unidad, pues Él mismo es
unidad. Dios habita como tres Personas en un
solo Dios. La unidad expresa su semejanza. El
hombre y la mujer son uno; fueron hechos a
semejanza de Dios.
El propósito de dicha unidad es el amor.
No se puede perfeccionar el amor solitariamente
y sólo se puede manifestar el amor cuando existe
unidad y comunión. El amor es unidad. Dios es
amor y el amor es unidad; por lo que Dios es
unidad.
Este es el shema de Israel: “Oye Israel, el
Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Dt. 6:4).
Aquí usa la palabra hebrea ejad, que significa
“uno en el sentido de uno compuesto de varios,
unidad”. A diferencia de la palabra hebrea yajid,
que usa la Biblia para referirseauno en el sentido
de único.
La unidad es productiva. La comunión
engendra vida. El amor es fecundo. Dios creóuno
“porque buscaba una descendencia para Él” –
dice el pasaje de Malaquías.
84. 84
Su agrado es que la unidad produzca
descendencia. Los hijos de Dios surgen de la
unidad. ¡Hasta el mundo cree en el Señor cuando
la iglesia está en unidad! (Juan 17:21).
De manera que antes de que el matrimonio
planeara tener hijos, Dios lo previó. La mejor
manera de planear descendencia no es a través de
controles de natalidad (aunque muchos de éstos
son buenos, necesarios y recomendables); sino a
través de la unidad. Compréndame, recomiendo
que cada matrimonio tenga algún control de
natalidad, siempre y cuando no seaabortivo; pero
antes de planear cómo, cuándo y cuántos hijos,
hay que experimentar la verdadera unidad de
Dios en el matrimonio. Cualquiera que esté
saludable físicamente puede tener hijos por
medio de relaciones sexuales; pero sólo
quienes están en la unidad del Espíritu tienen
descendencia para Dios.
Esto es muy elevado. Dios le da hijos a
los hombres; pero el plan divino es que sean
loshombres quienes leden hijos a Dios. Esta es
la consumación del pacto matrimonial delante de
Dios.
En este mismo tenor diré que fue Dios
quien los hizo uno y no sólo ellos mismos.
Muchas parejas arguyen no haber sido unidas por
Dios y que por ende, deben separarse.
85. 85
Argumentan que habiendo dicho Jesús “…serán
una sola carne y lo que Dios juntó ningún
hombre lo separe” (vea Mat. 19:3-10);entonces,
si pueden separarse es que Dios no los había
unido. Tales palabras parecen los trucos
semánticos de un abogado tramposo.
La Palabra de Dios no dice que sea
imposible separar lo que Dios ha unido, sino que
manda que el hombre no separe lo que Dios ha
unido. Dios creó el árbol unido a la tierra por
medio de sus raíces, ¿puede el hombre separarlo?
Efectivamente tiene la capacidad de hacerlo, pero
en ello produce muerte. Por eso dice el profeta:
“Dios hizo uno” y añade: “…guardaos, pues en
vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la
mujer de vuestra juventud”.
Repito: el propósito de Dios es mostrar su
amor por medio de los seres humanos y obtener
así una descendencia. Ahora permítame añadir
algo más:
La fidelidad es espiritual: leemos:
“Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis
desleales…” (vr. 15).
¿Qué tan espiritual es usted? Quizá está
pensando en sentido religioso; es decir, si sirve
en la iglesia; si sabe textos bíblicos de memoria;
si canta himnos y carga Biblia; o bien, si guarda
86. 86
este o aquél mandamiento; pero no estoy
hablando de eso. Según lo que acabamos de leer,
la espiritualidad tiene una estrecha relación con
la fidelidad para con su cónyuge, además de para
con la iglesia y para con el Amado directamente.
De allí la amonestación a guardarse “en vuestro
espíritu”. Toda infidelidad comienza en el
corazón.
Dios aborrece el repudio, continúa
diciendo Malaquías:
“Porque Yahwéh Dios de Israel ha
dicho que él aborrece el repudio, y al
que cubre de iniquidad su vestido, dijo
Yahwéh de los ejércitos. Guardaos, pues,
en vuestro espíritu, y no seáis desleales”
(vr. 16).
O estamos vestidos de Cristo o estamos
vestidos de divorcio. Comprendo que los temas
del divorcio y de volverse a casar sean
complicados y que no pueden definirse en una
regla de unas cuantas líneas; con todo, es
necesario presentar cuál es la postura general
bíblica sobre el asunto. De entrada, la Palabra
expresa literalmente que Dios aborrece el
repudio. No sólo le desagrada, sino que lo
aborrece. Pero no que aborrece a quien repudia,
sino que aborrece la acción de repudiar. Dios es
bueno y aborrece al mal; pero quien ha hecho mal
87. 87
es objeto de su amor y de su oportunidad de
reconvenir su camino.
El divorcio no es el pecado imperdonable;
pero sigue siendo pecado y explícitamente,
pecado aborrecible delante de Dios. Todo pecado
es abominable delante de Dios; pero Dios no ha
expresado su aborrecimiento sobre cada pecado
en particular, por lo que el divorcio es ante Él un
pecado en verdad maligno.
Posiblemente estas palabras suenen duras
en una cultura occidental como la nuestra; en
donde casarse y volverse a casar parece no ser del
todo algo malo (aunque Dios toma tal conducta
como señal de la degradación de los últimos
tiempos según Mateo 24:37-39). ¿Por qué se
expresa Dios con tal repudio sobre el
matrimonio?
La respuesta implica el plan de Dios que
vimos anteriormente; pero además, el repudio es
aborrecible delante del Señor por cuanto tal
persona no está vestida como novia de lino fino
(acciones justas), sino de iniquidad
(prostitución).
Fuimos diseñados para una boda.
La Biblia comienza y termina con una
boda. Comienza en Adán y Eva y concluye con
las Bodas del Cordero. La primera es una boda
88. 88
simbólica que representa a la realidad de las
Bodas del Cordero. Todos hemos sido llamados
a participar de dicha boda, aunque no todos
participaremos. Todos debemos estar allí; pero
no todos se visten de boda.
En elúltimo libro de la Biblia seaclara que
Dios ha concedido a la iglesia que se vista de lino
fino, limpio y resplandeciente, que son las
acciones justas de los santos. Nos ha dado poder
para vivir en santidad. Y también, se mencionan
dos mujeres especialmente ataviadas en
Apocalipsis.
Una mujer aparece en el capítulo 17 y se
refiere a la humanidad apóstata que práctica la
maldad. Está vestida de toda clase de joyas, pero
no es la novia del Cordero, sino su antítesis; a
saber, tiene religión y apariencia semejante a la
novia, pero se comporta de manera contraria a la
voluntad del Cordero. No tiene el carácter del
Cordero. No hay amor, mansedumbre ni
reconciliación; sino conflictos, pecado, evasión
de la verdad, etc. Note cómo Malaquías dice que
quien repudia está vistiéndose de iniquidad.
La segunda mujer aparece en el capítulo
19. Es la iglesia que se ha vestido de acciones
justas. No sólo tiene una doctrina justa, sino una
conducta justa. Cree lo correcto con el corazón
correcto, por lo que sus obras son correctas. Esta
89. 89
mujer está compuesta de aquellos que estuvieron
dispuestos a vestirse de Cristo, anteponiendo la
santidad y voluntad de Dios a la búsqueda de sus
propios placeres, supuestos derechos y
satisfacción personal.
La pregunta es: ¿cuál mujer es usted: la de
Apocalipsis 17 ó la del capítulo 19? No podemos
evitar ser parte de una de las dos.
No estoy con esto condenando a todos
aquellos que se han divorciado o incluso vuelto a
casar; Dios es misericordioso y hace todas las
cosas nuevas. En Él siempre hay esperanza. Lo
que estoy haciendo es presentar cuál es la
voluntad perfecta de Dios acerca de este tópico
(le aseguro que no fue la voluntad de Dios su
separación y el dolor que todo esto causó). Usted
ahora lo sabe, por lo que no tiene excusa alguna
para actuar de modo diferente, sea cual sea su
condición presente. Comience a partir de este
momento, sin importar cómo se encuentre.
Tampoco voy a cometer el absurdo de
recomendarle que deje a su presente cónyuge y
que regrese con el primero; al cosa es vista por
Dios como abominación y no como restauración:
“no podrá su primer marido, que la despidió,
volverla a tomar para que sea su mujer, después
que fue envilecida; porque es abominación
delantede Yahwéh, y no hasde pervertirla tierra
90. 90
que Yahwéh tu Dios te da por heredad” (Dt.
24:4).
Repito: vuelva a comenzar a partir de este
momento en completo arrepentimiento y apego a
la voluntad perfecta de Dios. Si usted ni su ex
cónyuge se han vuelto a casar y ambos se
arrepienten de su separación y desean regresar, la
Biblia le invita a hacerlo:
“Pero a los que están unidos en
matrimonio, mando, no yo, sino el
Señor: Que la mujer no se separe
del marido;11y si se separa,
quédese sin casar, o reconcíliese
con su marido; y que el marido no
abandone a su mujer”
(1 Cor. 7:10-11).
Y por supuesto, si algún hermano o
hermana, comportándose conforme a la voluntad
del Señor, tiene la mala fortuna de tener un
cónyuge no creyente que insiste en separarse o
que le ha abandonado, la Palabra le exime de toda
responsabilidad liberándole de un yugo que usted
no rompió:
“Pero si el incrédulo se separa,
sepárese; pues no está el hermano
o la hermana sujeto a servidumbre
96. 96
EL AMOR FRATERNAL
COMO BASE
DE LA PROSPERIDAD FAMILIAR
(Génesis 4:1-16).
Como consecuenciade perder laimagen
de Dios, se pierde también el amor fraternal.
Entre menos se parezca el hombre a Dios,
menos se comportará como Él. Dios es amor y el
hombre sin Dios desconoce el genuino amor.
Todo ser humano está lleno de emociones, pero
sólo quien ha experimentado el amor de Dios
concientemente conoce el verdadero amor.
Podemos amar muchas cosas, pero sin Dios el
amor no será perfeccionado.
Una vez que Adán y Eva pecaron fueron
expulsados del huerto de Edén. Antes de esto
tenían vida eterna por su acceso al árbol de la
vida. Mientras guardaran y cuidaran el huerto
para Dios tendrían vida. La obediencia trae vida.
Pero una vez que desobedecieron y fueron
expulsados perdieron la vida. No que Dios quiera
darle la muerte; sino que la muerte es la ausencia
de la vida; a saber, la ausencia de Dios (que el
hombre elige en su rebelión).
Dios es amor y Dios es vida. El hombre
caído había perdido el disfrute de Dios en éstas
dos formas. No tiene vida permanente en él y
97. 97
aunque siente y tiene una enorme gama de
emociones, no ha sido perfeccionado en amor.
El amor es un mandamiento no un
sentimiento. El primero de todos los
mandamientos es amar a Dios y el segundo amar
al prójimo. Por lo tanto, el amor no es un
sentimiento (aunque usa los sentimientos); sino
un mandamiento. Así que sólo caminando en
obediencia caminamos en amor. Como el hombre
desobedeció a Dios, perdió el genuino amor. A
partir de su caída su amor sería imperfecto.
Así tenemos el relatodel primer homicidio
precisamente un poco después de perder la
imagen de Dios. Sin la imagen de Dios, el amor
fraternal se distorsiona y en su lugar tenemos el
primer asesinato; el cual es mencionado después
de la expulsión del huerto:
“Echó, pues, fuera al hombre, y
puso al oriente del huerto de
Edén querubines, y una espada
encendida que se revolvía por
todos lados, para guardar el
camino del árbol de la vida.
Conoció Adán a su mujer Eva, la
cual concibió y dio a luz a Caín, y
dijo: Por voluntad de Yahwéh he
adquirido varón.
98. 98
8Y dijo Caín a su hermano Abel:
Salgamos al campo. Y aconteció
que estando ellos en el campo,
Caín se levantó contra su hermano
Abel, y lo mató” (lea Gén. 3:22-24
y Gén. 4:1-8).
Dios es amor, de manera que alejarse de Él
o perder su imagen (que es Cristo), deja al
hombre frío y sin capacidad para amar
adecuadamente; o lo que es lo mismo; a merced
del odio, la envidia y toda clase de malos
sentimientos.
Si aprendemos este principio
conoceremos cómo corregir la falta de amor
dentro de la familia. Antes de buscar el cambio
de otros debemos analizar si estamos viviendo la
imagen de Dios; es decir, si en verdad estamos
viviendo en Cristo.
El problema no es externo, sino interno. El
comportamiento sólo corresponde al contenido
de la persona. Por lo tanto, no culpe a ninguna
persona por su propia falta de amor; ¡su ira
viene de su propio interior!
“¿De dónde vienen las guerras y
los pleitos entre vosotros?
99. 99
¿No es de vuestras pasiones, las
cuales combaten en vuestros
miembros?
2Codiciáis, y no tenéis; matáis y
ardéis de envidia, y no podéis
alcanzar; combatís y lucháis, pero
no tenéis lo que deseáis, porque no
pedís” (Stg. 4:1-2).
Algunos piensan que su amargura, celos y
malos sentimientos están justificados por ser
maltratados por otros. Argumentan como
legítimos estos sentimientos rememorando la
cuenta de sus males pasados, pero la Biblia es
clara al decir que tal argumentación no es
sabiduría de Dios, sino un engaño de Satanás:
“Pero si tenéis celos amargos y
contención en vuestro corazón, no os
jactéis, ni mintáis contra la verdad;
15porque esta sabiduría no es la que
desciende de lo alto, sino terrenal,
animal, diabólica.16Porque donde hay
celos y contención, allí hay
perturbación y toda obra perversa”
(3:14-16).
De manera que el problema no surge a
partir de la acción de otro, sino de la reacción
propia. Quizá no pueda evitar ser atacado, pero si
puedo evitar que el mal surja en mi interior. Más
100. 100
una vez que el mal surge, entonces el amor se
enfría. Por tanto, el problema no fue el ataque,
sino mi manera de afrontarlo. Yo decido si amo u
odio; si perdono o guardo rencor; si paso la
afrenta por alto o me amargo el resto de la vida.
Cuando decido amar, perdonar y pasar por
alto la afrenta, entonces estoy decidiendo porque
Cristo sea formado en mí; esto es, mi decisión es
la imagen de Dios; la cual se fortalece con tal
decisión.
Cuando decido odiar, guardar rencor y
amargarme, entonces estoy decidiendo por la
caída, el dolor y la muerte.
Estoy, lo mismo que todos, en proceso de
formación; inevitablemente se formará en mí o la
vida o la muerte. Somos un producto sin
terminar; sea en Cristo, sea en destrucción.
Retorne a Cristo. Quizá no puede
cambiar las circunstancias exteriores (y digo
quizá), pero si puede cambiar su interior:
“Porque del corazón salen los
malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las
fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias”
(Mateo 15:19).
101. 101
La restauración de la armonía familiar
comienza con el reconocimiento de la necesidad
de cambiar interiormente. La gran mayoría de
familias que se desintegran enfocaron sus
energías en cambiar a los demás, pero es nuestro
interior el que necesita ser cambiado primero.
Creo firmemente que cambiar al mundo
comienza concambiar uno mismo primeramente;
para el que ha cambiado, el mundo ha cambiado;
más para aquel que persiste en cambiar su
exterior suele verlo cada día peor.
Vimos cómo la pérdida de la imagen de
Dios trajo consigo el enfriamiento del amor
fraternal; lo cual desencadenó en el homicidio de
Abel en manos de su propio hermano Caín.
Posiblemente nos miramos a nosotros mismos de
forma diferente y consideramos que tal asesinato
es un horror que nosotros no cometeríamos; quizá
pensemos que es una exageración considerarnos
en semejante espejo; pero la realidad es que sin
la imagen de Dios todos somos homicidas. La ira,
el rencor y el odio son considerados por Dios
también como homicidio:
“Oísteis que fue dicho a los
antiguos: No matarás; y
cualquiera que matare será
culpable de juicio.22Pero yo os
digo que cualquiera que se enoje
102. 102
contra su hermano, será culpable
de juicio; y cualquiera que diga:
Necio, a su hermano, será
culpable ante el concilio; y
cualquiera que le diga: Fatuo,
quedará expuesto al infierno de
fuego” (Mateo 5:21-22).
Suena fuerte, pero es verdad.
Pocos levantan su mano para matar a su
hermano y más pocos aún son considerados como
monstruos deshumanizados. Hay mucha maldad
en ello y definitivamente es algo monstruoso;
pero desde la perspectiva divina la ira es una
rama pegada a la misma raíz del homicidio. No
siempre da fruto matando a otro, pero siempre da
fruto matando a alguien, a quien siente esaira. Es
el mismo árbol con el mismo final.
Así que la destrucción familiar no
requiere del homicidio físico, sino que
comienza con el homicidio del alma.
Por ejemplo, el chisme es considerado por
Dios como atentar contra la vida de los hermanos:
“No andarás chismeando entre tu
pueblo. No atentarás contra la
vida de tu prójimo. Yo Yahwéh”
(Levítico 19:16).
103. 103
No se queje ni hable mal de su familia,
bendiga a cada uno de sus miembros. Bromear a
costa de algún miembro de la familia, criticar,
quejarse, y toda clase de palabras en contra de la
familia es un atentado contra la vida de la misma.
Una familia donde sus miembros se
expresan mal unos de otros es una familia bajo
maldición (maldición significa “mal decir”);
tarde que temprano cosechará muerte y
maldición.
Sin amor fraternal sólo queda el
homicidio.
Volvamos nuevamente al caso de Caín y
Abel. Encontramos en la Palabra (Génesis 4:1-
12) que el primer homicidio fue un asunto
religioso:
“Y Abel trajo también de los
primogénitos de sus ovejas, de lo
más gordo de ellas. Y miró
Yahwéh con agrado a Abel y a su
ofrenda;5pero no miró con agrado
a Caín y a la ofrenda suya. Y se
ensañó Caín en gran manera, y
decayó su semblante” (vers. 3-5).
Increíblemente el primer homicidio fue un
asunto de ofrendas, de culto, de adoración a Dios.
104. 104
Es común encontrar hogares divididos por
cosas de ofrendas; a saber, por asuntos religiosos.
Padres contra hijos, hijos contra padres,
cónyuges entre sí; todos divididos por dogmas,
doctrinas y variantes religiosas.
Jesús advirtió que así sucedería (Mat.
10:34-36); sin embargo, aún y cuando tal
conflicto suele iniciarse con la llegada del
evangelio al hogar, no por eso debe despreciarse
el evangelio, como tampoco es sabio
conformarse a vivir en conflicto. El amor
fraternal triunfa sobre el celo religioso. Caín es
una posibilidad, pero Abel es una necesidad.
Quien ama verdaderamente ha de arriesgarse a
hablar desde la tierra por medio de su sangre.
Notemos cómo el rencorosoy aborrecedor
se siente agraviado, víctima y siempre tiene
argumentos “buenos” para enojarse. Tal es Caín,
para él su hermano eraun ladrón de la aprobación
de Dios y posiblemente también de la de sus
padres. Para Caín, Dios era injusto, ¿acaso no
había traído también él su ofrenda? ¿Y qué si no
era lo que Dios había pedido? ¿Era tan grave no
tener fe en el método de Dios? ¿Por qué no se
conformaba Dios con su intento?
Lo mismo sucede en muchas familias; sus
miembros están divididos y algunos atentan
contra los otros con sobradas razones, a su
105. 105
parecer, para atacar. Sienten que son víctimas de
injusticias y que deben defenderse. Tienen la
religión de Caín, según la cual, Dios debía
conformarse con sus prácticas religiosas sin
importar los motivos del corazón. Si están
haciendo “lo correcto”, ¿por qué Dios ha de
fijarse en sus sentimientos? Después de todo, no
son culpables, sino víctimas de mal trato o
incomprensión -razonan ellos mismos.
El primer homicidio fue también un
asunto de envidia:
“...pero no miró con agradoa
Caín y a la ofrenda suya. Y se
ensañó Caín en gran manera, y
decayó su semblante. 6Entonces
Yahwéh dijo a Caín: ¿Por qué te
has ensañado, y por qué ha
decaído tu semblante? 7Si bien
hicieres, ¿no serás enaltecido? y si
no hicieres bien, el pecado está a
la puerta; con todo esto, a ti será
su deseo, y tú te enseñorearás de
él” (vrs. 5-7).
¿Qué es la envidia?
La envidia es resultado de un
desmedido amor propio y de falta de afecto
natural, en donde el envidioso intenta
desaparecer el objeto o persona que él
106. 106
considera está robando el amor que
supuestamente debe recibir.
El amor fraternal es mirar el bien de los
demás antes que el amor propio; es exactamente
lo contrario a la envidia; la cual desea el bien
ajeno estimándolo como herencia personal.
El Señor amonestó a Caín respecto de su
pecado, lo cual muestra que el hombre siempre
tiene la oportunidad de vencer la tentación; sea
esta la envidia o cualquier otra cosa.
“No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana;
pero fiel es Dios, que no os dejará
ser tentados más de lo que podéis
resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la
salida, para que podáis soportar”
(1 Corintios 10:13).
Solemos mirar la tentación como la acción
del mal para destruir al hombre y estorbar el
propósito divino; pero esta es sólo una parte de la
verdad. Por un lado, la tentación es maligna; ese
es el lado negativo de la misma; sin embargo,
existe un lado “positivo”. Todas las cosas ayudan
a bien a los que aman a Dios, incluso la tentación.
107. 107
La tentación es en sí una oportunidad de
elección para desarrollarnos o para
corrompernos; para vida o para muerte; para ser
un señor o un esclavo. En este sentido, la
tentación se transforma en sólo una prueba:
“7Si bien hicieres, ¿no serás
enaltecido? y si no hicieres bien,
el pecado está a la puerta; con
todo esto, a ti será su deseo, y tú te
enseñorearás de él” (vr. 7).
A final de cuentas, el destino de Caín sería
resultado de su propia elección.
Podemos elegir qué sembraremos, pero
nunca qué cosecharemos. Ser enaltecido es
resultado de enseñorearse del pecado
primeramente. Nadie será hecho por Dios un
señor ante otrossi primero no ha sido hecho señor
ante la tentación. El pecado es como un león junto
al camino, puede devorarnos o llegar a ser un
trofeo de nuestra pared. El señorío y la autoridad
comienzan con enseñorearse de la propia
voluntad; es decir, con dominarse a uno mismo.
A través de cada decisiónque tomamos
ante la tentación de amar u odiar definimos
qué clase de persona seremos y a quién
perteneceremos el resto de nuestra vida.
108. 108
El apóstol Juan escribió:
“En esto se manifiestan los
hijos de Dios, y los hijos del
diablo: todo aquel que no hace
justicia, y que no ama a su
hermano, no es de Dios.
11Porque este es el mensaje que
habéis oído desde el principio:
Que nos amemos unos a otros.
12No como Caín, que era del
maligno y mató a su hermano.
¿Y por qué causa le mató?
Porque sus obras eran malas, y
las de su hermano justas” (1
Juan 3:10-12).
“El que no ama a su hermano no es de
Dios” -allí define su pertenencia. “…y es
homicida” –con lo que describe quién es tal
persona. Caín era del maligno, por eso mató a su
hermano. Caín es descritocomo un hombre malo.
Vemos qué clase de persona era y a quién
pertenecía. Sus obras eran malas, dice la palabra;
¿cuáles obras? ¡La ofrenda que presentó! En el
reino de Dios sólo hay un camino para hacer las
cosas: a la manera de Dios! Aún las “buenas
obras” son malas; cuándo van acompañadas de
un mal corazón. Jesús dijo que muchos le dirían
en aquél día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en
tu nombre, y echamos fuera demonios e hicimos
109. 109
muchos milagros? Y el Señor les responderá que
no los conoce y que son hacedores de maldad
(Mat. 7:22-23). ¿Cuáles eran sus hechos de
maldad? ¡Profetizar, echar demonios y hacer
milagros en el nombre de Jesús! ¿Por qué Dios
las considera obras de maldad? Porque fueron
hechas sin Dios. No le conocían.
Dios le había dicho a Caín: “¿Por qué
decayó tu semblante? Esto es un asunto
interesante; ¿cómo es el rostro de un asesino?
¿Ha visto el semblante de un homicida? ¿Ha visto
la saña de un homicida? Una persona que
aborrece a su hermano suele manifestar amargura
en su rostro; no siempre es así, pero
frecuentemente tiene una apariencia dura y
desagradable.
El rostro de una persona que aborrece a su
hermano; es decir, el rostro de un homicida,
manifiesta decaimiento y saña. Nada afea más
que la amargura y el resentimiento. Como dice la
Palabra: “El corazón alegre hermosea el rostro;
mas por el dolordel corazónel espírituse abate”
(Prov. 15:13).“La cirugía plástica” del cieloes el
amor.
Ninguna familia progresa donde el rostro
de unos es adusto para los otros. Si bien el rostro
expresa externamente la condición interna de la
persona; también tiene la capacidad de influir en
110. 110
quienes lo miran. ¡Nadie mantiene una sonrisa
permanentemente frente a un ceño fruncido! La
familia progresa cuando voluntariamente
procuramos amarnos unos a otros con
demostraciones concretas y prácticas.
Caín no aborreció a su hermano
simplemente; sino que planeó hacerle daño. La
falta de amor fraternal es una fuente de
maquinaciones para el mal. ¿Cuánto tiempo llevó
esto? ¿Cuánto duró Caín para proyectar el mal de
su hermano? No lo sabemos. Pero lo que sí
sabemos es que intentaba llenar su corazón con la
idea de desaparecer a Abel.
La falta de amor da lugar al odio.
Los judíos suelen decir: “no culpes al
ratón, sino al agujero enla pared.” Así sucede con
la falta de amor fraternal, su vacío da entrada a
toda clase de males.
Los últimos tiempos se caracterizarán por
el enfriamiento del amor y por la existencia de
personas “sin afecto fraternal”. Serán por esto
días difíciles (Mat. 24:12; 2 Tim. 3:1-5).
Un caso semejante al de Caín y Abel es la
historia de Esaú y Jacob. Dicen las Sagradas
Escrituras:
111. 111
“Y aborrecióEsaú a Jacob por la
bendición con que su padre le
había bendecido, y dijo en su
corazón: Llegarán los días del
luto de mi padre, y yo mataré a mi
hermano Jacob. 42Y fueron dichas
a Rebeca las palabras de Esaú su
hijo mayor; y ella envió y llamó a
Jacob su hijo menor, y le dijo: He
aquí, Esaú tu hermano se consuela
acerca de ti con la idea de
matarte” Génesis 27:41-42).
Igual que Caín, Esaú aborrecía a su
hermano a causa de la bendición de su padre. En
el caso de Caín se trató del Padre Celestial;
mientras que en el caso de Esaú era el padre
terrenal.
Los celos son un asunto serio. Cuando
están mal enfocados son gangrena del alma. Una
vez perdido el amor fraternal llega a oscurecerse
tanto el alma que siente la misma cierto consuelo
con la idea del homicidio. Por eso dice Juan que
el que aborrece a su hermano es homicida (1 Juan
3:15). Gozarse con el mal ajeno es un síntoma
clásico de esta afección.
Por lo tanto, como vimos, el primer
homicidio fue un asunto planeado; de igual modo
eran las intenciones de Esaú y lo mismo podemos
112. 112
decir de un gran número de asesinatos del
Antiguo Testamento. Esto no sucede de la noche
a la mañana; la amargura, el resentimiento, el
rencor, la envidia, etc. Son el desarrollo paulatino
del mal en el interior del ser humano hasta
producir muerte:
“Sino que cada uno es tentado,
cuando de su propia
concupiscencia es atraídoy
seducido. 15Entonces la
concupiscencia, después que ha
concebido, da a luz el pecado; y el
pecado, siendo consumado, da a
luz la muerte” (Stg. 1:14-15).
Jacobo (Santiago) está usando la figura de
la unión sexual ilícita para describir el proceso
del mal en la tentación: primero hay atracción,
seguida de seducción. El mal intima con el
corazón humano y este concibe la maldad tal y
como una mujer queda embarazada. El resultado
sólo es cuestión de tiempo: da a luz el pecado y
por ende, la muerte.
Los problemas de Caín no comenzaron
cuando mató a su hermano, sino cuando acarició
la idea en su mente de deshacerse de él.
113. 113
Esaú no mató a su hermano, pero en su
corazón ya era culpable de homicidio por cuanto
se consolaba con la idea de matarlo.
Posiblemente usted no sería declarado
culpable de homicidio por un tribunal humano;
pero si ha sentido aborrecimiento en su corazón
hacia su familiar; usted es culpable ante Dios.
Debe arrepentirse inmediatamente, antes de que
el pecado produzca la muerte de su familia y de
su propia vida espiritual. Sin arrepentimiento no
hay esperanza de recuperar el amor fraternal y lo
que es peor, con el tiempo terminará alejado de
Dios:
“Mirad, hermanos, que no haya en
ninguno de vosotros corazón malo
de incredulidad para apartarse del
Dios vivo;antes exhortaos los
unos a los otros cada día, entre
tanto que se dice: Hoy; para que
ninguno de vosotros se endurezca
por el engaño del pecado
(Heb. 3:12-13).
La ironía de la vida en la tierra es que
exista gente “buena” con corazón malo. Solemos
imaginarnos que una persona de corazón malo es
una especie de Hitler; pero la realidad es que el
pecado enfría el corazón de muchas personas que
consideraríamos buenas (Mat. 24:12).
114. 114
Esto no es insignificante, pues si el
corazón se endurece por falta de amor, la
apostasía viene en camino. Un corazón frío se
aparta de sus hermanos y luego de Dios. Por eso
nos dice la Palabra que nos exhortemos unos a
otros; esto es, la relación entre los creyentes
puede prevenir esta clase de apostasía. No hay
medicina como elamor. El amor no es una opción
para vivir mejor; sino la vida misma.
Puede parecerle demasiado extremista
hablar de apostasía en un libro sobre prosperidad
familiar; pero la falta de amor y el apartarse de
Dios van de la mano. “El que ama a su hermano
permaneceen luz y el él no hay tropiezo” (1Juan
2:10). Sin lugar a dudas quien aborrece a su
hermano tropezará.
¿Por qué habría de considerarse miembro
de la familia de Dios quien no ama ni siquiera a
su propia familia terrenal?
Los conflictos familiares no resueltos
suelen conducir a la amargura; y la amargura
amputa las manos del espíritu capaces de
alcanzar la gracia de Dios; es decir, incapacita las
funciones de nuestro espíritu impidiéndonos la
comunión con Dios:
“Seguid la paz con todos, y la
santidad, sin la cual nadie verá al
115. 115
Señor.Mirad bien, no sea que
alguno deje de alcanzar la gracia
de Dios; que brotando alguna raíz
de amargura, os estorbe, y por
ella muchos sean contaminados”
(Hebreos 12:14-15).
La amargura es un velo en los ojos y una
cuerda en las manos espirituales. Cuando la
amargura y el resentimiento entran, la gracia sale.
Y lo que es peor, esta mala enfermedad es
severamente contagiosa; ¡qué fácil es contaminar
de descontento a todos en casa cuando alguno
estáamargado! Dicha familia no puede ver a Dios
ni se puede ver entre sí.
Por eso la exhortación del escritor bíblico
es “mirad bien”; poner sobrada atención. Ser en
extremo diligentes. Fijarse en el camino por si
hubiera obstáculos que impidan la carrera. Tener
una familia sana requiere de mucha atención y
diligencia; no es un asunto sencillo; requiere de
esfuerzo conciente para “seguir la paz con todos”.
Esto me recuerda un pasaje bíblico:
“Sobre toda cosa guardada,
guarda tu corazón; porque de él
mana la vida.
Aparta de ti la perversidad de la
boca, Y aleja de ti la iniquidad de
los labios.
116. 116
Tus ojos miren lo recto, Y
diríjanse tus párpados hacia lo
que tienes delante.
Examina la senda de tus pies, Y
todos tus caminos sean rectos. No
te desvíes a la derecha ni a la
izquierda; aparta tu pie del mal”
(Prov. 4:23-27).
¿Cómo se protege el corazón de la
amargura? ¡Cuida lo que hablas y donde
concentras tu atención! Usa tu boca para bendecir
a tu hermano y no para quejarte ni maldecirlo.
Celebra sus aciertos e ignora sus errores y
ofensas.
Vea la historiade Absalón y Amnón:
“Mas Absalón no habló con Amnón ni
malo ni bueno; aunque Absalón
aborrecía a Amnón, porque había
forzado a Tamar su hermana.
Aconteció pasados dos años, que
Absalón tenía esquiladores en Baal-
hazor, que está junto a Efraín; y
convidó Absalón a todos los hijos del
rey.Y vino Absalón al rey, y dijo: He
aquí, tu siervo tiene ahora
esquiladores; yo ruego que venga el
rey y sus siervos con tu siervo.Y
117. 117
respondió el rey a Absalón: No, hijo
mío, no vamos todos, para que no te
seamos gravosos. Y aunque porfió con
él, no quiso ir, mas le bendijo.
Entonces dijo Absalón: Pues si no, te
ruego que venga con nosotros Amnón
mi hermano. Y el rey le respondió:
¿Para qué ha de ir contigo? Pero
como Absalón le importunaba, dejó ir
con él a Amnón y a todos los hijos del
rey.Y Absalón había dado orden a sus
criados, diciendo: Os ruego que
miréis cuando el corazón de Amnón
esté alegre por el vino; y al decir yo:
Herid a Amnón, entonces matadle, y
no temáis, pues yo os lo he mandado.
Esforzaos, pues, y sed valientes”
(2 Samuel 13:22-28).
El asunto es claro. ¿Tenía razones
Absalón para odiar a Amnón? Hablando
humanamente sí: Amnón había violado a Tamar,
la hermana de Absalón.
Sin embargo, notemos cómo nuevamente
se trató de maldad planificada. Habían pasado
años entre el daño que hiciese Amnón a Tamar y
la consumación de la venganza por parte de
Absalón; pero la raíz de amargura finalmente dio
frutos de muerte.