2 Corintios 11:2-3
2Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
2. 2Porque os celo con celo de Dios; pues os he
desposado con un solo esposo, para
presentaros como una virgen pura a Cristo.
3Pero temo que como la serpiente con su
astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean
de alguna manera extraviados de la sincera
fidelidad a Cristo.
3. 7Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y
huirá de vosotros. 8Acercaos a Dios, y él se
acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las
manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad
vuestros corazones. 9Afligíos, y lamentad, y
llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y
vuestro gozo en tristeza. 10Humillaos delante del
Señor, y él os exaltará.
4.
5. 3Pero si nuestro evangelio está aún
encubierto, entre los que se pierden está
encubierto; 4en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que
no les resplandezca la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
6. 12Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de
vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo; 13antes exhortaos los
unos a los otros cada día, entre tanto que se dice:
Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca
por el engaño del pecado. 14Porque somos hechos
participantes de Cristo, con tal que retengamos
firme hasta el fin nuestra confianza del principio,
7. 6Pero pida con fe, no dudando nada; porque
el que duda es semejante a la onda del mar,
que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra. 7No piense, pues, quien tal haga,
que recibirá cosa alguna del Señor. 8El hombre
de doble ánimo es inconstante en todos sus
caminos.
8. 6Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí,
pongo en Sion la principal piedra del ángulo,
escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será
avergonzado. 7Para vosotros, pues, los que creéis,
él es precioso; pero para los que no creen, La
piedra que los edificadores desecharon, Ha venido
a ser la cabeza del ángulo; 8y: Piedra de tropiezo, y
roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra,
siendo desobedientes; a lo cual fueron también
destinados.
9. 23Pero el que duda sobre lo que come, es
condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que
no proviene de fe, es pecado.
6Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan.
10.
11. 34Porque el que Dios envió, las palabras de Dios
habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.
35El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha
entregado en su mano. 36El que cree en el Hijo
tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está
sobre él.
12. 16¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le
provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de
Egipto por mano de Moisés? 17¿Y con quiénes
estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con
los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el
desierto? 18¿Y a quiénes juró que no entrarían
en su reposo, sino a aquellos que
desobedecieron? 19Y vemos que no pudieron
entrar a causa de incredulidad.
13. 5Mas quiero recordaros, ya que una vez lo
habéis sabido, que el Señor, habiendo
salvado al pueblo sacándolo de Egipto,
después destruyó a los que no creyeron.;
14. 57Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les
dijo: No hay profeta sin honra, sino en su
propia tierra y en su casa. 58Y no hizo allí
muchos milagros, a causa de la incredulidad
de ellos.
15. 16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él. 18El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios.
16. 19Y esta es la condenación: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque
todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no
viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas.
17. 5Pero por tu dureza y por tu corazón no
arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día
de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
7vida eterna a los que, perseverando en bien
hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.
18. 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no
obedecen a la verdad, sino que obedecen a la
injusticia; 9tribulación y angustia sobre todo ser
humano que hace lo malo, el judío primeramente
y también el griego, 10pero gloria y honra y paz a
todo el que hace lo bueno, al judío primeramente
y también al griego;
19.
20. 3Pues este es el amor a Dios, que guardemos
sus mandamientos; y sus mandamientos no son
gravosos. 4Porque todo lo que es nacido de
Dios vence al mundo; y esta es la victoria que
ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el
que vence al mundo, sino el que cree que
Jesús es el Hijo de Dios?
21. 8Porque a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; a otro, palabra de
ciencia según el mismo Espíritu; 9a otro, fe
por el mismo Espíritu; y a otro, dones de
sanidades por el mismo Espíritu.
22. 3Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada
cual que está entre vosotros, que no tenga más
alto concepto de sí que el que debe tener, sino
que piense de sí con cordura, conforme a la
medida de fe que Dios repartió a cada uno.
23. 22Mas el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, 23mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.