2. 1Por tanto, dejando ya los rudimentos de la
doctrina de Cristo, vamos adelante a la
perfección; no echando otra vez el fundamento
del arrepentimiento de obras muertas, de la
fe en Dios, 2de la doctrina de bautismos, de la
imposición de manos, de la resurrección de
los muertos y del juicio eterno.
3. 1. Arrepentimiento de Obras Muertas
2. Fe en Dios,
3. Doctrina de bautismos
4. Imposición de manos
5. Resurrección de los muertos
6. Juicio eterno.
4.
5. 1Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,
la convicción de lo que no se ve.
7. 9obteniendo el fin de vuestra fe, que es la
salvación de vuestras almas.10Los profetas
que profetizaron de la gracia destinada a
vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron
acerca de esta salvación, 11escudriñando qué
persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de
Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de
antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos.
8.
9. 6Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado
por justicia. 7Sabed, por tanto, que los que son
de fe, éstos son hijos de Abraham. 8Y la
Escritura, previendo que Dios había de justificar
por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena
nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas
todas las naciones. 9De modo que los de la fe
son bendecidos con el creyente Abraham.
10. 10Porque todos los que dependen de las obras
de la ley están bajo maldición, pues escrito
está: Maldito todo aquel que no permaneciere en
todas las cosas escritas en el libro de la ley, para
hacerlas. 11Y que por la ley ninguno se justifica
para con Dios, es evidente, porque: El justo
por la fe vivirá; 12y la ley no es de fe, sino que
dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
11. 38Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por
medio de él se os anuncia perdón de
pecados, 39y que de todo aquello de que por
la ley de Moisés no pudisteis ser justificados,
en él es justificado todo aquel que
cree.
12.
13. 14Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre
de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien toma
nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16para que os dé, conforme a las riquezas de su
gloria, el ser fortalecidos con poder en el
hombre interior por su Espíritu;
14. 17para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados
y cimentados en amor, 18seáis plenamente
capaces de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y
la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis
llenos de toda la plenitud de Dios.
15. 8Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; 9no por obras, para que nadie se
gloríe. 10Porque somos hechura suya, creados
en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.
16. 3Digo, pues, por la gracia que me es dada, a
cada cual que está entre vosotros, que no tenga
más alto concepto de sí que el que debe
tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios
repartió a cada uno.
17. 11conforme al propósito eterno que hizo en
Cristo Jesús nuestro Señor, 12en quien tenemos
seguridad y acceso con confianza por
medio de la fe en él
18. 3Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho
temor y temblor; 4y ni mi palabra ni mi
predicación fue con palabras persuasivas de
humana sabiduría, sino con demostración del
Espíritu y de poder, 5para que vuestra fe no
esté fundada en la sabiduría de los hombres,
sino en el poder de Dios.
19. 16Mas no todos obedecieron al evangelio; pues
Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro
anuncio? 17Así que la fe es por el oír, y el oír,
por la palabra de Dios. 18Pero digo: ¿No han
oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido
la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra
sus palabras.
20. 18sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra
vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como
oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de
Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación, 20ya destinado desde antes de la
fundación del mundo, pero manifestado en los
postreros tiempos por amor de vosotros,
21. 21y mediante el cual creéis en Dios, quien le
resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para
que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
22Habiendo purificado vuestras almas por la
obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para
el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros
entrañablemente, de corazón puro;
24. 21¿Luego la ley es contraria a las promesas de
Dios? En ninguna manera; porque si la ley
dada pudiera vivificar, la justicia fuera
verdaderamente por la ley. 22Mas la Escritura
lo encerró todo bajo pecado, para que la
promesa que es por la fe en Jesucristo
fuese dada a los creyentes.
25. 23Pero antes que viniese la fe, estábamos
confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que iba a ser revelada. 24De
manera que la ley ha sido nuestro ayo, para
llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos
justificados por la fe. 25Pero venida la fe, ya
no estamos bajo ayo, 26pues todos sois
hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
26. 2Porque yo les doy testimonio de que tienen celo
de Dios, pero no conforme a ciencia. 3Porque
ignorando la justicia de Dios, y procurando
establecer la suya propia, no se han
sujetado a la justicia de Dios; 4porque el fin
de la ley es Cristo, para justicia a todo
aquel que cree.
27. 4De Cristo os desligasteis, los que por la ley
os justificáis; de la gracia habéis caído.
5Pues nosotros por el Espíritu aguardamos
por fe la esperanza de la justicia; 6porque en
Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la
incircuncisión, sino la fe que obra por el
amor.
28.
29. 21Decidme, los que queréis estar bajo la
ley: ¿no habéis oído la ley? 22Porque está
escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la
esclava, el otro de la libre. 23Pero el de la
esclava nació según la carne; mas el de la
libre, por la promesa.
30. 24Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres
son los dos pactos; el uno proviene del
monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud;
éste es Agar. 25Porque Agar es el monte Sinaí
en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual,
pues ésta, junto con sus hijos, está en
esclavitud.
31. 26Mas la Jerusalén de arriba, la cual es
madre de todos nosotros, es libre. 27Porque
está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no
das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que
no tienes dolores de parto; Porque más son
los hijos de la desolada, que de la que tiene
marido.
32. 28Así que, hermanos, nosotros, como Isaac,
somos hijos de la promesa. 29Pero como
entonces el que había nacido según la carne
perseguía al que había nacido según el Espíritu,
así también ahora. 30Mas ¿qué dice la Escritura?
Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no
heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
31De manera, hermanos, que no somos hijos
de la esclava, sino de la libre.
33.
34. 12Así que, teniendo tal esperanza, usamos de
mucha franqueza; 13y no como Moisés, que
ponía un velo sobre su rostro, para que los
hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de
aquello que había de ser abolido.
G2571 káluma, cubrir, encubrir, cubierta, velo.
35. 14Pero el entendimiento de ellos se embotó;
porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no
descubierto, el cual por Cristo es quitado.
15Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a
Moisés, el velo está puesto sobre el
corazón de ellos.
36. 16Pero cuando se conviertan al Señor, el velo
se quitará. 17Porque el Señor es el Espíritu; y
donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
18Por tanto, nosotros todos, mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en
gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor.
37.
38. 14Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno
dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle? 15Y si un hermano o una hermana están
desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento
de cada día, 16y alguno de vosotros les dice: Id en
paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las
cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué
aprovecha? 17Así también la fe, si no tiene obras,
es muerta en sí misma.
39. 18Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi
fe por mis obras. 19Tú crees que Dios es uno; bien
haces. También los demonios creen, y tiemblan.
20¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin
obras es muerta? 21¿No fue justificado por las
obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a
su hijo Isaac sobre el altar? 22¿No ves que la fe
actuó juntamente con sus obras, y que la fe se
perfeccionó por las obras?
40. 23Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham
creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue
llamado amigo de Dios. 24Vosotros veis, pues, que
el hombre es justificado por las obras, y no
solamente por la fe. 25Asimismo también Rahab la
ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando
recibió a los mensajeros y los envió por otro
camino? 26Porque como el cuerpo sin espíritu está
muerto, así también la fe sin obras está muerta
43. 23Pero el que duda sobre lo que come, es
condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo
que no proviene de fe, es pecado.
44. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que
no cree, ya ha sido condenado, porque no
ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
19Y esta es la condenación: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque
todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no
viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas.
45. 6Pero sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan.
46. 5Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría,
pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente
y sin reproche, y le será dada. 6Pero pida con fe,
no dudando nada; porque el que duda es
semejante a la onda del mar, que es arrastrada
por el viento y echada de una parte a otra. 7No
piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa
alguna del Señor.
47. G5591 psujikós
Sensitivo, animado, que es la
naturaleza más alta o renovada; y
por el otro que es la naturaleza
más bajo o bestial, animal, natural,
sensual.
48. 14Pero el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente.
49. 18Porque la palabra de la cruz es locura a los que
se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a
nosotros, es poder de Dios. 19Pues está escrito:
Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé
el entendimiento de los entendidos.
21Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo
no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó
a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación.
50. 13¿Quién es sabio y entendido entre vosotros?
Muestre por la buena conducta sus obras en sabia
mansedumbre. 14Pero si tenéis celos amargos y
contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni
mintáis contra la verdad; 15porque esta sabiduría
no es la que desciende de lo alto, sino terrenal,
animal, diabólica. 16Porque donde hay celos y
contención, allí hay perturbación y toda obra
perversa.
51. 44Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo
espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo
espiritual. 45Así también está escrito: Fue hecho el
primer hombre Adán alma viviente; el postrer
Adán, espíritu vivificante. 46Mas lo espiritual no es
primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47El
primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo
hombre, que es el Señor, es del cielo.
52. 4Cuando los naturales vieron la víbora colgando de
su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este
hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la
justicia no deja vivir. 5Pero él, sacudiendo la víbora
en el fuego, ningún daño padeció.
G915 bárbaros; extranjero, bárbaro,
extranjero, naturales (nativos).
53. 6Ellos estaban esperando que él se hinchase, o
cayese muerto de repente; mas habiendo
esperado mucho, y viendo que ningún mal le
venía, cambiaron de parecer y dijeron que era
un dios.
54. 8Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9y
volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas
estas cosas a los once, y a todos los demás.
10Eran María Magdalena, y Juana, y María madre
de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron
estas cosas a los apóstoles. 11Mas a ellos les
parecían locura las palabras de ellas, y no las
creían.
55.
56. 1Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados, 2en
los cuales anduvisteis en otro tiempo,
siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire,
el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia,
57. 5Así que, no juzguéis nada antes de
tiempo, hasta que venga el Señor, el cual
aclarará también lo oculto de las
tinieblas, y manifestará las intenciones de
los corazones; y entonces cada uno
recibirá su alabanza de Dios.
58. 20Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a
los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero
que vosotros os hagáis partícipes con los
demonios. 21No podéis beber la copa del Señor, y
la copa de los demonios; no podéis participar de la
mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
22¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos
más fuertes que él?
59. 14Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto
esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias
y entre todos los animales del campo; sobre tu
pecho andarás, y polvo comerás todos
los días de tu vida.
60. 9Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te
da, no aprenderás a hacer según las
abominaciones de aquellas naciones. 10No sea
hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija
por el fuego, ni quien practique adivinación, ni
agorero, ni sortílego, ni hechicero, 11ni encantador,
ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los
muertos.
61. 12Porque es abominación para con Jehová
cualquiera que hace estas cosas, y por estas
abominaciones Jehová tu Dios echa estas
naciones de delante de ti 13Perfecto serás
delante de Jehová tu Dios. 14Porque estas
naciones que vas a heredar, a agoreros y a
adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto
Jehová tu Dios.
62. 15Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues
ninguna figura visteis el día que Jehová habló
con vosotros de en medio del fuego; 16para que
no os corrompáis y hagáis para vosotros
escultura, imagen de figura alguna, efigie de
varón o hembra, 17figura de animal alguno que
está en la tierra, figura de ave alguna alada que
vuele por el aire
63. 18figura de ningún animal que se arrastre sobre la
tierra, figura de pez alguno que haya en el agua
debajo de la tierra. 19No sea que alces tus ojos al
cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y
todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te
inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu
Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo
de todos los cielos.
64. 20Pero a vosotros Jehová os tomó, y os ha
sacado del horno de hierro, de Egipto, para que
seáis el pueblo de su heredad como en este
día. 21Y Jehová se enojó contra mí por causa de
vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni
entraría en la buena tierra que Jehová tu Dios te
da por heredad.
65. 22Así que yo voy a morir en esta tierra, y no
pasaré el Jordán; mas vosotros pasaréis, y
poseeréis aquella buena tierra. 23Guardaos, no os
olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él
estableció con vosotros, y no os hagáis escultura
o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te
ha prohibido. 24Porque Jehová tu Dios es fuego
consumidor, Dios celoso.
66. 5Y edificó altares para todo el ejército de
los cielos en los dos atrios de la casa de
Jehová. 6Y pasó a su hijo por fuego, y se dio
a observar los tiempos, y fue agorero, e
instituyó encantadores y adivinos,
multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos
de Jehová, para provocarlo a ira.
67. 4Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías,
a los sacerdotes de segundo orden, y a los
guardianes de la puerta, que sacasen del templo
de Jehová todos los utensilios que habían sido
hechos para Baal, para Asera y para todo el
ejército de los cielos; y los quemó fuera de
Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar
las cenizas de ellos a Bet-el.
68. 5Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían
puesto los reyes de Judá para que quemasen
incienso en los lugares altos en las ciudades
de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y
asimismo a los que quemaban incienso a Baal,
al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco,
y a todo el ejército de los cielos
69. 6Hizo también sacar la imagen de Asera fuera
de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al
valle del Cedrón, y la quemó en el valle del
Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el
polvo sobre los sepulcros de los hijos del
pueblo
70. 13Te has fatigado en tus muchos consejos.
Comparezcan ahora y te defiendan los
contempladores de los cielos, los que observan
las estrellas, los que cuentan los meses, para
pronosticar lo que vendrá sobre ti. 14He
aquí que serán como tamo; fuego los quemará,
no salvarán sus vidas del poder de la llama; no
quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la
cual se sienten.
71. 15Así te serán aquellos con quienes te
fatigaste, los que traficaron contigo
desde tu juventud; cada uno irá por su
camino, no habrá quien te salve.
72. 27Y el hombre o la mujer que evocare
espíritus de muertos o se entregare a
la adivinación, ha de morir; serán
apedreados; su sangre será sobre ellos.
73. 26No comeréis cosa alguna con sangre. No
seréis agoreros, ni adivinos. 27No haréis
tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis la punta
de vuestra barba. 28Y no haréis rasguños en
vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en
vosotros señal alguna. Yo Jehová. 31No os
volváis a los encantadores ni a los adivinos; no
los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo
Jehová vuestro Dios.
74. 9porque ellos mismos cuentan de nosotros la
manera en que nos recibisteis, y cómo os
convertisteis de los ídolos a Dios, para
servir al Dios vivo y verdadero, 10y
esperar de los cielos a su Hijo, al cual
resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos
libra de la ira venidera.