1. Queridos amigos y amigas,
En una semana he tenido la oportunidad de
ver algunas cosas, confirmar otras y sobre todo
de escuchar, tarea fundamental para aquellos
quienes desde el Estado debemos mejorar el
servicioygarantizarquelaspolíticaspúblicasse
conviertan en acciones concretas en beneficio
del ciudadano. Quienes hablan son personas,
ciudadanos con derechos y obligaciones; quienes escuchan, son
ciudadanosqueestántratandodepensarcómomejorarlasituación
de todos quienes nos sentimos peruanos. El problema está cuando
existe la sensación de que todos los ciudadanos no somos iguales y
no tenemos la misma oportunidad de ser escuchados.
Por eso, a los funcionarios del ministerio de Cultura nos toca sobre
todo escuchar y atender a los ciudadanos que tienen demandas
urgentes frente al Estado y que sienten que no son atendidas.
De entre ellos, nuestros hermanos de los pueblos indígenas –
seguramente con razón por su propia historia–, sienten que no son
escuchados; que no solo están alejados por la distancia o por su
lengua sino porque quienes debemos escuchar no lo hacemos.
Esto no es un cuento….
tampoco solo un recuento
2. Hayquerompereso.Construirconfianza.Yhacer:superarlastrabas
burocráticas, las distancias y los prejuicios. Por eso esta semana fui
primero a Cantagallo a escuchar la sabiduría y ver el arte creador
de Olinda Silvano, pero también viajé a Santa Clotilde, en el distrito
de Napo, a 40 minutos en helicóptero de Iquitos. Llegamos con
las medicinas de MINSA y ESSALUD, con canastas de INDECI, con
mascarillas de nuestro Ministerio de Cultura, con material y la
logística de las fuerzas armadas, esas que llegan donde nadie más
en el Estado puede llegar (Trompeteros y Caballococha han sido
otros puntos de esta acción cívica).
Y finalmente ayer acompañé al presidente y a las ministras
de Ambiente y Trabajo y a la viceministra de Salud a Puerto
Maldonado. Y llegamos a la comunidad nativa de El Pilar para ver
que Qali Warma –esto no se sabe mucho pero se han extendido sus
capacidades para atender a los pueblos indígenas en medio de la
emergencia– está distribuyendo ya alimentos que permitirán a las
comunidades sobrellevar de mejor manera la pandemia, evitando
contactos que pueden ser perjudiciales. Escuchamos los pedidos
de Julio Cusurichi de FENAMAD y de los líderes de la comunidad.
Creo que es importante notar que el propio presidente fue quien
encabezó este diálogo, mencionando las tareas que nos caben
desde los ministerios.
Comprobé dos cosas: el compromiso del Estado, la increíble
capacidad de estar estirándose al máximo para ayudar a todos
los peruanos pese a las dificultades. Y la posibilidad de que en
ese diálogo con las comunidades podamos acelerar los cambios
necesarios para asegurar que a través de servicios básicos
(salud, educación, conectividad) puedan sentir que gozan de una
ciudadanía plena tras siglos de invisibilidad.
3.
4. Esta semana escuché también a los representantes de las
asociaciones de afrodescendientes, quienes conmemoraron el día
de la cultura afroperuana preocupados y promoviendo alternativas
frente a los estragos que causa el Covid-19 en las regiones con
presencia de población afro que han sido afectadas, como Yapatera
en Piura y El Carmen en Chincha. Para ellos es necesario también
hacer más en el diálogo y en el esfuerzo.
Y, finalmente, tuve una reunión virtual también con algunos
representantes de los artistas, creadores, intérpretes, productores,
gestores culturales, etc. Son ciudadanos que en buena medida han
permitido a muchos pasar mejor la cuarentena (a mí y a mi esposa
los libros y las series y películas; a mis niñas el teatro infantil que
han ofrecido algunos centros culturales, por ejemplo). La situación
es compleja pues la reactivación para ellos será más lenta que
para otras. Esta semana se ha empezado con los protocolos
para las librerías por ejemplo, pero hay muchos otros que irán
retomando actividades más lentamente. Con ellos hay que retomar
la confianza. Demostrar que el Ministerio es hoy, más que nunca,
relevante y necesario. Que la cultura que nos une y asombra, sobre
todo nos alegra y fortalece.
Ha sido una semana intensa pero en la que me he sentido
nuevamente en casa porque eso es finalmente la cultura peruana.
Nuestra casa. Y debe ser la casa de todos.
Gracias por esta bienvenida. Lo que he comprobado esta semana
es que se ha seguido trabajando (y mucho) durante la emergencia.
Renovadas gracias por eso. Necesitamos trabajar más y mejor
para que los recursos escasos que tenemos –y que seguiremos
buscando– se inviertan de manera transparente y eficiente en
5. cuidar nuestro patrimonio y a quienes lo cuidan. Y necesitamos
también trabajar mejor con nuestras direcciones desconcentradas,
con quienes tuve una primera y positiva reunión virtual también en
estosdías(lavirtualidadfinalmentesuponeundesafíoperotambién
una excelente oportunidad para mejorar la coordinación pese a
la distancia). Y por supuesto, debemos trabajar articuladamente
con nuestra Biblioteca Nacional del Perú, el Archivo General
de la Nación y con el IRTP, con cuyos jefes –buenos amigos– he
conversado también sobre lo que se está haciendo y los buenos
proyectos que promueven para hacer que la cultura esté también
mejor vinculada a nuestra educación.
Este año el ministerio cumple 10 años y debemos contar por fin
con una Política Nacional de Cultura. Falta muy poco para eso.
Ese instrumento nos dará mejor orientación sobre aquello que
debemos hacer, desde defender nuestro patrimonio hasta velar
por los derechos de los ciudadanos que esperan mucho de este
Ministerio.Noquieroquecreanquepiensoquetengolassoluciones
a todos nuestros problemas. Esas se encuentran en la tarea diaria
y en el diálogo que espero mejorar en el tiempo que pueda estar
junto a ustedes.
Un abrazo a la distancia, cuídense ustedes y a sus familias, y
sigamos trabajando, más que nunca por la cultura peruana, pero
sobre todo pensando en las peruanas y peruanos que la preservan,
difunden y enriquecen.
Alejandro Neyra