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Lexikalia No.1
- 2. Para la Escuela de Estudios Literarios es motivo de júbilo ofrecerle a la comunidad académica y al ámbito cultural de la ciudad y de la región el primer número de la revista de los estudiantes de literatura. Su diseño y formato es el resultado de un trabajo colectivo de los estudiantes, quienes se organizaron para promover en el seno de la comunidad universitaria este proyecto totalmente autónomo en su con- cepción intelectual. La participación de la escuela se restringe a ofrecer el respaldo institucional en lo económico y en su proyección. Confiamos que este extraordinario esfuerzo, contribuya a cohesionar de un modo creativo a la comunidad estudiantil. Conmi deseode que esta iniciativa posea continuidad, les auguro muchoséxitos. Juan Julián Jiménez Pimentel (Julián Malatesta) Director Escuela de Estudios Literarios.
- 3. LEXIKALIA ISSN: 2346-3481 Numero 1 Octubre 2013 Publicación de la Escuela de Estudios Literarios Facultad de Humanidades Universidad del Valle Cali, Colombia Rector de la Universidad del Valle Iván Enrique Ramos Calderón Decana de la Facultad de Humanidades Gladys Stella López Jiménez Director de la Escuela de Estudios Literarios Juan Julián Jiménez Pimentel DIRECTORA Laura Bastidas COMITÉ EDITORIAL María del Mar Burgos Echeverry Karina Castro Caicedo Stephanía Franco Sánchez Daniel Ríos Rengifo Jeison Steven Rivera Isaza COMITÉ GRÁFICO Leonidas Villegas leonidasvillegas@gmail.com Angélica Ramírez marialabrea3@gmail.com Camilo Micolta - Diagramador kmilodoji@gmail.com Angie Ayala angimpire@hotmail.com COMITÉ ASESOR Óscar Osorio James Cortés Álvaro Bautista Ángela Rengifo Hernando Urriago Kevin Arias COLABORADORES ILUSTRACIONES Darshi Camilo Velasco darshi.elbus@gmail.com Jessica Chiquillo Dalia Velasco dalive10@gmail.com Miguel Tejada tejada004@gmail.com Erica Ramos lyztor19@gmail.com Vanessa Muñoz - Secciones Diana Acevedo Willington Giraldo - Portada forest1982@hotmail.com
- 4. Contenido Cuentos Mientras llega la hora Juan Largo El drón de dios Juan Sebastián Rojas Ensicubismado Laura Sierra El caballero de la mano firme Salvador Salvatierra Josefina María Hleap El etnógrafo (. . . ) Pausa Señor Graves Entrevista Una ventana que niega a cerrarse Elkin Arango Poesía Sonetos a aglaura César Orejuela Ciudad de media noche Rene Possos Croquis a olvido alzado Vladimir 10 12 18 20 24 30 34 40 49 50 51
- 5. Ensayo El diario de Frida Kahlo: Intimidad y posición femenina Magda Cedeño Bagatela sobre el juego Andrés Quintero Paloma de acero John Zambrano Espera interminable Marlyn Domínguez Fotografias Miguel Tejada Dayana Obando Pérez Manuela Galvez Crónica El guitarrista Robert Velasco Orgasmos de alquiler Fredy Prado Estocolmo Laura Sierra Recordando a Kerouac Gabriel Rodríguez Elogio a Johny Walker( inédito ) Panfleto del rey tarado ( inédito ) Poética Juan Manuel Roca 64 54 52 58 82 86 69 53 66 74
- 6. Reseña El Chucho y la aldeana común Sr. Bud El color de la de arena Silvia Valencia Vivas Epistolar Carta a Santiago Jean Pierre Ossa Artículo de opinión Estoy esperando su llamada, Mr Armstrong Leonardo Henao Henao 102 95 94 98
- 7. Después de mucho reflexionar sobre el qué de nuestra primera Editorial, dos aspectos, pensamos, debían ser tratados; ambos aportarían a la construcción del sentido de la revista. Por un lado está la urgencia de crear un instrumento unificador, que ayude el forta- lecimiento y creación de lazos comunicati- vos (comunitarios) entre los estudiantes de la Escuela, para luego dirigirse a todo el estu- diantado de la Universidad y por último, buscar restablecer el dialogo con la ciudad. Por otro, era impostergable hacer una reflexión sobre el hecho de escribir-nos, leer-nos y así comunicar-nos, como inte- grantes de una comunidad lectora, escritora y que busca comunicar un sentir. Lo anterior no sólo estaba reflejado en la falta de un soporte físico donde los estu- diantes publicarán sus creaciones, sino en la ausencia de un bien común que los hiciese sentirse parte de algo y los congregara; eso, creemos, es la revista. La intención es ser un punto neural al que adherirse, no como una espora, sino como un aliado.Ser partíci- pe del proceso como una pieza fundamental Leer-nos Comunicar-nos Escribir-nos Editorial 7
- 8. de todo lo que esperamos concitar: Escuela, Universidad y Ciudad; eso sí, paso a paso. Por esto, cada uno de los estudiantes debe sentirse parte primordial del entramado que se teje alrededor de ese eje y hacerlo de su propiedad ¿Sólo lo creado por mi mano puede ser catalogado como propio? no, todo aquello usado y sentido como propio puede ser mío. La propiedad de Lexikalia será etérea; de quien se ha detenido con suficiencia a sentir la pertenencia por algo que estará ahí para su uso. La propiedad de Lexikalia será concreta según la facilidad con que cada uno de sus lectores, colaboradores, ilustradores y escrito- res la haga suya, la sienta propia. Vayamos al segundo punto. Es incuestionable que al escribir, percibimos con rigor las penurias que conlleva. El acto de escribir está ligado a la inseguridad de no saber si lo pensado quedará asentado en el papel tal cual los hemos ideado. Sólo una vez hemos terminado, eso creemos, podemos volver sobre lo escrito y revisar si el texto quedó tal cual espe- rábamos. En esa lectura, percibimos la certeza de quedar develados ante nuestros posibles lectores: al leer descubrimos al ser que habita en cada texto, al escritor que ha tejido las letras con esmero para contar- nos un hecho significante o no, pero que, por quedar fijado en la escritura, dibuja una parte del alma de quien lo escribió. Al escritor eso le produce el mismo temor sentido al escribir; aprehensión que debe afrontar y dejar de lado, porque si escribe, no lo hace para él mismo. Es innegable: se escribe para comunicar. No escribo para mí, lo hago para hallar un interlocutor que decida serlo, alguien que quiera cruzar el puente forjado. Sin embar- go, el miedo a ser leído se constata una vez nos damos cuenta de los alcances que adquiere lo escrito; pavor a ser reconocido, a que se adentren en pensamientos profundos y en los recovecos que hasta ese momento eran inextricables y esperábamos permanecieran así, inexpugnables. Ahora han sido penetrados. Pero esa turbación es baladí, lo es porque si escribo, si he decidido dar ese paso, es porque quiero comunicar algo que siento o pienso. Así, pues, en sus manos está Lexikalia; ella los acercará con quien nunca han hablado, y al leer su texto, tendrán la oportunidad de dialogar y disfrutar con él de una nueva perspectiva del mundo; bienveni- dos. Comité editor Lexikalia. 8
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- 10. Mientrasllegalahora Ilustración: Angie Ayala 10
- 24. Josefina 24
- 35. Ilustración: Ana María Jimenez 35
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- 41. 41 Cineclubismo en Cali Una ventana que niega a cerrarse José Urbano Barrios estudió psicología y literatura en la Universidad del Valle. Es amante de las obras de Hitchcock y convive con más de seis mil títulos, entre la comedia y el dra- ma, entre el cine clásico y el moderno. Cada día se enfrenta a escenas mudas y en blanco y negro. El pan diario lo recibe de Fellini o tal vez de Truffaut. Su templo se ha mantenido casi por veinte años a costa de los gestos de Chaplin o las miradas de Marilyn Monroe. Por allá, a comienzos de los noventa, de su amor por el séptimo arte nace Ventana Indiscre- ta en Cali; es lo último que queda de la época dorada del cine-clubismo que empezó con Andrés Caicedo, y que continuaron Luis Ospina y Ramiro Arbeláez. Poco a poco decayó y por poco desaparece. Pero gracias a José Urbano hoy se puede decir que el espíritu de ese movimiento artístico sigue vivo en un cine-club moderno que se niega a desaparecer y que se reinventa para difundir conocimiento a través del cine. Ventana Indiscreta es un lugar que supo recibir a muchos personajes valiosos para la cultura y que se nos viene a la cabeza cuando nombramos a Luis Ospina, Víctor Gaviria, Fernando Trueba y Willian Ospina, entre otros. Muchas son las anécdotas que José Ur- bano puede contar. Ventana Indiscreta funcionó a la par con “Cine Ojo”, otro emporio que heredó José Urbano, fundado por iniciativa de Gonzalo Arango. Ventana Indiscreta queda sobre la avenida Circunvalar. Esa mañana de domingo al llegar para la entrevista José exploraba filmes en su base de datos de Excel. Al encontrar el tí- tulo que buscaba se dirige a la parte trasera del local y se para frente a un estante donde reposan decenas de maletas llenas de dvd’s ; cien por cada una. Un cliente llama, pide dos o tres títulos, José los copia y los pone a su alcance. Más allá de recibir dinero a cambio de una película, él siente que está difundiendo un conocimiento que no tiene precio y que comenzó a apreciar desde que se exhibían en los viejos teatros de barrio, como lo explica: Entrevista realizada por Elkin Arango Estudiante de Comunicación Social de la Universidad del Valle
- 42. 42 <<A mí me tocaron los teatros de barrio. Siempre los barrios tenían un teatro, así fuera el más po- bre. Mi barrio era muy pobre y teníamos uno, el “Gloria”. Eso era una olla, tocaba ir en gallada. Fui poco. En cambio, en el barrio pavimentado, estaba el “Variedades”. El teatro de barrio para mi ge- neración encarnaba el “mal”. La fachada del teatro y de la iglesia que estaba en frente se parecían; la iglesia simbolizaba la luz, la salvación. El cine era la perdición, los malos vicios, la oscuridad. En- tonces el mal y el bien se enfrentaban los domingos a las diez de la mañana; horario triple “A”, una competencia por el rating. Yo era monaguillo en la iglesia y también me gustaba el teatro -cuenta en medio de risas-. Entonces era esa lucha de niño por saber qué era el bien y qué era el mal. En el teatro se fumaba, algunos se trababan; la vida la simbolizaba el teatro, por eso era el mal. La jartera la simbolizaba la iglesia. Era un desafío entre el padre Ramírez y el administrador del tea- tro por mirar quién llenaba más taquilla; en el mal se pagaba, en el bien no, el teatro arrasaba en taquilla. En el transcurso de la semana se ahorraba para el matinal de los domingos en la mañana. En esa época no era como hoy, por decir dibujos animados; era, primero una película de vaqueros “bala ventiá”, y otra de Bruce Lee “pata ventiá” era muy violento, el cura le tiraba mucho al teatro. La Semana Santa era muy curiosa porque el teatro presentaba películas sobre Je- sús, por decir El Mártir del Clavario, entonces como en ese antro de perdición apare- cía el hijo de Dios, era la gran contradicción pues el párroco no protestaba tanto.
- 43. 43 El amor por el cine viene desde el teatro de barrio, porque veía muchocine; al principio –cuenta mirando al techo- todos vamos a ver una historia, una trama, unos personajes. A que nos asuste, nos haga reír, nos conmueva. Luego es que nos preocupan los planos, los movimientos de cámara. Creo que fui la última generación que le tocó vivir los teatros>>. El amor hacia el cine fue algo surgido de sus vivencias de niño en el barrio El Guabal en la época dorada del cine caleño. <<Curiosamente el documental “Oiga Vea”, el primero moderno que se hizo en Cali, se hizo con mi familia. Cuando estaba en la universidad salí a buscar el documental y me hice amigo de los realizadores. Con eso se reforzó mi relación con el cine; se me quedó esa imagen de unos peludos haciendo una película en mi casa>>. Con la llegada del cine-club el séptimo arte tomó un lugar importante en la sociedad caleña; una corriente artística donde José se delegó el papel de promotor. <<Yo estuve en la Univalle entre el 84 y el 91; estudié psicología y literatura, la cual dejé en quinto. Fui cine-clubista, toda la carrera, pertenecí al cine-club oficial de la universidad. Me tocó la apari- ción del Betamax y del Vhs, por eso monté un cine-club, un paralelo donde se manejaba el Beta. Yo tenía una ventaja y una desventaja; la desventaja era la calidad, en beta no se veía tan bien como en el cine; el cine en ese entonces le decía al video “usted no es nadie, sólo es una sucesión de puntos”; mi ventaja era elegir, podía alquilar muchas películas en ese formato en las diez vi- deo-tiendas que había. Me convertí en una vaina muy atractiva frente al cine-club de Univalle, no una competencia porque se daba en horarios distintos. Seguí yendo al cine-club de 16, pero se veía mucho cine raro, mucho cine de Fassbinder, películas aburridoras, buenas pero aburridoras. Sucede que se nos dio la oportunidad de conseguir un videobeam. El rector de la Valle nos dio un cheque para conseguirlo en una subasta. Era gigante, vetusto, en ese momento era una cosa revolucionaria; entonces presentamos Blade Runner que era la sensación, dimos todo el cine de Chaplin. Eso no se veía igual, no se podía cuadrar bien, en fin. Cuando estaba a punto de salir de la universidad heredé de un amigo que se iba para New York “Cine Ojo” que quedaba en el teatro Calima. La idea del cine-clubismo de los sábados, que dejó de existir, consistía en alquilar un tea- tro y alquilar películas que venían en rollos, se hacía propaganda con afiches en postes; el teatro tenía alrededor de 1.300 butacas, yo lo llegué a llenar dos veces -recuerda emocionado-. Fue todo un éxito. El problema era que no podía presentar lo que quería; no había una video-tienda que me alquilara los títulos necesarios>>.
- 44. 44 En medio del cambio de formatos y de la apa- rición en Cali de las películas invisibles se abre una nueva ventana para el cine. <<Hacia el año 93 decidí comprar una tienda que estaba en quiebra, con el plante que me dio “Cine Ojo” y lancé “Ventana Indiscreta”. Logré crear convenios con el Centro Colom- boAmericano de Medellín, con la Escuela de Cine de San Antonio y comencé a tener un cine que nunca llegaba a Cali, que no tenían en las videotiendas. El 1de diciembre del 93 nace “Ventana Indiscreta” con éxito total; yo no sabía alquilar, era con unas tarjetas, no ha- bía computadores, era un lío. La gente llega- ba masivamente a alquilar películas en beta y vhs; al beta se le estaba acabando su reinado de diez años y el vhs aparecía como un nuevo formato, más vistoso, se veía mejor, me tocó esa transición y Ventana se convirtió en toda una institución en la Cali de en los 90`s, un punto de referencia obligado para ir a ver cine, el cine invisible. Así “Cine Ojo” murió en el 96, porque el Tea- tro Calima se lo alquilaron a una iglesia, ce- rraron el teatro Bolívar, los teatros de barrio murieron. El cine sufrió un cambio y pasó a ser parte de los centros comerciales, lo que no está en los centros no sirve como cine, por eso “Cine Ojo” se acabó. Luego de eso empe- cé dictar clase en la ICESI y tres universidades más, me decían “El Gran Dictador” -cuenta riéndose-. Ventana llegó a tener cuatro se- des. Inicialmente la gente me decía que a nadie le iba interesar Fellini o Hitchcock, que Cali era muy pequeña para eso. No era una propuesta económica, pero Ventana fue un palo, un éxito. Entre el 93 y el 2003 Ventana vivió su época de oro y se expandió por toda la ciudad con sus cuatro sedes. Luego apareció el DVD. He vivido dos revoluciones, de lo me- cánico a lo electrónico, y de lo electrónico a lo digital; mi generación empieza con los teatros de barrio es decir de los rollos de cine al beta, luego al vhs, después al DVD y al Blue Ray; ahora Ven- tana está en lo digital. Al cine le pasó lo mismo que a la educación; el conocimiento sólo circulaba por el colegio, por la universidad, por cierto círcu- lo de elegidos; hoy en día el conocimiento está por todo lado, internet y Google, de manera que la universidad y la escuela no tienen el monopolio del conocimiento. Eso mismo le pasó al cine; ini- cialmente lo tenía el teatro y la única manera de ver era ir allá, y ahora por todo lado circula cine, una obra por mil pesos, es una locura>>. El deber de difundir conocimiento y cultura es la prioridad; la revolución digital y la entrada del in- ternet han permitido nuevas maneras de adqui- rir, desde otros países, el capital cultural que no existe en Colombia. <<El vhs era legal; nosotros comprábamos los originales porque había un mercado de origina- les. Sí, manejábamos un cine invisible que era traído <<El vhs era legal; nosotros comprábamos los originales porque había un mercado de ori- ginales. Sí, manejábamos un cine invisible que era traído de otra parte, de España, de México, de Cuba. Digamos que era un setenta por ciento legal y un treinta por ciento cine invisible. Como dice Luis Ospina “nosotros no tenemos cinema- teca francesa pero tenemos pirateo en la 15”, nuestra cinemateca francesa está en la calle. Es decir, nos ha tocado recurrir a eso por necesidad; si aquí el mercado de originales fuera bueno y se consiguieran como en Madrid sería maravilloso, pero como eso no sucede en esta revolución, en este despelote de lo digital, tocó agarrarse de lo que caiga, del original, de lo bajado por internet, aunque no me gusta por la calidad. Ventana In- discreta va a quedar muy pequeña porque el cine circula por mucho lugar, pero este es uno más>>.
- 45. 45 Cuando un cliente de Ventana sale del lugar se lleva más que una película, una experiencia valiosa, un acercamiento al conocimiento del séptimo arte, una oportunidad de convertirse en cinéfilo. <<Por aquí han pasado varios realizadores, hay gente con algún largo-metraje encima, con cortos encima. Hay otros que no trabajaron, pero dicen “la primera vez que vi cine invisible fue en Ventana y me despertó ciertas cosas”. Ventana ha dictado talleres con directores, con poetas. Yo digo que Ven- tana ha sido un gestor cultural, una educación no formal; por la compra de una película –dice mientras señala los estantes repletos- se puede discutir sobre ella, es un tertuliadero donde consigues algo más que una película y por eso Ventana no ha muerto. Somos como el viejo librero que leía el libro y lo discutía con los clientes, ya no es así; es esa relación directa que hay entre el que ve el cine y lo discute y lo recomienda además, no he dejado de ser cineclubista en el sentido de que el cineclubista es un curador, en medio de la basura escoge diez películas que valen la pena y las presenta; se puede hacer en televisión, se puede hacer en un auditorio o se puede hacer aquí (Ventana) más directamente. El blog de Ventana Indiscreta es otro medio, tiene cuatro mil entradas al mes, y entran los que necesito que entren, es un blog que no consultaría alguien que le gusta el cine comercial, sólo a quienes les gusta discutir sobre cine invisible. Entonces Ventana es un punto muy pequeño frente a la cultura de Cali, pero de todos modos ese nombre se posicionó ya como un referente en cine, no solamente en venta o alquiler de películas –aclara- sino también en talleres, con personajes como Fernando Trueba, el primer Oscar a mejor película extranjera que viene oficialmente a Cali, ese tipo de gestiones cultu- rales nos han dado un espacio. Creo que Ventana nunca va a morir, espero que se conserve como un referente cultural>>. Entre tantas obras se hace imposible no hablar de ellas, de sus creadores, de las historias que cuen- tan, de las emociones que producen; de las escenas mudas y las escenas a blanco y negro. Del cine intelectual y del cine del corazón. <<El cine se mueve en dos líneas: el cine que apunta al corazón –dice mientras apunta hacia su pe- cho- y el cine que apunta a la razón. Si me tocara escoger me quedaría con el cine que apunta al corazón. Estamos hablando de toda la tradición del cine narrativo, Hitchcock, Chaplin, Wilder, curio- samente todos europeos que hicieron cine en Hollywood y lo renovaron, con aportes maravillosos. Me encanta ese cine porque busca contar una historia, no abandona al público. Ahora, dentro del cine intelectual hay gente muy buena como Tarkovzky. Pero me identifico con gente como Truffaut que pasó de la crítica a la realización, como Trueba, directores que más que directores son cinéfilos, y di- cen que uno no aprende haciendo cine sino viendo cine. Hitchcock es el prototipo del director dios, se parece a Dostoievski en la literatura, él controla todo, desde que nace el producto. Es el director con más obras maestras de la historia, seguido muy cerca por Chaplin y Billy Wilder. Es como la santísima trinidad del cine. Creo que por ahí empezamos todos, vamos al cine a que nos cuenten una historia>>.
- 46. 46 Por qué no encontrar en el pirateo, como lo llama, una oportunidad para que el conocimiento fluya: “la guerrilla del futuro es una guerrilla que va a pelear por difundir el conocimiento, por defender un árbol o un delfín. <<El pirateo es una cosa incontenible. Héctor Abad Faciolince, uno de los escritores colombianos que más admiro, vino a Cali a la feria del libro y en un semáforo vio “El Olvido Que Seremos”. Lo compró en siete mil pesos y por la noche en el hotel miró que tenía muchos errores; se tomó la tarea de corregír- selos y al otro día cuando volvía a la feria del libro, se lo entregó al pirateador y le dijo “yo escribí este libro, pero si lo va distribuir, distribúyalo bien”. Michael Moore cuando hizo Farenheit 9/11 la montó en Internet antes de estrenarla y dijo que esa película era una denuncia y le interesaba que la conociera todo el mundo. Pienso que todo el cine va para allá, al Internet. Por supuesto el teatro no desaparecerá, siempre habrá un sitio exclusivo para hablar de lo que te gusta; los metaleros tienen su espacio, los futboleros el suyo; el teatro será el tem- plo. Entonces el cine nunca va a morir, por más Internet o multimedia que haya. Claro que la repro- ducción es algo incontenible, por eso el cine está explorando otras cosas que no se puedan piratear, por ejemplo el 3D; finalmente el cine va llegar al holograma; el cine del futuro es alrededor y todos en el centro viendo la película, como en medio de una batalla de fantasmas dándose bala, me imagino varios proyectores que dan forma a los hologramas; y no sé si pueda piratearse, hasta el momento no. El cine durante todo el siglo veinte sobrevivió, cada vez que había una amenaza tenía que reno- varse, tenía que reinventarse; terminó refugiándose en el centro comercial; ahí llegó asustado y dijo que entregaba su libertad antes que morirse, y allá vamos todos a buscarlo>>. José puede morir, lo que no puede morir es Ventana. <<Aspiro a morirme hablando de cine. Aspiro a que seamos productores de documentales, gestores de eventos; nunca me gustaría que desapareciera la idea de vender películas, sería fatal porque así nacimos. Ahora, es posible que más adelante no seamos necesarios, pero Ventana Indiscreta debe sobrevivir más allá de esos cambios. Uno de mis críticos favoritos, Guillermo Cabrera Infante, cubano, ya murió, cuenta una anécdota que me gusta mucho: el peleó con Castro y se fue a Londres y en su casa se hablaba de cine, allí llegaba Mick Jagger y se hablaba de cine. Un día llegó un tipo y por dársela de genio dijo “bueno, ¿aquí no hay otro tema que el cine?”, a lo que Cabrera Infante respondió diciendo a su esposa Myriam: “hágame el favor y acompaña este tipo a la puerta y lo borra de la agenda; un tipo que diga eso no puede ser buena gente”. Espero que eso nunca se pierda, el hablar de una película que uno amó>>.
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- 49. I Oye bien, ______, no es un quejido Este eco de llanto en mi canción, Sino el golpe que llama el corazón Cuando toca a las puertas del olvido. No dejará de ser quien siempre ha sido Vehemente y firme en su pasión, Mas sin que Amor fecunde la ilusión Aquel que cree que ha amado, se ha mentido. Tanto camina el reo entre la sombra, Que, ignorante, no teme de ella engaño Y yendo al precipicio, no se asombra. Mas cuando luz alumbra el desengaño Y ve que nada hay, que amor se nombra, Se ve fingido el bien, y cierto el daño. II ¿Quién no ha sentido el corazón ardiente, Que en misterioso fuego se ha encendido? ¿Quién la paz y cordura no ha perdido En dura batalla contra lo que siente? ¿Quién, viendo la verdad, aún se miente; Y quién teme en la lid no ser herido? Es el amante, por fuerzas poseído Extraordinarias, misteriosamente. Es el amante divinal guerrero Pues vive en su cabeza eterna idea Y en él el universo late entero. Humano dios amante que desea Solo hacerte saber que yo ser quiero Quien (para ti) un universo de amor crea. Sonetos A AglauraSonetos A Aglaura Por: César Orejuela 49
- 50. Ilustración:DarshiVelascoz En ultramar tras el reflejo de las luces habita una ciudad silente y hueca concha solitaria que no escuchó ningún oído- Estaticidad del tiempo en la hoja gris Las sombras se mueven tras un sol blanco Lejos del mundo atravesada la garganta mecánica de infinitas cuerdas y despojados del silencio nos reconocemos como la sombra de un cuerpo o retrato de palabras pronunciadas por un autista. Ciudad De Medianoche Por: Rene Possos 50
- 51. Ilustración:DaliaVelasco Ciudades abandonadas Cuando las almas tristes se dan andén Soledad aúlla entre el frío Las calles son desvaríos latentes Y las miradas indicios de olvido El viento emisario solo de salvaciones que nadie entiende Ella es una premonición de incendios viviendo en mis huesos Yo voy de memoria astrada Decido clausurar paternidades posibles con el futuro Hay una guitarra lejana gimiendo en el tiempo Y ganas carnívoras de vivir De engalanar olvido Croquis a Olvido AlzadoPor: Vladimir Ascuntar Para ser el vacío que somos en el fondo Enrique Lihn 51
- 52. Ilustración:DarshiVelascozVeneno almacenado en tu palabra. No me hables que me quemas, que me embobas. No me hables que me sueñas. Tu verbo es un lengüetazo en el lienzo de mi atontamiento. Sobre todo, no pronuncies mi nombre tan embadurnado de tu voz. ¡Pobre de mi cama tan untada de las babas espesas de tu predicado! Se escurren tus tonos certeros manchando el almohadón, Y caigo de cabeza en tu prosaico secuestro. EstocolmoPor: Laura Sierra Estudiante de Medicina de la Universidad del Valle 52
- 53. El sol me da un abrazo de adrenalina. Prismáticos para mirar en lontananza la carretera que aúlla, Hirviendo —herido—, me voy, Hacía el país de la nada (El mismo de Leviatán ) Donde soy. Donde nadie es. Donde están todos. El sabor amargo de la sombra, El sudor y el jazz. La faz del santo contraída por la noche, Ante el dios, que hace autoestop, Desnudo; con su hatillo en la cuneta bajo un faro vigilante. Vagabundo sabio desafiando a Poseidón. Hay una botella, Una mano callosa y huesuda. Un Proust, el rumor de una trompeta. Una camisa roída, Una melena al viento —¡fiel compañera!—. La prueba de la luz. La que escribe estas líneas. —¡Corre! ¡Canta!— La esfinge. La que no necesita desentrañar nada, La que pertenece a cualquier mundo y no tiene edad. Esa es la que corre por la carretera. La maldita poesía. Recordando a KerouacIlustración:DarshiCamiloVelasco Por: Gabriel Rodríguez Estudiante de Licenciatura en Literatura de la Universidad del Valle 53
- 54. Dos poemas inéditos de Juan Manual Roca Por cumplir una vez más con el destino manifiesto, William Walker, corsario de poca monta y de escasa /inteligencia, Se adueñó de Nicaragua. Ocurrió un año negro /del siglo XIX Y en honor de Rubén Darío se puso más triste la mar. Con gratitud de náufrago y desvelo de sediento Afirmo que el oscuro pistolero no tiene parentesco /con Johny Walker, El caballero andante de la casaca roja, El eterno lazarillo que acompaña a los lisiados /de la noche. A Joe Madrid, in memoriam Caracas, julio 30 de 2012 Elogio de Johny Walker (inédito) Ilustraciónpor:JessicaChiquillo 54
- 55. El rey tarado, De alma más deforme Que todos los bufones de la corte, Sonríe a la reportera De una revista de moda. Aún hay humo En el cañón de su arma Y en la piel rugosa del elefante. No sospecha que su escopeta También asesina a Don Quijote Y repite las fusilerías Que ensordecieron a Goya. Qué va a entender el reyezuelo El gesto repetido en el cristal De una estirpe de reyes miserables. Caracas, julio 29 de 2012 A Jorge Riechman Panfleto Del Rey Tarado (inédito) Ilustraciónpor:JessicaChiquillo 55
- 56. Tras escribir en el papel la palabra /coyote Hay que vigilar que ese vocablo /carnicero No se apodere de la página, Que no logre esconderse Detrás de la palabra jacaranda A esperar a que pase la palabra liebre /y destrozarla. Para evitarlo, Para dar voces de alerta Al momento en que el coyote Prepara con sigilo su emboscada, Algunos viejos maestros Que conocen los conjuros del lenguaje Aconsejan trazar la palabra cerilla, Rastrillarla en la palabra piedra Y prender la palabra hoguera /para alejarlo. No hay coyote ni chacal, no hay hiena /ni jaguar, No hay puma ni lobo que no huyan Cuando el fuego conversa con el aire. Reseña Biográfica Juan Manuel Roca Poeta, periodista, narrador y ensayista, nacido en Medellín el 29 de diciembre de 1946. Durante once años coordinó el Magazín Dominical de El Espectador, revista que marcó toda una generación gracias a sus publicaciones sobre poetas modernos y contemporá- neos. La Casa de Poesía Silva de Bogotá es privilegia- da al contar con este escritor como el director de los talleres de apreciación poética, mérito de un talento que habla por sí solo. Su trabajo tiene gran acogida no solo a nivel nacional, sino también en países latinoa- mericanos y del viejo continente hasta llegar al este de Asia, siendo su obra traducida a más de ocho idiomas. En 1973 lanza el libro de poesía Memoria del agua; a partir de este momento, la frecuencia con que publica obras como esta, ha sido casi de un libro cada dos años, contando así con casi treinta títulos hasta el 2013. Su talento es reconocido desde 1975 con nume- rosos galardones como el Premio de Poesía José Lezama Lima, otorgado por Casa de las Américas en Cuba. Por otro lado, se destaca su narrativa y aportes en el campo periodístico, pero sus versos han sido el referente que suena plácidamente en la memoria de los lectores cuando escuchan el nombre del poeta, o simplemente, Roca. Foto Carlos Mario Lema Poética 56
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- 58. El diario de Frida Kahlo: Ilustración:AngelicaRamírez Intimidad y posición femenina Por: Magda Juliana Cedeño González Estudiante de Licenciatura en Literatura de la Universidad del Valle 58
- 59. El Diario de Frida Kahlo: Una posición femenina. En su estudio sobre el espacio biográfico, la crítica argentina Nora Catelli, reflexiona sobre algunos aspectos competentes a la determinación genérica de los diarios desde su dimensión como narrativa de la intimidad específicamente femenina. Haremos entonces un recorrido inicial por algunos de los aspectos que aborda, para luego gene- rar un contraste con el diario de Frida y mirar cómo se posiciona este último frente a las categorías estudiadas por la autora ¿Cómo se manifiesta lo íntimo en la obra de la pintora y por qué esta intimidad corresponde a la categorización de “intimidad femenina”? Antes de señalar cualquier aspecto referente a la determinación del diario como un “género femenino”, Catelli se detiene en la definición de “intimidad”, lo cual considera necesario para después determinar qué aspectos podrían estimarse propios de la intimidad femenina. Tendríamos entonces dos acepciones sobre lo “íntimo” que señala la autora: La primera, introducirse un cuerpo por los poros o espacios huecos de una cosa; la segunda, introducirse en el afecto o ánimo de uno, estrechar una amistad. (Catelli, 2007; 46) Con lo anterior podemos deducir que el ejercicio de introducirse -acción recurrente en las dos acepciones- remite al movimiento de pasar de lo visible a un lugar que no lo está, con lo cual concluimos nuevamente que el diario es íntimo porque nos abre una puerta de acceso a lo invisible en una persona, a lo que dicho sujeto no manifiesta de manera espontánea ni explícita. Si bien esta regla puede tener sus excepciones, como en aquellos casos en los que la escritura de diarios se hace con el objetivo de publicar esas facetas, que en otras circunstancias querrían ser veladas, este rasgo de lo oculto a la vista superficial es uno de los que conviene subrayar para la lectura crítica del diario de Frida. El siguiente ensayo parte del interés por buscar algunas coincidencias entre ciertos aspec- tos referentes a la perspectiva de género señalados por autoras como Nora Catelli y Sidonie Smith, aplicados a la lectura del Diario de Frida Kahlo: Un íntimo autorretrato ( 1 ) “Asombrada se quedó de ver las estrellas -soles y el mundo vivo-muerto y estar en la sombra" (Frida Kahlo) El Diario de Frida Kahlo: Una posición femenina. En su estudio sobre el espacio biográfico, la crítica argentina Nora Catelli, reflexiona sobre algunos aspectos competentes a la determinación genérica de los diarios desde su dimensión como narrativa de la intimidad específicamente femenina. Haremos entonces un recorrido inicial por algunos de los aspectos que aborda, para luego gene- rar un contraste con el diario de Frida y mirar cómo se posiciona este último frente a las categorías estudiadas por la autora ¿Cómo se manifiesta lo íntimo en la obra de la pintora y por qué esta intimidad corresponde a la categorización de “intimidad femenina”? Antes de señalar cualquier aspecto referente a la determinación del diario como un “género femenino”, Catelli se detiene en la definición de “intimidad”, lo cual considera necesario para después determinar qué aspectos podrían estimarse propios de la intimidad femenina. Tendríamos entonces dos acepciones sobre lo “íntimo” que señala la autora: La primera, introducirse un cuerpo por los poros o espacios huecos de una cosa; la segunda, introducirse en el afecto o ánimo de uno, estrechar una amistad. (Catelli, 2007; 46) Con lo anterior podemos deducir que el ejercicio de introducirse -acción recurrente en las dos acepciones- remite al movimiento de pasar de lo visible a un lugar que no lo está, con lo cual concluimos nuevamente que el diario es íntimo porque nos abre una puerta de acceso a lo invisible en una persona, a lo que dicho sujeto no manifiesta de manera espontánea ni explícita. Si bien esta regla puede tener sus excepciones, como en aquellos casos en los que la escritura de diarios se hace con el objetivo de publicar esas facetas, que en otras circunstancias querrían ser veladas, este rasgo de lo oculto a la vista superficial es uno de los que conviene subrayar para la lectura crítica del diario de Frida. 1. Catelli, Nora. (2007) En la era de la intimidad, seguido de: El espacio autobiográfico/ El diario íntimo: una posición femenina. -1ª ed. – Rosario: Beatriz Viterbo Editora. - Smith, Sidonie. La autobiografía y sus problemas teóricos, estudios e investigación documental/Hacia una poética de la autobiografía de mujeres. 29/Suplementos Anthropos. El siguiente ensayo parte del interés por buscar algunas coincidencias entre ciertos aspec- tos referentes a la perspectiva de género señalados por autoras como Nora Catelli y Sidonie Smith, aplicados a la lectura del Diario de Frida Kahlo: Un íntimo autorretrato ( 1 ) “Asombrada se quedó de ver las estrellas -soles y el mundo vivo-muerto y estar en la sombra" (Frida Kahlo) 59
- 60. Desarrollado este punto, la autora nos plantea entonces un segundo problema: ¿Cómo determinar características generales que se puedan considerar como aspectos propios de la intimidad femenina y que además sean aplicables a los diarios escritos por mujeres o por hombres? La autora se remonta a las épocas previas a la modernidad y al surgimiento del diario íntimo reconocido como género, para citar el caso de aquellas monjas o mujeres devo- tas que se sometían al ejercicio de consignar sus actividades y pensamientos. En muchos casos, dicha consignación se hacía a pedido de un jerarca (eclesiástico), cuyo propósito era el de medir qué tan genuino era su vínculo con Dios, discriminando así en qué casos dicha experiencia de exaltación por el contacto divino se debía a la gracia del altísimo o al influjo del demonio. Luego se traslada a la época moderna, en la que el mundo vio nacer una nueva forma de estado con el derrocamiento de la tradicional monarquía francesa y la instauración de un nuevo código civil; una transformación crucial para el mundo occidental que deja totalmente de lado a la mujer en la medida en que no se le incluye dentro del proyecto democrático y constructivo de la figura del hombre público y que por el contrario, en palabras del mismo Rousseau, se le confina al hogar, a la esfera de lo privado, ya que “las mujeres, a diferencia de los hombres, no pueden controlar sus “deseos ilimitados” por sí mismas, y por ello, no pueden desarrollar la “moralidad” que se requiere para la sociedad civil”. Con esto entendemos además, por qué desde el principio de la transfor- mación del mundo occidental –que como vemos no lo fue para la mujer-, se tuvo como ilegítima cualquier participación de la misma en la esfera de lo público, mucho más si se tratara del despliegue y exposición de su individualidad y por lo tanto, de su intimidad. La esfera de lo privado, la celda del hogar, se encarnó entonces en la figura femenina, sincretismo que fue sellado con el apelativo de la mujer como el “Ángel del hogar”. Catelli establece entonces un parangón entre las monjas atemorizadas por la presen- cia de Buzin bel, con la escritura posterior de mujeres laicas que si bien no estaban recluidas en un monasterio, ni siendo fiscalizadas bajo la mirada de un superior que buscaba meticulosamente en ellas la presencia del demonio, sí compartían con las monjas el mismo estado de confinamiento o encierro –el correspondiente al hogar-, y sí estaba presente en sus narraciones cierto temor a los demonios, ya no provenien- tes de un exterior remoto llamado infierno, sino a los demonios de la subjetividad. Esta angustia era sentida al descubrirse y revelarse aquellos elementos internos que arro- jaban una identidad no contemplada ni admitida en el mundo exterior y público, que para ese entonces era totalmente masculino. El encierro, el estar por fuera del mundo público, es decir, estar recluido en el mundo de la intimidad, y la presencia del temor a esos demonios de la subjetividad, son dos elementos cruciales que Catelli rescata como propios de la intimidad femenina. Desarrollado este punto, la autora nos plantea entonces un segundo problema: ¿Cómo determinar características generales que se puedan considerar como aspectos propios de la intimidad femenina y que además sean aplicables a los diarios escritos por mujeres o por hombres? La autora se remonta a las épocas previas a la modernidad y al surgimiento del diario íntimo reconocido como género, para citar el caso de aquellas monjas o mujeres devo- tas que se sometían al ejercicio de consignar sus actividades y pensamientos. En muchos casos, dicha consignación se hacía a pedido de un jerarca (eclesiástico), cuyo propósito era el de medir qué tan genuino era su vínculo con Dios, discriminando así en qué casos dicha experiencia de exaltación por el contacto divino se debía a la gracia del altísimo o al influjo del demonio. Luego se traslada a la época moderna, en la que el mundo vio nacer una nueva forma de estado con el derrocamiento de la tradicional monarquía francesa y la instauración de un nuevo código civil; una transformación crucial para el mundo occidental que deja totalmente de lado a la mujer en la medida en que no se le incluye dentro del proyecto democrático y constructivo de la figura del hombre público y que por el contrario, en palabras del mismo Rousseau, se le confina al hogar, a la esfera de lo privado, ya que “las mujeres, a diferencia de los hombres, no pueden controlar sus “deseos ilimitados” por sí mismas, y por ello, no pueden desarrollar la “moralidad” que se requiere para la sociedad civil”. Con esto entendemos además, por qué desde el principio de la transfor- mación del mundo occidental –que como vemos no lo fue para la mujer-, se tuvo como ilegítima cualquier participación de la misma en la esfera de lo público, mucho más si se tratara del despliegue y exposición de su individualidad y por lo tanto, de su intimidad. La esfera de lo privado, la celda del hogar, se encarnó entonces en la figura femenina, sincretismo que fue sellado con el apelativo de la mujer como el “Ángel del hogar”. Catelli establece entonces un parangón entre las monjas atemorizadas por la presen- cia de Buzin bel, con la escritura posterior de mujeres laicas que si bien no estaban recluidas en un monasterio, ni siendo fiscalizadas bajo la mirada de un superior que buscaba meticulosamente en ellas la presencia del demonio, sí compartían con las monjas el mismo estado de confinamiento o encierro –el correspondiente al hogar-, y sí estaba presente en sus narraciones cierto temor a los demonios, ya no provenien- tes de un exterior remoto llamado infierno, sino a los demonios de la subjetividad. Esta angustia era sentida al descubrirse y revelarse aquellos elementos internos que arro- jaban una identidad no contemplada ni admitida en el mundo exterior y público, que para ese entonces era totalmente masculino. El encierro, el estar por fuera del mundo público, es decir, estar recluido en el mundo de la intimidad, y la presencia del temor a esos demonios de la subjetividad, son dos elementos cruciales que Catelli rescata como propios de la intimidad femenina. 60
- 61. El diario se entiende entonces como un espacio de acceso a lo no visible, es más, un espacio que nace del encierro, que implica aislarse y desplegar la subjetividad en su expresión más pura, una subjetividad a la que se le teme desde un punto de vista femenino, ya que la propia construcción de la identidad y la autodeterminación de sus rasgos como individuo, no nacieron como tareas propias de la figura femenina, por ello comprobar esos rasgos de la identidad a través de la confrontación y exploración del “yo” fue para la mujer una tarea subversiva, pero también inspiradora de incertidum- bre, por las consecuencias que ello podría acarrear en la esfera de lo público( 2 ) El caso del diario de Frida tiene parentescos con los anteriores aspectos. Sin embargo pueden contemplarse grandes e interesantes variantes frente a los mismos. Veamos: El encierro y los demonios Frida Kahlo no fue una mujer confinada al hogar por determinación o exclusión social. Cualquier inclinación de su ser a los lugares entendidos como tradicionalmente feme- ninos, sea su inmenso deseo por ser madre o su total devoción a su esposo Diego Rivera –una devoción que trasciende el amor marital- no puede ser concebida como la postura de una mujer que ha asumido una feminidad impuesta; por el contrario, todas estas disposiciones e identificaciones con los roles femeninos hacen parte de una construcción consiente que la ligan al mismo tiempo con los procesos de construcción nacional, por los que pasaron las naciones latinoamericanas a principios del siglo XX. México, con la revolución, se enfrentaba a la tarea de volver a sus orígenes para así des-enajenarse y diferenciarse del poder que lo oprimía y, como lo asegura Carlos Fuentes en el prólogo a este Diario, aunque dicho pronunciamiento tuvo sus lastres y dificultades como movimiento político, podría considerarse que fue un éxito cultural. Así, la marca que dejaron los ancestros se quedó como una huella indeleble en la iden- tidad de todo mexicano. Es en esta medida que la identidad femenina de la pintora, totalmente revolucionaria, se diferencia de esa emancipación femenina europea; para ella, el privilegio de ser madre era una herencia propia de la tierra, que era la madre de todos los hombres, la dadora de riqueza y abundancia. Su devoción al asumirse como esposa no partía de un impulso por reconocer la superioridad del otro, sino por recono- cer en el otro su doble, su igual; dualidad, que se equipara a la naturaleza ambigua y cambiante de los dioses y el universo indígena ancestral. Frida hizo parte de aquel selecto grupo de mujeres que no sólo se abrieron paso en el mundo de la vida pública en su entorno, sino que además gozaron de prestigio, cariño 1. Catelli, Nora. (2007) En la era de la intimidad, seguido de: El espacio autobiográfico/ El diario íntimo: una posición femenina. -1ª ed. – Rosario: Beatriz Viterbo Editora. - Smith, Sidonie. La autobiografía y sus problemas teóricos, estudios e investigación documental/Hacia una poética de la autobiografía de mujeres. 29/Suplementos Anthropos. 61
- 62. y respeto, por la importancia de su individualidad y subjetividad, en la gestación de los cambios del siglo. Teniendo claro entonces en qué consistían sus privilegios como agente activo e inci- dental en el afuera, comprendamos ahora por qué consideramos que Frida, sin embar- go, padeció aquel aislamiento del que habla Catelli y que es fundamental para la gesta- ción de las escrituras de intimidad: Estamos hablando de la celda del cuerpo. En 1926 Frida Kahlo sufre un accidente en un camión que por poco la deja inválida: “le rompió la columna vertebral, el cuello, las costillas, la pelvis”. Su pierna enferma a causa de la poliomielitis que le dio a los seis años, sufrió ahora once fracturas: “Su hombro izquierdo quedó para siempre dislocado y uno de sus pies, irremediablemente lesiona- do”. A causa del accidente le realizaron 22 operaciones a lo largo de toda su vida. Le amputan el pie derecho y termina los últimos días de su vida en la cama, sometiéndose a más operaciones de la columna vertebral. En resumen, pasó la mayor parte del tiempo en la inmovilidad de su cama, obligada por sus múltiples fracturas y dificultades físicas a guardarse del mundo. Frida vivió entre la paradoja de ser una mujer que de ninguna manera era víctima de un aislamiento intelectual impuesto por una masculinidad reinante, pero que sin embargo estaba confinada a la celda de su cuerpo. La imposibilidad de ejercer a cabalidad el poder de injerencia que tenía en el afuera, determinó en gran medida el gran despliegue de esa subjetividad plasmada y desbordada en su diario, pero sobre todo en su pintura. Más adelante veremos cómo la pintura fue entonces el canal expresivo que comunicara su subjetividad- su intimidad- con el escenario público. Unido al encierro forzoso del cuerpo, viene otro aspecto que se manifiesta en múltiples formas y de manera reiterativa en el diario de la pintora: La presencia del dolor que es equiparable a esos demonios que atormentarán a las monjas, luego a las mujeres laicas confinadas al hogar. El aislamiento de Frida implicaba la constante compañía del dolor, podríamos decir incluso que sus diarios son el testimonio de una íntima e inter- minable convivencia con el dolor. Su temor estaba dirigido a las distintas manifestaciones de dicho dolor que trascendía el padecimiento físico y se mezclaba con el sufrimiento espiritual y emocional: Tristeza de estar sola, de estar alejada de Diego, que era como abandonar otra parte de su identidad; frustración de no poder ser madre por sus traumas en la zona pélvica y en su aparato reproductivo, la insatisfacción de estar aislada del movimiento del afuera hacían de su estadía en la celda una constante incertidumbre, que era mitigada por el abundante y florido derramamiento de la tinta y la acuarela. 62
- 63. Lo íntimo/ lo público Pero, ¿qué hace del dolor algo propio de la intimidad de Frida? Para responder a esta pregunta bastaría sólo con salirnos de los límites del diario y desplazaros hasta las reconstrucciones que han hecho otros de la figura de la pintora. Carlos Fuentes señala que la Frida conocida por todos era una mujer despampanante y ruidosa, efecto que causaba tan solo con su presencia. Sus amigos cercanos y fami- liares la recuerdan como una mujer alegre en demasía, una alegría típica mexicana, que incluía un vocabulario soez, una disposición inquebrantable hacia el jolgorio, la fiesta y los amigos. Su sobrina, Isolda P. Kahlo, señala en sus memorias ( 3 ) que detrás de la figura construida para la celebridad de la mujer mártir y revolucionaría, habita esa mujer con un gran sentido del humor, a la que nunca, pese a sus enfermedades, se le veía desfallecer ni rendirse; en su diario incluso pueden percibirse esos tintes de humor negro, siempre dirigidos a burlarse de su condición. Si bien no puede desconocerse la pronunciada carga de dolor que habita en el diario de la pintora, lo anterior nos sirve para arriesgarnos a determinar a qué espacio de la vida de Frida Kahlo pertenecía ese dolor que ha sido tan inherente a su identidad, dicha diferencia nos es útil para marcar una línea invisible entre la Frida del sufrimiento -condición que asume en su intimidad, refleja en su obra artística y sus documentos personales- y la Frida de la risa y la fiesta, que como señala Fuentes es la mujer de los cuates, la que reconocen en los círculos sociales y familiares, es decir, la Frida de lo público. En este punto podemos determinar que el Diario de Frida Kahlo es en efecto un portal que nos transporta, o como señalábamos al principio, nos introduce en el universo íntimo de la autora; a través de su escritura automática y su pintura sugestiva – mani- festación última del devenir de su consciencia-, Frida nos permite, así sea en propor- ciones mínimas, sumergirnos por entre sus poros y vivenciar su dolor, su alegría, su temor, su amor a Diego; generando en el lector una suerte de catarsis, un efecto que trasciende a la postura del espectador y lo vincula con lo mostrado. Por esto leer su diario es también vincularse, es vivir a través de su pintura lo sentido por ella, lo que Catelli denominaría como intimar con la autora. Para finalizar es pertinente resaltar el lugar de la pintura como aquel canal expresivo que comunica lo íntimo con lo público. Bien sabemos que no ha sido en otro lugar, sino en la pintura, donde la autora ha representado absolutamente todo su sentir y su pensar, es a través de su obra que el mundo pudo conocer ese lugar del dolor, pero también el lugar de la risa, del amor a Diego, de su identidad Mexicana y campesina. Es su pintura, en última instancia, el telón en el que podemos encontrar de manera total y completa la identidad de una mujer llamada Frida Kahlo. 1. Catelli, Nora. (2007) En la era de la intimidad, seguido de: El espacio autobiográfico/ El diario íntimo: una posición femenina. -1ª ed. – Rosario: Beatriz Viterbo Editora. - Smith, Sidonie. La autobiografía y sus problemas teóricos, estudios e investigación documental/Hacia una poética de la autobiografía de mujeres. 29/Suplementos Anthropos. 63
- 64. Bagatela sobre el juego El juguete entrega el catálogo de todo aquello que no asombra al adulto: la guerra, la burocracia, la fealdad, los mar- cianos, etc. Roland Barthes Cuando evoco la manera como los jugue- tes aparecieron en mi infancia, inevita- blemente llega el recuerdo de las horas que pasé con mi hermano menor cons- truyendo historias, por lo general de héroes y villanos, y luchando con las figu- ras en los espacios del comedor y de los cuartos. Recuerdo persecuciones emo- cionantes, planetas a punto de ser des- truidos y acuerdos de paz entre las figu- ras de Star wars y Dragón ball que mis padres nos regalaban. Acompañando las figuras en el tiempo de juego estuvo presente la capacidad fantasiosa de construir historias a nuestro antojo, y ese era el complemento de las tardes de encierro. El juego es un acto de desenvolvimiento en el mundo porque a través de él se pueden expresar, entre otros aspectos, la percepción que se tiene de este, lo que llama la atención y lo que se está imitan- do (que viene a ser lo que se está apren- diendo). Mi hermano y yo jugábamos a héroes y villanos porque veíamos dibujos animados que funcionaban con base en el enfrentamiento de estos arquetipos, y los resultados de las contiendas eran casi siempre los mismos: los buenos ganaban, aunque terminaban muy cansados. A causa de una crianza influenciada por el cristianismo, también la tendencia era que a los buenos se les premiaba con el derecho a la vida y a los malos se les con- denaba al exilio. A través del juego se manifestaba la influen- cia que recibíamos, sobre todo de parte de los programas de televisión, pero también de nuestra crianza, y la complementábamos construyendo historias para las figuras. Mediante el juego con las figuras de plástico reflejábamos los valores y anti valores que percibíamos, y al filtrarlos por una actividad lúdica en lugar de un ejercicio rígido de inte- riorización, el resultado era más enriquecedor porque lo integrábamos a través de algo necesariamente familiar para los niños: el juego. En él hay una atmosfera de confianza y una sensación de liberarse de miedos que brinda al niño un aprendizaje complementa- rio a las correcciones de los adultos, al punto de vista de quienes les mandan qué hacer y al conductismo inherente que acompaña las ordenes. Además hay una transformación en las jerarquías, ya que se tiene conciencia de estar entre iguales, por tanto la posibilidad de corrección es más fraternal. Pienso por ejemplo en lo que le sucede a un niño que hace trampa; son los otros participantes del juego quienes le hacen caer en la cuenta de Por: Andrés Felipe Quintero Guevara Estudiante de Licenciatura en Literatura de la Universidad del Valle El juguete entrega el catálogo de todo aquello que no asombra al adulto: la guerra, la burocracia, la fealdad, los marcianos, etc. Roland Barthes 64
- 65. Ilustración:AngelicaRamírez su falta, y le piden que no lo haga más; pocas veces llegan al caso de expulsarlo- cuando el infante no se corrige—pero están siempre atentos a hacer respetar las reglasquepusieronenconsenso, sinlaintervencióndealguienajenoaellosquerepr- esente una autoridad. El juego es importante en la formación del niño y acompaña el proceso académico; lo prepara para estar en el mundo y modela las relaciones que tejerá con sus semejan- tes. Esto último está en consonancia con uno de los planteamientos del ensayo Juguetes de Roland Barthes: el niño es visto como un hombre pequeño, y se le propor- cionan juguetes que lo preparen para su relación con otros individuos y con el mundo. A través del juego los niños terminan reflejando lo que aprenden, y éste constituye un proceso de formación paralelo a los que se atraviesan en otras instituciones como la escuela y la iglesia. Para concluir, pienso en el desarrollo creativo que proporcionan algunos juegos. En mi caso eran las figuras de acción las que protagonizaban las fantasías construidas en conjunto con mi hermano, y en horas de la noche le contábamos a mi madre lo que habíamos hecho en el transcurso de la tarde. Este proceso creativo también prepara a los niños para relacionarse con el mundo, para modificar en cierta manera la realidad con la que se encuentran, y para fomentar un espíritu crítico y reflexivo que se pule a medida que van creciendo. Siendo así, ¿no es el juego un laboratorio más para la cons- trucción de la conciencia? -BARTHES, Roland, Juguetes, en Mitologías. -TELLEZ, Hernando, Bagatela sobre la infancia, en Luces en el bosque. -Reflexiones sobre el juego, los juguetes y las miniaturas, [en línea] http://www.uv.mx/popularte/esp/scriptphp.php?sid=275. Consultado el jueves 13 de octubre de 2011. Bibliografía 65
- 66. Paloma de acero:Por:John Freddy Zambrano Montoya Estudiante de Licenciatura en Literatura de la Universidad del Valle “No hay camino para la paz, la paz es el camino.” Mahatma Gandhi 66
- 67. En la anterior fotografía se encuentran los dos elementos básicos que serán materia del presente ensayo: la guerra, representada por un militar, y la paz, simbolizada en el dije que cuelga de su cuello. La imagen, en su lugar de origen, tiene por título: “La paz del soldado”, y posee la siguiente descripción: “Inmerso en la discusión nacional sobre la implicación de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam, un soldado norteameri- cano en Vietnam usa un amuleto con el símbolo de la paz junto a una bandolera de balas.” (1 ) Donde quiera que se encuentre Gerald Holtom, creador de dicho emblema, no debe estar descansando en paz. Su insignia, creada en 1958 para la llamada British Cam- paign for Nuclear Disarmament [Campaña Británica para el desarme nuclear], es usada en la fotografía por un verdugo de la guerra, un repartidor de muertes, un hace- dor o constructor de destrucciones. Ante el hecho de esta foto, y haciendo un llamado urgente a la lógica o la razón, resul- ta poco verosímil la imagen del símbolo de la paz, posando perfectamente entre las balas que parecen custodiarla. Y si a eso agregamos la cara oculta pero evidente, y particular sonrisa del soldado, entonces la cuestión se complica un poco más. Sin embargo, como bien señala Walter Benjamin, “a pesar de toda la habilidad del fotó- grafo y por muy calculada que esté la actitud de su modelo, el espectador se siente irresistiblemente forzado a buscar en la fotografía la chispita minúscula de azar, (…).” ( 2 ) Es así como me lanzo a la aventura de considerar el tema de la guerra y la paz a partir de esta fotografía, sin dar por resuelto el misterio de la misma. Muchas otras guerras particulares, como la de Vietnam, existen sin duda desde la época de las primeras civilizaciones. Esta inclinación bélica, para tristeza de muchos y regocijo enfermo de otros, pareciera ser inherente a la contradictoria especie humana. Digo contradictoria, en este caso, porque precisamente la paz, o mejor, La Paz ha servido hasta la agonía, de motivo y finalidad, de excusa y argumento para la guerra. Exponiéndome a aristotélicos o a “violentos pacifistas”, no puedo estar de acuerdo con Aristóteles cuando habla de la guerra como medio para la paz. A partir de las palabras de Gandhi, que coronan este ensayo, yo diría: Si hay un camino para la paz, no es preci- samente el de la guerra. Casi puedo escuchar a Maquiavelo riendo, como nuestra Moira estadounidense, al saber que el fin de la paz ha justificado el medio bélico. ¿De qué paz se puede hablar cuando las fuerzas armadas de un país invaden y someten a otro y roban, asesinan y violan a millones de habitantes que, en el peor, más común y triste de los casos, no tienen la más remota idea sobre lo que está sucediendo? ¿Eso es La Paz? No es absolutamente necesario ir hasta Irak o Afganistán. Para hablar de guerra y paz, de violencia y pacifismo, podemos hacerlo perfectamente desde el cómodo sillón de nuestra casa, en Colombia. En 2011, bajo el marco de la protesta estudiantil y demás, generada en la Universidad del Valle a causa de la reforma a la Ley 30 pro- puesta por el Gobierno Nacional, se vio cómo ante abrazos y consignas de paz por En la anterior fotografía se encuentran los dos elementos básicos que serán materia del presente ensayo: la guerra, representada por un militar, y la paz, simbolizada en el dije que cuelga de su cuello. La imagen, en su lugar de origen, tiene por título: “La paz del soldado”, y posee la siguiente descripción: “Inmerso en la discusión nacional sobre la implicación de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam, un soldado norteameri- cano en Vietnam usa un amuleto con el símbolo de la paz junto a una bandolera de balas.” (1 ) Donde quiera que se encuentre Gerald Holtom, creador de dicho emblema, no debe estar descansando en paz. Su insignia, creada en 1958 para la llamada British Cam- paign for Nuclear Disarmament [Campaña Británica para el desarme nuclear], es usada en la fotografía por un verdugo de la guerra, un repartidor de muertes, un hace- dor o constructor de destrucciones. Ante el hecho de esta foto, y haciendo un llamado urgente a la lógica o la razón, resul- ta poco verosímil la imagen del símbolo de la paz, posando perfectamente entre las balas que parecen custodiarla. Y si a eso agregamos la cara oculta pero evidente, y particular sonrisa del soldado, entonces la cuestión se complica un poco más. Sin embargo, como bien señala Walter Benjamin, “a pesar de toda la habilidad del fotó- grafo y por muy calculada que esté la actitud de su modelo, el espectador se siente irresistiblemente forzado a buscar en la fotografía la chispita minúscula de azar, (…).” ( 2 ) Es así como me lanzo a la aventura de considerar el tema de la guerra y la paz a partir de esta fotografía, sin dar por resuelto el misterio de la misma. Muchas otras guerras particulares, como la de Vietnam, existen sin duda desde la época de las primeras civilizaciones. Esta inclinación bélica, para tristeza de muchos y regocijo enfermo de otros, pareciera ser inherente a la contradictoria especie humana. Digo contradictoria, en este caso, porque precisamente la paz, o mejor, La Paz ha servido hasta la agonía, de motivo y finalidad, de excusa y argumento para la guerra. Exponiéndome a aristotélicos o a “violentos pacifistas”, no puedo estar de acuerdo con Aristóteles cuando habla de la guerra como medio para la paz. A partir de las palabras de Gandhi, que coronan este ensayo, yo diría: Si hay un camino para la paz, no es preci- samente el de la guerra. Casi puedo escuchar a Maquiavelo riendo, como nuestra Moira estadounidense, al saber que el fin de la paz ha justificado el medio bélico. ¿De qué paz se puede hablar cuando las fuerzas armadas de un país invaden y someten a otro y roban, asesinan y violan a millones de habitantes que, en el peor, más común y triste de los casos, no tienen la más remota idea sobre lo que está sucediendo? ¿Eso es La Paz? No es absolutamente necesario ir hasta Irak o Afganistán. Para hablar de guerra y paz, de violencia y pacifismo, podemos hacerlo perfectamente desde el cómodo sillón de nuestra casa, en Colombia. En 2011, bajo el marco de la protesta estudiantil y demás, generada en la Universidad del Valle a causa de la reforma a la Ley 30 pro- puesta por el Gobierno Nacional, se vio cómo ante abrazos y consignas de paz por � 1. Tomada de http://elmundoenfotos.wordpress.com. [Consultado en octubre de 2012] Foto por Bettman/CORBIS � 2. http://elmundoenfotos.wordpress.com/2008/11/12/la-paz-del-soldado/ [Consultado en octubre de 2012] 67