Los cuatro principales agentes erosivos son el agua, el viento, la vegetación y los seres humanos. Además, la temperatura y las reacciones químicas también contribuyen a la erosión de la tierra. Diferentes procesos erosivos como la lluvia, los ríos, el mar, el viento y las aguas subterráneas dan forma a paisajes como acantilados, arcos naturales, cañones, cenotes y canteras.