2. El más antiguo antecedente del maga es el emaki “rollo dibujado”, pintado o impreso, que era un sistema de narrativa ilustrada horizontal, cuyos orígenes se remontan al periodo Heian (siglo X), realizados por monjes budistas también en China y Corea, y en los que se combinaban texto e ilustraciones. Al igual que los jeroglíficos egipcios, los códices precolombinos y los libros iluminados de los monjes europeos medievales, los emaki son considerados precursores de la narración gráfica moderna. El emakimono, o emaki era leído desenrollando el pergamino con una mano y enrollándolo con la otra. Alrededor del año 1130, el emaki sobre Historia de Genji se convirtió en una de las obras más importantes y significativas del arte japonés. Trata sobre la vida y los amores de un príncipe y el mundo de la corte Heian, después de su muerte. Iba dirigido a un público femenino (onna-e); en tanto otras historias, sobre batallas, iban dirigidas a un público masculino (otoko-e), por ejemplo el emaki sobre El Sitio del Palacio Sanjo (1160).
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4. En el siglo XII, encontraremos historias visuales de diversos animales, realizando actividades propias de seres humanos o de seres fabulosos. Estas historias tenían con frecuencia un carácter mordaz, que sería heredado al arte de los siglos posteriores. Las narraciones visuales medievales, denominadas Chōjū-giga, constituían una crítica aguda a la sociedad de su tiempo. Estaban realizadas en emakis , rollos de papel de seda (algunos de los cuales llegaban a medir 25 metros), en los que se mostraban principalmente animales antropomorfos o vestidos, además de sacerdotes entregados a peleas de gallos o a las apuestas. Los cuatro rollos que se conservan sobre estos temas, también contienen relatos sobre fantasmas y demonios, antiguos mitos del Japón. Estos rollos pertenecían al templo budista Kōzan-ji, de Kioto. Otras manifestaciones artísticas narrativas visuales, de carácter popular, en pergaminos y grabados, aparecieron en una época de opresión que afectó al pueblo japonés, en el periodo Edo. Con ellas, perfeccionando la temática de los rollo y ampliándola, se logró influir en otros ámbitos culturales, como el teatro Kabuki y las artes visuales del Ukiyo-e del siglo XVIII.
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6. Entre los artistas del denominado arte Ukiyo-e (“Arte del Mundo Flotante”, submundo del juego y las diversiones para adultos), destaca la figura de Katsushika Hokusai (1760-1849), uno de los más grandes artistas de su tiempo, y quien fue introductor del término Manga, además de notable pintor y grabador del periodo Edo. Autor de una obra inmensa y variada que firmó con diversos seudónimos. En su Hokusai Manga, conformado por varios libros, mostró la vida diaria de la población, con gran exactitud y sentido del humor. Realizó también grabados de paisajes, entre otros las T reinta y seis vistas del monte Fuji ( Fugaku Sanjūroku-kei ), luego hizo las Cien vistas del monte Fuji (1834). Fueron obras de esta serie, como La gran ola de Kanagawa ( Kanagawa Oki Nami Ura ) y Fuji en días claros (Gaifū kaisei ), las que contaron con mayor admiración en Occidente, pero su extensa obra dejó una marcada influencia en los ilustradores posteriores japoneses y en pintores y artistas gráficos occidentales, entre los que se encuentran algunos tan destacados como Toulouse-Lautrec, Vicent Van Gogh, Alfred Kubin, Gustav Klimt y muchos otros.
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12. En los Hokusai Manga no se relatan historias extensas; se ilustran mitos y algunas imágenes forman parte de una serie o de una muy breve secuencia narrativa. Sin embargo, contienen estudios de la gestualidad, el movimiento, el paisaje, la naturaleza, el vestido, las viviendas, las tradiciones míticas, los tipos sociales, los objetos y costumbres, conformando un repertorio que sería recuperado por los narradores visuales posteriores. Hokusai mezcla palabras e imágenes con frecuencia, aunque son las imágenes las que expresan los principales contenidos, divide el campo en viñetas horizontales, verticales, con recuadro o sin él. Aunque estos trabajos manifiestan una notable destreza técnica, se percibe una mayor libertad expresiva que en otras de sus obras, la recuperación de lo popular, lo humorístico y lo fantástico es fundamental.
13. Tsutaya Jūzaburō fue un célebre editor de estampas que descubrió y difundió el talento de grandes artistas japoneses entre los que se encuentran: Utamaro, Sharaku, Shunshō, Toyokuni, Okumura, Kuniyoshi, etc. Kitagawa Utamaro fue un destacado artista gráfico del Japón a quien en Occidente se reconoce especialmente por sus magistrales composiciones de mujeres, conocidas como bijinga, y por sus estudios de la naturaleza, en particular por sus libros ilustrados de insectos. Realizó obras gráficas para muy diversas, estampas y obras gráficas, y practicó el llamado arte shunga (escenas sexuales explícitas del “Mundo Flotante”), mismas que cultivaban todos los artistas del ukiyo-e . Muchas de sus obras narran con imágenes diversos momentos de una historia o de un relato, por lo que constituyen una modalidad de la narración visual en la que los textos verbales son muy escasos. La clave de identificación de los personajes es con frecuencia su vestuario, distinto para cada dama, por lo que la repetición de un diseño refiere al mismo personaje en distintas escenas.
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21. En las ilustraciones shunga se hace manifiesta la concepción de la sexualidad del antiguo Japón y particularmente del ukiyo-e, pues no se excluyen casi ninguna de las representaciones que involucren diversas modalidades de la preferencias sexuales (homosexuales, parafilias, etc.). Eran imágenes dirigidas a adultos y gozaban de gran aceptación social, en todos los estratos o grupos de la época, sus temáticas eran igualmente abordadas por autores literarios.
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23. Tōshūsai Sharaku es también un importante grabador, aunque menos conocido que Hokusai o que Utamaru. Se desconocen datos del artista y existen diversas teorías de que se trataba del seudónimo utilizado por un grupo de destacados grabadores, que deseaban experimentar. Apoyan esta teoría varios hechos: primero, este artista sólo estuvo activo durante unos cuantos meses, desde mediados de 1794 y hasta los primeros meses de 1795; sin embargo, en ese corto periodo se pueden encontrar obras firmadas con su nombre que manifiestan cuatro estilo distintos y un dominio técnico notable. Además, Sharaku Sharakusai quiere decir “sin sentido”, por lo que Sharaku, nombre del artista, es sin duda un seudónimo humorístico. Otros historiadores del arte suponen que se trata de uno de los numerosos seudónimos que utilizó Hokusai, pues en el periodo en que Sharaku produjo sus obras, Hokusai, aparentemente no produjo ninguna, pese a que fue siempre un artista muy productivo. Hokusai, además, podía cambiar su estilo con gran facilidad, debido a su dominio técnico, y lo demostró en otras ocasiones en que firmó con seudónimos.
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28. Katsukawa Shunshō es el principal representante de la Escuela Katsukawa. Introdujo una nueva forma de yakusha-e (grabados sobre actores del teatro Kabuki), muy populares en la época. Fue maestro de Hokusai y, al igual que Hokusai y otros artistas del Ukiyo-e , produjo una abundante cantidad de obras que ilustran tradiciones y mitos sobre los seres mágicos, dioses, fantasmas y demonios del Japón, y que han sido fuente importante de diversas obras posteriores, sobre todo del maga contemporáneo.
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32. Utagawa Toyokuni fue uno de los maestros de la famosa escuela de Utagawa, fundada por su maestro (Utagawa Toyoharu). Realizó también retratos de actores del teatro Kabuki y abundantes ilustraciones para libros, incluyendo leyendas y mitos de seres mágicos: “Youkai” (término que engloba conceptos afines como Shinigami, Tengu, Ayakashi, animales mágicos, fantasmas, etc.). Todos los discípulos de una escuela adoptaban el nombre de la misma (Utagawa Kunimasa, Utagawa Kunisada, Utagawa Kuniyoshi, etc.). En las obras de Utagawa Toyokuni texto e imagen constituyen una unidad, además los textos estaban encerrados con frecuencia en recuadros o “cartuchos” de diversos formatos.