2. Lateralización del cerebro
El hemisferio izquierdo del cerebro humano controla el lenguaje,
sin lugar a dudas nuestro atributo mental más destacable. Regula
también el uso preferente de la mano derecha. El hemisferio
derecho ejerce control sobre el modo en que percibimos la
interrelación de las cosas en el espacio. Hace 40 años se pensaba
que esta lateralización cerebral (del lenguaje, la preferencia
manual y la percepción espacial) existía sólo en los humanos y
que el resto de los animales no presentaban ningún tipo de
especialización hemisférica.
3. El hemisferio izquierdo
En el sistema nervioso de los vertebrados, las conexiones
entre el cuerpo y el cerebro están cruzadas: los nervios de
un lado del cuerpo se hallan unidos con el hemisferio del
cerebro del lado opuesto. Desde hace algún tiempo, se han
venido acopiando pruebas que apoyan la primera parte de
nuestra hipótesis: el hemisferio izquierdo de los vertebrados
se especializa en el control de las conductas rutinarias auto
dirigidas. En resumen, en todas las clases de vertebrados
(peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) suele
mantenerse lo que probablemente fue una propensión
ancestral a emplear el lado derecho durante la actividad
rutinaria de alimentarse.
4. Mejor con la derecha
Las pruebas sobre la preferencia del lado derecho en las aves y las
ballenas resultan fascinantes, pero apenas permiten rebatir la antigua
creencia de que la cualidad de diestro en los humanos no tuvo
precursores evolutivos. Muchos de los estudios sobre simios superiores
han sido realizados por William D. Hopkins, del Centro Nacional Yerkes
de Investigación en Primates, en Atlanta, y sus colaboradores. El grupo
de Hopkins ha observado la preferencia de la mano derecha, sobre
todo, en tareas que implicaban la coordinación de ambas manos o el
alcance de un alimento cuya altura exigía ponerse de pie. Esas
observaciones sugieren también que, a medida que los primates
iniciales evolucionaron y realizaron tareas más difíciles y más elaboradas
para conseguir alimento, su preferencia por una mano se hizo más
palmaria. Al ir aumentando la complejidad de las tareas, se haría
apremiante que las señales de control del cerebro se transmitieran lo
más directamente posible a la mano más experta.
5. Comunicación y el hemisferio izquierdo
Proponemos que el “hemisferio del lenguaje” se habría formado a partir
de una especialización intermedia y algo menos primitiva del hemisferio
izquierdo: en concreto, su especialización en la comunicación rutinaria,
vocal y no vocal. Ahora bien, contrariamente a los postulados tradicionales
de la paleontología, ninguna de esas capacidades comunicativas apareció
con el origen de los humanos; descienden también de especializaciones
del hemisferio advenidas en animales que vivieron mucho antes que
emergiera la especie humana. Uno de los autores (Rogers), en
colaboración con Michelle A. Hook-Costigan, ahora en la Universidad de
Texas A&M, observó que los titíes comunes abrían el lado derecho de su
boca con mayor amplitud que el izquierdo cuando llamaban de forma
amistosa a otros titíes. Las personas solemos abrir más el lado derecho de
la boca cuando hablamos, como resultado de la mayor activación del lado
derecho del rostro por el hemisferio izquierdo. Sin embargo, hay pocas
cosas en la naturaleza que se prediquen universalmente.
6. La comunicación no vocal en los humanos tiene antecedentes evolutivos. Los chimpancés tienden a
usar la derecha no sólo cuando manipulan objetos, sino también cuando se comunican mediante
gestos. Los gorilas suelen incorporar la mano derecha en las comunicaciones complejas en que
intervienen, además, la testa y la boca. Adrien Meguerditchian y Jacques Vauclair, ambos de la
Universidad de Provenza, han observado que los babuinos prefieren la mano derecha para cierta
comunicación manual (golpear el suelo). El significado evolutivo de todo ello se hace manifiesto
cuando uno se fija en que los humanos tendemos a realizar gestos comunicativos con la mano
derecha.
7. Evolución del habla
Uno de los autores (MacNeilage) ha propuesto que el cambio de marras exigió la evolución de la sílaba, la unidad
básica de organización que subyace bajo la emisión articulada de voz. La sílaba suele corresponder a una alternancia
entre consonantes y vocales. (Las consonantes corresponden a los sonidos creados cuando por un momento se
cierra totalmente, o casi del todo, el aparato vocal; las vocales son los sonidos creados por resonancia con la forma
del aparato vocal cuando el aire fluye a través de la boca abierta.)
8. Evolución del habla
La sílaba pudo haber evolucionado como
resultado del ascenso (consonante) y descenso
(vocal) alternados de la mandíbula, una conducta
que ya estaba bien arraigada en las acciones de
mascar, succionar y lamer. Algo más tarde, las
capacidades de vocalización de la laringe se
harían coincidir con los chasquidos comunicativos
de los labios para formar las sílabas habladas. Las
sílabas quizá se utilizaron primero para simbolizar
conceptos aislados, con lo que aparecieron las
palabras. Posteriormente, la capacidad de formar
frases (lenguaje) se habría desarrollado cuando
los primeros humanos combinaron los dos tipos
de palabras que dan el significado principal a las
frases: las que se refieren a objetos (nombres) y
las que describen acciones (verbos).
9. El hemisferio derecho
En efecto, peces, anfibios, aves y mamíferos eluden
mejor los depredadores que ven en el lado izquierdo de
su campo visual (hemisferio derecho) que en el lado
derecho de dicho campo. Las pruebas de que la
especialización hemisférica respecto a las reacciones es
también válida en los humanos provienen del análisis de
imágenes cerebrales. En un resumen del estado de la
cuestión, Michael D. Fox y sus colaboradores, de la
Universidad de Washington en San Luis, arribaron a la
conclusión de que los humanos poseían un “sistema de
atención” en el hemisferio derecho particularmente
sensible a estímulos inesperados y relacionados con la
conducta (el tipo de estímulos que avisan: ¡Peligro!).
10. El hemisferio derecho
Esta especialización temprana del hemisferio derecho para
el estado de alerta en presencia de depredadores
conlleva, en numerosos animales, un comportamiento
agresivo. Sapos, camaleones, polluelos y babuinos suelen
atacar más a los miembros de su propia especie situados a
su izquierda que a los que se hallan a su derecha. En los
humanos, las conductas primitivas de evasión y cautela,
que se corresponden con el sistema de atención del
hemisferio derecho en el resto de los animales, han
adoptado la forma de un abanico de emociones
negativas.
11. Reconocimiento de los otros
En los humanos, el hemisferio derecho se especializa en el reconocimiento facial. La prosopagnosia, un trastorno
neurológico en el que se ve alterada tal capacidad, es con mayor frecuencia el resultado de una lesión en el hemisferio
derecho que en el izquierdo. Más allá del reconocimiento facial, en otro nivel, observamos que simios y humanos
interpretan con mayor exactitud con el hemisferio derecho que con el izquierdo las expresiones faciales emotivas.
Pensamos que semejante destreza forma parte de una antigua capacidad evolutiva del hemisferio derecho para
determinar la identidad o la familiaridad; para juzgar, por ejemplo, si un estímulo es nuevo o repetido.