El documento describe la lateralización del cerebro humano. El hemisferio izquierdo controla el lenguaje y el uso preferente de la mano derecha, mientras que el hemisferio derecho se especializa en la percepción espacial y las emociones. Aunque se pensaba que solo los humanos tenían esta especialización hemisférica, la investigación ha demostrado que otros animales también la presentan.
1. LATERALIZACION DEL CEREBRO
Lateralidad: Proceso de desarrollo evolutivo del cual se denomina el predominio de
una parte del cuerpo sobre otra e diferentes funciones.
El hemisferio izquierdo del cerebro humano controla el lenguaje, sin lugar a dudas
nuestro atributo mental más destacable, regula también el uso preferente de la
mano derecha.
El hemisferio derecho ejerce control sobre el modo en que percibimos la
interrelación de las cosas en el espacio.
Hace40 años se pensaba que esta lateralización cerebral (del lenguaje, la preferencia
manual y la percepción espacial) existía sólo en los humanos y que el resto de los
animales no presentaban ningún tipo de especialización hemisférica.
Esas creencias coinciden con la idea de que los humanos han alcanzado un estadio
especial de evolución. Biólogos y expertos en comportamiento solían estar de
acuerdo en que el uso preferencial de la mano derecha se desarrolló en nuestros
antepasados homínidos cuando aprendieron a construir y a utilizar herramientas,
hace unos 2,5 millones de años.
En ambos casos, el habla y el lenguaje habrían evolucionado a partir de una habilidad
manual reciente para construir herramientas. Después de que el hemisferio
2. izquierdo se especializara en el uso de las manos, el hemisferio derecho se habría
convertido, por defecto, en el centro de la percepción espacial. Sin embargo, la
investigación acometida sobre otros animales durante los últimos decenios ha
demostrado que sus dos hemisferios cerebrales ejercen también funciones
diferenciadas. A pesar de esos hallazgos, la opinión predominante sigue defendiendo
que los humanos son distintos.
EN EL CEREBRO HUMANO
El hemisferio izquierdo controla el lenguaje, el uso preferente de la mano derecha,
la capacidad de clasificación y las conductas rutinarias.
El hemisferio derecho se especializa en la reacción frente a situaciones de
emergencia, la organización espacial, el reconocimiento facial y la elaboración de
emociones.
El hemisferio izquierdo se convirtió, pues, en sede de la conducta automotivada, o
de control de arriba abajo. (Cabe remarcar que ese tipo de comportamiento
automotivado no es necesariamente innato; muchas veces se aprende.) El
hemisferio derecho, en cambio, se transformó en sede de la conducta motivada por
el entorno, o de control de abajo arriba.
3. HEMISFERIO IZQUIERDO
En el sistema nervioso de los vertebrados, las conexiones entre el cuerpo y el cerebro
están cruzadas: los nervios de un lado del cuerpo se hallan unidos con el hemisferio
del cerebro del lado opuesto.
Mejor con la derecha
La preferencia por la mano derecha se observa en los simios inferiores (babuinos,
capuchinos y macacos rhesus) y superiores (chimpancés).
El grupo de Hopkins ha observado la preferencia de la mano derecha, sobre todo, en
tareas que implicaban la coordinación de ambas manos o el alcance de un alimento
cuya altura exigía ponerse de pie. Al ir aumentando la complejidad de las tareas, se
haría apremiante que las señales de control del cerebro se transmitieran lo más
directamente posible a la mano más experta. Ya que la ruta más directa desde el
hemisferio izquierdo (el hemisferio especializado en tareas rutinarias) hasta el
cuerpo sigue el recorrido de los nervios periféricos que cruzan el cuerpo, la mano
derecha se convirtió de forma progresiva en la opción preferida entre los primates
no humanos para abordar tareas elaboradas, aunque rutinarias.
Comunicación y hemisferio izquierdo
El “hemisferio del lenguaje” se habría formado a partir de una especialización
intermedia y algo menos primitiva del hemisferio izquierdo: en concreto, su
especialización en la comunicación rutinaria, vocal y no vocal.
4. Las personas solemos abrir más el lado derecho de la boca cuando hablamos, como
resultado de la mayor activación del lado derecho del rostro por el hemisferio
izquierdo.
En los humanos y los simios y quizás en la mayoría de los animales, el hemisferio
derecho es responsable de las vocalizaciones emocionales, mientras que el
hemisferio izquierdo lo es de las rutinarias.
HEMISFERIO DERECHO
En el entorno de los primeros vertebrados pocos acontecimientos causaban más
sorpresa y emoción que la aparición imprevista de un depredador mortal. En efecto,
peces, anfibios, aves y mamíferos eluden mejor los depredadores que ven en el lado
izquierdo de su campo visual (hemisferio derecho) que en el lado derecho de dicho
campo.
En los humanos, las conductas primitivas de evasión y cautela, que se corresponden
con el sistema de atención del hemisferio derecho en el resto de los animales, han
adoptado la forma de un abanico de emociones negativas.
Las personas padecen depresión con mayor probabilidad tras una lesión en el
hemisferio izquierdo que en el derecho. Y en los estados de depresión crónica, el
hemisferio derecho es más activo que el izquierdo.
En los humanos, el hemisferio derecho se especializa en el reconocimiento facial.
La prosopagnosia, un trastorno neurológico en el que se ve alterada tal capacidad,
es con mayor frecuencia el resultado de una lesión en el hemisferio derecho que en
el izquierdo.
En los humanos, el hemisferio derecho “capta el conjunto de la escena”, atendiendo
a los aspectos globales del entorno, en vez de centrarse en unas pocas
características. Esa capacidad le ofrece unas ventajas notables en el análisis de las
relaciones espaciales. Los recuerdos almacenados por el hemisferio derecho tienden
a organizarse y a recuperarse como un todo, no como una serie de elementos
independientes.
Por el contrario, el hemisferio izquierdo tiende a fijarse en aspectos locales del
entorno.
5. El porqué de la lateralización
Un organismo debe realizar de forma simultánea dos tipos de análisis. Por un lado,
ha de estimar la novedad global del estímulo y emprender una acción inmediata y
decidida en caso necesario (hemisferio derecho). Por otro, tiene que establecer si el
estímulo encaja en alguna clase conocida para dar una respuesta sólidamente
asentada, en el supuesto de que la hubiere, destinada a ese fin (hemisferio
izquierdo).
Para detectar algo novedoso, el organismo debe estar atento a las características
que singularizan a una experiencia.
La percepción espacial necesita ese mismo tipo de “olfato para la novedad”, pues
cualquier punto de vista que adopte un animal acarrea en consecuencia una nueva
configuración de estímulos. Tal función cumple al hemisferio derecho. En cambio,
para clasificar una experiencia, el organismo debe reconocer cuál de sus elementos
se repite, al tiempo que ignora o descarta los que son peculiares o idiosincrásicos. El
resultado de ello es una atención selectiva, una de las capacidades más importantes
del cerebro. De ello se encarga el hemisferio izquierdo.
Desde el punto de vista evolutivo, el desequilibrio a favor de un lado (ruptura de la
simetría), con poblaciones formadas principalmente por individuos zurdos o por
individuos diestros, podría parecer desventajoso porque resulta en un
comportamiento más predecible para los depredadores.
La proporción desigual entre individuos zurdos y diestros en numerosas poblaciones
indica, pues, que el desequilibrio debe ser tan valioso, que se mantiene a pesar de
aumentar la vulnerabilidad frente a los depredadores.