2. LOS SIETE SABERES
DE
EDGAR MORIN
ESPECIALIZACIÒN EN
EDUCACIÓN CON
NUEVAS TECNOLOGÍAS
GRACIELA MORANTES
MONCADA
PROFESOR: ALHIM
ADONAI VERA SILVA
UNIVERSIDAD
AUTÓNOMA DE
BUCARAMANGA
3. PRIMER SABER
LAS CEGUERAS DEL CONOCIMIENTO:
EL ERROR Y LA ILUSIÓN
El conocimiento como condición
exclusivamente humana está propensa al
error y la ilusión: errores e ilusiones
generados por el intelecto, por la razón y
la mente de cada individuo y que son
resultado de sus paradigmas, sus mitos,
creencias y teorías. La educación debe
proveer a cada sujeto de los elementos
necesarios para no llegar a ser juguetes
inconscientes de sus ideas y de sus
propias mentiras. Uno de esos elementos
debe ser el conocimiento del
conocimiento humano, sus disposiciones,
sus imperfecciones, y dificultades.
4. Ruptura dentro de la
institución:
Los estudiantes no tienen
disciplina de estudio debido
seguramente al
desconocimiento de lo que
implica el aprendizaje.
“La mayor pobreza es la
ignorancia”. Panchatantra
5. SEGUNDO SABER
LOS PRINCIPIOS DE UN CONOCIMIENTO
PERTINENTE
La compartimentalización del conocimiento en disciplinas
especializadas ha transformado al maestro en una especie de
“instructor” cuyo objetivo es enseñar su disciplina sin
integrarla con las demás y sin contextualizarla dentro de un
entorno general. De esta forma el individuo ha perdido la
percepción de lo global. No se siente parte de un todo si no
una pieza independiente a la que no le afectará ese todo.
Estamos en mora de que la educación promueva conjugar el
conocimiento de las partes con el conocimiento del todo que
transforme a los individuos en seres más comprometidos,
responsables y solidarios para enfrentar los problemas de
nuestro planeta tierra.
6. Ruptura dentro de la
institución:
Falta de integración entre los
diferentes cursos incluso
dentro de cada semestre.
“El mayor error que los médicos
cometen es intentar la curación
del cuerpo sin intentar la
curación del alma; sin embargo,
alma y cuerpo son uno y no
deberían ser tratados
separadamente”. Platón
7. TERCER SABER
ENSEÑAR LA CONDICIÓN HUMANA
La terna Individuo-sociedad-especie es indisoluble: El ser
humano, como elemento del gran conjunto que es la humanidad,
es autónomo pero debe desarrollar esta autonomía
considerándose parte de una comunidad y de la especie
humana. La cultura y los rasgos biológicos hacen de cada
individuo un ser único que debe adaptarse a la diversidad que
estos mismos le proporcionan. No sólo hay una unidad y una
diversidad cerebral sino mental, psíquica, afectiva e
intelectual. La educación debe generar la conciencia de que
el ser humano es singular y múltiple a la vez, que somos
resultado del cosmos, de la naturaleza, de la vida.
8. Ruptura dentro de la
institución:
Aunque se realizan diversas
campañas para favorecer al
medio ambiente, no hay una
asignatura que profundice
respecto a nuestra condición de
seres humanos ocupando un
espacio que no es sólo nuestro y
que debemos cuidar para que su
destino que es también el de la
humanidad sea cada día mejor.
"He aquí el secreto de la vida eterna: VIVIR EN LOS OTROS, CON
LOS OTROS Y PARA LOS OTROS." - Krumm Heller.
9. CUARTO SABER
ENSEÑAR LA IDENTIDAD TERRENAL
Sin darnos cuenta pasamos de pertenecer a una comunidad
casi familiar a vivir en un mundo globalizado que nos ha acogido
sin preparación: sin un pensamiento que nos permita concebir
el contexto, lo global, lo multidimensional, lo complejo. Por
esta razón no somos conscientes de lo positivo de tener a
nuestro alcance el mundo con su tecnología, su confort y sus
avances ni de lo negativo de perder la identidad cultural, de
ser desplazados por el progreso del monocultivo industrial y
el mercado invasor. Tampoco de que todos los humanos
vivimos los mismos problemas fundamentales de vida y muerte
y que estamos unidos en la misma comunidad de destino
planetario. Por ello se debe promover una educación que
conduzca a aprender a ser, vivir, compartir, comulgar también
como humanos del Planeta Tierra. Debemos dedicarnos no sólo
a dominar sino a acondicionar, mejorar, cuidar y comprender.
10. Ruptura dentro de la institución:
Se les muestra a los estudiantes
los beneficios de la globalización
con los intercambios que ellos
pueden realizar con universidades
de diferentes partes del mundo
pero no se hace una concientización
sobre la necesidad de desarrollar
avances tecnológicos
exclusivamente para proteger y
mejorar nuestra casa: el planeta
tierra.
“La liberación no puede alcanzarse
sino por la percepción de la
identidad del espíritu individual con
el espíritu universal”. Lao-Tsé
11. QUINTO SABER
ENFRENTAR LAS INCERTIDUMBRES
La evolución histórica de la humanidad nos muestra creaciones e
innovaciones pero también destrucciones y sometimientos. No
habitamos un mundo lineal donde todo es blanco o negro: hay
muchos grises y matices. La misma naturaleza nos sorprende
con su intensidad para abastecernos o devastarnos, los
conflictos internos o entre regiones o países pueden generar
desarrollos tecnológicos o nuevas oportunidades y tratados
comerciales pero también muerte y destrucción que empobrece y
contamina no sólo la humanidad sino también al planeta tierra.
La educación debe preparar al ser humano para este devenir.
Debe darle la posibilidad de aprender a enfrentar la
incertidumbre para vivir en una época cambiante donde los
valores son ambivalentes, donde todo está ligado. Es por eso que
la educación del futuro debe volver sobre las incertidumbres
ligadas al conocimiento.
12. Ruptura dentro de la
institución:
En ocasiones se muestra el
conocimiento como una verdad
absoluta y no se permite que el
estudiante cree su propia
versión o vea desde su propio
ángulo. Esto se presenta
frecuentemente en las
evaluaciones.
“La estrategia, como el
conocimiento, sigue siendo la
navegación en un océano de
incertidumbres a través de
archipiélagos de certezas.”
Edgar Morin
13. SEXTO SABER
ENSEÑAR LA COMPRENSIÓN
Los periódicos, la radio y en general los medios de
comunicación llenan sus espacios con información sobre
violencia intrafamiliar, pandillas dentro y fuera de los
colegios, guerra entre comunas y entre sectores políticos,
culturales y religiosos. La mayoría de estos conflictos se
presentan por la falta de comprensión tanto individual como
entre humanos. Si se quiere alcanzar un mundo menos
violento es necesario que la educación busque estrategias para
lograr individuos más comprensivos y por tanto más tolerantes
hasta lograr, en este sentido, una reforma planetaria de las
mentalidades. Con el estudio de la incomprensión se lograría,
además, analizar no sólo los síntomas sino las causas de los
racismos, las xenofobias y los desprecios que tanto daño han
hecha a la sociedad del planeta.
14. Ruptura dentro de la institución:
Se presentan situaciones de rechazo por ejemplo para formar grupos de
trabajo con algunos estudiantes por xenofobia, racismo o condición social.
“El placer más noble, es el júbilo de comprender”. Leonardo Da Vinci
15. SÉPTIMO SABER
LA ÉTICA DEL GÉNERO HUMANO
La enfermedad de la sociedad es el resultado de la
falta de conciencia del ser humano de que forma
parte de la terna indisoluble Individuo-sociedad-
especie. Sus síntomas, entre otros, son la falta de
solidaridad, de amor por la naturaleza, de cuidado
por la tierra y participación democrática. La
educación debe dejar de pensar que la ética se
enseña sólo con lecciones de moral y contribuir a
una toma de conciencia del ser humano como parte
de este trinomio indisoluble Individuo-sociedad-
especie para lograr que esta conciencia lleve al ser
humano a sentirse un ciudadano del planeta tierra.
16. Ruptura dentro de la
institución:
El individualismo es marcado en
algunos estudiantes quienes sólo
buscan el bien propio y no les
interesa el bien común y mucho
menos contribuir para que
mejoren las condiciones de
nuestro planeta.
“El sabio en su actitud para con el
mundo no tiene predilecciones ni
prejuicios. Está del lado de lo que
es correcto”. –Confucio
17. “UNO DE LOS
PRINCIPALES
OBJETIVOS DE LA
EDUCACIÓN DEBE SER
AMPLIAR LAS BIBLIOGRAFÍA
VENTANAS POR LAS
CUALES VEMOS AL
MUNDO“. GLASOW, •MORIN, Edgar, los
ARNOLD H. siete saberes
necesarios para la
educación del futuro,
primera edición. Año
1999.