El documento presenta los siete saberes necesarios para la educación del futuro según Edgar Morin: 1) Las cegueras del conocimiento, 2) Los principios del conocimiento pertinente, 3) Enseñar la condición humana, 4) Enseñar la identidad terrenal, 5) Enfrentar las incertidumbres, 6) Enseñar la comprensión, 7) La ética del género humano. Morin argumenta que la educación debe enfocarse en estos saberes para preparar a los estudiantes para los desafíos del mundo moderno
2. El texto lo realiza el autor por invitación de la UNESCO dentro del
proyecto “Educar para un futuro viable” a fin de lograr una
contribución a los cambios de pensamiento indispensables para
preparar el porvenir de la Educación. Y es que no es para menos la
preocupación que muestra en el prólogo el director de la UNESCO
Federico Mayor, ante tanta incertidumbre sobre el futuro que les
espera a nuestros hijos, nietos, sus hijos… Nos advierte que se
requiere de una transformación y ésta debe ser fundamentalmente
mejor, donde la democracia, la equidad, la paz, la justicia social, y la
sustentabilidad de nuestro medio ambiente, deben ser prioridades en
nuestra sociedad global.
3. 1. Las cegueras del conocimiento: el error y la
ilusión
• La educación permanece ciega tanto al error como a la ilusión ante el
conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones, sus
dificultades, etc., y no se preocupa por hacer conocer lo que es conocer.
• El conocimiento no es una herramienta “lista para usar” que se pueda
emplear sin examinar su naturaleza. Hay que dotar a cada mente con
instrumentos para la vida y para la lucidez.
• Es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio de las
características cerebrales, mentales y culturales del conocimiento, sus
procesos, modalidades, disposiciones… que permitan arriesgar el error o
la ilusión
• La primera cuestión que nos señala E. Morin es que la educación debe
afrontar sus deficiencias desde el error y la ilusión, que no se
reconocen en absoluto, siendo necesario mostrar que no hay
conocimiento que no esté amenazado por ambos aspectos: el error y la
ilusión.
4. • EDUCAR LA MIRADA
• Un conocimiento no es el espejo de las cosas o del
mundo exterior y los principales errores de percepción
que nos llegan lo hacen a través de la mirada, donde
además del error de percepción se añade el error
intelectual. De este modo, proyectamos nuestros
deseos, miedos, frustraciones… que aportan nuestras
emociones y se multiplican los riesgos del error.
• Se podría pensar que la eliminación del riesgo de error
se produciría rechazando cualquier afectividad, sin
embargo, el desarrollo de la inteligencia está
totalmente unido al desarrollo de la afectividad.
5. 2. Los principios del conocimientos pertinente
Existe la necesidad de promover
un conocimiento capaz de
abordar problemas globales para
inscribir conocimientos parciales
y locales.
La supremacía de un conocimiento
fragmentado impide operar el
vínculo entre las partes y el todo.
Es necesario desarrollar la aptitud
para ubicar la información en el
contexto y en el conjunto.
Hoy en día el conocimiento del mundo es una cuestión intelectual y vital. El problema
universal para cualquier ciudadano es ¿cómo lograr el acceso a la información sobre el mundo
y cómo articularla y organizarla? ¿Cómo concebir el contexto, lo global, lo multidimensional y lo
complejo? Para articular estas respuestas, lo primero es necesario realizar una reforma de
pensamiento.
6. 3. Enseñar la condición humana
La educación del futuro debería ser una enseñanza centrada en la condición
humana, ya que conocer lo humano es situarlo en el universo y, a la vez,
separarlo de él. Lo humano permanece cruelmente dividido, fragmentado en
pedazos de un rompecabezas que perdió su figura. Entonces surge un problema
epistemológico: es imposible concebir la unidad compleja de lo humano por
medio de pensamientos disyuntivos, pero tampoco a través del pensamiento
reductor que reduce la unidad humana a un substrato puramente bio – anatómico
Como Humanidad somos a la vez cósmicos y terrestres, dependemos de la
biosfera terrestre y debemos reconocer nuestra identidad terrenal ya que la
animalidad y la humanidad constituyen juntas nuestra humana condición. En este
sentido, el concepto de ser humano tiene un doble principio: el principio bio-físico
y el psico-socio-cultural y ambos se remiten el uno al otro.
BUCLES DE LO HUMANO
El ser humano es plenamente biológico y cultural, es un super y un hiper viviente,
expresa cualidades egocéntricas y altruistas… En esta complejidad, se producen
tres triadas que son necesarias conocer:
En definitiva, todo desarrollo verdaderamente humano significa el desarrollo
conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del
sentido de pertenencia a la especie humana, tal y como se comenta en el primer
saber al abordar los errores intelectuales y los errores de la razón.
7. UNIDAD Y DIVERSIDAD HUMANA
La educación del futuro velaría porque la idea de unidad de la
especie humana no borre la de su diversidad y que la diversidad no
borre la unidad. De modo que habría que concebir la unidad de
lo múltiple y la multiplicidad de lo único en todos los campos:
El campo individual, donde hay una unidad / diversidad genética
El campo social, con una unidad / diversidad de lenguas, de las
culturas y de las organizaciones sociales.
El campo cultural y la diversidad de individuos. No hay sociedad
humana que no tenga cultura, pero cada cultura es singular, de
modo que la cultura no existe sino a través de las culturas. En cada
cultura hay un capital específico de creencias, ideas, valores,
mitos… que ligan una comunidad a sus ancestros, tradiciones y
sus muertos. Por ello es pertinente concebir una unidad que
asegure la diversidad y una diversidad que se inscriba en una
unidad
8. 4. Enseñar la identidad terrenal
• El reconocimiento de la identidad terrenal debe convertirse en uno de los
principales objetos de la educación.
• Habría que enseñar la historia de la era planetaria y mostrar cómo se volvieron
intersolidarias todas las partes del mundo sin ocultar las opresiones y
dominaciones, que aún hoy no han desaparecido.
• Señalar la complejidad de la crisis planetaria ya que todos los seres humanos
vivimos en una misma comunidad de destino.
• Es necesario comprender tanto la condición humana en el mundo, como
la condición del mundo humano ya que estamos sumergidos en la complejidad
del mundo y las innumerables informaciones sobre el mundo ahogan nuestras
posibilidades de inteligibilidad. El problema planetario es un todo que se alimenta
de ingredientes múltiples, los engloba, los aventaja y los alimenta, de modo que el
planeta no es un sistema global, sino un torbellino en movimiento, desprovisto de
centro organizador. Por ello, el planeta necesita de un pensamiento policéntrico
(alejado del antropocentrismo, ecocentrismo, occidentalismo…) alimentado por las
culturas del mundo. Educar para este pensamiento es la finalidad de la educación
del futuro que debería trabajar en la era planetaria para la identidad y la conciencia
terrenal
9. 5. Enfrentar las incertidumbres
•La educación debería comprender la enseñanza de las incertidumbres.
•Enseñar principios de estrategia que permita a los seres humanos navegar en océanos de
incertidumbres a través de archipiélagos de certeza.
•El abandono de los conceptos deterministas y el carácter desconocido de la aventura
humana, deben incitarnos a preparar nuestras mentes para esperar lo inesperado y poder
afrontarlo.
La incertidumbre es irremediable en la historia humana que es y sigue siendo una aventura
desconocida. El surgimiento de lo nuevo no se puede predecir, sino no sería nuevo; el
surgimiento de una creación no se puede conocer por anticipado, sino no habría creación.
En este sentido, hay un enorme desperdicio de la adquisición en la historia, muchas buenas
ideas no han sido integradas, han sido rechazadas por las normas, los tabúes y las
prohibiciones. Asimismo, cabe señalar que la historia no constituye una evolución lineal,
sino que es un complejo de orden, desorden y organización.
UN MUNDO INCIERTO
Es necesario substituir la visión de un universo que obedece a un orden impecable por una
visión donde el universo sea el juego y lo que está en juego es la dialógica entre orden,
desorden y la organización.
10. 6. Enseñar la comprensión
•La compresión es medio y fin de la condición humana. La educación para la
comprensión está ausente en nuestras enseñanzas y el desarrollo de la
comprensión requiere una reforma de las mentalidades.
•La comprensión mutua entre humanos es vital para que las relaciones humanas
salgan de su estado bárbaro de incomprensión.
•Es necesario estudiar la incomprensión desde sus raíces, modalidades y
efectos, centrándose no sólo en los síntomas, sino en las causas.
La comunicación triunfa en nuestro planeta (móviles, Internet, web cam…) y sin
embargo, la incomprensión sigue siendo general ya que ninguna técnica de
comunicación aporta por sí misma la comprensión. En este sentido, educar
para comprender cualquier disciplina es distinto a educar para la comprensión
humana y la educación del futuro debería perseguir enseñar la comprensión
entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y
moral de la humanidad. El problema de la compresión está doblemente
polarizado, ya que por un lado se encuentra el polo planetario (compresión entre
humanos) y, por otro, el polo individual (relaciones particulares entre familiares
cada vez más amenazadas por la incomprensión).
11. 7. La ética del género humano
La educación debería de conducir a una “antropo-ética”.
La ética debe formarse a partir de la conciencia de que el ser humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad y parte de una especie.
Dos grandes finalidades ético – políticas: relación del control mutuo entre la sociedad y los individuos y concebir la Humanidad como comunidad planetaria.
Como señalábamos en otras entradas del blog, la triada individuo <> sociedad <> especie no es solamente inseparable sino que son coproductores unos de otros y
cada término es a la vez medio y fin de los otros. Toda concepción del género humano significa el desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las
participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia a la especie humana. En medio de estas relaciones complejas surge la conciencia como emergencia del
ser humano.
Desde ahora, debería considerarse una ética humana como una ética de la triada de donde surge nuestra conciencia y nuestro espíritu propiamente humano.
En este sentido, la antropoética supone la decisión consciente y clara:
· De asumir la humana condición individuo <> sociedad <> especie en la complejidad de nuestra era.
· De lograr la humanidad en nosotros mismos, en nuestra conciencia personal.
· De asumir el destino humano en sus antinomias y su plenitud.
· De asumir la misión antropológica del milenio.
· De trabajar para la humanización de la humanidad,
· De obedecer a la vida y de guiarla.
· De lograr la unidad planetaria en la diversidad.
· De respetar en el otro, tanto la diferencia como la identidad.