Este documento describe las problemáticas de la producción de trigo en Argentina durante el gobierno de Cristina Kirchner. La producción cayó a 8 millones de toneladas en 2013, muy por debajo del promedio histórico de 14-15 millones de toneladas. Las políticas del gobierno, como el sistema de cupos de exportación (ROE) y las altas retenciones, presionaron a los pequeños y medianos productores. Esto generó una sobreoferta que hizo caer los precios internos, lo que a su vez llevó a una menor
1. 05 de marzode 2014
Por Guido FernándezPeralta
Problemáticas del trigo en la “década
ganada”
El trigo ha sido durante varios años una gran fuente de ingresos para las arcas del estado,
producto de las exportaciones. Pero esa realidad ya no existe. La producción actual está
muy por debajo del promedio histórico de 14 a 15 millones de toneladas de trigo por año:
en 2013 se produjeron 8 millones de toneladas y el panorama para 2014 no auspicia un
cambio prometedor, ya que se espera una producciónapenas superior a 9 millones.
El gobierno kirchnerista ha desencadenado la peor producción de trigo en la historia
del país. En los primeros años, con una serie de políticas económicas abusivas y
asfixiantes, presionaron a los pequeños y medianos productores a retirarse del
mercado, seleccionaron arbitrariamente los muy limitados cupos de exportación y por
ende, produjeron que el excedente no exportado se comercializara en el mercado
interno, facilitando que la sobreoferta de trigo forzara el precio a la baja. Como
consecuencia de ello, en los años posteriores, éstos dejaron de sembrar, provocando
que esa sobreoferta de años anteriores se transformara en una escasa oferta en los
subsiguientes, y alcanzando a conquistar un récord histórico donde el precio interno
del trigo llegó a ser el doble que en el plano internacional.
Este documento está basado en la Ficha de Políticas Públicas N° 117 de la Fundación
Pensar (Andrés Domínguez y Juan Cruz López Barrios, “Situación de la cadena de trigo”,
14 de febrero de 2014).
2. El puntapié inicial de este declive en la producción comenzó en 2006, con la intervención
del mercado por el gobierno a través de los ROE (Registro de Operaciones de
Exportación). En la actualidad existen dos tipos de ROE: rojo y verde. El rojo se encarga de
registrar las operaciones de carnes y sus derivados; el verde, de las operaciones de
exportación de granos -todo esto acompañado por retenciones que deben pagarle al
estado-. Además el estado decide quién y cuándo puede exportar. En otras palabras, si sos
productor de granos en este país y querés vender tu cosecha, te tenés que inscribir en los
ROE verde, esperar que el estado te manifieste en qué cantidad, en qué momento y de qué
forma lo vas a hacer, y pagarle al estado no solo el 23% del precio por derechos de
exportación, sino también impuestos nacionales y provinciales que en su conjunto
provocan que el productor pierda el 80% de la ganancia neta del producto. El mercado
está condicionado por la determinación arbitraria del gobierno a decidir cuánto se exporta
y quién lo hace.
Se presionó una vez más sobre quien no debía: el sistema de cupos generó sobreoferta de
precios en el mercado interno, y esto ocasionó que muchos productores desistan de iniciar
una nueva producción de trigo, ya que no tienen capital para invertir, o prefieren hacerlo
en negocios más rentables y menos inestables. A mediano plazo, lo que ocasionó fue que
los pocos productores no abastecieron en forma total la demanda de trigo que se genera
en el mercado interno, y lejos de evitar la inflación, el efecto de las medidas ocasionó
menor oferta de trigo y con ello mayores precios internos. El aumento del precio del trigo
desencadenó incrementos significativos en harinas y productos panificados: el precio del
pan aumentó el doble de lo que aumentó el precio del trigo en 2013 (65% contra 27% de
aumento del precio internacional del trigo). En 2013 hubo graves problemas de
abastecimiento al mercado interno que generaron el alza de precios más importante de las
últimas décadas (el precio en Argentina duplicó el FOB y triplicó el FAS, convirtiéndose en
record mundial). En el plano internacional, Argentina perdió al mercado brasilero, que hoy
está siendo abastecido por Uruguay.
Uno de los graves problemas que tiene este gobierno, y en el que ha reincidido en estos 10
años, es el de llevar como estandarte una idea que luego en la práctica procede de forma
completamente opuesta. El gobierno dice haber impulsado esta serie de medidas para
“defender la mesa de los argentinos”, pero los precios han subido, y los productores no
ven otra opción más que abandonar sus proyectos de cosechar frente a las excesivas
trabas que impone este sistema.
La persistencia en la defensa de “el modelo” no auspicia cambios prometedores para el
2015. Será tarea del próximo gobierno nacional recuperar terreno internacional y
proteger al mercado interno: para ello deberán eliminarse las retenciones del trigo,
abastecerse el mercado interno con precios accesibles y eliminar el polémico sistema de
los ROE. La relación entre productores de trigo y gobierno está dañada y la apertura de las
exportaciones produciría un guiño de confianza a los primeros para invertir. Por otra
parte, la eliminación de las retenciones implicaría un costo de US$670 millones por año
que con una política fiscal consistente no produciría problemas, teniendo en cuenta que
las retenciones al trigo representan menos del 10% del total de los productos oleaginosos.
Con políticas serias y a largo plazo, Argentina aún está a tiempo de volver a ser la potencia
agroindustrial que nunca tuvo que haber dejado de ser.