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1
GUILLERMO BENDAÑA G
LOS SUELOS DE NICARAGUA
Génesis, propiedades,
clasificaciones, degradación y
recuperación.
2
N
631.4
B458 Bendaña García, Guillermo
Los Suelos de Nicaragua: génesis,
propiedades, clasificaciones, degradación,
y recuperación / Guillermo Bendaña García.
-- 1a ed. -- Managua: G. Bendaña García,
2022
258 p.: il. col.
ISBN 978-99964-0-950-9
ESTRUCTURA DE SUELOS / COMPOSICION DE
SUELOS / CONSERVACION DE SUELOS / SUELOS-
NICARAGUA
3
INDICE DE CONTENIDO
Tema Página
INTRODUCCION.
CAPITULO I. ORIGEN y FORMACIÓN DE LOS SUELOS.
1. Factores formadores del suelo
1.1 La roca madre o material madre
1.2 El clima
1.3 La vegetación espontánea
1.4 Los microorganismos del suelo
1.5 La topografía o relieve del terreno
1.6 El tiempo
2. Formación del suelo a partir de una roca madre.
3. Origen de los suelos en las tres grandes regiones de Nicaragua.
3.1 Región del Pacífico
3.2 Región Central
3.3 Región del Caribe
4. Suelos originados de materiales transportados.
4.1 Suelos de origen volcánico
4.2 Suelos aluviales
4.3 Suelos coluviales
5. Otros tipos de suelos o suelos misceláneos.
CAPITULO II. LOS SUELOS DE ORIGEN VOLCANICO DEL PACIFICO DE NICARAGUA
1. Origen de la llanura del Pacífico
2. Origen de las cenizas volcánicas
3. Factores que inciden en la formación de cenizas
4. La formación de los suelos de origen volcánico.
5. Características generales de los suelos volcánicos del Pacífico de Nicaragua.
5.1 Relieve
5.2 Profundidad
5.3 Textura
5.4 Estructura
5.5 Drenaje interno
5.6 Contenido de materia orgánica
5.7 pH
5.8 El rejuvenecimiento de los suelos volcánicos.
7. Contenido de nutrientes de los suelos volcánicos.
7.1 Nitrógeno
7.2 Fósforo
7.3 Potasio
7.4 Azufre
8. El talpetate en los suelos volcánicos de Nicaragua.
8.1 Inconvenientes que se presentan en suelos con presencia de talpetate.
8.2 La rehabilitación de los suelos con talpetate.
8.3 Distribución de los suelos con talpetate.
CAPITULO III. LOS COMPONENTES DEL SUELO Y LA SOLUCIÓN DEL SUELO
Los componentes del suelo
1. La fase sólida
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1.1 La materia mineral
1.2 La materia orgánica
2. La fase gaseosa
3. La fase acuosa
4. La solución del suelo
4.1 Fases para la formación de la solución del suelo.
CAPITULO IV. LAS PROPIEDADES FISICAS DEL SUELO.
1. La forma del terreno
2. Tipos de relieve.
2.1 Mapas de Relieve y de Elevaciones a nivel nacional
3. La pendiente del terreno
3.1 Clases de pendiente.
4. La profundidad del suelo
4.1 Clasificación de los suelos por su profundidad efectiva.
5. La textura del suelo.
5.1 Determinación de la textura
6. La estructura del suelo.
6.1 Estabilidad de la estructura.
6.2 Tipos de estructura
7. El drenaje de los suelos.
7.1 Importancia de conocer el drenaje de los suelos.
7.2 Drenaje externo
7.3 Drenaje interno
7.4 Inundaciones.
8. El color del suelo.
8.1 Determinación del color del suelo.
8.2 Factores que influyen sobre la coloración de los suelos.
8.3 Color del suelo como indicador de algunas de sus características.
9. La Porosidad del suelo.
9.1 Tamaño y funciones de los poros.
9.2 La relación agua-aire en los poros del suelo.
10. La consistencia del suelo.
10.1 La adhesividad
10.2 La plasticidad
11. El perfil del suelo.
11.1 Horizontes del suelo.
11.2 Dinámica del perfil del suelo.
CAPITULO V. LAS PROPIEDADES QUIMICAS DEL SUELO.
1. La Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC).
1.1 Efecto del pH sobre la CIC del suelo.
2. El porcentaje de saturación de bases.
3. La conductividad eléctrica del suelo
4. La reacción (pH) del suelo.
4.1 La escala de pH.
4.2 Importancia del conocimiento del pH del suelo
4.3 ¿Cómo se origina la acidez del suelo?
4.4 ¿Cuál es el rango de pH que prefieren los cultivos?
4.5 La medición del pH en el campo.
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4.6 El pH de los suelos de Nicaragua.
4.7 El pH y el encalado.
4.8 Cantidades de cal a utilizar.
5. La materia orgánica del suelo.
5.1 Vía de descomposición de los restos vegetales en el suelo.
5.2 Relación entre materia orgánica y microorganismos del suelo.
5.3 Factores que intervienen en el contenido de M. O. en el suelo.
5.4 El contenido de materia orgánica del suelo
5.5 El humus
5.6 La destrucción de la materia orgánica por efecto de las quemas.
5.7 Efectos negativos de la quema.
5.8 Ventajas de la NO quema
6. El contenido de los macroelementos (N, P, K) en el suelo.
6.1 El nitrógeno en el suelo.
6.2 El fósforo en el suelo.
6.3 El potasio en el suelo.
7. La calidad del suelo.
7.1 Indicadores de la calidad del suelo.
CAPITULO VI. LAS CLASIFICACIONES DE LOS SUELOS.
La importancia de las clasificaciones de los suelos.
1. La Clasificación por Capacidad de Uso de las Tierras (Land Use Capability).
1.1 Las ocho clases de capacidad.
2. Clasificación de Tierra para Fines de Riego.
2.1 Factores físicos.
2.2 Factores económicos
2.3 Las Clases de Tierras para Riego.
3. La Clasificación de Aptitud de Tierras para el Cultivo de Banano.
4. La Clasificación Americana de Suelos (Soil Taxonomy).
4.1 Las categorías del sistema.
4.2 Nomenclatura
4.3 Reconocimiento de los nombres.
5. El Mapa Mundial de Suelos de FAO
5.1 Objetivos del Mapa Mundial de Suelos.
5.2 Características principales del Mapa Mundial de Suelos.
5.3 La Clasificación de los Suelos en el Mapa Mundial de Suelos
5.4 La Base Referencial Mundial de Suelos.
CAPITULO VII. LA DEGRADACION DE LOS SUELOS Y SU RECUPERACION
1. La degradación del suelo y sus causas.
1.1 Procesos de degradación del suelo.
2. La erosión del suelo.
3. La erosión hídrica.
3.1 Factores físicos que influyen en la erosión hídrica.
3.2 Como ocurre la erosión hídrica.
3.3 Tipos de erosión hídrica.
3.4 Prácticas comunes para el control de la erosión.
3.5 Siete estrategias para evitar erosión hídrica y conservar el agua y el suelo.
3.6 Daños que causa la erosión hídrica.
4. La erosión eólica.
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4.1 Como ocurre la erosión eólica.
4.2 El control de la erosión eólica.
4.3 Las tolvaneras.
4.4 Las cortinas rompevientos.
4.5 Consideraciones para el establecimiento de una cortina rompevientos.
4.6 Situación actual de las cortinas rompevientos establecidas en los años 80.
5. Ocho estrategias para controlar o disminuir la erosión eólica.
6. Las actividades mineras y la degradación de los suelos por contaminación.
7. Otras técnicas para la recuperación de los suelos degradados.
8. Nueve estrategias para la conservación de suelos o la recuperación de suelos
degradados.
CAPITULO VIII. LA COMPACTACION DEL SUELO.
1. La compactación del suelo.
2. Causas de la compactación del suelo (cambios en la estructura).
3. Efectos de la compactación del suelo.
3.1 Cambios en la porosidad del suelo.
3.2 Cambios en la morfología radicular.
3.3 Afectación a la capacidad de almacenaje y movimiento del agua en el suelo.
3.4 Afectación a la capacidad de aireación del suelo.
3.5 Reducción en el rendimiento de los cultivos.
4. Métodos de identificación de un suelo compactado.
4.1 Perforación con un barreno.
4.2 Por medio de la apertura de una calicata.
4.3 Uso de un penetrómetro.
4.4 Por determinación de la densidad aparente del suelo.
4.5 Observación de la vegetación presente en el suelo.
5. Como prevenir la compactación del suelo.
5.1 El factor maquinaria.
5.2 En cuanto al suelo mismo.
5.3 Otras medidas de prevención contra la compactación.
6. Mejoramiento de los suelos compactados.
6.1 Métodos biológicos.
6.2 Métodos mecánicos.
6.3 Cambios en los sistemas agrícolas.
CAPITULO IX. MEJORADORES BIOLOGICOS DEL SUELO.
1. Uso de Micorrizas.
1.1 Beneficios a las plantas.
1.2 Beneficios al suelo.
2. Inoculación de semillas de leguminosas con bacterias Rhizobium.
2.1 Guía para uso de inoculante en frijol.
2.2 ¿Aportan nitrógeno al suelo las semillas de leguminosas?
3. Inoculación de semillas con Azotobacter.
4. Lombrices como mejoradoras del suelo
5. Abonos verdes como mejoradores del suelo
6. Uso de sistemas agroforestales (SAF).
7. Uso de residuos orgánicos como fertilizantes y mejoradores del suelo.
7.1 Diferentes tipos de abonos orgánicos.
8. Uso de subproductos agroindustriales como mejoradores de suelos.
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9. Biochar (bio carbono): carbono mejorador del suelo.
9.1 Antecedentes del uso del biochar.
9.2 Ventajas del uso del biochar.
10. Algunos mejoradores biológicos del suelo.
CAPITULO X. EL CAMBIO CLIMATICO Y EL SUELO, RESILIENCIA DEL SUELO.
1. Alteración del ciclo hidrológico.
2. En la competencia por demanda de agua y nutrientes a los cultivos.
3. Efecto del incremento de temperatura debida al CC en la fenología de los cultivos.
4. El cambio climático y la erosión del suelo.
5. Efectos previstos del cambio climático sobre el comportamiento de los cultivos y la
fertilidad de los suelos.
6. El cambio climático, el suelo y la pérdida de la materia orgánica.
7. El cambio climático y los microorganismos del suelo.
8. Los cambios en el uso del suelo: de capturar a emitir gases de efecto invernadero.
9. La resiliencia del suelo ante el cambio climático.
9.1 La resiliencia del suelo ante la contaminación.
9.2 Estrategias agroecológicas para incrementar la resiliencia del suelo.
10. El aspecto social para incrementar la resiliencia y la adaptación al cambio
climático.
CAPITULO XI. LA TOMA DE MUESTRAS, EL ANALISIS DE SUELOS Y EL ANALISIS FOLIAR.
1. Las muestras y el análisis de suelos.
2. La toma de muestras.
2.1 La toma de submuestras.
2.2 Cantidad de suelo a recoger en cada submuestra.
2.3 Preparación e identificación de la muestra representativa.
2.4 Precauciones a tomar durante el muestreo.
3. Época de muestreo
4. Secuencia de pasos a seguir para tomar la muestra.
5. El análisis de suelos.
6. El análisis foliar.
6.1 La toma de muestras en el análisis foliar.
6.2 Manejo de las muestras de análisis foliar.
6.3 Utilización del análisis foliar con criterio de diagnóstico
CAPITULO XII. PRINCIPALES ESTUDIOS DE SUELOS REALIZADOS EN NICARAGUA.
1. Estudios realizados.
1.1 Conclusiones sobre los estudios realizados.
2. El Mapeo Digital de Suelos.
ANEXO 1. Modelo de Clasificación por Capacidad de Uso de las Tierras.
REFERENCIAS.
SOBRE EL AUTOR
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INDICE DE CUADROS
Cuadro 1. Clases de pendiente.
Cuadro 2. Clases de profundidad efectiva del suelo.
Cuadro 3. Clases de profundidad efectiva del suelo (Clasificación de Aptitud de Tierras para el Cultivo de
Banano).
Cuadro 4. Clasificación textural de los suelos.
Cuadro 5. Algunas características de las partículas del suelo.
Cuadro 6. Relaciones entre la textura y otras características del suelo.
Cuadro 7. Espacios porosos en el suelo.
Cuadro 8. Valores de CIC de acuerdo a textura y tipo de arcilla.
Cuadro 9. Clasificación de los suelos en base a su CE y el efecto general sobre los cultivos
Cuadro 10. Rangos de pH de algunos cultivos
Cuadro 11. Indicadores físicos, químicos y biológicos de la calidad del suelo.
Cuadro 12. Las Clases de capacidad.
Cuadro 13. Clases de Tierras para Riego.
Cuadro 14. Clasificación según Aptitud de Tierras para el Cultivo de Banano.
Cuadro 15. Ordenes de Suelos (Soil Taxonomy).
Cuadro 16. Tipos de degradación según su naturaleza.
Cuadro 17. Siete estrategias para evitar erosión hídrica y conservar el agua y el suelo
Cuadro 18. Efectos derivados de la erosión eólica.
Cuadro 19 Ocho estrategias para controlar la erosión eólica.
Cuadro 20. Estrategias para la Conservación de Suelos o la Recuperación de Suelos Degradados.
Cuadro 21. Labores de mecanización en cultivo de caña, comparadas con las de plátano o banano.
Cuadro 22. Algunos mejoradores biológicos del suelo.
Cuadro 23. Tipos de análisis de suelos.
Cuadro 24. Inventario de los principales Estudios de Suelos realizados en Nicaragua.
Cuadro 25. Estudios de suelos para riegos y otros objetivos.
INDICE DE FOTOGRAFIAS
Foto 1. Llanura aluvial reciente.
Foto 2. Suelos de depósitos litorales, Estero Padre Ramos, Chinandega
Foto 3. Suelos coluviales.
Fotos 4 y 5. Izquierda: Erupción del volcán san Cristóbal (2012) en la que se aprecia el efecto de la fuerza del
viento sobre la dirección de la columna de cenizas. Derecha: Mapa de afectación por caída de cenizas, en la
misma erupción. (Fuente: INETER).
Fotos 6 y 7. Izquierda: Suelo franco arenosos con capa limitante de ceniza volcánica cementada a los 60 cm
de profundidad, comarca Cosmapa, Chinandega. Derecha: Suelo franco arenoso fino, profundos (más de 2
m), comarca La Gloria, Chinandega.
Foto 8. Vegetación aplastada y quemada por cenizas volcánicas en erupción del volcán Cerro Negro (Fuente:
Departamento de Suelos, Catastro e Inventario de RR NN).
Fotos 9 y 10. Izquierda: talpetate en suelos de Diriá, Masaya. Derecha: talpetate en Nejapa, Managua,
obsérvese como raíces con sus canales y macro poros han fragmentado y dividido la capa de talpetate.
Foto 11. Talpetate en la superficie de un suelo después de la labor de arado con maquinaria, en Zambrano,
Masaya; nótese el gran tamaño de los agregados debido a que la labor no se realizó correctamente y se usó
un arado de discos.
Fotos 12 a 17: tipos de relieve.
Foto 18. Lote de terreno con diferentes clases y grados de pendiente.
Fotos 19 a 23. Profundidad efectiva del suelo.
Fotos 24 a 26. Indicadores para determinación de la textura al tacto.
Foto 27. Un suelo con dos horizontes con diferentes tipos de estructura.
Fotos 28 a 35. Tipos de estructura.
9
Fotos 36 y 37. Suelo de drenaje superficial muy lento (izquierda, Acoyapa, Chontales) y lento (derecha,
Chinandega norte). En ambos el agua superficial se escurre tan lentamente que se halla agua libre cubriendo
la superficie por periodos de tiempo significativos.
Foto 38. Obra de drenaje interno en suelos con buena textura y estructura, pero en una posición en que
reciben el desborde de zonas aledañas por lo que se saturan en épocas de lluvia (comarca Ceylán,
Chinandega).
Foto 39. Canal de drenaje sin mucha técnica pero que funciona recolectando agua superficial y del subsuelo
(pastizales, Chinandega norte).
Fotos 40 y 41. Izquierda: perfil de un suelo mal drenado, con el nivel freático a los 25 cm, sufren
inundaciones muy frecuentes (Bluefields, RACS). Derecha: perfil de un suelo mal drenados, con el nivel
freático a los 45 cm, frecuentemente inundado durante la temporada de lluvias, (Tisma, Masaya).
Foto 42. Tabla Munsell.
Foto 43. Determinación del color del suelo en el campo.
Fotos 44 a 46. Diferentes colores del suelo.
Foto 47. Perfil de suelo de origen volcánico, con talpetate, toba endurecida y al final una capa de arena fina
(cercanías de Tisma).
Foto 48. Descripción detallada de un perfil para clasificación de suelos, El Castillo, Río San Juan.
Fotos 49 y 50. Obtención de pH con papel indicador (izq.) Método colorimétrico para analizar pH, nitrógeno,
fósforo y potasio (der).
Foto 51. Equipos medidores de bolsillo para lectura de pH en campo.
Fotos 52 y 53. Cortes en los que se observa el contenido de materia orgánica en la capa superior del suelo.
Fotos 54 y 55. Izquierda: quema indiscriminada arrasa pastos y vegetación vecina. Derecha: Suelos
sometidos a quema en la cosecha de caña de azúcar, Chinandega.
Fotos 56 y 57. Avalancha de rocas y lodo proveniente del volcán Casitas (izquierda) destruyó miles de
hectáreas de suelos. La extracción de minerales no metálicos (derecha, canteras de Diriamba) provoca una
degradación irreversible del suelo.
Foto 58. Desintegración de los agregados por efecto del impacto de las gotas de lluvia.
Foto 59. La escorrentía transporta con velocidad los agregados que las gotas de lluvia han desintegrado.
Fotos 60 a 62. Manifestación de diferentes efectos de las cárcavas en el terreno.
Fotos 63 y 64. Izquierda: deslizamiento superficial en cerro El Portillo (Dipilto, N. Segovia). Derecha: colada
de lodo, volcán Casitas (Chinandega)
Fotos 65 a 71. Siete estrategias para evitar erosión hídrica y conservar el agua y el suelo.
Foto 72. Lote de terreno de textura franco arenosa fina, de estructura granular, sembrado y ya cosechado
con maní. Está muy expuesto a erosión eólica ya que el suelo está completamente liso, suelto, limpio y el
rastrojo se convirtió en forraje para alimento del ganado.
Fotos 73 y 74. Izquierda: remolino de viento iniciando una tolvanera; derecha: ciudad de León bajo
el efecto de una tolvanera a las 2 de la tarde.
Foto 75. Nube de polvo sobre el océano, originada en las tolvaneras de León
Fotos 76, Arriba izquierda: cortina rompe viento, de eucalipto, bien conservada (1984).
Fotos 77 y 78. Arriba derecha e izquierda abajo: estado actual de las cortinas establecidas en los años 80.
Fotos 79 a 85. Ocho estrategias para controlar o disminuir la erosión eólica.
Fotos 86 y 87. Izquierda: potrero completamente degradado debido a desaparición de la cobertura vegetal y
la compactación provocada por sobrepastoreo. Derecha: Suelo completamente degradado, sin vegetación
alguna, contaminado con basuras y sometido a una fuerte erosión eólica (León).
Fotos 88 a 96. Nueve Estrategias para la Conservación de Suelos y/o la Recuperación de Suelos Degradados.
Fotos 97 y 98. Izquierda: suelo sin señales de compactación en la superficie. Derecha: perfil descrito en el
mismo lote mostrando una capa compactada en el subsuelo.
Fotos 99 y 100. Dos suelos mostrando una capa compactada que impide el desarrollo radicular normal.
Fotos 101 y 102. Con la apertura de una calicata se identifica con facilidad una capa compactada (izquierda).
Derecha: Penetrómetro para medir la resistencia de un suelo a la penetración.
Fotos 103 y 104. Bajo índice de emergencia (izquierda) y gran variación en el tamaño de las plantas
(derecha), son síntomas de compactación en el suelo.
10
Fotos 105 y 106. Desarrollo radicular horizontal (izquierda) y crecimiento predominante de raíces
horizontales y pocas verticales en una planta de soya, ambas en un suelo que sufre de compactación.
Foto 107: Arado subsolador, requiere mucha potencia.
Fotos 108 a 116. Algunos mejoradores biológicos del suelo.
Foto 117. Equipo básico para la toma de muestras: barreno y/o pala, machete, cuchillo, balde. Hay que
agregar bolsas plásticas, marcadores y etiquetas.
Fotos 118 y 119. Secuencia de pasos a seguir para la toma de muestras.
Foto 120. Área donde se toma la muestra de suelos en cultivos perennes.
INDICE DE FIGURAS
Figura 1. Etapas en la formación del suelo.
Figura 2. Tiempo transcurrido para la obtención de un material arcilloso fino, Caolinita, a partir de materiales
de origen volcánico.
Figura 3. En los factores que intervienen en la formación del suelo, los hay con un rol pasivo y con un rol
activo.
Figuras 6 y 7. La llanura volcánica del pacífico y la cadena de volcanes.
Figura 8. Esquema de la formación de los suelos derivados de cenizas volcánicas.
Figura 9. Área afectada con la deposición de nuevas cenizas por la erupción del volcán Cerro Negro en 1992.
Figura 10. Componentes básicos del suelo.
Figura 11. Tipos de agua en el suelo.
Figura 12. Componentes del suelo y sus compuestos relacionados.
Figura 13. Fases que intervienen en la formación de la solución del suelo.
Figura 14. Tamaño proporcional de las partículas: La arcilla es menor de 0.002 mm. El limo entre 0.002 y
0.05 mm. La arena entre 0.05 y 2.00 mm.
Figura 15. Triangulo textural.
Figura 16. Suelo con buenas condiciones estructurales (derecha) que luego ha perdido su estructura, y con
ello sus espacios porosos (aire y agua) debido a compactación.
Figuras 17 y 18. Izquierda: Representación de distintos tamaños de poros en un suelo. Derecha: Visualización
de un poro usando un colorante azul.
Figura 19. Determinación en el campo de la adhesividad de un suelo mojado.
Figura 20. Determinación en el campo de la plasticidad de un suelo mojado
Figura 21. Determinación de campo de la consistencia del suelo en húmedo.
Figura 22. Diferenciación de horizontes en un suelo maduro.
Figura 23. El intercambio catiónico en el suelo.
Figura 24. Escala de pH.
Figura 25. Diagrama de Troug: Influencia del pH sobre la disponibilidad de nutrientes.
Figura 26. Aprovechamiento y disponibilidad de nutrientes en suelo, de acuerdo a su acidez.
Figura 27. Ciclo bioquímico mostrando la descomposición de restos vegetales, hasta finalizar con la síntesis
de las sustancias húmicas.
Figura 28. Composición orgánica del suelo.
Figura 29. Formas de potasio en el suelo.
Figura 30. Incremento en la intensidad de uso de los suelos de acuerdo a su Clase de Capacidad.
Figura 31. Clases de Tierras para Riego.
Figura 32. Orden Alfisoles, Suborden Ustalfs y sus respectivos Grandes Grupos.
Figura 33. Causas de la degradación de los suelos de acuerdo a la alteración de sus propiedades.
Figura 34. Origen de las tolvaneras.
Figura 35. Efecto de una cortina en la disminución de la velocidad del viento (no está a escala).
Figura 36. Tipos de cortinas rompe vientos: de una, dos y tres hileras.
Figura 37. Uso de arado cincel para destruir el piso de arado, así la planta desarrolla mejor al penetrar más
profundamente sus raíces, el agua y el aire.
Figura 38. Beneficios del biochar al suelo y a la atmósfera.
Figura 39. La liberación neta de CO2 aumenta a medida que ocurren cambios en el uso y aprovechamiento
de la tierra.
11
Figura 40. Representación esquemática del Mapeo Digital de Suelos.
INDICE DE MAPAS
Mapa 1. Las tres grandes regiones de Nicaragua
Mapa 2. Distribución del talpetate en suelos del Pacífico central (área Masaya-Carazo-Granada-Managua).
Mapas 3 y 4. Mapa de relieve y Mapa de elevaciones.
Mapa 5. Mapa de pendientes a nivel nacional.
Mapa 6. Mapa de textura superficial a nivel de todo el territorio nacional.
Mapa 7. Mapa general del pH de los suelos de Nicaragua
Mapa 8. Mapa de Ordenes de Suelos de Nicaragua.
Mapa 9. Mapa Mundial de Suelos, FAO.
Mapa 10. Grupos de Suelos de Nicaragua de acuerdo con la Base Referencial Mundial (WRB).
12
INTRODUCCION.
“Los Suelos de Nicaragua”, es un libro que no está dirigido a edafólogos puros,
aunque éstos pueden leerlo si así lo desean y eso me daría mucha satisfacción.
Se debe a que lo considero un libro diferente, sencillo y muy práctico, con
ejemplos extraídos de mis experiencias en el agro nicaragüense; la intención que
me impulsa es que llegue a las manos de estudiantes, docentes, técnicos
agropecuarios y, sobre todo, a productores de vanguardia, los que se hacen cargo
de sus fincas y/o las supervisan frecuentemente. El objeto es transmitir
conocimientos sobre los suelos que puedan ser comprendidos y aplicados por los
técnicos y que “los finqueros” los hagan suyos, que les sirvan en el diario
quehacer en sus propiedades, para que hablen el mismo idioma de los
especialistas y comprendan de una mejor manera la asistencia técnica que
requieren o que se les brinda. Ello no implica que se haya sacrificado el rigor
científico, solamente se ha “medido” el contenido de la obra para que pueda ser
comprendida por el mayor número de lectores con ejemplos de tipo práctico,
extraídos de la realidad del agro nicaragüense (más de 100 fotografías lo
confirman), que puedan ser comprendidos por los “no especialistas”.
Deliberadamente se han omitido temas específicos que demandan previos
estudios, así como términos y definiciones usados por los especialistas; por
ejemplo, se omite mucho lo relacionado a la Clasificación Taxonómica de Suelos
(Soil Taxonomy), aunque se dan a conocer sus principios básicos; sí se incluyen
temas como la formación de los suelos, sus propiedades físicas y químicas, las
principales clasificaciones, que se aplican para todos los suelos del mundo, pero
de manera sencilla y, lo he comprobado a través de mis experiencias de campo
por muchos años, son de utilidad tanto a técnicos como a propietarios (por
ejemplo la Clasificación Por Capacidad de Uso de las Tierras o la Clasificación de
Tierras para Fines de Riego). También se incluyen temas muy útiles como la
determinación del pH en campo, el conocer que es un “talpetate”, la importancia
de la materia orgánica en el suelo, como solucionar el problema de la
compactación de los suelos, como abordar el caso de las tolvaneras, como
mejorar biológicamente los suelos, como tomar muestras de suelos para enviarlas
al laboratorio, etc.
Debe advertirse que ciertos capítulos cubren temas que son iguales para todos los
suelos del mundo, por ejemplo, cuando nos referimos a las Características Físicas
y las Características Químicas de los Suelos, los Componentes del Suelo, entre
otros, se sobreentiende que, además de los suelos de Nicaragua, puede aplicarse
a cualquier suelo del mundo. Sin embargo, todas o casi todos los ejemplos que se
citan y las fotografías que se muestran, están referidos a los suelos de nuestro
país.
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Un objetivo primordial es que se desea que tanto técnicos como propietarios de
tierras comprendan la importancia que debe darse al suelo, que sepan que es un
recurso natural no renovable y que, además de soporte a las plantas, por su medio
y uso adecuado se producen todos los alimentos que demanda nuestra población,
que sobre él crecen y se desarrollan millones de animales que nos proporcionan
carne, leche y huevos gracias a los pastos, forrajes y granos que se cultivan en su
superficie, que los bosques que nos proporcionan la madera que tanto se
demanda, están asentados en el suelo; en otras palabras que del suelo depende
el bienestar y la Seguridad Alimentaria de nuestro país.
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CAPITULO I. ORIGEN Y FORMACION DE LOS SUELOS.
“El estudio de la génesis del suelo debe iniciarse por el conocimiento de las
rocas que lo han originado”.
El Suelo puede definirse como el producto resultante de la desintegración y
descomposición de las rocas, es decir elementos minerales, más la materia
orgánica vegetal y animal que se deposita sobre esa roca en proceso de
desintegración; se considera al suelo como una estructura dinámica que sirve de
sostén a las plantas, como fuente de los elementos nutritivos necesarios para su
crecimiento y desarrollo y como el hábitat natural de miles de microorganismos
que en él viven. Se encuentra en forma de una delgada capa que cubre a casi
toda la corteza terrestre.
El suelo es el sitio donde los reinos vegetal y animal coinciden y entran en
contacto con el reino mineral estableciendo una relación dinámica tridimensional
en la que los vegetales obtienen del suelo agua y nutrientes esenciales para su
crecimiento, desarrollo y reproducción, mientras que los animales elaboran su
propia materia a costa de los vegetales en las diferentes etapas de su vida. Más
tarde, los residuos vegetales y animales retornan de nuevo al suelo, donde son
descompuestos por la numerosa población microbiana presente en el mismo. Así
se concluye que la vida es esencial para el suelo y el suelo es esencial para la
vida.
1. Factores formadores del suelo.
Cuando el suelo es originado a partir de una roca madre, los factores con mayor
incidencia en su formación son la roca misma, el clima, la vegetación espontánea,
los organismos del suelo, la topografía o relieve del terreno y el tiempo. Todos
estos factores están íntimamente relacionados entre sí y sobre el desarrollo del
suelo. Observemos como:
1.1 La roca madre o material madre. Se denomina así el material a partir del
cual se desarrolla el suelo, representa por tanto la fuente de los minerales de los
que se formará. Las características físicas y química de la roca madre influirán
mucho en la formación del suelo de la siguiente manera:
En cuanto a características físicas:
a) La dureza de la roca madre influirá en la velocidad de su meteorización,
cuanto más dura, más tardará en meteorizarse y transformarse en suelo.
b) La textura del material madre también influirá en la formación del suelo: si la
textura es gruesa, pasará más agua de lluvia a través de ese material y
esto determina que sea arrastrada una mayor cantidad de bases, por lo
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tanto, los materiales de textura gruesa tendrán una menos reserva de
bases. Al contrario, si la roca original está formada por partículas finas, el
drenaje interno será lento influenciando de este modo el suelo que se
formará en ese lugar.
En cuanto a características químicas:
a) Si el material madre es rico en bases como calcio, magnesio y potasio, la
vegetación espontánea que se desarrollará en ese suelo demandará
muchas de estas bases para su crecimiento y desarrollo.
b) Mientras qué si la roca madre es pobre en bases, las plantas espontáneas
también lo serán y al descomponerse estas plantas por la acción de
microorganismos, el agua que actúa sobre la capa de suelo en la que se
encuentran, se volverá más ácida, transmitiendo esta característica al suelo
en formación.
Podemos decir que el tipo de roca determina la clase de suelo que se obtendrá de
su meteorización. Por ejemplo, el granito se meteoriza lentamente y posee pocos
elementos nutritivos, por lo que los suelos desarrollados a partir de esta roca
suelen ser arenosos y poco fértiles, mientras que los suelos derivados de rocas
calizas se meteorizan con mayor rapidez y presentan una fertilidad natural
aceptable.
1.2 El Clima (precipitación, temperatura). El clima ejerce un efecto directo sobre
el proceso de formación del suelo. Temperaturas elevadas apresuran las
reacciones químicas en el suelo acelerando la meteorización. Las lluvias intensas,
como ocurre en la región del trópico húmedo en el Caribe Norte y Sur, lavan del
suelo el calcio, potasio y magnesio, propiciando, debido a ello, un pH ácido. Un
efecto muy notable derivado de las condiciones del clima es la influencia que éste
ejerce sobre las plantas que se desarrollan en el suelo. Climas secos y áridos,
como muchos suelos del Pacífico y de Madriz y parte de Nueva Segovia, propician
el crecimiento de árboles de porte bajo, arbustos, hierbas y gramíneas, mientras
que en zonas con abundantes lluvias se desarrollan los bosques con grandes
árboles y éstos tienen que ver mucho más que las hierbas y gramíneas en la
evolución de un suelo.
1.3 La vegetación espontánea. Los vegetales en general influyen mucho en la
clase, cantidad y distribución de materia orgánica que se incorpora al suelo, sean
estos suelos de bosques o de praderas o llanos, en los últimos predominan las
plantas herbáceas y pastos.
1.4 Los microorganismos del suelo. A medida que las partículas del suelo se
encuentran sometidas a procesos de desintegración, se inicia en ellas el desarrollo
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de los microorganismos que son de dimensiones microscópicas. Los suelos están
plagados de microorganismos y si son fértiles, aún más. Puede haber cientos de
millones o miles de millones de éstos en un solo gramo de suelo. Los más
numerosos en el suelo son las bacterias, seguidos en orden numérico decreciente
por los actinomicetos, los hongos, las algas del suelo y los protozoos del suelo;
posteriormente se desarrollan formas superiores de animales y plantas; cuando
los microorganismos mueren y caen, o si ya están en la tierra, experimentan
descomposición, dando por resultado el desarrollo en el suelo de una flora y fauna
microscópica muy activa que contribuye a darle ciertas características,
interviniendo en la clase de textura o tipo de estructura que tendrá más tarde.
Destacan las lombrices de tierra que ingieren sustancias y materia orgánica que
se encuentran casi exclusivamente en la capa más superficial o superior del suelo
y gracias a que pueden penetrar más profundamente, la distribuyen a las capas
inferiores. Por toda esta vida que prolifera en el suelo, no podemos considerarlo
como un objeto inanimado que es de fácil reposición cuando se pierde; es el
producto de miles de años de acciones conjuntas entre todos sus elementos, por
lo que con el paso del tiempo los suelos deben verse como un complejo especial
de seres vivos.
1.5 La topografía o relieve del terreno. La disposición de los suelos tiene mucho
que ver con la velocidad con que escurre el agua en la superficie del terreno y por
tanto con el grado de erosión superficial, afectando de esta manera la evolución
del suelo, llegando en muchos casos a eliminar el horizonte superficial con todo lo
que éste contiene, como materia orgánica y microorganismos. Si el relieve del
terreno es suave o ligeramente ondulado, los fragmentos de minerales
provenientes de la meteorización quedan donde se encontraba la roca madre
generando el suelo; pero si el relieve es quebrado, con pendientes pronunciadas,
los fragmentos minerales provenientes de la roca meteorizada son arrastrados
hacia otros sitios por acción del agua o del viento. Esto impide que los suelos
arrastrados por agua o vientos evolucionen y formen horizontes definidos (suelos
aluviales o coluviales). El relieve tiene que ver incluso con algunas características
muy propias de los suelos como su color; por ejemplo, los suelos de laderas con
pendientes pronunciadas tienen colores más claros que los de las zonas bajas, a
consecuencia de la pérdida de suelo superficial que es más rico en materia
orgánica y de color más oscuro, que es arrastrado hacia las partes bajas y planas.
El relieve también tiene una importante influencia sobre el clima local, a eso se
debe que cambios en la elevación del terreno afecten la temperatura y se han
registra descensos de aproximadamente 0,5ºC por cada 100 metros de
incremento de altitud; la temperatura incide directamente en el desarrollo de los
microorganismos. La influencia de la topografía del terreno es localizada y tiene
mayor incidencia en áreas reducidas, a nivel local, que en regiones extensas.
17
1.6 El tiempo. El suelo, al igual que los seres vivos, cambia a medida que
transcurre el tiempo, pasando por diferentes etapas de formación hasta llegar a un
suelo evolucionado o maduro, dependiendo de la dinámica de los factores que han
intervenido en su formación. La rapidez o lentitud, el tiempo, en la formación de un
suelo, estará en dependencia del clima, roca madre, tipo y cantidad de
microorganismos y tipo de vegetación espontánea. Si a la par de la formación de
un suelo, ocurre una perturbación, como erosión, ello empobrece el suelo e
interrumpe su desarrollo normal a pesar del tiempo transcurrido.
Existen diferentes formas de estimar la relación suelo-tiempo:
• Alteración de estructuras de edad conocida (Ejemplo: construcciones antiguas,
tumbas funerarias, etc.)
• Investigaciones de laboratorio; la más conocida es el carbono 14 (C14)
• Grado relativo de desarrollo del perfil: C, AC, A(B)C, ABC.
• Estimaciones de formación a partir de eventos catastróficos: erupciones
volcánicas, inundaciones, etc.
La velocidad de formación del suelo es muy relativa; existen datos que indican
requerimientos que varían de 1.7 a 750 años para formar un centímetro de suelo.
Estas variaciones son factibles si se piensa en la enorme fluctuación de los
materiales parentales y su resistencia a la meteorización. En el caso de las
cenizas volcánicas, como el material es de tamaño pequeño y con mucha
superficie de exposición, la génesis es rápida. En la siguiente gráfica se observa,
partiendo de materiales volcánicos, el tiempo transcurrido, con todos los pasos y
tiempos intermedios hasta llegar a la formación de un material fino como es la
caolinita, un tipo de arcilla.
En cuanto a la formación y definición de horizontes, la del horizonte A es mucho
más rápida que la de los horizontes B y C, factor que debe considerarse al estimar
la edad del suelo. No obstante, en suelos orgánicos de origen aluvial o suelos
derivados de cenizas volcánicas, los horizontes subyacentes son más viejos y
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evolucionados que el horizonte A, debido a la continua deposición de nuevos
materiales sobre los horizontes en proceso evolutivo. Los depósitos de cenizas
volcánicas “rejuvenecen” el suelo.
Algo que debe aclararse es el tiempo, en años, que requiere la Naturaleza para
formar suelo. Es común leer que la Naturaleza requiere de unos 1000 años para
formar una capa de suelos de una pulgada (2.5 cm) de espesor; esto se puede
aplicar a una roca completamente desnuda en la que los factores formadores del
suelo aún no han iniciado la meteorización de esa roca, pero muchas personas
creen, erróneamente, que este mismo plazo puede aplicarse a la velocidad con
que puede reponerse una capa del mismo espesor de suelo superficial que ha
sido erosionado, lo cual no es así.
A continuación, se muestra gráficamente el rol, activo o pasivo, que juegan los
factores que intervienen en la formación del suelo.
2. Formación del Suelo a partir de una roca madre.
La gráfica a continuación (Figura 3), muy conocida y explícita, ilustra las etapas de
la formación de un suelo originado a partir de una roca madre, junto con la
intervención de los otros factores formadores.
Cada una de estas etapas puede explicarse así:
ETAPA I. El lecho rocoso inicia su desintegración gracias a los elementos del
clima: el ciclo lluvia-sol, los viento y otras fuerzas del entorno.
ETAPA II. El lecho rocoso desintegrado en su superficie se convierte en la roca
madre que a su vez se divide en partículas menores. La deposición de materia
orgánica proveniente de microorganismos, insectos y algunos animales superiores
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facilita y acelera la desintegración de la roca madre, gracias al desprendimiento de
anhídrido carbónico, proveniente de la respiración, que luego servirá de materia
prima al ácido carbónico que es un disolvente.
ETAPA III. El agua de lluvia absorbe el anhídrido carbónico, reacciona con el
mismo y forma un ácido débil (ácido carbónico). Este ácido y otros más disuelven
los minerales del suelo y de esta manera extraen de él bases como calcio (Ca),
magnesio (Mg) o potasio (K). A su vez los organismos del entorno contribuyen a la
formación del suelo desintegrándolo mientras viven y adicionando más materia
orgánica tras su muerte. Al desarrollarse el suelo, se forman los primeros
horizontes
ETAPA IV. El horizonte A, el más próximo a la superficie, suele ser más rico en
materia orgánica y humus y es capaz de sustentar vegetación. El horizonte B se
forma por el lavado de materiales finos, arcillas, mientras que el horizonte C
contiene más minerales y es muy similar a la roca madre. Con el tiempo, el suelo
puede llegar a sustentar una cobertura gruesa de vegetación reciclando sus
recursos de forma continua y efectiva. La importancia de la acumulación de arcilla
radica en que, en unión de la materia orgánica, sostiene la fertilidad del suelo,
determina su acidez, le da cohesión y proporciona la capacidad de retención de
agua y de intercambio de cationes.
Un ejemplo típico de la formación de un suelo a partir de una roca madre, lo
podemos observar en el suelo joven con vegetación arbustiva que se está
formando en las coladas de lava del Volcán Masaya, en el parque del mismo
nombre.
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3. Origen de los suelos en las tres grandes regiones de Nicaragua.
Primero hay que mencionar que la formación del suelo es un proceso
extremadamente lento, aunque continuo, por eso es que no se le considera un
recurso renovable. Su evolución está fuertemente influenciada por el medio y
condiciones climáticas en que se origina y desarrolla. Así, en las regiones secas y
áridas los procesos que actúan sobre las rocas son predominantemente físicos, la
composición química y mineralógica del suelo formado guardará gran analogía
con la roca de la que proviene, estribando la diferencia en el grado de división de
las partículas. Mientras que en las regiones húmedas las partículas de rocas han
sido sometidas, además de los procesos físicos, a los procesos químicos por la
acción disolvente y de lavado del agua, aunado esto a la formación de ácidos
débiles como el anhídrido carbónico y otros ácidos y sales en disolución que
pueden realizar cambios profundos. En un medio en que predominan climas
húmedos, la parte inorgánica del suelo puede llegar a ser una acumulación de
residuos minerales relativamente insolubles y finamente divididos que guardan
poca semejanza con las rocas originales.
Lo anterior se puede confirmar con la notable diferencia existente entre los suelos
del denominado “corredor seco” en Madriz y Nueva Segovia, con solamente 400 a
800 mm de precipitación anual, comparados con los suelos de Nueva Guinea en el
Caribe Sur, donde la precipitación oscila entre 2000 y 2500 mm anuales, aquí los
suelos han evolucionado mucho más y ya no guardan ninguna relación con la roca
madre.
Todos los agentes que actúan sobre las rocas para producir los suelos tienden a
efectuar la reducción de tamaño de sus partículas constituyentes en mayor o
menor proporción; estas partículas pasan por los sucesivos tamaños de grava,
arena, limo y arcilla. Mientras se realiza esta transformación física también ocurren
cambios mineralógicos profundos, de modo que la arcilla resultante guarda poca
semejanza física o química con la roca original de la que procede.
Los estados sucesivos de desarrollo de un suelo se han designado con los
términos de infancia, juventud, madurez y vejez. Para que un suelo pueda
madurar y alcanzar una fase de crecimiento y desarrollo, debe permanecer
posicionalmente fijo y sufrir relativamente pocas perturbaciones y alteraciones
durante un período largo. Tal condición solamente se alcanza en áreas que son
virtualmente planas y no se hayan sometidas a la erosión. Cuando se alcanza la
fase de madurez, la naturaleza del material del que se formó el suelo, importa
relativamente poco. Los factores predominantes en su transformación son los
climatológicos, de los que la lluvia es el más importante. Si la topografía es
escalonada o la localización seca o árida, es posible que el suelo no se desarrolle
21
a través de las fases de infancia y juventud. En este caso la naturaleza del
material rocoso del que se formó el suelo es de primordial importancia. Los suelos
desarrollados de la roca madre se denominan Suelos Residuales que son los
suelos formados in situ o aquellos que proceden de la roca madre sobre la que
descansan (Figura 3), es decir que son el residuo resultante de la meteorización o
disgregación de la roca debido a la acción de las fuerzas físicas, químicas y
posteriormente biológicas que actúan en el mismo sitio donde se encuentra,
teniendo lugar de esta manera el verdadero proceso de la formación del suelo. Los
suelos de tipo residual son los más antiguos de todos y sus características
intrínsecas dependerán en gran parte de las condiciones climáticas de la región en
que se desarrollan.
Por sus características geológicas, climatológicas y ecológicas, el país se divide
en tres regiones naturales: Región del Pacífico, Región Central y Región Atlántica
o del Caribe.
En la Región del Pacífico predomina el clima de Bosque Tropical Seco, con 5 a 6
meses de lluvia. Comprende la parte occidental del país, incluyendo la depresión
nicaragüense. En la Región Central predomina el clima Premontano Húmedo, con
22
6 a 7 meses de lluvia. Posee, geológicamente, los suelos más antiguos del país en
su parte norte limitante con Honduras. La Región del Caribe donde predomina el
clima de Trópico Húmedo tiene de 7 a 9 y hasta 10 meses de lluvia. Es una
extensa llanura que desciende paulatinamente desde los pie de monte de la
Región Central hasta las costas del Mar Caribe, penetrando bajo sus aguas
formando la plataforma continental de Nicaragua.
Veremos el origen de los suelos en cada una de las tres grandes regiones,
señalando que los suelos de origen volcánico de la Región del Pacífico se verán
por aparte debido a la importancia que revisten en la agricultura del país.
3.1 Región del Pacífico. La Región Pacífica comprende los departamentos de
Rivas Granada, Masaya, Carazo, Managua, León y Chinandega.
Los suelos que se han desarrollado en esta región están relacionados
principalmente con el relieve, material de origen y clima. Desde este punto de
vista, la región se puede subdividir en las siguientes unidades: planicies,
cordilleras y montañas.
3.1.1 Planicies. Comprenden todos aquellos suelos que se encuentran en un
relieve plano a fuertemente ondulado, con pendientes de 0 a 15%. Entre ellos
tenemos:
a) Suelos Derivados de Cenizas Volcánicas. Están localizados a ambos lados
de la Cordillera de los Maribios, ocupando la planicie o llanura del Pacífico.
En esta región se ha desarrollado el vulcanismo más reciente del país
(cuaternario). Los suelos se han desarrollado principalmente de cenizas
volcánicas de tipo basalto-andesítico; los veremos con detalle en el
siguiente capítulo.
b) Suelos Arcillosos Pesados. Localmente se les denomina Sonsocuite; son
también conocidos como grumusoles, arcillas negras tropicales y
antiguamente en EU se les llamaba black cotton soils; en la Soil Taxonomy
se han clasificado dentro del Orden Vertisoles. Están localizados
principalmente en los alrededores de los lagos de Managua y Nicaragua, en
la Depresión Nicaragüense y partes bajas o depresiones de las planicies.
Se desarrollan en un clima relativamente seco con alternancia de períodos
de lluvia y sequía. Se encuentran en un rango de precipitación que varía de
800 a 2.000 mm anuales, y un período seco de 6 a 7 meses al año.
Los Vertisoles existentes en Nicaragua se han desarrollado principalmente
de cenizas volcánicas y suelos aluviales, y en una proporción muy baja de
basaltos e ignimbritas. Poseen una extensión, en total, de casi 6300
kilómetros cuadrados. Son suelos fértiles, profundos, densos (1.7 a 1.8
23
gramos por centímetro cúbico), de texturas pesadas, mal drenadas a
imperfectamente drenados.
Las condiciones físicas de estos suelos (arcillosos pesados) y la pendiente
baja (0 a 3 %), los hace resistentes a erosión; son difíciles de trabajar.
c) Suelos de Depósitos Litorales y Humedales. En las zonas litorales,
especialmente en la zona intermareal, se forman ciertos suelos por la
acción combinada de un ambiente de tierra firme y marino, influyendo en
este caso las corrientes fluviales, el oleaje y las mareas. Estos suelos se
caracterizan por la predominancia de materiales como arenas finas y muy
finas y limos, pudiendo contener abundante materia orgánica y carbonatos.
Los sedimentos más finos, los materiales fangosos y la materia orgánica,
son característicos de las zonas de delta y estuario; ejemplo típico de estos
suelos son los que se encuentran en el Estero Real y Estero Padre Ramos,
ambos en Chinandega. Lo mismo en la desembocadura de ciertos ríos del
litoral del Mar Caribe.
d) Mientras que los humedales están localizados en las partes más bajas e
inundadas, todo o la mayoría del año. Se encuentran principalmente en
sitios de sedimentación del Lago de Nicaragua y en las orillas del río san
Juan (suelos orgánicos de los alrededores de San Carlos). Son suelos con
el nivel freático en o sobre la superficie del suelo, muy pobremente
drenados, donde la mayoría del espacio está ocupado por agua. Son
indispensables por los servicios ecosistémicos que brindan, desde
suministro de agua dulce, alimentos y biodiversidad, hasta control de
crecidas, recarga de aguas subterráneas y mitigación del cambio climático.
3.1.2 Cordilleras y Montañas. Comprenden todos aquellos suelos que se
encuentran en un relieve moderadamente escarpado con pendientes de 15
a 75 % o más. Normalmente están adecuados para pastos, algunos cultivos
perennes, y bosques. Entre ellas distinguimos:
a) Cordillera de Los Marrabios o Maribios. Está localizada paralela al
litoral Pacífico. Formada por aparatos volcánicos que comenzaron su
actividad durante el inicio del cuaternario (pleistoceno) y algunos aún
permanecen activos. Están alineados de norte a sur comenzando por
el volcán Cosigüina, frente al Golfo de Fonseca hasta el Volcán
Maderas en la Isla de Ometepe.Los suelos en los volcanes activos
son poco desarrollados, gravosos o pedregosos, de texturas livianas,
bien drenados, fácilmente erosionables por su baja densidad y de
escurrimiento superficial rápido.
b) Cordillera de Brito. Está localizada al sur de Nicaragua, entre el
Océano Pacífico y el Lago de Nicaragua, y desde el poblado de San
Rafael del Sur a la frontera con Costa Rica. Los suelos se han
24
desarrollado de sedimentos cretácicos y del terciario inferior, a partir
de rocas sedimentarias como lutitas y areniscas.
c) Lomas y Montañas. Comprende las áreas restantes que poseen un
relieve moderadamente escarpado a muy escarpado. Están
localizadas principalmente en las cuestas de Diriamba, Sierras de
Managua y Lomas de Buena Vista (sur del Estero Real).
d) Sierras de Managua, se han originado mayormente de sedimentos
piroclásticos. Son sueltos fácilmente erosionables.
e) Lomas de Buena Vista se han desarrollado mayormente de basaltos
y/o andesitas, y pocas áreas de ignimbritas
3.2 Región Central. La Región Central comprende todo el macizo montañoso
ubicado en la parte central del país, desde la frontera con Honduras hasta la
frontera sur con Costa Rica. Comprende los departamentos de Madriz, Nueva
Segovia, Estelí, Jinotega, Matagalpa, Boaco, Chontales y Río San Juan.
Desde el punto de vista de origen, se pueden subdividir en dos grandes áreas:
planicies y montañas.
3.2.1 Planicies (Valles intramontanos). Comprende todos aquellos suelos que
se encuentran en pendientes menores de 15 %, y normalmente están rodeados de
montañas. Las planicies o valles principales son: Valle de Sébaco, Valle de
Jalapa, Planicie de Somoto, Planicie de Condega, Planicie de Ocotal, Valle de
Jinotega, Valle de Pantasma, Valle de Estelí, etc.
Estos valles rodeados y protegidos de montañas se caracterizan por ser de origen
aluvial y coluvio-aluvial; poseen un clima normalmente seco, con excepción de la
parte norte del valle de Jalapa y el valle de Pantasma que son más húmedos. Las
partes más secas, normalmente tienen deficiencia de agua subterránea, debido a
que los valles son relativamente pequeños y tienen poca capacidad de
almacenamiento.
3.2.2 Cordilleras y Montañas. Comprenden todos aquellos suelos que se
encuentran en un relieve moderadamente escarpado, con pendientes de 15 a 75
°% o más. El origen de estos suelos, la roca madre, son basaltos, andesitas, tobas
y granitos.
a) Cordillera de Dipilto. Localizada al norte del país, cercana a la frontera con
Honduras. La elevación varía de 600 a 2.100 metros sobre el nivel del mar. El
material de origen es ácido (granito, granodiorita, etc.). Los suelos son franco
arenosos en la parte seca y franco arcilloso en la parte lluviosa. El relieve
predominante es muy escarpado, y los suelos normalmente son fácil de
erosionarse.
25
b) Otras Cordilleras (Isabelia, Dariense, Chontaleña.)
Están distribuidas en el área restante de la Región Central. Para propósitos
prácticos se dejaron juntas, debido a que poseen similitud de origen, edad, relieve
y clima. El material de origen normalmente es básico (basalto, andesita,
aglomerados) o intermedio (tobas). Se formaron por la intensa actividad volcánica
del terciario. Los suelos en la mayoría de los casos son franco arcillosos o
arcillosos.
3.3 Región del Caribe. Comprende toda la planicie este del país. Incluye los pie
de monte de la Región Central hasta el mar Caribe. La mayoría del área ha
perdido su vegetación nativa gracias a la penetración de ganaderos y campesinos
que avanzan progresivamente despalando sin ningún control todos los bosques.
Está conformada por las dos regiones autónomas Caribe Norte y Caribe Sur.
Desde el punto de vista de origen, se pueden subdividir en dos áreas: planicies y
montañas aisladas.
3.31 Planicies. Comprende todos aquellos suelos que se encuentran en
pendientes menores de 15 %. Se encuentran en los pie de monte de las
cordilleras. La mayoría de estas planicies son de origen aluvial y se encuentran
con un régimen de pluviosidad alto, mayor de 2,000 mm anuales, donde los
riesgos de erosión son altos. Muchos suelos son de drenaje imperfecto, aunque
los hay bien drenados como los de Nueva Guinea, En la planicie del Caribe Norte
se distingue la formación Bragman Bluff constituido por grava, arena y arcilla con
intercalaciones de lentes de grava y bandas de limolitas, ocupada por la sabana
de pinos.
3.3.2 Cerros aislados. Comprende los suelos con pendientes mayores de 15 %,
que sobresalen en la planicie en forma de montañas aisladas, predominando los
basaltos y andesitas como materiales de origen; los suelos son arcillosos.
Ejemplo: Cerro Silva, Cerro Wawashang.
4 Suelos originados de materiales transportados.
Además de los suelos residuales, se diferencian e identifican diferentes tipos de
suelos, cuya evolución depende de las transformaciones debidas a varios factores
que no les han permitido mantenerse fijos a la roca madre. En el curso de su
evolución desde los materiales rocosos originales, los suelos son transportados,
sometidos a procesos que efectúan cambios continuos que con el tiempo pueden
evolucionar de manera natural, en algunos casos desarrollándose hasta formar
horizontes. Veamos:
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a) Materiales vegetales transportados y depositados en áreas húmedas: se les
denomina suelos orgánicos.
b) Materiales originarios residuales: pueden ser transportados por el agua Se
les denomina suelos aluviales.
c) Transportados por gravedad: llamados suelos coluviales.
d) Transportados por el viento: suelos volcánicos si el viento arrastra cenizas
volcánicas o suelos eólicos cuando el viento arrastra suelos de un sitio y los
deposita en otros.
Veremos los más importantes: suelos volcánicos, aluviales y coluviales.
4.1 Suelos de origen volcánico. Formados a partir de las deposiciones de
cenizas volcánicas y otros materiales provenientes de las erupciones volcánicas.
Pueden ser depositados al pie del foco emisor o transportados por el viento. Se
verán con detalle en el siguiente capítulo.
4.2 Suelos aluviales. Son suelos que se originan a partir del transporte y
acumulación de materiales depositados por varias fuentes, pero generalmente las
crecidas de los ríos (también la lluvia puede arrastrar materiales y dar origen a
suelos aluviales). Son suelos recientes o de reciente deposición y carecen de
modificaciones de los agentes externos (agua, clima, etc.); muchas veces forman
terrazas, bajas o altas dependiendo de su antigüedad, que reciben periódicamente
aportes de nuevos sedimentos o materiales de arrastre. En cada una de estas
crecidas o inundaciones dejan una capa de grava, arena, limo y arcilla que van
formando terrazas en una secuencia en que primero se depositan las partículas
más gruesas que quedan cerca de la orilla de la corriente (gravas y arena); las
partículas más finas se depositan al perder velocidad el agua. Los suelos aluviales
se caracterizan por ser muy fértiles, propios para el establecimiento de cultivos de
alta y rápida demanda de nutrientes como las hortalizas. Estos suelos cuando son
muy recientes están sujetos a continuos cambios en los sitios más cercanos a la
fuente de agua, generalmente un río, es decir que están sometidos a un proceso
de rejuvenecimiento. Mientras que los aluviales antiguos se han formado a partir
de la acumulación de sedimentos de mayor edad y forman terrazas más elevadas,
logrando a veces el desarrollo de un perfil con horizontes; se encuentran
normalmente en terrenos por encima del nivel actual de inundación. Ejemplo de
esos aluviales antiguos son los que se encuentran adyacentes a la Colonia Israel
en Chinandega, formados por influencia de antiguas crecidas del río Villanueva.
En general son suelos con un perfil poco estructurado, formado de materiales no
consolidados a los que transportan las corrientes de agua y que acumulan en su
superficie cierta cantidad de materia orgánica. Son moderadamente profundos a
profundos, de textura moderadamente fina a fina, topografía plana a ligeramente
ondulada, el drenaje varía desde bueno hasta imperfecto a pobre y la fertilidad
27
natural es media. Muchos de los suelos aluviales, recientes o antiguos, debido a
su posición a veces muy baja o a la intensidad de las crecidas de los ríos, están
sujetos a inundaciones periódicas, lo que ocasiona problemas de mal drenaje y a
veces hasta hidromorfismo, en estos casos son de baja fertilidad y uso muy
restringido. Los lagos y lagunas que están sujetos a inundaciones y crecidas
periódicas también originan suelos denominados de origen lacustre- fluvial.
4.3 Suelos coluviales. Son suelos que se originan a través de materiales
transportados por gravedad y muchas veces por escorrentías derivadas por lluvias
sobre las partes altas de suelos escarpados a muy escarpados. Por tanto, su
origen es local, producto de la alteración in situ de las rocas y posterior transporte
por escorrentías, derrumbes, aflojamiento de las partes altas, movimientos
sísmicos y por la tala de la vegetación en las cimas de las montañas. Como se
puede deducir, están asociados a masas inestables y su composición depende de
la roca de la que proceden, estando formados por fragmentos angulares muy
variables, generalmente de tamaño grueso, englobados en una matriz limoso-
arcillosa. Su espesor suele ser escaso, aunque esto es muy variable; a veces
contienen rocas tanto en la superficie como en el subsuelo. Es muy frecuente
encontrarlos en los pie de monte de las cordilleras y en los bajos de partes
montañosas altas. Cuando son muy antiguos, forman valles como el valle de
Pantasma o el Valle de Sébaco.
5. Otros tipos de suelos o suelos misceláneos. Existen varios tipos de suelos
disímiles de todos los anteriores, son de poca extensión y no tienen ninguna
importancia para dedicarlos a la agricultura. Se les denomina Suelos Misceláneos
y comprenden playas, botaderos de minas, cárcavas, coladas de lava, etc.
28
29
CAPITULO II. LOS SUELOS DE ORIGEN VOLCANICO DEL PACIFICO DE
NICARAGUA
“El vulcanismo fertiliza y rejuvenece las tierras, dotando al agricultor de un
gran regalo de la naturaleza”.
Nicaragua es un país dominado por lagos y volcanes, todos ubicados en la región
del Pacífico que comprende el 15% del área total del país y el 60% de la
población. En esta región, dotada de los suelos más fértiles y con mayor potencial
de riego merced a sus cuencas de aguas subterráneas, se encuentra también la
mayoría de área agrícolas plenamente desarrolladas con muchos cultivos de
agroexportación como caña de azúcar, maní, soya, banano, plátano, ajonjolí y
mucha ganadería de leche y carne. No es de extrañar que también se encuentren
casi todas las industrias y agroindustrias, a la par de la mejor infraestructura vial
del país.
La llanura del Pacífico es una franja de 60 a 80 kilómetros de ancho, paralela a la
costa del Océano Pacífico, desde el departamento de Rivas en el sur, hasta Punta
Cosigüina en el departamento de Chinandega por el norte, con una superficie
aproximada de 16,000 kilómetros cuadrados. Es en esa llanura que se encuentran
los suelos de origen volcánico, precisamente porque allí está ubicada la llamada
Cordillera de los Maribios, conformada por 25 volcanes alineados con rumbo
noroeste-sureste ubicada sobre una falla geológica reciente (unos 2 millones de
años); varios de esos volcanes se encuentran extintos mientras que otros con
frecuencia presentan actividad de distintos tipos. Entre estos suelos volcánicos se
incluyen los de la isla de Ometepe, ubicada en el Lago de Nicaragua, destacando
los suelos arenoso-francos alrededor del volcán Concepción y los suelos más
evolucionados del volcán Maderas, ya extinto, de texturas franco arcillosa.
1. Origen de la Llanura del Pacífico.
Desde períodos geológicos antes citados que se remontan a finales del
Paleozoico, se suscitaron violentos fenómenos continentales que ocasionaron que
una constante e ininterrumpida erosión acarreara materiales de diversa índole
hacia el mar poco profundo, el Pacífico, iniciando el proceso de sedimentación
marina que continuó acumulando sedimentos de gran espesor sobre el mar epi
continental, hasta arribar al Mioceno aun en el Período Terciario. A finales de este
período o principios del Plioceno, esa enorme masa de sedimentos fue levantada,
emergida o incorporada a una degastada península adyacente de lo que hoy es el
centro oeste de Nicaragua, todo ello impulsado por fuerzas geológicas de
inconmensurable poder. Ocurrió en ese período de tiempo la emersión de la
llanura del Pacífico, lo que no fue un fenómeno localizado sino más extendido y
continuó con el levantamiento del sur del istmo centroamericano (los actuales
30
territorios de Costa Rica y Panamá), de modo que a finales del Terciario las dos
masas continentales, Norte y Sur, quedaron definitivamente soldadas. La
emersión de estos territorios no ocurrió en forma horizontal y menos aplanada, ya
que fuerzas internas debidas a la acción de las placas tectónicas provocaron el
levantamiento de la corteza terrestre comprimiéndola, por un lado, inclinándola a
un nuevo sentido o levantándola en diferentes direcciones. Fue un período
geológico agitado, convulso y violento.
Apareció, a finales del Terciario, pero más activamente a inicios del Cuaternario
(Pleistoceno), un resurgimiento de la actividad volcánica, expresado por la
formación y aparición del cinturón volcánico del Cuaternario, con 1100 km de
longitud, que se extiende desde la frontera México-Guatemala, hasta la parte
central de Costa Rica, manifestándose continuamente sobre la llanura de origen
marino antes descrita. A lo largo de numerosas fallas brotaron también numerosos
aparatos volcánicos y durante todo el Pleistoceno, ya en el Cuaternario,
emergieron y explotaron unos y se extinguieron otros, sobre sus restos se
levantaron nuevos aparatos reiniciando el ciclo volcánico que continúa hasta el día
de hoy.
Como consecuencia de lo anterior, los sedimentos marinos fueron sepultados casi
en su totalidad por grandes acumulaciones de materiales volcánicos cuaternarios
de hasta 900 metros de espesor, dando lugar al área que en Nicaragua
conocemos como la Llanura del Pacífico o Meseta Volcánica del Pacífico.
Una excepción a este cubrimiento con materiales volcánicos fue una estrecha
franja de sedimentos marinos paralela al litoral del Pacífico donde aún son visibles
y que, o no fueron alcanzados por las deyecciones volcánicas, o fueron
destapados por erosión o sufrieron levantamientos posteriores. Estos suelos
originados a partir de rocas sedimentarias (en su mayoría lutitas) fueron
desarrollados en condiciones climáticas muy diferentes a las actuales, poseen un
ciclo evolutivo más antiguo y en algunos casos aparecen como suelos fósiles
cuando han sido enterrados, suelos exumados cuando han sido desenterrados por
erosión y suelos relictos cuando nunca han sido enterrados. Sus características
son completamente diferentes a los de la llanura volcánica. Ejemplo de estos
suelos son los lomeríos paralelos al océano Pacífico que pueden observarse en la
zona de Masachapa, lo mismo que en la entrada a balnearios como El Tránsito, La
Boquita, hasta llegar al istmo de Rivas
Como puede deducirse de la formación de la llanura volcánica, los suelos
depositados sobre ella incluyen en su proceso de formación diferentes materiales
volcánicos principalmente de composición básica, entre ellos varios tipos de tobas,
31
brechas y aglomerados, flujos lávicos basálticos y andesíticos, ignimbritas, lapilli1
de basalto, pómez, etc., que son los constituyentes de las cenizas expulsadas por
los volcanes. Conozcamos entonces como es que se originan esas cenizas:
2. Origen de las cenizas volcánicas.
Las cenizas volcánicas son generadas a partir de la fragmentación del magma y
otros materiales en el cono del volcán, provenientes de erupciones anteriores. Se
conocen tres mecanismos identificados como los principales generadores de
cenizas volcánicas:
a) La ruptura del magma debido a vesiculación.2
b) La fragmentación del magma debido a los elevados esfuerzos térmicos.
c) La pulverización de la lava en las paredes de la chimenea del volcán
durante la erupción.
El mecanismo de formación de las cenizas define la morfología en bloque o
vesicular. Las cenizas en bloque tienen superficies planas resultado de la fractura
vítrea del magma. Las cenizas vesiculares pueden tener texturas de gota de agua
o superficies formadas por la ruptura del material a través de zonas que
presentaban burbujas de aire.
1
Lapilli: fragmentos piroclásticos originados durante una erupción volcánica, con diámetros de 2 a 64 mm
2
Vesiculación: formación de macroporos o vesículas dentro de las rocas ígneas; son el resultado de la
expansión de burbujas de gases que ocurren durante la erupción volcánica. Ej: rocas de pumita o pómez.
32
3. Factores que inciden en la producción de cenizas.
La producción de cenizas en un volcán está influenciada por varios factores que
citaremos sucintamente:
a) La cantidad de agua consumida en la conversión de energía térmica en
energía mecánica. Las erupciones secas (agua completamente consumida)
llevan a la formación de capas de lapilli densamente laminadas y capas
espesas de cenizas (escala en mm), mientras que las erupciones húmedas
(agua parcialmente consumida) llevan a capas de cenizas de bajo espesor
(escala en cm).
b) El tamaño de la nube de cenizas y la altura que esta alcanza, son
controlados por la energía de la erupción volcánica.
c) Mientras que las fuertes corrientes de viento pueden elevar y mover la nube
de cenizas varios kilómetros lejos de la fuente (ver foto y gráfica abajo). A
medida que las partículas van cayendo, la nube se hace menos densa hasta
desaparecer. Las partículas transportadas en esta nube pueden permanecer
suspendidas en la atmósfera por un período que puede variar de días a
meses. Como un ejemplo de la incidencia de la energía de la erupción, la
fuerza de los vientos y la suspensión de las cenizas en el aire, citemos la
erupción tipo Krakatoa del volcán Cosiguina, en Chinandega, el 22 de enero
del año 1835; este volcán posee actualmente una caldera de 2 km de ancho
con una laguna en el fondo formada durante esa erupción cuando arrojó
pómez y cenizas equivalentes a 6-8 kilómetros cúbicos. Esa enorme
cantidad de cenizas suspendida en el aire logró el oscurecimiento de los
alrededores del Golfo de Fonseca por muchos días y algunas cenizas
llegaron hasta Colombia por el sur, a México por el norte y Jamaica por el
este.
d) Otro aspecto que considerar es la morfología y textura de las cenizas
volcánicas, que varía desde que son emanadas hasta que son depositadas.
Las propiedades superficiales de las partículas depositadas dependen
ampliamente del roce o abrasión que soportan durante su transporte. La
distancia de transporte, además de la fuerza del viento, depende de
características de las partículas que incluyen su forma: esfericidad,
rugosidad, superficie específica, composición química y carga electrostática.
Estas propiedades afectan la interacción entre partículas y
consecuentemente determinan su separación o agregación.
33
Fotos 4 y 5. Izquierda: Erupción del volcán san Cristóbal (2012) en la que se aprecia el efecto de la fuerza
del viento sobre la dirección de la columna de cenizas. Derecha: Mapa de área de afectación por caída de
cenizas, en la misma erupción. (Fuente: INETER).
4. La formación de los suelos de origen volcánico.
Los suelos derivados de cenizas volcánicas se desarrollan a través de procesos
de alteración física y química de los depósitos de este material, es decir
disolución, lixiviación y precipitación de diferentes compuestos. Estos procesos
transforman los minerales, la forma y el tamaño de las partículas, la textura y la
porosidad. Su influencia es controlada por el clima y el tiempo. El primero
(precipitación, temperatura, humedad y viento) determina la presencia de agua y
otros fluidos disponibles para las reacciones químicas, la velocidad a la cual estas
reacciones ocurren, la migración de compuestos y la erosión, entre otros
procesos. El tiempo por su parte, gobierna la secuencia para la síntesis de
minerales secundarios y la distribución de tamaño de partículas.
El efecto del material parental, que sustituye en este caso a la roca madre por
materiales de origen volcánico, es más importante en las primeras etapas de la
formación del suelo que en etapas avanzadas. La meteorización del material
parental depende de la presencia de minerales ácidos o básicos; en general, los
minerales ácidos como cuarzo, feldespato, hornblenda, mica son más resistentes
a la meteorización que los minerales básicos como olivino, piroxena y plagioclasa.
Durante la meteorización generalmente se obtiene una composición elemental
rica en sílice y aluminio y cationes base como calcio y sodio. El sílice y los
cationes base son disueltos y removidos de las capas superficiales y el aluminio
tiende a permanecer. A medida que el clima se hace más húmedo ocurre mayor
disolución y se alcanza a remover aluminio progresivamente. A continuación, un
sencillo esquema sobre la formación de los suelos de origen volcánico:
34
Figura 9. Esquema de la formación de los suelos derivados de cenizas volcánicas.
a) Erupción: cenizas, flujos lávicos, pómez, lapilli, bombas, etc.
b) Transporte de materiales por el viento: cenizas, pómez, silicatos, cuarzos y otros
minerales.
c) Meteorización: clima (lluvia, temperatura, humedad, vientos): disolución de
minerales primarios, Si, Fe y Al permanecen; re-precipitación de nuevos minerales.
d) Formación de suelos a partir de cenizas volcánicas (materia orgánica,
microorganismos, clima): texturas livianas, alta retención de humedad, estructura
inicial cementada; formación de nuevos minerales (alófanas, etc.) (Fuente: G.
Bendaña).
En el caso de la Llanura del Pacífico, la deposición de cenizas volcánicas ocurre
con mucha más frecuencia en dirección al océano Pacífico, oeste, que es donde
se han asentado los suelos netamente volcánicos; las pocas cenizas depositadas
hacia el este son interceptadas por vientos provenientes del mar Caribe y las
montañas de la Región Central y depositadas sobre la Gran Depresión
Nicaragüense.
5. Características generales de los suelos volcánicos del Pacífico de
Nicaragua.
Se presentan a continuación las principales características, desde el punto de
vista agronómico, de los suelos volcánicos del Pacífico de Nicaragua, teniendo en
consideración que se trata de suelos jóvenes (ricos en minerales volcánicos poco
alterados) y muy complejos. Los perfiles y cortes de camino de estos suelos
muestran una secuencia que corresponde a una sucesión de depósitos cuya edad,
origen y composición fisicoquímica pueden ser extremadamente distintos, por lo
que su mapeo, diferenciación en el campo y clasificación no es nada fácil.
5.1 Relieve. En su gran mayoría son suelos planos a casi planos con un relieve
que no supera el 3% de pendiente. Ello se debe en gran parte a que las
35
deposiciones de cenizas ocurrieron en una amplia meseta marina formada durante
el Pleistoceno.
5.2 Profundidad. Son suelos profundos, con perfiles de más de dos metros de
espesor. Hay excepciones cuando las cenizas volcánicas han sido depositadas
sobre capas de ceniza más antiguas que están fuertemente cementada a tal grado
que impiden el pase de raíces.
Fotos 6 y 7. Izquierda: Suelo franco arenosos con capa limitante de ceniza volcánica
cementada a los 60 cm de profundidad, comarca Cosmapa, Chinandega. Derecha: Suelo
franco arenoso fino, profundos (más de 2 m), comarca La Gloria, Chinandega (Fuente:
archivo personal del autor).
5.3 Textura. Estos suelos poseen texturas medias (franco, franco arenoso muy
fino, franco limoso) y moderadamente gruesas (arena franca muy fina, franco
arenoso). En el pie de monte y zonas más cercanas a los volcanes se encuentran
los suelos con mayores porcentajes de arena, mientras que el contenido de
arenas finas y muy finas, limos y algunas texturas francas y franco limosas, con
mayores contenidos de arcilla, van apareciendo conforme los suelos se acercan a
las costas del Pacífico; esto se debe a que los materiales más gruesos quedan
cerca del foco de emisión, el volcán, y las partículas más finas son transportadas
por el viento a mayores distancias.
5.4 Estructura. Poseen en su gran mayoría estructuras en bloques sub-angulares,
aunque los hay con estructura granular, dependiendo de su contenido de materia
orgánica; es por este tipo de estructuras que poseen muchos poros. Los suelos
con texturas arenosas gruesas y arenas no poseen estructura o ésta es muy débil.
5.5 Drenaje interno. Poseen un buen drenaje interno debido a su alta porosidad.
5.6 Contenido de materia orgánica. Su contenido de materia orgánica es medio,
entre 1.9 y 4.2%, aunque podría considerarse alto si los comparamos con suelos
36
no volcánicos. Esto se debe a que los compuestos orgánicos son retenidos por los
minerales amorfos, como alófana, derivados de la meteorización de las cenizas,
formando complejos organometálicos resistentes al ataque de los
microorganismos.
5.7 pH. En general se puede afirmar que los suelos de la llanura volcánica poseen
una reacción neutra. Pueden encontrarse suelos ligeramente ácidos y se debe
probablemente al incremento de la pluviosidad y el contenido de materia orgánica
que genera ácidos orgánicos procedentes de la descomposición de restos
vegetales.
5.8 El rejuvenecimiento de los suelos volcánicos. Una característica particular
de los suelos de la llanura volcánica, sobre todo en los que están situados en el
área León-Chinandega donde existen volcanes activos que arrojan cenizas con
frecuencia (san Cristóbal, Cerro Negro, Telica) es su rejuvenecimiento cada vez
que uno de estos volcanes activos hace erupción o entra en actividad, al depositar
sobre la superficie del suelo nuevas capas de cenizas. Estos nuevos depósitos
son de diferente espesor, tal como puede observarse en la gráfica mostrada abajo
y referida a erupciones del Cerro Negro en 1992, donde depositó capas de 50 cm
de espesor al pie del foco emisor, de 4 a 12 cm en los alrededores de la ciudad de
León, de 2 a 4 cm cerca de Telica, 3 mm en Quezalguaque y solo 2 mm en
Posoltega hasta llegar al puerto de Corinto en las costas del Pacífico. Estas
continuas actividades volcánicas han moldeado en varias ocasiones la topografía
del terreno, ocasionando cambios en su fisiografía y en el uso de la tierra; por
ejemplo, muchas áreas en León que han sufrido depósitos recientes de cenizas
arrojadas por el Cerro Negro han cambiado sus cultivos a aquellos que se adaptan
a los nuevos suelos completamente arenosos, siendo el cultivo de yuca una de
esas respuestas.
6. Contenido de nutrientes de los suelos volcánicos.
En cuanto al contenido de nutrientes de elementos mayores en los suelos de la
llanura volcánica, podemos generalizar lo siguiente:
6.1 Nitrógeno (N). Los suelos volcánicos son pobres en este elemento y debe
adicionarse como fertilizante de acuerdo a resultados del análisis de suelo y los
requerimientos de cada cultivo. Se sabe que de todo el N total en estos suelos,
solamente aparece como disponible entre 40 y 80 kg/ha, lo cual, sin llegar a
deficiencias extremas, es muy poca cantidad para satisfacer el requerimiento de
los cultivos. Un problema relacionado con el N en los suelos de cenizas volcánicas
es su pérdida por lixiviación o lavado a causa de las lluvias, debido a la alta
porosidad de los mismos; esto causa que cerca del 60% del N aplicado en
fertilizantes, sea lavado a profundidades no aprovechables por las raíces de las
37
plantas. También hay que saber que el contenido de N total tiende a
incrementarse a medida que aumenta la pluviosidad y la altura; esto indica que
suelos volcánicos más cercanos al litoral Pacífico contendrán menos N que los
más alejados y por tanto más cercanos a la cordillera volcánica donde las lluvias y
la altitud son mayores.
Figura 10. Área afectada con la deposición de nuevas cenizas por la erupción del volcán
Cerro Negro en 1992 (Fuente: INETER)
6.2 Fósforo (P). Los suelos volcánicos de la llanura del Pacífico se caracterizan
por su bajo contenido en fósforo aprovechable por las plantas. En los suelos
ácidos del trópico húmedo el P es retenido por compuestos de aluminio y hierro en
forma no asequible para las plantas, mientras que en suelos básicos o alcalinos es
el calcio el que se combina con el fósforo produciendo su insolubilidad. En los
suelos volcánicos la fracción orgánica del P es aceptable, por lo que podría ser
transformada por los microorganismos y convertirse en una buena fuente de P
para las plantas, pero desafortunadamente en la fracción orgánica de los mismos
suelos volcánicos se han encontrado una gran abundancia de inositoles, que
también son compuestos orgánicos, que al reaccionar con el P, lo anulan como
reserva para las plantas.
6.3 Potasio (K). Contrario al contenido de N y P, el potasio es abundante en los
suelos volcánicos del Pacífico. Se debe a que los materiales originarios de estos
suelos, cenizas, rocas volcánicas, son ricos en K.
6.4 Azufre (S). Un caso curioso es el bajo contenido de azufre disponible de estos
suelos, ya que este elemento se asocia como abundante en las zonas volcánicas;
no obstante, aunque muchos resultados de análisis de laboratorio indican que la
38
cantidad de azufre total es elevada, su disponibilidad para las plantas es muy
escasa. El azufre es importante porque es indispensable en la formación de
proteínas, por lo que deben aplicarse fertilizantes azufrados para obtener buenos
resultados en el rendimiento de cosechas.
De manera general se puede concluir que los suelos volcánicos de la llanura del
Pacífico pueden catalogarse como de fertilidad media y para aumentar la
producción deben adicionarse fertilizantes nitrogenados, fósforo y muy poco
potasio, aunque debe incluirse en la fórmula fertilizante el azufre.
Foto 8. Vegetación aplastada y quemada por cenizas volcánicas en erupción del volcán
Cerro Negro (Fuente: archivo personal del autor).
1. El Talpetate en los suelos volcánicos del Pacífico Central.
Un componente importante en la morfología de muchos suelos volcánicos de la
región central del Pacífico de Nicaragua (Masaya, Granada, Carazo, Managua) es
la presencia de una capa endurecida que, a poca profundidad, corre paralela a la
superficie del terreno, es de origen aún no completamente definido y se denomina
talpetate. Se cree que su dureza se debe a la cementación con el sílice que se
lixivia de las cenizas depositadas posteriormente sobre esta capa que por lo
regular no está a la vista ya que se encuentra cubierta por cenizas finas y fértiles
que forman el suelo cultivado, a menos que la erosión y las labores de arado y/o
gradeado la haya hecho desaparecer o la aflore a la superficie, aunque en los
cortes de camino es fácilmente visible y más aún cuando se abre una calicata y se
describe un perfil de suelos.
39
El término talpetate deriva de tepetate, vocablo Nahuatl (tetl = piedra, y petatl =
cama) que significa “cama de piedra”. Los nahualt definían al tepetate como un
material cuya consistencia estaba a medio camino entre la tierra y la roca (más
duro que la tierra y menos duro que la roca), sin embargo, lo consideraban más
bien una roca que un suelo agrícola
Existen varias teorías acerca de su formación:
a) Que puede ser un suelo enterrado (muy poco probable, imposible
diríamos).
b) Una capa geológica sedimentada en agua y luego enterrada. Parte de este
sustento se debe a que en el talpetate se encuentran fósiles de hojas y
otros residuos orgánicos que sugiere una sedimentación en agua.
c) Una toba volcánica que muy probablemente corresponde a depósitos
debatientes. Dichas coladas se originaron de explosiones freato-
magmáticas que formaron la actual caldera de Masaya. Es la teoría más
aceptada y con mayor lógica acorde a las características volcánicas de la
zona en la que tiene presencia el talpetate (ver mapa de áreas con talpetate
más adelante).
El talpetate estudiado en Nicaragua, conocido también como toba palagonítica de
Masaya (TPM) se define esquemáticamente como un horizonte endurecido,
generalmente de color pardo oliváceo claro (1OYR 5/6) en seco y pardo oscuro
(10YR 3/2) en húmedo; posee una textura como limosa fina, de estructura masiva,
atravesada por numerosos tubos biológicos, grietas y raíces; ocasionalmente se
observa la presencia de huellas de hojas en su parte basal. Este horizonte de
unos centímetros hasta más de un metro de espesor posee una consistencia que
puede ser dura en el estado seco y friable en el estado húmedo; se localiza casi
siempre cerca de la superficie, aunque en ciertos casos, se encuentra a 2-3
metros de profundidad. Puede decirse que actualmente al talpetate se le considera
como una toba volcánica, química y biológicamente estéril. Aunque presenta
pocos macro poros que permiten que el agua, el aire y las raíces lo atraviesen,
carece de materia orgánica, de nitrógeno y de fósforo soluble (principales
nutrientes de las plantas) y prácticamente no tienen microorganismos. Estudios
sobre las características hídricas del talpetate muestran resultados interesantes
tales como que aún endurecida, la capa de este material posee una
microporosidad muy elevada, la cual es incrementada por una poca macro
porosidad originada por fisuras y penetración de raíces. Por lo tanto, no debe
considerarse al talpetate como una capa impermeable sino con muchos
microporos y pocos macro poros, con una reserva útil de agua equivalente a más
de la mitad de su peso seco. Hay que conocer también que el talpetate a través de
los años se va disgregando, perdiendo su compactación y continuidad debido a la
40
acción constante de las raíces que lo atraviesan e introducen suelos de la capa
superior en los canales y macro poros, haciéndolo más susceptible a la acción de
los microorganismos.
Fotos 9 y 10. Izquierda: talpetate en suelos de Diriá, Masaya. Derecha: talpetate en Nejapa,
Managua, obsérvese como raíces con sus canales y macro poros han fragmentado y
dividido la capa de talpetate (Fuente: archivo personal del autor).
7.1 Inconvenientes que se presentan en los suelos con presencia de
Talpetate.
Cualquier anomalía que rompa con la secuencia lógica de horizontes en el suelo,
presenta inconvenientes. En el caso del talpetate los más reconocidos son:
a) Si el talpetate se encuentra cerca de la superficie del terreno, dentro del
espacio de la capa arable o inmediatamente después de ella, interfiere en
todas las labores agrícolas que deben desarrollarse en esos suelos, ya que
es un impedimento a los instrumentos de labranza, sobre todo cuando
estas se realizan manualmente o con tracción animal. Si se realizan con
tractor, la máquina demanda más potencia y por ende mayores gastos de
combustible. En resumen, el endurecimiento y resistencia a la ruptura de
esta capa se considera un factor negativo para el cultivo y por tanto su
destrucción se concibe a menudo como una solución a estas dificultades.
b) Las capas de talpetate afloradas por la erosión de los suelos fértiles que
solían cubrirlas, o sacadas a la superficie por el arado, son completamente
estériles e incultivables en el estado natural, convirtiéndose en un problema
41
en las labores de preparación de tierras, siembra, etc., ya que, por su
dureza, interfieren en el normal desarrollo de las mismas.
c) Respecto a su contribución a la erosión de los suelos, podemos decir lo
siguiente: en cuanto a su aspecto agronómico, su capacidad de retener y
devolver el agua debe considerarse positivo, ya que es el único material en
esos suelos que posee estas propiedades; los demás horizontes de estos
suelos son de textura gruesa con muy poca capacidad de retención de
agua. Esa misma capacidad de retener agua hace que el talpetate sea un
factor que aumenta la erosión hídrica, ya que contribuye a favorecer la
concentración de agua en la superficie conduciendo a una erosión tipo
cárcava, aunque a decir verdad no es el factor que inicia esa erosión.
7.2 La rehabilitación de los suelos con talpetate. Los suelos con talpetate
presentan propiedades físicas, químicas y biológicas limitantes para su
aprovechamiento agrícola; destacando la dureza y bajo nivel de fertilidad
(caracterizado por contener sólo trazas de nitrógeno, nulo o escaso contenido de
materia orgánica y fósforo), características que a su vez limitan la actividad
biológica en este sustrato. Para un mejor aprovechamiento agrícola de los suelos
en que se encuentra, es necesario primeramente roturar y luego mejorar la
capacidad de suministro de nutrientes, mediante la aplicación de fertilizantes
químicos inorgánicos o de abonos orgánicos.
¿Por qué rehabilitar estos suelos? La escasez de tierras de cultivo en las áreas
con talpetate en el Pacífico Central donde la tenencia de la tierra se caracteriza
por un minifundio muy marcado imposible de superar, el avance de la degradación
de estos suelos debido a que el talpetate aflora a la superficie por la acción de
elementos naturales como el viento y la lluvia, sumando a esto la mala gestión en
su manejo, hacen pensar que los suelos con talpetate merecen la oportunidad de
su rehabilitación y aprovecharlos más eficientemente para asegurar la seguridad
alimentaria en una población con un crecimiento acelerado que, en esa zona, es
de los más altos del país.
La rehabilitación de estos suelos, cuando están ubicados en pequeñas parcelas,
debe hacerse a mano ya que el pequeño productor no puede darse el lujo de
alquilar maquinaria para hacer esa labor. La roturación de la capa de talpetate de
manera manual es recomendable realizarla durante la estación lluviosa, periodo
en el cual el talpetate está húmedo y es más fácil de romper. El material se
fracciona con la ayuda de un pico a una profundidad de 20 a 30 cm.
Posteriormente se agrega abono orgánico, el cual se mezcla homogéneamente
con el material roturado. Este tipo de roturación es muy demandante de mano de
obra que debe ser suministrada por la familia para que la labor no resulte
antieconómica.
42
En cuanto a la roturación mecánica, y en extensiones de tierra relativamente
grandes (son pocas en la región central del Pacífico debido a que predomina el
minifundio), se recomienda que se realice con un arado subsolador cruzado
utilizando tractor de buena potencia. Preferentemente los dientes del subsolador
deben de ser de 80 cm, lo que conduce a una profundidad efectiva de subsoleo de
40 a 50 cm. Es más fácil realizar esta labor en estado húmedo, sin embargo, la
fracturación de las capas endurecidas es más completa en estado seco. Para
llevar a cabo la roturación se deben considerar como principales factores, el
tamaño de los agregados y la profundidad de la capa de talpetate.
Foto 11. Talpetate en la superficie de un suelo después de la labor de arado con maquinaria,
en Zambrano, Masaya; nótese el gran tamaño de los agregados debido a que la labor no se
realizó correctamente y se usó un arado de discos (Fuente: archivo personal del autor).
Se puede concluir que la recuperación de suelos volcánicos con talpetate es un
proceso a mediano y largo plazo, a través del cual se pretende restablecer sus
propiedades físicas, químicas y biológicas mediante el empleo de diferentes
tecnologías con una visión integral, entre la cuales destacan: la roturación (manual
o mecánica), la adición de abonos orgánicos, los cultivos en asocio, la rotación de
cultivos, en la cual juegan un papel importante los abonos verdes, y la
incorporación de residuos. Estas tecnologías mejoran la circulación del aire y la
retención de humedad, incrementan la actividad macro y microbiológica, la
fertilidad general del suelo, incluyendo el talpetate fragmentado, y de manera
directa se aumenta el potencial productivo de la tierra.
43
7.3 Distribución de los suelos con talpetate. Por lo general, estas capas o
estratos endurecidos dentro de los suelos volcánicos se localizan en regiones
cuyo clima es de prolongadas temporadas secas (5 a 6 y ahora hasta 7 meses)
como la región del Pacífico, con dos estaciones bien definidas. Se distribuyen
sobre unos 2,500 km2 a lo largo de un eje este-oeste, principalmente al oeste de
la caldera del complejo volcánico del volcán Masaya, que es la fuente emisora de
este material. La toba proviene de una o de varias olas de flujo piroclástico
devastadoras emitidas al momento de la explosión hidro-magmática que formó la
caldera actual del volcán Masaya hace aproximadamente 2,000 años, como lo
indican hallazgos arqueológicos en la zona. En el mapa 1 se observa la
distribución de los suelos con talpetate en la región central del Pacífico.
Mapa 2. Distribución del talpetate en suelos del Pacífico central (área Masaya-Carazo-
Granada-Managua). (Fuente: G. Bendaña, con la colaboración del Ing. Javier Morraz)
44
CAPITULO III. LOS COMPONENTES DEL SUELO, LA SOLUCION DEL SUELO.
“El suelo es la capa viviente que recubre al planeta”.
Los suelos se consideran como un recurso natural mucho más complejo que otros
elementos como el aire y el agua; por su naturaleza los suelos
contienen elementos muy variados que de manera simultánea se combinan entre
las fases sólida, líquida y gaseosa. Es por eso que el número de características
físicas, químicas y biológicas y sus combinaciones en un suelo pueden llegar a ser
casi infinitas. No obstante, en este capítulo solo describiremos, de manera breve y
sencilla, los componentes básicos del suelo sin introducirnos al enorme número de
variables y combinaciones que pueden obtenerse de un suelo.
Los componentes del suelo.
Al suelo se le considera como un sistema abierto y dinámico, constituido por tres
fases: sólida, gaseosa y acuosa.
1. La fase sólida. Está formada por los componentes inorgánicos (materia
mineral) y componentes orgánicos (materia orgánica y humus).
1.1 La materia mineral. Está formada por compuestos inorgánicos no disueltos,
producidos por la meteorización y la descomposición de las rocas superficiales en
las que predominan la arena, limo y arcilla. Estas partículas son de distintos
tamaños: las partículas de arena miden de 0.05 a 2.0 mm de diámetro, las de limo
miden 0.002 a 0.05 mm y las arcillas miden menos de 0.002 mm de diámetro. Las
más pequeñas, las arcillas, sirven como depósito de nutrientes y también
determinan en gran medida la capacidad del suelo para almacenar agua, que es,
como ya sabemos, elemento vital para la vida; la arcilla es la más rica de los
minerales del suelo, y contiene nutrientes como hierro, potasio y calcio; las
partículas más pequeñas del suelo provienen de la arcilla, la cual, en casos
extremos, puede llegar a ser muy densa y difícil de ser trabajada. La arena está
formada por pequeños fragmentos de cuarzo y otros minerales, y por sí misma no
es rica en los nutrientes que las plantas necesitan, es la partícula del suelo más
grande y gruesa, el agua pasa a través de ella más fácilmente que en otros tipos
de suelo. El limo es una combinación de rocas de cuarzo y otros compuestos; las
partículas de limo son más pequeñas que la arena, pero más grandes que la
arcilla.
1.2 La materia orgánica. La materia orgánica está compuesta por todos los
nutrientes solubles que usan los organismos vivientes en el suelo (bacterias,
plantas, etc.). Se reconocen dos tipos de materia orgánica, viva o muerta, formada
esta última por restos vegetales y animales. Representa la materia orgánica entre
el 2 y el 5 % del suelo superficial de las zonas húmedas, siendo menor a 0,5% en
las zonas secas y áridas y mayor de 95% en los suelos de turba (éstos no existen
45
en Nicaragua). A través de su descomposición, la materia orgánica se convierte en
nutrientes que las plantas pueden usar. La mineralización de la materia orgánica
también se produce mediante su descomposición y es a través de este proceso
que los materiales orgánicos se tornan en inorgánicos. En un suelo de buena
calidad, aproximadamente la mitad del volumen total está compuesto por una
mezcla de roca desintegrada y meteorizada (materia mineral) y de humus, que
son restos descompuestos de la vida animal y vegetal. Aunque la porción mineral
del suelo suele ser mucho mayor que la orgánica, el humus es un componente
esencial ya que es la fuente de nutrientes vegetales por excelencia e influye de
manera decisiva en la capacidad del suelo para retener el agua que formará la
solución del suelo.
2. La Fase gaseosa.
Los gases contenidos en el suelo son una combinación de elementos volátiles que
se encuentran en forma natural en la atmósfera terrestre. Entre ellos encontramos
grandes cantidades de oxígeno proveniente del metabolismo y crecimiento de las
plantas y de los micro y macroorganismos, el dióxido de carbono disuelto y el
nitrógeno. Vemos que los gases o aire del suelo es la fuente de oxígeno y dióxido
de carbono necesarios para que nazcan, crezcan y se reproduzcan en el suelo la
mayoría de las plantas y microorganismos. Como vemos, la fase gaseosa
constituye la atmósfera del suelo.
3. La Fase acuosa.
Primero debemos conocer que el agua en el suelo se encuentra en tres formas:
gravitacional, capilar e higroscópica.
Agua gravitacional: es la que se introduce y fluye a través del suelo por efecto de
la gravedad.
Agua capilar: es la que se mantiene por tensión superficial sobre las superficies
de las partículas y agregados del suelo rellenando huecos y poros capilares. En el
agua capilar se distinguen la absorbible y la no absorbible.
- Agua capilar no absorbible: es la que se introduce en los tubos capilares
más pequeños (<0.2 micras); está fuertemente retenida y no es absorbible
por las plantas.
- Agua capilar absorbible: es la que se encuentra en tubos capilares de 0.2 a
8 micras; es absorbible por las plantas y constituye la reserva de agua
durante los períodos secos
Agua higroscópica: es el agua que se mantiene fuertemente adherida a las
partículas por fuerzas de adhesión de origen molecular (ver Figura 8).
El agua, sobre todo capilar e higroscópica, integrada a la solución del suelo es
esencial ya que gracias a ella los nutrientes son absorbidos por las raíces. El agua
46
en el suelo no es agua pura sino que generalmente contiene sales minerales
disueltas y otros productos químicos.
Tanto la fase gaseosa como acuosa ocupan los espacios vacíos del suelo, es
decir la porosidad o poros del suelo, generalmente junto con microorganismos del
suelo.
Algunos autores citan una cuarta fase entre los componentes del suelo que a
veces no se toma en cuenta: es el mundo vivo que existe en la tierra, el
componente biológico. Esta cuarta fase ofrece importantes elementos orgánicos
que son muy esenciales e inician un ciclo en el que plantas y animales, cuando
mueren, se convierten una vez más, en parte del suelo, dando así continuidad al
ciclo. Por lo tanto el suelo da vida y la vida vuelve al suelo, a la tierra.
En la gráfica anterior (izquierda) que representa la composición del suelo ideal, se
observa que los minerales y la materia orgánica (humus) constituyen el 50% del
volumen del suelo y la otra mitad consiste en espacios porosos donde circulan aire
y agua entre las partículas sólidas. Mientras que la Figura 13 (abajo), muestra las
tres fases con sus compuestos básicos y los relacionados con la fase sólida
(humus y restos de meteorización).
Existen interacciones en las diferentes fases del suelo, por ejemplo, las
interacciones entre las fases sólida y líquida son de especial interés al existir en la
fase sólida partículas cargadas eléctricamente y de superficie específica elevada,
indispensables en los procesos de adsorción e intercambio iónico y son
fundamentales en la actuación del suelo como depurador natural para la vida en el
suelo y al final para la nutrición de los vegetales. Las fases líquida y gaseosa se
hallan en constantes cambios, tanto en cantidad como en composición, así la
47
lluvia, el riego y las filtraciones incorporan agua al sistema, mientras que la
evapotranspiración constituye la principal vía de salida suponiendo que no haya
pérdidas por percolación. El aporte de agua diluye el contenido iónico de la fase
líquida y la evapotranspiración concentra la solución del suelo.
Todos los suelos poseen una mezcla de sus componentes básicos, y la mayoría
de ellos pueden ser modificados para mejorar esa composición y ser así más
adecuados para el desarrollo de la vida vegetal y animal.
5 La solución del suelo.
Existen dos elementos almacenados en los poros del suelo que resultan ser
indispensables para un buen crecimiento y desarrollo de las plantas: el agua y el
aire.
Cuando el agua de lluvia, o de riego, penetra en el suelo, se transforma en la
solución del suelo; el proceso para la formación de esta solución se inicia
cuando el agua que ha penetrado toma algo del monóxido (CO) o dióxido de
carbono (CO2) que desprenden tanto las raíces de las plantas como los
microorganismos del suelo, formándose así el ácido carbónico (H2CO3) a través
de la siguiente reacción: CO2 + H2O H2CO3
Este último es un ácido débil que aumenta la capacidad natural del agua para
disolver los minerales del suelo y poner en libertad y a disposición de las plantas
diferentes elementos; es así como obtienen los nutrientes inorgánicos.
48
Se puede definir la solución del suelo como la fase hídrica o líquida del suelo en la
cual se encuentran disueltos los elementos nutritivos y a disposición de los
cultivos. Esta solución contiene sales que se hallan disociadas en aniones
(nitratos, fosfatos, carbonatos, etc.) y cationes (calcio, potasio, zinc, etc.). De lo
anterior deducimos que para que un nutriente pueda ser absorbido por las raíces
de las plantas, debe encontrarse formando parte, disuelto, de la solución del suelo.
4.1 Fases para la formación de la solución del suelo. Como se puede observar,
para la formación de la solución del suelo entran en acción tres fases: líquida
(agua), sólida (minerales) y gaseosa (aire) e intervienen así:
a) Fase líquida: el agua del suelo que proviene de la lluvia o del riego.
b) Fase sólida: La materia mineral presente en el suelo que dispone los
elementos nutritivos en forma de aniones y cationes.
c) Fase gaseosa: el monóxido o dióxido de carbono que aportan las raíces de
las plantas y los microorganismos del suelo y el aire del suelo que
proporciona oxígeno.
Hay que hacer notar que antes de que el agua de lluvia penetre en el suelo, las
bases de la solución existente en el suelo y la de las arcillas y el humus, están en
equilibrio. Al penetrar más agua, la solución se diluye perdiendo el equilibrio inicial,
entonces para recuperarlo algunas bases de la arcilla pasan a la solución
estableciéndose un nuevo equilibrio. También debe recordarse que la
evapotranspiración concentra la solución del suelo.
Solo a través de la solución del suelo pueden las raíces obtener y asimilar los
nutrientes contenidos en ella. No es algo sencillo, ya que se trata de un proceso
complejo, en el cual debe mantenerse el equilibrio en nutrientes de la solución
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  • 1. 1 GUILLERMO BENDAÑA G LOS SUELOS DE NICARAGUA Génesis, propiedades, clasificaciones, degradación y recuperación.
  • 2. 2 N 631.4 B458 Bendaña García, Guillermo Los Suelos de Nicaragua: génesis, propiedades, clasificaciones, degradación, y recuperación / Guillermo Bendaña García. -- 1a ed. -- Managua: G. Bendaña García, 2022 258 p.: il. col. ISBN 978-99964-0-950-9 ESTRUCTURA DE SUELOS / COMPOSICION DE SUELOS / CONSERVACION DE SUELOS / SUELOS- NICARAGUA
  • 3. 3 INDICE DE CONTENIDO Tema Página INTRODUCCION. CAPITULO I. ORIGEN y FORMACIÓN DE LOS SUELOS. 1. Factores formadores del suelo 1.1 La roca madre o material madre 1.2 El clima 1.3 La vegetación espontánea 1.4 Los microorganismos del suelo 1.5 La topografía o relieve del terreno 1.6 El tiempo 2. Formación del suelo a partir de una roca madre. 3. Origen de los suelos en las tres grandes regiones de Nicaragua. 3.1 Región del Pacífico 3.2 Región Central 3.3 Región del Caribe 4. Suelos originados de materiales transportados. 4.1 Suelos de origen volcánico 4.2 Suelos aluviales 4.3 Suelos coluviales 5. Otros tipos de suelos o suelos misceláneos. CAPITULO II. LOS SUELOS DE ORIGEN VOLCANICO DEL PACIFICO DE NICARAGUA 1. Origen de la llanura del Pacífico 2. Origen de las cenizas volcánicas 3. Factores que inciden en la formación de cenizas 4. La formación de los suelos de origen volcánico. 5. Características generales de los suelos volcánicos del Pacífico de Nicaragua. 5.1 Relieve 5.2 Profundidad 5.3 Textura 5.4 Estructura 5.5 Drenaje interno 5.6 Contenido de materia orgánica 5.7 pH 5.8 El rejuvenecimiento de los suelos volcánicos. 7. Contenido de nutrientes de los suelos volcánicos. 7.1 Nitrógeno 7.2 Fósforo 7.3 Potasio 7.4 Azufre 8. El talpetate en los suelos volcánicos de Nicaragua. 8.1 Inconvenientes que se presentan en suelos con presencia de talpetate. 8.2 La rehabilitación de los suelos con talpetate. 8.3 Distribución de los suelos con talpetate. CAPITULO III. LOS COMPONENTES DEL SUELO Y LA SOLUCIÓN DEL SUELO Los componentes del suelo 1. La fase sólida 12 14 14 14 15 15 15 16 17 18 20 22 24 25 25 26 26 27 27 29 29 31 32 33 34 34 35 35 35 35 35 36 36 36 36 37 37 37 38 40 41 43 44 44 44
  • 4. 4 1.1 La materia mineral 1.2 La materia orgánica 2. La fase gaseosa 3. La fase acuosa 4. La solución del suelo 4.1 Fases para la formación de la solución del suelo. CAPITULO IV. LAS PROPIEDADES FISICAS DEL SUELO. 1. La forma del terreno 2. Tipos de relieve. 2.1 Mapas de Relieve y de Elevaciones a nivel nacional 3. La pendiente del terreno 3.1 Clases de pendiente. 4. La profundidad del suelo 4.1 Clasificación de los suelos por su profundidad efectiva. 5. La textura del suelo. 5.1 Determinación de la textura 6. La estructura del suelo. 6.1 Estabilidad de la estructura. 6.2 Tipos de estructura 7. El drenaje de los suelos. 7.1 Importancia de conocer el drenaje de los suelos. 7.2 Drenaje externo 7.3 Drenaje interno 7.4 Inundaciones. 8. El color del suelo. 8.1 Determinación del color del suelo. 8.2 Factores que influyen sobre la coloración de los suelos. 8.3 Color del suelo como indicador de algunas de sus características. 9. La Porosidad del suelo. 9.1 Tamaño y funciones de los poros. 9.2 La relación agua-aire en los poros del suelo. 10. La consistencia del suelo. 10.1 La adhesividad 10.2 La plasticidad 11. El perfil del suelo. 11.1 Horizontes del suelo. 11.2 Dinámica del perfil del suelo. CAPITULO V. LAS PROPIEDADES QUIMICAS DEL SUELO. 1. La Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC). 1.1 Efecto del pH sobre la CIC del suelo. 2. El porcentaje de saturación de bases. 3. La conductividad eléctrica del suelo 4. La reacción (pH) del suelo. 4.1 La escala de pH. 4.2 Importancia del conocimiento del pH del suelo 4.3 ¿Cómo se origina la acidez del suelo? 4.4 ¿Cuál es el rango de pH que prefieren los cultivos? 4.5 La medición del pH en el campo. 44 44 45 45 47 48 50 50 51 52 52 53 55 56 57 60 62 64 65 67 67 68 71 74 74 75 76 77 80 80 81 83 83 84 85 85 88 90 90 92 92 93 95 95 96 99 100 101
  • 5. 5 4.6 El pH de los suelos de Nicaragua. 4.7 El pH y el encalado. 4.8 Cantidades de cal a utilizar. 5. La materia orgánica del suelo. 5.1 Vía de descomposición de los restos vegetales en el suelo. 5.2 Relación entre materia orgánica y microorganismos del suelo. 5.3 Factores que intervienen en el contenido de M. O. en el suelo. 5.4 El contenido de materia orgánica del suelo 5.5 El humus 5.6 La destrucción de la materia orgánica por efecto de las quemas. 5.7 Efectos negativos de la quema. 5.8 Ventajas de la NO quema 6. El contenido de los macroelementos (N, P, K) en el suelo. 6.1 El nitrógeno en el suelo. 6.2 El fósforo en el suelo. 6.3 El potasio en el suelo. 7. La calidad del suelo. 7.1 Indicadores de la calidad del suelo. CAPITULO VI. LAS CLASIFICACIONES DE LOS SUELOS. La importancia de las clasificaciones de los suelos. 1. La Clasificación por Capacidad de Uso de las Tierras (Land Use Capability). 1.1 Las ocho clases de capacidad. 2. Clasificación de Tierra para Fines de Riego. 2.1 Factores físicos. 2.2 Factores económicos 2.3 Las Clases de Tierras para Riego. 3. La Clasificación de Aptitud de Tierras para el Cultivo de Banano. 4. La Clasificación Americana de Suelos (Soil Taxonomy). 4.1 Las categorías del sistema. 4.2 Nomenclatura 4.3 Reconocimiento de los nombres. 5. El Mapa Mundial de Suelos de FAO 5.1 Objetivos del Mapa Mundial de Suelos. 5.2 Características principales del Mapa Mundial de Suelos. 5.3 La Clasificación de los Suelos en el Mapa Mundial de Suelos 5.4 La Base Referencial Mundial de Suelos. CAPITULO VII. LA DEGRADACION DE LOS SUELOS Y SU RECUPERACION 1. La degradación del suelo y sus causas. 1.1 Procesos de degradación del suelo. 2. La erosión del suelo. 3. La erosión hídrica. 3.1 Factores físicos que influyen en la erosión hídrica. 3.2 Como ocurre la erosión hídrica. 3.3 Tipos de erosión hídrica. 3.4 Prácticas comunes para el control de la erosión. 3.5 Siete estrategias para evitar erosión hídrica y conservar el agua y el suelo. 3.6 Daños que causa la erosión hídrica. 4. La erosión eólica. 102 103 104 106 106 109 109 110 112 113 115 117 118 118 119 121 123 124 126 126 127 128 130 130 131 131 133 135 136 138 139 143 144 145 147 148 150 152 153 155 156 157 157 158 161 161 163 165
  • 6. 6 4.1 Como ocurre la erosión eólica. 4.2 El control de la erosión eólica. 4.3 Las tolvaneras. 4.4 Las cortinas rompevientos. 4.5 Consideraciones para el establecimiento de una cortina rompevientos. 4.6 Situación actual de las cortinas rompevientos establecidas en los años 80. 5. Ocho estrategias para controlar o disminuir la erosión eólica. 6. Las actividades mineras y la degradación de los suelos por contaminación. 7. Otras técnicas para la recuperación de los suelos degradados. 8. Nueve estrategias para la conservación de suelos o la recuperación de suelos degradados. CAPITULO VIII. LA COMPACTACION DEL SUELO. 1. La compactación del suelo. 2. Causas de la compactación del suelo (cambios en la estructura). 3. Efectos de la compactación del suelo. 3.1 Cambios en la porosidad del suelo. 3.2 Cambios en la morfología radicular. 3.3 Afectación a la capacidad de almacenaje y movimiento del agua en el suelo. 3.4 Afectación a la capacidad de aireación del suelo. 3.5 Reducción en el rendimiento de los cultivos. 4. Métodos de identificación de un suelo compactado. 4.1 Perforación con un barreno. 4.2 Por medio de la apertura de una calicata. 4.3 Uso de un penetrómetro. 4.4 Por determinación de la densidad aparente del suelo. 4.5 Observación de la vegetación presente en el suelo. 5. Como prevenir la compactación del suelo. 5.1 El factor maquinaria. 5.2 En cuanto al suelo mismo. 5.3 Otras medidas de prevención contra la compactación. 6. Mejoramiento de los suelos compactados. 6.1 Métodos biológicos. 6.2 Métodos mecánicos. 6.3 Cambios en los sistemas agrícolas. CAPITULO IX. MEJORADORES BIOLOGICOS DEL SUELO. 1. Uso de Micorrizas. 1.1 Beneficios a las plantas. 1.2 Beneficios al suelo. 2. Inoculación de semillas de leguminosas con bacterias Rhizobium. 2.1 Guía para uso de inoculante en frijol. 2.2 ¿Aportan nitrógeno al suelo las semillas de leguminosas? 3. Inoculación de semillas con Azotobacter. 4. Lombrices como mejoradoras del suelo 5. Abonos verdes como mejoradores del suelo 6. Uso de sistemas agroforestales (SAF). 7. Uso de residuos orgánicos como fertilizantes y mejoradores del suelo. 7.1 Diferentes tipos de abonos orgánicos. 8. Uso de subproductos agroindustriales como mejoradores de suelos. 166 167 171 173 174 177 178 180 182 183 186 186 187 189 189 190 190 191 191 191 192 192 192 192 193 194 195 195 195 196 197 197 198 200 200 201 201 202 204 205 206 208 208 209 210 211 213
  • 7. 7 9. Biochar (bio carbono): carbono mejorador del suelo. 9.1 Antecedentes del uso del biochar. 9.2 Ventajas del uso del biochar. 10. Algunos mejoradores biológicos del suelo. CAPITULO X. EL CAMBIO CLIMATICO Y EL SUELO, RESILIENCIA DEL SUELO. 1. Alteración del ciclo hidrológico. 2. En la competencia por demanda de agua y nutrientes a los cultivos. 3. Efecto del incremento de temperatura debida al CC en la fenología de los cultivos. 4. El cambio climático y la erosión del suelo. 5. Efectos previstos del cambio climático sobre el comportamiento de los cultivos y la fertilidad de los suelos. 6. El cambio climático, el suelo y la pérdida de la materia orgánica. 7. El cambio climático y los microorganismos del suelo. 8. Los cambios en el uso del suelo: de capturar a emitir gases de efecto invernadero. 9. La resiliencia del suelo ante el cambio climático. 9.1 La resiliencia del suelo ante la contaminación. 9.2 Estrategias agroecológicas para incrementar la resiliencia del suelo. 10. El aspecto social para incrementar la resiliencia y la adaptación al cambio climático. CAPITULO XI. LA TOMA DE MUESTRAS, EL ANALISIS DE SUELOS Y EL ANALISIS FOLIAR. 1. Las muestras y el análisis de suelos. 2. La toma de muestras. 2.1 La toma de submuestras. 2.2 Cantidad de suelo a recoger en cada submuestra. 2.3 Preparación e identificación de la muestra representativa. 2.4 Precauciones a tomar durante el muestreo. 3. Época de muestreo 4. Secuencia de pasos a seguir para tomar la muestra. 5. El análisis de suelos. 6. El análisis foliar. 6.1 La toma de muestras en el análisis foliar. 6.2 Manejo de las muestras de análisis foliar. 6.3 Utilización del análisis foliar con criterio de diagnóstico CAPITULO XII. PRINCIPALES ESTUDIOS DE SUELOS REALIZADOS EN NICARAGUA. 1. Estudios realizados. 1.1 Conclusiones sobre los estudios realizados. 2. El Mapeo Digital de Suelos. ANEXO 1. Modelo de Clasificación por Capacidad de Uso de las Tierras. REFERENCIAS. SOBRE EL AUTOR 214 214 214 216 219 219 220 221 221 222 225 225 227 229 231 231 234 235 235 236 236 237 237 238 238 239 241 242 242 243 243 245 245 247 248 252 255 258
  • 8. 8 INDICE DE CUADROS Cuadro 1. Clases de pendiente. Cuadro 2. Clases de profundidad efectiva del suelo. Cuadro 3. Clases de profundidad efectiva del suelo (Clasificación de Aptitud de Tierras para el Cultivo de Banano). Cuadro 4. Clasificación textural de los suelos. Cuadro 5. Algunas características de las partículas del suelo. Cuadro 6. Relaciones entre la textura y otras características del suelo. Cuadro 7. Espacios porosos en el suelo. Cuadro 8. Valores de CIC de acuerdo a textura y tipo de arcilla. Cuadro 9. Clasificación de los suelos en base a su CE y el efecto general sobre los cultivos Cuadro 10. Rangos de pH de algunos cultivos Cuadro 11. Indicadores físicos, químicos y biológicos de la calidad del suelo. Cuadro 12. Las Clases de capacidad. Cuadro 13. Clases de Tierras para Riego. Cuadro 14. Clasificación según Aptitud de Tierras para el Cultivo de Banano. Cuadro 15. Ordenes de Suelos (Soil Taxonomy). Cuadro 16. Tipos de degradación según su naturaleza. Cuadro 17. Siete estrategias para evitar erosión hídrica y conservar el agua y el suelo Cuadro 18. Efectos derivados de la erosión eólica. Cuadro 19 Ocho estrategias para controlar la erosión eólica. Cuadro 20. Estrategias para la Conservación de Suelos o la Recuperación de Suelos Degradados. Cuadro 21. Labores de mecanización en cultivo de caña, comparadas con las de plátano o banano. Cuadro 22. Algunos mejoradores biológicos del suelo. Cuadro 23. Tipos de análisis de suelos. Cuadro 24. Inventario de los principales Estudios de Suelos realizados en Nicaragua. Cuadro 25. Estudios de suelos para riegos y otros objetivos. INDICE DE FOTOGRAFIAS Foto 1. Llanura aluvial reciente. Foto 2. Suelos de depósitos litorales, Estero Padre Ramos, Chinandega Foto 3. Suelos coluviales. Fotos 4 y 5. Izquierda: Erupción del volcán san Cristóbal (2012) en la que se aprecia el efecto de la fuerza del viento sobre la dirección de la columna de cenizas. Derecha: Mapa de afectación por caída de cenizas, en la misma erupción. (Fuente: INETER). Fotos 6 y 7. Izquierda: Suelo franco arenosos con capa limitante de ceniza volcánica cementada a los 60 cm de profundidad, comarca Cosmapa, Chinandega. Derecha: Suelo franco arenoso fino, profundos (más de 2 m), comarca La Gloria, Chinandega. Foto 8. Vegetación aplastada y quemada por cenizas volcánicas en erupción del volcán Cerro Negro (Fuente: Departamento de Suelos, Catastro e Inventario de RR NN). Fotos 9 y 10. Izquierda: talpetate en suelos de Diriá, Masaya. Derecha: talpetate en Nejapa, Managua, obsérvese como raíces con sus canales y macro poros han fragmentado y dividido la capa de talpetate. Foto 11. Talpetate en la superficie de un suelo después de la labor de arado con maquinaria, en Zambrano, Masaya; nótese el gran tamaño de los agregados debido a que la labor no se realizó correctamente y se usó un arado de discos. Fotos 12 a 17: tipos de relieve. Foto 18. Lote de terreno con diferentes clases y grados de pendiente. Fotos 19 a 23. Profundidad efectiva del suelo. Fotos 24 a 26. Indicadores para determinación de la textura al tacto. Foto 27. Un suelo con dos horizontes con diferentes tipos de estructura. Fotos 28 a 35. Tipos de estructura.
  • 9. 9 Fotos 36 y 37. Suelo de drenaje superficial muy lento (izquierda, Acoyapa, Chontales) y lento (derecha, Chinandega norte). En ambos el agua superficial se escurre tan lentamente que se halla agua libre cubriendo la superficie por periodos de tiempo significativos. Foto 38. Obra de drenaje interno en suelos con buena textura y estructura, pero en una posición en que reciben el desborde de zonas aledañas por lo que se saturan en épocas de lluvia (comarca Ceylán, Chinandega). Foto 39. Canal de drenaje sin mucha técnica pero que funciona recolectando agua superficial y del subsuelo (pastizales, Chinandega norte). Fotos 40 y 41. Izquierda: perfil de un suelo mal drenado, con el nivel freático a los 25 cm, sufren inundaciones muy frecuentes (Bluefields, RACS). Derecha: perfil de un suelo mal drenados, con el nivel freático a los 45 cm, frecuentemente inundado durante la temporada de lluvias, (Tisma, Masaya). Foto 42. Tabla Munsell. Foto 43. Determinación del color del suelo en el campo. Fotos 44 a 46. Diferentes colores del suelo. Foto 47. Perfil de suelo de origen volcánico, con talpetate, toba endurecida y al final una capa de arena fina (cercanías de Tisma). Foto 48. Descripción detallada de un perfil para clasificación de suelos, El Castillo, Río San Juan. Fotos 49 y 50. Obtención de pH con papel indicador (izq.) Método colorimétrico para analizar pH, nitrógeno, fósforo y potasio (der). Foto 51. Equipos medidores de bolsillo para lectura de pH en campo. Fotos 52 y 53. Cortes en los que se observa el contenido de materia orgánica en la capa superior del suelo. Fotos 54 y 55. Izquierda: quema indiscriminada arrasa pastos y vegetación vecina. Derecha: Suelos sometidos a quema en la cosecha de caña de azúcar, Chinandega. Fotos 56 y 57. Avalancha de rocas y lodo proveniente del volcán Casitas (izquierda) destruyó miles de hectáreas de suelos. La extracción de minerales no metálicos (derecha, canteras de Diriamba) provoca una degradación irreversible del suelo. Foto 58. Desintegración de los agregados por efecto del impacto de las gotas de lluvia. Foto 59. La escorrentía transporta con velocidad los agregados que las gotas de lluvia han desintegrado. Fotos 60 a 62. Manifestación de diferentes efectos de las cárcavas en el terreno. Fotos 63 y 64. Izquierda: deslizamiento superficial en cerro El Portillo (Dipilto, N. Segovia). Derecha: colada de lodo, volcán Casitas (Chinandega) Fotos 65 a 71. Siete estrategias para evitar erosión hídrica y conservar el agua y el suelo. Foto 72. Lote de terreno de textura franco arenosa fina, de estructura granular, sembrado y ya cosechado con maní. Está muy expuesto a erosión eólica ya que el suelo está completamente liso, suelto, limpio y el rastrojo se convirtió en forraje para alimento del ganado. Fotos 73 y 74. Izquierda: remolino de viento iniciando una tolvanera; derecha: ciudad de León bajo el efecto de una tolvanera a las 2 de la tarde. Foto 75. Nube de polvo sobre el océano, originada en las tolvaneras de León Fotos 76, Arriba izquierda: cortina rompe viento, de eucalipto, bien conservada (1984). Fotos 77 y 78. Arriba derecha e izquierda abajo: estado actual de las cortinas establecidas en los años 80. Fotos 79 a 85. Ocho estrategias para controlar o disminuir la erosión eólica. Fotos 86 y 87. Izquierda: potrero completamente degradado debido a desaparición de la cobertura vegetal y la compactación provocada por sobrepastoreo. Derecha: Suelo completamente degradado, sin vegetación alguna, contaminado con basuras y sometido a una fuerte erosión eólica (León). Fotos 88 a 96. Nueve Estrategias para la Conservación de Suelos y/o la Recuperación de Suelos Degradados. Fotos 97 y 98. Izquierda: suelo sin señales de compactación en la superficie. Derecha: perfil descrito en el mismo lote mostrando una capa compactada en el subsuelo. Fotos 99 y 100. Dos suelos mostrando una capa compactada que impide el desarrollo radicular normal. Fotos 101 y 102. Con la apertura de una calicata se identifica con facilidad una capa compactada (izquierda). Derecha: Penetrómetro para medir la resistencia de un suelo a la penetración. Fotos 103 y 104. Bajo índice de emergencia (izquierda) y gran variación en el tamaño de las plantas (derecha), son síntomas de compactación en el suelo.
  • 10. 10 Fotos 105 y 106. Desarrollo radicular horizontal (izquierda) y crecimiento predominante de raíces horizontales y pocas verticales en una planta de soya, ambas en un suelo que sufre de compactación. Foto 107: Arado subsolador, requiere mucha potencia. Fotos 108 a 116. Algunos mejoradores biológicos del suelo. Foto 117. Equipo básico para la toma de muestras: barreno y/o pala, machete, cuchillo, balde. Hay que agregar bolsas plásticas, marcadores y etiquetas. Fotos 118 y 119. Secuencia de pasos a seguir para la toma de muestras. Foto 120. Área donde se toma la muestra de suelos en cultivos perennes. INDICE DE FIGURAS Figura 1. Etapas en la formación del suelo. Figura 2. Tiempo transcurrido para la obtención de un material arcilloso fino, Caolinita, a partir de materiales de origen volcánico. Figura 3. En los factores que intervienen en la formación del suelo, los hay con un rol pasivo y con un rol activo. Figuras 6 y 7. La llanura volcánica del pacífico y la cadena de volcanes. Figura 8. Esquema de la formación de los suelos derivados de cenizas volcánicas. Figura 9. Área afectada con la deposición de nuevas cenizas por la erupción del volcán Cerro Negro en 1992. Figura 10. Componentes básicos del suelo. Figura 11. Tipos de agua en el suelo. Figura 12. Componentes del suelo y sus compuestos relacionados. Figura 13. Fases que intervienen en la formación de la solución del suelo. Figura 14. Tamaño proporcional de las partículas: La arcilla es menor de 0.002 mm. El limo entre 0.002 y 0.05 mm. La arena entre 0.05 y 2.00 mm. Figura 15. Triangulo textural. Figura 16. Suelo con buenas condiciones estructurales (derecha) que luego ha perdido su estructura, y con ello sus espacios porosos (aire y agua) debido a compactación. Figuras 17 y 18. Izquierda: Representación de distintos tamaños de poros en un suelo. Derecha: Visualización de un poro usando un colorante azul. Figura 19. Determinación en el campo de la adhesividad de un suelo mojado. Figura 20. Determinación en el campo de la plasticidad de un suelo mojado Figura 21. Determinación de campo de la consistencia del suelo en húmedo. Figura 22. Diferenciación de horizontes en un suelo maduro. Figura 23. El intercambio catiónico en el suelo. Figura 24. Escala de pH. Figura 25. Diagrama de Troug: Influencia del pH sobre la disponibilidad de nutrientes. Figura 26. Aprovechamiento y disponibilidad de nutrientes en suelo, de acuerdo a su acidez. Figura 27. Ciclo bioquímico mostrando la descomposición de restos vegetales, hasta finalizar con la síntesis de las sustancias húmicas. Figura 28. Composición orgánica del suelo. Figura 29. Formas de potasio en el suelo. Figura 30. Incremento en la intensidad de uso de los suelos de acuerdo a su Clase de Capacidad. Figura 31. Clases de Tierras para Riego. Figura 32. Orden Alfisoles, Suborden Ustalfs y sus respectivos Grandes Grupos. Figura 33. Causas de la degradación de los suelos de acuerdo a la alteración de sus propiedades. Figura 34. Origen de las tolvaneras. Figura 35. Efecto de una cortina en la disminución de la velocidad del viento (no está a escala). Figura 36. Tipos de cortinas rompe vientos: de una, dos y tres hileras. Figura 37. Uso de arado cincel para destruir el piso de arado, así la planta desarrolla mejor al penetrar más profundamente sus raíces, el agua y el aire. Figura 38. Beneficios del biochar al suelo y a la atmósfera. Figura 39. La liberación neta de CO2 aumenta a medida que ocurren cambios en el uso y aprovechamiento de la tierra.
  • 11. 11 Figura 40. Representación esquemática del Mapeo Digital de Suelos. INDICE DE MAPAS Mapa 1. Las tres grandes regiones de Nicaragua Mapa 2. Distribución del talpetate en suelos del Pacífico central (área Masaya-Carazo-Granada-Managua). Mapas 3 y 4. Mapa de relieve y Mapa de elevaciones. Mapa 5. Mapa de pendientes a nivel nacional. Mapa 6. Mapa de textura superficial a nivel de todo el territorio nacional. Mapa 7. Mapa general del pH de los suelos de Nicaragua Mapa 8. Mapa de Ordenes de Suelos de Nicaragua. Mapa 9. Mapa Mundial de Suelos, FAO. Mapa 10. Grupos de Suelos de Nicaragua de acuerdo con la Base Referencial Mundial (WRB).
  • 12. 12 INTRODUCCION. “Los Suelos de Nicaragua”, es un libro que no está dirigido a edafólogos puros, aunque éstos pueden leerlo si así lo desean y eso me daría mucha satisfacción. Se debe a que lo considero un libro diferente, sencillo y muy práctico, con ejemplos extraídos de mis experiencias en el agro nicaragüense; la intención que me impulsa es que llegue a las manos de estudiantes, docentes, técnicos agropecuarios y, sobre todo, a productores de vanguardia, los que se hacen cargo de sus fincas y/o las supervisan frecuentemente. El objeto es transmitir conocimientos sobre los suelos que puedan ser comprendidos y aplicados por los técnicos y que “los finqueros” los hagan suyos, que les sirvan en el diario quehacer en sus propiedades, para que hablen el mismo idioma de los especialistas y comprendan de una mejor manera la asistencia técnica que requieren o que se les brinda. Ello no implica que se haya sacrificado el rigor científico, solamente se ha “medido” el contenido de la obra para que pueda ser comprendida por el mayor número de lectores con ejemplos de tipo práctico, extraídos de la realidad del agro nicaragüense (más de 100 fotografías lo confirman), que puedan ser comprendidos por los “no especialistas”. Deliberadamente se han omitido temas específicos que demandan previos estudios, así como términos y definiciones usados por los especialistas; por ejemplo, se omite mucho lo relacionado a la Clasificación Taxonómica de Suelos (Soil Taxonomy), aunque se dan a conocer sus principios básicos; sí se incluyen temas como la formación de los suelos, sus propiedades físicas y químicas, las principales clasificaciones, que se aplican para todos los suelos del mundo, pero de manera sencilla y, lo he comprobado a través de mis experiencias de campo por muchos años, son de utilidad tanto a técnicos como a propietarios (por ejemplo la Clasificación Por Capacidad de Uso de las Tierras o la Clasificación de Tierras para Fines de Riego). También se incluyen temas muy útiles como la determinación del pH en campo, el conocer que es un “talpetate”, la importancia de la materia orgánica en el suelo, como solucionar el problema de la compactación de los suelos, como abordar el caso de las tolvaneras, como mejorar biológicamente los suelos, como tomar muestras de suelos para enviarlas al laboratorio, etc. Debe advertirse que ciertos capítulos cubren temas que son iguales para todos los suelos del mundo, por ejemplo, cuando nos referimos a las Características Físicas y las Características Químicas de los Suelos, los Componentes del Suelo, entre otros, se sobreentiende que, además de los suelos de Nicaragua, puede aplicarse a cualquier suelo del mundo. Sin embargo, todas o casi todos los ejemplos que se citan y las fotografías que se muestran, están referidos a los suelos de nuestro país.
  • 13. 13 Un objetivo primordial es que se desea que tanto técnicos como propietarios de tierras comprendan la importancia que debe darse al suelo, que sepan que es un recurso natural no renovable y que, además de soporte a las plantas, por su medio y uso adecuado se producen todos los alimentos que demanda nuestra población, que sobre él crecen y se desarrollan millones de animales que nos proporcionan carne, leche y huevos gracias a los pastos, forrajes y granos que se cultivan en su superficie, que los bosques que nos proporcionan la madera que tanto se demanda, están asentados en el suelo; en otras palabras que del suelo depende el bienestar y la Seguridad Alimentaria de nuestro país.
  • 14. 14 CAPITULO I. ORIGEN Y FORMACION DE LOS SUELOS. “El estudio de la génesis del suelo debe iniciarse por el conocimiento de las rocas que lo han originado”. El Suelo puede definirse como el producto resultante de la desintegración y descomposición de las rocas, es decir elementos minerales, más la materia orgánica vegetal y animal que se deposita sobre esa roca en proceso de desintegración; se considera al suelo como una estructura dinámica que sirve de sostén a las plantas, como fuente de los elementos nutritivos necesarios para su crecimiento y desarrollo y como el hábitat natural de miles de microorganismos que en él viven. Se encuentra en forma de una delgada capa que cubre a casi toda la corteza terrestre. El suelo es el sitio donde los reinos vegetal y animal coinciden y entran en contacto con el reino mineral estableciendo una relación dinámica tridimensional en la que los vegetales obtienen del suelo agua y nutrientes esenciales para su crecimiento, desarrollo y reproducción, mientras que los animales elaboran su propia materia a costa de los vegetales en las diferentes etapas de su vida. Más tarde, los residuos vegetales y animales retornan de nuevo al suelo, donde son descompuestos por la numerosa población microbiana presente en el mismo. Así se concluye que la vida es esencial para el suelo y el suelo es esencial para la vida. 1. Factores formadores del suelo. Cuando el suelo es originado a partir de una roca madre, los factores con mayor incidencia en su formación son la roca misma, el clima, la vegetación espontánea, los organismos del suelo, la topografía o relieve del terreno y el tiempo. Todos estos factores están íntimamente relacionados entre sí y sobre el desarrollo del suelo. Observemos como: 1.1 La roca madre o material madre. Se denomina así el material a partir del cual se desarrolla el suelo, representa por tanto la fuente de los minerales de los que se formará. Las características físicas y química de la roca madre influirán mucho en la formación del suelo de la siguiente manera: En cuanto a características físicas: a) La dureza de la roca madre influirá en la velocidad de su meteorización, cuanto más dura, más tardará en meteorizarse y transformarse en suelo. b) La textura del material madre también influirá en la formación del suelo: si la textura es gruesa, pasará más agua de lluvia a través de ese material y esto determina que sea arrastrada una mayor cantidad de bases, por lo
  • 15. 15 tanto, los materiales de textura gruesa tendrán una menos reserva de bases. Al contrario, si la roca original está formada por partículas finas, el drenaje interno será lento influenciando de este modo el suelo que se formará en ese lugar. En cuanto a características químicas: a) Si el material madre es rico en bases como calcio, magnesio y potasio, la vegetación espontánea que se desarrollará en ese suelo demandará muchas de estas bases para su crecimiento y desarrollo. b) Mientras qué si la roca madre es pobre en bases, las plantas espontáneas también lo serán y al descomponerse estas plantas por la acción de microorganismos, el agua que actúa sobre la capa de suelo en la que se encuentran, se volverá más ácida, transmitiendo esta característica al suelo en formación. Podemos decir que el tipo de roca determina la clase de suelo que se obtendrá de su meteorización. Por ejemplo, el granito se meteoriza lentamente y posee pocos elementos nutritivos, por lo que los suelos desarrollados a partir de esta roca suelen ser arenosos y poco fértiles, mientras que los suelos derivados de rocas calizas se meteorizan con mayor rapidez y presentan una fertilidad natural aceptable. 1.2 El Clima (precipitación, temperatura). El clima ejerce un efecto directo sobre el proceso de formación del suelo. Temperaturas elevadas apresuran las reacciones químicas en el suelo acelerando la meteorización. Las lluvias intensas, como ocurre en la región del trópico húmedo en el Caribe Norte y Sur, lavan del suelo el calcio, potasio y magnesio, propiciando, debido a ello, un pH ácido. Un efecto muy notable derivado de las condiciones del clima es la influencia que éste ejerce sobre las plantas que se desarrollan en el suelo. Climas secos y áridos, como muchos suelos del Pacífico y de Madriz y parte de Nueva Segovia, propician el crecimiento de árboles de porte bajo, arbustos, hierbas y gramíneas, mientras que en zonas con abundantes lluvias se desarrollan los bosques con grandes árboles y éstos tienen que ver mucho más que las hierbas y gramíneas en la evolución de un suelo. 1.3 La vegetación espontánea. Los vegetales en general influyen mucho en la clase, cantidad y distribución de materia orgánica que se incorpora al suelo, sean estos suelos de bosques o de praderas o llanos, en los últimos predominan las plantas herbáceas y pastos. 1.4 Los microorganismos del suelo. A medida que las partículas del suelo se encuentran sometidas a procesos de desintegración, se inicia en ellas el desarrollo
  • 16. 16 de los microorganismos que son de dimensiones microscópicas. Los suelos están plagados de microorganismos y si son fértiles, aún más. Puede haber cientos de millones o miles de millones de éstos en un solo gramo de suelo. Los más numerosos en el suelo son las bacterias, seguidos en orden numérico decreciente por los actinomicetos, los hongos, las algas del suelo y los protozoos del suelo; posteriormente se desarrollan formas superiores de animales y plantas; cuando los microorganismos mueren y caen, o si ya están en la tierra, experimentan descomposición, dando por resultado el desarrollo en el suelo de una flora y fauna microscópica muy activa que contribuye a darle ciertas características, interviniendo en la clase de textura o tipo de estructura que tendrá más tarde. Destacan las lombrices de tierra que ingieren sustancias y materia orgánica que se encuentran casi exclusivamente en la capa más superficial o superior del suelo y gracias a que pueden penetrar más profundamente, la distribuyen a las capas inferiores. Por toda esta vida que prolifera en el suelo, no podemos considerarlo como un objeto inanimado que es de fácil reposición cuando se pierde; es el producto de miles de años de acciones conjuntas entre todos sus elementos, por lo que con el paso del tiempo los suelos deben verse como un complejo especial de seres vivos. 1.5 La topografía o relieve del terreno. La disposición de los suelos tiene mucho que ver con la velocidad con que escurre el agua en la superficie del terreno y por tanto con el grado de erosión superficial, afectando de esta manera la evolución del suelo, llegando en muchos casos a eliminar el horizonte superficial con todo lo que éste contiene, como materia orgánica y microorganismos. Si el relieve del terreno es suave o ligeramente ondulado, los fragmentos de minerales provenientes de la meteorización quedan donde se encontraba la roca madre generando el suelo; pero si el relieve es quebrado, con pendientes pronunciadas, los fragmentos minerales provenientes de la roca meteorizada son arrastrados hacia otros sitios por acción del agua o del viento. Esto impide que los suelos arrastrados por agua o vientos evolucionen y formen horizontes definidos (suelos aluviales o coluviales). El relieve tiene que ver incluso con algunas características muy propias de los suelos como su color; por ejemplo, los suelos de laderas con pendientes pronunciadas tienen colores más claros que los de las zonas bajas, a consecuencia de la pérdida de suelo superficial que es más rico en materia orgánica y de color más oscuro, que es arrastrado hacia las partes bajas y planas. El relieve también tiene una importante influencia sobre el clima local, a eso se debe que cambios en la elevación del terreno afecten la temperatura y se han registra descensos de aproximadamente 0,5ºC por cada 100 metros de incremento de altitud; la temperatura incide directamente en el desarrollo de los microorganismos. La influencia de la topografía del terreno es localizada y tiene mayor incidencia en áreas reducidas, a nivel local, que en regiones extensas.
  • 17. 17 1.6 El tiempo. El suelo, al igual que los seres vivos, cambia a medida que transcurre el tiempo, pasando por diferentes etapas de formación hasta llegar a un suelo evolucionado o maduro, dependiendo de la dinámica de los factores que han intervenido en su formación. La rapidez o lentitud, el tiempo, en la formación de un suelo, estará en dependencia del clima, roca madre, tipo y cantidad de microorganismos y tipo de vegetación espontánea. Si a la par de la formación de un suelo, ocurre una perturbación, como erosión, ello empobrece el suelo e interrumpe su desarrollo normal a pesar del tiempo transcurrido. Existen diferentes formas de estimar la relación suelo-tiempo: • Alteración de estructuras de edad conocida (Ejemplo: construcciones antiguas, tumbas funerarias, etc.) • Investigaciones de laboratorio; la más conocida es el carbono 14 (C14) • Grado relativo de desarrollo del perfil: C, AC, A(B)C, ABC. • Estimaciones de formación a partir de eventos catastróficos: erupciones volcánicas, inundaciones, etc. La velocidad de formación del suelo es muy relativa; existen datos que indican requerimientos que varían de 1.7 a 750 años para formar un centímetro de suelo. Estas variaciones son factibles si se piensa en la enorme fluctuación de los materiales parentales y su resistencia a la meteorización. En el caso de las cenizas volcánicas, como el material es de tamaño pequeño y con mucha superficie de exposición, la génesis es rápida. En la siguiente gráfica se observa, partiendo de materiales volcánicos, el tiempo transcurrido, con todos los pasos y tiempos intermedios hasta llegar a la formación de un material fino como es la caolinita, un tipo de arcilla. En cuanto a la formación y definición de horizontes, la del horizonte A es mucho más rápida que la de los horizontes B y C, factor que debe considerarse al estimar la edad del suelo. No obstante, en suelos orgánicos de origen aluvial o suelos derivados de cenizas volcánicas, los horizontes subyacentes son más viejos y
  • 18. 18 evolucionados que el horizonte A, debido a la continua deposición de nuevos materiales sobre los horizontes en proceso evolutivo. Los depósitos de cenizas volcánicas “rejuvenecen” el suelo. Algo que debe aclararse es el tiempo, en años, que requiere la Naturaleza para formar suelo. Es común leer que la Naturaleza requiere de unos 1000 años para formar una capa de suelos de una pulgada (2.5 cm) de espesor; esto se puede aplicar a una roca completamente desnuda en la que los factores formadores del suelo aún no han iniciado la meteorización de esa roca, pero muchas personas creen, erróneamente, que este mismo plazo puede aplicarse a la velocidad con que puede reponerse una capa del mismo espesor de suelo superficial que ha sido erosionado, lo cual no es así. A continuación, se muestra gráficamente el rol, activo o pasivo, que juegan los factores que intervienen en la formación del suelo. 2. Formación del Suelo a partir de una roca madre. La gráfica a continuación (Figura 3), muy conocida y explícita, ilustra las etapas de la formación de un suelo originado a partir de una roca madre, junto con la intervención de los otros factores formadores. Cada una de estas etapas puede explicarse así: ETAPA I. El lecho rocoso inicia su desintegración gracias a los elementos del clima: el ciclo lluvia-sol, los viento y otras fuerzas del entorno. ETAPA II. El lecho rocoso desintegrado en su superficie se convierte en la roca madre que a su vez se divide en partículas menores. La deposición de materia orgánica proveniente de microorganismos, insectos y algunos animales superiores
  • 19. 19 facilita y acelera la desintegración de la roca madre, gracias al desprendimiento de anhídrido carbónico, proveniente de la respiración, que luego servirá de materia prima al ácido carbónico que es un disolvente. ETAPA III. El agua de lluvia absorbe el anhídrido carbónico, reacciona con el mismo y forma un ácido débil (ácido carbónico). Este ácido y otros más disuelven los minerales del suelo y de esta manera extraen de él bases como calcio (Ca), magnesio (Mg) o potasio (K). A su vez los organismos del entorno contribuyen a la formación del suelo desintegrándolo mientras viven y adicionando más materia orgánica tras su muerte. Al desarrollarse el suelo, se forman los primeros horizontes ETAPA IV. El horizonte A, el más próximo a la superficie, suele ser más rico en materia orgánica y humus y es capaz de sustentar vegetación. El horizonte B se forma por el lavado de materiales finos, arcillas, mientras que el horizonte C contiene más minerales y es muy similar a la roca madre. Con el tiempo, el suelo puede llegar a sustentar una cobertura gruesa de vegetación reciclando sus recursos de forma continua y efectiva. La importancia de la acumulación de arcilla radica en que, en unión de la materia orgánica, sostiene la fertilidad del suelo, determina su acidez, le da cohesión y proporciona la capacidad de retención de agua y de intercambio de cationes. Un ejemplo típico de la formación de un suelo a partir de una roca madre, lo podemos observar en el suelo joven con vegetación arbustiva que se está formando en las coladas de lava del Volcán Masaya, en el parque del mismo nombre.
  • 20. 20 3. Origen de los suelos en las tres grandes regiones de Nicaragua. Primero hay que mencionar que la formación del suelo es un proceso extremadamente lento, aunque continuo, por eso es que no se le considera un recurso renovable. Su evolución está fuertemente influenciada por el medio y condiciones climáticas en que se origina y desarrolla. Así, en las regiones secas y áridas los procesos que actúan sobre las rocas son predominantemente físicos, la composición química y mineralógica del suelo formado guardará gran analogía con la roca de la que proviene, estribando la diferencia en el grado de división de las partículas. Mientras que en las regiones húmedas las partículas de rocas han sido sometidas, además de los procesos físicos, a los procesos químicos por la acción disolvente y de lavado del agua, aunado esto a la formación de ácidos débiles como el anhídrido carbónico y otros ácidos y sales en disolución que pueden realizar cambios profundos. En un medio en que predominan climas húmedos, la parte inorgánica del suelo puede llegar a ser una acumulación de residuos minerales relativamente insolubles y finamente divididos que guardan poca semejanza con las rocas originales. Lo anterior se puede confirmar con la notable diferencia existente entre los suelos del denominado “corredor seco” en Madriz y Nueva Segovia, con solamente 400 a 800 mm de precipitación anual, comparados con los suelos de Nueva Guinea en el Caribe Sur, donde la precipitación oscila entre 2000 y 2500 mm anuales, aquí los suelos han evolucionado mucho más y ya no guardan ninguna relación con la roca madre. Todos los agentes que actúan sobre las rocas para producir los suelos tienden a efectuar la reducción de tamaño de sus partículas constituyentes en mayor o menor proporción; estas partículas pasan por los sucesivos tamaños de grava, arena, limo y arcilla. Mientras se realiza esta transformación física también ocurren cambios mineralógicos profundos, de modo que la arcilla resultante guarda poca semejanza física o química con la roca original de la que procede. Los estados sucesivos de desarrollo de un suelo se han designado con los términos de infancia, juventud, madurez y vejez. Para que un suelo pueda madurar y alcanzar una fase de crecimiento y desarrollo, debe permanecer posicionalmente fijo y sufrir relativamente pocas perturbaciones y alteraciones durante un período largo. Tal condición solamente se alcanza en áreas que son virtualmente planas y no se hayan sometidas a la erosión. Cuando se alcanza la fase de madurez, la naturaleza del material del que se formó el suelo, importa relativamente poco. Los factores predominantes en su transformación son los climatológicos, de los que la lluvia es el más importante. Si la topografía es escalonada o la localización seca o árida, es posible que el suelo no se desarrolle
  • 21. 21 a través de las fases de infancia y juventud. En este caso la naturaleza del material rocoso del que se formó el suelo es de primordial importancia. Los suelos desarrollados de la roca madre se denominan Suelos Residuales que son los suelos formados in situ o aquellos que proceden de la roca madre sobre la que descansan (Figura 3), es decir que son el residuo resultante de la meteorización o disgregación de la roca debido a la acción de las fuerzas físicas, químicas y posteriormente biológicas que actúan en el mismo sitio donde se encuentra, teniendo lugar de esta manera el verdadero proceso de la formación del suelo. Los suelos de tipo residual son los más antiguos de todos y sus características intrínsecas dependerán en gran parte de las condiciones climáticas de la región en que se desarrollan. Por sus características geológicas, climatológicas y ecológicas, el país se divide en tres regiones naturales: Región del Pacífico, Región Central y Región Atlántica o del Caribe. En la Región del Pacífico predomina el clima de Bosque Tropical Seco, con 5 a 6 meses de lluvia. Comprende la parte occidental del país, incluyendo la depresión nicaragüense. En la Región Central predomina el clima Premontano Húmedo, con
  • 22. 22 6 a 7 meses de lluvia. Posee, geológicamente, los suelos más antiguos del país en su parte norte limitante con Honduras. La Región del Caribe donde predomina el clima de Trópico Húmedo tiene de 7 a 9 y hasta 10 meses de lluvia. Es una extensa llanura que desciende paulatinamente desde los pie de monte de la Región Central hasta las costas del Mar Caribe, penetrando bajo sus aguas formando la plataforma continental de Nicaragua. Veremos el origen de los suelos en cada una de las tres grandes regiones, señalando que los suelos de origen volcánico de la Región del Pacífico se verán por aparte debido a la importancia que revisten en la agricultura del país. 3.1 Región del Pacífico. La Región Pacífica comprende los departamentos de Rivas Granada, Masaya, Carazo, Managua, León y Chinandega. Los suelos que se han desarrollado en esta región están relacionados principalmente con el relieve, material de origen y clima. Desde este punto de vista, la región se puede subdividir en las siguientes unidades: planicies, cordilleras y montañas. 3.1.1 Planicies. Comprenden todos aquellos suelos que se encuentran en un relieve plano a fuertemente ondulado, con pendientes de 0 a 15%. Entre ellos tenemos: a) Suelos Derivados de Cenizas Volcánicas. Están localizados a ambos lados de la Cordillera de los Maribios, ocupando la planicie o llanura del Pacífico. En esta región se ha desarrollado el vulcanismo más reciente del país (cuaternario). Los suelos se han desarrollado principalmente de cenizas volcánicas de tipo basalto-andesítico; los veremos con detalle en el siguiente capítulo. b) Suelos Arcillosos Pesados. Localmente se les denomina Sonsocuite; son también conocidos como grumusoles, arcillas negras tropicales y antiguamente en EU se les llamaba black cotton soils; en la Soil Taxonomy se han clasificado dentro del Orden Vertisoles. Están localizados principalmente en los alrededores de los lagos de Managua y Nicaragua, en la Depresión Nicaragüense y partes bajas o depresiones de las planicies. Se desarrollan en un clima relativamente seco con alternancia de períodos de lluvia y sequía. Se encuentran en un rango de precipitación que varía de 800 a 2.000 mm anuales, y un período seco de 6 a 7 meses al año. Los Vertisoles existentes en Nicaragua se han desarrollado principalmente de cenizas volcánicas y suelos aluviales, y en una proporción muy baja de basaltos e ignimbritas. Poseen una extensión, en total, de casi 6300 kilómetros cuadrados. Son suelos fértiles, profundos, densos (1.7 a 1.8
  • 23. 23 gramos por centímetro cúbico), de texturas pesadas, mal drenadas a imperfectamente drenados. Las condiciones físicas de estos suelos (arcillosos pesados) y la pendiente baja (0 a 3 %), los hace resistentes a erosión; son difíciles de trabajar. c) Suelos de Depósitos Litorales y Humedales. En las zonas litorales, especialmente en la zona intermareal, se forman ciertos suelos por la acción combinada de un ambiente de tierra firme y marino, influyendo en este caso las corrientes fluviales, el oleaje y las mareas. Estos suelos se caracterizan por la predominancia de materiales como arenas finas y muy finas y limos, pudiendo contener abundante materia orgánica y carbonatos. Los sedimentos más finos, los materiales fangosos y la materia orgánica, son característicos de las zonas de delta y estuario; ejemplo típico de estos suelos son los que se encuentran en el Estero Real y Estero Padre Ramos, ambos en Chinandega. Lo mismo en la desembocadura de ciertos ríos del litoral del Mar Caribe. d) Mientras que los humedales están localizados en las partes más bajas e inundadas, todo o la mayoría del año. Se encuentran principalmente en sitios de sedimentación del Lago de Nicaragua y en las orillas del río san Juan (suelos orgánicos de los alrededores de San Carlos). Son suelos con el nivel freático en o sobre la superficie del suelo, muy pobremente drenados, donde la mayoría del espacio está ocupado por agua. Son indispensables por los servicios ecosistémicos que brindan, desde suministro de agua dulce, alimentos y biodiversidad, hasta control de crecidas, recarga de aguas subterráneas y mitigación del cambio climático. 3.1.2 Cordilleras y Montañas. Comprenden todos aquellos suelos que se encuentran en un relieve moderadamente escarpado con pendientes de 15 a 75 % o más. Normalmente están adecuados para pastos, algunos cultivos perennes, y bosques. Entre ellas distinguimos: a) Cordillera de Los Marrabios o Maribios. Está localizada paralela al litoral Pacífico. Formada por aparatos volcánicos que comenzaron su actividad durante el inicio del cuaternario (pleistoceno) y algunos aún permanecen activos. Están alineados de norte a sur comenzando por el volcán Cosigüina, frente al Golfo de Fonseca hasta el Volcán Maderas en la Isla de Ometepe.Los suelos en los volcanes activos son poco desarrollados, gravosos o pedregosos, de texturas livianas, bien drenados, fácilmente erosionables por su baja densidad y de escurrimiento superficial rápido. b) Cordillera de Brito. Está localizada al sur de Nicaragua, entre el Océano Pacífico y el Lago de Nicaragua, y desde el poblado de San Rafael del Sur a la frontera con Costa Rica. Los suelos se han
  • 24. 24 desarrollado de sedimentos cretácicos y del terciario inferior, a partir de rocas sedimentarias como lutitas y areniscas. c) Lomas y Montañas. Comprende las áreas restantes que poseen un relieve moderadamente escarpado a muy escarpado. Están localizadas principalmente en las cuestas de Diriamba, Sierras de Managua y Lomas de Buena Vista (sur del Estero Real). d) Sierras de Managua, se han originado mayormente de sedimentos piroclásticos. Son sueltos fácilmente erosionables. e) Lomas de Buena Vista se han desarrollado mayormente de basaltos y/o andesitas, y pocas áreas de ignimbritas 3.2 Región Central. La Región Central comprende todo el macizo montañoso ubicado en la parte central del país, desde la frontera con Honduras hasta la frontera sur con Costa Rica. Comprende los departamentos de Madriz, Nueva Segovia, Estelí, Jinotega, Matagalpa, Boaco, Chontales y Río San Juan. Desde el punto de vista de origen, se pueden subdividir en dos grandes áreas: planicies y montañas. 3.2.1 Planicies (Valles intramontanos). Comprende todos aquellos suelos que se encuentran en pendientes menores de 15 %, y normalmente están rodeados de montañas. Las planicies o valles principales son: Valle de Sébaco, Valle de Jalapa, Planicie de Somoto, Planicie de Condega, Planicie de Ocotal, Valle de Jinotega, Valle de Pantasma, Valle de Estelí, etc. Estos valles rodeados y protegidos de montañas se caracterizan por ser de origen aluvial y coluvio-aluvial; poseen un clima normalmente seco, con excepción de la parte norte del valle de Jalapa y el valle de Pantasma que son más húmedos. Las partes más secas, normalmente tienen deficiencia de agua subterránea, debido a que los valles son relativamente pequeños y tienen poca capacidad de almacenamiento. 3.2.2 Cordilleras y Montañas. Comprenden todos aquellos suelos que se encuentran en un relieve moderadamente escarpado, con pendientes de 15 a 75 °% o más. El origen de estos suelos, la roca madre, son basaltos, andesitas, tobas y granitos. a) Cordillera de Dipilto. Localizada al norte del país, cercana a la frontera con Honduras. La elevación varía de 600 a 2.100 metros sobre el nivel del mar. El material de origen es ácido (granito, granodiorita, etc.). Los suelos son franco arenosos en la parte seca y franco arcilloso en la parte lluviosa. El relieve predominante es muy escarpado, y los suelos normalmente son fácil de erosionarse.
  • 25. 25 b) Otras Cordilleras (Isabelia, Dariense, Chontaleña.) Están distribuidas en el área restante de la Región Central. Para propósitos prácticos se dejaron juntas, debido a que poseen similitud de origen, edad, relieve y clima. El material de origen normalmente es básico (basalto, andesita, aglomerados) o intermedio (tobas). Se formaron por la intensa actividad volcánica del terciario. Los suelos en la mayoría de los casos son franco arcillosos o arcillosos. 3.3 Región del Caribe. Comprende toda la planicie este del país. Incluye los pie de monte de la Región Central hasta el mar Caribe. La mayoría del área ha perdido su vegetación nativa gracias a la penetración de ganaderos y campesinos que avanzan progresivamente despalando sin ningún control todos los bosques. Está conformada por las dos regiones autónomas Caribe Norte y Caribe Sur. Desde el punto de vista de origen, se pueden subdividir en dos áreas: planicies y montañas aisladas. 3.31 Planicies. Comprende todos aquellos suelos que se encuentran en pendientes menores de 15 %. Se encuentran en los pie de monte de las cordilleras. La mayoría de estas planicies son de origen aluvial y se encuentran con un régimen de pluviosidad alto, mayor de 2,000 mm anuales, donde los riesgos de erosión son altos. Muchos suelos son de drenaje imperfecto, aunque los hay bien drenados como los de Nueva Guinea, En la planicie del Caribe Norte se distingue la formación Bragman Bluff constituido por grava, arena y arcilla con intercalaciones de lentes de grava y bandas de limolitas, ocupada por la sabana de pinos. 3.3.2 Cerros aislados. Comprende los suelos con pendientes mayores de 15 %, que sobresalen en la planicie en forma de montañas aisladas, predominando los basaltos y andesitas como materiales de origen; los suelos son arcillosos. Ejemplo: Cerro Silva, Cerro Wawashang. 4 Suelos originados de materiales transportados. Además de los suelos residuales, se diferencian e identifican diferentes tipos de suelos, cuya evolución depende de las transformaciones debidas a varios factores que no les han permitido mantenerse fijos a la roca madre. En el curso de su evolución desde los materiales rocosos originales, los suelos son transportados, sometidos a procesos que efectúan cambios continuos que con el tiempo pueden evolucionar de manera natural, en algunos casos desarrollándose hasta formar horizontes. Veamos:
  • 26. 26 a) Materiales vegetales transportados y depositados en áreas húmedas: se les denomina suelos orgánicos. b) Materiales originarios residuales: pueden ser transportados por el agua Se les denomina suelos aluviales. c) Transportados por gravedad: llamados suelos coluviales. d) Transportados por el viento: suelos volcánicos si el viento arrastra cenizas volcánicas o suelos eólicos cuando el viento arrastra suelos de un sitio y los deposita en otros. Veremos los más importantes: suelos volcánicos, aluviales y coluviales. 4.1 Suelos de origen volcánico. Formados a partir de las deposiciones de cenizas volcánicas y otros materiales provenientes de las erupciones volcánicas. Pueden ser depositados al pie del foco emisor o transportados por el viento. Se verán con detalle en el siguiente capítulo. 4.2 Suelos aluviales. Son suelos que se originan a partir del transporte y acumulación de materiales depositados por varias fuentes, pero generalmente las crecidas de los ríos (también la lluvia puede arrastrar materiales y dar origen a suelos aluviales). Son suelos recientes o de reciente deposición y carecen de modificaciones de los agentes externos (agua, clima, etc.); muchas veces forman terrazas, bajas o altas dependiendo de su antigüedad, que reciben periódicamente aportes de nuevos sedimentos o materiales de arrastre. En cada una de estas crecidas o inundaciones dejan una capa de grava, arena, limo y arcilla que van formando terrazas en una secuencia en que primero se depositan las partículas más gruesas que quedan cerca de la orilla de la corriente (gravas y arena); las partículas más finas se depositan al perder velocidad el agua. Los suelos aluviales se caracterizan por ser muy fértiles, propios para el establecimiento de cultivos de alta y rápida demanda de nutrientes como las hortalizas. Estos suelos cuando son muy recientes están sujetos a continuos cambios en los sitios más cercanos a la fuente de agua, generalmente un río, es decir que están sometidos a un proceso de rejuvenecimiento. Mientras que los aluviales antiguos se han formado a partir de la acumulación de sedimentos de mayor edad y forman terrazas más elevadas, logrando a veces el desarrollo de un perfil con horizontes; se encuentran normalmente en terrenos por encima del nivel actual de inundación. Ejemplo de esos aluviales antiguos son los que se encuentran adyacentes a la Colonia Israel en Chinandega, formados por influencia de antiguas crecidas del río Villanueva. En general son suelos con un perfil poco estructurado, formado de materiales no consolidados a los que transportan las corrientes de agua y que acumulan en su superficie cierta cantidad de materia orgánica. Son moderadamente profundos a profundos, de textura moderadamente fina a fina, topografía plana a ligeramente ondulada, el drenaje varía desde bueno hasta imperfecto a pobre y la fertilidad
  • 27. 27 natural es media. Muchos de los suelos aluviales, recientes o antiguos, debido a su posición a veces muy baja o a la intensidad de las crecidas de los ríos, están sujetos a inundaciones periódicas, lo que ocasiona problemas de mal drenaje y a veces hasta hidromorfismo, en estos casos son de baja fertilidad y uso muy restringido. Los lagos y lagunas que están sujetos a inundaciones y crecidas periódicas también originan suelos denominados de origen lacustre- fluvial. 4.3 Suelos coluviales. Son suelos que se originan a través de materiales transportados por gravedad y muchas veces por escorrentías derivadas por lluvias sobre las partes altas de suelos escarpados a muy escarpados. Por tanto, su origen es local, producto de la alteración in situ de las rocas y posterior transporte por escorrentías, derrumbes, aflojamiento de las partes altas, movimientos sísmicos y por la tala de la vegetación en las cimas de las montañas. Como se puede deducir, están asociados a masas inestables y su composición depende de la roca de la que proceden, estando formados por fragmentos angulares muy variables, generalmente de tamaño grueso, englobados en una matriz limoso- arcillosa. Su espesor suele ser escaso, aunque esto es muy variable; a veces contienen rocas tanto en la superficie como en el subsuelo. Es muy frecuente encontrarlos en los pie de monte de las cordilleras y en los bajos de partes montañosas altas. Cuando son muy antiguos, forman valles como el valle de Pantasma o el Valle de Sébaco. 5. Otros tipos de suelos o suelos misceláneos. Existen varios tipos de suelos disímiles de todos los anteriores, son de poca extensión y no tienen ninguna importancia para dedicarlos a la agricultura. Se les denomina Suelos Misceláneos y comprenden playas, botaderos de minas, cárcavas, coladas de lava, etc.
  • 28. 28
  • 29. 29 CAPITULO II. LOS SUELOS DE ORIGEN VOLCANICO DEL PACIFICO DE NICARAGUA “El vulcanismo fertiliza y rejuvenece las tierras, dotando al agricultor de un gran regalo de la naturaleza”. Nicaragua es un país dominado por lagos y volcanes, todos ubicados en la región del Pacífico que comprende el 15% del área total del país y el 60% de la población. En esta región, dotada de los suelos más fértiles y con mayor potencial de riego merced a sus cuencas de aguas subterráneas, se encuentra también la mayoría de área agrícolas plenamente desarrolladas con muchos cultivos de agroexportación como caña de azúcar, maní, soya, banano, plátano, ajonjolí y mucha ganadería de leche y carne. No es de extrañar que también se encuentren casi todas las industrias y agroindustrias, a la par de la mejor infraestructura vial del país. La llanura del Pacífico es una franja de 60 a 80 kilómetros de ancho, paralela a la costa del Océano Pacífico, desde el departamento de Rivas en el sur, hasta Punta Cosigüina en el departamento de Chinandega por el norte, con una superficie aproximada de 16,000 kilómetros cuadrados. Es en esa llanura que se encuentran los suelos de origen volcánico, precisamente porque allí está ubicada la llamada Cordillera de los Maribios, conformada por 25 volcanes alineados con rumbo noroeste-sureste ubicada sobre una falla geológica reciente (unos 2 millones de años); varios de esos volcanes se encuentran extintos mientras que otros con frecuencia presentan actividad de distintos tipos. Entre estos suelos volcánicos se incluyen los de la isla de Ometepe, ubicada en el Lago de Nicaragua, destacando los suelos arenoso-francos alrededor del volcán Concepción y los suelos más evolucionados del volcán Maderas, ya extinto, de texturas franco arcillosa. 1. Origen de la Llanura del Pacífico. Desde períodos geológicos antes citados que se remontan a finales del Paleozoico, se suscitaron violentos fenómenos continentales que ocasionaron que una constante e ininterrumpida erosión acarreara materiales de diversa índole hacia el mar poco profundo, el Pacífico, iniciando el proceso de sedimentación marina que continuó acumulando sedimentos de gran espesor sobre el mar epi continental, hasta arribar al Mioceno aun en el Período Terciario. A finales de este período o principios del Plioceno, esa enorme masa de sedimentos fue levantada, emergida o incorporada a una degastada península adyacente de lo que hoy es el centro oeste de Nicaragua, todo ello impulsado por fuerzas geológicas de inconmensurable poder. Ocurrió en ese período de tiempo la emersión de la llanura del Pacífico, lo que no fue un fenómeno localizado sino más extendido y continuó con el levantamiento del sur del istmo centroamericano (los actuales
  • 30. 30 territorios de Costa Rica y Panamá), de modo que a finales del Terciario las dos masas continentales, Norte y Sur, quedaron definitivamente soldadas. La emersión de estos territorios no ocurrió en forma horizontal y menos aplanada, ya que fuerzas internas debidas a la acción de las placas tectónicas provocaron el levantamiento de la corteza terrestre comprimiéndola, por un lado, inclinándola a un nuevo sentido o levantándola en diferentes direcciones. Fue un período geológico agitado, convulso y violento. Apareció, a finales del Terciario, pero más activamente a inicios del Cuaternario (Pleistoceno), un resurgimiento de la actividad volcánica, expresado por la formación y aparición del cinturón volcánico del Cuaternario, con 1100 km de longitud, que se extiende desde la frontera México-Guatemala, hasta la parte central de Costa Rica, manifestándose continuamente sobre la llanura de origen marino antes descrita. A lo largo de numerosas fallas brotaron también numerosos aparatos volcánicos y durante todo el Pleistoceno, ya en el Cuaternario, emergieron y explotaron unos y se extinguieron otros, sobre sus restos se levantaron nuevos aparatos reiniciando el ciclo volcánico que continúa hasta el día de hoy. Como consecuencia de lo anterior, los sedimentos marinos fueron sepultados casi en su totalidad por grandes acumulaciones de materiales volcánicos cuaternarios de hasta 900 metros de espesor, dando lugar al área que en Nicaragua conocemos como la Llanura del Pacífico o Meseta Volcánica del Pacífico. Una excepción a este cubrimiento con materiales volcánicos fue una estrecha franja de sedimentos marinos paralela al litoral del Pacífico donde aún son visibles y que, o no fueron alcanzados por las deyecciones volcánicas, o fueron destapados por erosión o sufrieron levantamientos posteriores. Estos suelos originados a partir de rocas sedimentarias (en su mayoría lutitas) fueron desarrollados en condiciones climáticas muy diferentes a las actuales, poseen un ciclo evolutivo más antiguo y en algunos casos aparecen como suelos fósiles cuando han sido enterrados, suelos exumados cuando han sido desenterrados por erosión y suelos relictos cuando nunca han sido enterrados. Sus características son completamente diferentes a los de la llanura volcánica. Ejemplo de estos suelos son los lomeríos paralelos al océano Pacífico que pueden observarse en la zona de Masachapa, lo mismo que en la entrada a balnearios como El Tránsito, La Boquita, hasta llegar al istmo de Rivas Como puede deducirse de la formación de la llanura volcánica, los suelos depositados sobre ella incluyen en su proceso de formación diferentes materiales volcánicos principalmente de composición básica, entre ellos varios tipos de tobas,
  • 31. 31 brechas y aglomerados, flujos lávicos basálticos y andesíticos, ignimbritas, lapilli1 de basalto, pómez, etc., que son los constituyentes de las cenizas expulsadas por los volcanes. Conozcamos entonces como es que se originan esas cenizas: 2. Origen de las cenizas volcánicas. Las cenizas volcánicas son generadas a partir de la fragmentación del magma y otros materiales en el cono del volcán, provenientes de erupciones anteriores. Se conocen tres mecanismos identificados como los principales generadores de cenizas volcánicas: a) La ruptura del magma debido a vesiculación.2 b) La fragmentación del magma debido a los elevados esfuerzos térmicos. c) La pulverización de la lava en las paredes de la chimenea del volcán durante la erupción. El mecanismo de formación de las cenizas define la morfología en bloque o vesicular. Las cenizas en bloque tienen superficies planas resultado de la fractura vítrea del magma. Las cenizas vesiculares pueden tener texturas de gota de agua o superficies formadas por la ruptura del material a través de zonas que presentaban burbujas de aire. 1 Lapilli: fragmentos piroclásticos originados durante una erupción volcánica, con diámetros de 2 a 64 mm 2 Vesiculación: formación de macroporos o vesículas dentro de las rocas ígneas; son el resultado de la expansión de burbujas de gases que ocurren durante la erupción volcánica. Ej: rocas de pumita o pómez.
  • 32. 32 3. Factores que inciden en la producción de cenizas. La producción de cenizas en un volcán está influenciada por varios factores que citaremos sucintamente: a) La cantidad de agua consumida en la conversión de energía térmica en energía mecánica. Las erupciones secas (agua completamente consumida) llevan a la formación de capas de lapilli densamente laminadas y capas espesas de cenizas (escala en mm), mientras que las erupciones húmedas (agua parcialmente consumida) llevan a capas de cenizas de bajo espesor (escala en cm). b) El tamaño de la nube de cenizas y la altura que esta alcanza, son controlados por la energía de la erupción volcánica. c) Mientras que las fuertes corrientes de viento pueden elevar y mover la nube de cenizas varios kilómetros lejos de la fuente (ver foto y gráfica abajo). A medida que las partículas van cayendo, la nube se hace menos densa hasta desaparecer. Las partículas transportadas en esta nube pueden permanecer suspendidas en la atmósfera por un período que puede variar de días a meses. Como un ejemplo de la incidencia de la energía de la erupción, la fuerza de los vientos y la suspensión de las cenizas en el aire, citemos la erupción tipo Krakatoa del volcán Cosiguina, en Chinandega, el 22 de enero del año 1835; este volcán posee actualmente una caldera de 2 km de ancho con una laguna en el fondo formada durante esa erupción cuando arrojó pómez y cenizas equivalentes a 6-8 kilómetros cúbicos. Esa enorme cantidad de cenizas suspendida en el aire logró el oscurecimiento de los alrededores del Golfo de Fonseca por muchos días y algunas cenizas llegaron hasta Colombia por el sur, a México por el norte y Jamaica por el este. d) Otro aspecto que considerar es la morfología y textura de las cenizas volcánicas, que varía desde que son emanadas hasta que son depositadas. Las propiedades superficiales de las partículas depositadas dependen ampliamente del roce o abrasión que soportan durante su transporte. La distancia de transporte, además de la fuerza del viento, depende de características de las partículas que incluyen su forma: esfericidad, rugosidad, superficie específica, composición química y carga electrostática. Estas propiedades afectan la interacción entre partículas y consecuentemente determinan su separación o agregación.
  • 33. 33 Fotos 4 y 5. Izquierda: Erupción del volcán san Cristóbal (2012) en la que se aprecia el efecto de la fuerza del viento sobre la dirección de la columna de cenizas. Derecha: Mapa de área de afectación por caída de cenizas, en la misma erupción. (Fuente: INETER). 4. La formación de los suelos de origen volcánico. Los suelos derivados de cenizas volcánicas se desarrollan a través de procesos de alteración física y química de los depósitos de este material, es decir disolución, lixiviación y precipitación de diferentes compuestos. Estos procesos transforman los minerales, la forma y el tamaño de las partículas, la textura y la porosidad. Su influencia es controlada por el clima y el tiempo. El primero (precipitación, temperatura, humedad y viento) determina la presencia de agua y otros fluidos disponibles para las reacciones químicas, la velocidad a la cual estas reacciones ocurren, la migración de compuestos y la erosión, entre otros procesos. El tiempo por su parte, gobierna la secuencia para la síntesis de minerales secundarios y la distribución de tamaño de partículas. El efecto del material parental, que sustituye en este caso a la roca madre por materiales de origen volcánico, es más importante en las primeras etapas de la formación del suelo que en etapas avanzadas. La meteorización del material parental depende de la presencia de minerales ácidos o básicos; en general, los minerales ácidos como cuarzo, feldespato, hornblenda, mica son más resistentes a la meteorización que los minerales básicos como olivino, piroxena y plagioclasa. Durante la meteorización generalmente se obtiene una composición elemental rica en sílice y aluminio y cationes base como calcio y sodio. El sílice y los cationes base son disueltos y removidos de las capas superficiales y el aluminio tiende a permanecer. A medida que el clima se hace más húmedo ocurre mayor disolución y se alcanza a remover aluminio progresivamente. A continuación, un sencillo esquema sobre la formación de los suelos de origen volcánico:
  • 34. 34 Figura 9. Esquema de la formación de los suelos derivados de cenizas volcánicas. a) Erupción: cenizas, flujos lávicos, pómez, lapilli, bombas, etc. b) Transporte de materiales por el viento: cenizas, pómez, silicatos, cuarzos y otros minerales. c) Meteorización: clima (lluvia, temperatura, humedad, vientos): disolución de minerales primarios, Si, Fe y Al permanecen; re-precipitación de nuevos minerales. d) Formación de suelos a partir de cenizas volcánicas (materia orgánica, microorganismos, clima): texturas livianas, alta retención de humedad, estructura inicial cementada; formación de nuevos minerales (alófanas, etc.) (Fuente: G. Bendaña). En el caso de la Llanura del Pacífico, la deposición de cenizas volcánicas ocurre con mucha más frecuencia en dirección al océano Pacífico, oeste, que es donde se han asentado los suelos netamente volcánicos; las pocas cenizas depositadas hacia el este son interceptadas por vientos provenientes del mar Caribe y las montañas de la Región Central y depositadas sobre la Gran Depresión Nicaragüense. 5. Características generales de los suelos volcánicos del Pacífico de Nicaragua. Se presentan a continuación las principales características, desde el punto de vista agronómico, de los suelos volcánicos del Pacífico de Nicaragua, teniendo en consideración que se trata de suelos jóvenes (ricos en minerales volcánicos poco alterados) y muy complejos. Los perfiles y cortes de camino de estos suelos muestran una secuencia que corresponde a una sucesión de depósitos cuya edad, origen y composición fisicoquímica pueden ser extremadamente distintos, por lo que su mapeo, diferenciación en el campo y clasificación no es nada fácil. 5.1 Relieve. En su gran mayoría son suelos planos a casi planos con un relieve que no supera el 3% de pendiente. Ello se debe en gran parte a que las
  • 35. 35 deposiciones de cenizas ocurrieron en una amplia meseta marina formada durante el Pleistoceno. 5.2 Profundidad. Son suelos profundos, con perfiles de más de dos metros de espesor. Hay excepciones cuando las cenizas volcánicas han sido depositadas sobre capas de ceniza más antiguas que están fuertemente cementada a tal grado que impiden el pase de raíces. Fotos 6 y 7. Izquierda: Suelo franco arenosos con capa limitante de ceniza volcánica cementada a los 60 cm de profundidad, comarca Cosmapa, Chinandega. Derecha: Suelo franco arenoso fino, profundos (más de 2 m), comarca La Gloria, Chinandega (Fuente: archivo personal del autor). 5.3 Textura. Estos suelos poseen texturas medias (franco, franco arenoso muy fino, franco limoso) y moderadamente gruesas (arena franca muy fina, franco arenoso). En el pie de monte y zonas más cercanas a los volcanes se encuentran los suelos con mayores porcentajes de arena, mientras que el contenido de arenas finas y muy finas, limos y algunas texturas francas y franco limosas, con mayores contenidos de arcilla, van apareciendo conforme los suelos se acercan a las costas del Pacífico; esto se debe a que los materiales más gruesos quedan cerca del foco de emisión, el volcán, y las partículas más finas son transportadas por el viento a mayores distancias. 5.4 Estructura. Poseen en su gran mayoría estructuras en bloques sub-angulares, aunque los hay con estructura granular, dependiendo de su contenido de materia orgánica; es por este tipo de estructuras que poseen muchos poros. Los suelos con texturas arenosas gruesas y arenas no poseen estructura o ésta es muy débil. 5.5 Drenaje interno. Poseen un buen drenaje interno debido a su alta porosidad. 5.6 Contenido de materia orgánica. Su contenido de materia orgánica es medio, entre 1.9 y 4.2%, aunque podría considerarse alto si los comparamos con suelos
  • 36. 36 no volcánicos. Esto se debe a que los compuestos orgánicos son retenidos por los minerales amorfos, como alófana, derivados de la meteorización de las cenizas, formando complejos organometálicos resistentes al ataque de los microorganismos. 5.7 pH. En general se puede afirmar que los suelos de la llanura volcánica poseen una reacción neutra. Pueden encontrarse suelos ligeramente ácidos y se debe probablemente al incremento de la pluviosidad y el contenido de materia orgánica que genera ácidos orgánicos procedentes de la descomposición de restos vegetales. 5.8 El rejuvenecimiento de los suelos volcánicos. Una característica particular de los suelos de la llanura volcánica, sobre todo en los que están situados en el área León-Chinandega donde existen volcanes activos que arrojan cenizas con frecuencia (san Cristóbal, Cerro Negro, Telica) es su rejuvenecimiento cada vez que uno de estos volcanes activos hace erupción o entra en actividad, al depositar sobre la superficie del suelo nuevas capas de cenizas. Estos nuevos depósitos son de diferente espesor, tal como puede observarse en la gráfica mostrada abajo y referida a erupciones del Cerro Negro en 1992, donde depositó capas de 50 cm de espesor al pie del foco emisor, de 4 a 12 cm en los alrededores de la ciudad de León, de 2 a 4 cm cerca de Telica, 3 mm en Quezalguaque y solo 2 mm en Posoltega hasta llegar al puerto de Corinto en las costas del Pacífico. Estas continuas actividades volcánicas han moldeado en varias ocasiones la topografía del terreno, ocasionando cambios en su fisiografía y en el uso de la tierra; por ejemplo, muchas áreas en León que han sufrido depósitos recientes de cenizas arrojadas por el Cerro Negro han cambiado sus cultivos a aquellos que se adaptan a los nuevos suelos completamente arenosos, siendo el cultivo de yuca una de esas respuestas. 6. Contenido de nutrientes de los suelos volcánicos. En cuanto al contenido de nutrientes de elementos mayores en los suelos de la llanura volcánica, podemos generalizar lo siguiente: 6.1 Nitrógeno (N). Los suelos volcánicos son pobres en este elemento y debe adicionarse como fertilizante de acuerdo a resultados del análisis de suelo y los requerimientos de cada cultivo. Se sabe que de todo el N total en estos suelos, solamente aparece como disponible entre 40 y 80 kg/ha, lo cual, sin llegar a deficiencias extremas, es muy poca cantidad para satisfacer el requerimiento de los cultivos. Un problema relacionado con el N en los suelos de cenizas volcánicas es su pérdida por lixiviación o lavado a causa de las lluvias, debido a la alta porosidad de los mismos; esto causa que cerca del 60% del N aplicado en fertilizantes, sea lavado a profundidades no aprovechables por las raíces de las
  • 37. 37 plantas. También hay que saber que el contenido de N total tiende a incrementarse a medida que aumenta la pluviosidad y la altura; esto indica que suelos volcánicos más cercanos al litoral Pacífico contendrán menos N que los más alejados y por tanto más cercanos a la cordillera volcánica donde las lluvias y la altitud son mayores. Figura 10. Área afectada con la deposición de nuevas cenizas por la erupción del volcán Cerro Negro en 1992 (Fuente: INETER) 6.2 Fósforo (P). Los suelos volcánicos de la llanura del Pacífico se caracterizan por su bajo contenido en fósforo aprovechable por las plantas. En los suelos ácidos del trópico húmedo el P es retenido por compuestos de aluminio y hierro en forma no asequible para las plantas, mientras que en suelos básicos o alcalinos es el calcio el que se combina con el fósforo produciendo su insolubilidad. En los suelos volcánicos la fracción orgánica del P es aceptable, por lo que podría ser transformada por los microorganismos y convertirse en una buena fuente de P para las plantas, pero desafortunadamente en la fracción orgánica de los mismos suelos volcánicos se han encontrado una gran abundancia de inositoles, que también son compuestos orgánicos, que al reaccionar con el P, lo anulan como reserva para las plantas. 6.3 Potasio (K). Contrario al contenido de N y P, el potasio es abundante en los suelos volcánicos del Pacífico. Se debe a que los materiales originarios de estos suelos, cenizas, rocas volcánicas, son ricos en K. 6.4 Azufre (S). Un caso curioso es el bajo contenido de azufre disponible de estos suelos, ya que este elemento se asocia como abundante en las zonas volcánicas; no obstante, aunque muchos resultados de análisis de laboratorio indican que la
  • 38. 38 cantidad de azufre total es elevada, su disponibilidad para las plantas es muy escasa. El azufre es importante porque es indispensable en la formación de proteínas, por lo que deben aplicarse fertilizantes azufrados para obtener buenos resultados en el rendimiento de cosechas. De manera general se puede concluir que los suelos volcánicos de la llanura del Pacífico pueden catalogarse como de fertilidad media y para aumentar la producción deben adicionarse fertilizantes nitrogenados, fósforo y muy poco potasio, aunque debe incluirse en la fórmula fertilizante el azufre. Foto 8. Vegetación aplastada y quemada por cenizas volcánicas en erupción del volcán Cerro Negro (Fuente: archivo personal del autor). 1. El Talpetate en los suelos volcánicos del Pacífico Central. Un componente importante en la morfología de muchos suelos volcánicos de la región central del Pacífico de Nicaragua (Masaya, Granada, Carazo, Managua) es la presencia de una capa endurecida que, a poca profundidad, corre paralela a la superficie del terreno, es de origen aún no completamente definido y se denomina talpetate. Se cree que su dureza se debe a la cementación con el sílice que se lixivia de las cenizas depositadas posteriormente sobre esta capa que por lo regular no está a la vista ya que se encuentra cubierta por cenizas finas y fértiles que forman el suelo cultivado, a menos que la erosión y las labores de arado y/o gradeado la haya hecho desaparecer o la aflore a la superficie, aunque en los cortes de camino es fácilmente visible y más aún cuando se abre una calicata y se describe un perfil de suelos.
  • 39. 39 El término talpetate deriva de tepetate, vocablo Nahuatl (tetl = piedra, y petatl = cama) que significa “cama de piedra”. Los nahualt definían al tepetate como un material cuya consistencia estaba a medio camino entre la tierra y la roca (más duro que la tierra y menos duro que la roca), sin embargo, lo consideraban más bien una roca que un suelo agrícola Existen varias teorías acerca de su formación: a) Que puede ser un suelo enterrado (muy poco probable, imposible diríamos). b) Una capa geológica sedimentada en agua y luego enterrada. Parte de este sustento se debe a que en el talpetate se encuentran fósiles de hojas y otros residuos orgánicos que sugiere una sedimentación en agua. c) Una toba volcánica que muy probablemente corresponde a depósitos debatientes. Dichas coladas se originaron de explosiones freato- magmáticas que formaron la actual caldera de Masaya. Es la teoría más aceptada y con mayor lógica acorde a las características volcánicas de la zona en la que tiene presencia el talpetate (ver mapa de áreas con talpetate más adelante). El talpetate estudiado en Nicaragua, conocido también como toba palagonítica de Masaya (TPM) se define esquemáticamente como un horizonte endurecido, generalmente de color pardo oliváceo claro (1OYR 5/6) en seco y pardo oscuro (10YR 3/2) en húmedo; posee una textura como limosa fina, de estructura masiva, atravesada por numerosos tubos biológicos, grietas y raíces; ocasionalmente se observa la presencia de huellas de hojas en su parte basal. Este horizonte de unos centímetros hasta más de un metro de espesor posee una consistencia que puede ser dura en el estado seco y friable en el estado húmedo; se localiza casi siempre cerca de la superficie, aunque en ciertos casos, se encuentra a 2-3 metros de profundidad. Puede decirse que actualmente al talpetate se le considera como una toba volcánica, química y biológicamente estéril. Aunque presenta pocos macro poros que permiten que el agua, el aire y las raíces lo atraviesen, carece de materia orgánica, de nitrógeno y de fósforo soluble (principales nutrientes de las plantas) y prácticamente no tienen microorganismos. Estudios sobre las características hídricas del talpetate muestran resultados interesantes tales como que aún endurecida, la capa de este material posee una microporosidad muy elevada, la cual es incrementada por una poca macro porosidad originada por fisuras y penetración de raíces. Por lo tanto, no debe considerarse al talpetate como una capa impermeable sino con muchos microporos y pocos macro poros, con una reserva útil de agua equivalente a más de la mitad de su peso seco. Hay que conocer también que el talpetate a través de los años se va disgregando, perdiendo su compactación y continuidad debido a la
  • 40. 40 acción constante de las raíces que lo atraviesan e introducen suelos de la capa superior en los canales y macro poros, haciéndolo más susceptible a la acción de los microorganismos. Fotos 9 y 10. Izquierda: talpetate en suelos de Diriá, Masaya. Derecha: talpetate en Nejapa, Managua, obsérvese como raíces con sus canales y macro poros han fragmentado y dividido la capa de talpetate (Fuente: archivo personal del autor). 7.1 Inconvenientes que se presentan en los suelos con presencia de Talpetate. Cualquier anomalía que rompa con la secuencia lógica de horizontes en el suelo, presenta inconvenientes. En el caso del talpetate los más reconocidos son: a) Si el talpetate se encuentra cerca de la superficie del terreno, dentro del espacio de la capa arable o inmediatamente después de ella, interfiere en todas las labores agrícolas que deben desarrollarse en esos suelos, ya que es un impedimento a los instrumentos de labranza, sobre todo cuando estas se realizan manualmente o con tracción animal. Si se realizan con tractor, la máquina demanda más potencia y por ende mayores gastos de combustible. En resumen, el endurecimiento y resistencia a la ruptura de esta capa se considera un factor negativo para el cultivo y por tanto su destrucción se concibe a menudo como una solución a estas dificultades. b) Las capas de talpetate afloradas por la erosión de los suelos fértiles que solían cubrirlas, o sacadas a la superficie por el arado, son completamente estériles e incultivables en el estado natural, convirtiéndose en un problema
  • 41. 41 en las labores de preparación de tierras, siembra, etc., ya que, por su dureza, interfieren en el normal desarrollo de las mismas. c) Respecto a su contribución a la erosión de los suelos, podemos decir lo siguiente: en cuanto a su aspecto agronómico, su capacidad de retener y devolver el agua debe considerarse positivo, ya que es el único material en esos suelos que posee estas propiedades; los demás horizontes de estos suelos son de textura gruesa con muy poca capacidad de retención de agua. Esa misma capacidad de retener agua hace que el talpetate sea un factor que aumenta la erosión hídrica, ya que contribuye a favorecer la concentración de agua en la superficie conduciendo a una erosión tipo cárcava, aunque a decir verdad no es el factor que inicia esa erosión. 7.2 La rehabilitación de los suelos con talpetate. Los suelos con talpetate presentan propiedades físicas, químicas y biológicas limitantes para su aprovechamiento agrícola; destacando la dureza y bajo nivel de fertilidad (caracterizado por contener sólo trazas de nitrógeno, nulo o escaso contenido de materia orgánica y fósforo), características que a su vez limitan la actividad biológica en este sustrato. Para un mejor aprovechamiento agrícola de los suelos en que se encuentra, es necesario primeramente roturar y luego mejorar la capacidad de suministro de nutrientes, mediante la aplicación de fertilizantes químicos inorgánicos o de abonos orgánicos. ¿Por qué rehabilitar estos suelos? La escasez de tierras de cultivo en las áreas con talpetate en el Pacífico Central donde la tenencia de la tierra se caracteriza por un minifundio muy marcado imposible de superar, el avance de la degradación de estos suelos debido a que el talpetate aflora a la superficie por la acción de elementos naturales como el viento y la lluvia, sumando a esto la mala gestión en su manejo, hacen pensar que los suelos con talpetate merecen la oportunidad de su rehabilitación y aprovecharlos más eficientemente para asegurar la seguridad alimentaria en una población con un crecimiento acelerado que, en esa zona, es de los más altos del país. La rehabilitación de estos suelos, cuando están ubicados en pequeñas parcelas, debe hacerse a mano ya que el pequeño productor no puede darse el lujo de alquilar maquinaria para hacer esa labor. La roturación de la capa de talpetate de manera manual es recomendable realizarla durante la estación lluviosa, periodo en el cual el talpetate está húmedo y es más fácil de romper. El material se fracciona con la ayuda de un pico a una profundidad de 20 a 30 cm. Posteriormente se agrega abono orgánico, el cual se mezcla homogéneamente con el material roturado. Este tipo de roturación es muy demandante de mano de obra que debe ser suministrada por la familia para que la labor no resulte antieconómica.
  • 42. 42 En cuanto a la roturación mecánica, y en extensiones de tierra relativamente grandes (son pocas en la región central del Pacífico debido a que predomina el minifundio), se recomienda que se realice con un arado subsolador cruzado utilizando tractor de buena potencia. Preferentemente los dientes del subsolador deben de ser de 80 cm, lo que conduce a una profundidad efectiva de subsoleo de 40 a 50 cm. Es más fácil realizar esta labor en estado húmedo, sin embargo, la fracturación de las capas endurecidas es más completa en estado seco. Para llevar a cabo la roturación se deben considerar como principales factores, el tamaño de los agregados y la profundidad de la capa de talpetate. Foto 11. Talpetate en la superficie de un suelo después de la labor de arado con maquinaria, en Zambrano, Masaya; nótese el gran tamaño de los agregados debido a que la labor no se realizó correctamente y se usó un arado de discos (Fuente: archivo personal del autor). Se puede concluir que la recuperación de suelos volcánicos con talpetate es un proceso a mediano y largo plazo, a través del cual se pretende restablecer sus propiedades físicas, químicas y biológicas mediante el empleo de diferentes tecnologías con una visión integral, entre la cuales destacan: la roturación (manual o mecánica), la adición de abonos orgánicos, los cultivos en asocio, la rotación de cultivos, en la cual juegan un papel importante los abonos verdes, y la incorporación de residuos. Estas tecnologías mejoran la circulación del aire y la retención de humedad, incrementan la actividad macro y microbiológica, la fertilidad general del suelo, incluyendo el talpetate fragmentado, y de manera directa se aumenta el potencial productivo de la tierra.
  • 43. 43 7.3 Distribución de los suelos con talpetate. Por lo general, estas capas o estratos endurecidos dentro de los suelos volcánicos se localizan en regiones cuyo clima es de prolongadas temporadas secas (5 a 6 y ahora hasta 7 meses) como la región del Pacífico, con dos estaciones bien definidas. Se distribuyen sobre unos 2,500 km2 a lo largo de un eje este-oeste, principalmente al oeste de la caldera del complejo volcánico del volcán Masaya, que es la fuente emisora de este material. La toba proviene de una o de varias olas de flujo piroclástico devastadoras emitidas al momento de la explosión hidro-magmática que formó la caldera actual del volcán Masaya hace aproximadamente 2,000 años, como lo indican hallazgos arqueológicos en la zona. En el mapa 1 se observa la distribución de los suelos con talpetate en la región central del Pacífico. Mapa 2. Distribución del talpetate en suelos del Pacífico central (área Masaya-Carazo- Granada-Managua). (Fuente: G. Bendaña, con la colaboración del Ing. Javier Morraz)
  • 44. 44 CAPITULO III. LOS COMPONENTES DEL SUELO, LA SOLUCION DEL SUELO. “El suelo es la capa viviente que recubre al planeta”. Los suelos se consideran como un recurso natural mucho más complejo que otros elementos como el aire y el agua; por su naturaleza los suelos contienen elementos muy variados que de manera simultánea se combinan entre las fases sólida, líquida y gaseosa. Es por eso que el número de características físicas, químicas y biológicas y sus combinaciones en un suelo pueden llegar a ser casi infinitas. No obstante, en este capítulo solo describiremos, de manera breve y sencilla, los componentes básicos del suelo sin introducirnos al enorme número de variables y combinaciones que pueden obtenerse de un suelo. Los componentes del suelo. Al suelo se le considera como un sistema abierto y dinámico, constituido por tres fases: sólida, gaseosa y acuosa. 1. La fase sólida. Está formada por los componentes inorgánicos (materia mineral) y componentes orgánicos (materia orgánica y humus). 1.1 La materia mineral. Está formada por compuestos inorgánicos no disueltos, producidos por la meteorización y la descomposición de las rocas superficiales en las que predominan la arena, limo y arcilla. Estas partículas son de distintos tamaños: las partículas de arena miden de 0.05 a 2.0 mm de diámetro, las de limo miden 0.002 a 0.05 mm y las arcillas miden menos de 0.002 mm de diámetro. Las más pequeñas, las arcillas, sirven como depósito de nutrientes y también determinan en gran medida la capacidad del suelo para almacenar agua, que es, como ya sabemos, elemento vital para la vida; la arcilla es la más rica de los minerales del suelo, y contiene nutrientes como hierro, potasio y calcio; las partículas más pequeñas del suelo provienen de la arcilla, la cual, en casos extremos, puede llegar a ser muy densa y difícil de ser trabajada. La arena está formada por pequeños fragmentos de cuarzo y otros minerales, y por sí misma no es rica en los nutrientes que las plantas necesitan, es la partícula del suelo más grande y gruesa, el agua pasa a través de ella más fácilmente que en otros tipos de suelo. El limo es una combinación de rocas de cuarzo y otros compuestos; las partículas de limo son más pequeñas que la arena, pero más grandes que la arcilla. 1.2 La materia orgánica. La materia orgánica está compuesta por todos los nutrientes solubles que usan los organismos vivientes en el suelo (bacterias, plantas, etc.). Se reconocen dos tipos de materia orgánica, viva o muerta, formada esta última por restos vegetales y animales. Representa la materia orgánica entre el 2 y el 5 % del suelo superficial de las zonas húmedas, siendo menor a 0,5% en las zonas secas y áridas y mayor de 95% en los suelos de turba (éstos no existen
  • 45. 45 en Nicaragua). A través de su descomposición, la materia orgánica se convierte en nutrientes que las plantas pueden usar. La mineralización de la materia orgánica también se produce mediante su descomposición y es a través de este proceso que los materiales orgánicos se tornan en inorgánicos. En un suelo de buena calidad, aproximadamente la mitad del volumen total está compuesto por una mezcla de roca desintegrada y meteorizada (materia mineral) y de humus, que son restos descompuestos de la vida animal y vegetal. Aunque la porción mineral del suelo suele ser mucho mayor que la orgánica, el humus es un componente esencial ya que es la fuente de nutrientes vegetales por excelencia e influye de manera decisiva en la capacidad del suelo para retener el agua que formará la solución del suelo. 2. La Fase gaseosa. Los gases contenidos en el suelo son una combinación de elementos volátiles que se encuentran en forma natural en la atmósfera terrestre. Entre ellos encontramos grandes cantidades de oxígeno proveniente del metabolismo y crecimiento de las plantas y de los micro y macroorganismos, el dióxido de carbono disuelto y el nitrógeno. Vemos que los gases o aire del suelo es la fuente de oxígeno y dióxido de carbono necesarios para que nazcan, crezcan y se reproduzcan en el suelo la mayoría de las plantas y microorganismos. Como vemos, la fase gaseosa constituye la atmósfera del suelo. 3. La Fase acuosa. Primero debemos conocer que el agua en el suelo se encuentra en tres formas: gravitacional, capilar e higroscópica. Agua gravitacional: es la que se introduce y fluye a través del suelo por efecto de la gravedad. Agua capilar: es la que se mantiene por tensión superficial sobre las superficies de las partículas y agregados del suelo rellenando huecos y poros capilares. En el agua capilar se distinguen la absorbible y la no absorbible. - Agua capilar no absorbible: es la que se introduce en los tubos capilares más pequeños (<0.2 micras); está fuertemente retenida y no es absorbible por las plantas. - Agua capilar absorbible: es la que se encuentra en tubos capilares de 0.2 a 8 micras; es absorbible por las plantas y constituye la reserva de agua durante los períodos secos Agua higroscópica: es el agua que se mantiene fuertemente adherida a las partículas por fuerzas de adhesión de origen molecular (ver Figura 8). El agua, sobre todo capilar e higroscópica, integrada a la solución del suelo es esencial ya que gracias a ella los nutrientes son absorbidos por las raíces. El agua
  • 46. 46 en el suelo no es agua pura sino que generalmente contiene sales minerales disueltas y otros productos químicos. Tanto la fase gaseosa como acuosa ocupan los espacios vacíos del suelo, es decir la porosidad o poros del suelo, generalmente junto con microorganismos del suelo. Algunos autores citan una cuarta fase entre los componentes del suelo que a veces no se toma en cuenta: es el mundo vivo que existe en la tierra, el componente biológico. Esta cuarta fase ofrece importantes elementos orgánicos que son muy esenciales e inician un ciclo en el que plantas y animales, cuando mueren, se convierten una vez más, en parte del suelo, dando así continuidad al ciclo. Por lo tanto el suelo da vida y la vida vuelve al suelo, a la tierra. En la gráfica anterior (izquierda) que representa la composición del suelo ideal, se observa que los minerales y la materia orgánica (humus) constituyen el 50% del volumen del suelo y la otra mitad consiste en espacios porosos donde circulan aire y agua entre las partículas sólidas. Mientras que la Figura 13 (abajo), muestra las tres fases con sus compuestos básicos y los relacionados con la fase sólida (humus y restos de meteorización). Existen interacciones en las diferentes fases del suelo, por ejemplo, las interacciones entre las fases sólida y líquida son de especial interés al existir en la fase sólida partículas cargadas eléctricamente y de superficie específica elevada, indispensables en los procesos de adsorción e intercambio iónico y son fundamentales en la actuación del suelo como depurador natural para la vida en el suelo y al final para la nutrición de los vegetales. Las fases líquida y gaseosa se hallan en constantes cambios, tanto en cantidad como en composición, así la
  • 47. 47 lluvia, el riego y las filtraciones incorporan agua al sistema, mientras que la evapotranspiración constituye la principal vía de salida suponiendo que no haya pérdidas por percolación. El aporte de agua diluye el contenido iónico de la fase líquida y la evapotranspiración concentra la solución del suelo. Todos los suelos poseen una mezcla de sus componentes básicos, y la mayoría de ellos pueden ser modificados para mejorar esa composición y ser así más adecuados para el desarrollo de la vida vegetal y animal. 5 La solución del suelo. Existen dos elementos almacenados en los poros del suelo que resultan ser indispensables para un buen crecimiento y desarrollo de las plantas: el agua y el aire. Cuando el agua de lluvia, o de riego, penetra en el suelo, se transforma en la solución del suelo; el proceso para la formación de esta solución se inicia cuando el agua que ha penetrado toma algo del monóxido (CO) o dióxido de carbono (CO2) que desprenden tanto las raíces de las plantas como los microorganismos del suelo, formándose así el ácido carbónico (H2CO3) a través de la siguiente reacción: CO2 + H2O H2CO3 Este último es un ácido débil que aumenta la capacidad natural del agua para disolver los minerales del suelo y poner en libertad y a disposición de las plantas diferentes elementos; es así como obtienen los nutrientes inorgánicos.
  • 48. 48 Se puede definir la solución del suelo como la fase hídrica o líquida del suelo en la cual se encuentran disueltos los elementos nutritivos y a disposición de los cultivos. Esta solución contiene sales que se hallan disociadas en aniones (nitratos, fosfatos, carbonatos, etc.) y cationes (calcio, potasio, zinc, etc.). De lo anterior deducimos que para que un nutriente pueda ser absorbido por las raíces de las plantas, debe encontrarse formando parte, disuelto, de la solución del suelo. 4.1 Fases para la formación de la solución del suelo. Como se puede observar, para la formación de la solución del suelo entran en acción tres fases: líquida (agua), sólida (minerales) y gaseosa (aire) e intervienen así: a) Fase líquida: el agua del suelo que proviene de la lluvia o del riego. b) Fase sólida: La materia mineral presente en el suelo que dispone los elementos nutritivos en forma de aniones y cationes. c) Fase gaseosa: el monóxido o dióxido de carbono que aportan las raíces de las plantas y los microorganismos del suelo y el aire del suelo que proporciona oxígeno. Hay que hacer notar que antes de que el agua de lluvia penetre en el suelo, las bases de la solución existente en el suelo y la de las arcillas y el humus, están en equilibrio. Al penetrar más agua, la solución se diluye perdiendo el equilibrio inicial, entonces para recuperarlo algunas bases de la arcilla pasan a la solución estableciéndose un nuevo equilibrio. También debe recordarse que la evapotranspiración concentra la solución del suelo. Solo a través de la solución del suelo pueden las raíces obtener y asimilar los nutrientes contenidos en ella. No es algo sencillo, ya que se trata de un proceso complejo, en el cual debe mantenerse el equilibrio en nutrientes de la solución