El documento critica la dictadura global ejercida por una élite rica y poderosa que controla el sistema mundial de manera secreta y manipuladora. Propone refundar la ONU y crear un sistema de gobierno mundial democrático que ponga los intereses de las mayorías por encima de las élites. También aboga por preservar los equilibrios sociales, ambientales y biológicos que sustentan la vida en el planeta.
2. La humanidad se juega su futuro
en los arremolinados vientos del
presente y en los cercanos tiempos
venideros, sin que la inmensa
mayoría de personas de la
comunidad mundial aún no lo sepa.
Son unos pocos quienes deciden
casi todo lo trascendental y
relevante que afectará el destino de
la especie, y lo hacen generalmente
en secreto o bajo el manto de
tenues manipulaciones, invocando a
conveniencia sus manoseados
postulados de democracia,
representatividad y sistema de
libertades.
3. Poner reglas a la competencia
entre colosos industriales y
tecnológicos; detener la lucha
de fracciones y fortunas a ambos
lados del Atlántico; armonizar
los flujos financieros, fortalecer
su mando supranacional
para continuar el reparto
de las riquezas planetarias,
implantar un gobierno mundial,
un sistema de cuentas global,
una única política monetaria
y hasta un único credo,
constituyen los propósitos
del poderoso cónclave
clandestino que gobierna
el orbe.
4. Desde los Iluminati, ciertas logias masónicas,
los accionistas privados de la Reserva
Federal de Estados Unidos (FED), la liga de
grandes banqueros o súper Estado de
banqueros internacionales, hasta Bilderberg,
los titiriteros de la alianza occidental por la
supremacía de los poderosos (banqueros y
centros financieros, líderes de negocios,
dueños de medios de comunicación,
corporaciones y trasnacionales, intelectuales
liberales, políticos y monarcas) han
establecido, y en cierta medida acuñado, el
actual orden mundial.
Los “dueños” del mundo
5. Para apoderarse del verdadero
sistema de poder mundial,
la conspiración de la élite rica se ha
valido de diversas maniobras que van
desde operaciones psicológicas
destinadas a distraer la población
mediante su industria cultural,
innovaciones tecnológicas basadas
en obsolescencia programada,
amarillismo noticioso (homicidios,
trasgresiones y crímenes), a fin de
devastar la confianza en el prójimo
y exacerbar el individualismo;
asesinato de líderes que se les opone
o constituyen riesgo para sus fines,
auspicio de guerras, tráfico de armas
y drogas, control de los sistemas
de pagos internacionales, etc.
6. Han logrado influir en el imaginario
popular a tal punto, que uno de los
correlatos más comunes entre la
población es el deseo de imitar las
“hazañas” logradas por los nuevos
millonarios, en su mayoría publicitados
por la revista Forbes (Bill Gates, Mark
Zuckerberg, Steve Jobs, Warren Buffet,
Jeff Bezos, etc.).
En realidad, la lista Forbes es una
cortina de humo que muestra
millonarios de segunda monta, al
desviar la atención sobre las actividades
ilegítimas que efectúan los verdaderos
ultra-ricos patronos del mundo, en
esencia los dueños de la Reserva
Federal y Bilderberg Boys.
8. Últimamente, los poderes
hegemónicos del mundo han venido
acuñando un claro ataque a lo que
fuera uno de sus experimentos
iniciales, la ONU.
A instancias de sus intereses de clase,
este organismo habría perdido
pertinencia dado que su principal
propósito fundacional como garante de
la paz ha eclipsado por la vía de los
hechos: la disposición presente de
“fuerzas compensadas”, al occidente
con el poderío militar de la OTAN y, al
oriente, con el apresto de potencias
aliadas como Rusia y China.
9. EE.UU. ha venido reduciendo financiación a
programas de ayuda a acuerdos históricos de la
ONU como en Palestina, al tiempo que enuncia
con total nitidez que solo apoyarán a sus países
aliados.
Se ha retirado del acuerdo de París; ha venido
tiroteando a la Organización Mundial de
Comercio; desconociendo instancias
supranacionales como el Tribunal de la Haya,
entre otras acciones que dan cuenta de la clara
determinación por escalar el deterioro de
Naciones Unidas y de su órbita institucional.
11. El mecanismo de la ONU se ha
marchitado y la demanda de los
pueblos del orbe por medidas
urgentes en favor del desarrollo y
la vida, no admiten reformas
cosméticas.
La refundación de la ONU es un
paso necesario que debe
entenderse como acción
transitoria hacia un sistema de
gobierno mundial que, en todo
caso, coloque el acento en los
intereses de las mayorías, antes
que en las pretensiones
hegemónicas de los poderosos
del mundo.
12. Hugo Chávez en su discurso del 15 de septiembre de 2005
ante la Sexagésima Asamblea General de la Organización de
Naciones Unidas, demandaba acciones en pro de la
refundación del organismo que al día de hoy gozan de plena
vigencia:
“La expansión del Consejo de Seguridad tanto en sus
categorías permanentes como en las no permanentes, dando
entrada a nuevos países desarrollados y a países en desarrollo
como nuevos miembros permanentes”.
“La necesaria mejora de los métodos de trabajo para
aumentar la transparencia, el respeto y la inclusión”.
“La supresión inmediata del veto en las decisiones del Consejo
de Seguridad, ese vestigio elitesco es incompatible con la
democracia, incompatible con la sola idea de igualdad y de
democracia”.
“El fortalecimiento del papel del Secretario General, sus
funciones políticas en el marco de la diplomacia preventiva”.
13. La noción de gobierno global
para la especie humana
14. Retomar el espíritu de la Resolución 3.201 de la
ONU es la dirección correcta, pero para que ello
se materialice, se amerita determinación y
voluntad política.
Se ha dicho que su refundación sería apenas un
curso transitorio y, ciertamente lo es, la visión
coherente del futuro como especie se ha de
apoyar en un sistema más potente que asegure
la preservación de la vida a la superhumanidad
en ciernes.
Un sistema de gobierno universal
transparente, democrático, con gobernantes
que aseguren el equilibrio entre todas las
civilizaciones que coexisten en el globo, con
acento en los valores intrínsecos de
una humanidad humilde, solidaria e inclusiva,
y sin manipulaciones a la opinión pública.
16. Nuestra inmensa semejanza con
los reinos de los demás seres vivos
del planeta (animales, plantas,
bacterias, hongos y algas) en
términos del comportamiento
individual y social, así como por la
enorme herencia genética
compartida, nos hace miembros
de una comunidad terrestre
altamente dependiente y
entrelazada.
Por tanto, nuestra superioridad
intelectual nos obliga a sostener
la armonía sobre los cuales se
apoya la vida misma (social,
biológica, ambiental, física y
química).
17. No es aventurado predecir que
la inteligencia colectiva prosperará, a
pesar de los fangos de la diatriba
económica y política que copa la
atención de las mayorías en la
coyuntura actual, a pesar de las
agendas hegemónicas de los
poderosos, a pesar de las limitaciones
de las instituciones supranacionales.
El interés superior de nuestra especie
devendrá en trascendencia.