1. LOS TRES TESOROS
Había una vez un muchacho que heredó tres tesoros de su padre, cada uno de ellos en un arcón cerrado.
El primer arcón era grande y muy pesado. En él estaba la palabra escrita TALENTOS, y estaba llena de monedas de oro y
plata, una fortuna con la que podía comprar el mundo.
El segundo aun era más grande y pesado. En él estaba grabada la palabra COMPASIÓN y estaba lleno de anillos mágicos.
Cada anillo permitía a la persona que lo llevaba sentir las emociones de la persona o criatura que deseara.
El tercero era el mayor de los tres y también el más pesado. En él estaba escrita la palabra HONOR, pero el muchacho
desconocía su contenido.
El chico tenía dos llaves, una para el arcón de los TALENTOS y otra para el de la COMPASIÓN. Pero su padre no le había
dejado la llave del HONOR. Su padre le había dicho que debía usar los talentos y que la compasión... era algo que
siempre debía tener a mano y a plena disposición. El honor, le había dicho, es algo que suele desaprovecharse
fácilmente. Para poseerlo, el muchacho debía encontrar por sí mismo la llave que abría el arcón.
El chico cogió el gran arcón de los talentos y lo gastó con cuidado.Por cada talento que gastaba recibía de un hombre el
título de una parcela de tierra, y acabó poseyendo el mundo entero.
Después cogió el arcón más grande y pesado:el de la compasión. Uno tras otro se colocó todos los anillos en los dedos y
pudo comprender las esperanzas y los temores de todas las personas y animales del mundo.Cuando hubo acabado, los
amaba a todos y se convirtió en un gran gobernante.
Por último cogió el arcón del honor y buscó una llave para abrirlo.Donde quiera que fuese, ordenaba a sus sirvientes que
llevaran todas las llaves que encontraran y que las probaran. Mucha gente lo instó a que rompiera el arcón y viera su
contenido, pero el joven rechazó la sugerencia, porque la violencia no podía ser la llave del honor.Durante 10 años dio la
vuelta al mundo sin encontrar la llave del honor.
- Alguien la esconde - pensaba -, pero la encontraré.
Volvió a salir de su mundo, llevándose con él el arcón de la compasión.Cuando alguien se acercaba para darle más llaves
se ponía un anillo para ver si sus corazones escondían alguna llave especial que le permitiera abrir el arcón. Muchos
volvieron a insistir en que rompiera el arcón, pero el hombre, ya mayor, se negó.Volvió a viajar durante 20años más
pero no consiguió encontrar la llave del arcón del honor.
- Poseo el mundo y los corazones de todos sus habitantes - pensaba -¿Como puede un hombre sin honor gobernar el
mundo y sus corazones?.
Volvió a salir al mundo, llevándose consigo tambien el arcón de los talentos, lleno de heroicidades.
- No he encontrado la llave del honor y no puedo gobernar este mundo nilos corazones de su gente si no tengo honor -
dijo a sus servidores,entregando a cada uno de ellos una parcela de tierra y un anillo mágico.
Muchos volvieron a insistir en que rompiera el arcón, pero el anciano se negaba constantemente. En los últimos 40 años
había recorrido el mundo tres veces y ya era un hombre muy mayor.Ya sólo le quedaban tres arcones, dos de ellos
vacíos y uno que no podía abrir.
- En una ocasión el mundo y toda la gente me pertenecieron. Ahora mis talentos han desaparecido, se me ha acabado la
compasión y no tengo nada que dejarle a mi hijo, salvo este arcón que no puedo abrir.
Pero cuando tocó el arcón con la mano, éste se abrió y vió que en su interior había dos arcones cerrados. En uno estaba
la palabra grabada TALENTOS, y en el otro COMPASIÓN, y cada uno tenía su llave puesta.
2. - Ahora lo entiendo -se dijo-. El honor no es algo que pueda gastarse o utilizarse,sino algo que hay que consevar.La clave
del honor es conservarlo, siempre, y transmitírselo a tu hijo como herencia. ¡Como me alegro de no haberme cansado
nunca de cargar con él y de no haberlo roto para conocer su contenido!.
Con mucho cuidado sacó los arcones de los TALENTOS y de la COMPASIÓN fuera, y al cerrar el del honor, vacío,el arcón
volvió a pesar lo mismo que cuando tenía los dos arcones en su interior. Entonces hizo llamar a su hijo.
- Hijo, yo ya soy muy mayor y me gutaría darte estos tres tesoros...
Un Extraño Honor
El árbol sabe, con sus raíces y sus ramas,
todo aquello que puede ser un árbol:
¿o acaso también falta
a su mitad visible otro esplendor
que es lo que está sufriendo y anhelando?
No lo sabemos. Pero él
no necesita conocerse. Basta
que su misterio sea, sin palabras
que vayan a decirle lo que es, lo que no es.
El árbol, majestuoso como un árbol,
lleno de identidad hasta las puntas,
puede medirse cara a cara con el ángel.
Y nosotros ¿con quién nos mediremos,
quién ha de compartir nuestra congoja?
Ved ese rostro, escrutad esa mirada
donde lo que brilla es un vacío,
repasad como en sueños
esas líneas dolorosas en tomo de los labios,
ese surco que ha de ahondarse en la mejilla,
la desolada playa de la frente,
la nariz como un túmulo funesto. ¡Qué devastado reino,
qué fiero y melancólico despojo, humeando todavía!
Sólo otro rostro podría comprenderlo.
Así nos miramos cara a cara, el alma desollada,
con el secreto júbilo insondable que nos funda,
que está hecho de vergüenza
y de un extraño honor.