La progresión de la crisis minera sigue una lógica destructiva e inexorable. Si en un primer momento son las recaudaciones fiscales las que más resienten sus efectos, seguidamente son las empresas y unidades productivas las que se ven comprometidas, al tener que lidiar con un cuadro complejo de menos ingresos versus costos crecientes y obligaciones financieras que no perdonan. Y es entonces cuando se pone en juego la estabilidad laboral y la permanencia de los puestos de trabajo.
EL HALVING DEL BITCOIN: REDUCIR A LA MITAD EL MINADO DE LOS MINEROS.
Salarialismo pone en riesgo empleo minero
1. Salarialismo desmedido pone en peligro el trabajo minero
Henry Oporto
La persistente caída de precios de los minerales está detonando una crisis de grandes dimensiones
en la minería nacional, con impactos múltiples en el valor de las exportaciones de minerales, en los
ingresos fiscales, en la sostenibilidad de las operaciones mineras estatales y privadas, en la salud
financiera de las unidades productivas y, lo peor de todo, en la estabilidad de los puestos de
trabajo generados alrededor de las actividades mineras.
En este contexto, son más frecuentes las noticias y otros informes –no siempre públicos- acerca de
reducción de personal, de supresión de contratos temporales, de jubilaciones anticipadas, incluso
de despidos, o simplemente de abandono de actividades, tal como ocurre en el sector
cooperativo. Son respuestas emergentes de la crisis minera, que debieran alarmarnos a todos. No
obstante, hay todavía quienes prefieren mirar para otro lado -como si así se pudiera eludir los
problemas-, en una falsa ilusión de normalidad, y sin medir las consecuencias.
Presiones salariales que precarizan el empleo
Desgraciadamente, el resultado de los ajustes salariales, en estos años, al margen de la
productividad e incluso por encima de la inflación, no es una mejoría en la calidad del empleo en
Bolivia; tampoco lo es la estabilidad laboral, la seguridad económica y un bienestar familiar
sostenible. Por el contrario, la expansión de las actividades informales y, consiguientemente, del
subempleo, ha sido un fenómeno intenso, constante, incontenible, y en casi todas las ramas de la
economía. De ahí por qué entre el 50 y 60% del empleo se halla situado en el sector informal. Pero
no solo eso. Según los datos de la Encuesta de Hogares, solamente 8 de cada de cada 100 puestos
de trabajo son empleos con arreglo a la legislación laboral; o sea, tienen ítem, son estables y de
duración indefinida, cuentan con seguro de salud, aguinaldo, vacaciones anuales pagadas, etc. En
cambio, la inmensa mayoría de los empleos son informales, eventuales y generalmente mal
remunerados; desprovistos de protección laboral, tanto como de los beneficios de la seguridad
social. En ello consiste la precarización del empleo.
La paradoja de una política salarial que somete a las empresas a una incesante presión salarialista
(incrementos anuales y retroactivos al salario mínimo nacional y al básico, dobles aguinaldos,
pagos obligatorios de quinquenios y otras medidas que suben las cargas sociales para los
empleadores), sin la contrapartida de incrementos de productividad laboral, se observa en el
aumento desproporcionado del costo laboral de las empresas. Ello, por cierto, desincentiva la
creación de empleo formal, protegido y digno y, en última instancia, de fuentes de trabajo que son
las propias empresas. De ahí que muchas de ellas, que no pueden escapar hacia la informalidad,
permanezcan formales al precio de no crecer y apenas mantenerse y sobrevivir, mientras que los
nuevos emprendimientos se refugian en la informalidad, donde no existe protección al trabajador.
Por si fuera poco, algunos sectores están más castigados que otros. Este es el caso de la minería,
tal como se puede apreciar en el cuadro siguiente:
2. La industria minera es el sector que más carga salarial ha absorbido: 116% en el salario medio
nominal, entre 2008 y 2014. Los ajustes salariales en la minería fueron 2.5 veces mayores que el
promedio nacional (46%). Este extraordinario incremento de la carga salarial en el sector minero
es fruto de casi 500% de aumento en el salario nominal de los obreros sin especialidad y de un
141% de alza en el salario de los trabajadores más especializados (datos del INE, para el período
2008-2013). Además de la presión de los decretos de incremento salarial, el mismo contexto de
bonanza económica -particularmente en las cooperativas-, ha empujado al alza las
remuneraciones, forzando a las empresas a subir salarios para no perder trabajadores.
Sube el costo laboral pero desciende la productividad
A las autoridades de gobierno debiera llamarles la atención que en el lapso de 5 años (2008-2013),
el costo de la mano de obra en el sector minero privado hubiera subido en más de 220%, mientras
que el valor de la producción de minerales lo hiciera únicamente en 28%. Los datos del siguiente
cuadro son por demás elocuentes:
DESCRIPCIÓN Jun. 2008 Jun. 2014(p) VAR %
GENERAL 2.533,00 3.703,00 46%
Extracción de Minerales 2.038,00 4.404,00 116%
Elaboración de Productos Lácteos 1.849,00 2.952,00 60%
Fabricación de Productos Textiles, Prendas de Vestir, Productos de Cuero y Zapatos 1.035,00 1.939,00 87%
Producción de Madera y Fabricación de Productos de Madera y Corcho, excepto
Muebles 1.000,00 2.038,00 104%
Fabricación de Productos Elaborados de Metal, Maquinaria, Equipo y Fabricación de
Metales Comunes 1.201,00 2.117,00 76%
Construcción 1.913,00 3.244,00 70%
Hoteles 1.784,00 3.240,00 82%
Restaurantes, Bares y Cantinas 882 1.700,00 93%
Servicios Inmobiliarios, Empresariales y de Alquiler 3.052,00 4.652,00 52%
BOLIVIA: SALARIO MEDIO NOMINAL, SEGÚN ACTIVIDAD ECONÓMICA (En Bs.)
Fuente: INE
3. Como proporción del Valor Bruto de Producción (VBP) en la minería, los salarios y remuneraciones
han pasado, en esos 5 años, de representar el 9% a significar el 22%. Si se compara este costo
contra el volumen de exportación de minerales, se tiene que en promedio (en 2008), un
trabajador correspondía a 17 toneladas netas exportadas, mientras que en 2014 este cociente cae
a 11 toneladas. De otro lado, comparando el costo laboral contra el valor de exportado de
minerales, se ve que el costo laboral que, en 2008, representaba el 14% del valor exportado de
minerales, en 2014 pasa a representar el 34%. Son indicios claros de una caída en la productividad
laboral minera.
La situación más dramática se da en la minería estatal. En Huanuni, por ejemplo, ya para 2012 el
costo labor había escalado a 60% del valor neto de ventas, reflejando el impacto del aumento de
la planilla de personal que, a raíz del decreto de nacionalización de 2006, incrementó el número de
trabajadores de 800 a alrededor de 5.000. No es, pues, casual que esta empresa se encuentre en
un estado de virtual quiebra técnica, y obligada a reducir trabajadores.
Quemar la casa para pasar el invierno
Esta metáfora es apropiada para describir los efectos perversos de un salarialismo corto de miras,
guiado por razones políticas y circunstanciales antes que por objetivos socio-económicos y de
desarrollo y, por lo mismo, insostenible en un mediano plazo. En tiempos de bonanza económica,
y sobre todo de altos precios internacionales, como fueron los que en fortuna le tocó vivir a la
industria minera entre 2005 y 2012, los efectos perversos podían pasar desapercibidos, pero
cuando la economía, y en particular la minería, sufren los embates de un drástico descenso de
precios, como hoy en día, ya no es posible ocultar la realidad ni resistirse a enfrentar los
problemas. Lo contrario puede ser suicida.
La progresión de la crisis minera sigue una lógica destructiva e inexorable. Si en un primer
momento son las recaudaciones fiscales las que más resienten sus efectos, seguidamente son las
empresas y unidades productivas las que se ven comprometidas, al tener que lidiar con un cuadro
Indicadores de Costo Labor y Productividad
2008 2013 Var %
Numero de Trabajadores Mineros Privados 55.203 82.000 48,5%
Salario Medio Nominal - INE1 2.038 4.400 115,9%
Costo Labor Aproximado 13 pagos (Mill Bs.)2 1.463 4.690 220,7%
Valor Bruto de Producción Minería(3) 16.415 20.994 27,9%
Costo Labor / VBP Minera 9% 22% 150,8%
Exportaciones Minerales (Valor FOB - en Mill. Bs.) 10.586 13.683 29,3%
Exportaciones Minerales (Peso Neto - Miles de TN) 994 1.175 18,2%
Total trabajadores mineros (privados y estatales) 60.042 106.548 77,5%
Volumen Exportación por trabajador minero (TN neta) 17 11 -33,4%
Costo Labor / Valor FOB export. Minerales 14% 34% 148,1%
Fuente: Elaboración en base a datos del INEy Encuesta de Hogares (2013 y 2008)
1. Datos del INE
2. Calculo de trabajadores en mineria a partir de Encuestas de Hogares
3. Incluye a la minería estatal -no existe dato segmentado para privados
4. complejo de menos ingresos versus costos crecientes y obligaciones financieras que no perdonan.
Y es entonces cuando se pone en juego la estabilidad laboral y la permanencia de los puestos de
trabajo. Hay indicios de que la minería se dirige hacia ese punto donde la cuestión fundamental es
cómo evitar el cierre de operaciones y que miles de trabajadores se queden sin trabajo.
Los bolivianos sabemos muy bien cuan dramáticas y dolorosas son las consecuencias de una
desocupación masiva en las minas. Evitar que ello ocurra es una responsabilidad de las empresas
públicas y privadas, de las cooperativas, pero ante todo del gobierno nacional, que tiene que saber
que algunas decisiones equívocas, y especialmente en el terreno de la política salarial, pueden
terminar por herir de muerte a un sector convaleciente, pero del cual depende la seguridad
económica de más de cien mil familias de mineros así como de regiones enteras del país.
La prioridad: preservar el trabajo minero
El objetivo primordial y común, para todos los actores de la minería, no puede ser otro que cuidar
las fuentes de trabajo y, por tanto, la estabilidad social en la minería. En ese sentido, gobierno,
empresarios y cooperativistas, tendrían que estar dispuestos a conjuntar voluntades, forjar
acuerdos, articular esfuerzos y capacidades en torno de un plan anticrisis, que tenga como eje
central la preservación del empleo en la minería.
Y es que una respuesta eficaz a la crisis minera, que, por cierto, demanda un conjunto coherente y
robusto de medidas urgentes, y de otras acciones consistentes de largo aliento, no puede menos
que contemplar el imperativo de una nueva política salarial, la misma que, velando por el
bienestar de los trabajadores, sea también una palanca de impulso a la producción, las
inversiones, la productividad; de fortalecimiento de las empresas y cooperativas mineras; de
formalización y expansión de un empleo minero de calidad.