4. Los jóvenes de hoy tienen nuevas
destrezas cognitivas: son nativos digitales
5. La escuela que conocemos fue pensada para
otros tiempos y otros alumnos : enfrenta uno de
sus mayores desafíos de transformación
Notas del editor
La educación ha sido considerada por mucho tiempo el eslabón privilegiado que articula la integración cultural, la movilidad social y el desarrollo productivo. Sobre este carácter de “gran eslabón” de la educación existe hoy un consenso amplio, sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados durante las últimas décadas los sistemas educativos de América Latina aún enfrentan problemas estructurales importantes que obstaculizan el logro de una educación de calidad con cobertura extendida en los países de la región. Casi el 50% de la población entre 5 y 19 años de los países latinoamericanos, que la CEPAL estimaba en más de 150 millones en el año 2005, está fuera de los sistemas formales educativos y con una preparación que no les permite una integración con posibilidades de ascenso en el mundo laboral.
A esto se suma un coro cada vez mayor de voces disidentes a los modelos educativos y a los contenidos que forman parte de los currículum actuales y que en lo sustancial fueron diseñados para satisfacer las demandas de una sociedad muy distinta a las sociedades del conocimiento. Los cambios vertiginosos de la sociedad moderna ponen en cuestión qué es lo que se debe enseñar y cómo se aprende.
La presentación que sigue pretende ser una contribución de UNESCO al debate sobre qué es una educación de calidad en la era digital, y a la búsqueda de respuestas a las preguntas acerca del aporte de las TIC a esta “nueva” educación.
Para nadie es un descubrimiento que el mundo está cambiando a una velocidad sorprendente. Vivimos tiempos de grandes transformaciones sociales y tecnológicas que modifican de manera profunda las relaciones humanas. El acceso y producción de conocimiento pasan a ser los motores del desarrollo. Las nuevas formas de conectividad están en el corazón de la globalización. Un periodista, el señor Thomas Friedmann, nos sorprende al declarar que el mundo ha vuelto a ser plano de la mano de las nuevas tecnologías, todo está a un click de distancia. Las democracias se enriquecen, las personas inician una nueva fase de participación y control social y de activismo a través de las redes sociales; se está conformando un nuevo orden mundial y el cyber-ciudadano está en su centro, con más poder en sus manos que nunca. La tecnología digital se hace presente en todas las áreas de actividad y colabora con los cambios que se producen en el trabajo, la familia y la educación, entre otros. ¿Está la educación formando par este nuevo orden?
Los fenómenos anteriores ejercen una enorme presión sobre los sistemas educacionales, que tienen grandes dificultades para adaptarse a los cambios que provienen de otras esferas sociales. La educación se ve desafiada a formar a las personas que habitarán esta compleja sociedad global. Adicionalmente, las escuelas se enfrentan a la necesidad de innovar en los métodos pedagógicos si desean convocar y ser inspiradoras para las nuevas generaciones de jóvenes también llamados “nativos digitales” (Prensky, 2001).
Los sistemas educativos se ven enfrentados así a la necesidad de una transformación mayor e ineludible, cual es evolucionar desde una educación que servía a una sociedad industrial a otra que prepara para desenvolverse en las sociedades del conocimiento. Las y los estudiantes deben ser preparados para desempeñarse en trabajos que hoy no existen y deben aprender a renovar continuamente una parte importante de sus conocimientos y creencias, deben desarrollar nuevas competencias coherentes con este nuevo orden: habilidades de manejo de información, comunicación, resolución de problemas, pensamiento crítico, creatividad, innovación, autonomía, colaboración, trabajo en equipo, entre otras
En paralelo al fenómeno anterior o como consecuencia del mismo, las nuevas generaciones viven altamente expuestas a la tecnología digital y esto pareciera estar afectando sus destrezas cognitivas.
En efecto, se trata de jóvenes que no han conocido el mundo sin Internet, y para los cuales las tecnologías digitales son mediadoras de gran parte de sus experiencias con ese mundo. Están desarrollando algunas destrezas distintivas tales como: absorben gran cantidad de información fuera de la escuela, toman decisiones muy rápido y están acostumbrados a obtener respuestas casi instantáneas frente a sus acciones, tienen una sorprendente capacidad de procesamiento paralelo, son altamente multimediales y al parecer, aprenden de manera diferente.
Claramente, el modelo de clase tradicional fue diseñado para otros alumnos, otros tiempos y para desarrollar otro tipo de competencias. Hoy, el modelo de clase expositiva, en el que un profesor transmite su conocimiento a un grupo de alumnos a los que se les pide absorber de manera pasiva ese conocimiento, está haciendo crisis. No resulta entonces sorprendente que los alumnos de hoy tengan dificultades en atender una clase de este tipo de 45 minutos expositiva. Los períodos largos de atención, el desarrollo de una actividad por vez, entre otras cosas, aún continúan en las escuelas, enfrentando las nuevas prácticas de los estudiantes, acostumbrados a:
Acceder a información a partir de fuentes digitales, no impresas.
Dar prioridad a las imágenes en movimiento y a la música por encima del texto.
Sentirse cómodos realizando múltiples tareas simultáneamente.
Obtener conocimientos procesando información discontinua y no lineal.
Uno de los dramas de la educación moderna es que alumnos del siglo 21 están siendo enseñados por profesores del siglo 20 utilizando modelos pedagógicos del siglo 19
La educación ha sido considerada por mucho tiempo el eslabón privilegiado que articula la integración cultural, la movilidad social y el desarrollo productivo. Sobre este carácter de “gran eslabón” de la educación existe hoy un consenso amplio, sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados durante las últimas décadas los sistemas educativos de América Latina aún enfrentan problemas estructurales importantes que obstaculizan el logro de una educación de calidad con cobertura extendida en los países de la región. Casi el 50% de la población entre 5 y 19 años de los países latinoamericanos, que la CEPAL estimaba en más de 150 millones en el año 2005, está fuera de los sistemas formales educativos y con una preparación que no les permite una integración con posibilidades de ascenso en el mundo laboral.
A esto se suma un coro cada vez mayor de voces disidentes a los modelos educativos y a los contenidos que forman parte de los currículum actuales y que en lo sustancial fueron diseñados para satisfacer las demandas de una sociedad muy distinta a las sociedades del conocimiento. Los cambios vertiginosos de la sociedad moderna ponen en cuestión qué es lo que se debe enseñar y cómo se aprende.
La presentación que sigue pretende ser una contribución de UNESCO al debate sobre qué es una educación de calidad en la era digital, y a la búsqueda de respuestas a las preguntas acerca del aporte de las TIC a esta “nueva” educación.