El documento discute la relación entre el arte y la religión a través de la historia. Explica que el arte ha servido tradicionalmente para expresar ideas y sentimientos religiosos, y que en las culturas antiguas a menudo tuvo una función ritual o mágica asociada con la religión. También analiza cómo diferentes disciplinas artísticas como la pintura, la escultura y la arquitectura han representado visiones religiosas del mundo a lo largo del tiempo.
2. El arte es uno de los principales medios por los que el
ser humano se expresa, además de que manifiesta sus
ideas y sentimientos, podíamos decir también que es la
forma como se relaciona con el mundo.
Su función puede ser sólo práctica, pero también
puede ser ornamental, puede tener un contenido
religioso o simplemente estético, puede ser duradero o
efímero.
5.1 NOCION DE ARTE
3. El arte es un componente de
la cultura y en él se ve reflejado:
• el modo de vivir de las personas
• sus ideas
• sus valores
• se nota su condición económica
y social
El arte que produce un pueblo,
trasciende el espacio y el tiempo.
4. Con la aparición del Homo
sapiens, el arte tuvo en principio
una función ritual, mágica o
religiosa (arte paleolítico).
Pero esa función cambió con la evolución del ser
humano, adquiriendo un componente estético y una
función social, pedagógica, mercantil o simplemente
ornamental
5. El término arte procede del latín ars, y se utiliza para
designar a las disciplinas relacionadas con lo estético y lo
emotivo, mediante la cual se expresan ideas o emociones;
se transmite una visión del mundo mediante diversos
recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros y
corporales.
En la Grecia antigua se clasificaba el
arte en seis disciplinas: la arquitectura, la
danza, la escultura, la música, la pintura y
la poesía (literatura). Más adelante,
comenzó a incluirse al cine como el séptimo
arte
6. Dependiendo de la disciplina, el arte se vale
de diferentes lenguajes y medios:
• la pintura: las formas y los colores
• la escultura: los volúmenes y las formas
• la arquitectura: las formas y el espacio
• la literatura: las palabra
• la música: los sonido
• la danza: el movimiento y la expresión
corporal.
7. Las diferentes disciplinas artísticas, tienen un
conjunto de técnicas y patrones específicos que se
adaptan o rompen, con los criterios estéticos dominantes
de cada época, como la belleza, la armonía o el equilibrio, y
tienen un estrecho vínculo con esta y con las ideas o
conceptos relativos al arte, la filosofía o la sociedad.
En sus inicios el arte tuvo una
función sobre todo ritual, casi siempre
asociada a la magia y la religión, pero
con el transcurrir del tiempo esto se
fue modificando y se le han ido
atribuyendo al arte funciones sociales,
pedagógicas u ornamentales.
8. Desde siempre el arte ha acompañado, así como a
ayudado al hombre a expresar su más profundo sentir
religioso, volviéndose un elemento determinante en el
proceso de ritualización del culto en cualquier pueblo, en la
historia de la humanidad.
5.2 PANORAMA HISTORICO
Arte y rito están profundamente ligados
entre sí, los testimonios más antiguos de esto
lo encontramos en lo que se llama arte
prehistórico, donde a través de grafitis o
figuras de criaturas animales o humanas, no
sólo reflejan un valor estético, sino también
hay una expresión espiritual de su modo de
concebir la vida.
9. Los signos gráficos han servido al hombre desde sus inicios para
expresa lo inexpresable, sea de una realidad que los trasciende y no
entienden, o simplemente para expresar sus deseos, anhelos y
esperanzas.
la columna (Cipo) consagrada con óleo y clavada en la tierra
es expresión del ser religioso del hombre; el lugar que en la
mente del pueblo o de las personas, tiene características
que lo ponen en contacto con lo divino, todo esto es signo
de la manera como la persona fiel confía y cree en la
presencia de Dios, expresándolo a su modo de muchas
formas.
El grabado rupestre del animal perseguido por los
perros o herido por la flecha, aun antes de que esto
suceda adelantándose a la acción misma, es una acto
religioso y propiciatorio; la máscara o el maquillaje que
transforma el rostro y el cuerpo del hombre, encarnan
el espíritu y lo hacen presente;
10. En muchas culturas antiguas el acto
propiciatorio o de agradecimiento era expresado
mediante manifestaciones artísticas bellamente
elaboradas.
El culto a los muertos ha sido un buen espacio
de expresión de un anhelo y preocupación sobre lo
que sucede después de esta vida, por lo que nos ha
legado grandes testimonios llenos de arte que
hablan por sí mismos de lo que se cree y se espera:
11. Enormes pirámides, urnas para depositar
los restos óseos o las cenizas (cinerarias) de
los difuntos.
Sarcófagos llenos de misterio y delicadeza que
hablan el lenguaje silencioso de la momia que se
encuentra dentro, o los mismos utensilios finamente
trabajados que acompañan las ofrendas.
12. En las diferentes religiones, la grandiosidad del
templo, o la preciosidad de la figura o imagen son
elementos que expresan ya la sacralidad; en la cultura
hebrea y su culto, el valor artístico y material del
objeto litúrgico no constituían su sacralidad, pero si
eran una exigencia necesaria.
Esta misma concepción va a pasar al cristianismo,
por lo que el arte va a acompañar el desarrollo y
crecimiento de la comunidad de seguidores que creen
en Cristo como su Salvador.
13. La prohibición de la representación antropomórfica
en la tradición judía y el aniconismo islámico (los
artistas no deben representar figuras religiosas como
divinidades o profetas),
ofrecen una clara opción de sistemas
fundamentalmente no figurativos.
14. Otros pueblos han practicado cultos naturalistas o
panteístas, en los que destaca un sistema de signos
recurrentes en sus productos artesanales.
Hay una vasta gama de signos zoomórficos,
fitomórficos y sobre todo signos informales y
abstractos de tipo geométrico o amorfo que
proporcionan un nuevo vocabulario, que tiende a un
sistema de geometrización o estilización.
15. Es por eso que cuando se estudia el
arte a través del tiempo, es inevitable
mirar su paso por la mente y conciencia
religiosa del hombre que busca relacionarse
con la divinidad, y para eso va a recurrir a
su creatividad y talento artístico,
proporcionándole un marco de expresión y
lenguaje no hablado que grita su fe, y lo
lleva a otros espacios insospechados.
Este inmenso vocabulario de signos,
formas y composiciones tiene una profunda
relación con el mundo denso de los
espíritus o de otros seres demoníacos, que
presiden o protegen un lugar, una actividad
o una determinada acción humana.
16. En el mismo arte occidental,
los principales estilos como el
paleocristiano, el románico, el
gótico, el renacentista, el
barroco, están definidos por
obras de carácter religioso que
reflejan las etapas de la
historia de la fe, y evidencian la
espiritualidad que caracteriza al
arte mismo.
17. 5.3 LO SAGRADO Y LO PROFANO
El carácter sacramental de una celebración litúrgica convierte el
binomio profano-sagrado en una “alteridad de continuos” y no en una
disyuntiva de opuestos.
Todo sacramento en su estructura fundamental no es sino una realidad
cósmica “profana” que pertenece a un tiempo, a la naturaleza, a la cultura, al
mundo y a la historia, pero que recibe por el misterio de Cristo un nuevo
significado, y un nuevo modo de ser: lo “sagrado”, que expresa su verdad más
radical.
Lo sagrado y lo profano están en un horizonte de
continuidad y no de ruptura, ya que comparten el mismo
espacio y tiempo, el mismo universo “cosmificado” por
Dios donde no es necesario mirarlos desde una
perspectiva dualista, o en contraposición: Dios y el mundo.
18. Un ejemplo lo tenemos en la Eucaristía que, en virtud del
mandato de Cristo, el trigo y el fruto de la vid (naturaleza),
son presentados como pan y vino (cultura), para convertirse
por la consagración en el sacramento de su Cuerpo y su Sangre,
presencia sacramental del cuerpo entregado, y la sangre
derramada por nuestro Salvador en la cruz.
En la concepción cristiana (bíblica y litúrgica) del mundo y
la historia, lo sagrado y lo profano no son sino dos modos de
acontecer, del mismo y único cosmos creados por Dios. De esta
manera lo sagrado y lo profano, se muestran como dos
modalidades relativas, pero no contrapuestas.
19. La economía del misterio encuentra su valor en la percepción que
surge, de esta realidad sagrada y profana en que no se contraponen,
sino que se complementan.
El valor de esta realidad no está fundada en una polaridad
dialéctica que los separe y aleje, ya que una concepción dualista
convertiría la liturgia en un hecho absolutamente contradictorio, al
impedir que se asuma el mundo y la cultura como mediaciones, en
donde Dios se manifiesta y da cuenta de su presencia al hombre.
Para algunos, lo sagrado y lo profano son dos realidades o dos
mundos radicalmente opuestos, profundamente heterogéneos, como
cosmos y caos, como lo real y lo irreal (Durkheim), separados entre
sí por un abismo (M. Elide), en donde no se puede dar ninguna
solidaridad entre lo sagrado y lo profano (J.P. Audet).
20. Una visión donde el mundo no puede ser tenido como bueno, ni mucho
menos como santo porque se escapa a esas categorías.
Sin embargo, sagrado y profano participan de un mismo origen: el mundo
creado por Dios y hecho cultura por el hombre; tienden ambos hacia un
mismo fin que es la recreación de Dios al final de los tiempos, la
cristificación del universo, llegar al punto Omega (T. de Chardin). En este
sentido entonces “la meta del culto y la meta de toda la creación es la
misma: la divinización” (Ratzinger).
En la percepción cristiana, aunque Cristo a santificado
al mundo entero eso no significa en consecuencia que todo
es sagrado, así como tampoco se puede sostener el
equívoco teológico que afirma que Cristo a liberado al
mundo y a los hombres, entregándolos a su verdadera
mundanidad y profanidad.
21. Ni todo es sagrado ni todo es profano, la consistencia cósmica
primordial “lo profano”, puede ser asumido mediante la celebración
litúrgica por la presencia del misterio, que se constituye en sacramento,
lugar primordial y ámbito de encuentro para que Dios se manifieste y
comunique a los hombres, adquiriendo un nuevo significado y una nueva
realidad.
22. Cuando se reduce lo sagrado y lo profano a un monólogo
antropológico, se convierte la relación trascendental gratuita
del hombre con Dios, en una quimérica auto trascendencia.
Visto de esta manera, el hombre profana lo sagrado al
querer ocupar el lugar de Dios en el cosmos, elimina del
horizonte de su historia toda trascendencia ulterior a este
mundo, la cultura se diviniza y la fe se vuelve ideología, la
esperanza se vuelve utopía y la caridad se vuelve filantropía.
23. Debe haber una alteridad mutua de lo profano y lo
sagrado, en donde toma sentido la existencia del
hombre, del mundo, de la historia, de la cultura etc.
Porque son asumidos gratuitamente, para ser
consagrados por la presencia de Dios.
En la acción litúrgica se celebra la Gloria de Dios
junto a un cosmos - mundo e historia- que aquí y ahora -
espacio y tiempo- es santificado por obra del Espíritu
Santo, en un anticipo sacramental de su definitiva
glorificación escatológica.
24. 5.4 LA ICONOGRAFIA DE LA CULTURA
La relación que hay entre las religiones y los sistemas artísticos
nos permite abrir un inmenso abanico de opciones, organizadas
sobre aspectos poco comunes del arte, de su historia y de sus
teorías, y por último también en el arte sacro en cuanto a tal.
Esto nos lleva un planteamiento inicial que se concreta en una
pregunta:
¿el vínculo entre religiones y sistemas artísticos es
imprescindible?,
pero también es válida otra pregunta que surge como
consecuencia de la primera: ¿existe una especie de relación de
reciprocidad entre un mundo de creencias y el mundo de los signos
del que es expresión?
25. Este tipo de reflexiones puede ser realizada
tomando en consideración la historia de los
pueblos, de sus religiones y de sus expresiones
artísticas; indagando con sensibilidad
antropológico-cultural, y estando atentos no sólo
al mero registro de los hechos, sino buscando
vínculos y motivaciones.
Algunas relaciones entre religión y arte, han
generado nuevos modelos de expresión
prescindiendo de la figura y su representación
plástica, limitándose a las posibilidades simbólicas
al utilizar signos abstractos o decorativos, capaces
de traducir al arte un mundo de sabiduría, como es
el caso de las decoraciones textiles de las
alfombras sefarditas, de frente al ya mencionado
aniconismo islámico.
26. Esta tipología de sistema representativo, es quizás una de
las más difundidas en el planeta y cronológicamente, está
entre las primeras que apareció en el inmenso mundo de las
expresiones artísticas.
Los hallazgos arqueológicos que abarcan
múltiples culturas dan muestra de esto, y
basta mencionar solo algunos ejemplos que
van desde los dibujos rupestres en las
paredes y techos de muchas cavernas, las
decoraciones de “tambores lapones”, los
“cuencos” itálicos de la Edad de Hierro, o los
“mandala” tibetanos.
27. En las culturas en algún momento de su historia, se ha
llevado a su culmen el sistema figurativo perfeccionándolo para
hacerlo apto en su capacidad de representar la visión de la
realidad creada y redimida, en la que la belleza natural es signo
y expresión de la infinita Belleza de Dios.
El vínculo entre las religiones y los sistemas artísticos
aparece sólido y profundo, vivo y fecundo; cada sistema de
signos expresa un total de creencias, una visión religiosa del
cosmos y del hombre.
Y existe, también, de forma recíproca, un nexo fuerte e
indisoluble entre el signo y la idea religiosa, entre el sistema
artístico y el mundo religioso que los ha producido.
28. El hombre en su cultura ha sido
creado, pero es también creador;
su naturaleza creada está
enraizada en el cosmos, pero
llamada a fructificar en la
comunión divina.
Por eso es que cuando la
obra del artista se revela y
expresa la gloria de Dios, no es
otra cosa sino una manera en
que la creación es restituida en
su integridad, y la cultura se
vuelve iconografía del espíritu y
del hombre.
29. La obra de la cultura es en efecto revelación, y en esa
obra busca el artista manifestar la gloria oculta de Dios y
de la creación, aun cuando no tenga conciencia del espíritu
que lo ilumina.
En la vasija que modela, en los grabados que pinta, en el
poema que crea o en los colores con que decora su obra, el
artista trata de revelar el significado de una inmensa
sinfonía, donde él es instrumento insustituible y testigo
maravillado, a la vez que deja entrever a Aquel que quiere
que el mundo lo conozca.