Relaciones entre ciencia, la tecnologia, el arte y la religion
1. Ciencia, arte, religión
NAUKAS
Vivimos una época en la que la presencia de algunas manifestaciones violentas de
una de las religiones mayoritarias en el mundo inunda las noticias y condicionan la
geopolítica. El debate, habitualmente llamado “conflicto”, entre ciencia y religión se
mantiene vivoy fuerte. Quizás pueda ser útil una pequeña reflexión sobre la
esencia de ciencia y religión, apoyándonos en el arte.
Las teorías de la ciencia tienen por objeto explicar el funcionamiento del universo
sin que dicha explicación dependa de una perspectiva concreta del mundo o de un
observador determinado. Si bien, en la práctica, nunca se pueden abstraer
completamente de las percepciones y formas de pensamiento específicamente
humanas (de entrada se expresan por humanos para humanos) su éxito, nunca
expresadoen términos absolutos, siempre va a depender del contraste con una
naturaleza que no entiende de nuestros sentimientos o percepciones.
El arte, sin embargo, trabaja en función de visiones del universo expresadas de
forma muy concreta y adaptadas precisamente a las facultades sensoriales,
sensibilidades y emociones humanas. El éxitode una obra de arte se juzga por su
capacidad de evocar reacciones en los humanos que las perciben a lo largo del
tiempo, considerándose atemporales las llamadas obras maestras.
2. La religión comparte el objeto de la ciencia de dar una explicación del mundo tal y
cómo es, no cómo es para nosotros. Por ello los seguidores de una determinada
religión suelen asumir que el mundo es objetivamente de determinada manera.
Pero, a diferencia de la ciencia, y más cerca de la obra de arte, la religión afirma que
el universo tiene un propósito, una voluntad y una personalidad, ya que expresa
las intenciones de un ser trascendente.
Al presuponer la existencia de un ser trascendente, esto es, no físico, la religión
excluye la posibilidad de refutación directa por la experimentación en cualquiera de
sus formas. Incluso los actos que la religión considera malignos y el sufrimiento de
los humanos el creyente los toma habitualmente, y desde su cosmovisión no
irracionalmente, como consistentes con un propósito divino que, al ser
trascendente, los humanos no podemos comprender del todo.
Igualmente, aunque la religión da respuestas a las preguntas sobre el sentido y
significado de la génesis de la totalidad del universo (en algunos casos también de
su fin, definitivo o de ciclo), preguntas que surgen también en la ciencia pero que
ésta no puede, ni tiene por objeto, responder (al mantenerse dentro de un marco
empírico; fuera de él es filosofía, no ciencia), dichas respuestas de la religión, por
su apelación a la trascendencia, carecen de apoyo empírico directo.
Esto es, la religión, concebida adecuadamente, se basa en experiencias de
significado y valor, algo que a la hora de ser expresadoy explorado, es más propio
del arte que de la ciencia. Es por ello que las apelaciones a la pura racionalidad y a
la demostración experimental están llamadas al fracaso a la hora de enfrentarse a
los actos más extremos, en algunos casos muy violentos, de las personas que los
excusan como expresiones de una determinada religión o, más comúnmente, en los
llamados debates ciencia-religión. Digámoslo claramente, el movimiento que
personifica Dawkins está condenado al fracaso entre las personas religiosas, al
igual que los llamamientos a la compasión (cosmovisión cristiana) a un sunnita
radical (cosmovisión islámica yihadista radical) que amenaza la vida de un rehén.
Con todo, hay una pregunta latente en lo que hemos dicho sobre la religión: Al
apreciar valor y personalidad escritos en el mismo tejido del universo, de una
manera que no depende de nuestros deseos y anhelos personales, ¿está el creyente
religioso simplemente entregándose a una mera proyección psicológica de un
grupo humano?
A la hora de responder esta pregunta, cometido que dejamos al amable lector,
habría que tener en cuenta quizás dos consideraciones: la primera es que la ciencia
como tal no puede pronunciarse sobre cuestiones sobre el universo como un todo,
sobre los porqués; la segunda, lo difícil que sería para muchos vivir siendo
conscientes de que sus valores son solo proyecciones de sentimientos humanos,
individuales o colectivos.