1. Universidad de la salle.
Facultad de Filosofía y letras.
Epistemología.
Juan Sebastián Camargo Cifuentes.
El conocimiento y la verdad: un círculo vicioso entre lo medieval y moderno.
Poco a poco se ha ido revelando en la filosofia, de acuerdo con la pretención de los
historiadores, de relacionar el inicio de una época en particular, con preguntas y problemas
característicos del modo de pensar de esos momentos de la historia. Así, por ejemplo, y según los
historiadores de la filosofía, la modernidad nos remite de inmediato al modo de pensar inaugurado
por la conciencia individual y el alejamiento de temas propiamente teológicos dando paso a un
modo de pensar mas científico, y poco religioso. También se nos dice que la modernidad se
inaugura con cierta clase de pensadores que muestran un choque con las formas de pensar
dominantes. Que estos experimentan con mayor profundidad, y esta es lo moderno, problemas que
atañen a su tiempo y los interpretan de un modo mas distante y alejado de lo que las demás
personas y autoridades piensan. El espíritu moderno se caracteriza porque las preguntas acerca del
mundo ya no se situan en el plano de la fe y lo religioso, sino en el carácter de la razón y la
ciencia. Lo más allá, se transforma en más acá. Ahora empieza una lucha por definir y entender
como se comporta el mundo en terminos de leyes fisicas y principios matemáticos. Dicho en
terminos modernos, una búsqueda de la verdad.
¿Hasta dónde ha llegado tal pretención del espíritu moderno?¿Es una búsqueda del
conocimiento?¿pero de qué conocimiento?¿El conocimiento del origen del conocimiento ? ¿de una
–verdad– que está fuera de nosotros, en la naturaleza?¿Acaso hubo una ructura definitiva con en
modo de pensar religioso y místico? El giro copernicano o dicho en terminos más claros para el
presente ensayo: copernico y su experimento de regresar a la verdad en dios. Desde que existe una
pretencion en la ciencia por buscar la verdad y el origen de nuestra existencia en terminos de leyes
y principios, el mundo no ha dejado de ser medieval, no ha dejado de buscar a dios. Si en la
historia, la modernidad entra en juego con el establecimiento de la conciencia individual, para
nuestra historia lo moderno no es este establecimiento, sino que algo no tan nuevo se apodero de la
conciencia individual: la busqueda del conocimiento objetivo, de la verdad, es este un añadido que
se apodero de algo que siempre ha estado ahí, de algo que estaba dormido: la conciencia
individual.
2. Existe un error de interpretacion, pese a que la historia nos lo confirma y con mayor razón la
sociedad actual, cuanto más se creía en que la modernidad y la época actual se desprendia de los
sentimientos medievales, es decir religiosos en su mayor parte, no hemos descansado de la
busqueda de dios, de un contacto con lo espiritual, de un modo de experimentar lo mistico, de ser
supersticiosos. Así pues, afirmaré que mientras la ciencia y la filosofía sigan buscando la verdad,
los límites del conocimiento, el origen de nuestra especie, y detrás de esto, lo cruel, lo paradójico y
lo absurdo de la existencia, la humanidad se vuelve cada vez más dependiente de los sentimientos
religiosos y supersticiosos. De ahí que la visión moderna no se halle en el establecimiento de una
conciencia individual sino en la prolongación de ciertos esquemas medievales que hasta el día de
hoy no han cesado. La modernidad no es más que un pequeño cambio en la forma de pensar
medieval. Las preguntas cambiaron, lo epistemológico en el ambito de la filosofía reinó, pero no
cambió gran parte del espíritu medieval; la fe en algo que permita soportar los pesos de la
existencia.
¿Acaso el mundo ha dejado la fe desde que sabemos que la tierra no es el centro del universo?
No, por el contrario, Copernico inició un movimiento mucho mas profundo en cuanto a la
espiritualizacion en la tierra. Descartes no dejo de lado su idea de dios, pese que no era el centro
de su posición filosófica, sabía que la garantia de lo que argumentara tenía que estar en dios, no
dejó su postura metafisica ni rompió abruptamente con el medioevo. ¿Qué hay en la ciencia y en la
filosofía, y más concretamente, en la teoría del conocimiento, que haga que la gente sea mas
espiritual en sentido religioso?. Mientras algunas personas consideran, que la ciencia y la filosofía
con su teoría del conocimiento, dejan a un lado a Dios, porque sencillamente ya no es necesario
para explicar gran parte de las cosas del mundo, otros consideran que no es así. La razón es
cuestión de ciencia. La historia no demuestra que las personas sean menos religiosa a medida que
la ciencia y filosofia avanzan con sus cuestiones de conocimiento y verdad. Por el contrario, la
humanidad ha necesitado de temas como, el arte, la literatura y la historia para poder llenar
aquellos vacios que la ciencia deja. Surgen así las denominadas ciencias del espíritu, y por otro
lado el saber metafísico en filosofía se acrecienta. En el siglo XIX se apodera la corriente del
romanticismo con un toque religioso, por considerar a la ciencia y gran parte de la filosofía crítica
como algo abstracto y que no resuelve muchos problemas acerca del hombre.
“El primer espectáculo de una innumerable multitud de mundos aniquila, por decirlo así, mi
importancia como criatura animal que tiene que devolver al planeta (un mero punto en el universo)
3. la materia de que fue hecho después de haber sido provisto, por un corto tiempo (no se sabe cómo),
de fuerza vital.”(Kant,1788:294)
El sentimiento que nos deja la ciencia, en palabras de Kant, es un desvalorar nuestra
importancia como humanos, a saber que no somos el centro del universo, ni el único mundo
posible que existe. Esa idiosincrasia de los humanos que nos consideramos como el centro del
universo, esa altaneria del entendimiento que nos coloca como seres superiores a otros, nos hace
movernos en un antropocentrismo elevado y es por esto que cuando se ataca a nuestro
entendimiento nos sentimos maltratados. Como nos dice Nietzsche :“Muchas cosas, quede dicho
de una vez por todas, quiero no saberlas.–La sabiduria marca límites también al
conocimiento.”(Nietzsche,1888:30), este crítico de la modernidad, nos expresa de manera distinta
a como Kant nos relata, el mantener alejadas las preguntas en torno al conocimiento y a la verdad,
pues muy bien sabe que puede llegar a desagradar las valoraciones propias o incluso a desvalorar
la vida. Ahora vemos que la pregunta por el conocimiento como problema cobra sentido y mas
cuando queremos criticar una época que se entiende como una revolucion en el pensamiento.
¿Acaso la humanidad pretende alejar las preguntas por el origen ?¿ Acaso si encontramos la
respuesta a nuestro principio, la humanidad decaerá?. Parece que estas preguntas estan muy
relacionadas, la necesidad de salir de lo objetivo, de lo científico, de la verdad se ven como algo
necesario para muchas personas. Las disciplinas luchan por encontrar cada una sus propias
verdades, lo importante es ¿qué cantidad de verdad aguantará la humanidad?. La ciencia como la
filosofía crítica y la teoría del conocimiento reviven como problema, cuando lo que se quiere en
una nueva era son nuevos juicios morales, políticos y culturales.
A manera de conclusión: los viejos tiempos han pasado, lo cierto es que cada vez los viejos
tiempos siguen pasando, y en terminos morales y políticos, si lo que siempre se ha buscado a partir
de la –modernidad–, es una autentica originalidad de pensamiento y una manera distinta de tratar
temas morales, democráticos y culturales, se necesita tratar como problema, la relación de la
ciencia y filosofia con sus pretenciones por el conocimiento y la verdad. Si lo que se busca es
alejarse de lo objetivo y del amor al conocimiento por el conocimiento que altera nuestra intuicion
y entendimiento ¿en que encrontraremos consuelo?. O por el contrario, si lo que buscamos es
alejarnos de sentimientos religiosos y estéticos ¿en qué debemos fijarnos?¿ Acaso habrá que
abandonar el estudio de la ciencia y de la filosofía como teoría del conocimiento y buscar nuevos
horizontes?.
4. Bibliografía:
Kant, I.(1788). Crítica de la razón práctica. Madrid, España: Alianza editorial.
Nietzsche, F.(1888). Crepúsculo de los ídolos. Madrid, España: Alianza editorial.