2. Cada Concilio es una aclaración y una respuesta, bien a los errores
doctrinales o morales de una época determinada o al análisis de un
momento histórico en el que es necesaria la intervención del
Magisterio de la Iglesia para iluminar a los seguidores de Cristo.
Aclarado y definido el dogma trinitario en los concilios anteriores, en
Éfeso comienza una serie de concilios cristológicos. Años antes, un
obispo de Siria, Apolinar (310-390), sostenía una extraña doctrina:
admitía que Cristo es una persona divina, dotado de dos
naturalezas, la divina y la humana. Pero esta última era
incompleta, pues carecía de alma humana. Y lo razonaba diciendo
que el alma humana es capaz de error y de pecado y Cristo no podía
pecar. Negaba pues la plena humanidad de Cristo. El vacío del alma
humana era suplido por la divinidad del Verbo.
3. Éfeso fue la capital de proconsular de Asia, que era la
parte occidental de Asia Menor. Fue colonizada
principalmente de Atenas. En la época de los romanos
que llevaban el título de "el primero y más grande
metrópolis de Asia". Fue distinguido por el Templo de
Diana (qv), que había su santuario principal, y por su
teatro, que fue el más grande del mundo, capaz de
contener 50.000 espectadores. Era, como todos los
teatros antiguos, a cielo abierto. Aquí se exhiben las
luchas de fieras y de los hombres con las bestias.
(Comp. 1 Cor 4:9;. 9:24, 25;. 15:32) Muchos Judios
tuvieron su residencia en esta ciudad, y aquí las
semillas del Evangelio fueron sembradas
inmediatamente después de Pentecostés (Hechos 2:9, 6
: 9)
Leyenda
4. El tercer concilio ecuménico de la iglesia cristiana fue
significativa para sus decretos dogmáticos sobre la
posición de la Virgen María en la jerarquía celestial y
de la naturaleza de la encarnación de Jesucristo.
Fue convocado por el emperador
romano de Oriente Teodosio II, con la
aprobación del Papa Celestino I a fin de
responder a las enseñanzas de Nestorio
que María se considera sólo la "madre
de Cristo" y no "la madre de Dios"
Leyenda
5. Después de largos debates continúos, incluso después del
final del consejo, el representante del Papa, Cirilo de
Alejandría, llegó a un acuerdo en el que se aceptó la
denominación "madre de Dios", decretado oficialmente por
el consejo, por todos.
El consejo también perfeccionó el
dogma en los aspectos humanos y
divinos de Jesús, ahora declarados de
dos naturalezas separadas, aunque
perfectamente unidos en Cristo.
Leyenda
6. SU ESTRUCTURA
1. Introducción
2. Segunda carta de Cirilo a Nestorio - aprobado
3. Segunda carta de Nestorio a Cyril - condenado
4. Tercera carta de Cirilo a Nestorio - aprobado
◦ Doce Anatemas propuesta por Cirilo y aceptada por el Concilio de Éfeso
5. La sentencia contra Nestorio
6. Sinodal carta sobre la expulsión de los obispos orientales (et al.)
7. Definición de la fe de Nicea [sexto período de sesiones 22 de julio 431]
8. Definición contra los impíos o mesalianos euquitas
9. Resolución: que los obispos de Chipre puede comportarse ordenaciones
10.Fórmula de la unión entre Cirilo y Juan de Antioquía
11.Carta de Cirilo a Juan de Antioquía sobre la paz
12.Extracto del Concilio de Calcedonia
13.aceptar la carta de Cirilo a Juan de Antioquía de la paz.
7. EL TEXTO CONCLUSIVO DEL CONCILIO ES:
Pues, no decimos que la naturaleza del Verbo, transformada, se hizo carne; pero tampoco
que se trasmutó en el hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; sino, más bien, que
habiendo unido consigo el Verbo, según hipóstasis o persona, la carne animada de alma
racional, se hizo hombre de modo inefable e incomprensible y fue llamado hijo del hombre, no
por sola voluntad o complacencia, pero tampoco por la asunción de la persona sola, y que las
naturalezas que se juntan en verdadera unidad son distintas, pero que de ambas resulta un
solo Cristo e Hijo; no como si la diferencia de las naturalezas se destruyera por la unión, sino
porque la divinidad y la humanidad constituyen más bien para nosotros un solo Señor y Cristo
e Hijo por la concurrencia inefable y misteriosa en la unidad... Porque no nació primeramente
un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo; sino que, unido
desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el
nacimiento de la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron
inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen.
Concilio de Efeso, Denzinger 111a