Este documento discute la naturaleza de Jesús como Dios y hombre. Argumenta que Jesús tiene dos naturalezas, divina y humana, citando pasajes bíblicos como Mateo 1:22-24 y 1 Timoteo 3:16. Explica que este fue el entendimiento establecido en el Concilio de Calcedonia en 451 d.C. y ha sido aceptado por la mayoría de las ramas del cristianismo. Finalmente, cita opiniones de teólogos como Packer y Berkhof en apoyo de esta doctrina de la persona de Cristo.