1. 15º domingo Tiempo Ordinario Ciclo B
1
Instrucciones para el camino
XV domingo tiempo ordinario
Llamando a sí a los doce, comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus
impuros, y les encargó que no tomasen para el camino nada más que un bastón, ni pan, ni
alforja, ni dinero en el cinturón, y se calzasen con sandalias y no llevasen dos túnicas. Les decía:
Dondequiera que entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis de aquel lugar, y si un
lugar no os recibe, ni os escucha, al salir sacudid el polvo de vuestros pies…
Mc 6, 7-13
Los primeros misioneros
Llega un momento en que Jesús envía a sus discípulos para iniciarse en la tarea de la
evangelización. Los envía en su primera experiencia apostólica y les da sus consejos. Estas
palabras son fuente de inspiración para nuestra tarea pastoral hoy.
¿Cómo anunciar el reino de Dios en el mundo? Jesús les aconseja guardar una actitud humilde
y no llevar un gran equipaje en el camino. En la predicación no se trata de convencer, sino de
hacer descubrir al otro, mediante el testimonio, que vale la pena preguntarse por Dios y
acercarse al misterio de ese amor tan grande que nos sobrepasa.
Jesús les advierte que tengan una actitud tranquila y serena. La evangelización no es una
colonización ni una conquista. Si os acogen, les dice, dadles la paz y permaneced en esa casa. Si
os rechazan, marchaos en silencio y sacudíos el polvo de los pies… Nadie puede obligar a otro a
creer. Para tener fe es preciso estar abierto y escuchar.
Evangelizar hoy
¿Cómo evangelizar hoy? Hemos de comprender las claves de nuestra cultura moderna para
saber cómo testimoniar nuestra vivencia de Dios. Nuestra sociedad se caracteriza por el culto
al yo, disfrazado de muy diversas formas de narcisismo, y por el culto a la ciencia y a la
tecnología. Se trata de una sociedad apática ante Dios, que no parece necesitar la
trascendencia. Sin embargo, está hambrienta de ella.
Jesús nos da pistas para nuestra labor evangelizadora. Y en estos criterios difiere de otras
religiones. Por ejemplo, los primeros líderes musulmanes fueron instruidos para librar una
guerra santa, llevando como armas la espada, el caballo y la mujer. Jesús advierte a los suyos
que no lleven gran cosa en el camino. No adiestra guerreros, sino que forma un grupo de
amigos y los invita a conocer a un Dios que es Padre y es Amor.
Las tareas del apóstol
Los primeros discípulos hicieron tres cosas: predicaron la conversión del corazón, quitaron
demonios y curaron enfermos.
La conversión no significa otra cosa que un giro, un cambio radical de actitud. Predicar la
conversión significa anunciar que vale la pena salir de nuestro ensimismamiento y mirar hacia
el otro. Convertirse implica abandonar el egocentrismo y situarse en el mundo de otra manera,
con humildad y sencillez, volviendo nuestra vida hacia el rostro de Dios. Es ser consciente de
que Él nos llena y nos ama.
2. 15º domingo Tiempo Ordinario Ciclo B
2
La expresión “sacar demonios” se entiende como una lucha contra el mal, que se manifiesta
de muchas maneras. Los cristianos deberíamos llegar a ser “guerreros de paz”. Nuestra batalla
es arrancar el egoísmo que arraiga en el mundo para que Dios penetre en nuestras vidas. Estar
poseído de uno mismo es la peor de las posesiones, y se da cuando la persona se encierra en
sí. Estamos llamados a vivir con intensidad la plenitud de Dios y a luchar contra todo lo que
rompe su reino en la tierra.
También se dedicaron a curar enfermos. Hoy en el mundo falta mucha salud, y no sólo física,
sino espiritual. La salud divina da sentido a la existencia humana. Muchas personas enferman
por falta de ternura, de comprensión, por no encontrar respuesta a sus interrogantes, por falta
de ilusiones, de esperanza, por falta de Dios en su interior.
Los bautizados damos un paso adelante. Dios entra en nuestra vida. Nos llama a luchar contra
todo lo que pueda alejar al mundo de su Creador, y a acompañar y sostener a muchas
personas enfermas, solas o necesitadas de ayuda y consuelo. Hoy, más que nunca, hemos de
ser fundamentos sólidos para que la vida de Dios pueda ser edificada en nuestro interior.
Necesitamos ser firmes en nuestras creencias y capaces de celebrar el amor de Dios, que no es
otra cosa que hacer cielo en nuestro mundo.
Esta es la vida del cristiano: predicar, curar, acompañar… y todo esto se sostiene en la oración.
El mundo necesita gente tenaz, sincera y convencida. Necesita la ternura de Dios. Dejémonos
invadir por su amor.
Joaquín Iglesias
jiglesias@arsis.org