Jesús envía a los doce apóstoles de dos en dos para predicar, expulsar demonios y curar enfermos. Les aconseja llevar una actitud humilde y confiada, permaneciendo donde sean acogidos o marchando en silencio si son rechazados. Hoy, los cristianos deben comprender la cultura para testimoniar su fe a través de la conversión del corazón, la lucha contra el egoísmo y el consuelo a los espiritualmente enfermos.
2. Llamando a los doce,
comenzó a enviarlos de dos
en dos, dándoles poder
sobre los espíritus impuros,
y les encargó que no
tomasen para el camino
nada más que un bastón;
ni alforja, ni dinero… Les
decía: Allí donde entréis en
una casa, quedaos en ella
hasta que salgáis de aquel
lugar, y si aquel lugar no
os recibe ni os escucha, al
salir sacudid el polvo de
vuestros pies…
Marcos 6, 7-13
3. Jesús envía a sus discípulos en su primera misión
apostólica. Les aconseja guardar una actitud humilde y no
llevar un gran equipaje en el camino. Su actitud debe ser
confiada y serena: si os acogen, dadles la paz y
permaneced entre ellos; si os rechazan, marchad en
silencio…
4. Estos consejos son fuente de inspiración para los cristianos de
hoy. La evangelización no es una colonización ni una
conquista. Nadie puede obligar al otro a creer. No se trata de
convencer, sino de hacer descubrir a los demás, mediante el
testimonio, que vale la pena preguntarse por Dios y acercarse
al misterio de ese amor que nos sobrepasa.
5. ¿Cómo evangelizar hoy? Hemos de comprender las claves
de nuestra cultura para poder testimoniar nuestra
vivencia de Dios. Nuestra sociedad se caracteriza por el
culto al yo, disfrazado de mil formas de narcisismo, y el
culto a la ciencia y a la tecnología.
6. Dios, para muchos, no tiene lugar en el mundo. Sobra.
Estamos en una sociedad apática y distraída, que no
parece necesitar la trascendencia. Sin embargo, está
hambrienta de ella.
7. Jesús nos da pistas sobre nuestra labor evangelizadora.
Sus criterios difieren de los de otras religiones.
Jesús no adiestra guerreros ni conquistadores, sino que
forma amigos y los invita a conocer a un Dios que es
Padre y es Amor.
8. Las tareas del apóstol fueron tres: predicar la conversión del
corazón, expulsar demonios y curar enfermos.
Estas son, también, hoy, nuestras tareas. Veamos cómo
podemos ejercerlas.
9. La conversión no significa
otra cosa que un giro, un
cambio radical de actitud.
Convertirse es abandonar
el egocentrismo y
situarse en el mundo con
humildad y sencillez,
volviendo nuestro rostro
hacia Dios. Es ser
conscientes de que él nos
llena y nos ama.
10. Sacar demonios es una
lucha contra el mal. Los
cristianos deberíamos ser
“guerreros de paz” y
nuestro cometido es
arrancar el egoísmo que
arraiga en el mundo. La
peor posesión es la de uno
mismo, encerrado en sí.
Estamos llamados a vivir la
plenitud y esto implica abrir
el corazón y la vida.
11. Curar enfermos: hoy en el mundo hay muchos recursos,
pero falta mucha salud, no solo física sino espiritual.
Muchas personas enferman por falta de ternura, de
comprensión, de esperanza, de respuestas y de
sentido. Les falta a Dios en su interior.
12. Los bautizados hemos de dar un paso adelante: Dios ha
entrado en nuestra vida y nos llama a expandir su reino.
Muchas personas enfermas, necesitadas de consuelo y
ayuda, nos esperan. Hoy, más que nunca, hemos de poner
los fundamentos para que la vida de Dios pueda crecer en
nuestra sociedad.
13. Esta es la vida del cristiano: predicar, curar,
acompañar… Y todo esto se sostiene en la oración y en
la vivencia comunitaria. El mundo necesita gente tenaz,
sincera y comprometida. Necesita la ternura de Dios.
Dejémonos invadir por su amor.