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1. La fiebre del grafito, peligro en la casa serrana
Los cinco serranos que acabamos de recorrer el curso inicial de la rivera
Alcalaboza aún no habíamos asimilado tanto cúmulo de emociones vividas,
cuando hemos recibido el golpe duro de que la zona recorrida será objeto de
un proyecto de investigación minero, que afectará a los términos municipales
de Almonaster la Real, Cortegana y Aroche. Hemos dado un grito de temor
ante el peligro de que la rivera de la Alcalaboza no sea legada a nuestros hijos e
hijas con la misma limpieza, belleza y virginidad con que nosotros la hemos
disfrutado. ¿Y qué buscan a orillas de los maravillosos alisos y sorprendentes
fresnos? Grafito. Y si sale oro y plata los arrebañarán también.
El permiso de investigación minera “Valdegrama”, otorgado por la Junta de
Andalucía a la empresa Geoland Services Sl., tiene una vigencia de tres años. ¿Y
a qué viene esta fiebre minera a interesarse por una de las zonas más bellas y
sorprendentes de nuestra Sierra? Coincidiendo con la 1ª Guerra Mundial, en la
zona de los Acebuches y la Fuente de la Gila, se hicieron perforaciones,
registros y comercialización del grafito extraído para la fabricación de crisoles.
Luego, los propietarios de las minas dejaron ambas zonas regadas de escorias y
socavones. Huellas más profundas que las dejadas anteriormente por el pueblo
romano, cuando buscaban óxido de hierro en Corteganilla, la Gaga o los
Andrinos.
En la actual época de guerras internacionales, los buscadores de minas aluden
a que en las escombreras de entonces aparecen grandes concentraciones de
grafito; y que, por tanto, la rivera de la Alcalaboza es zona de interés minero.
Nos preguntamos, ¿y no es zona ya de un alto interés medioambiental? ¡Si los
serranos ya gozamos de la belleza de sus campos y riberas húmedas, repletas de
un mineral vegetativo exuberante a flor de tierra! Las administraciones (local,
provincial, autonómica y nacional) deben concienciarse de que la mina física y
ambiental ya está descubierta para el disfrute de todos. Ellas deben facilitar las
ayudas y medios necesarios, con el fin de que el maravilloso espacio
medioambiental redunde beneficios económicos a los serranos, con actuaciones
que favorezcan que la Sierra deje de vaciarse. ¿O es mejor agujerear nuestros
campos y que luego nos llenen -otra vez más- de basura metálica nuestro tesoro
ambiental de la rivera de la Alcalaboza?
Durante los tres años de actuación de Geoland Services SL. sondearán cuatro
mil metros, comprendidos en 20 pozos de 200 metros cada uno de profundidad.
Y dirán que la zona no verá alterada su riqueza hidráulica ni ambiental. Claro,
son los decires de un coro que sólo busca el enriquecimiento rápido, sin
2. importarle las graves consecuencias de que la belleza del paraje se esfume para
siempre.
Y no digamos si por suerte para Geoland (y por desgracia para los serranos)
explotaran los previsibles yacimientos de la rivera Alcalaboza. Entonces, la
destrucción será total. Sabemos que nuestros suelos son meta-sedimentos
terrígenos, donde suele esconderse los agregados cristalinos del grafito, que se
formaron por alta temperatura y baja presión. Los niveles de grafito son
milimétricos. Imaginemos, pues, cómo quedaría nuestra morfología alomada. Y
peor aún si aflorasen venas de sulfuros. Entonces, las aguas olerían a azufre, a
mortandad.
Decimos que la Alcalaboza tiene vida, que baja hacia los campos de
Cortegana, Aroche y Rosal regalando parte de su vida y enriqueciendo las
riberas de unos parajes bellísimos. Sabemos que las aguas se rebelan cuando
tratamos de coartar la libertad de su fluir, pero no pueden gritar ante la
descomunal maquinaria que perforará sus entrañas. Corresponde a los serranos
alzar los brazos y el corazón para evitar un posible desaguisado en la rivera de
la Alcalaboza. Nuestros hijos nos lo agradecerían, como nosotros reconocemos
los esfuerzos de nuestros antepasados.
José Luis Lobo Moriche