El documento contrasta las sociedades sólidas y líquidas. Las sociedades sólidas se caracterizan por su rigidez e intentan encajar toda singularidad bajo leyes unitarias. En cambio, las sociedades líquidas enfatizan el continuo cambio de la realidad y permiten que proliferen las particularidades sin temor a la homogeneización. El documento también discute cómo las crisis ocurren cuando los valores ya no funcionan debido a cambios sociales, lo que hace que lo sólido deje de ser válido.
Planificacion Anual 2do Grado Educacion Primaria 2024 Ccesa007.pdf
Transición sociedades sólidas a líquidas
1. La nación se encarga de la resolución
de problemas
Pronostico y futuro predecibles
Visión a largo plazo
Instituciones con característica de
rigidez
Buena relación entre empresarios y
empleados
Nación representa a la sociedad
Equilibrio entre las funciones políticas y
económicas
Sociedad Cooperativa
Nación y sociedad son una sola
Seguridad, certezas, durabilidad
Instituciones rígidas
Presión para mantener la
compatibilidad
Pronósticos precedentes
La creencia en el progreso, que pone
el tiempo a favor del hombre
Poder de los estados, disueltos por el
poderío empresarial y la globalidad
Pronostico difícil de obtener
Visión a corto plazo
Dificultad de mantener la forma
Trabajos inestables
Individualismo
No encuentran punto de equilibrio
entre las funciones políticas y
económicas
Sociedad Individualista
Nación y sociedad se encuentran
separadas
Inseguridad, fragilidad,
transitoriedad, sorpresa, sociedad
en erosión
Ausencia de identidad
La posmodernidad y la modernidad
liquida se liberan de la idea de
progreso y de control del futuro
CRÍTICA:
La historia decidió un camino muy diferente. La modernidad se hizo, según el término, líquida. “Hoy la
mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas,
que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro. No creemos que haya soluciones definitivas y
no sólo eso: no nos gustan. Por ejemplo: la crisis que tienen muchos hombres al cumplir 40 años. Les
paraliza el miedo de que las cosas ya no sean como antes. Y lo que más miedo les causa es tener una
identidad aferrada a ellos. Un traje que no te puedes quitar. Estamos acostumbrados a un tiempo veloz,
seguros de que las cosas no van a durar mucho, de que van a aparecer nuevas oportunidades que van
a devaluar las existentes. Y sucede en todos los aspectos de la vida.
Con los objetos materiales y con las relaciones con la gente. Y con la propia relación que tenemos con
nosotros mismos, cómo nos evaluamos, qué imagen tenemos de nuestra persona, qué ambición
2. permitimos que nos guíe. Todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos
cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre. Probablemente un Gobierno, llama
a sus ciudadanos a ser flexibles. ¿Qué significa ser flexible? Significa que no estemos comprometido con
nada para siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en el que sea
requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón
cambia la forma del agua. Y esto está por todas partes”.
LAS SOCIEDADES SÓLIDAS:
“Se caracterizan por su rigidez”, por no admitir el exceso de diferenciación entre las partes que las
componen, por intentar encajar toda singularidad bajo unas leyes unitarias y por “tratar la realidad
como un Todo” que, está “subyacido por leyes inmodificables”.
En las sociedades sólidas, por su parte, se tacha de “irracional” todo aquello que es distinto a la lógica
de aquel: para estas sociedades, el elemento de riesgo que supone una particularidad sin categoría
para las categorías del sistema, se torna un peligro público que debe ser encauzado cuanto antes.
LAS SOCIEDADES LÍQUIDAS:
Por su parte, hacen hincapié en el devenir continuo de la realidad, en la finitud de todo fundamento
sólido y en la imposibilidad de encasillar lo singular bajo parámetros universales.
Es en las sociedades líquidas, donde la pluralidad y las particularidades pueden proliferar y
desenvolverse sin miedo a ser acalladas por la homogeneidad del sistema.
Las crisis de lo sólido
Cuando algún conjunto de valores deja de funcionar porque la sociedad en la que se construyeron ha
cambiado, esa sociedad entra en un “estado de crisis” al estado en el que lo sólido, es decir, lo que
hasta el momento se consideraba natural y objetivo porque había funcionado, de repente deja de
funcionar.
En sus propias palabras La “crisis” se produce cuando ese estado normal, usual y familiar se derrumba,
las cosas se salen de su lugar, aparece la arbitrariedad donde debería reinar la regularidad. En otras
palabras, llamamos “crisis” a una situación en la que los acontecimientos desbaratan lo que
considerábamos normal, y las acciones rutinarias ya no producen los resultados que solían producir”.
Se cree que, para llegar a entender que las crisis no son crisis, sino que las sociedades están cambiando
constantemente y hasta lo “naturalizado” es solo un momento más del cambio, un momento que, más
temprano que tarde, se desnaturaliza y se olvida que en algún momento estuvo naturalizado, debe
echarse abajo la creencia de que la realidad está compuesta por fundamentos últimos. Debe
proporcionarse una educación que muestre el cambio y el continuo mestizaje de los elementos de la
realidad, la diversidad que la compone y lo incategorizable de sus individuos. Solo así se podrá crear
convivencia en un mundo que, aun permitiendo los movimientos y las transacciones a nivel económico,
erige fronteras en lo humano.
3. Necesitamos dejar de pensarnos en términos sólidos porque nos interesa vernos y sentirnos miembros de
un mundo que, a nivel antropológico y político, sea acogedor, un mundo capaz de proteger nuestra
humanidad compartida y nuestra diversidad sin una categoría. La premisa de este mundo debe ser que
nada ocurre por necesidad: se debe pasar de “las cosas son así” a “las cosas están así, pero pueden
estar de otra manera”.
Lo que necesitamos en la actualidad, en un mundo que presenta un sinfín de posibilidades entre las que
elegir, pero en el que, aparentemente, no se puede cambiar nada, es que el individuo se arme de una
buena capacidad crítica para analizar lo que le rodea. Necesitamos que el individuo se complejice con
miras a que las directrices externas que se le presentan como naturales no decreten, a expensas de su
voluntad, de qué manera debe pertenecer y vivir en la realidad.