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Lima, 2006
CUADERNOS DE
PROMOCIÓN
DE LA SALUD N.º 21
Políticas municipales para
una vida sin violencia y con oportunidades
para las y los jóvenes
Políticas municipales para
una vida sin violencia y con oportunidades
para las y los jóvenes
Lima, 2006
Políticas municipales para unavida sinviolenciaycon oportunidades
para lasylos jóvenes
Pan American Health Organization (OMS)
Pan American Sanitary Bureau (OPS)
Regional Office of the World Health Organization
525 Twenty-third Street, N.W.Washington, D. C.
20037 United States ofAmerica
Teléfono: (202) 974-3000
www.paho.org
Cooperación Técnica Alemana (GTZ)
Prolongación Arenales 801
Lima 18, Perú
Teléfono (511) 422-9067
gtz-peru@pe.gtz.de
Esta publicación se realizó en noviembre del 2006 en el marco del Proyecto
Fomento del DesarrolloJuvenilyPrevención de laViolencia (OPS-GTZ),en
conjunto con la Red de MunicipiosyComunidades Saludables del Perú (RMYCS)
Elaboración
Alicia Castro Rivera
Revisión
Ministerio de Salud
Elsa Mantilla, Beatriz Ugaz y María del Carmen Calle
GTZ
Ana Isabel Moreno
OPS
Miryam Cruz, Fernando Rocabado y María Edith Baca
RMYCS
Carlos Contreras
Corrección de textos
Rocío Moscoso
Diseño y diagramación
Kinko´s Impresores S.A.C.
Cuidado de edición
JossyVerde
Impresión
Kinko´s Impresores S.A.C.
Teléfono (511) 336-6699
Políticas municipales para una vida sin violencia ycon oportunidades
para las y los jóvenes / Alicia Castro Rivera. -- Lima: Organización
Panamericana de la Salud, 2006.
115 p. ( Serie Cuadernos de Promoción de la Salud; 20)
ADOLESCENTE / VIOLENCIA / CIUDAD SALUDABLE /
POLITICA DE SALUD / PERÚ
Catalogación hecha por Centro de Documentación OPS/OMS en el Perú
(OPS/PER/06.32
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2006-10655
ISBN: 9972-222-08-X
Tiraje: 500 ejemplares
CONTENIDO
Presentación /7
Introducción /9
1.Antecedentes /11
1.1 ¿Qué nos dicen la historia y el panorama actual? /11
1.2 Hitos para encarar la violencia que afecta a los jóvenes
/12
1.3 El contexto de las y los jóvenes peruanos /15
2. Sistematización del proceso /17
2.1 Marco referencial /17
2.1.1 Situación de las y los jóvenes en América Latina /17
2.1.2 Situación de las y los jóvenes peruanos /20
2.1.3 Magnitud de la violencia que afecta a las y los
jóvenes /22
2.1.4 Determinantes sociales y prevención de la violencia
/29
2.1.5 Enfoques de prevención de la violencia /33
2.2 Áreas temáticas /37
2.2.1 Planes de acción a favor de la juventud /37
2.2.2 Articulación multisectorial local para el desarrollo
juvenil /38
2.2.3 Seguridad ciudadana /40
2.2.4 Justicia restaurativa juvenil /42
2.2.5 Prevención del consumo de drogas /44
2.2.6 Participación juvenil en el ámbito local /45
2.3 Experiencias municipales /47
2.3.1 Municipalidad del Rímac /49
2.3.2 Municipalidad de San Juan de Lurigancho /51
2.3.3 Municipalidad de Comas /53
2.3.4 Municipalidad de Miraflores /55
2.3.5 Municipalidad de Surco /57
3. Resultados de los trabajos en grupo /59
3.1 Identificación y priorización de los problemas /60
3.1.1 Análisis de las causas y los efectos /62
3.1.2 Respuesta municipal /66
3.2 Mapeo de las instituciones que trabajan por y con
los jóvenes en la localidad /69
3.3 Evaluación del impacto y proyección de acciones
/69
3.4 Aprendizajes de la experiencia /73
4. Conclusiones /75
5. Orientaciones para implementar políticas
municipales de desarrollo juvenil y de preven-
ción de la violencia /77
5.1. Orientaciones marco /77
5.2. Orientaciones específicas /78
5.2.1 Institucionalidad /78
5.2.2 Acción multisectorial /78
5.2.3 Entornos saludables y seguros /79
5.2.4 Fomento de comportamientos saludables
y de no violencia /80
5.2.5 Participación, ciudadanía y empodera-
miento juvenil /81
5.2.6 Empleo /82
5.2.7 Sistema de información local e investi-
gación /82
Glosario /83
Referencias bibliográficas /85
Anexos /89
Anexo 1: Directorio de participantes /91
Anexo 2: Producto de los trabajos en grupo /103
Los expertos afirman que la violencia se puede prevenir y que, además, tiene solución. Sin embargo, es
alarmante conocer que cada día mueren 565 niños, adolescentes y adultos jóvenes de 10 a 29 años como
resultado de la violencia interpersonal, según las cifras publicadas en el Informe mundial sobre la violencia y
la salud del año 2002 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).1
El informe destaca que la tasa promedio mundial de homicidios es de 8,8 muertes por cada 100.000 habitantes,
pero en América Latina la tasa se triplica y llega a 27,5 muertes por cada 100.000 habitantes. Esas cifras
evidencian que a pesar de los logros de la salud pública en la reducción de enfermedades, las lesiones
producidas por hechos violentos no han disminuido.
En el Perú se ha avanzado en la comprensión de la violencia y se ha reconocido que su abordaje debe ser
integral y multisectorial. Pero no existe todavía un sistema de información integrado sobre la materia. Las
cifras parciales de los diferentes sectores hacen ver que tanto en el hogar como en la escuela y en el barrio
un porcentaje significativo de adolescentes de ambos sexos son maltratados y abusados sexualmente. Las
noticias de la prensa escrita, la radio y la televisión revelan diariamente suicidios y manifestaciones de violencia
en adolescentes y jóvenes de pandillas. Pero dan menos atención a los logros de las y los adolescentes y
jóvenes que sobresalen y que encaran la falta de oportunidades.
Durante los últimos tres años, en el país se han producido importantes avances en materia de juventud y
adolescencia, como los Lineamientos y el Plan Nacional de Juventud 2006 al 2011, el Plan Nacional de Acción
por la Infancia y Adolescencia 2002-2010 y los Lineamientos de Políticas de Salud de las y los Adolescentes.
Las políticas y estrategias están trazadas, así como las responsabilidades de los diferentes sectores. En el
marco de la responsabilidad social y la cultura de paz, orientados a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, los gobiernos locales tienen un rol fundamental en el desarrollo de la juventud y la prevención de la
violencia.
INTRODUCCIÓN
1
Organización Mundial de la Salud. Informe mundial sobre la violencia y la salud. Ginebra: OMS, 2002. Disponible en www.who.int/.../violence/
world_report/en/abstract_es.pdf (consulta hecha en abril del 2006).
10
10
En ese marco se realizó el seminario taller Políticas Municipales para una Vida sin Violencia y Oportuni-
dades para los Jóvenes, el 17 y 18 de mayo del 2006, en la Municipalidad de Miraflores. El evento fue
organizado por la Red de Municipios y Comunidades Saludables del Perú, en cuya secretaría técnica están
el Ministerio de Salud (MINSA) y el Proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia,
financiado por el Gobierno de Alemania e implementado por la Organización Panamericana de la Salud y
la Agencia de Cooperación Técnica Alemana-GTZ. Se contó con la participación de las autoridades ediles
de Miraflores, Rímac y San Juan de Lurigancho, quienes posicionaron el tema inversión en los jóvenes.
El seminario taller cumplió el objetivo de promover en la agenda municipal la prevención de la violencia y la
implementación y fortalecimiento de políticas a favor de las y los jóvenes. Participaron representantes de
21 municipalidades de Lima y Callao, de las direcciones del MINSA y de instituciones de la sociedad civil.
Este documento presenta la sistematización de la información producida. Se inicia con los antecedentes, que
enmarcan la temática propuesta, y prosigue con el resumen de las experiencias demostrativas municipales
y el análisis del trabajo en grupos. Concluye con orientaciones para la implementación y el fortalecimiento
de políticas municipales que favorecen el desarrollo juvenil y previenen la violencia.
11
1.1 ¿QUÉ NOS DICEN LA HISTORIA Y EL PANORAMA
ACTUAL?
De acuerdo con el Informe mundial sobre la violencia y la salud
de la Organización Mundial de la Salud (2002), en las Améri-
cas, cada año más de 300.000 personas mueren por razones
de violencia, suicidios o accidentes. La violencia interpersonal
es la tercera causa de muerte de la población entre 15 y 44
años. Algunos estudios indican que 33% de las mujeres de
entre 16 y 49 años han sido víctimas de abuso sexual en al-
gún momento de su vida. Durante la última década aumentó
también la violencia urbana armada, el número de pandillas
juveniles y las guerras, en la cuales mueren miles de niños y
jóvenes inermes frente a tanta destrucción.
Estas cifras, que traducen las distintas formas que adopta la
violencia en nuestro país y en el mundo entero, convierten a
este fenómeno en un severo problema de salud pública con
1. ANTECEDENTES
Debemos hacerles frente a las raíces de laviolencia.Sólo entonces transformaremos el legado del siglo
pasado de lastre oneroso en experiencia aleccionadora.
Nelson Mandela
Con el propósito de ofrecer un contexto referencial para el tema central que motiva este documento, se exponen, a modo
de preámbulo, algunas ideas fuerza que caracterizan al fenómeno generalizado de la violencia. Así también, se presentan
algunos hitos que congregan voluntades mundiales para hacer frente a la violencia que afecta a los adolescentes y jóvenes
de ambos sexos.
características de pandemia, que socava los derechos
humanos universales e impide el desarrollo de comuni-
dades sanas, atentando contra la vida y la condición hu-
mana. La historia de los hermanos Caín y Abel, la muer-
te de Jesucristo y las cuantiosas guerras registradas en
cada siglo del devenir de la humanidad dan cuenta de las
raíces históricas, estructurales y multidimensionales de
la violencia, la cual se legitima en las distintas culturas y
en el modelo económico, social y político de la actual glo-
balización. La violencia está entronizada de tal manera
que atraviesa todas las esferas de nuestra vida cotidia-
na, produciendo mucho dolor, destrucción y desolación.
La comunicación como mecanismo de establecimiento
de relaciones y vínculos ha sido reemplazada por el he-
cho violento. Predominan más los vínculos basados en
el rechazo, el dominio, el odio y la ambición por el lucro
que aquellos basados en el afecto.
12
12
Empero, como el ser humano tiene la capacidad de
transformarse y a la vez de transformar su medio, esto
significa que sí es posible prevenir la violencia canali-
zando la energía hacia fines placenteros, enriquecedo-
res y de crecimiento personal y colectivo.
Para lograrlo, no es suficiente estar de acuerdo con una
postura contraria a la violencia. Se requiere mucha vo-
luntad política, mucha voluntad personal de cambiar la
manera de vivir nuestra humanidad.
Esta premisa les confiere a los sectores gubernamenta-
les y no gubernamentales roles de liderazgo para abor-
dar en forma integrada las distintas formas de violencia,
colocando especial énfasis en aquellas que afectan a
los grupos poblacionales más vulnerables, como los ni-
ños, adolescentes y jóvenes de ambos sexos.
Por otro lado, la salud pública no es un campo que sólo
le compete al sector Salud. Es un ámbito que involucra al
Estado, al municipio y a la sociedad civil en su conjunto.
Su abordaje supone una lectura desde los determinan-
tes sociales, familiares e individuales que le dan origen;
un enfoque desde los derechos humanos y la equidad
en sus distintos componentes; una voluntad concertado-
ra; una actuación sinérgica traducida en inversión; una
concepción integral, multidimensional, multisectorial e
interdisciplinaria de la violencia; y un impacto familiar y
comunitario.
Sabemos que las personas que viven en un contexto vio-
lento, que tiende a la violencia o se somete a ésta, son
más vulnerables a padecer desórdenes psicosomáticos
a nivel gastrointestinal, respiratorio y cardiovascular; desórde-
nes alimentarios y del sueño; estados depresivos y problemas
de alcoholismo y adicción a cualquier tipo de droga. El gasto
en las secuelas de la violencia es altísimo, y estos recursos
se podrían invertir en fomento del desarrollo, sobre todo para
los jóvenes, los grandes depositarios de todos nuestros males
sociales.
Para luchar contra este escenario, se creó, en junio del año
2000, la Coalición Interamericana para la Prevención de la
Violencia, integrada por la Organización Panamericana de la
Salud (OPS), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la
UNESCO, la Organización de los Estados Americanos (OEA),
los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
(CDC) y el Banco Mundial. Luego se unió la Agencia de los E
U para el Desarrollo Internacional (USAID). Este grupo ha re-
unido y sigue reuniendo sinergias para invertir en las distintas
iniciativas impulsadas por los Estados y la sociedad civil de
todos los países de la región de las Américas.
Una de estas iniciativas es el proyecto Fomento del Desarrollo
Juvenil y Prevención de la Violencia que afecta a los jóvenes,
financiado por el gobierno alemán y ejecutado por la Organiza-
ción Panamericana de la Salud y la GTZ. Este documento se
enmarca en este proyecto.
1.2 HITOS PARA ENCARAR LA VIOLENCIA QUE AFECTA A
LAS Y LOS JÓVENES
En 1965 se publicó la Declaración Sobre el Fomento entre la
Juventud de los Ideales de Paz, Respeto Mutuo y Compren-
sión entre los Pueblos, que consta en la Carta de las Naciones
13
2
Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Declaración sobre el fomento para la juventud, los ideales de paz, respeto mutuo
y comprensión entre los pueblos. Disponible en http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/65_sp.htm (consulta hecha en julio del 2006).
3
Danielsen, Gert. El aporte de la cultura de paz; desarrollo histórico de un concepto normativo. Buenos Aires: Universidad del Salvador; 2005. Disponible en http://
www.gertdanielsen.org/DesHist.pdf (consulta hecha en junio del 2006).
4
Naciones Unidas. Programa de Acción Mundial para los Jóvenes. Disponible en http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N96/771/46/PDF/N9677146.
pdf?OpenElement (consulta hecha en junio del 2006).
Unidas. Los pueblos declararon que iban a preservar a las ge-
neraciones venideras del flagelo de la guerra, ya que el mayor
número de víctimas habían sido jóvenes. Por eso se declaró
que la juventud debía tener la garantía de contar con un por-
venir seguro, paz, libertad y justicia.2
1985 fue declarado el Año Internacional de la Juventud: Parti-
cipación, Desarrollo y Paz, para lograr cambios políticos, eco-
nómicos y socioculturales fundamentales, cuyos efectos abar-
carían hasta la primera década del siglo XXI.
En 1989, después de más de cuatro décadas de la Declara-
ción de los Derechos Humanos, se aprobó la Convención de
los Derechos del Niño, que reconoce a las niñas, niños y ado-
lescentes como personas con capacidades y atribuciones, de-
rechos y deberes. En ese mismo año, en Costa de Marfil, por
primera vez se discutió la construcción de la cultura de la paz
en un congreso internacional de las Naciones Unidas, y se
subrayó que ésta se basa en los valores universales de vida,
libertad, justicia, solidaridad, tolerancia, derechos humanos e
igualdad entre los hombres y las mujeres.3
En 1991, el Sistema de las Naciones Unidas y organizaciones
intergubernamentales realizaron en Viena una consulta a or-
ganizaciones no gubernamentales y agencias especializadas
relacionadas con la juventud en el Foro Mundial de la Juven-
tud, que sirvió de base para la implementación del Programa
Mundial de Acción para la Juventud.
En 1995 se estableció el Programa de Acción Mundial
para los Jóvenes, con el fin de mejorar la situación de
las y los jóvenes, asumiendo que, en todos los países,
este sector constituye un recurso humano valioso para
el desarrollo y que son agentes fundamentales del cam-
bio socioeconómico y de la innovación tecnológica. El
programa brindó un marco político y directrices para la
adopción de medidas en el ámbito nacional y la presta-
ción de apoyo en el plano internacional, y realizó pro-
puestas hasta el año 2000 y los años subsiguientes.4
En 1998, en Lisboa se celebró la Primera Conferencia
Mundial de Ministros de Asuntos de la Juventud, cuyo
resultado fue la Declaración de Lisboa sobre Políticas y
Programas para la Juventud. Los gobiernos acordaron
formular planes nacionales para la juventud que tomen
en cuenta la opinión y las prioridades de las y los jó-
venes. Dedicaron una sección especial al compromiso
de los gobiernos para evitar el reclutamiento de niños
en conflictos armados y para prevenir la participación de
jóvenes en cualquier forma de violencia, terrorismo, xe-
nofobia, racismo y tráfico de armas y drogas.
Un año después, la Asamblea General de las Naciones
Unidas adoptó la recomendación de la Conferencia Mun-
dial de Ministros de Asuntos de la Juventud en Lisboa y
declaró que el 12 de agosto se iba a celebrar el Día In-
ternacional de la Juventud.
14
14
5
Naciones Unidas. Informe mundial de la juventud 2005. Disponible en http://www.un.org/esa/socdev/unyin/spanish/wyr05.htm.
6
Organización Panamericana de la Salud. La violencia juvenil en las Américas: Estudios innovadores de investigación, diagnóstico y prevención. Washington D. C.:
OPS, 2000, p. 15. Disponible en www.paho.org/english/dbi/dbl/fulltext/ftindxti.htm (consulta hecha en abril del 2006).
7
Naciones Unidas. Informe mundial de la juventud 2005. Disponible en http://www.un.org/esa/socdev/unyin/spanish/wyr05.htm.
En ese mismo año se hizo pública la Declaración sobre
una Cultura de Paz. El Programa de Acción sirvió de
base para las acciones realizadas en el marco del Año
Internacional de la Cultura de Paz y el Decenio Inter-
nacional de una Cultura de Paz y No Violencia para los
Niños del Mundo, 2001-2010. De ese modo, en todo el
planeta se promueve una cultura de paz y no violencia
que beneficiará a la humanidad, en particular a las ge-
neraciones futuras.
Antes de iniciar el siglo XXI, con la Declaración del Mi-
lenio se aprobaron ocho objetivos con metas que se es-
pera cumplir en el 2015, muchas de las cuales están
directamente relacionadas con la infancia y la juventud
de la próxima generación. Se establecieron metas cuan-
titativas para abordar la pobreza extrema y el hambre,
la mortalidad de los niños y de las madres, y el VIH-sida
y otras enfermedades. Las metas promueven la educa-
ción primaria universal, la igualdad de género y la sos-
tenibilidad del medio ambiente, lo que propicia la convi-
vencia en paz, en un mundo seguro y solidario, donde
las responsabilidades se comparten entre todos.5
En el año 2000, el informe sobre violencia juvenil de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló
que la violencia vinculada a los jóvenes se podría pre-
venir si se mejorara la calidad de vida y se brindaran
oportunidades de educación y de empleo, entre otros aspectos
esenciales. Alertó que los adolescentes y niños que han sido
víctimas de la violencia tienen un alto riesgo de convertirse en
perpetradores de violencia.6
En el 2001 se llevó a cabo la Cuarta Sesión del Foro Mundial
de la Juventud en Dakar, África, organizada por la Asamblea
Mundial de la Juventud. Culminó con un conjunto de recomen-
daciones para el empoderamiento de la juventud y uno de los
temas relevantes fue la adopción de un anexo especial sobre
el VIH-sida, que reforzó el compromiso mundial de abordar
este grave desafío de la salud de las y los jóvenes.
En el 2003, el Informe sobre la Juventud Mundial mostró que
las desventajas para las y los jóvenes seguían siendo serias
en todo orden, y recomendó cambiar el enfoque de las políti-
cas que se centran en estereotipos negativos, como la delin-
cuencia, el pandillaje, el abuso de drogas, entre otros. Esos
enfoques no toman en cuenta el potencial de la juventud como
fuerza para el desarrollo, la paz y la democracia.
Dos años más tarde, el Informe sobre la Juventud Mundial
2005 aseveró que la paz y la seguridad son requisitos previos
para alcanzar los objetivos del Programa de Acción Mundial
para los Jóvenes. Sin embargo, en el último decenio, miles de
jóvenes en diferentes partes del mundo fueron involucrados en
conflictos armados como víctimas o perpetradores.7
15
8
Fondo de Población de las Naciones Unidas y Ministerio de Salud del Perú. “Invertir en la adolescencia y juventud en el Perú: oportunidades y desafíos”. La República,
12 de julio del 2006, p. 17.
En el 2005, la suscripción de la Convención Iberoamericana e
Derechos de las y los Jóvenes constituyó un importante avan-
ce porque es el primer tratado internacional sobre políticas pú-
blicas para la juventud en la región. Surgió ante la constatación
de las graves carencias que afectan la formación integral de
esta población, lo que limita sus derechos y los hace vulnera-
bles a diferentes tipos de violencia.
En América Latina, nunca antes la generación de jóvenes ha
sido tan mayoritaria y lo seguirá siendo hasta el año 2050, con
el llamado bono demográfico. Si no se aprovechan los esfuer-
zos que se han mencionado y si no se aplican medidas que
garanticen un desarrollo seguro, saludable y productivo para
la juventud, los expertos han advertido que serán muchos los
problemas que los países deberán enfrentar.
1.3 EL CONTEXTO DE LAS Y LOS JÓVENES PERUANOS
En las dos últimas décadas del siglo pasado, el Perú vivió un
período de violencia política, corrupción e impunidad. Muchos
de los jóvenes de hoy fueron las niñas, los niños y las y los
adolescentes que se socializaron tempranamente en ese con-
texto. Como resultado del conflicto armado, hoy en día cerca
de 40.000 jóvenes son huérfanos (Comisión de la Verdad y la
Reconciliación). Aún hoy, el sistema social, la institucionalidad
y las normas sociales de convivencia en el país son frágiles. A
esta situación se suma la desigualdad social y económica que
no ha sido superada en los cinco últimos años.
En julio del 2006 se presentó el Informe del Fondo de Pobla-
ción de las Naciones Unidas (UNFPA) preparado conjuntamen-
te con el MINSA; éste llamó la atención sobre la pobreza como
factor que incrementa la vulnerabilidad de las y los adoles-
centes y jóvenes. Según el informe, en algunas regiones de la
selva, más de 20% de la población femenina de 18 a 24 años
no tiene el documento nacional de identidad (DNI) (25,6% en
Amazonas y 21,7% en Ucayali). En la población masculina, el
porcentaje es de 17% (Ucayali, Loreto y Amazonas). Además,
en esas regiones, alrededor de 10% de la población menor de
18 años no tiene partida de nacimiento.8
El Informe del UNFPA ha revelado problemas, pero lo más im-
portante es que hace un llamado para que se realicen inversio-
nes que brinden oportunidades y que atiendan las necesidades
de las y los jóvenes. Si no se invierte hoy mismo en las y los
jóvenes y adolescentes, se estará perdiendo una coyuntura
propicia de gran alcance para los próximos años.
En el último quinquenio, el Estado peruano ha aprobado polí-
ticas que constituyen el marco normativo nacional para la pro-
moción del desarrollo de jóvenes y adolescentes. En el 2003
se creó el Consejo Nacional de la Juventud (CONAJU). En el
2005 se suscribió la Convención Iberoamericana de Derechos
de las y los Jóvenes, y se presentaron los Lineamientos de po-
líticas de juventudes. En julio del 2006, la Comisión Nacional
de Juventud, CNJ-CONAJU, entregó al país el Plan Nacional
de la Juventud 2006-2011, que enmarca la acción del Estado
en lo que concierne a la juventud.
16
16
Siguiendo esa línea, se ha promulgado la Ley del Con-
cejal Joven, una norma que permitirá que 20% de los
integrantes de las listas a regidores distritales y provin-
ciales que participen en los próximos comicios sean jó-
venes.
Las siguientes son las principales políticas nacionales y
sectoriales vinculadas a jóvenes y adolescentes:
Código de los Niños y Adolescentes
Ley contra el Pandillaje Pernicioso
Acuerdo Nacional, que en su 7.a política indica la
erradicación de la violencia y en la 30.a la elimina-
ción del terrorismo
Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza
Plan Nacional de Violencia contra la Mujer
Plan de Reparaciones para las Víctimas de la Vio-
lencia Política
Plan de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y
Hombres 2006-2010
Plan General de Estrategia Sanitaria Nacional de
Salud Mental y Cultura de Paz
Plan Nacional de Apoyo a la Familia
Lineamientos de políticas de juventudes 2005-
2015
Plan Nacional de Juventud, 2006 al 2011
Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adoles-
cencia 2002-2010
Lineamientos de Políticas de Salud de las y los Ado-
lescentes
Sistema de Reinserción Social del Adolescente Infractor
en el Perú
Ley Orgánica de Municipalidades, 27972 (artículos 73 y
82)
Plan Nacional de Seguridad Ciudadana
En este contexto, el avance de la estrategia de la Red de Mu-
nicipios y Comunidades Saludables del Perú, con un enfoque
de promoción de la salud, y la alianza con el proyecto Fomento
del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia, financiado
por el Gobierno de Alemania e implementado por la OPS y la
Cooperación Técnica Alemana-GTZ, fortalecen las acciones
en favor de las y los jóvenes en el ámbito municipal.
17
2.1 MARCO REFERENCIAL
2.1.1 Situación de las y los jóvenes en América Latina
Resumen de la presentación de Ana Isabel Moreno9
La inversión en la juventud que realizan los gobiernos de los
países se fundamenta en tres aspectos:
Hoy en día, la juventud constituye el sector poblacional
más numeroso de América Latina.
No hay suficientes oportunidades de desarrollo para las y
los jóvenes.
2. SISTEMATIZACIÓN DEL PROCESO
Laviolencia no es un problema social sin solución ni un componente ineludible de la condición huma-
na.Es mucho lo que podemos hacerpara prevenirla.
Organización Mundial de la Salud
Para trazar el marco referencial, en esta parte se presenta la reseña de cuatro ponencias de especialistas internacionales
y nacionales. Seguidamente, se incluye el resumen de siete presentaciones que muestran las diferentes formas de encarar
la violencia que afecta a las y los jóvenes. Es importante hacer notar que la acción multisectorial se destaca como elemento
común en esos documentos.
Luego se describen cinco experiencias municipales y el trabajo en grupo que se realizó como momento central del seminario
taller Políticas Municipales a Favor de una Vida Libre de Violencia para las y los Jóvenes. Finalmente, se cierra con las con-
clusiones del proceso.
9
Médica, coordinadora regional del proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia de la Cooperación Técnica Alemana -
GTZ.
La efectividad de los programas de prevención de la
violencia que afecta a las y los jóvenes es escasa o
nula.
América Latina tiene una población de 507 millones de
habitantes; de ellos, 99 millones son jóvenes de 15 a 24
años. Es decir, aproximadamente 62% de la población
de la región es menor de 30 años y muchos de esos
jóvenes son indígenas. Según información de la Comi-
sión Económica para América Latina (CEPAL), en el año
2001, cerca de un millón de mujeres y hombres jóvenes
indígenas vivían en Bolivia y Guatemala, y 2,7 millones
en el Perú.
18
18
Las cifras revelan que las y los jóvenes latinoamericanos
enfrentan serias desventajas para su desarrollo. La pobre-
za de los países de América Latina tiene un rostro joven.
Entre 1990 y 2002, 17.600 jóvenes incrementaron el nú-
mero de pobres, los que suman un total de 58 millones.
Educación
Empleo
Acceso a
la salud
La tasa de escolaridad promedio es de 5,2 años.
Sólo 39,8% de las y los jóvenes se gradúan de la secundaria. Hay que tener en
cuenta que en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) esta cifra alcanza 85%.
En 20% de los países más pobres de América Latina, sólo 12% de la población se
gradúa de la secundaria.
Sólo 6,5% se gradúa de la universidad.
La tasa de desocupación de las y los jóvenes de 15 a 24 años es mayor de 30%.
El desempleo juvenil es 2,5 veces mayor que el elevado desempleo general.
De cada 100 nuevos trabajos, 93 son para adultos y 7 son para jóvenes.
La tasa de mortalidad de las y los jóvenes latinoamericanos de 15 a 24 años de
edad, calculada en 134 por cada 100.000, representa poco más de la mitad que la
del grupo de 25 a 44 años de edad.
Los jóvenes siguen teniendo poco acceso a los servicios de salud y a los seguros
de salud.
A la población indigente se sumaron 800.000 jóvenes, lo que
hace un total de 21 millones.
En América Latina, las y los jóvenes tienen insuficientes opor-
tunidades de acceso a la educación, el empleo y los servicios
de salud, como lo muestran los siguientes datos:
19
En cuanto a la violencia, el Informe mundial de la salud del año
2002 reveló que América Latina es la segunda área geográfica
con mayor criminalidad en el mundo después de África al sur
del Sahara. Esa alta tasa indica que los homicidios involucran
especialmente a hombres jóvenes. La tasa de criminalidad en
América Latina es seis veces más alta que la tasa moderada
de países como Noruega, Suecia y Holanda.
Cifras de violencia en jóvenes de América Latina:
El número de homicidios que involucran a los jóvenes cre-
ció 40% en el decenio de 1990.
Anualmente hay 30 homicidios de jóvenes por cada
100.000 habitantes.
Las principales causas de muerte entre adolescentes son
externas e incluyen la violencia y el homicidio.
De todos los homicidios en América Latina, 29% corres-
ponden a jóvenes.
En la Encuesta de Salud de los Adolescentes del Caribe
(CAHS) realizada en el 2000 entre los jóvenes de nueve
países de habla inglesa se encontró que:
17% de adolescentes hombres y 15% de adolescen-
tes mujeres informaron haber sido abusados física-
mente.
Uno de cada tres encuestados expresó inquietud por
el nivel de violencia en su comunidad.
Según el Informe mundial sobre prevención de los
traumatismos causados por accidentes de tránsito de
la OMS (2004), la tasa de mortalidad en jóvenes entre
15 y 29 años por traumatismos causados por el trán-
sito asciende a 31,2 por cada 100.000 habitantes, y
para el caso de mujeres jóvenes de la misma edad es
de 8,7.
Cifras de violencia autoinfligida en las y los jóvenes de
América Latina:
El suicidio es la decimotercera causa de muer-
te en el mundo. Las lesiones autoinfligidas son
la cuarta causa de muerte y la sexta causa de
mala salud y discapacidad en la población en-
tre 15 y 44 años.*
La tasa de suicidios por cada 100.000 habitan-
tes entre jóvenes de 15 a 24 años llega aproxi-
madamente a 18.
Se producen tres suicidios masculinos por cada
suicidio femenino.*
(*) OMS, Informe mundial sobre violencia y salud, 2002 (pp. 23 y 24)
Bajo nivel de educación.
Alta tasa de desocupación (superior a 20%).
Aumento del número de familias desarticuladas.
En Estados Unidos, una investigación que incluía
a 60.000 jóvenes delincuentes detectó que 70%
tenían familias desarticuladas, con un solo cónyuge
al frente.
En Uruguay se encontró que 64% de las y los jóvenes
internados provenían de familias desarticuladas.
Causas de la violencia en adolescentes y
jóvenes:
20
20
Los estudios indican que aunque existe mayor infor-
mación y difusión sobre el uso de anticonceptivos, en
América Latina las y los jóvenes no los emplean. Cada
año, 15% de las y los adolescentes entre 15 y 19 años
adquieren una infección de transmisión sexual. Un dato
alarmante es que la mitad de las nuevas infecciones por
VIH ocurre en personas de 15 a 24 años. Además, hay
un consumo creciente de alcohol y tabaco en las y los
jóvenes, y las intervenciones no han logrado modificar
esos comportamientos, que pueden estar asociados a
diferentes manifestaciones de violencia.
En la región, para revertir esta crítica situación es nece-
sario elaborar e implementar políticas nacionales que
permitan la inclusión de las y los jóvenes en las políticas
sectoriales. Se requiere desarrollar una labor articulada
y multisectorial para dar una respuesta integral y eva-
luar permanentemente dichas políticas con el fin de ase-
gurar que la juventud tenga una verdadera participación
en esos procesos.
2.1.2 Situación de las y los jóvenes peruanos
A continuación se presenta el resumen de cuatro sec-
tores del Estado sobre la situación de las y los jóvenes
peruanos y la magnitud de la violencia que los afecta.
La información fue presentada por representantes de la
Comisión Nacional de las Juventudes, el Ministerio de
Salud, el Ministerio de la Mujer y el Desarrollo Humano,
y el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana.
10
Jefe de Planeamiento de la Comisión Nacional de Juventudes.
Resumen de la presentación de Dante Mendieta10
En el Perú, la población entre 15 a 29 años es de 7.732.989
personas, según el censo del 2004. Esa cifra representa 28%
de una población estimada de 27 millones y medio de perua-
nos; una de cada cuatro personas es joven.
En los próximos años, esa proporción se irá reduciendo lenta-
mente debido a la transición demográfica. Sin embargo, en nú-
meros absolutos seguirá creciendo durante la próxima déca-
da. Se estima que para el año 2010 en el Perú habrá 600.000
jóvenes más. En el año 2004 la pobreza afectó a la mayoría
de las y los jóvenes. Las cifras hicieron ver que en el ámbito
nacional, 48,1% de las y los jóvenes peruanos son pobres y
16,6% son extremadamente pobres. La gravedad de esta si-
tuación varía según la zona geográfica.
En zonas rurales, 70,9% de las y los jóvenes son pobres
y 38,7% viven en extrema pobreza.
En zonas urbanas, 38,4% son pobres y 7,2% se encuen-
tran en extrema pobreza.
Del total de hogares que tienen como cabeza de familia a una
o un joven entre 16 a 29 años, 51,5% participan en alguna
organización o programa social como el Vaso de Leche, los
comedores populares o Pro Joven. La modalidad más repre-
sentativa es el Vaso de Leche, con 48,9% de jóvenes; la forma
de participación de las y los jóvenes en calidad de miembros
activos es de 51,7% y como afiliados es de 47,4%.
21
A pesar de las mejoras en el acceso a la educación, el pro-
medio de escolaridad es todavía de 9,5 en relación con los 11
años normales que deberían estudiar los jóvenes. La principal
razón de inasistencia a un centro de enseñanza por parte de
las y los jóvenes está ligada a problemas económicos.
59,9% alcanzaron el nivel se-
cundario, seguido del superior
con 20,2%.
10,9% asistió a un centro de
enseñanza no regular.
La principal causa de inasistencia
es la económica.
JÓVENES PERUANOS DE 15 A 29 AÑOS
74,2% no están en ningún tipo
de seguro de salud
11,1% están afiliados al Seguro
Integral de Salud.
43,2%tienenalgunaenfermedad
o han sufrido un accidente.
38% de los casos registrados
de sida en el Perú son personas
entre 15 a 29 años (MINSA).
84% de las jóvenes en pobreza
extrema inician su actividad
sexual antes de los 19 años.
La tasa de empleo urbano para
jóvenes entre 15 y 29 años se
calculó en 58% en el año 2002.
Entre los hombres fue de 66%
y entre las mujeres fue de 52%,
un poco menor pero aun así bas-
tante elevada.
La tasa de desempleo se calculó
entre 11 y 12%; bastante mayor
que la de la población adulta,
que fue de 7%.
Educación Salud      Empleo
Respecto al acceso a los servicios de salud, la mayoría
no tiene ningún tipo de seguro en salud. En cuanto al
empleo, los jóvenes entre los 15 y 29 años son los más
afectados, aunque el desempleo afecta a todos los gru-
pos de la población.
22
22
2.1.3 Magnitud de la violencia que afecta a las y los
jóvenes
Según la OMS, la violencia es el uso intencional de la
fuerza física o del poder, real o por amenaza, contra la
persona misma, contra otra persona o contra un grupo
o comunidad, que tiene alta probabilidad de resultar en
muerte, lesión, daño psicológico o problemas del desa-
rrollo.
Esta definición de la violencia divide los comportamien-
tos violentos según quién haya cometido el acto, quién
sea la víctima y el tipo de violencia que se haya come-
tido. De acuerdo con este criterio, son tres los tipos de
violencia: 1) autoinfligida, 2) interpersonal y 3) colectiva.
La relación entre ellas está en función de un conjunto de
factores de riesgo de diferente nivel: individual, familiar
y social.
Violencia autoinfligida
Resumen de la presentación de Mercedes Arévalo11
Por definición, la violencia autoinfligida es aquella que
una persona se produce a sí misma y comprende la con-
ducta suicida, el suicidio y el autoabuso.
Conducta suicida y suicidio
Autoabuso
Autoinfligida
Respecto al suicidio y la conducta suicida, según el Instituto
Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi
los suicidios se incrementaron en 25% en el 2004.
Hasta el 2003 ocurrían 20 suicidios por mes, pero en el 2004
este número se incrementó. De enero a septiembre del 2005
se habían producido 400 suicidios, el doble en comparación
con los que ocurrieron hasta septiembre del 2003.
Número de suicidios
344 en el 2002
358 en el 2003
432 en el 2004
De los suicidios, 60% (187) ocurrieron en Lima en el 2005. De
esos casos, 15% correspondieron a menores de 18 años, por-
centaje superior al del año 2004, que fue de 13%.
Los casos de suicidio reportados por el MINSA para el período
2002-2003 indican que 30% del total correspondieron a jóve-
nes. Los productos químicos o el ahorcamiento fueron los me-
dios más empleados por los jóvenes y adultos suicidas.
Otras fuentes reportaron:
En el 2001, el Instituto de Medicina Legal colocó al suici-
dio como la cuarta causa de muerte violenta en Lima. De
esas muertes, 8% correspondían a adolescentes.
11
Directora ejecutiva de Educación para la Salud, Ministerio de Salud.
23
En el 2002, el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en
Lima y Callao encontró que 30% de las y los adolescen-
tes tuvieron deseos suicidas (Instituto Nacional de Salud
Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi).
En el 2004, la encuesta de opinión realizada por Acción
por los Niños a 404 niños de 11 a 17 años en Lima encon-
tró que 42,9% aducía como motivo de suicidio el hecho de
no sentirse queridos por sus padres y 11,1% la decepción
respecto a su pareja.
Los distritos donde se ha registrado mayor número de suici-
dios son San Juan de Miraflores, San Juan de Lurigancho, Vi-
tarte, San Martín de Porras, Surco y Comas. Son distritos con
altos índices de pobreza, en los cuales también se encuentra
mayor pandillaje.
Respecto al autoabuso, el estudio realizado en el 2004 por la
Comisión Nacional por una Vida Libre de Drogas (DEVIDA) en
escolares del nivel secundario de Lima encontró que:
86% habían consumido alcohol alguna vez en su vida en-
tre los 11 y 15 años.
95,9% habían consumido dos sustancias psicoactivas al-
guna vez.
Las drogas más usadas fueron el alcohol, con 48,41%, y
el tabaco, que alcanzó a 25,22% de las y los jóvenes.
Según los registros estadísticos del MINSA, de cada cuatro
personas que acuden a un servicio psicológico de consulta
externa por uso de sustancias psicoactivas, una de ellas es
joven. En el 2004, en las consultas externas de personas jóve-
Interpersonal
Familia o
compañero (a)
Ancianos (as)
Comunidad
Jóvenes
Pareja
Conocidos
Desconocidos
12
Directora nacional del Programa Contra la Violencia Familiar y Sexual del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social.
nes y adultas con trastornos mentales, el uso del alcohol
figuró como su principal causa.
Aparte del consumo de alcohol, el abuso de múltiples
drogas es lo más característico en la población joven
que acude a los consultorios externos del MINSA.
Violencia interpersonal
Resumen de la presentación de Illian Hawie12
La violencia interpersonal es aquella que se produce en
el ambiente familiar o en la relación de pareja, y la que
está relacionada con la comunidad, que puede ser la vio-
lencia ejercida por una persona conocida o desconocida.
Este tipo de violencia la impone un individuo o un grupo
de individuos hacia otra persona.
24
24
En los casos de adolescentes atendidos en los Centros
de Emergencia Mujer del Ministerio de la Mujer (CEM),
ellos en su mayoría son maltratados física y psicoló-
gicamente, lo cual disminuye su autoestima. Otro tipo
de agresión que se oculta más es el abuso sexual por
familiares y allegados y también por desconocidos. La
mayoría de esos abusos sexuales son infligidos por un
tío, un primo o un pariente cercano. Cuando ocurre en
mujeres, el principal agresor es el padre; este tipo de
abuso sexual se denomina incesto.
Además, las y los adolescentes también son víctimas
de explotación sexual comercial. La familia pone a dis-
posición a su adolescente, a su niño o a su joven para
el comercio sexual con otra persona. Además se usan
otros medios de explotación sexual, como la exhibición
y el uso de imágenes pornográficas en Internet.
El Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES),
en respuesta a esta problemática, está implementando
el proyecto El Estado y la Sociedad Civil contra la Vio-
lencia, el Abuso y la Explotación Sexual Infantil, finan-
ciado por la Cooperación Belga y UNICEF. Actualmente,
el proyecto se implementa en Lima, Cusco, Madre de
Dios y Loreto, lugares identificados como corredores de
trata de personas en la modalidad de explotación sexual
y comercial infantil.
En relación con el abuso sexual, en el 2005 el MIMDES
realizó un estudio y encontró que:
Seis de cada 10 adolescentes refirieron maltrato psicoló-
gico y físico en el hogar.
Uno de cada cinco adolescentes refirieron algún tipo de
abuso sexual tanto en la casa, colegio u otro ambiente.
Acerca de la violencia en parejas de jóvenes, se encontró que
la mujer joven cree ser merecedora del maltrato que está re-
cibiendo, cree que la violencia sexual es una práctica permi-
tida y que forma parte de su vida, esté casada o no. Las que
vienen de provincia consideran que son costumbres de Lima.
Los datos del Instituto Nacional de Informática y Estadística de
la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar Continua 2004
revelaron que:
De las mujeres de 15 a 29 años, 7% refirieron haber sido
obligadas alguna vez a tener relaciones sexuales con su
pareja.
De las mujeres que refirieron que su cónyuge las maltrató
físicamente alguna vez, 28% tenían entre 15 a 29 años.
El siguiente cuadro muestra la información estadística inter-
sectorial recogida en los Centros de Emergencia Mujer, en las
comisarías de la policía y el MINSA durante el período enero a
diciembre del 2005.
25
Las mujeres y hombres de 6 a 17 años de edad
representaron más de 70% del total de casos de
violencia sexual.
Un aspecto crítico de las estadísticas sobre violencia es
que no existe un criterio uniforme para determinar los gru-
pos de edad. Por ese motivo, el registro de los casos en
las instituciones responsables se hace de manera dife-
rente y no se puede cruzar ni comparar la información.
Además, aún no se han implementado mecanismos que
faciliten el intercambio de información entre los sectores.
El MIMDES propone una labor de prevención y de pro-
moción con el apoyo de las instancias municipales y la
participación del Ministerio de Educación para que se
enseñe a los jóvenes a ser parejas y padres responsa-
bles.
Violencia colectiva
Resumen de la presentación de Alfonso Gushiken13
Se entiende como violencia colectiva al uso instrumental
de la violencia por personas que se identifican a sí mis-
mas como miembros de un grupo frente a otro grupo o
conjunto de individuos con el fin de lograr objetivos po-
líticos, económicos o sociales comunes. Adopta formas
como los conflictos armados dentro de los Estados o
entre ellos; actos de violencia perpetrados por los Esta-
dos, como por ejemplo, genocidio, represión, terrorismo
Violencia familiar y sexual en jóvenes de 10 a 29 años
Enero a diciembre del 2005
En casi la mitad de los casos de violencia familiar registrados
en los Centros de Emergencia Mujer del MIMDES, el principal
agresor es el enamorado, novio, conviviente o esposo.
Debido a la gran demanda del servicio, el MIMDES ha ido crean-
do anualmente más Centros de Emergencia Mujer en todo el
país. Aún falta implementar centros en Amazonas y Madre de
Dios.
De cada 10 casos de violencia familiar denunciados por jóve-
nes en el Centro de Emergencia de la Mujer, 9 son mujeres.
En el período del 2001 al 2005, el Instituto de Medicina Legal
llamó la atención respecto a los casos médico legales por deli-
tos contra la libertad sexual.
Hubo un incremento de casi 100% en el período 2001 a
2005.
Más de la quinta parte de las víctimas con lesiones físicas
fueron menores de 23 años.
La proporción hombre-mujer fue de uno a cuatro durante
el período 2001 a 2002.
Fuente: Registros administrativos de servicios de cada sector.
*11 a 17 años
13
Consultor del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana.
Servicio		 Centros		 Comisarias Establecimientos
Emergencia (Ministerio del de salud (MINSA)
				 Interior)
Casos          11.760            9.513(*)       4.427
26
26
Social
Política
Económica
Violencia colectiva
La violencia social adopta la forma de delincuencia y
pandillaje. Esta última linda con la violencia interperso-
nal y se presenta entre los jóvenes de barrio. En este
tipo de violencia, las y los jóvenes se ubican en los dos
lados de la moneda, como víctimas o como blanco de
la agresión, y al mismo tiempo son quienes ejercen la
violencia.
En cuanto a la violencia política, la principal fuente de
referencia es el Informe de la Comisión de la Verdad.
Una de sus conclusiones más importantes es que la
violencia política no se ha distribuido de manera similar
en todos los grupos sociales del país, sino que se ha
focalizado en las poblaciones excluidas socialmente, en
los pobres de las zonas rurales que tienen una lengua
diferente del castellano.
Uno de los aspectos que no ha sido muy divulgado es cómo la
violencia se distribuye entre los grupos de edad y entre hom-
bres y mujeres. Las muertes y desapariciones forzadas tuvie-
ron como blanco importante a la población juvenil; 4 de cada
10 victimas fatales, sean muertos o desaparecidos, fueron per-
sonas que en ese momento tenían entre 10 a 29 años.
El análisis por tipo de violación de los derechos humanos re-
vela que los jóvenes representaron 40% de las víctimas. En
cuanto a asesinatos y ejecuciones extrajudiciales, 37% estu-
vieron concentrados en la población joven. De las personas
que fueron torturadas y que declararon ante la Comisión de
la Verdad, 41% eran jóvenes. Además, los casos de violación
sexual se concentraron en la población juvenil.
La violencia política se ha focalizado
en las poblaciones excluidas socialmente
y ha tenido como blanco importante
a la población juvenil, que desapareció,
fue violada sexualmente
o asesinada.
Otros aspectos de la violencia, como la desintegración de los
vínculos familiares y comunitarios, especialmente en los niños
y adolescentes que han quedado en orfandad, tienen un im-
pacto innegable en la salud mental.
En el Censo por la Paz, el Ministerio de la Mujer y Desarrollo
Social reportó que los huérfanos producidos por la guerra se-
rían alrededor de 38.351. Adicionalmente, habría que destacar
que muchos niños nacieron como producto de las violaciones
sexuales.
y crimen organizado. La violencia colectiva se subdivide
en violencia social, política y económica.
La violencia social se entiende como aquella que pro-
mueve intereses sectoriales e incluye las acciones te-
rroristas y la violencia de masas. La violencia política es
la violencia del Estado y los actos similares llevados a
cabo por grupos e incluye la guerra. La violencia econó-
mica comprende los ataques motivados por el afán de
lucro.
27
El Informe de la Comisión de la Verdad no ha señalado cuál ha
sido la participación de las y los jóvenes del lado de los comba-
tientes, como personas que ejercen violencia contra otros. Ese
tema merece un análisis detenido para comprender su relación
con la violencia delincuencial.
En relación con la violencia delincuencial, el Instituto Apoyo
realizó un estudio sobre victimización para el Consejo Nacional
de Seguridad Ciudadana. Una de las primeras conclusiones
fue que la violencia delincuencial tiene especificidades según
la región del país, de manera que se encuentran diferentes
comportamientos en la participación de las y los adolescentes
y jóvenes, sea como agresores o como agredidos, y no se pue-
den establecer patrones.
Lo que se puede decir es que, en algunas ciudades, las tasas
de victimización por robo o por hurto, ya sea con violencia o
sin ella, tienden a ser más altas en el grupo de edad de 16 a
24 años —y se puede extender hasta los 29 años—, sin que
exista una significancia estadística que permita afirmar dife-
rencias notorias con otros grupos de edad. Es decir, existe una
tendencia.
En todas las regiones, la percepción de las y los jóvenes frente
a la violencia y la delincuencia es mejor que la que tienen los
grupos de mayor edad. Así, frente a la pregunta “En la zona o
barrio donde usted vive, ¿el delito ha aumentado, disminuido
o permanece igual?”, el porcentaje obtenido por la respuesta
“Ha aumentado” es significativamente menor y la respuesta
“Ha disminuido” es mayor entre los jóvenes en todas las ciuda-
des incluidas en el estudio (Cusco, Lima, Trujillo, Huamanga,
Arequipa e Iquitos).
Según las fuentes policiales, en relación con el 2001, en
general, hay un incremento en la incidencia del delito.
En ese año, 350 niños y adolescentes fueron registra-
dos como perpetradores de algún delito. La mitad fueron
delitos contra el patrimonio y 20% fueron delitos en los
que había habido lesiones contra otros. Se debe tener
cuidado con los datos estadísticos porque la información
disponible está retrasada, no es confiable y no es repre-
sentativa porque hay un alto porcentaje que no denuncia.
En realidad, con los datos que ofrecen las instituciones
se tienen aproximaciones pero no se sabe exactamente
lo que está sucediendo.
En lo que se refiere a los jóvenes, esta apreciación es más
contundente: muchos delitos quedan impunes. Cuando
hay intervención, no se da el seguimiento de procesos
y los adolescentes que son recluidos se encuentran en
lugares de mayor vulnerabilidad; no son intervenciones
significativas que les permitan superar sus problemas,
pues se los ubica en centros de rehabilitación excluidos
de la sociedad.
Lo que se quiere señalar es que si en términos genera-
les la información sobre la violencia no es confiable ni
representativa, en el caso de la violencia juvenil, además
de ser poco confiable y representativa, la información no
nos permite caracterizar cuáles son las tendencias. ¿La
violencia está creciendo?, ¿está disminuyendo? ¿Quié-
nes son los adolescentes que participan en ella, sea
como víctimas o victimarios? Eso no se conoce.
28
28
La información sobre violencia en general no es
confiable ni representativa; en el caso de la violencia
juvenil, ocurre lo mismo. No se puede decir si el pro-
blema está creciendo o disminuyendo.
El Informe 51 de la Defensoría del Pueblo, El siste-
ma penal juvenil en el Perú, da cuenta del número de
adolescentes privados de la libertad y se observa que
éste se ha incrementado después de una reducción en
1997.
Tasa de adolescentes privados de libertad por
100.000 habitantes
(Obtenida sobre la base de la población adolescente)
El número de adolescentes detenidos cada año más el
establecimiento de las tasas, dividido entre el total de la
población, permite deducir que las tasas se incremen-
taron de manera importante. Esta información sólo está
registrada hasta el año 2000.
Sobre las razones por las cuales los adolescentes son
privados de la libertad, los datos muestran que la ma-
yor parte son hombres que cometieron delitos contra el
patrimonio, contra la vida, el cuerpo y la salud, y contra
la libertad sexual. El informe estadístico de la policía da
cuenta de la importancia que tienen los delitos contra el
patrimonio y las lesiones.
Datos de la Policía Nacional del Perú, con relación al año
2001, revelaron un incremento en la incidencia del delito. En
ese año, 350 niños y adolescentes son registrados como ha-
biendo cometido algún delito. La mitad son delitos contra el pa-
trimonio y 20% son delitos en los que ha habido compromiso
de lesiones contra otros. Con relación a estos datos estadísti-
cos, se debe considerar que la información está retrasada y no
es representativa, dado el gran porcentaje de casos que no se
denuncian. Con los datos que ofrecen las instituciones, no se
puede afirmar lo que está sucediendo realmente respecto a la
violencia que afecta a los jóvenes.
En relación con el pandillaje, la policía tiene información so-
bre el número de adolescentes que participan en pandillas, el
número de pandillas y los distritos donde operan, sobre todo
en la capital. Según estadísticas de la Oficina de Participación
Ciudadana de la VII DIRTEPOL, recopiladas en todas las comi-
sarías de Lima, sólo en Lima Metropolitana y Callao:
Existen 12.000 adolescentes y jóvenes involucrados en
390 pandillas.
El pandillaje se desarrolla con mayor frecuencia en la zona
norte de los asentamientos humanos de Lima.
27 distritos registran presencia permanente de pandille-
ros; destacan Comas (1.527), El Agustino (1.466), San
Juan de Lurigancho (1.220) y Rímac (1.205).
Aunque existe información sobre pandillaje, ésta no es con-
fiable ni representativa debido a la carencia de un registro
unificado y de indicadores para monitorear el curso de este
fenómeno.
1995 1996 1997 1998 1999 2000
Número 609 608 467 *** 636 879
Tasa 18,9 18,7 14,4 *** 19,3 26,5
Fuente: Defensoría del Pueblo. El sistema penal juvenil en el
Perú. Serie Informes Defensoriales. Informe N.º 51, 2000.
29
Este déficit de información se da en todos los tipos de violencia
y en todos los sectores del país. La carencia de información
no permite tomar decisiones basadas en la evidencia y no hay
forma de medir los resultados ni las consecuencias de las de-
cisiones que se toman.
Por ello, el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana se ha
trazado como una meta la implementación de un observatorio
de la violencia para el país, con la participación y el compromi-
so no sólo del Ministerio del Interior y de la Policía, sino tam-
bién de otros sectores públicos y de los gobiernos locales.
2.1.4 Determinantes sociales y prevención de la
violencia
Resumen de la presentación de Fernando Rocabado14
En salud pública hay tres formas de acción: promoción de la
salud, prevención y curación. Cada una tiene un campo de
acción específico. La promoción de la salud trabaja sobre los
determinantes de la salud, la prevención sobre los factores de
riesgo y la curación sobre el daño o la enfermedad a través de
la rehabilitación.
El enfoque de la curación: se refiere a la necesidad de rehabili-
tar el daño existente y los efectos de la violencia; con frecuencia
usa términos como “mujer vapuleada”, “joven violada”, “joven
herido o lesionado”, “estudiante que se suicida” u “homicida”.
El enfoque de la prevención: se refiere a la probabilística, al
factor de riesgo, que es la característica que se asocia con
el aumento de la probabilidad de padecer un daño. Denota la
Determinantes sociales de la salud
Paz
Educación
Alimentación
Vivienda
Ingreso económico
Ecosistema estable
Justicia social y equidad
14
Consultor internacional de la Organización Panamericana de la Salud-Perú.
probabilidad de que alguien sufra un acto violento. Califi-
ca eventos de tipo individual. Por ejemplo, ser hijo de un
padre violento o de una madre prostituta puede aumen-
tar la probabilidad de ser violento. No pagar el pasaje del
transporte u orinar en la calle son factores premonito-
rios de violencia. Las personas que tienden a infringir las
normas pequeñas suelen ser quienes luego infringen las
grandes. Según un estudio, salir tarde de noche aumen-
ta la probabilidad de sufrir violencia.
El enfoque de la promoción de la salud: se refiere a los
determinantes sociales de la salud, a aquellas condiciones
que por estar en la estructura de la sociedad contribuyen al
mantenimiento o mejoramiento de la salud de la población.
La Carta de Ottawa señaló algunos prerrequisitos para la
salud: la paz, la educación, la alimentación, la vivienda, el
ingreso económico, un ecosistema estable, la justicia social
y la equidad. Esos son los determinantes sociales que in-
fluyen en la violencia; es decir, a mayor presencia de estos
determinantes, menos violencia habrá.
30
30
Algunas características biológicas pueden condicionar
la violencia. Los niños que nacen con hipoxia y que tie-
nen un progenitor con problemas mentales, tienen una
alta probabilidad de ser violentos en la etapa adulta. La
mayor parte de los determinantes están fuera del sector
Salud. El determinante ambiental, por ejemplo, es una
problemática municipal. Por ello, es necesario construir
alianzas con otras instituciones para priorizar los deter-
minantes clave.
El enfoque del ciclo de vida explica las condiciones que
influyen desde el nacimiento hasta la vejez. El riesgo se
acumula. Por ejemplo, los niños agresivos son conflicti-
vos en la adolescencia y por lo general son adultos con
conductas graves de violencia o terminan el resto de su
vida en la cárcel.
El documento sobre perfil de la violencia elaborado por
el proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Preven-
ción de la Violencia (OPS-GTZ) ha recogido informa-
ción de los sectores desde el 2000 al 2005, y muestra
un aumento de la violencia; esto se ha detectado, por
ejemplo, a través de la atención médico legal contra la
libertad sexual. Ese incremento es una manifestación
de la influencia del ciclo de vida. Hay una fuerte relación
entre juventud y violencia. El grupo que ha sufrido más
violaciones sexuales tiene entre 13 y 17 años. De cada
10 personas que acuden a la policía a denunciar que
han sido víctimas, 6 son jóvenes entre 13 y 23 años, y 7
de ellas tienen entre 10 y 17 años.
Los jóvenes peruanos son sumamente vulnerables
a la pobreza. El determinante crucial entre ingreso
y posición social muestra que del total de jóvenes peruanos,
54% son pobres, y de ellos, 23,9% son extremadamente po-
bres. El desempleo juvenil es más de 11%; la tasa de desem-
pleo es 7%.
El determinante género se hace evidente en el análisis de la
distribución de la pobreza por hogares monoparentales. Cuan-
do la mujer es la jefa del hogar, la posibilidad de pobreza au-
menta casi 2,5 veces, pues significa también el abandono de
los hijos y otros problemas conexos. La pobreza, los ingresos
y la ocupación son determinantes que pueden ser tratados
por separado. La desocupación tiene un rol fundamental en la
creación de problemas. Por ello, se sugiere que en el futuro se
estudien separadamente.
Se ha comprobado que hay más violencia cuando la pobla-
ción es más pobre. Los estudios realizados en Estados Unidos
muestran que la violencia en los estratos socioeconómicos ba-
jos es el doble que en los estratos medios y que aumenta con
la desigualdad. A mayor desigualdad, mayor violencia. Existen
países donde la desigualdad es muy grande y otros donde es
menor, como en Costa Rica y Cuba. Chile y Brasil son los paí-
ses de la región con más desigualdad.
La falta de oportunidades para estudiar o para trabajar es
fundamental para explicar la violencia, porque los jóvenes
son lanzados a la vida, y si no tienen una oportunidad, esa
frustración los lleva a situaciones de riesgo y de violencia.
Se ha probado que la violencia disminuye cuando hay
crecimiento económico.
El análisis de la defunción por sexo según estratos de pobre-
za realizado en el Perú en el 2000 muestra que las personas
extremadamente pobres fallecen entre los 40 y 45 años. Quie-
31
El entorno juega un rol importante y el tipo de vecindario
es crucial. Hay vecindarios que representan un caldo de
cultivo para la violencia y en ellos hay pandillas, armas
de fuego y tráfico de drogas.
En el Perú hubo más muertos por violencia política en
el área rural que en el área urbana y 47,7% de los des-
aparecidos en el área rural tenían entre 10 y 29 años.
Los países que desarrollan políticas de protección social
tienen menos violencia.
La influencia de los medios de comunicación conlleva
a que exista prácticamente una cultura de la violencia,
que produce, por ejemplo, a las maras salvadoreñas. En
El Salvador hay 35.000 y en Estados Unidos 650.000
mareros que nacieron ahí. La cultura de la violencia se
difunde. En el Perú, las culturas de la barra brava y la
pandilla barrial son las más difundidas.
Los hábitos o estilos de vida son los comportamientos
que reducen o incrementan los riesgos para la salud de
las personas. Algunos de éstos son el mal comporta-
miento vial y su secuela de accidentes, el consumo de
alcohol y de tabaco, la falta de actividad física, la cultura
de violencia, los valores negativos, la carencia de higie-
ne, el comportamiento sexual de riesgo, entre otros. El
estilo de vida no depende sólo del individuo sino tam-
bién de la sociedad. De ahí la importancia de la política
municipal; por ejemplo, el que nadie fume no sólo es un
problema personal sino que corresponde a una política
municipal de aplicación de una ley.
De las personas que estaban reclusas el año 2004,
41,5% habían sido detenidas por consumo de drogas,
nes tienen mejor nivel económico fallecen en promedio a los
70 años. Hay relación entre esperanza de vida y violencia; el
número de personas que muere por violencia es elevado en
ciertos grupos y entre los hombres particularmente.
La desnutrición tiene una distribución crónica en el país. Quien
no come lo suficiente, no duerme tranquilo y eso produce re-
acciones adversas en la salud. Un resultado de la desnutrición
crónica es la baja talla promedio; en la mujer de 1,51 metros, y
en el hombre, de 1,60 metros. Ésta es una carencia establecida
desde hace muchos años, sobre todo en regiones donde la vio-
lencia política ha sido fuerte como en Ayacucho y Apurímac.
La educación es un elemento protector porque proporciona a
la familia más cohesión y más posibilidades de defensa contra
las adversidades de la vida. La familia en su conjunto —no
sólo la madre— se protege mejor cuanta mayor educación tie-
ne. En el país, casi 100% de los niños van a la escuela, pero
hay una alta deserción. La razón es económica. El promedio
de estudios es de 9,5 años. Aún no se ha logrado la meta de
elevar ese estándar. De los pandilleros de Lima, 13% tienen
educación primaria y 64% secundaria incompleta. Existe un
quiebre en el proceso de estudios. Los países desarrollados
procuran que la secundaria sea obligatoria.
Hay cifras comparativas en el mundo que merecen atención.
Canadá presenta 1,7% de homicidios. Estados Unidos, el país
más rico, 11% de homicidios, 10 veces más que Canadá. En
Brasil, la mafia mató a 133 personas en tres días. Hay otro tipo
de factores que influyen en la violencia.
32
32
El capital social es el nivel de cohesión social que existe en
una comunidad y hace referencia al nivel de confianza en sus
valores y en el cumplimiento de las normas. La falta de cum-
plimiento de las normas resulta en la anomia. La falta de con-
fianza produce disminución de la inversión y destrucción de
la infraestructura. En los vecindarios violentos y anárquicos,
se dañan los teléfonos, las estaciones de bus y los parques.
Tienen problemas de transporte y escasos lugares de esparci-
miento; las personas temen salir y no hacen actividad física, y
se nota un quiebre de la cohesión social.
Si se trabaja sólo sobre el daño, el problema continuará. Se
debe identificar las causas y tratar se resolver los determinan-
tes sociales que condicionan la violencia.
Una estrategia individual para evitar el riesgo es no salir des-
pués de las 12 de la noche o poner rejas o alarmas. En cam-
bio, las estrategias poblacionales son aquellas en las que los
alcaldes mejoran la educación, la seguridad, el transporte y
dan oportunidades de esparcimiento; son políticas que influ-
yen en los determinantes de la salud. Significa trascender lo
simplemente preventivo para adoptar una política de tipo pro-
mocional.
Es fundamental que la gestión municipal genere ambientes fa-
vorables, más saludables y propicios para la armonía social.
Debe alentar la participación de las personas, promover estilos
de vida saludables y ofrecer servicios que favorezcan la salud.
La violencia es una parte del problema, pero en materia de
salud todo está interrelacionado.
y eso obedece a un estilo de vida, a una conducta de
riesgo. Otro estilo de vida es el consumo de alcohol. En
el Cusco, por ejemplo, es frecuente la muerte por cirro-
sis alcohólica y es una de las zonas con mayor violencia
intrafamiliar en el Perú, según una investigación del pe-
ríodo 2001-2005 publicada en el Anuario de la OMS. En
los datos que proporcionó la Policía Nacional del Perú
respecto al grado de lucidez del agresor, se utilizó el tér-
mino ecuánime, que quiere decir que parecía cuerdo,
pero 25,17% estaban ebrios y 1% drogados.
El género determina el tipo de violencia. El ser hombre
o mujer tiene una influencia crucial en la violencia. Se-
gún el Instituto de Medicina Legal, en el período 2001-
2002, 70% de las violaciones sexuales correspondían
a mujeres y hombres de 6 a 17 años, con una relación
de cuatro mujeres por un hombre. Según datos de la
Policía Nacional del Perú sobre violencia sexual, entre
el 2000 y el 2004, de cada 10 casos denunciados, 9 eran
mujeres.
Respecto a los accidentes de tránsito, en el período
2002 a 2003 el MINSA indicó que uno de cada cinco fa-
llecidos era joven, y de ellos, 70% eran hombres. El ex-
ceso de velocidad, la imprudencia, el incumplimiento de
las normas y el alcohol tienen una relación estrecha con
este dato.
Según el Informe mundial de violencia y salud de la OMS,
tres de cada cuatro víctimas de homicidio son hombres.
En todos los países, los hombres de 10 a 29 años son
los principales agresores y víctimas de la violencia de-
lincuencial.
33
2.1.5 Enfoques de prevención de la violencia
Resumen de la presentación de María Edith Baca15
Según datos de la OMS, cada año más de 1.000.600 personas
pierden la vida y muchas sufren lesiones no mortales como
resultado de la violencia autoinfligida y de la violencia colectiva
y personal.
El tema de la violencia juvenil es complejo porque moviliza la
propia historia personal en relación con la historia del país.
Por este motivo, es importante diferenciar la agresión de la
violencia. El parto es un hecho agresivo y a la vez es cons-
tructivo porque da la vida. Para obtener una silla, se ha tenido
que agredir a la naturaleza y talar un árbol. La agresión puede
ser una fuente de avance, de vida, de construcción; no hace
daño y no es premeditada. En cambio, la violencia es un hecho
consciente que produce dolor y daño. Es ejercida generalmen-
te para producir control, sumisión y dominación. Ésa es la di-
ferencia. Se puede desplegar conductas agresivas para poner
límites. Por ejemplo, si alguien se pasa la señal de tránsito se
le pone un límite, una sanción. Será diferente golpear a alguien
por el hecho de haberse atravesado en el camino. Por eso es
preciso hacer la distinción entre conducta agresiva y conducta
violenta.
Sin embargo, no será realista proponer la “erradicación de la
violencia” porque la violencia surge de manera histórica con
el nacimiento de la humanidad. La violencia es una energía
que se puede canalizar, disminuir y transformar. Prometer su
erradicación es una utopía porque en los milenios de vida que
tiene la humanidad se ha instalado en el orden estructural e
15
Consultora nacional de la Organización Panamericana de la Salud-Perú.
histórico; atraviesa los cimientos de los países, de las co-
munidades, de las familias y de las personas. La violen-
cia no respeta sexo, clase social, credo, territorios ni et-
nias; atraviesa todas estas condiciones. Adopta distintas
formas de acuerdo con la cultura, la organización social
y el contexto histórico. La manera como se desenvuelve
la violencia en el Perú no es la misma que en Irak o en
Estados Unidos. No obstante, si existe voluntad política
sí es posible prevenir todas las formas que adopta la
violencia en nuestro país y el mundo. Sin embargo, ex-
isten fuerzas económicas y políticas que más bien están
interesadas en promover las respuestas violentas en las
situaciones de conflicto.
La violencia representa una lucha de contrarios, como
la lucha entre el bien y le mal. Entre Eros,
la pulsión de vida, y Tánatos, la pulsión de muerte.
Entre el amor y el odio.
En el nivel psicológico, ante la pobreza de los vínculos
amorosos entre las personas, emerge la violencia como
estilo de relacionarse. Frente a esa situación, hay que
desarrollar estrategias y herramientas para modificarla.
En el modelo ecológico se aborda la relación dinámica
y circular entre el individuo y su medio y viceversa, que
se transforman recíprocamente. Ésta es la idea central
del modelo ecológico, la capacidad del individuo de
transformar colectivamente su medio, y la del medio
de transformar a los individuos y a sus colectividades.
34
34
El modelo
ecológico
El subsistema macro se refiere al mundo
de las ideas.
El subsistema meso se refiere al territorio
y a los sectores representados por
las instituciones de salud, educación,
economía, vivienda y otros.
El subsistema micro se refiere a la familia,
la comunidad y las relaciones que se
establecen entre ellas.
El subsistema persona se refiere a los
individuos.
con los factores de riesgo. Este aspecto es central para el di-
seño de acciones.
El subsistema macro comprende la estructura de la sociedad
y las representaciones sociales, los sistemas de valores y las
actitudes. Incluye las relaciones de poder que se establecen
entre las personas, la familia, la comunidad, los sectores y la
sociedad en general. Incluye a la violencia estructural, es de-
cir, a la violencia instituida en la familia.
Las desigualdades y la exclusión social también son
formas de violencia estructural. Que una población esté
excluida del derecho al agua, del derecho a la información,
del derecho a la alimentación produce frustración. El efecto
psicológico de la frustración es la violencia.
Otro aspecto de la cultura es la anomia, cuando las normas
pierden sentido e impera la ley del todo vale. En nuestro me-
dio se ha acuñado la frase culturalmente peruana “normal no-
más”, cuyo significado se asocia a la ausencia de límites, lo
que favorece la violencia.
La anomia propicia la violencia porque borra los límites que
estructuran a la persona, a la familia, a una sociedad. Esa pér-
dida de límites está asociada a la desestructuración de la iden-
tidad, aspecto que requiere un trabajo con los jóvenes.
El subsistema meso se refiere a la territorialidad de los sec-
tores de educación, salud, vivienda y economía, y a la relación
dinámica que se establece entre ellos. Como resultado de los
fenómenos que se dan en este nivel
Al definir estrategias, mecanismos, planes y programas
para atender el fenómeno de la violencia se debe te-
ner plena conciencia del impacto. Cuando se interviene
en el nivel macro y en el nivel individual, se actúa so-
bre los determinantes, sobre las raíces del fenómeno.
Cuando se interviene en el nivel meso (los sectores)
y sobre la familia y la comunidad, se está trabajando
El modelo ecológico se sostiene en el análisis de
los determinantes, los cuales representan las raíces
o los factores de riesgo del fenómeno, y pueden ser
precipitantes, predisponentes o favorecedores. El
modelo identifica en sus diferentes niveles los factores
que impiden, retardan o favorecen el cambio y explica las
relaciones dinámicas que se establecen en la interacción
de cuatro subsistemas. Ha sido adaptado para trabajar
el tema de violencia.
35
surgen factores de riesgo relacionados con el ingreso insufi-
ciente; la discriminación social; la falta de empleo y de acceso
adecuado a la educación, la salud y la vivienda; el hacinamien-
to; la migración; la posesión de armas, etcétera.
El subsistema micro está conformado por la familia y la co-
munidad que actúan de manera dinámica en la socialización
durante los primeros cinco años de vida. En esa etapa se re-
gistra pero no se procesa. Es como un software que se ali-
menta de toda la información que luego se va a procesar en
la adolescencia. El modelo parental es lo que el niño aprende
y reproduce de sus padres. Si el niño tiene un padre violento,
es muy probable que, de adulto, él también lo sea. Si la niña
tiene una madre sometida que acepta la violencia, es probable
que tenga una pareja violenta y reproduzca la relación de so-
metimiento. Lo mismo ocurre con el consumo de alcohol y de
drogas, que está culturalmente extendido en el país.
Es importante el sentido de pertenencia familiar y la identidad
comunitaria, es decir, que el individuo sienta que forma parte
de un sistema familiar, de una comunidad, de su distrito. En los
municipios, la pertenencia es resultado de un proceso impul-
sado por los mentores y líderes de la comunidad para que la
gente ame y cuide su distrito. En la identificación y preserva-
ción se construye una identidad comunitaria.
En el subsistema de la persona existen factores que actúan
de manera dinámica con los otros subsistemas y que se re-
lacionan con el afecto y la comunicación; es decir, nosotros
como personas somos el resultado —o tendríamos que ser-
lo— de relaciones afectivas. El afecto y la comunicación son
el combustible para funcionar, sin ellos no se crece ni se
avanza. Lamentablemente, se puede observar que en
muchas familias de la sociedad peruana las relaciones
que se establecen no son de afecto.
En el pasado, las parejas se casaban por acuerdos en-
tre sus padres, no por relaciones afectivas. Actualmen-
te, muchos jóvenes se ven obligados a unirse o casarse
no por razones afectivas sino por un embarazo o porque
quieren escapar de la familia. En general, los niños si-
guen naciendo sin ser queridos. Muchos hacen lo mejor
para ser responsables. Pero hay una gran diferencia en-
tre actuar de manera responsable con los hijos y actuar
de manera afectiva con ellos. Ser responsable significa
proveerles alimento, vestido, colegio, pero pueden care-
cer de afecto y no compartir su tiempo con los padres.
El afecto y la comunicación son el insumo principal para
la construcción de la autoestima, que es la capacidad
de valerse por sí mismo. Si una persona siente que sus
padres no la han querido, va a tener dificultades para
aceptarse y quererse a sí misma. Si asume que no ha
sido querida, lo más probable es que su autoestima sea
pobre. La autoestima ayuda en el proceso de construc-
ción de la identidad porque permite la diferenciación con
el otro y la autovaloración.
La familia indiferenciada trastoca los roles y papeles en
la dinámica familiar, por ejemplo, cuando la esposa de-
pende del marido —actúa en calidad de hija_ y asume
que puede ser castigada. O cuando el marido es aten-
dido por la esposa como si fuera un hijo, entonces la es-
36
36
posa asume que en la familia él es como un hijo más. La
indiferenciación empobrece la autoestima y la persona
se torna vulnerable ante cualquier tipo de maltrato. La
diferenciación permite la estructuración de la identidad y
la autovaloración, protegiendo a la persona de la violen-
cia y fomentando su autonomía. En el país, las familias
forman hijos dependientes por la necesidad de control,
que a su vez genera la garantía de que no se van a ir
de la casa.
A nivel individual, a través de grupos de ayuda mutua, psicoterapia,
espacios de empoderamiento con jóvenes y otras estrategias como
los grupos de pares.
A nivel micro, con servicios de salud, jurídicos, sociales, de empleo,
defensorías, servicios municipales para jóvenes, incluida la recreación.
Como ejemplos podemos citar la iniciativa Escuela para Padres, del
sector Educación, la consejería de adolescentes y la iniciativa Familias
Fuertes y Saludables, que desarrolla el sector Salud.
A nivel meso, mediante políticas públicas sectoriales y municipales,
del Ministerio del Interior, del Ministerio de Educación y del Ministerio
de Salud. También están las normas, los modelos de atención, las
guías, los protocolos y los planes, programas y proyectos relacionados
con los jóvenes.
A nivel macro, mediante las políticas del Estado que integran
sectores, por ejemplo, la Ley de Violencia Familiar que congrega a
diversos sectores. Y los acuerdos y normas internacionales como la
Convención de Belem do Pará para la Eliminación de toda Forma de
Violencia Contra la Mujer, que es un acuerdo que el Perú ha suscrito
y es vinculante.
Abordaje de
la violencia
con el modelo
ecológico
El colecho es compartir la cama con los hijos, lo que además
de erotizar el vínculo de los padres con los hijos trae consigo
relaciones de incesto y produce indiferenciación. El niño, des-
de que nace, necesita tener su espacio propio para poder dife-
renciarse de los padres. El colecho es un factor que interfiere
en la formación de identidad del individuo y genera inseguri-
dad. A mayor inseguridad afectiva, mayor necesidad de control
de las personas.
37
2.2 ÁREAS TEMÁTICAS
2.2.1 Planes de acción a favor de la juventud
Resumen de la presentación de Klaus Kick16
Las estadísticas de Bélgica, Suecia y Alemania tienen índices
más bajos de violencia juvenil que América Latina; de la mis-
ma manera, los índices de riqueza también son más bajos.
En Alemania no hay una sola universidad privada, la ley no
lo permite. Sólo se permiten clínicas privadas exclusivamente
para la cirugía plástica y el tratamiento dental. Todos tienen el
mismo derecho de acceder a los servicios de salud básica; no
hay clubes de lujo. En toda Alemania hay 12 casinos y todos
son del Estado.
Al tratar de solucionar la violencia que afecta a las y los jóve-
nes se deben considerar los planes de acción pertinentes. A
los jóvenes de segmentos menos favorecidos no les ayuda
un plan de acción conjunto con jóvenes de segmentos favore-
cidos. Es importante que se desarrollen planes de acción de
acuerdo con las circunstancias de cada lugar y de cada país.
Por esta razón, no se deben imitar planes de acción de otros
países sin un análisis previo.
En el Perú, el único plan de acción para la juventud y empleo
es Pro Joven. Cuando se preguntó sobre el significado de Pro
Joven, la gran mayoría de las y los jóvenes afectados en el
Perú no supieron responder.
Se debe pensar con urgencia en planes de acción en los que
participen los jóvenes, como un plan de acción de juventud
y empleo, porque las estadísticas de las embajadas están
16
Asesor en políticas de juventud de la Cooperación Técnica Alemana-GTZ.
señalando que el capital humano joven está emigrando.
Cada día, 1.500 jóvenes peruanos piden una visa por
falta de oportunidades en su país.
Miles de jóvenes dejan el país cada año. Son jóvenes
con buenas condiciones de salud, con estudios de
secundaria y buena conducta; es la elite que deja el
país.
Hay un grito de la juventud que clama por planes
concretos de acción.
El Banco Mundial ha aprobado un proyecto en República
Dominicana por 26 millones de dólares, de los cuales 5
millones son fondos no reembolsables para ADOPEM,
una asociación de desarrollo en la que participan 46
mil mujeres jóvenes dominicanas. Comenzó hace ocho
años con 450 mujeres de barrios pobres. No querían
ser peluqueras. Se excluyó ese sector tradicional
y discriminatorio, y hoy las mujeres son mecánicas
automotrices y reparan computadoras, televisores,
radios y tecnología de punta. El secreto fue un plan de
acción de desarrollo integral.
El proyecto ADOPEM ganó dos veces el premio más
alto del Banco Interamericano de Desarrollo, en el
2002 y el 2003. Su clave estriba en que, aparte de la
capacitación y de los microcréditos para asuntos de
producción y de ingresos, desarrolla un entorno de apoyo
y acompañamiento a la personalidad de la joven mujer
dominicana. Hay más de 400 sociólogas, asistentes
sociales y psicólogas que trabajan en un programa de
empleo.
38
38
En el 2004 murieron en América Latina 52 mil jóvenes
en accidentes de tránsito. Más que el número de solda-
dos norteamericanos que murieron en Vietnam. ¿Cuál
es la respuesta de la sociedad civil joven frente a eso?
Hay que desarrollar sinergia. En la nueva cultura de paz
se requieren metodologías concretas y planes de ac-
ción que muestren resultados en poco tiempo.
Si se considera un programa de cultura de paz y lucha
contra la violencia, se debe contar con varias líneas de
acción y tener un enfoque integral que fortalezca y apo-
ye emocionalmente a las y los jóvenes, que constru-
ya su dignidad y autoestima, que fomente valores y la
sexualidad reproductiva responsable. La juventud no es
el futuro, es el presente, y las instituciones públicas y la
sociedad peruana en su conjunto tienen una correspon-
sabilidad social que deben asumir frente a ella.
2.2.2 Articulación multisectorial local para el
desarrollo juvenil
Resumen de la presentación de Guillermo Diller17
Referirse a la articulación multisectorial es considerar
que se debe analizar si el problema que se quiere en-
carar puede ser resuelto por un sector o si debe ser
abordado por varios sectores.
Hay factores, como la brecha económica, que dependen de
la economía y significa que un pequeño grupo tiene mucho
dinero y una gran mayoría vive en la pobreza o en la extrema
pobreza, lo que genera una serie de problemas. Uno de ellos
es la mala nutrición que, como consecuencia, genera enferme-
dades como la tuberculosis, que está claramente asociada con
la pobreza y afecta a niños y jóvenes.
Otro factor es la falta de acceso a los servicios de salud, lo que
significa que hay servicios, pero son de calidad deficiente. El
factor escolaridad también es deficiente. Aunque en el Perú
todos los niños asisten a la escuela, eso no garantiza los con-
tenidos que aprenden ni la calidad de la educación.
Hay carencia de políticas públicas para jóvenes y ausencia de
espacios de participación donde los jóvenes y adolescentes
puedan opinar y ser escuchados, y donde puedan participar en
las decisiones y en la implementación de éstas.
La familia y la escuela actual no están en condiciones de trans-
mitir valores ni hábitos de vida saludables. Obviamente, la si-
tuación familiar y la escuela son el resultado de los factores
económicos, políticos y de salud. El problema es complejo y no
puede ser resuelto sólo con estrategias del municipio, como un
ente aislado, o por el sector Salud u otra institución.
La solución es mejorar la condición económica, el entorno so-
ciocultural, la legislación y las condiciones sociales, y maximi-
zar la utilización de los recursos. Dar respuesta a una situación
compleja requiere abordar los problemas de manera interrela-
cionada, sólo así se logrará un desarrollo integral. Para ello,
se debe aplicar una estrategia multisectorial, lo que significa
17
Proyecto Salud Integral del Adolescente y Prevención del VIH-sida, Cooperación Técnica Alemana en el Perú-GTZ.
39
que todos los sectores deben contribuir a la solución de un
problema complejo.
La multisectorialidad es una estrategia de participación
en la cual las organizaciones de distintos sectores de una
comunidad conciertan, planifican e implementan acciones
conjuntas para alcanzar un objetivo común.
La estrategia multisectorial sigue estos pasos:
1. Se reconoce un problema común.
2. Se toma conciencia de ese problema y todos contribuyen
a su solución. Se motiva la sensibilización con respecto
al problema para generar la energía y el ánimo para tra-
bajar sobre éste.
3. Se adquiere capacidad técnica para abordarlo con
suficiencia desde cada campo de acción.
La identidad cultural e identificación es elemental, así como la
cultura de participación. La participación está definida como el
hábitodeproponer,opinarytomardecisionesconhorizontalidad
y respeto mutuo. Hay instancias en las que todos se sientan
alrededor de una mesa de discusión, pero otras no tienen ese
hábito. En esos casos, se debe capacitar a los participantes.
Como resultado del proceso de participación emergen la res-
ponsabilidad compartida, las decisiones democráticas y la con-
certación entre los actores sociales. Esa concertación produce
un plan estratégico de compromiso para lograr el objeti-
vo y gestionar de manera eficiente y eficaz los recursos.
Lo importante de la concertación es que se aprende a
negociar de manera que no haya ni ganadores ni per-
dedores, sino que al identificarse con un objetivo común
todos están decididos a colaborar.
La multisectorialidad se da en diferentes niveles:
A nivel macro: de instituciones como la Coordinado-
ra Nacional Multisectorial de Salud, que aborda el
tema del VIH.
A nivel meso: de las regiones, con las mesas de lu-
cha contra la pobreza.
A nivel micro: con las redes locales multisectoriales
para el desarrollo juvenil y prevención del VIH-sida.
En el modelo de intervención multisectorial –que actual-
mente se utiliza para trabajar en la prevención de la vio-
lencia juvenil– el sector Educación congrega a los jóve-
nes, el municipio desarrolla las políticas descentralizadas
de salud y de juventud, y la secretaría juvenil coordina.
Si los jóvenes aún no están organizados, el municipio,
como grupo impulsor, colabora para que se organicen,
si es posible en varias instancias para que formen una
coordinadora. Un grupo impulsor vincula a los sectores
y conforma una red multisectorial que incorpora a otros
actores de la sociedad, las ONG y las organizaciones de
base, entre otras.
40
40
2.2.3 Seguridad ciudadana
Resumen de la presentación de Rolando Quezada18
El problema de la violencia es mundial y la segunda re-
gión del mundo más violenta es América Latina. El Perú
presenta un nivel intermedio con una tasa de homicidios
de 9 por cada 100 mil habitantes.
En los últimos 10 años, la criminalidad y la violencia se
han duplicado en el país. Las estadísticas policiales sólo
reflejan 10% de lo que ocurre; mientras la población ha
crecido 59%, los efectivos de la Policía Nacional del
Perú han disminuido 24% en los últimos 15 años.
Según la última encuesta de victimización realizada por
el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, los pro-
blemas más frecuentes son los hurtos, los arrebatos en
las calles, en los mercados y paraderos de transporte
público; el robo en los domicilios, el pandillaje pernicio-
so y la microcomercialización de drogas. Sin embargo,
91% de los robos sin violencia —o sea, los hurtos y arre-
batos de carteras— no se denuncian. En Lima, 8% de
los delitos corresponden a robo en la vivienda. La tasa
de delitos no denunciados de robo en la vivienda es de
61%. La gente no denuncia cuando le roban en su casa.
El robo de más alta incidencia es el de autopartes, con
20%. Es un delito menor que no se soluciona porque
18
General (retirado) de la Policía Nacional del Perú, secretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana.
existen mercados informales donde las personas que sufren
robos de sus vehículos acuden a comprar y se convierten en
cómplices.
En la comunidad hay varias formas de violencia. La principal
es la delincuencia contra la propiedad, que comprende asal-
tos, robos y el pandillaje, fenómeno juvenil que produce daños
al vecindario y a personas ajenas al problema. En Lima, la
mayor preocupación de los grupos de nivel socioeconómico
D y E es el riesgo de ser involucrados en actos delictivos; los
jóvenes están expuestos a la presión de sus propios amigos
para integrar grupos delictivos. Entre las mujeres, las violacio-
nes y el abuso sexual son un peligro permanente. En Iquitos,
la prostitución infantil se encuentra muy extendida.
Existe corrupción en el profesorado y en las autoridades esco-
lares. En provincias, por ejemplo, algunos profesores obligan
a sus alumnos a comprarles entradas para polladas o cerveza
para aprobarlos. En casi todas las ciudades se dan estos he-
chos totalmente contrarios a la ética. Junto con esas prácticas,
se produce el acoso sexual por parte de algunos profesores,
las violaciones y los embarazos no deseados.
Lo que tiene que cambiar es la propia sociedad, que sufre
de anomia. No hay deseo de cumplir con la norma. La gente
propicia el delito. No se requieren medidas policiales. Lo que
debe cambiar es la actitud de la población.
Las razones para integrarse a una pandilla son los problemas
familiares y el consumo de drogas como refugio y mecanismo
de huida de una realidad hostil. La presión de los pares influye
41
El análisis cualitativo de la encuesta de victimiza-ción se
ha realizado a través de 42 focus group con jóvenes de
10 a 24 años. Los principales resultados advierten que la
violencia es percibida como algo cotidiano en la crianza
de los hijos.
Éste es el caso de una niña de 10 años que ha referido:
“Mi papá me rompió la pierna con un palo, pero lo está
haciendo por mi bien”. Esta niña ha asumido que este
hecho es natural y ella va a replicar la violencia cuando
vaya a la escuela o cuando sea madre de familia.
La percepción que los niños y jóvenes tienen de la violen-
cia está marcada por el temor a ciertos peligros que for-
man parte de su vida cotidiana, sobre todo en el entorno
de la comunidad y de la familia, como la pobreza, las dro-
gas, el alcohol, el acceso a las armas, la violencia intrafa-
miliar, la corrupción, la mala educación y las pandillas.
En el análisis efectuado, las razones que explicarían la
violencia son el maltrato y el abandono familiar; la pre-
sión de los grupos de pares, miembros del propio barrio,
la comunidad; el consumo de drogas y el alcohol; la ne-
cesidad económica; las rivalidades ligadas al fútbol y la
pertenencia a una escuela o barrio.
Hace tres años se creó el Sistema Nacional de Seguri-
dad Ciudadana. El alcalde debe liderar la seguridad ciu-
dadana con la Policía Nacional y la población organizada
a través de juntas vecinales en la zona urbana, y con las
rondas campesinas en las zonas rurales. Este triunvirato
entre los 14 y 17 años, por la necesidad de ser aceptado por
los demás o liderar un grupo. Esto es particularmente fuerte
entre los hombres que integran las pandillas.
En todos los grupos se menciona el consumo de drogas como
una práctica frecuente de conocidos y amigos, y la mayoría
conoce los lugares y a las personas que consumen y venden
droga, incluida la modalidad de “delivery” en los distritos de
mayores ingresos.
Principales conclusiones de la encuesta sobre los jóvenes:
La violencia forma parte de la vida cotidiana de niños y
jóvenes. En la mayoría de los casos se trata de una ex-
periencia directa e intensa en la calle, en la escuela y, en
menor medida, en el propio hogar.
La violencia familiar estaría más presente en los grupos
de nivel socioeconómico D y E en Lima y en provincias.
Ésta se ejercería durante la infancia y en la primera ado-
lescencia.
El fenómeno de pandillaje forma parte del paisaje urbano,
tanto de Lima como en provincias, en menor medida en
Iquitos y Arequipa, y en mayor medida en Ayacucho.
Las drogas y las armas son elementos fáciles de conse-
guir y están presentes en muchos espacios de los niños y
jóvenes.
La institución que tiene mayor presencia es la policía; sin
embargo, su imagen es considerada totalmente negativa
por los jóvenes.
42
42
Rol y funciones de los gobiernos locales
respecto a la seguridad ciudadana
Coordinar con la policía los programas de
extensión educativa de apoyo a la seguri-
dad ciudadana.
Emitir ordenanzas orientadas a velar por
la salubridad y tranquilidad pública.
Optimizar la coordinación con los vecinos
y personas jurídicas de su jurisdicción a
fin de prevenir conflictos sociales.
Desarrollar programas de educación vial.
Promover acciones de bienestar y desa-
rrollo vecinal y priorizar las zonas críticas
proclives a conflictos sociales.
Asumir decididamente el liderazgo de los
comités de seguridad ciudadana.
El principio de seguridad en el modelo que propone el
Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC)
se funda en relaciones sociales fraternas y solidarias, no
sobre la base de rejas ni alarmas ni medidas represivas.
2.2.4 Justicia restaurativa juvenil
Resumen de la presentación de Jean Schmitz19
La Fundación Tierra de Hombres y la ONG Encuentros Casa
de la Juventud implementan en el país el proyecto piloto Justi-
cia Restaurativa Juvenil en el distrito de El Agustino, en Lima,
y en el distrito José Leonardo Ortiz, en Chiclayo.
El proyecto piloto se inició a principios del 2005 y tiene una
duración de tres años. Ha establecido convenios con el Minis-
terio de Justicia, el Ministerio del Interior, el Poder Judicial, la
Fiscalía de la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Academia
de la Magistratura, los gobiernos locales de El Agustino y de
Leonardo Ortiz, y con ONG y universidades.
El sistema de justicia juvenil tiene varios modelos, entre ellos:
Modelo retributivo: Es el sistema tutelar aplicado hasta fi-
nales del XIX y principios del XX. Este modelo fracasó en
América Latina.
Modelo neorretributivo: Se rige por leyes del tipo “pandi-
llaje pernicioso”; si el joven se une a otros, forma parte de
una pandilla e ingresa directamente a la cárcel. Esa ley
desfavorece al joven. No existe ni para los adultos. En El
Salvador es la ley del tatuaje; el hecho de tener un tatuaje
es suficiente para ingresar a la cárcel.
El proyecto que presenta el modelo de justicia restaurativa
asume que habrá un cambio de actitud cuando el joven ingre-
se al proyecto. La reparación se usa para devolver o recrear
los enlaces entre el agraviado y el infractor. Exige un cambio
de mentalidad de todos los operadores de la justicia y de los
operadores sociales.
19
Fundación Tierra de Hombres, Lousanna, Suiza.
realiza un diagnóstico para hacer el plan, cuyo objetivo
es mejorar la seguridad ciudadana y revertir la situación.
La norma permite incorporar al comité a quien se consi-
dere conveniente. En el Perú existen 26 regiones, 193
provincias y 1.285 distritos. Hay 146 distritos que aún no
han instalado el sistema de seguridad ciudadana.
43
Un delito es una acto contra otra persona
y la comunidad; es una violación de las
relaciones.
Hay responsabilidad.
Hay reparación.
Está orientada hacia el futuro.
La reparación se usa para devolver y recrear
el vínculo con la sociedad.
Se denuncia el agravio.
Las necesidades de la víctima son
atendidas.
El juicio busca unir a las partes (diálogo-con-
ciliación-negociación).
Se logra el balance a través de un acto
positivo por parte del infractor.
Se reconoce el rol del infractor, la víctima y la
comunidad.
La comunidad es la principal responsable de
controlar la delincuencia.
Un delito es un acto contra el Estado, una
violación de la ley, una idea abstracta.
Hay culpabilidad.
Hay castigo.
Está orientada hacia el pasado.
El castigo se usa para aleccionar al infractor,
desalentar, prevenir la delincuencia, disuadir
a la sociedad.
Se denuncia al agresor.
Las necesidades de la víctima no son
consideradas.
El juicio divide a las partes.
El balance es entre el mal causado por el
adolescente infractor y el castigo.
El Estado tiene el monopolio para ocuparse
del agravio cometido.
El sistema de justicia penal controla la
delincuencia.
MODELOS DE JUSTICIA JUVENIL
Justicia retributiva Justicia restaurativa
44
44
El proyecto de justicia juvenil restaurativa maneja los de-
litos menores de jóvenes para defender sus derechos.
Los jóvenes que han matado o herido a personas no
ingresan al proyecto.
Razones del proyecto para atender a este grupo de po-
blación:
Los jóvenes atendidos por lo general no han tenido
acceso a la educación y han sido abandonados y
maltratados física y psicológicamente.
La atención para este sector de población es escasa.
Se busca cortar el círculo vicioso de delinquir, ser
arrestado, ingresar a Maranga, salir y volver a de-
linquir con mayor adiestramiento.
Las ventajas del modelo de justicia juvenil restaurativa
son:
1) Incrementa las probabilidades de que los jóvenes que
infringen la ley se reinserten más fácilmente a la so-
ciedad, cuando se atienden dentro del proyecto.
2) Disminuye los costos del Estado.
El programa con los jóvenes tiene dos partes: la prime-
ra es la defensa inmediata a través de un equipo inter-
disciplinario conformado por un abogado, un trabajador
social y un psicólogo; la segunda es la reparación y re-
quiere el contacto con la víctima para mediar.
En el año 2005 el proyecto asumió más de 80 casos de jóve-
nes; de ellos, sólo cuatro han vuelto a delinquir. Ha consolida-
do un trabajo en red con la Comisión Nacional para el Desa-
rrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) y las ONG Fuerza Barrio del
Agustino, CEDRO y Martín Luther King.
El Código de los Niños y Adolescentes del Perú es un buen
instrumento normativo. En América Latina es considerado
como uno de los mejores, con figuras e instancias como la
remisión, que consiste en sacar al joven del sistema judicial
y hacerlo entrar en un programa de servicios para que se in-
serte en la sociedad. El fiscal tiene la capacidad de usar la
remisión. Sin embargo, no se está aplicando en el país. El
proyecto Justicia Restaurativa propone un mejor uso del Có-
digo de los Niños y Adolescentes.
2.2.5 Prevención del consumo de drogas
Resumen de la presentación de William Cabanillas20
La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas
(DEVIDA) tiene el mandato de liderar, promover y construir las
políticas asociadas al abuso de las drogas. Por lo tanto, dise-
ña estrategias para enfrentar el problema de la dependencia
de las drogas.
El consumo de drogas es un tema complejo, multifactorial, y
requiere ser abordado con estrategias como la multisectoriali-
dad. La Estrategia nacional de lucha contra las drogas 2002–
2007 es un documento normativo con lineamientos para el
trabajo multisectorial.
20
Psicólogo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA).
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  • 1. Lima, 2006 CUADERNOS DE PROMOCIÓN DE LA SALUD N.º 21 Políticas municipales para una vida sin violencia y con oportunidades para las y los jóvenes
  • 2. Políticas municipales para una vida sin violencia y con oportunidades para las y los jóvenes Lima, 2006
  • 3. Políticas municipales para unavida sinviolenciaycon oportunidades para lasylos jóvenes Pan American Health Organization (OMS) Pan American Sanitary Bureau (OPS) Regional Office of the World Health Organization 525 Twenty-third Street, N.W.Washington, D. C. 20037 United States ofAmerica Teléfono: (202) 974-3000 www.paho.org Cooperación Técnica Alemana (GTZ) Prolongación Arenales 801 Lima 18, Perú Teléfono (511) 422-9067 gtz-peru@pe.gtz.de Esta publicación se realizó en noviembre del 2006 en el marco del Proyecto Fomento del DesarrolloJuvenilyPrevención de laViolencia (OPS-GTZ),en conjunto con la Red de MunicipiosyComunidades Saludables del Perú (RMYCS) Elaboración Alicia Castro Rivera Revisión Ministerio de Salud Elsa Mantilla, Beatriz Ugaz y María del Carmen Calle GTZ Ana Isabel Moreno OPS Miryam Cruz, Fernando Rocabado y María Edith Baca RMYCS Carlos Contreras Corrección de textos Rocío Moscoso Diseño y diagramación Kinko´s Impresores S.A.C. Cuidado de edición JossyVerde Impresión Kinko´s Impresores S.A.C. Teléfono (511) 336-6699 Políticas municipales para una vida sin violencia ycon oportunidades para las y los jóvenes / Alicia Castro Rivera. -- Lima: Organización Panamericana de la Salud, 2006. 115 p. ( Serie Cuadernos de Promoción de la Salud; 20) ADOLESCENTE / VIOLENCIA / CIUDAD SALUDABLE / POLITICA DE SALUD / PERÚ Catalogación hecha por Centro de Documentación OPS/OMS en el Perú (OPS/PER/06.32 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2006-10655 ISBN: 9972-222-08-X Tiraje: 500 ejemplares
  • 4. CONTENIDO Presentación /7 Introducción /9 1.Antecedentes /11 1.1 ¿Qué nos dicen la historia y el panorama actual? /11 1.2 Hitos para encarar la violencia que afecta a los jóvenes /12 1.3 El contexto de las y los jóvenes peruanos /15 2. Sistematización del proceso /17 2.1 Marco referencial /17 2.1.1 Situación de las y los jóvenes en América Latina /17 2.1.2 Situación de las y los jóvenes peruanos /20 2.1.3 Magnitud de la violencia que afecta a las y los jóvenes /22 2.1.4 Determinantes sociales y prevención de la violencia /29 2.1.5 Enfoques de prevención de la violencia /33 2.2 Áreas temáticas /37 2.2.1 Planes de acción a favor de la juventud /37 2.2.2 Articulación multisectorial local para el desarrollo juvenil /38 2.2.3 Seguridad ciudadana /40 2.2.4 Justicia restaurativa juvenil /42 2.2.5 Prevención del consumo de drogas /44 2.2.6 Participación juvenil en el ámbito local /45 2.3 Experiencias municipales /47 2.3.1 Municipalidad del Rímac /49 2.3.2 Municipalidad de San Juan de Lurigancho /51 2.3.3 Municipalidad de Comas /53 2.3.4 Municipalidad de Miraflores /55 2.3.5 Municipalidad de Surco /57 3. Resultados de los trabajos en grupo /59 3.1 Identificación y priorización de los problemas /60 3.1.1 Análisis de las causas y los efectos /62 3.1.2 Respuesta municipal /66 3.2 Mapeo de las instituciones que trabajan por y con los jóvenes en la localidad /69 3.3 Evaluación del impacto y proyección de acciones /69 3.4 Aprendizajes de la experiencia /73 4. Conclusiones /75
  • 5. 5. Orientaciones para implementar políticas municipales de desarrollo juvenil y de preven- ción de la violencia /77 5.1. Orientaciones marco /77 5.2. Orientaciones específicas /78 5.2.1 Institucionalidad /78 5.2.2 Acción multisectorial /78 5.2.3 Entornos saludables y seguros /79 5.2.4 Fomento de comportamientos saludables y de no violencia /80 5.2.5 Participación, ciudadanía y empodera- miento juvenil /81 5.2.6 Empleo /82 5.2.7 Sistema de información local e investi- gación /82 Glosario /83 Referencias bibliográficas /85 Anexos /89 Anexo 1: Directorio de participantes /91 Anexo 2: Producto de los trabajos en grupo /103
  • 6. Los expertos afirman que la violencia se puede prevenir y que, además, tiene solución. Sin embargo, es alarmante conocer que cada día mueren 565 niños, adolescentes y adultos jóvenes de 10 a 29 años como resultado de la violencia interpersonal, según las cifras publicadas en el Informe mundial sobre la violencia y la salud del año 2002 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).1 El informe destaca que la tasa promedio mundial de homicidios es de 8,8 muertes por cada 100.000 habitantes, pero en América Latina la tasa se triplica y llega a 27,5 muertes por cada 100.000 habitantes. Esas cifras evidencian que a pesar de los logros de la salud pública en la reducción de enfermedades, las lesiones producidas por hechos violentos no han disminuido. En el Perú se ha avanzado en la comprensión de la violencia y se ha reconocido que su abordaje debe ser integral y multisectorial. Pero no existe todavía un sistema de información integrado sobre la materia. Las cifras parciales de los diferentes sectores hacen ver que tanto en el hogar como en la escuela y en el barrio un porcentaje significativo de adolescentes de ambos sexos son maltratados y abusados sexualmente. Las noticias de la prensa escrita, la radio y la televisión revelan diariamente suicidios y manifestaciones de violencia en adolescentes y jóvenes de pandillas. Pero dan menos atención a los logros de las y los adolescentes y jóvenes que sobresalen y que encaran la falta de oportunidades. Durante los últimos tres años, en el país se han producido importantes avances en materia de juventud y adolescencia, como los Lineamientos y el Plan Nacional de Juventud 2006 al 2011, el Plan Nacional de Acción por la Infancia y Adolescencia 2002-2010 y los Lineamientos de Políticas de Salud de las y los Adolescentes. Las políticas y estrategias están trazadas, así como las responsabilidades de los diferentes sectores. En el marco de la responsabilidad social y la cultura de paz, orientados a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, los gobiernos locales tienen un rol fundamental en el desarrollo de la juventud y la prevención de la violencia. INTRODUCCIÓN 1 Organización Mundial de la Salud. Informe mundial sobre la violencia y la salud. Ginebra: OMS, 2002. Disponible en www.who.int/.../violence/ world_report/en/abstract_es.pdf (consulta hecha en abril del 2006).
  • 7. 10 10 En ese marco se realizó el seminario taller Políticas Municipales para una Vida sin Violencia y Oportuni- dades para los Jóvenes, el 17 y 18 de mayo del 2006, en la Municipalidad de Miraflores. El evento fue organizado por la Red de Municipios y Comunidades Saludables del Perú, en cuya secretaría técnica están el Ministerio de Salud (MINSA) y el Proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia, financiado por el Gobierno de Alemania e implementado por la Organización Panamericana de la Salud y la Agencia de Cooperación Técnica Alemana-GTZ. Se contó con la participación de las autoridades ediles de Miraflores, Rímac y San Juan de Lurigancho, quienes posicionaron el tema inversión en los jóvenes. El seminario taller cumplió el objetivo de promover en la agenda municipal la prevención de la violencia y la implementación y fortalecimiento de políticas a favor de las y los jóvenes. Participaron representantes de 21 municipalidades de Lima y Callao, de las direcciones del MINSA y de instituciones de la sociedad civil. Este documento presenta la sistematización de la información producida. Se inicia con los antecedentes, que enmarcan la temática propuesta, y prosigue con el resumen de las experiencias demostrativas municipales y el análisis del trabajo en grupos. Concluye con orientaciones para la implementación y el fortalecimiento de políticas municipales que favorecen el desarrollo juvenil y previenen la violencia.
  • 8. 11 1.1 ¿QUÉ NOS DICEN LA HISTORIA Y EL PANORAMA ACTUAL? De acuerdo con el Informe mundial sobre la violencia y la salud de la Organización Mundial de la Salud (2002), en las Améri- cas, cada año más de 300.000 personas mueren por razones de violencia, suicidios o accidentes. La violencia interpersonal es la tercera causa de muerte de la población entre 15 y 44 años. Algunos estudios indican que 33% de las mujeres de entre 16 y 49 años han sido víctimas de abuso sexual en al- gún momento de su vida. Durante la última década aumentó también la violencia urbana armada, el número de pandillas juveniles y las guerras, en la cuales mueren miles de niños y jóvenes inermes frente a tanta destrucción. Estas cifras, que traducen las distintas formas que adopta la violencia en nuestro país y en el mundo entero, convierten a este fenómeno en un severo problema de salud pública con 1. ANTECEDENTES Debemos hacerles frente a las raíces de laviolencia.Sólo entonces transformaremos el legado del siglo pasado de lastre oneroso en experiencia aleccionadora. Nelson Mandela Con el propósito de ofrecer un contexto referencial para el tema central que motiva este documento, se exponen, a modo de preámbulo, algunas ideas fuerza que caracterizan al fenómeno generalizado de la violencia. Así también, se presentan algunos hitos que congregan voluntades mundiales para hacer frente a la violencia que afecta a los adolescentes y jóvenes de ambos sexos. características de pandemia, que socava los derechos humanos universales e impide el desarrollo de comuni- dades sanas, atentando contra la vida y la condición hu- mana. La historia de los hermanos Caín y Abel, la muer- te de Jesucristo y las cuantiosas guerras registradas en cada siglo del devenir de la humanidad dan cuenta de las raíces históricas, estructurales y multidimensionales de la violencia, la cual se legitima en las distintas culturas y en el modelo económico, social y político de la actual glo- balización. La violencia está entronizada de tal manera que atraviesa todas las esferas de nuestra vida cotidia- na, produciendo mucho dolor, destrucción y desolación. La comunicación como mecanismo de establecimiento de relaciones y vínculos ha sido reemplazada por el he- cho violento. Predominan más los vínculos basados en el rechazo, el dominio, el odio y la ambición por el lucro que aquellos basados en el afecto.
  • 9. 12 12 Empero, como el ser humano tiene la capacidad de transformarse y a la vez de transformar su medio, esto significa que sí es posible prevenir la violencia canali- zando la energía hacia fines placenteros, enriquecedo- res y de crecimiento personal y colectivo. Para lograrlo, no es suficiente estar de acuerdo con una postura contraria a la violencia. Se requiere mucha vo- luntad política, mucha voluntad personal de cambiar la manera de vivir nuestra humanidad. Esta premisa les confiere a los sectores gubernamenta- les y no gubernamentales roles de liderazgo para abor- dar en forma integrada las distintas formas de violencia, colocando especial énfasis en aquellas que afectan a los grupos poblacionales más vulnerables, como los ni- ños, adolescentes y jóvenes de ambos sexos. Por otro lado, la salud pública no es un campo que sólo le compete al sector Salud. Es un ámbito que involucra al Estado, al municipio y a la sociedad civil en su conjunto. Su abordaje supone una lectura desde los determinan- tes sociales, familiares e individuales que le dan origen; un enfoque desde los derechos humanos y la equidad en sus distintos componentes; una voluntad concertado- ra; una actuación sinérgica traducida en inversión; una concepción integral, multidimensional, multisectorial e interdisciplinaria de la violencia; y un impacto familiar y comunitario. Sabemos que las personas que viven en un contexto vio- lento, que tiende a la violencia o se somete a ésta, son más vulnerables a padecer desórdenes psicosomáticos a nivel gastrointestinal, respiratorio y cardiovascular; desórde- nes alimentarios y del sueño; estados depresivos y problemas de alcoholismo y adicción a cualquier tipo de droga. El gasto en las secuelas de la violencia es altísimo, y estos recursos se podrían invertir en fomento del desarrollo, sobre todo para los jóvenes, los grandes depositarios de todos nuestros males sociales. Para luchar contra este escenario, se creó, en junio del año 2000, la Coalición Interamericana para la Prevención de la Violencia, integrada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la UNESCO, la Organización de los Estados Americanos (OEA), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Banco Mundial. Luego se unió la Agencia de los E U para el Desarrollo Internacional (USAID). Este grupo ha re- unido y sigue reuniendo sinergias para invertir en las distintas iniciativas impulsadas por los Estados y la sociedad civil de todos los países de la región de las Américas. Una de estas iniciativas es el proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia que afecta a los jóvenes, financiado por el gobierno alemán y ejecutado por la Organiza- ción Panamericana de la Salud y la GTZ. Este documento se enmarca en este proyecto. 1.2 HITOS PARA ENCARAR LA VIOLENCIA QUE AFECTA A LAS Y LOS JÓVENES En 1965 se publicó la Declaración Sobre el Fomento entre la Juventud de los Ideales de Paz, Respeto Mutuo y Compren- sión entre los Pueblos, que consta en la Carta de las Naciones
  • 10. 13 2 Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Declaración sobre el fomento para la juventud, los ideales de paz, respeto mutuo y comprensión entre los pueblos. Disponible en http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/65_sp.htm (consulta hecha en julio del 2006). 3 Danielsen, Gert. El aporte de la cultura de paz; desarrollo histórico de un concepto normativo. Buenos Aires: Universidad del Salvador; 2005. Disponible en http:// www.gertdanielsen.org/DesHist.pdf (consulta hecha en junio del 2006). 4 Naciones Unidas. Programa de Acción Mundial para los Jóvenes. Disponible en http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N96/771/46/PDF/N9677146. pdf?OpenElement (consulta hecha en junio del 2006). Unidas. Los pueblos declararon que iban a preservar a las ge- neraciones venideras del flagelo de la guerra, ya que el mayor número de víctimas habían sido jóvenes. Por eso se declaró que la juventud debía tener la garantía de contar con un por- venir seguro, paz, libertad y justicia.2 1985 fue declarado el Año Internacional de la Juventud: Parti- cipación, Desarrollo y Paz, para lograr cambios políticos, eco- nómicos y socioculturales fundamentales, cuyos efectos abar- carían hasta la primera década del siglo XXI. En 1989, después de más de cuatro décadas de la Declara- ción de los Derechos Humanos, se aprobó la Convención de los Derechos del Niño, que reconoce a las niñas, niños y ado- lescentes como personas con capacidades y atribuciones, de- rechos y deberes. En ese mismo año, en Costa de Marfil, por primera vez se discutió la construcción de la cultura de la paz en un congreso internacional de las Naciones Unidas, y se subrayó que ésta se basa en los valores universales de vida, libertad, justicia, solidaridad, tolerancia, derechos humanos e igualdad entre los hombres y las mujeres.3 En 1991, el Sistema de las Naciones Unidas y organizaciones intergubernamentales realizaron en Viena una consulta a or- ganizaciones no gubernamentales y agencias especializadas relacionadas con la juventud en el Foro Mundial de la Juven- tud, que sirvió de base para la implementación del Programa Mundial de Acción para la Juventud. En 1995 se estableció el Programa de Acción Mundial para los Jóvenes, con el fin de mejorar la situación de las y los jóvenes, asumiendo que, en todos los países, este sector constituye un recurso humano valioso para el desarrollo y que son agentes fundamentales del cam- bio socioeconómico y de la innovación tecnológica. El programa brindó un marco político y directrices para la adopción de medidas en el ámbito nacional y la presta- ción de apoyo en el plano internacional, y realizó pro- puestas hasta el año 2000 y los años subsiguientes.4 En 1998, en Lisboa se celebró la Primera Conferencia Mundial de Ministros de Asuntos de la Juventud, cuyo resultado fue la Declaración de Lisboa sobre Políticas y Programas para la Juventud. Los gobiernos acordaron formular planes nacionales para la juventud que tomen en cuenta la opinión y las prioridades de las y los jó- venes. Dedicaron una sección especial al compromiso de los gobiernos para evitar el reclutamiento de niños en conflictos armados y para prevenir la participación de jóvenes en cualquier forma de violencia, terrorismo, xe- nofobia, racismo y tráfico de armas y drogas. Un año después, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la recomendación de la Conferencia Mun- dial de Ministros de Asuntos de la Juventud en Lisboa y declaró que el 12 de agosto se iba a celebrar el Día In- ternacional de la Juventud.
  • 11. 14 14 5 Naciones Unidas. Informe mundial de la juventud 2005. Disponible en http://www.un.org/esa/socdev/unyin/spanish/wyr05.htm. 6 Organización Panamericana de la Salud. La violencia juvenil en las Américas: Estudios innovadores de investigación, diagnóstico y prevención. Washington D. C.: OPS, 2000, p. 15. Disponible en www.paho.org/english/dbi/dbl/fulltext/ftindxti.htm (consulta hecha en abril del 2006). 7 Naciones Unidas. Informe mundial de la juventud 2005. Disponible en http://www.un.org/esa/socdev/unyin/spanish/wyr05.htm. En ese mismo año se hizo pública la Declaración sobre una Cultura de Paz. El Programa de Acción sirvió de base para las acciones realizadas en el marco del Año Internacional de la Cultura de Paz y el Decenio Inter- nacional de una Cultura de Paz y No Violencia para los Niños del Mundo, 2001-2010. De ese modo, en todo el planeta se promueve una cultura de paz y no violencia que beneficiará a la humanidad, en particular a las ge- neraciones futuras. Antes de iniciar el siglo XXI, con la Declaración del Mi- lenio se aprobaron ocho objetivos con metas que se es- pera cumplir en el 2015, muchas de las cuales están directamente relacionadas con la infancia y la juventud de la próxima generación. Se establecieron metas cuan- titativas para abordar la pobreza extrema y el hambre, la mortalidad de los niños y de las madres, y el VIH-sida y otras enfermedades. Las metas promueven la educa- ción primaria universal, la igualdad de género y la sos- tenibilidad del medio ambiente, lo que propicia la convi- vencia en paz, en un mundo seguro y solidario, donde las responsabilidades se comparten entre todos.5 En el año 2000, el informe sobre violencia juvenil de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que la violencia vinculada a los jóvenes se podría pre- venir si se mejorara la calidad de vida y se brindaran oportunidades de educación y de empleo, entre otros aspectos esenciales. Alertó que los adolescentes y niños que han sido víctimas de la violencia tienen un alto riesgo de convertirse en perpetradores de violencia.6 En el 2001 se llevó a cabo la Cuarta Sesión del Foro Mundial de la Juventud en Dakar, África, organizada por la Asamblea Mundial de la Juventud. Culminó con un conjunto de recomen- daciones para el empoderamiento de la juventud y uno de los temas relevantes fue la adopción de un anexo especial sobre el VIH-sida, que reforzó el compromiso mundial de abordar este grave desafío de la salud de las y los jóvenes. En el 2003, el Informe sobre la Juventud Mundial mostró que las desventajas para las y los jóvenes seguían siendo serias en todo orden, y recomendó cambiar el enfoque de las políti- cas que se centran en estereotipos negativos, como la delin- cuencia, el pandillaje, el abuso de drogas, entre otros. Esos enfoques no toman en cuenta el potencial de la juventud como fuerza para el desarrollo, la paz y la democracia. Dos años más tarde, el Informe sobre la Juventud Mundial 2005 aseveró que la paz y la seguridad son requisitos previos para alcanzar los objetivos del Programa de Acción Mundial para los Jóvenes. Sin embargo, en el último decenio, miles de jóvenes en diferentes partes del mundo fueron involucrados en conflictos armados como víctimas o perpetradores.7
  • 12. 15 8 Fondo de Población de las Naciones Unidas y Ministerio de Salud del Perú. “Invertir en la adolescencia y juventud en el Perú: oportunidades y desafíos”. La República, 12 de julio del 2006, p. 17. En el 2005, la suscripción de la Convención Iberoamericana e Derechos de las y los Jóvenes constituyó un importante avan- ce porque es el primer tratado internacional sobre políticas pú- blicas para la juventud en la región. Surgió ante la constatación de las graves carencias que afectan la formación integral de esta población, lo que limita sus derechos y los hace vulnera- bles a diferentes tipos de violencia. En América Latina, nunca antes la generación de jóvenes ha sido tan mayoritaria y lo seguirá siendo hasta el año 2050, con el llamado bono demográfico. Si no se aprovechan los esfuer- zos que se han mencionado y si no se aplican medidas que garanticen un desarrollo seguro, saludable y productivo para la juventud, los expertos han advertido que serán muchos los problemas que los países deberán enfrentar. 1.3 EL CONTEXTO DE LAS Y LOS JÓVENES PERUANOS En las dos últimas décadas del siglo pasado, el Perú vivió un período de violencia política, corrupción e impunidad. Muchos de los jóvenes de hoy fueron las niñas, los niños y las y los adolescentes que se socializaron tempranamente en ese con- texto. Como resultado del conflicto armado, hoy en día cerca de 40.000 jóvenes son huérfanos (Comisión de la Verdad y la Reconciliación). Aún hoy, el sistema social, la institucionalidad y las normas sociales de convivencia en el país son frágiles. A esta situación se suma la desigualdad social y económica que no ha sido superada en los cinco últimos años. En julio del 2006 se presentó el Informe del Fondo de Pobla- ción de las Naciones Unidas (UNFPA) preparado conjuntamen- te con el MINSA; éste llamó la atención sobre la pobreza como factor que incrementa la vulnerabilidad de las y los adoles- centes y jóvenes. Según el informe, en algunas regiones de la selva, más de 20% de la población femenina de 18 a 24 años no tiene el documento nacional de identidad (DNI) (25,6% en Amazonas y 21,7% en Ucayali). En la población masculina, el porcentaje es de 17% (Ucayali, Loreto y Amazonas). Además, en esas regiones, alrededor de 10% de la población menor de 18 años no tiene partida de nacimiento.8 El Informe del UNFPA ha revelado problemas, pero lo más im- portante es que hace un llamado para que se realicen inversio- nes que brinden oportunidades y que atiendan las necesidades de las y los jóvenes. Si no se invierte hoy mismo en las y los jóvenes y adolescentes, se estará perdiendo una coyuntura propicia de gran alcance para los próximos años. En el último quinquenio, el Estado peruano ha aprobado polí- ticas que constituyen el marco normativo nacional para la pro- moción del desarrollo de jóvenes y adolescentes. En el 2003 se creó el Consejo Nacional de la Juventud (CONAJU). En el 2005 se suscribió la Convención Iberoamericana de Derechos de las y los Jóvenes, y se presentaron los Lineamientos de po- líticas de juventudes. En julio del 2006, la Comisión Nacional de Juventud, CNJ-CONAJU, entregó al país el Plan Nacional de la Juventud 2006-2011, que enmarca la acción del Estado en lo que concierne a la juventud.
  • 13. 16 16 Siguiendo esa línea, se ha promulgado la Ley del Con- cejal Joven, una norma que permitirá que 20% de los integrantes de las listas a regidores distritales y provin- ciales que participen en los próximos comicios sean jó- venes. Las siguientes son las principales políticas nacionales y sectoriales vinculadas a jóvenes y adolescentes: Código de los Niños y Adolescentes Ley contra el Pandillaje Pernicioso Acuerdo Nacional, que en su 7.a política indica la erradicación de la violencia y en la 30.a la elimina- ción del terrorismo Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza Plan Nacional de Violencia contra la Mujer Plan de Reparaciones para las Víctimas de la Vio- lencia Política Plan de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres 2006-2010 Plan General de Estrategia Sanitaria Nacional de Salud Mental y Cultura de Paz Plan Nacional de Apoyo a la Familia Lineamientos de políticas de juventudes 2005- 2015 Plan Nacional de Juventud, 2006 al 2011 Plan Nacional de Acción por la Infancia y la Adoles- cencia 2002-2010 Lineamientos de Políticas de Salud de las y los Ado- lescentes Sistema de Reinserción Social del Adolescente Infractor en el Perú Ley Orgánica de Municipalidades, 27972 (artículos 73 y 82) Plan Nacional de Seguridad Ciudadana En este contexto, el avance de la estrategia de la Red de Mu- nicipios y Comunidades Saludables del Perú, con un enfoque de promoción de la salud, y la alianza con el proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia, financiado por el Gobierno de Alemania e implementado por la OPS y la Cooperación Técnica Alemana-GTZ, fortalecen las acciones en favor de las y los jóvenes en el ámbito municipal.
  • 14. 17 2.1 MARCO REFERENCIAL 2.1.1 Situación de las y los jóvenes en América Latina Resumen de la presentación de Ana Isabel Moreno9 La inversión en la juventud que realizan los gobiernos de los países se fundamenta en tres aspectos: Hoy en día, la juventud constituye el sector poblacional más numeroso de América Latina. No hay suficientes oportunidades de desarrollo para las y los jóvenes. 2. SISTEMATIZACIÓN DEL PROCESO Laviolencia no es un problema social sin solución ni un componente ineludible de la condición huma- na.Es mucho lo que podemos hacerpara prevenirla. Organización Mundial de la Salud Para trazar el marco referencial, en esta parte se presenta la reseña de cuatro ponencias de especialistas internacionales y nacionales. Seguidamente, se incluye el resumen de siete presentaciones que muestran las diferentes formas de encarar la violencia que afecta a las y los jóvenes. Es importante hacer notar que la acción multisectorial se destaca como elemento común en esos documentos. Luego se describen cinco experiencias municipales y el trabajo en grupo que se realizó como momento central del seminario taller Políticas Municipales a Favor de una Vida Libre de Violencia para las y los Jóvenes. Finalmente, se cierra con las con- clusiones del proceso. 9 Médica, coordinadora regional del proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Prevención de la Violencia de la Cooperación Técnica Alemana - GTZ. La efectividad de los programas de prevención de la violencia que afecta a las y los jóvenes es escasa o nula. América Latina tiene una población de 507 millones de habitantes; de ellos, 99 millones son jóvenes de 15 a 24 años. Es decir, aproximadamente 62% de la población de la región es menor de 30 años y muchos de esos jóvenes son indígenas. Según información de la Comi- sión Económica para América Latina (CEPAL), en el año 2001, cerca de un millón de mujeres y hombres jóvenes indígenas vivían en Bolivia y Guatemala, y 2,7 millones en el Perú.
  • 15. 18 18 Las cifras revelan que las y los jóvenes latinoamericanos enfrentan serias desventajas para su desarrollo. La pobre- za de los países de América Latina tiene un rostro joven. Entre 1990 y 2002, 17.600 jóvenes incrementaron el nú- mero de pobres, los que suman un total de 58 millones. Educación Empleo Acceso a la salud La tasa de escolaridad promedio es de 5,2 años. Sólo 39,8% de las y los jóvenes se gradúan de la secundaria. Hay que tener en cuenta que en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) esta cifra alcanza 85%. En 20% de los países más pobres de América Latina, sólo 12% de la población se gradúa de la secundaria. Sólo 6,5% se gradúa de la universidad. La tasa de desocupación de las y los jóvenes de 15 a 24 años es mayor de 30%. El desempleo juvenil es 2,5 veces mayor que el elevado desempleo general. De cada 100 nuevos trabajos, 93 son para adultos y 7 son para jóvenes. La tasa de mortalidad de las y los jóvenes latinoamericanos de 15 a 24 años de edad, calculada en 134 por cada 100.000, representa poco más de la mitad que la del grupo de 25 a 44 años de edad. Los jóvenes siguen teniendo poco acceso a los servicios de salud y a los seguros de salud. A la población indigente se sumaron 800.000 jóvenes, lo que hace un total de 21 millones. En América Latina, las y los jóvenes tienen insuficientes opor- tunidades de acceso a la educación, el empleo y los servicios de salud, como lo muestran los siguientes datos:
  • 16. 19 En cuanto a la violencia, el Informe mundial de la salud del año 2002 reveló que América Latina es la segunda área geográfica con mayor criminalidad en el mundo después de África al sur del Sahara. Esa alta tasa indica que los homicidios involucran especialmente a hombres jóvenes. La tasa de criminalidad en América Latina es seis veces más alta que la tasa moderada de países como Noruega, Suecia y Holanda. Cifras de violencia en jóvenes de América Latina: El número de homicidios que involucran a los jóvenes cre- ció 40% en el decenio de 1990. Anualmente hay 30 homicidios de jóvenes por cada 100.000 habitantes. Las principales causas de muerte entre adolescentes son externas e incluyen la violencia y el homicidio. De todos los homicidios en América Latina, 29% corres- ponden a jóvenes. En la Encuesta de Salud de los Adolescentes del Caribe (CAHS) realizada en el 2000 entre los jóvenes de nueve países de habla inglesa se encontró que: 17% de adolescentes hombres y 15% de adolescen- tes mujeres informaron haber sido abusados física- mente. Uno de cada tres encuestados expresó inquietud por el nivel de violencia en su comunidad. Según el Informe mundial sobre prevención de los traumatismos causados por accidentes de tránsito de la OMS (2004), la tasa de mortalidad en jóvenes entre 15 y 29 años por traumatismos causados por el trán- sito asciende a 31,2 por cada 100.000 habitantes, y para el caso de mujeres jóvenes de la misma edad es de 8,7. Cifras de violencia autoinfligida en las y los jóvenes de América Latina: El suicidio es la decimotercera causa de muer- te en el mundo. Las lesiones autoinfligidas son la cuarta causa de muerte y la sexta causa de mala salud y discapacidad en la población en- tre 15 y 44 años.* La tasa de suicidios por cada 100.000 habitan- tes entre jóvenes de 15 a 24 años llega aproxi- madamente a 18. Se producen tres suicidios masculinos por cada suicidio femenino.* (*) OMS, Informe mundial sobre violencia y salud, 2002 (pp. 23 y 24) Bajo nivel de educación. Alta tasa de desocupación (superior a 20%). Aumento del número de familias desarticuladas. En Estados Unidos, una investigación que incluía a 60.000 jóvenes delincuentes detectó que 70% tenían familias desarticuladas, con un solo cónyuge al frente. En Uruguay se encontró que 64% de las y los jóvenes internados provenían de familias desarticuladas. Causas de la violencia en adolescentes y jóvenes:
  • 17. 20 20 Los estudios indican que aunque existe mayor infor- mación y difusión sobre el uso de anticonceptivos, en América Latina las y los jóvenes no los emplean. Cada año, 15% de las y los adolescentes entre 15 y 19 años adquieren una infección de transmisión sexual. Un dato alarmante es que la mitad de las nuevas infecciones por VIH ocurre en personas de 15 a 24 años. Además, hay un consumo creciente de alcohol y tabaco en las y los jóvenes, y las intervenciones no han logrado modificar esos comportamientos, que pueden estar asociados a diferentes manifestaciones de violencia. En la región, para revertir esta crítica situación es nece- sario elaborar e implementar políticas nacionales que permitan la inclusión de las y los jóvenes en las políticas sectoriales. Se requiere desarrollar una labor articulada y multisectorial para dar una respuesta integral y eva- luar permanentemente dichas políticas con el fin de ase- gurar que la juventud tenga una verdadera participación en esos procesos. 2.1.2 Situación de las y los jóvenes peruanos A continuación se presenta el resumen de cuatro sec- tores del Estado sobre la situación de las y los jóvenes peruanos y la magnitud de la violencia que los afecta. La información fue presentada por representantes de la Comisión Nacional de las Juventudes, el Ministerio de Salud, el Ministerio de la Mujer y el Desarrollo Humano, y el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana. 10 Jefe de Planeamiento de la Comisión Nacional de Juventudes. Resumen de la presentación de Dante Mendieta10 En el Perú, la población entre 15 a 29 años es de 7.732.989 personas, según el censo del 2004. Esa cifra representa 28% de una población estimada de 27 millones y medio de perua- nos; una de cada cuatro personas es joven. En los próximos años, esa proporción se irá reduciendo lenta- mente debido a la transición demográfica. Sin embargo, en nú- meros absolutos seguirá creciendo durante la próxima déca- da. Se estima que para el año 2010 en el Perú habrá 600.000 jóvenes más. En el año 2004 la pobreza afectó a la mayoría de las y los jóvenes. Las cifras hicieron ver que en el ámbito nacional, 48,1% de las y los jóvenes peruanos son pobres y 16,6% son extremadamente pobres. La gravedad de esta si- tuación varía según la zona geográfica. En zonas rurales, 70,9% de las y los jóvenes son pobres y 38,7% viven en extrema pobreza. En zonas urbanas, 38,4% son pobres y 7,2% se encuen- tran en extrema pobreza. Del total de hogares que tienen como cabeza de familia a una o un joven entre 16 a 29 años, 51,5% participan en alguna organización o programa social como el Vaso de Leche, los comedores populares o Pro Joven. La modalidad más repre- sentativa es el Vaso de Leche, con 48,9% de jóvenes; la forma de participación de las y los jóvenes en calidad de miembros activos es de 51,7% y como afiliados es de 47,4%.
  • 18. 21 A pesar de las mejoras en el acceso a la educación, el pro- medio de escolaridad es todavía de 9,5 en relación con los 11 años normales que deberían estudiar los jóvenes. La principal razón de inasistencia a un centro de enseñanza por parte de las y los jóvenes está ligada a problemas económicos. 59,9% alcanzaron el nivel se- cundario, seguido del superior con 20,2%. 10,9% asistió a un centro de enseñanza no regular. La principal causa de inasistencia es la económica. JÓVENES PERUANOS DE 15 A 29 AÑOS 74,2% no están en ningún tipo de seguro de salud 11,1% están afiliados al Seguro Integral de Salud. 43,2%tienenalgunaenfermedad o han sufrido un accidente. 38% de los casos registrados de sida en el Perú son personas entre 15 a 29 años (MINSA). 84% de las jóvenes en pobreza extrema inician su actividad sexual antes de los 19 años. La tasa de empleo urbano para jóvenes entre 15 y 29 años se calculó en 58% en el año 2002. Entre los hombres fue de 66% y entre las mujeres fue de 52%, un poco menor pero aun así bas- tante elevada. La tasa de desempleo se calculó entre 11 y 12%; bastante mayor que la de la población adulta, que fue de 7%. Educación Salud Empleo Respecto al acceso a los servicios de salud, la mayoría no tiene ningún tipo de seguro en salud. En cuanto al empleo, los jóvenes entre los 15 y 29 años son los más afectados, aunque el desempleo afecta a todos los gru- pos de la población.
  • 19. 22 22 2.1.3 Magnitud de la violencia que afecta a las y los jóvenes Según la OMS, la violencia es el uso intencional de la fuerza física o del poder, real o por amenaza, contra la persona misma, contra otra persona o contra un grupo o comunidad, que tiene alta probabilidad de resultar en muerte, lesión, daño psicológico o problemas del desa- rrollo. Esta definición de la violencia divide los comportamien- tos violentos según quién haya cometido el acto, quién sea la víctima y el tipo de violencia que se haya come- tido. De acuerdo con este criterio, son tres los tipos de violencia: 1) autoinfligida, 2) interpersonal y 3) colectiva. La relación entre ellas está en función de un conjunto de factores de riesgo de diferente nivel: individual, familiar y social. Violencia autoinfligida Resumen de la presentación de Mercedes Arévalo11 Por definición, la violencia autoinfligida es aquella que una persona se produce a sí misma y comprende la con- ducta suicida, el suicidio y el autoabuso. Conducta suicida y suicidio Autoabuso Autoinfligida Respecto al suicidio y la conducta suicida, según el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi los suicidios se incrementaron en 25% en el 2004. Hasta el 2003 ocurrían 20 suicidios por mes, pero en el 2004 este número se incrementó. De enero a septiembre del 2005 se habían producido 400 suicidios, el doble en comparación con los que ocurrieron hasta septiembre del 2003. Número de suicidios 344 en el 2002 358 en el 2003 432 en el 2004 De los suicidios, 60% (187) ocurrieron en Lima en el 2005. De esos casos, 15% correspondieron a menores de 18 años, por- centaje superior al del año 2004, que fue de 13%. Los casos de suicidio reportados por el MINSA para el período 2002-2003 indican que 30% del total correspondieron a jóve- nes. Los productos químicos o el ahorcamiento fueron los me- dios más empleados por los jóvenes y adultos suicidas. Otras fuentes reportaron: En el 2001, el Instituto de Medicina Legal colocó al suici- dio como la cuarta causa de muerte violenta en Lima. De esas muertes, 8% correspondían a adolescentes. 11 Directora ejecutiva de Educación para la Salud, Ministerio de Salud.
  • 20. 23 En el 2002, el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en Lima y Callao encontró que 30% de las y los adolescen- tes tuvieron deseos suicidas (Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi). En el 2004, la encuesta de opinión realizada por Acción por los Niños a 404 niños de 11 a 17 años en Lima encon- tró que 42,9% aducía como motivo de suicidio el hecho de no sentirse queridos por sus padres y 11,1% la decepción respecto a su pareja. Los distritos donde se ha registrado mayor número de suici- dios son San Juan de Miraflores, San Juan de Lurigancho, Vi- tarte, San Martín de Porras, Surco y Comas. Son distritos con altos índices de pobreza, en los cuales también se encuentra mayor pandillaje. Respecto al autoabuso, el estudio realizado en el 2004 por la Comisión Nacional por una Vida Libre de Drogas (DEVIDA) en escolares del nivel secundario de Lima encontró que: 86% habían consumido alcohol alguna vez en su vida en- tre los 11 y 15 años. 95,9% habían consumido dos sustancias psicoactivas al- guna vez. Las drogas más usadas fueron el alcohol, con 48,41%, y el tabaco, que alcanzó a 25,22% de las y los jóvenes. Según los registros estadísticos del MINSA, de cada cuatro personas que acuden a un servicio psicológico de consulta externa por uso de sustancias psicoactivas, una de ellas es joven. En el 2004, en las consultas externas de personas jóve- Interpersonal Familia o compañero (a) Ancianos (as) Comunidad Jóvenes Pareja Conocidos Desconocidos 12 Directora nacional del Programa Contra la Violencia Familiar y Sexual del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social. nes y adultas con trastornos mentales, el uso del alcohol figuró como su principal causa. Aparte del consumo de alcohol, el abuso de múltiples drogas es lo más característico en la población joven que acude a los consultorios externos del MINSA. Violencia interpersonal Resumen de la presentación de Illian Hawie12 La violencia interpersonal es aquella que se produce en el ambiente familiar o en la relación de pareja, y la que está relacionada con la comunidad, que puede ser la vio- lencia ejercida por una persona conocida o desconocida. Este tipo de violencia la impone un individuo o un grupo de individuos hacia otra persona.
  • 21. 24 24 En los casos de adolescentes atendidos en los Centros de Emergencia Mujer del Ministerio de la Mujer (CEM), ellos en su mayoría son maltratados física y psicoló- gicamente, lo cual disminuye su autoestima. Otro tipo de agresión que se oculta más es el abuso sexual por familiares y allegados y también por desconocidos. La mayoría de esos abusos sexuales son infligidos por un tío, un primo o un pariente cercano. Cuando ocurre en mujeres, el principal agresor es el padre; este tipo de abuso sexual se denomina incesto. Además, las y los adolescentes también son víctimas de explotación sexual comercial. La familia pone a dis- posición a su adolescente, a su niño o a su joven para el comercio sexual con otra persona. Además se usan otros medios de explotación sexual, como la exhibición y el uso de imágenes pornográficas en Internet. El Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES), en respuesta a esta problemática, está implementando el proyecto El Estado y la Sociedad Civil contra la Vio- lencia, el Abuso y la Explotación Sexual Infantil, finan- ciado por la Cooperación Belga y UNICEF. Actualmente, el proyecto se implementa en Lima, Cusco, Madre de Dios y Loreto, lugares identificados como corredores de trata de personas en la modalidad de explotación sexual y comercial infantil. En relación con el abuso sexual, en el 2005 el MIMDES realizó un estudio y encontró que: Seis de cada 10 adolescentes refirieron maltrato psicoló- gico y físico en el hogar. Uno de cada cinco adolescentes refirieron algún tipo de abuso sexual tanto en la casa, colegio u otro ambiente. Acerca de la violencia en parejas de jóvenes, se encontró que la mujer joven cree ser merecedora del maltrato que está re- cibiendo, cree que la violencia sexual es una práctica permi- tida y que forma parte de su vida, esté casada o no. Las que vienen de provincia consideran que son costumbres de Lima. Los datos del Instituto Nacional de Informática y Estadística de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar Continua 2004 revelaron que: De las mujeres de 15 a 29 años, 7% refirieron haber sido obligadas alguna vez a tener relaciones sexuales con su pareja. De las mujeres que refirieron que su cónyuge las maltrató físicamente alguna vez, 28% tenían entre 15 a 29 años. El siguiente cuadro muestra la información estadística inter- sectorial recogida en los Centros de Emergencia Mujer, en las comisarías de la policía y el MINSA durante el período enero a diciembre del 2005.
  • 22. 25 Las mujeres y hombres de 6 a 17 años de edad representaron más de 70% del total de casos de violencia sexual. Un aspecto crítico de las estadísticas sobre violencia es que no existe un criterio uniforme para determinar los gru- pos de edad. Por ese motivo, el registro de los casos en las instituciones responsables se hace de manera dife- rente y no se puede cruzar ni comparar la información. Además, aún no se han implementado mecanismos que faciliten el intercambio de información entre los sectores. El MIMDES propone una labor de prevención y de pro- moción con el apoyo de las instancias municipales y la participación del Ministerio de Educación para que se enseñe a los jóvenes a ser parejas y padres responsa- bles. Violencia colectiva Resumen de la presentación de Alfonso Gushiken13 Se entiende como violencia colectiva al uso instrumental de la violencia por personas que se identifican a sí mis- mas como miembros de un grupo frente a otro grupo o conjunto de individuos con el fin de lograr objetivos po- líticos, económicos o sociales comunes. Adopta formas como los conflictos armados dentro de los Estados o entre ellos; actos de violencia perpetrados por los Esta- dos, como por ejemplo, genocidio, represión, terrorismo Violencia familiar y sexual en jóvenes de 10 a 29 años Enero a diciembre del 2005 En casi la mitad de los casos de violencia familiar registrados en los Centros de Emergencia Mujer del MIMDES, el principal agresor es el enamorado, novio, conviviente o esposo. Debido a la gran demanda del servicio, el MIMDES ha ido crean- do anualmente más Centros de Emergencia Mujer en todo el país. Aún falta implementar centros en Amazonas y Madre de Dios. De cada 10 casos de violencia familiar denunciados por jóve- nes en el Centro de Emergencia de la Mujer, 9 son mujeres. En el período del 2001 al 2005, el Instituto de Medicina Legal llamó la atención respecto a los casos médico legales por deli- tos contra la libertad sexual. Hubo un incremento de casi 100% en el período 2001 a 2005. Más de la quinta parte de las víctimas con lesiones físicas fueron menores de 23 años. La proporción hombre-mujer fue de uno a cuatro durante el período 2001 a 2002. Fuente: Registros administrativos de servicios de cada sector. *11 a 17 años 13 Consultor del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana. Servicio Centros Comisarias Establecimientos Emergencia (Ministerio del de salud (MINSA) Interior) Casos 11.760 9.513(*) 4.427
  • 23. 26 26 Social Política Económica Violencia colectiva La violencia social adopta la forma de delincuencia y pandillaje. Esta última linda con la violencia interperso- nal y se presenta entre los jóvenes de barrio. En este tipo de violencia, las y los jóvenes se ubican en los dos lados de la moneda, como víctimas o como blanco de la agresión, y al mismo tiempo son quienes ejercen la violencia. En cuanto a la violencia política, la principal fuente de referencia es el Informe de la Comisión de la Verdad. Una de sus conclusiones más importantes es que la violencia política no se ha distribuido de manera similar en todos los grupos sociales del país, sino que se ha focalizado en las poblaciones excluidas socialmente, en los pobres de las zonas rurales que tienen una lengua diferente del castellano. Uno de los aspectos que no ha sido muy divulgado es cómo la violencia se distribuye entre los grupos de edad y entre hom- bres y mujeres. Las muertes y desapariciones forzadas tuvie- ron como blanco importante a la población juvenil; 4 de cada 10 victimas fatales, sean muertos o desaparecidos, fueron per- sonas que en ese momento tenían entre 10 a 29 años. El análisis por tipo de violación de los derechos humanos re- vela que los jóvenes representaron 40% de las víctimas. En cuanto a asesinatos y ejecuciones extrajudiciales, 37% estu- vieron concentrados en la población joven. De las personas que fueron torturadas y que declararon ante la Comisión de la Verdad, 41% eran jóvenes. Además, los casos de violación sexual se concentraron en la población juvenil. La violencia política se ha focalizado en las poblaciones excluidas socialmente y ha tenido como blanco importante a la población juvenil, que desapareció, fue violada sexualmente o asesinada. Otros aspectos de la violencia, como la desintegración de los vínculos familiares y comunitarios, especialmente en los niños y adolescentes que han quedado en orfandad, tienen un im- pacto innegable en la salud mental. En el Censo por la Paz, el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social reportó que los huérfanos producidos por la guerra se- rían alrededor de 38.351. Adicionalmente, habría que destacar que muchos niños nacieron como producto de las violaciones sexuales. y crimen organizado. La violencia colectiva se subdivide en violencia social, política y económica. La violencia social se entiende como aquella que pro- mueve intereses sectoriales e incluye las acciones te- rroristas y la violencia de masas. La violencia política es la violencia del Estado y los actos similares llevados a cabo por grupos e incluye la guerra. La violencia econó- mica comprende los ataques motivados por el afán de lucro.
  • 24. 27 El Informe de la Comisión de la Verdad no ha señalado cuál ha sido la participación de las y los jóvenes del lado de los comba- tientes, como personas que ejercen violencia contra otros. Ese tema merece un análisis detenido para comprender su relación con la violencia delincuencial. En relación con la violencia delincuencial, el Instituto Apoyo realizó un estudio sobre victimización para el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana. Una de las primeras conclusiones fue que la violencia delincuencial tiene especificidades según la región del país, de manera que se encuentran diferentes comportamientos en la participación de las y los adolescentes y jóvenes, sea como agresores o como agredidos, y no se pue- den establecer patrones. Lo que se puede decir es que, en algunas ciudades, las tasas de victimización por robo o por hurto, ya sea con violencia o sin ella, tienden a ser más altas en el grupo de edad de 16 a 24 años —y se puede extender hasta los 29 años—, sin que exista una significancia estadística que permita afirmar dife- rencias notorias con otros grupos de edad. Es decir, existe una tendencia. En todas las regiones, la percepción de las y los jóvenes frente a la violencia y la delincuencia es mejor que la que tienen los grupos de mayor edad. Así, frente a la pregunta “En la zona o barrio donde usted vive, ¿el delito ha aumentado, disminuido o permanece igual?”, el porcentaje obtenido por la respuesta “Ha aumentado” es significativamente menor y la respuesta “Ha disminuido” es mayor entre los jóvenes en todas las ciuda- des incluidas en el estudio (Cusco, Lima, Trujillo, Huamanga, Arequipa e Iquitos). Según las fuentes policiales, en relación con el 2001, en general, hay un incremento en la incidencia del delito. En ese año, 350 niños y adolescentes fueron registra- dos como perpetradores de algún delito. La mitad fueron delitos contra el patrimonio y 20% fueron delitos en los que había habido lesiones contra otros. Se debe tener cuidado con los datos estadísticos porque la información disponible está retrasada, no es confiable y no es repre- sentativa porque hay un alto porcentaje que no denuncia. En realidad, con los datos que ofrecen las instituciones se tienen aproximaciones pero no se sabe exactamente lo que está sucediendo. En lo que se refiere a los jóvenes, esta apreciación es más contundente: muchos delitos quedan impunes. Cuando hay intervención, no se da el seguimiento de procesos y los adolescentes que son recluidos se encuentran en lugares de mayor vulnerabilidad; no son intervenciones significativas que les permitan superar sus problemas, pues se los ubica en centros de rehabilitación excluidos de la sociedad. Lo que se quiere señalar es que si en términos genera- les la información sobre la violencia no es confiable ni representativa, en el caso de la violencia juvenil, además de ser poco confiable y representativa, la información no nos permite caracterizar cuáles son las tendencias. ¿La violencia está creciendo?, ¿está disminuyendo? ¿Quié- nes son los adolescentes que participan en ella, sea como víctimas o victimarios? Eso no se conoce.
  • 25. 28 28 La información sobre violencia en general no es confiable ni representativa; en el caso de la violencia juvenil, ocurre lo mismo. No se puede decir si el pro- blema está creciendo o disminuyendo. El Informe 51 de la Defensoría del Pueblo, El siste- ma penal juvenil en el Perú, da cuenta del número de adolescentes privados de la libertad y se observa que éste se ha incrementado después de una reducción en 1997. Tasa de adolescentes privados de libertad por 100.000 habitantes (Obtenida sobre la base de la población adolescente) El número de adolescentes detenidos cada año más el establecimiento de las tasas, dividido entre el total de la población, permite deducir que las tasas se incremen- taron de manera importante. Esta información sólo está registrada hasta el año 2000. Sobre las razones por las cuales los adolescentes son privados de la libertad, los datos muestran que la ma- yor parte son hombres que cometieron delitos contra el patrimonio, contra la vida, el cuerpo y la salud, y contra la libertad sexual. El informe estadístico de la policía da cuenta de la importancia que tienen los delitos contra el patrimonio y las lesiones. Datos de la Policía Nacional del Perú, con relación al año 2001, revelaron un incremento en la incidencia del delito. En ese año, 350 niños y adolescentes son registrados como ha- biendo cometido algún delito. La mitad son delitos contra el pa- trimonio y 20% son delitos en los que ha habido compromiso de lesiones contra otros. Con relación a estos datos estadísti- cos, se debe considerar que la información está retrasada y no es representativa, dado el gran porcentaje de casos que no se denuncian. Con los datos que ofrecen las instituciones, no se puede afirmar lo que está sucediendo realmente respecto a la violencia que afecta a los jóvenes. En relación con el pandillaje, la policía tiene información so- bre el número de adolescentes que participan en pandillas, el número de pandillas y los distritos donde operan, sobre todo en la capital. Según estadísticas de la Oficina de Participación Ciudadana de la VII DIRTEPOL, recopiladas en todas las comi- sarías de Lima, sólo en Lima Metropolitana y Callao: Existen 12.000 adolescentes y jóvenes involucrados en 390 pandillas. El pandillaje se desarrolla con mayor frecuencia en la zona norte de los asentamientos humanos de Lima. 27 distritos registran presencia permanente de pandille- ros; destacan Comas (1.527), El Agustino (1.466), San Juan de Lurigancho (1.220) y Rímac (1.205). Aunque existe información sobre pandillaje, ésta no es con- fiable ni representativa debido a la carencia de un registro unificado y de indicadores para monitorear el curso de este fenómeno. 1995 1996 1997 1998 1999 2000 Número 609 608 467 *** 636 879 Tasa 18,9 18,7 14,4 *** 19,3 26,5 Fuente: Defensoría del Pueblo. El sistema penal juvenil en el Perú. Serie Informes Defensoriales. Informe N.º 51, 2000.
  • 26. 29 Este déficit de información se da en todos los tipos de violencia y en todos los sectores del país. La carencia de información no permite tomar decisiones basadas en la evidencia y no hay forma de medir los resultados ni las consecuencias de las de- cisiones que se toman. Por ello, el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana se ha trazado como una meta la implementación de un observatorio de la violencia para el país, con la participación y el compromi- so no sólo del Ministerio del Interior y de la Policía, sino tam- bién de otros sectores públicos y de los gobiernos locales. 2.1.4 Determinantes sociales y prevención de la violencia Resumen de la presentación de Fernando Rocabado14 En salud pública hay tres formas de acción: promoción de la salud, prevención y curación. Cada una tiene un campo de acción específico. La promoción de la salud trabaja sobre los determinantes de la salud, la prevención sobre los factores de riesgo y la curación sobre el daño o la enfermedad a través de la rehabilitación. El enfoque de la curación: se refiere a la necesidad de rehabili- tar el daño existente y los efectos de la violencia; con frecuencia usa términos como “mujer vapuleada”, “joven violada”, “joven herido o lesionado”, “estudiante que se suicida” u “homicida”. El enfoque de la prevención: se refiere a la probabilística, al factor de riesgo, que es la característica que se asocia con el aumento de la probabilidad de padecer un daño. Denota la Determinantes sociales de la salud Paz Educación Alimentación Vivienda Ingreso económico Ecosistema estable Justicia social y equidad 14 Consultor internacional de la Organización Panamericana de la Salud-Perú. probabilidad de que alguien sufra un acto violento. Califi- ca eventos de tipo individual. Por ejemplo, ser hijo de un padre violento o de una madre prostituta puede aumen- tar la probabilidad de ser violento. No pagar el pasaje del transporte u orinar en la calle son factores premonito- rios de violencia. Las personas que tienden a infringir las normas pequeñas suelen ser quienes luego infringen las grandes. Según un estudio, salir tarde de noche aumen- ta la probabilidad de sufrir violencia. El enfoque de la promoción de la salud: se refiere a los determinantes sociales de la salud, a aquellas condiciones que por estar en la estructura de la sociedad contribuyen al mantenimiento o mejoramiento de la salud de la población. La Carta de Ottawa señaló algunos prerrequisitos para la salud: la paz, la educación, la alimentación, la vivienda, el ingreso económico, un ecosistema estable, la justicia social y la equidad. Esos son los determinantes sociales que in- fluyen en la violencia; es decir, a mayor presencia de estos determinantes, menos violencia habrá.
  • 27. 30 30 Algunas características biológicas pueden condicionar la violencia. Los niños que nacen con hipoxia y que tie- nen un progenitor con problemas mentales, tienen una alta probabilidad de ser violentos en la etapa adulta. La mayor parte de los determinantes están fuera del sector Salud. El determinante ambiental, por ejemplo, es una problemática municipal. Por ello, es necesario construir alianzas con otras instituciones para priorizar los deter- minantes clave. El enfoque del ciclo de vida explica las condiciones que influyen desde el nacimiento hasta la vejez. El riesgo se acumula. Por ejemplo, los niños agresivos son conflicti- vos en la adolescencia y por lo general son adultos con conductas graves de violencia o terminan el resto de su vida en la cárcel. El documento sobre perfil de la violencia elaborado por el proyecto Fomento del Desarrollo Juvenil y Preven- ción de la Violencia (OPS-GTZ) ha recogido informa- ción de los sectores desde el 2000 al 2005, y muestra un aumento de la violencia; esto se ha detectado, por ejemplo, a través de la atención médico legal contra la libertad sexual. Ese incremento es una manifestación de la influencia del ciclo de vida. Hay una fuerte relación entre juventud y violencia. El grupo que ha sufrido más violaciones sexuales tiene entre 13 y 17 años. De cada 10 personas que acuden a la policía a denunciar que han sido víctimas, 6 son jóvenes entre 13 y 23 años, y 7 de ellas tienen entre 10 y 17 años. Los jóvenes peruanos son sumamente vulnerables a la pobreza. El determinante crucial entre ingreso y posición social muestra que del total de jóvenes peruanos, 54% son pobres, y de ellos, 23,9% son extremadamente po- bres. El desempleo juvenil es más de 11%; la tasa de desem- pleo es 7%. El determinante género se hace evidente en el análisis de la distribución de la pobreza por hogares monoparentales. Cuan- do la mujer es la jefa del hogar, la posibilidad de pobreza au- menta casi 2,5 veces, pues significa también el abandono de los hijos y otros problemas conexos. La pobreza, los ingresos y la ocupación son determinantes que pueden ser tratados por separado. La desocupación tiene un rol fundamental en la creación de problemas. Por ello, se sugiere que en el futuro se estudien separadamente. Se ha comprobado que hay más violencia cuando la pobla- ción es más pobre. Los estudios realizados en Estados Unidos muestran que la violencia en los estratos socioeconómicos ba- jos es el doble que en los estratos medios y que aumenta con la desigualdad. A mayor desigualdad, mayor violencia. Existen países donde la desigualdad es muy grande y otros donde es menor, como en Costa Rica y Cuba. Chile y Brasil son los paí- ses de la región con más desigualdad. La falta de oportunidades para estudiar o para trabajar es fundamental para explicar la violencia, porque los jóvenes son lanzados a la vida, y si no tienen una oportunidad, esa frustración los lleva a situaciones de riesgo y de violencia. Se ha probado que la violencia disminuye cuando hay crecimiento económico. El análisis de la defunción por sexo según estratos de pobre- za realizado en el Perú en el 2000 muestra que las personas extremadamente pobres fallecen entre los 40 y 45 años. Quie-
  • 28. 31 El entorno juega un rol importante y el tipo de vecindario es crucial. Hay vecindarios que representan un caldo de cultivo para la violencia y en ellos hay pandillas, armas de fuego y tráfico de drogas. En el Perú hubo más muertos por violencia política en el área rural que en el área urbana y 47,7% de los des- aparecidos en el área rural tenían entre 10 y 29 años. Los países que desarrollan políticas de protección social tienen menos violencia. La influencia de los medios de comunicación conlleva a que exista prácticamente una cultura de la violencia, que produce, por ejemplo, a las maras salvadoreñas. En El Salvador hay 35.000 y en Estados Unidos 650.000 mareros que nacieron ahí. La cultura de la violencia se difunde. En el Perú, las culturas de la barra brava y la pandilla barrial son las más difundidas. Los hábitos o estilos de vida son los comportamientos que reducen o incrementan los riesgos para la salud de las personas. Algunos de éstos son el mal comporta- miento vial y su secuela de accidentes, el consumo de alcohol y de tabaco, la falta de actividad física, la cultura de violencia, los valores negativos, la carencia de higie- ne, el comportamiento sexual de riesgo, entre otros. El estilo de vida no depende sólo del individuo sino tam- bién de la sociedad. De ahí la importancia de la política municipal; por ejemplo, el que nadie fume no sólo es un problema personal sino que corresponde a una política municipal de aplicación de una ley. De las personas que estaban reclusas el año 2004, 41,5% habían sido detenidas por consumo de drogas, nes tienen mejor nivel económico fallecen en promedio a los 70 años. Hay relación entre esperanza de vida y violencia; el número de personas que muere por violencia es elevado en ciertos grupos y entre los hombres particularmente. La desnutrición tiene una distribución crónica en el país. Quien no come lo suficiente, no duerme tranquilo y eso produce re- acciones adversas en la salud. Un resultado de la desnutrición crónica es la baja talla promedio; en la mujer de 1,51 metros, y en el hombre, de 1,60 metros. Ésta es una carencia establecida desde hace muchos años, sobre todo en regiones donde la vio- lencia política ha sido fuerte como en Ayacucho y Apurímac. La educación es un elemento protector porque proporciona a la familia más cohesión y más posibilidades de defensa contra las adversidades de la vida. La familia en su conjunto —no sólo la madre— se protege mejor cuanta mayor educación tie- ne. En el país, casi 100% de los niños van a la escuela, pero hay una alta deserción. La razón es económica. El promedio de estudios es de 9,5 años. Aún no se ha logrado la meta de elevar ese estándar. De los pandilleros de Lima, 13% tienen educación primaria y 64% secundaria incompleta. Existe un quiebre en el proceso de estudios. Los países desarrollados procuran que la secundaria sea obligatoria. Hay cifras comparativas en el mundo que merecen atención. Canadá presenta 1,7% de homicidios. Estados Unidos, el país más rico, 11% de homicidios, 10 veces más que Canadá. En Brasil, la mafia mató a 133 personas en tres días. Hay otro tipo de factores que influyen en la violencia.
  • 29. 32 32 El capital social es el nivel de cohesión social que existe en una comunidad y hace referencia al nivel de confianza en sus valores y en el cumplimiento de las normas. La falta de cum- plimiento de las normas resulta en la anomia. La falta de con- fianza produce disminución de la inversión y destrucción de la infraestructura. En los vecindarios violentos y anárquicos, se dañan los teléfonos, las estaciones de bus y los parques. Tienen problemas de transporte y escasos lugares de esparci- miento; las personas temen salir y no hacen actividad física, y se nota un quiebre de la cohesión social. Si se trabaja sólo sobre el daño, el problema continuará. Se debe identificar las causas y tratar se resolver los determinan- tes sociales que condicionan la violencia. Una estrategia individual para evitar el riesgo es no salir des- pués de las 12 de la noche o poner rejas o alarmas. En cam- bio, las estrategias poblacionales son aquellas en las que los alcaldes mejoran la educación, la seguridad, el transporte y dan oportunidades de esparcimiento; son políticas que influ- yen en los determinantes de la salud. Significa trascender lo simplemente preventivo para adoptar una política de tipo pro- mocional. Es fundamental que la gestión municipal genere ambientes fa- vorables, más saludables y propicios para la armonía social. Debe alentar la participación de las personas, promover estilos de vida saludables y ofrecer servicios que favorezcan la salud. La violencia es una parte del problema, pero en materia de salud todo está interrelacionado. y eso obedece a un estilo de vida, a una conducta de riesgo. Otro estilo de vida es el consumo de alcohol. En el Cusco, por ejemplo, es frecuente la muerte por cirro- sis alcohólica y es una de las zonas con mayor violencia intrafamiliar en el Perú, según una investigación del pe- ríodo 2001-2005 publicada en el Anuario de la OMS. En los datos que proporcionó la Policía Nacional del Perú respecto al grado de lucidez del agresor, se utilizó el tér- mino ecuánime, que quiere decir que parecía cuerdo, pero 25,17% estaban ebrios y 1% drogados. El género determina el tipo de violencia. El ser hombre o mujer tiene una influencia crucial en la violencia. Se- gún el Instituto de Medicina Legal, en el período 2001- 2002, 70% de las violaciones sexuales correspondían a mujeres y hombres de 6 a 17 años, con una relación de cuatro mujeres por un hombre. Según datos de la Policía Nacional del Perú sobre violencia sexual, entre el 2000 y el 2004, de cada 10 casos denunciados, 9 eran mujeres. Respecto a los accidentes de tránsito, en el período 2002 a 2003 el MINSA indicó que uno de cada cinco fa- llecidos era joven, y de ellos, 70% eran hombres. El ex- ceso de velocidad, la imprudencia, el incumplimiento de las normas y el alcohol tienen una relación estrecha con este dato. Según el Informe mundial de violencia y salud de la OMS, tres de cada cuatro víctimas de homicidio son hombres. En todos los países, los hombres de 10 a 29 años son los principales agresores y víctimas de la violencia de- lincuencial.
  • 30. 33 2.1.5 Enfoques de prevención de la violencia Resumen de la presentación de María Edith Baca15 Según datos de la OMS, cada año más de 1.000.600 personas pierden la vida y muchas sufren lesiones no mortales como resultado de la violencia autoinfligida y de la violencia colectiva y personal. El tema de la violencia juvenil es complejo porque moviliza la propia historia personal en relación con la historia del país. Por este motivo, es importante diferenciar la agresión de la violencia. El parto es un hecho agresivo y a la vez es cons- tructivo porque da la vida. Para obtener una silla, se ha tenido que agredir a la naturaleza y talar un árbol. La agresión puede ser una fuente de avance, de vida, de construcción; no hace daño y no es premeditada. En cambio, la violencia es un hecho consciente que produce dolor y daño. Es ejercida generalmen- te para producir control, sumisión y dominación. Ésa es la di- ferencia. Se puede desplegar conductas agresivas para poner límites. Por ejemplo, si alguien se pasa la señal de tránsito se le pone un límite, una sanción. Será diferente golpear a alguien por el hecho de haberse atravesado en el camino. Por eso es preciso hacer la distinción entre conducta agresiva y conducta violenta. Sin embargo, no será realista proponer la “erradicación de la violencia” porque la violencia surge de manera histórica con el nacimiento de la humanidad. La violencia es una energía que se puede canalizar, disminuir y transformar. Prometer su erradicación es una utopía porque en los milenios de vida que tiene la humanidad se ha instalado en el orden estructural e 15 Consultora nacional de la Organización Panamericana de la Salud-Perú. histórico; atraviesa los cimientos de los países, de las co- munidades, de las familias y de las personas. La violen- cia no respeta sexo, clase social, credo, territorios ni et- nias; atraviesa todas estas condiciones. Adopta distintas formas de acuerdo con la cultura, la organización social y el contexto histórico. La manera como se desenvuelve la violencia en el Perú no es la misma que en Irak o en Estados Unidos. No obstante, si existe voluntad política sí es posible prevenir todas las formas que adopta la violencia en nuestro país y el mundo. Sin embargo, ex- isten fuerzas económicas y políticas que más bien están interesadas en promover las respuestas violentas en las situaciones de conflicto. La violencia representa una lucha de contrarios, como la lucha entre el bien y le mal. Entre Eros, la pulsión de vida, y Tánatos, la pulsión de muerte. Entre el amor y el odio. En el nivel psicológico, ante la pobreza de los vínculos amorosos entre las personas, emerge la violencia como estilo de relacionarse. Frente a esa situación, hay que desarrollar estrategias y herramientas para modificarla. En el modelo ecológico se aborda la relación dinámica y circular entre el individuo y su medio y viceversa, que se transforman recíprocamente. Ésta es la idea central del modelo ecológico, la capacidad del individuo de transformar colectivamente su medio, y la del medio de transformar a los individuos y a sus colectividades.
  • 31. 34 34 El modelo ecológico El subsistema macro se refiere al mundo de las ideas. El subsistema meso se refiere al territorio y a los sectores representados por las instituciones de salud, educación, economía, vivienda y otros. El subsistema micro se refiere a la familia, la comunidad y las relaciones que se establecen entre ellas. El subsistema persona se refiere a los individuos. con los factores de riesgo. Este aspecto es central para el di- seño de acciones. El subsistema macro comprende la estructura de la sociedad y las representaciones sociales, los sistemas de valores y las actitudes. Incluye las relaciones de poder que se establecen entre las personas, la familia, la comunidad, los sectores y la sociedad en general. Incluye a la violencia estructural, es de- cir, a la violencia instituida en la familia. Las desigualdades y la exclusión social también son formas de violencia estructural. Que una población esté excluida del derecho al agua, del derecho a la información, del derecho a la alimentación produce frustración. El efecto psicológico de la frustración es la violencia. Otro aspecto de la cultura es la anomia, cuando las normas pierden sentido e impera la ley del todo vale. En nuestro me- dio se ha acuñado la frase culturalmente peruana “normal no- más”, cuyo significado se asocia a la ausencia de límites, lo que favorece la violencia. La anomia propicia la violencia porque borra los límites que estructuran a la persona, a la familia, a una sociedad. Esa pér- dida de límites está asociada a la desestructuración de la iden- tidad, aspecto que requiere un trabajo con los jóvenes. El subsistema meso se refiere a la territorialidad de los sec- tores de educación, salud, vivienda y economía, y a la relación dinámica que se establece entre ellos. Como resultado de los fenómenos que se dan en este nivel Al definir estrategias, mecanismos, planes y programas para atender el fenómeno de la violencia se debe te- ner plena conciencia del impacto. Cuando se interviene en el nivel macro y en el nivel individual, se actúa so- bre los determinantes, sobre las raíces del fenómeno. Cuando se interviene en el nivel meso (los sectores) y sobre la familia y la comunidad, se está trabajando El modelo ecológico se sostiene en el análisis de los determinantes, los cuales representan las raíces o los factores de riesgo del fenómeno, y pueden ser precipitantes, predisponentes o favorecedores. El modelo identifica en sus diferentes niveles los factores que impiden, retardan o favorecen el cambio y explica las relaciones dinámicas que se establecen en la interacción de cuatro subsistemas. Ha sido adaptado para trabajar el tema de violencia.
  • 32. 35 surgen factores de riesgo relacionados con el ingreso insufi- ciente; la discriminación social; la falta de empleo y de acceso adecuado a la educación, la salud y la vivienda; el hacinamien- to; la migración; la posesión de armas, etcétera. El subsistema micro está conformado por la familia y la co- munidad que actúan de manera dinámica en la socialización durante los primeros cinco años de vida. En esa etapa se re- gistra pero no se procesa. Es como un software que se ali- menta de toda la información que luego se va a procesar en la adolescencia. El modelo parental es lo que el niño aprende y reproduce de sus padres. Si el niño tiene un padre violento, es muy probable que, de adulto, él también lo sea. Si la niña tiene una madre sometida que acepta la violencia, es probable que tenga una pareja violenta y reproduzca la relación de so- metimiento. Lo mismo ocurre con el consumo de alcohol y de drogas, que está culturalmente extendido en el país. Es importante el sentido de pertenencia familiar y la identidad comunitaria, es decir, que el individuo sienta que forma parte de un sistema familiar, de una comunidad, de su distrito. En los municipios, la pertenencia es resultado de un proceso impul- sado por los mentores y líderes de la comunidad para que la gente ame y cuide su distrito. En la identificación y preserva- ción se construye una identidad comunitaria. En el subsistema de la persona existen factores que actúan de manera dinámica con los otros subsistemas y que se re- lacionan con el afecto y la comunicación; es decir, nosotros como personas somos el resultado —o tendríamos que ser- lo— de relaciones afectivas. El afecto y la comunicación son el combustible para funcionar, sin ellos no se crece ni se avanza. Lamentablemente, se puede observar que en muchas familias de la sociedad peruana las relaciones que se establecen no son de afecto. En el pasado, las parejas se casaban por acuerdos en- tre sus padres, no por relaciones afectivas. Actualmen- te, muchos jóvenes se ven obligados a unirse o casarse no por razones afectivas sino por un embarazo o porque quieren escapar de la familia. En general, los niños si- guen naciendo sin ser queridos. Muchos hacen lo mejor para ser responsables. Pero hay una gran diferencia en- tre actuar de manera responsable con los hijos y actuar de manera afectiva con ellos. Ser responsable significa proveerles alimento, vestido, colegio, pero pueden care- cer de afecto y no compartir su tiempo con los padres. El afecto y la comunicación son el insumo principal para la construcción de la autoestima, que es la capacidad de valerse por sí mismo. Si una persona siente que sus padres no la han querido, va a tener dificultades para aceptarse y quererse a sí misma. Si asume que no ha sido querida, lo más probable es que su autoestima sea pobre. La autoestima ayuda en el proceso de construc- ción de la identidad porque permite la diferenciación con el otro y la autovaloración. La familia indiferenciada trastoca los roles y papeles en la dinámica familiar, por ejemplo, cuando la esposa de- pende del marido —actúa en calidad de hija_ y asume que puede ser castigada. O cuando el marido es aten- dido por la esposa como si fuera un hijo, entonces la es-
  • 33. 36 36 posa asume que en la familia él es como un hijo más. La indiferenciación empobrece la autoestima y la persona se torna vulnerable ante cualquier tipo de maltrato. La diferenciación permite la estructuración de la identidad y la autovaloración, protegiendo a la persona de la violen- cia y fomentando su autonomía. En el país, las familias forman hijos dependientes por la necesidad de control, que a su vez genera la garantía de que no se van a ir de la casa. A nivel individual, a través de grupos de ayuda mutua, psicoterapia, espacios de empoderamiento con jóvenes y otras estrategias como los grupos de pares. A nivel micro, con servicios de salud, jurídicos, sociales, de empleo, defensorías, servicios municipales para jóvenes, incluida la recreación. Como ejemplos podemos citar la iniciativa Escuela para Padres, del sector Educación, la consejería de adolescentes y la iniciativa Familias Fuertes y Saludables, que desarrolla el sector Salud. A nivel meso, mediante políticas públicas sectoriales y municipales, del Ministerio del Interior, del Ministerio de Educación y del Ministerio de Salud. También están las normas, los modelos de atención, las guías, los protocolos y los planes, programas y proyectos relacionados con los jóvenes. A nivel macro, mediante las políticas del Estado que integran sectores, por ejemplo, la Ley de Violencia Familiar que congrega a diversos sectores. Y los acuerdos y normas internacionales como la Convención de Belem do Pará para la Eliminación de toda Forma de Violencia Contra la Mujer, que es un acuerdo que el Perú ha suscrito y es vinculante. Abordaje de la violencia con el modelo ecológico El colecho es compartir la cama con los hijos, lo que además de erotizar el vínculo de los padres con los hijos trae consigo relaciones de incesto y produce indiferenciación. El niño, des- de que nace, necesita tener su espacio propio para poder dife- renciarse de los padres. El colecho es un factor que interfiere en la formación de identidad del individuo y genera inseguri- dad. A mayor inseguridad afectiva, mayor necesidad de control de las personas.
  • 34. 37 2.2 ÁREAS TEMÁTICAS 2.2.1 Planes de acción a favor de la juventud Resumen de la presentación de Klaus Kick16 Las estadísticas de Bélgica, Suecia y Alemania tienen índices más bajos de violencia juvenil que América Latina; de la mis- ma manera, los índices de riqueza también son más bajos. En Alemania no hay una sola universidad privada, la ley no lo permite. Sólo se permiten clínicas privadas exclusivamente para la cirugía plástica y el tratamiento dental. Todos tienen el mismo derecho de acceder a los servicios de salud básica; no hay clubes de lujo. En toda Alemania hay 12 casinos y todos son del Estado. Al tratar de solucionar la violencia que afecta a las y los jóve- nes se deben considerar los planes de acción pertinentes. A los jóvenes de segmentos menos favorecidos no les ayuda un plan de acción conjunto con jóvenes de segmentos favore- cidos. Es importante que se desarrollen planes de acción de acuerdo con las circunstancias de cada lugar y de cada país. Por esta razón, no se deben imitar planes de acción de otros países sin un análisis previo. En el Perú, el único plan de acción para la juventud y empleo es Pro Joven. Cuando se preguntó sobre el significado de Pro Joven, la gran mayoría de las y los jóvenes afectados en el Perú no supieron responder. Se debe pensar con urgencia en planes de acción en los que participen los jóvenes, como un plan de acción de juventud y empleo, porque las estadísticas de las embajadas están 16 Asesor en políticas de juventud de la Cooperación Técnica Alemana-GTZ. señalando que el capital humano joven está emigrando. Cada día, 1.500 jóvenes peruanos piden una visa por falta de oportunidades en su país. Miles de jóvenes dejan el país cada año. Son jóvenes con buenas condiciones de salud, con estudios de secundaria y buena conducta; es la elite que deja el país. Hay un grito de la juventud que clama por planes concretos de acción. El Banco Mundial ha aprobado un proyecto en República Dominicana por 26 millones de dólares, de los cuales 5 millones son fondos no reembolsables para ADOPEM, una asociación de desarrollo en la que participan 46 mil mujeres jóvenes dominicanas. Comenzó hace ocho años con 450 mujeres de barrios pobres. No querían ser peluqueras. Se excluyó ese sector tradicional y discriminatorio, y hoy las mujeres son mecánicas automotrices y reparan computadoras, televisores, radios y tecnología de punta. El secreto fue un plan de acción de desarrollo integral. El proyecto ADOPEM ganó dos veces el premio más alto del Banco Interamericano de Desarrollo, en el 2002 y el 2003. Su clave estriba en que, aparte de la capacitación y de los microcréditos para asuntos de producción y de ingresos, desarrolla un entorno de apoyo y acompañamiento a la personalidad de la joven mujer dominicana. Hay más de 400 sociólogas, asistentes sociales y psicólogas que trabajan en un programa de empleo.
  • 35. 38 38 En el 2004 murieron en América Latina 52 mil jóvenes en accidentes de tránsito. Más que el número de solda- dos norteamericanos que murieron en Vietnam. ¿Cuál es la respuesta de la sociedad civil joven frente a eso? Hay que desarrollar sinergia. En la nueva cultura de paz se requieren metodologías concretas y planes de ac- ción que muestren resultados en poco tiempo. Si se considera un programa de cultura de paz y lucha contra la violencia, se debe contar con varias líneas de acción y tener un enfoque integral que fortalezca y apo- ye emocionalmente a las y los jóvenes, que constru- ya su dignidad y autoestima, que fomente valores y la sexualidad reproductiva responsable. La juventud no es el futuro, es el presente, y las instituciones públicas y la sociedad peruana en su conjunto tienen una correspon- sabilidad social que deben asumir frente a ella. 2.2.2 Articulación multisectorial local para el desarrollo juvenil Resumen de la presentación de Guillermo Diller17 Referirse a la articulación multisectorial es considerar que se debe analizar si el problema que se quiere en- carar puede ser resuelto por un sector o si debe ser abordado por varios sectores. Hay factores, como la brecha económica, que dependen de la economía y significa que un pequeño grupo tiene mucho dinero y una gran mayoría vive en la pobreza o en la extrema pobreza, lo que genera una serie de problemas. Uno de ellos es la mala nutrición que, como consecuencia, genera enferme- dades como la tuberculosis, que está claramente asociada con la pobreza y afecta a niños y jóvenes. Otro factor es la falta de acceso a los servicios de salud, lo que significa que hay servicios, pero son de calidad deficiente. El factor escolaridad también es deficiente. Aunque en el Perú todos los niños asisten a la escuela, eso no garantiza los con- tenidos que aprenden ni la calidad de la educación. Hay carencia de políticas públicas para jóvenes y ausencia de espacios de participación donde los jóvenes y adolescentes puedan opinar y ser escuchados, y donde puedan participar en las decisiones y en la implementación de éstas. La familia y la escuela actual no están en condiciones de trans- mitir valores ni hábitos de vida saludables. Obviamente, la si- tuación familiar y la escuela son el resultado de los factores económicos, políticos y de salud. El problema es complejo y no puede ser resuelto sólo con estrategias del municipio, como un ente aislado, o por el sector Salud u otra institución. La solución es mejorar la condición económica, el entorno so- ciocultural, la legislación y las condiciones sociales, y maximi- zar la utilización de los recursos. Dar respuesta a una situación compleja requiere abordar los problemas de manera interrela- cionada, sólo así se logrará un desarrollo integral. Para ello, se debe aplicar una estrategia multisectorial, lo que significa 17 Proyecto Salud Integral del Adolescente y Prevención del VIH-sida, Cooperación Técnica Alemana en el Perú-GTZ.
  • 36. 39 que todos los sectores deben contribuir a la solución de un problema complejo. La multisectorialidad es una estrategia de participación en la cual las organizaciones de distintos sectores de una comunidad conciertan, planifican e implementan acciones conjuntas para alcanzar un objetivo común. La estrategia multisectorial sigue estos pasos: 1. Se reconoce un problema común. 2. Se toma conciencia de ese problema y todos contribuyen a su solución. Se motiva la sensibilización con respecto al problema para generar la energía y el ánimo para tra- bajar sobre éste. 3. Se adquiere capacidad técnica para abordarlo con suficiencia desde cada campo de acción. La identidad cultural e identificación es elemental, así como la cultura de participación. La participación está definida como el hábitodeproponer,opinarytomardecisionesconhorizontalidad y respeto mutuo. Hay instancias en las que todos se sientan alrededor de una mesa de discusión, pero otras no tienen ese hábito. En esos casos, se debe capacitar a los participantes. Como resultado del proceso de participación emergen la res- ponsabilidad compartida, las decisiones democráticas y la con- certación entre los actores sociales. Esa concertación produce un plan estratégico de compromiso para lograr el objeti- vo y gestionar de manera eficiente y eficaz los recursos. Lo importante de la concertación es que se aprende a negociar de manera que no haya ni ganadores ni per- dedores, sino que al identificarse con un objetivo común todos están decididos a colaborar. La multisectorialidad se da en diferentes niveles: A nivel macro: de instituciones como la Coordinado- ra Nacional Multisectorial de Salud, que aborda el tema del VIH. A nivel meso: de las regiones, con las mesas de lu- cha contra la pobreza. A nivel micro: con las redes locales multisectoriales para el desarrollo juvenil y prevención del VIH-sida. En el modelo de intervención multisectorial –que actual- mente se utiliza para trabajar en la prevención de la vio- lencia juvenil– el sector Educación congrega a los jóve- nes, el municipio desarrolla las políticas descentralizadas de salud y de juventud, y la secretaría juvenil coordina. Si los jóvenes aún no están organizados, el municipio, como grupo impulsor, colabora para que se organicen, si es posible en varias instancias para que formen una coordinadora. Un grupo impulsor vincula a los sectores y conforma una red multisectorial que incorpora a otros actores de la sociedad, las ONG y las organizaciones de base, entre otras.
  • 37. 40 40 2.2.3 Seguridad ciudadana Resumen de la presentación de Rolando Quezada18 El problema de la violencia es mundial y la segunda re- gión del mundo más violenta es América Latina. El Perú presenta un nivel intermedio con una tasa de homicidios de 9 por cada 100 mil habitantes. En los últimos 10 años, la criminalidad y la violencia se han duplicado en el país. Las estadísticas policiales sólo reflejan 10% de lo que ocurre; mientras la población ha crecido 59%, los efectivos de la Policía Nacional del Perú han disminuido 24% en los últimos 15 años. Según la última encuesta de victimización realizada por el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, los pro- blemas más frecuentes son los hurtos, los arrebatos en las calles, en los mercados y paraderos de transporte público; el robo en los domicilios, el pandillaje pernicio- so y la microcomercialización de drogas. Sin embargo, 91% de los robos sin violencia —o sea, los hurtos y arre- batos de carteras— no se denuncian. En Lima, 8% de los delitos corresponden a robo en la vivienda. La tasa de delitos no denunciados de robo en la vivienda es de 61%. La gente no denuncia cuando le roban en su casa. El robo de más alta incidencia es el de autopartes, con 20%. Es un delito menor que no se soluciona porque 18 General (retirado) de la Policía Nacional del Perú, secretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana. existen mercados informales donde las personas que sufren robos de sus vehículos acuden a comprar y se convierten en cómplices. En la comunidad hay varias formas de violencia. La principal es la delincuencia contra la propiedad, que comprende asal- tos, robos y el pandillaje, fenómeno juvenil que produce daños al vecindario y a personas ajenas al problema. En Lima, la mayor preocupación de los grupos de nivel socioeconómico D y E es el riesgo de ser involucrados en actos delictivos; los jóvenes están expuestos a la presión de sus propios amigos para integrar grupos delictivos. Entre las mujeres, las violacio- nes y el abuso sexual son un peligro permanente. En Iquitos, la prostitución infantil se encuentra muy extendida. Existe corrupción en el profesorado y en las autoridades esco- lares. En provincias, por ejemplo, algunos profesores obligan a sus alumnos a comprarles entradas para polladas o cerveza para aprobarlos. En casi todas las ciudades se dan estos he- chos totalmente contrarios a la ética. Junto con esas prácticas, se produce el acoso sexual por parte de algunos profesores, las violaciones y los embarazos no deseados. Lo que tiene que cambiar es la propia sociedad, que sufre de anomia. No hay deseo de cumplir con la norma. La gente propicia el delito. No se requieren medidas policiales. Lo que debe cambiar es la actitud de la población. Las razones para integrarse a una pandilla son los problemas familiares y el consumo de drogas como refugio y mecanismo de huida de una realidad hostil. La presión de los pares influye
  • 38. 41 El análisis cualitativo de la encuesta de victimiza-ción se ha realizado a través de 42 focus group con jóvenes de 10 a 24 años. Los principales resultados advierten que la violencia es percibida como algo cotidiano en la crianza de los hijos. Éste es el caso de una niña de 10 años que ha referido: “Mi papá me rompió la pierna con un palo, pero lo está haciendo por mi bien”. Esta niña ha asumido que este hecho es natural y ella va a replicar la violencia cuando vaya a la escuela o cuando sea madre de familia. La percepción que los niños y jóvenes tienen de la violen- cia está marcada por el temor a ciertos peligros que for- man parte de su vida cotidiana, sobre todo en el entorno de la comunidad y de la familia, como la pobreza, las dro- gas, el alcohol, el acceso a las armas, la violencia intrafa- miliar, la corrupción, la mala educación y las pandillas. En el análisis efectuado, las razones que explicarían la violencia son el maltrato y el abandono familiar; la pre- sión de los grupos de pares, miembros del propio barrio, la comunidad; el consumo de drogas y el alcohol; la ne- cesidad económica; las rivalidades ligadas al fútbol y la pertenencia a una escuela o barrio. Hace tres años se creó el Sistema Nacional de Seguri- dad Ciudadana. El alcalde debe liderar la seguridad ciu- dadana con la Policía Nacional y la población organizada a través de juntas vecinales en la zona urbana, y con las rondas campesinas en las zonas rurales. Este triunvirato entre los 14 y 17 años, por la necesidad de ser aceptado por los demás o liderar un grupo. Esto es particularmente fuerte entre los hombres que integran las pandillas. En todos los grupos se menciona el consumo de drogas como una práctica frecuente de conocidos y amigos, y la mayoría conoce los lugares y a las personas que consumen y venden droga, incluida la modalidad de “delivery” en los distritos de mayores ingresos. Principales conclusiones de la encuesta sobre los jóvenes: La violencia forma parte de la vida cotidiana de niños y jóvenes. En la mayoría de los casos se trata de una ex- periencia directa e intensa en la calle, en la escuela y, en menor medida, en el propio hogar. La violencia familiar estaría más presente en los grupos de nivel socioeconómico D y E en Lima y en provincias. Ésta se ejercería durante la infancia y en la primera ado- lescencia. El fenómeno de pandillaje forma parte del paisaje urbano, tanto de Lima como en provincias, en menor medida en Iquitos y Arequipa, y en mayor medida en Ayacucho. Las drogas y las armas son elementos fáciles de conse- guir y están presentes en muchos espacios de los niños y jóvenes. La institución que tiene mayor presencia es la policía; sin embargo, su imagen es considerada totalmente negativa por los jóvenes.
  • 39. 42 42 Rol y funciones de los gobiernos locales respecto a la seguridad ciudadana Coordinar con la policía los programas de extensión educativa de apoyo a la seguri- dad ciudadana. Emitir ordenanzas orientadas a velar por la salubridad y tranquilidad pública. Optimizar la coordinación con los vecinos y personas jurídicas de su jurisdicción a fin de prevenir conflictos sociales. Desarrollar programas de educación vial. Promover acciones de bienestar y desa- rrollo vecinal y priorizar las zonas críticas proclives a conflictos sociales. Asumir decididamente el liderazgo de los comités de seguridad ciudadana. El principio de seguridad en el modelo que propone el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC) se funda en relaciones sociales fraternas y solidarias, no sobre la base de rejas ni alarmas ni medidas represivas. 2.2.4 Justicia restaurativa juvenil Resumen de la presentación de Jean Schmitz19 La Fundación Tierra de Hombres y la ONG Encuentros Casa de la Juventud implementan en el país el proyecto piloto Justi- cia Restaurativa Juvenil en el distrito de El Agustino, en Lima, y en el distrito José Leonardo Ortiz, en Chiclayo. El proyecto piloto se inició a principios del 2005 y tiene una duración de tres años. Ha establecido convenios con el Minis- terio de Justicia, el Ministerio del Interior, el Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Academia de la Magistratura, los gobiernos locales de El Agustino y de Leonardo Ortiz, y con ONG y universidades. El sistema de justicia juvenil tiene varios modelos, entre ellos: Modelo retributivo: Es el sistema tutelar aplicado hasta fi- nales del XIX y principios del XX. Este modelo fracasó en América Latina. Modelo neorretributivo: Se rige por leyes del tipo “pandi- llaje pernicioso”; si el joven se une a otros, forma parte de una pandilla e ingresa directamente a la cárcel. Esa ley desfavorece al joven. No existe ni para los adultos. En El Salvador es la ley del tatuaje; el hecho de tener un tatuaje es suficiente para ingresar a la cárcel. El proyecto que presenta el modelo de justicia restaurativa asume que habrá un cambio de actitud cuando el joven ingre- se al proyecto. La reparación se usa para devolver o recrear los enlaces entre el agraviado y el infractor. Exige un cambio de mentalidad de todos los operadores de la justicia y de los operadores sociales. 19 Fundación Tierra de Hombres, Lousanna, Suiza. realiza un diagnóstico para hacer el plan, cuyo objetivo es mejorar la seguridad ciudadana y revertir la situación. La norma permite incorporar al comité a quien se consi- dere conveniente. En el Perú existen 26 regiones, 193 provincias y 1.285 distritos. Hay 146 distritos que aún no han instalado el sistema de seguridad ciudadana.
  • 40. 43 Un delito es una acto contra otra persona y la comunidad; es una violación de las relaciones. Hay responsabilidad. Hay reparación. Está orientada hacia el futuro. La reparación se usa para devolver y recrear el vínculo con la sociedad. Se denuncia el agravio. Las necesidades de la víctima son atendidas. El juicio busca unir a las partes (diálogo-con- ciliación-negociación). Se logra el balance a través de un acto positivo por parte del infractor. Se reconoce el rol del infractor, la víctima y la comunidad. La comunidad es la principal responsable de controlar la delincuencia. Un delito es un acto contra el Estado, una violación de la ley, una idea abstracta. Hay culpabilidad. Hay castigo. Está orientada hacia el pasado. El castigo se usa para aleccionar al infractor, desalentar, prevenir la delincuencia, disuadir a la sociedad. Se denuncia al agresor. Las necesidades de la víctima no son consideradas. El juicio divide a las partes. El balance es entre el mal causado por el adolescente infractor y el castigo. El Estado tiene el monopolio para ocuparse del agravio cometido. El sistema de justicia penal controla la delincuencia. MODELOS DE JUSTICIA JUVENIL Justicia retributiva Justicia restaurativa
  • 41. 44 44 El proyecto de justicia juvenil restaurativa maneja los de- litos menores de jóvenes para defender sus derechos. Los jóvenes que han matado o herido a personas no ingresan al proyecto. Razones del proyecto para atender a este grupo de po- blación: Los jóvenes atendidos por lo general no han tenido acceso a la educación y han sido abandonados y maltratados física y psicológicamente. La atención para este sector de población es escasa. Se busca cortar el círculo vicioso de delinquir, ser arrestado, ingresar a Maranga, salir y volver a de- linquir con mayor adiestramiento. Las ventajas del modelo de justicia juvenil restaurativa son: 1) Incrementa las probabilidades de que los jóvenes que infringen la ley se reinserten más fácilmente a la so- ciedad, cuando se atienden dentro del proyecto. 2) Disminuye los costos del Estado. El programa con los jóvenes tiene dos partes: la prime- ra es la defensa inmediata a través de un equipo inter- disciplinario conformado por un abogado, un trabajador social y un psicólogo; la segunda es la reparación y re- quiere el contacto con la víctima para mediar. En el año 2005 el proyecto asumió más de 80 casos de jóve- nes; de ellos, sólo cuatro han vuelto a delinquir. Ha consolida- do un trabajo en red con la Comisión Nacional para el Desa- rrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) y las ONG Fuerza Barrio del Agustino, CEDRO y Martín Luther King. El Código de los Niños y Adolescentes del Perú es un buen instrumento normativo. En América Latina es considerado como uno de los mejores, con figuras e instancias como la remisión, que consiste en sacar al joven del sistema judicial y hacerlo entrar en un programa de servicios para que se in- serte en la sociedad. El fiscal tiene la capacidad de usar la remisión. Sin embargo, no se está aplicando en el país. El proyecto Justicia Restaurativa propone un mejor uso del Có- digo de los Niños y Adolescentes. 2.2.5 Prevención del consumo de drogas Resumen de la presentación de William Cabanillas20 La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) tiene el mandato de liderar, promover y construir las políticas asociadas al abuso de las drogas. Por lo tanto, dise- ña estrategias para enfrentar el problema de la dependencia de las drogas. El consumo de drogas es un tema complejo, multifactorial, y requiere ser abordado con estrategias como la multisectoriali- dad. La Estrategia nacional de lucha contra las drogas 2002– 2007 es un documento normativo con lineamientos para el trabajo multisectorial. 20 Psicólogo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA).