Este documento presenta definiciones de arquitectura de varios autores a través de la historia. Vitruvio define la arquitectura como el arte de edificar y señala que requiere tanto habilidad práctica como conocimiento teórico. Alberti considera al arquitecto como alguien capaz de imaginar construcciones con razón y belleza. Otros autores enfatizan aspectos como la distribución del espacio, el uso de materiales, y la arquitectura como expresión de la época y las necesidades sociales. En general, los autores
1. Capítulo 1
PROBLEMAS GENERALES Y PROBLEMAS DE METODOLOGIA HISTORICO-CRITICA
Algunas definiciones de arquitectura
VITRtJVIO
El arquitecto tiene que estar impuesto en muchas
ramas del saber y reunir conocimientos de muchos
campos distintos, porque en su obra se contrastan
el valor de las Ciencias y de las Artes. Las fuentes
de sus conocimientos son la práctica y la teoría. La
práctica consiste en el continuo ejercer su oficio en
las obras, acomodando los materiales al diseño de
unos planos. La teoría es la capacidad de explicar
los resultados de la destreza según los principios
de la proporción. Los arquitectos que han procu·
rada adquirir destreza manual sin estudio teórico
no han podido alcanzar el puesto y la autoridad
que corresponden a su trabajo, mientras que los
que sólo dominan la teoría, en definitiva, persiguen
una sombra y no una obra. Pero los que conocen
ambas cosas, como armados de todas las armas,
consiguen su objero e imponen su autoridad. C
..).
Los principios de la Arquitectura son: el Orden,
que los griegos llaman Taxis; la Distribución,
Diatesis de los griegos; la Euritmia; la Simetría; la
Adecuación, y la Economía, que los griegos llaman
Oikonomia. C
..) Orden es la medida que corres·
ponde a las distintas partes de la obra y su relación
con las proporciones del conjunto. C
..). La Dis·
tribución se ocupa de la colocación de los e1emen·
tos en sus sitios y de la elegancia del efecto que
depende de diversos ajustes de los elementos
según e! carácter de la obra. Sus formas de expre·
sión son la planta', el alzado y la perspectiva..
C
..). Euritmia es belleza y exactitud en la composi·
ción de los elementos. C.')' Simetría es e! acuerdo
en la composición de los elementos unos respecto
a otros y la relación entre las distintas partes y el
todo, según un elemento elegido como centro. C..).
La Adecuación es la perfección de estilo que se da
en una obra construida con la autoridad de princi·
pios ya probados. C
..). La Economía se refiere al
uso de los materiales y a la elección del sitio, así
como a un equilibrio difícil entre los gastos y el
sentido común en la construcción de las obras.
(De De Arc!Jitectura, Libro 1, 1,2. Ediciones de Arte y
Bibliofilia, Madrid, 1973. Trad.: Carmen Andreu, págs.
1,7,8, 10 y 11.)
1 En lu edición español:! dice «plano», pero lo consideramos
demasiado general. (N. del T.)
LEON BATTISTA ALBERTI
.. pienso que conviene aclarar quién es aquel al
que vaya llamar Arquitecto, pues no te pondré
delante a un carpintero para que tengas que com-
pararlo con hombres muy experimentados en las
demás ciencias; sin duda el que trabaja con las
manos sirve de instrumento para el arquitecto.
Llamaré arquitecto a aquel que sepa imaginar las
cosas con razones ciertas y maravillosas, y dentro
de la regla, tanto con la mente como con el ánimo;
así como llevar a cabo en su obra todas estas cosas,
las cuales, mediante movimiento de masas, con-
junción y acumulación de cuerpos, se pueden
adaptar con gran dignidad al uso de los hombres.
y para poder hacer esto es necesario que posea
conocimientos de las cosas mejores y excelentes.
(De De re aedi/icatoria, Florencia, 1485, Proemio. L- ver-
sión castellana Madrid, 1582, ed. facsímil en Albarros
Ed., Valencia, 1977.)
El Templo de Salomón. Reconstrucción fanlástica de
G. C¡tramucl. 1670?
CARLO LODOLI
La arquitectura es una ciencia intelectual y prácti-
ca dirigida a establecer con el raciocinio e! buen
uso y las proporciones de los artefactos, y con la
experiencia, a conocer la naturaleza de los mate-
riales que la componen.
(De A. Memmo, Elementi dell'Architettura Lodoliana,
Roma, 1786, Vol. 1, cap. VI, pág. 199.) 69
CAPI11JLO 1
PROBLe......SGENERAL.ES
y METODOl.OGlA
IIISTORJCO·CRITICA
70
FRANCESCO MILIZIA
La Arquitectura es el Arte de construir: y toma
diferentes denominaciones según la diversidad
de sus objetos. Se llama Arquitectura Civil, si su
objeto gira en torno a la construcción de edificios
destinados a la comodidad, y a los diferentes
usos de los hombres considerados como So-
ciedad Civil. Arquitectura Hidráulica.. Arqui.
tectura Naval Arquitectura Militar.. Es evi-
dente que la Arquitectura tomada en toda su
extensión, es el Arte más Ínteresante para la con-
servación, para la comodidad, para el deleite y
para la grandeza del género humano. (...) (La
Arquitectura); 1.0 Es como la base y la regla de
todas las demás Artes. 2.° Forma el vínculo de
unión de la Sociedad Civil. 3." Produce y au~en
ta el comercio. 4.° H ace uso de las riquezas
públicas y privadas para e! beneficio y el decoro
del Estado, de los propietarios y de nuestros des-
cendientes. 5.° Defiende la vida, los bienes y la
libertad de los Ciudadanos.
(De Principi di Architettura Civile, Tomo 1, pág. 3, Ed.
Finale, 1781.)
ETIENNE 1. BOULLÉE
¿Qué es la arquitectura? ¿La definiré, como
Vitruvio, como el arte de edificar? No. H ay en esa
definición un grosero error. Vitruvio toma el efec-
to por la causa. Es preciso concebir para efectuar.
Nuesuos primeros padres sólo construyeron sus
cabañas tras haber concebido su imagen. Esta pro-
ducción del espíritu, esta creación es lo que cons-
tituye la arquitectura, a la que, en consecuencia,
podemos definir como e! arte de producir y llevar
a la perfección cualquier edificio. El arte de cons-
truir no es, pues, sino un arte secundario, que nos
parece adecuado llamar la parte científica de la
arquitectura. El arte propiamente dicho y la cien·
cia; he aquí lo que creemos distinguir en la arqui·
tectura. C..).... llevar una construcción cualquiera
hasta su perfección. ¿En qué consiste esta perfec-
ción? En ofrecernos una decoración en relación al
tipo de construcción a la que está aplicada; y es por
medio de una distribución adecuada a su cometido
como se puede intentar conseguir la perfección.
(De Architecture. Essai sur /'art -Manuscriro de 1780---.
Versión castellana en Revista de Ideas estéticasJ núm.
119, Madrid, 1972. trad.: Esther Benítez.)
PIETRO SELVATICO
La arquitectura se define comúnmente como el
arte de construir siguiendo las proporciones y las
reglas dictadas por la naturaleza y el gusto. C..).
Me cuento entre los que consideran la arquitectu-
ra como el arte de construir los edificios según las
necesidades civiles y sagradas de los pueblos, y en
adornarlos de manera que el ornamento indique la
significación y e! uso a que están destinados.
(De 5ulrArchitettura e Julia scultura in Venezia, 1847; y
de StoYla delle arti del disegno, Venezia. 1852·56.)
JOHN RUSKIN
La arquitectura es un arte que deben aprender
todos los hombres, porque todos están interesa-
dos en él, y es tan sencillo, que no puede discul-
parse el no conocer sus reglas elementales, como
no puede disculparse el ignorar las de la gramáti·
ca o las de la escritura, que son ciencias mucho
más difíciles. C..). La arquitectura es el arte de
levantar y de decorar los edificios construidos por
el hombre, cualquiera que sea su destino, de
modo que su aspecto contribuya a la salud, a la
fuerza y al placer del espíritu.
(De las Lectures on Architecture and Painting, Londres,
1854. Versión castellana Prerrafaelismo y conferencias
sobre Arquitectura y Pintura, F. Beltrán Martín,
Madrid. Trad.: E. Morales Veloso. Conferencia l , pág.
117; Y de The seven lamps 01 Architecture, 1849.
Versión castellana Las siete lámparas de la Arqui-
tectura, F. Sempere y Cía., Edirores, Valencia, pág. 5.)
JAMES FERGUSSON
Considerada históricamente, la arquitectura deja
de ser un mero arte, que interesa solamente al
artista o al cliente, y se convierte en uno de los más
importantes complementos de la historia, relle-
nando muchas lagunas en los testimonios escritos
y dando vida y realidad a muchas cosas que, sin su
presencia, difícilmente podrían comprenderse.
(De A History o/Architecture 01atl Countries, Londres,
1856.)
E. VIOLLET-LE-DUC
«Arquitectura», el arte de construir. La arquitec-
tura consta de dos partes, la teoría y la práctica; la
teoría comprende: el arte propiamente dicho, las
reglas inspiradas por e! gusto, basadas en las tra·
diciones, y la ciencia que se puede demostrar con
fórmulas invariables, absolutas. La práctica·es la
aplicación de la teoría a las necesidades; es la prác·
tica la que hace que el arte y la ciencia queden
sometidos a la naturaleza de los materiales, al cli·
ma, a las costumbres de una época, a las exigen-
cias del momento. Al considerar la arquitectura de
los comienzos de una civilización que sucede a
otra, es preciso tener en cuenta, por una parte, las
tradiciones y, por otra) las nuevas necesidades.
(Voz «Architecture» del Dictionnaire raisonée de
l'Architecture Francaise du XI au XVI siécle, París, 1854-
68.)
2. WILLIAM MORRIS
Mi concepto de «arquitectura» está en la unión y
en la colaboración entre las artes, de modo que
cualquier cosa esté subordinada a las otras y en
armonía con ellas, y cuando utilice tal palabra,
éste será su significado y no 0(1'0 más restringido.
Es una concepción amplia, porque abarca todo el
ambiente de la vida humana; no podemos substraer-
nos a la arquitectura, ya que formamos parte de la
civilización, pues representa el conjunto de las
modificaciones y alteraciones introducidas en la
superficie terrestre con objeto de satisfacer las
necesidades humanas, exceptuando sólo el puro
desierto. No podemos confiar nuestros intereses a
una élite de hombres preparados, pidiéndoles que
exploren, descubran y creen el ambiente destina-
do a albergarnos, maravillándonos después ante la
obra completa, aceptándola como una cosa bella y
acabada; esto, en cambio, nos incumbe a nosotros
mismos; cada uno de nosotros está obligado a cus-
todiar la adecuada ordenación del paisaje terres-
tre, cada cual con su espíritu y con sus manos, en
la porción que le corresponde, para no transmitir
a nuestros hijos un tesoro menor que el que nos
dejaron nuestros padres.
(De PrOlpects 01Architecture in Civilizatkm, 1881.)
LOUIS H. SULLIVAN
..., si deseamos saber por qué cierras cosas son
como son en nuestra desalentadora arquitectura,
debemos dirigir nuestra atención al pueblo; pues
nuestros edificios, todos, son sólo una enorme
Templo de Süsin y Palacio de Eshnunna.
pantalla detrás de la cual se oculta el conjunto de
nuestro pueblo -aunque específicamente los edi-
ficios sean imágenes individuales de aquellos a
quienes, como clase, e! pueblo ha delegado y con·
fiado su poder constructivo. Por tanto, y de acuer-
do con esto, e! estudio critico de la arquitectura
llega a ser no sólo el estudio directo de un arte
-pues esa es una fase menor de un gran fenóme-
no- sino, in extenso, un estudio de las condicio-
nes sociales que lo originan;..
(De Kindergarten chats, Lawrence, 1934. Versión caste-
llana Charlas con un arquitecto, Ed. Infinito, Buenos
Aires, 1957. Trad. Brend. 1. Kenny, pág. 14.)
ALOIS RIEGL
La arquitectura es, sin duda, un arte utilitario y su
cometido siempre ha consistido en realidad en la
formación de espacios limitados, en el interior de
los cuales se ofrecía a los hombres la posibilidad
de moverse libremente. Como ya muestra esta
definición, el objetivo de la arquitectura se divide
en dos partes que se completan y se adaptan nece-
sariamente la una con la otra, pero precisamente
por esto se encuentra tina cierta oposición entre
ellas: la creación de! espacio (cerrado) como tal y
la creación de los límites de dicho espacio.
(De Spiitromische Kunstindustrie, Viena, 1901.)
HEINRICH WOLFFLIN
(La arquitectura)... es la expresión de Wla época en la
medida en que, como gran cuerpo monumental, hace
aparecer la existencia corporal de los hombres, su
aspecto y su aire, su actitud ligera y festiva o seria y
grave, su naturaleza febril o apacible, donde muestra,
en una palabra, el sentimiento vital de una época.
(De Renaissonce und Barock, 1888. Versión castellana
Renacimiento y Barroco, Alberto Corazón Ed., Madrid,
1977, pág. 137.)
ADOLF LOOS
La casa debe agradar a todos, a diferencia de la
obra de arte que no tiene por qué gustar a nadie.
L.,), Por tanto, ¿no será que la casa no tiene nada
que ver con e! arte y que la arquitectura no debie-
ra contarse entre las artes? Así es. Sólo una parte
muy pequeña de la arquitectura corresponde al
dominio del arte: el monumento funerario y el
conmemorativo. L..).Si encontramos un monúcu-
lo en un bosque, de 6 pies de largo y 3 de ancho,
amontonado en forma piramidal, nos pondremos
serios y en nuestro interior aJgo nos dirá: aquí hay
alguien enterrado. Esto es arquitectura.
(De Arebitektur, 1910; en ¡ns Leere gesprochen. Trorz-
dem. Versión castellana: Arquitectura, en La arquitectura
del siglo xx. Textos, Nberto Corazón Ed., Madrid, ¡974.
Trad. J. Martínez de Velasco, Simón Marchán Fiz, págs.
53-54)
BRUNOTAUT
(La arquitectura)... satisface las necesidades de pro-
tección ante las inclemencias de! tiempo y los múl-
tiples peligros a los que debe exponerse el hombre
ALGUNAS DEFINICIONES
DE ARQUITECTURA
71
CAPITULO 1
PROBLEMAS GENERALES
y METODOLOGIA
HISTüRfCO·CRlTICA
72
A. Loos. Concurso para el ehicago Tribune. 1922. (Redibujado.)
cuando se enfrenta a la naturaleza sin cobijo. Así, su
papel en la existencia de! hombre aparenta tener la
modesta entidad de un <<Arte Utilitario», que satis-
face las necesidades de orden práctico de una for-
ma agradable. Sólo cuando los deseos humanos
sobrepasan la medida de la pura y simple necesidad
práctica, cuando el exceso de bienestar se transfor-
ma en exigencia del lujo, la Arquitectura parece
entrar en escena como fenómeno de mayor enti-
dad, reforzando su propia identidad. En ese
momento, parece dejar de vincularse de forma tan
estrecha a la necesidad más inmediata y por ello,
convertirse por primera vez en un verdadero arte
(...) En grandes líneas, ésta es la perspectiva con la
que se enfrentan hoy en día el arte de la construc-
ción y los que a él se dedican C..) No es suficiente
la correspondencia entre forma y contenido sino
que, además de ello, e! juego de las formas debe
corresponder al engrandecimiento de los horizon-
tes humanos C..) Entender la Arquitectura única-
mente como satisfacción de necesidades adecuada-
mente formalizadas, como revestimiento decorati-
vo de la más inmediata necesidad, asignándole, en
suma, e! pape! de una especie de arte aplicada,
representaría de hecho una concepción en menos-
cabo de su importancia C
..) En cada una de las
grandes épocas de la cultura hay un tipo de cons-
trucción, erigido más allá de las simples necesida-
des materiales, al cual todos dirigen sus miradas y
por e! que se rige la voluntad constructiva de su
tiempo. Visto así, los actuales conceptos sobre la
construcción, tan firmemente establecidos, sufren
una completa inversión. La catedral sobre la vieja
ciudad, la pagoda sobre las cabañas de los indios, e!
inmenso recinto de! templo en el rectángulo de la
ciudad china y la acrópolis sobre las humildes
viviendas de la ciudad de la antigüedad, muestran
todas ellas que lo más elevado y sublime, la cristali-
zación de la idea religiosa, constituye a la vez e!
punto de partida y la meta final de toda arquitectu-
ra, proyecta su luz sobre cada uno de los edificios
hasta la más sencilla cabaña e incide sobre la solu-
ción del más simple de los problemas prácticos con
un atisbo de su esplendor.
(De Die Stadtkrone, Jena, 1919.)
WALTER GROPIUS
¿Qué es la arquitectura? La expresión cristalina de
los más nobles pensamientos de! hombre, de su
ardor, su humanidad, su fe, su religión. ¡Esto es lo
que fue una vez! Pero, ¿cuántos de quienes viven en
nuestro tiempo, condenados al practicismo, com-
prenden todavía su naturaleza totalizante y espiri-
tual? Caminamos por nuestras calles y ciudades y no
gritamos de vergüenza ante tales desiertos de feal-
dad. Seamos completamente claros: esos remiendos
sin espíritu, grises y vacíos en que vivimos, serán
para la posteridad la evidencia vergonzosa de la infi-
nita decadencia espiritual de nuestra generación,
que olvidó el grande, único arte: la arquitectura.
(...). Pero hay algo que puede consolarnos: la idea, la
creación de una idea constructiva, ardiente, atrevi-
da, de visión profunda y lejana. Idea que una época
futura y más afortunada habrá de realizar. Artistas,
derribemos al fin los muros levantados entre las
«altes» por nuestra deformada educación académi-
ca y volvamos a ser todos, nuevamente, construc[Q-
res. Deseemos juntos, pensemos juntos, creemos
juntos la nueva idea de la arquitectura.
De Arbeitsrat/ür Kunst, Berlín, 1919. Versión casteUana
en La arquitectura del siglo xx. Textos, Alberto Corazón
Ed., Madrid, 1974. Trad.]. Martínez de Vdasco, Simón
Marchán Fiz, págs. 106-107.)
LE CORBUSIER
La arquitectura no tiene nada que ver con los esti~
los. El Luis XIV, XV, XVI o el gótico son para la
arquitectura como las plumas en la cabeza de una
mujer: pueden causar un buen efecto, pero nada
más, y no siempre lo hacen. C
..). La arquitectura
consiste en establecer relaciones emotivas median-
te el uso de materiales en bruto. La arquitectura
3. está por encima de los factores utilitarios. La arqui-
tectura es un hecho plástico. C
..). La arquitectura es
el juego sabio, correcto y magnífico de los volúme-
nes bajo la luz. C
..). Reflejar la construcción y resol-
ver una función, si por función se entiende la de la
pura y simple utilidad, del confort y de la elegancia
práctica, no es su único significado ni su único
cometido. La arquitectura es arte en el sentido más
elevado, es orden matemático, es teoría pura, armo·
nía alcanzada gracias a la exacta proporción de
todas las relaciones: ésta es la «función» de la arqui-
tectura. C
..). La arquitectura y la urbanística son el
reflejo fiel de una sociedad; los edificios son los
documentos más reveladores. Sucede siempre que
una época ha alcanzado su plena madurez. En los
momentos de transición gran parte de la arquitec-
tura se encuentra solamente en los proyectos de los
predecesores; sin embargo, estos proyectos tienen
valor absoluto y merecen atención como cualquier
otro ejemplo ya realizado.
(De Vers une Architec/ure, París, 1923; de Les tendances
de ¡'architecture rationaliste, Roma, 1937; y de Moniére
de penser /'urbanisme, París, 1946. Versiones castellanas
Hacia una Arquitectura, Ed. Poseidón, Buenos Aires,
1964; C6mo concebir el urbanismo, Ed. Infiniro, Buenos
Aires, 1942.)
GIUSEPPE PAGANO
La arquitectura es UD servicio; el punto de partida
es estrecha y rigurosamente utilitario... El mundo
tiene necesidad de disciplina constructiva, de
modestia edificatoria, de buena educación... Para
aleanzar la verdad y sentir la arquitectura como
una misión social es necesario trascender el gusto
decorativo y penetrar en la sustancia de las tradi·
ciones forzando la vanidad, y considerar el pro-
blema del gusto como un problema de contenido.
(De Slrultura e architettura, en «Dopo Sant'Etia», Milán,
1935, pág. 105.)
CIAM, CARTA DE ATENAS
La arquitectura preside los destinos de la ciudad.
Ordena la estructura de la vivienda, esa célula
esencial del tejido urbano, cuya salubridad, alegría
y armonía están sometidas a sus decisiones.
Agrupa las viviendas en unidades de habitación
cuyo éxito dependerá de la exactitud de sus cáleu-
los. Reserva de antemano los espacios libres en
medio de los cuales se alzarán los volúmenes edi-
fi cados de proporciones armoniosas. Acondiciona
las prolongaciones de la vivienda, los lugares de
trabajo, los terrenos destinados al reposo. Es-
tablece la red de circulación que pondrá en con-
tacto las diversas zonas. La arquitectura es res·
ponsable del bienestar y de la belleza de la ciudad.
Se encarga de su creación o su perfeccionamiento
y a ella incumben las opciones y la distribución de
los distintos elementos cuya proporción adecuada
constituirá una obra armoniosa y duradera. La
arquitectura es la clave de todo.
(CLAM, 1933. Axiomas 71-95 en la Carta de Alenas,
1941. Versión castellana en Programas y manzfiestos de la
arquitectura del siglo xx, Ed. Lumen, Barcelona, 1973,
págs. 223-224.)
HENRI FOCILLON
Así pues, por su esencia y por su destino, es en el
espacio <
<rea],> donde se ejerce este arte (la arqui-
tectura), donde tiene lugar nuestro movimiento y
el que ocupa la actividad de nuestro cuerpo. C..).
Sin duda, la lectura de una planta dice mucho, .
(pero)... no abarca toda la arquitectura, sino que
la despoja de su privilegio fundamental que es el
de poseer un espacio completo, no sólo como un
objeto masivo, sino como un molde hueco que
impone a las tres dimensiones un nuevo valor. C..).
Pero es quizá en la masa interna donde reside la
profunda originalidad de la arquitectura como tal.
Al dar una forma definida a este espacio vacío,
crca verdaderamente su propio universo. C..). El
privilegio exclusivo de la arquitectura entre todas
las artes, ... no es el de albergar un vacío interno
cómodo y rodearlo de seguridades, sino el de
construir un mundo interior en que se midan el
espacio y la luz según las leyes de una geometría,
una mecánka y una óptica que están contenidas
necesariamente en el orden natural, pero de las
que la naturaleza no hace nada.
(De La vie deIformes, París, 1934.)
SIGFRIED GIEDION
En la arquitectura, como en un espejo, tratamos
dc encontrar reflejado el progreso que nuestro
propio período ha efectuado hacia una mayor
coincidencia de su personalidad, de sus peculiares
limitaciones y posibilidades respecto a sus obras y
a sus fines. La arquitectura puede ayudarnos a
comprender la evolución de este proceso precisa-
mente porque ella se halla íntimamente relaciona·
da con la vida de una época considerada en toda
su complejidad. Todo en ella, desde la predilec-
ción por ciertas formas, hasta la manera de acer-
carse a estudiar los problemas esencialmente
constructivos que encuentra más naturales, todo
refleja las condiciones de la época de la cual deri-
va. Es el producto de factores de todo género:
sociales, económicos, científicos, técnicos y etno·
lógicos. Por más que un período intente mistifi-
carse, su auténtica naturaleza se manifestará a tra·
vés de la arquitectura, lo mismo si expresa formas
de expresión originales que si intenta imitar épo-
cas pasadas. C
..). Es un testimonio tan inequívoco
ALGUNAS DEl-1NICIONES
DE ARQUITECTURA
73
CAPITUw l
P ROBWiASGENERALES
y METOOOLOCoIA
HISTORICO·CRITIt.A
74
de la manera de ser de aquel período, que cuando
queremos valorarlo de un modo seguro nos es
indispensable recurrir a la arquitectura.
(De Space, Time alld Archileclure, Harvard, 1941.
Versión casrellana: Espado, Tiempo y Arquitectura, Ed.
Dossat, Madrid, 1979. Trad.Isidro Puig Boada, pág. 21.)
GALVANO DELLA VOLPE
La arquüeclura. Expresa ideas, valores con un siste-
ma de signos visuales tridin1ensionales-geométricos,
o sea, con un lenguaje constituido por las medidas
adecuadas para la institución de órdenes visibles
medíante la repetición de masas semejantes con las
que se modífica el ambiente físico con el fm de ser-
vir a las necesidades humanas (y quizá no es excesi-
vo incluir a la arquitectura entre las artes «represen·
tativas», y concluir que la música es la única que <<110
representa» nada). Obsérvese que si no se mantiene
como primario el carácter cualllitalivo de este signo
visual y que éste es un lenguaje de dimensiones visi-
bles, de proporciones visibles, quedan fuera de lugar
todas las justas apelaciones a la «supremacía de la
arquitectura en cuanto a valores espaciales» y a lo
<<interno y externo» como «dimensiones propias de
la espacialidad de la arquitectura», que le permiten
<
<realizar, por la forma, una espacialidad indemne
del espacio naturah>. C
..). ...; y hay que distinguir
entre contexto semántico orgánico, id est, pensa·
miento semánticamente autónomo y, por tanto, ar·
tístico, y contexto no orgánico, id est, pensamiento
semánticamente heterogéneo y no artístico: es[O
equivale a dístinguir entre el opus arquitectónico yel
opus simplemente tectónico.
(De Critica del gusto - 1960-, Milán, 1971. Versión
casrellana: Crítica del gusto, Ed. Seix Barral, Barcelona,
1966. Trad. Manuel Sacristán.)
LOUISKAHN
Antes de nada quiero deciros que la arquitectura no
existe. Existe una obra de arquitectura. Y una obra
G. B. Piranesi. Tumba de Elio Adriano. Puerta almohadillada
con polvorín.
L Kuhn. Maqueta de la Sinagoga de Jerusalén. 1967.
de arquitectura es una oferta a la arquitectura con la
esperanza de que esta obra pueda llegar a formar
parte del tesoro de la arquitectura. No todos los edi-
ficios son arquitectura. Para mi labor como arqui-
tecto es de grandísin1a ayuda la conciencia de que
rodo edificio pertenece a una institución del hom-
bre. Y tengo el máximo respeto por las aspiraciones
de las que nacen las instituciones y por la belleza de
las interpretaciones arquitectónicas. Pero nosotros
hemos separado las dos cosas. Pensad tan sólo en
aquella estupenda expresión artistica que fue inspira-
da por Adriano. Adriano quería un lugar en el que
cada uno pudiera tomar parte del mismo modo en los
ritos religiosos. El resultado fue el Panteón. Y qué
espléndída interpretación nos ha dado, un edificio
circular que no se prestaba a un ritual formalista. C
..).
. el programa no es arquitectura, es simplemente
una indicación como podía ser la receta para el far-
macéutico. Porque en el programa está escrito atrio y
el arquitecto debe transformarlo en un lugar de entra-
da. Los corredores deben convertirse en galerías. Los
presupuestos deben hacerse economia; las áreas,
espacios. C
..). El programa que se recibe y la traduc-
ción arquitectónica que se da deben venir del espíri-
tu del hombre, no de las instrucciones materiales.
(...). Un edificio cuadrado está construido según el
cuadrado y la luz debe poner en evidencia este cua-
drado. Un edificio rectangular debe construirse
según el rectángulo. Ylo mismo el edificio circular, y
el edificio de forma aún más fluida, que siempre debe
encontrar su orden, la propia ley interna, en su pro-
cesa, que es un proceso realmente geométrico.
(De una conferencia dada en el Politécnico de Milán
enero 1967.)
ERNESTO NATHAN ROGERS
Nadie piensa que la arquitectura sea la adición de
formas de un manual, o que pueda ejercerse como
una fulguración sentimental; pero tan absurdo será
esperarse que resulte de un montón de fórmulas, de
discusiones especializadas -válidas no obstante en
su propio sector- que no se concretizan en la rea·
lidad espacial donde está implícita la afirmación de
las formas. Las formas son la primera y la última
etapa para garantizar la vitalidad genética de los
fenómenos y no hay ninguna clase de hombre más
4. cualificado que el arquitecro para asumir la misión
de esta acción pregnante. Si este hombre no se asig-
na el papel de demiurgo (numen ordenador del
mundo) y, en cambio, es capaz de mantenerse en su
propio ámbito, ya bastante comprometido, mien-
tras los demás se esfuerzan recíprocamente por
establecer un diálogo de modo que su lenguaje pue-
da traducirse en e! decisivo lenguaje de las formas,
no habrá malentendidos ni superposición de activi-
dades, sino integración hacia la síntesis armónica.
(De NecessitJ dell'immagine, editorial en «Casabella»,
núm. 282, diciembre, 1963.)
GUIDO CANELLA
Considero la funcionalidad como patrimonio inse-
parable de la historia de la arquitectura. He aquí por
qué un enfoque que la considere desde el punto de
vista de lo visible, en cuanto que posible (piénsese en
la crítica idealista aplicada al Movimiento Moderno)
resulta sólo una indagación parcial, ya que la arqui-
tectura no posee otro significado que el cometido
civil para la que ha sido concebida. Pero sabemos,
sin embargo, que las funciones de la vida en sociedad
varían a lo largo de! tiempo, y también que su varia-
ción es discontinua, puesto que están ligadas a los
comportamientos, y éstos, a su vez, están condicio-
nados por la estructura económica. Podemos con-
cluir, por tanto, que la arquitectura, por medio de los
comportamientos, contrae sus propios compromisos
tipológicos. Las discontinuidades de los compol1a-
mientos y de las funciones delimita aquellos intelva-
los estadísticos en los cuales han sido posibles los
diversos manuales, determina, por tanto, la posibili-
dad de que el arquitecto alcance un conocimiento
funcional contenido en la experiencia de la arquitec-
tura adquirida durante un período considerado
constante. La modificación o la transformación de la
funcionalidad de la arquitectura no crea ambi-
güedad de significado, puesto que no significa nada
fuera de su propio contexto, que es la ciudad.
(De Critica de alcune correnti ideologiche, publicadón de
la Facultad de Arquitectura de Milán, 1968; reeditado
en «Controspazio», 1-2, 1970, pág 40.)
VITTORIO GREGOTTI
La arquitectura consiste de algún modo en orde-
nar el ambiente que nos rodea, ofrecer mejores
G. CaneHa. Estudio para el Ayuncamienro de Segrate. 1962 .
posibilidades al asentamiento humano; por tan-
to, las relaciones que tiene la misión de estable-
cer son múltiples, interactuantes entre sí; se refie-
ren al control de! ambiente físico, a la disposi-
ción de ciertas posibilidades de circulación, a la
organización de las funciones, de su agrupamien-
to o segregación, de sus relaciones; responde a
ciertos criterios económicos, se mueve en, y mue-
ve, cierras dimensiones tecnológicas, provoca
modificaciones del paisaje, etc., pero organizar
estas relaciones es algo completamente diferente
de su simple suma, es el significado que deriva
del modo de darles forma, es colocarse dentro de
la tradición de la arquitectura como disciplina,
con un nuevo gesto de comunicación, con una
nueva voluntad de transformación de la historia.
(De Il territorio dell'architectura, Milán, 1966. Versión
castellana: El territorio de la arquitectura, Ed. Gustavo
Gili, Barcelona, 1972.)
ALDOROSSI
Diré ahora, brevemente, qué es lo que creo que
es la arquitectura. Arquitectura, en sentido posi-
tivo, para mí, es una creación inseparable de la
vida y de la sociedad en la cual se manifiesta; en
gran parte es un hecho colectivo. Al construir sus
viviendas, los primeros hombres realizaron un
ambiente más favorable para su vida al cons-
truirse un clima artifjcial, y construyeron de
acuerdo con una intencionalidad estética.
Iniciaron la arquitectura, junto con los primeros
indicios de la ciudad; de esta manera, la arqui-
tectura es connatural con la formación de la civi-
lización, y es un hecho permanente, universal y
necesario. Sus caracteres estables son la creación
de un ambiente más propicio a la vida y la inten-
cionalidad estética. En este sentido, los tratadis-
tas de la Ilustración se refieren a la cabaña pri-
mitiva como el fundamento positivo de la arqui-
tectura. Por tanto, la arquitectura se constituye
con la ciudad, y con la ciudad se constituyen a la
vez las viviendas y los monumentos. C..). Se ha de
distinguir entre las ciudades y la arquitectura de
las ciudades como manufactura colectiva, y la
arquitectura en sí, la arquitectura como técnica o
éoin o arte, que se ordena y se transmite tradicio-
nalmente. En el primer caso, se trata de un pro-
ceso colectivo, lento y apreciable en períodos lar-
gos, en el que participa toda la ciudad, la socie-
dad, ... la modificación del aspecto de la ciudad
... se ha de estudiar de acuerdo con sus propias
leyes y sus particularidades....El estudio de la ciu-
dad puede compararse con el estudio de la len-
gua. C..). Observemos ahora un monumento: el
Panteón. Prescindamos de la complejidad urba-
na que determina esta arquitectura. En un senti-
do determinado, podemos referirnos al proyecto
ALGUNAS DEFINICIONES
DE ARQUlTECl1JRA
75
CAPITULO!
PI{OBI.EMAS GENERALES
y METODOLOGIr
1!1 $TQRICO-CRITlCA
76
del Panteón, o concretamente a los principios, los
enunciados lógicos, que rigen su proyección. Creo
que la lección que se puede deducir de estos enun-
ciadoslógicos es del todo actual, como puede ser-
Io la lección que recibimos de una obra de arqui-
tectura moderna; o podemos comparar dos obras,
para ver que todo el discurso de la arquitectura,
por complejo que sea, se puede comprender en un
solo discurso, reducido a unos enunciados bási-
cos. Así pues, la arquitectura se presenta como
una meditación sobre las cosas, sobre los hechos;
los principios son pocos e inmutables, pero las
respuestas concretas que el arquitecto y la socie-
dad dan a los problemas que se van planteando en
el curso del tiempo, son muchísimos. La inmuta-
bilidad viene dada por el carácter racional y
reductivo de los enunciados arquitectónicos.
(De Architettura per i musei. Versión castellana:
Arqu.itectura para los museos, en Para una arquitectura de
tendencia. Escritos 1956-72, Ed. Gustavo Gil.i, Barce-
lona, 1977. Trad. Francesc Serra, págs. 203-204.)
GIORGIO GRASSI
En el fascinante y complejo testimonio que la
arquitectura ofrece de sí misma existen edificios y
personajesl textos teóricos y autobiográficos. Este
arte tan antiguo muestra, quizá más que los arras,
E. L. BouHée. Proyecto para un Faro.
la disparidad de contribuciones y su diferente for-
tuna en el tiempo.
No obstante, parece ser que para la arquitectu-
ra) si conservásemos aún la fantasía suficiente como
para construir una imagen ideal, la cosa debería ser
relativamente fácil, mucho más fácil que para cual-
quier otra actividad artística. Esto es debido a que,
a pesar de todo, la arquitectura a través del tiempo
es un hecho extraordinariamente unitario. El hecho
es que en arquitectura la obra de arte, la obra que
el tiempo parece señalar, la edificación y la forma,
todo aquello que concurre en la construcción de la
ciudad, está muy cercano, unido por una relación
de recíproca necesidad. Y éste es Wl hecho peculiar
de la arquitectura. La impronta individual es un
atributo que la arquitectura puede no tener, única-
mente si se la reconduce, por decirlo de algW1a
manera, hacia un destino común ---es decir, la ciu-
dad- y hacia un objetivo unitario de claridad.
Si se mira la histoda según esta visión amplial
no
existe una arquitectura que Iliegue el pasado u otra
arquitectura que le haya precedido, no hay una
arquitectura que emerja sin exaltar al mismo tiempo
todo lo que ella misma parece superar. Por otro lado)
ya que la arquitectura es, en gran medida, e! ambien-
te en el que vivinlos, tan difícil es eludir la forma par-
ticuJar de su representación, como evitar una conti-
nua comparación con ella; cada obra nueva no podrá
ser otra cosa que Wla representación, en definitiva
muy fiel, de cuantas le han precedido. Me pregunto
cuántos serán los escritos de arquitectura aparecidos
entre las dos guerras que construyen su teoría en
relación con la tradición entendida en este sentido.
Más aún: los arquitectos del pasado, los trata-
distas, por ejemplo, hablan de la arquitectura
como algo claramente delimitado y definido que
va a añadirse a un patrimonio existente. Hablan
de la arquitectura con la familiaridad y la regula-
ridad con la que cada hombre habla de su propio
trabajo. No existe separación delimitada entre el
lenguaje que usan y las obras, de tal manera que
los textos tienen una claridad igual a la evidencia
de sus edificios. El lenguaje usado es parte inse-
parable de los elementos mismos del oficio, y por
ello relativo a los principios, a las técnicas, a los
materiales y al modo de usarlos, a los elementos
de la arquitectura y a las relaciones que entre
éstos se han establecido en las obras.
El hecho de que se eluda hoy e! problema de
un lenguaje propio de la arquitectura demuestra
que quizá por el momento hemos sido capaces de
deshacernos de él, pero esto no quiere decir que
tal cuestión no se plantee hoy en los mismos e
idénticos términos de entonces.
(De L'architettura come mestiere, Milán, 1974. Versión
castellana: La arquitectura como oficio y otros escritos,
Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1980. Trad. Josép M.'
Monlaner y.Jacinr Conill, págs. 161 -162.)