6. La sífilis gestacional es aquella que se diagnostica durante la gestación, el posaborto o el puerperio inmediato y
puede encontrarse en cualquiera de sus fases, aunque es más frecuente en la secundaria indeterminada.
La sífilis congénita ocurre cuando la madre con sífilis transmite la infección al fruto durante la gestación ya sea
por vía hematógeno-transplacentaria o durante el parto por el contacto del neonato con lesiones en los genitales
de la madre. Las lesiones clínicas se forman a partir de la semana 16 de gestación cuando el sistema
inmunológico ya se ha desarrollado, aunque el treponema puede pasar la circulación fetal desde la novena
semana. Si la madre recibe tratamiento antes de la decimosexta semana es casi siempre posible que se prevenga
el daño al feto y de aquí la importancia de la solicitud de pruebas no treponémicas prenatales en el primer
trimestre. La sífilis congénita se clasifica según el momento de aparición de las manifestaciones
clínicas.
La sífilis congénita temprana es la que se presenta antes del segundo año de vida; mientras más
tempranamente se presenta tiende a ser más grave y puede ser fulminante, se asemeja a la sífilis secundaria del
adulto. Puede darse que el niño nazca con serias deformidades y se asocia con una mortalidad alta o puede que
las manifestaciones estén presentes desde el nacimiento o que se vayan presentando paulatinamente durante el
crecimiento, pero que no atenten directamente contra la vida del paciente.
La sífilis congénita tardía se presenta después de los dos años de edad, se asemeja a la sífilis
terciaria y perdura durante toda la vida.