2. La técnica en el Trabajo Social: cojear no es pecar Para definir el Trabajo Social, se ha
recurrido a diferentes sustantivos: un arte, una ciencia, una tecnología (Friedlander, 1969;
Healy, 2001, Moix, 1991, 2006a, 2006b; Raya, 2008). Escribe Esther Raya (2008: 54): El
de la intervención ante las viejas y las nuevas pobrezas nos permite reconceptualizar el
objeto del Trabajo Social y el papel del trabajador social como agente de cambio, como
facilitador de procesos, como concienciador de desigualdades, como mediador social
3. En definitiva utilizamos en la intervención social, parece que damos por resueltas algunas
cuestiones previas que a mi juicio conviene plantear y debatir para, si fuera posible, llegar a
algún tipo de acuerdo. Por ejemplo: ¿qué entendemos por intervención social?, ¿sobre qué
o quiénes intervienen los trabajadores sociales?, ¿somos conscientes los trabajadores
sociales de que también otras disciplinas y profesiones están presentes en el ámbito de la
intervención? (Fischer, 1992; Gorri y otros, 1995; Maya y otros, 2007; Ruiz Ballesteros, 2005;
Bueno, 2005).
4. En nuestro caso, donde sí podemos estar de acuerdo es en que una nota definitoria de la
identidad disciplinar y profesional del Trabajo Social es que nace para intervenir.
Y nació como disciplina, precisamente, cuando sus pioneras fueron conscientes de que
la filantropía y la caridad ya no se podían afrontar los problemas sociales, que con el nuevo
modo de producción se habían multiplicado en cantidad y en complejidad.
5. Afirma Berger (1997): “El Trabajo Social, cualquiera que sea su justificación racional
teórica, es una práctica positiva en la sociedad. La Sociología no es una práctica, sino un
intento por comprender”.