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1. La edad
Modern
a
A grandes rasgos, se
puede decir que la crisis del
siglo XIV, que supuso el fin
del feudalismo y el
comienzo del mundo
burgués, fue una verdadera
revolución de ideas y una
nueva forma de entender la
sociedad, la naturaleza y el
hombre.
El
Renacimiento
En el año 1453 se produjo la caída de Constantinopla, la capital del Imperio bizantino,
se puede afirmar sin miedo a equivocarse que la toma otomana de Constantinopla
favoreció la difusión del conocimiento médico en la Europa occidental.
La Caída de
Constantinopla
La imprenta, el medio gracias al cual dejaba de ser necesario copiar los manuscritos
a mano, que así permitía que la transmisión se hiciera mucho más rápida, eficaz y
barata, incrementándose el número de ejemplares de cada libro.
Invención de la imprenta
El tercer gran acontecimiento se produjo en el año 1492 con el descubrimiento de
América, a raíz del cual tuvo lugar el intercambio de nuevas enfermedades y
productos medicinales entre el Viejo y el Nuevo Mundo.
Descubrimiento de
América
A grandes rasgos, se puede decir
que la crisis del siglo XIV, que
supuso el fin del feudalismo y el
comienzo del mundo burgués, fue
una verdadera revolución de ideas
y una nueva forma de entender la
sociedad, la naturaleza y el
hombre.
El humo que
vino de
América
El médico Francisco
Hernández Boncalo tiene el
dudoso honor de haber sido,
en 1559, el primero en
introducir la primera semilla del
tabaco en Europa y sembrarla
en un cigarral (finca señorial de
recreo) de Toledo..
Por todos los países de
Europa, se comenzó a
fumar para combatir
cualquier tipo de dolencia,
hasta el punto de que en
muchos lugares se la llegó
a conocer como «hierba
santa».
En 1634, el médico español
Francisco de Leiva y Aguilar
publicó Desengaño contra el mal
uso del tabaco, la primera obra
científica en la que se alerta de los
posibles efectos perjudiciales del
hábito de fumar, entre ellos
expectorar sangre.
En la Edad Media los enfermos
disponían de tres tipos de profesionales
a quienes acudir en caso de tener una
enfermedad: el médico universitario, con
orientación galénica o arabista; el
cirujano-barbero, carente de formación
universitaria; y el curandero o charlatán,
un embaucador que prestaba sus
servicios de forma itinerante.
Cirujanos
universitarios
En el siglo XVI su instrucción tenía
dos vertientes, por una parte un
período de aprendizaje, que oscilaba
entre cinco y siete años, junto a un
cirujano experto; por otra, la
asistencia a clases de anatomía,
curaciones y vendajes en las
facultades de Medicina.
Uno de los cirujanos más famosos del
momento fue el francés Ambroise Paré
(1510-1590), conocido como El padre de
la cirugía francesa. Paré aprendió, durante
tres largos años, todo lo que necesitaba
antes de pasar a formar parte del grupo de
cirujanos militares de los ejércitos
franceses.
Paré optó por ligar lo vasos
arteriales y venosos
seccionados, con lo que
impidió que el herido
muriese desangrado y evitó
una vez más las
complicaciones de la
cauterización.
Los libros de ginecología
eran escritos por médicos
que nunca habían atendido
a parturientas e iban
dirigidos a comadronas
experimentadas.
Como es fácil de imaginar,
los autores se copiaban
unos a otros, no había
aportaciones y las
recomendaciones, tanto
para parturientas como
para comadronas, pero
estas eran demasiado
generales.
Ginecología y
obstetricia
En 1513 Eucharius Roesslin, un médico de
Fráncfort, escribió Jardín de rosas, un libro
destinado a las comadronas y a las mujeres
embarazadas, en donde, a pesar de que nunca
había asistido al nacimiento de ningún ser humano,
añadía una serie de recomendaciones
encaminadas a evitar las complicaciones
obstétricas.
Otro de los libros ginecológicos más
importantes de la época fue publicado en 1544
por Jacobo Rueff, cirujano y obstetra de
Zúrich, y su título se puede traducir al
castellano como Muy alegre librito de aliento
relativo a la concepción y nacimiento del
hombre, a sus frecuentes accidentes,
estorbos…
Dicha obra añadía un curioso apéndice dedicado a los
monstruos y a las deformidades en los recién nacidos. El
autor atribuía las malformaciones al trato carnal que había
existido entre una embarazada y el demonio. En este libro
además se recogía otro hecho curioso: se defendía que las
deformidades faciales de los niños recién nacidos eran
provocadas por deficiencias en la calidad del semen del
progenitor.
Insistía en la importancia de lubricar
manualmente el canal del parto o en
que para estimular los dolores del
parto, necesarios según las creencias
de la época para estimular el
nacimiento del feto, se hiciese
estornudar a la madre dándole a oler
pimienta molida.
En 1522, Wertt decidió disfrazarse de
comadrona y asistir de esta forma a lo que la
legislación le prohibía por ser varón, mas
desgraciadamente fue descubierto y un
tribunal le condenó a la hoguera, horrible pago
por saciar su curiosidad debido a que ley{o
este libro y sintió que sus afirmaciones eran
irreales.