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Revista de Ciencias Sociales (Ve)
ISSN: 1315-9518
cclemenz@luz.ve
Universidad del Zulia
Venezuela
Matos Bazó, Ruth
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Revista de Ciencias Sociales (Ve), vol. XI, núm. 2, mayo, 2005, pp. 360-377
Universidad del Zulia
Maracaibo, Venezuela
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28000211
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Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XI, No. 2, Mayo - Agosto 2005, pp. 360 - 377
FACES - LUZ · ISSN 1315-9518
Enfoques de evaluación de programas sociales:
Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth*
Resumen
El objetivo del trabajo es realizar un análisis comparativo entre diferentes enfoques teórico-prácticos de
evaluación de programas sociales, con la finalidad de identificar los criterios de evaluación de cada autor y sus
principales características. De la descripción y análisis de los enfoques, se establecieron diferencias sustanciales
entre las dos posiciones teóricas estudiadas; la primera, entiende el proceso de evaluación como una etapa den-
tro de la planificación de los programas sociales, y la segunda, como un proceso continuo y permanente inheren-
te al desarrollo de los programas. Finalmente se establecen las principales coincidencias y diferencias entre los
enfoques seleccionados. Se concluye que el enfoque alternativo incluye la participación de los actores de forma
permanente.
Palabras clave: Enfoques de evaluación, programas sociales, política social, política pública.
Approaches to Evaluation of Social Programs:
Comparative analysis
Abstract
The objective of this paper is to make a comparative analysis between different theoretical-practical ap-
proaches to the evaluation of social programs, for the purpose of identifying the evaluation criteria of each author
and their main characteristics. Based on the description and analysis of the approaches, substantial differences
were established between the two theoretical positions studied. The first one unterstands the process of evaluation
as a stage in the planning of the social programs, and the second one, as a continuous and permanent process inher-
ent to the development of the programs. Finally the main areas of coincidence and differentiation are established
between the approaches selected.The conclusion is that the alternative focus includes the participation of the
actors on a permanent basis.
Key words: Evaluation approaches, social programs, social policy, public policy.
360
* Socióloga. Magíster Scientarum en Ciencia Política y Derecho Público, mención: Ciencia Política. In-
vestigadora del Centro de Investigaciones de Trabajo Social. Profesora de “Monitoreo y Evaluación de
Programas Sociales”. Jefe del Dpto. Socio Económico de la Escuela de Trabajo Social de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
E-mail: ruthmatbaz@cantv.net
Recibido: 04-04-28 · Aceptado: 05-06-17
Introducción
En la delimitación del campo de análi-
sis de las políticas públicas se incluye la eva-
luación de programas en un sentido amplio,
entendida como toda forma de valoración de
la acción colectiva pública que pueda darse en
un sistema político. En este trabajo, sin em-
bargo, la palabra evaluación tiene un sentido
más específico, ya que se refiere a una espe-
cialidad dentro del análisis de las políticas o
programas públicos: la evaluación de progra-
mas sociales.
El propósito del presente trabajo es rea-
lizar un análisis comparativo entre enfoques
de evaluación de programas sociales, con la
finalidad de contribuir con la presentación y
crítica de enfoques de evaluación que son bá-
sicos en los estudios de pregrado y postgrado
en el área del trabajo social y de otras discipli-
nas de intervención social.
Así mismo, al contrastar los modelos de
evaluación, se trata de extraer algunas implica-
ciones sobre el proceso de evaluación, ya que
dependiendo de cada perspectiva, existen dife-
rencias sustanciales en la concepción misma de
la evaluación; tanto si es concebida como una
fase del proceso de planificación o como parte
inherente a todo el proceso. Y son precisamente
estas diferencias las que se tratan de demostrar
en el análisis comparativo realizado.
Aunque en los últimos años ha habido
un desarrollo de diferentes opciones metodo-
lógicas en la evaluación de programas socia-
les, la comprensión y análisis de la concep-
ción de la cual se parte, es fundamental para la
formación teórico-metodológica de los dife-
rentes programas educativos en el área.
Por otra parte, consciente de que el
tema de la pobreza se encuentra presente en
las agendas de discusión de organismos gu-
bernamentales, Universidades, ONGs, entre
otros, es una prioridad contribuir en la forma-
ción de profesionales con conocimientos para
la evaluación de políticas y programas que en-
frentan los problemas del desarrollo social y
de la pobreza.
En función de estos propósitos, el tra-
bajo se divide en cuatro partes: una primera
parte en el cual se señala el marco referencial
del análisis de las políticas públicas. En la se-
gunda, se plantean los antecedentes de los en-
foques de evaluación actuales. En una tercera
parte, se explican los planteamientos de los
autores seleccionados y en la cuarta parte se
realiza un análisis comparativo de los enfo-
ques de evaluación de programas sociales, se-
leccionados. Finalmente se realizan algunas
consideraciones generales, en el intento, no
sólo de discernir una problemática compleja,
sino también de contribuir al replanteamiento
de la discusión teórica sobre evaluación y el
diseño de cursos alternativos de acción.
1. Las políticas públicas como
marco de referencia
Al Estado le corresponde la producción
y gestión de la acción pública y la política so-
cial, por lo que es inherente a sus funciones la
administración pública y legítima gestión de
la política pública para prestar servicios a la
población. El Estado/sistema político está
constituido por un conjunto de procesos polí-
ticos e instituciones en cuya dinámica partici-
pan los actores sociales con capacidad de po-
der, por lo que se considera que la política es el
conjunto de decisiones, proyectos y activida-
des que incorporan la tensión producto del
juego de poderes. Este conjunto de proyectos,
actividades y decisiones es lo que precisa-
mente constituye la política pública, producto
asimismo, de la práctica de los actores políti-
361
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
cos que interactúan en el espacio del Esta-
do/sistema político.
La práctica de este proceso orienta el
deber ser y el carácter normativo de la socie-
dad, cuyo propósito es regular y organizar el
conjunto social y establecer herramientas que
solucionen los problemas que se presentan en
el alcance de los objetivos. Este proceso da
origen a las políticas que se formulan en res-
puesta a los problemas y demandas concretas,
que van a depender del área y sector de la so-
ciedad hacia el cual se dirigen, ya sea salud,
vivienda, seguridad social, educación o asis-
tencia social (Maingón, 1992).
Desde esta perspectiva, una de las prin-
cipales funciones del Estado es la interven-
ción a través de las políticas públicas, entendi-
das como aquellas acciones instrumentadas
por el Estado y que tienen la finalidad de sol-
ventar o aminorar los problemas que se pre-
sentan en una sociedad y dar soluciones a
aquellos que por su naturaleza, la población
por sí sola no puede resolver.
Las políticas públicas se instrumentan
a través de políticas sociales, que a su vez se
operacionalizan en programas, proyectos y
normativas. Por ello, es importante acotar que
las políticas sociales “… se refieren mucho
más claramente a un determinado proyecto de
sociedad y las segundas poseen más bien un
carácter instrumentalizador del futuro trazado
para la colectividad” (Maingón, 1992:85) de
lo que consecuentemente se deduce, que cada
concepción de política social se vincula y está
asociada a particulares estilos de desarrollo.
Para Sabino la política social es “…
aquella que diseña el Estado para acometer de
un modo organizado las iniciativas destinadas
a incrementar el bienestar de la población y re-
solver algunos de los problemas sociales que
afectan a los habitantes de cada país”
(1994:16-17), mientras que González las defi-
ne como “…aquellas que van dirigidas a satis-
facer necesidades específicas de la población
en lo que se refiere a salud, vivienda, educa-
ción, seguridad social entre otros” (1996:13).
A partir de estas definiciones, se pudiera con-
cluir que la política social se relaciona con la
dotación de servicios sociales a la mayoría de
la población por parte del Estado, como resul-
tado de los procesos conflictivos entre las de-
mandas de los diferentes actores que intervie-
nen en la dinámica social, por un lado, y por el
otro, se constituye en un mecanismo de regu-
lación para construir y mantener el bienestar
social de la población.
Para el análisis de las políticas sociales,
como políticas públicas, Nioche (citado por
Ballart, 1992:45), “…al tomar como unidad de
análisis a las políticas y por tanto la acción de
las instancias político-administrativas, hace
saltar… las barreras entre el sistema político, el
sistema administrativo y la sociedad”. Ballart
considera que Nioche hace un aporte significa-
tivo a los estudios sobre la administración, al
distinguir tres aspectos: la forma de elaborar
una respuesta a una situación problemática a
través de un proyecto, cómo ejecutar ese pro-
yecto y, por último, cómo analizar los efectos
previstos y no previstos de la puesta en práctica
de la política sobre la situación problema.
Por otro lado, Dunn (citado por Ballart,
1992:45) señala que lo que caracteriza el aná-
lisis de las políticas públicas es, por una parte,
su carácter aplicado y por la otra, el recurso a
múltiples métodos de investigación en el estu-
dio de problemas concretos y bien definidos.
En consecuencia, el análisis de las políticas
públicas y los métodos de investigación va-
rían de acuerdo al tipo de cuestiones que se
plantean. Esta investigación se fundamenta en
la distinción que hace Dunn de los procedi-
mientos para el análisis de las políticas públi-
cas, a saber:
362
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
1. “forecasting” o valoración de las conse-
cuencias futuras de las políticas presen-
tes.
2. “monitoring”, esto es, la supervisión,
control y descripción de las políticas exis-
tentes y de sus procesos de formación.
3. “evaluation” o valoración del mérito de
las políticas pasadas o futuras.
4. “prescription” o recomendación acerca
de cual debería ser la política del gobierno
en una determinada situación, y hasta qué
punto es factible.”
Señala Ballart –y lo retomamos para
como fundamento de este trabajo– que es pre-
cisamente la definición de Dunn la que le sirve
“para delimitar el campo del análisis de las po-
líticas públicas en el que se incluye la evalua-
ción de programas”. … aun cuando la palabra
evaluación se refiere a “todas las formas de
valoración de la acción colectiva pública que
puedan darse en un sistema político”. (Ballart,
1992:45).
En el presente trabajo, el término eva-
luación se refiere a una especialidad dentro
del análisis de las políticas o programas públi-
cos. En ese sentido, se pudiera decir que en el
proceso de evaluación de programas, se pue-
den utilizar los métodos de investigación de
las ciencias sociales con la finalidad de deter-
minar los efectos reales de una política una
vez que ésta ha sido aplicada. En consecuen-
cia, la elección de los métodos de investiga-
ción, en un momento dado, debe regirse por
criterios científicos adecuados al objeto de es-
tudio y/o de la orientación del tipo de evalua-
ción del programa social seleccionado.
2. Antecedentes de los enfoques de
Evaluación de Programas
La primera consideración importante
que debe plantearse en relación con la evalua-
ción es que desde sus inicios el paradigma ra-
cional-científico ha dominado la evaluación y
sus principales modelos. Entre los enfoques
teórico-metodológicos más conocidos y di-
fundidos para la evaluación de proyectos, que
evidentemente han influido en la evaluación
de programas sociales, Pichardo (1993) desta-
ca los siguientes: la evaluación privada, la
evaluación social, el Análisis Costo/Eficien-
cia (ACE) y la evaluación experimental. So-
bre cada uno de ellos, se expone a continua-
ción una síntesis de su contenido.
a) La evaluación privada: se utiliza
para evaluar los proyectos de la empresa pri-
vada en función de su aceptación como posi-
ble fuente de inversión, por lo que se basa en el
análisis de la rentabilidad de los proyectos a
partir de los precios de mercado de los bienes
o servicios que se van a producir. Este enfo-
que se centra en la maximización de las ga-
nancias desde el punto de vista del empresario
privado. En consecuencia, el proyecto se con-
cibe como un enfoque alternativo para el uso
de los recursos financieros, correspondiendo
al evaluador “…seleccionar y aplicar patrones
o normas que, expresados en coeficientes nu-
méricos, permiten decidir si se invierte en el
proyecto y bajo cuáles condiciones” (Pichar-
do,1993:48-50). Los coeficientes numéricos o
indicadores financieros más utilizados para
decidir si se realiza o no la inversión en un pro-
yecto son: La Tasa Interna de Retorno (TIR) y
El Valor Neto Actualizado (VAN).
b) La evaluación social: en función de
los objetivos nacionales de desarrollo, este
tipo de evaluación se interesa fundamental-
mente por los beneficios derivados de los pro-
yectos. Es de resaltar, y puede parecer paradó-
jico, que esta evaluación calificada como so-
cial se basa en indicadores económicos. Aun
cuando, no prevalece el criterio de la utilidad
privada, sino el beneficio en función de algu-
363
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
nos parámetros de interés nacional, los funda-
mentos de este enfoque no son totalmente dis-
tintos de los de la evaluación privada; ésta se
maneja con base a los precios de mercado,
mientras que la evaluación social utiliza
“…los precios sociales o precios sombra
(también llamados de cuenta o de eficien-
cia)”… a través de los cuales “…trata de co-
rregir las imperfecciones del mercado, refle-
jando el valor de los insumos invertidos en la
producción”… para lo cual “…toma en cuen-
ta la disponibilidad de recursos y la posibili-
dad de utilizar diversos instrumentos de polí-
tica económica” (Pichardo, 1993:54-55).
Este enfoque ha sido utilizado funda-
mentalmente por organismos de las Nacio-
nes Unidas, tales como por la Comisión Eco-
nómica para América Latina y el Caribe (CE-
PAL) y el Instituto Latinoamericano de Pla-
nificación Económica y Social (ILPES), se-
ñalando Pichardo que la crítica que frecuen-
temente ha recibido se debe a la concepción
de lo social que maneja. Es decir, el término
social alude a objetivos nacionales de desa-
rrollo y conlleva a políticas asistencialitas, y
no a un enfoque comprensivo de lo social en
términos del valor de lo humano ante los
efectos de las medidas económicas.
c) El Análisis Costo/Eficiencia (ACE):
Cuando se realiza este tipo de análisis en la eva-
luaciónsocial,asícomoelAnálisisCosto/Bene-
ficio (ACB), se tiene como propósito funda-
mental, la maximización de la eficiencia para el
logro de los objetivos del proyecto evaluado. Se
diferencian en que para el análisis costo/benefi-
cio, los resultados (el beneficio) tienen necesa-
riamente que ser expresados en unidades mone-
tarias, mientras que para el análisis costo/efi-
ciencia, no es absolutamente necesario.
El análisis costo/beneficio establece
comparaciones entre los costos de los produc-
tos o resultados del proyecto (los cuales gene-
ralmente son servicios destinados a satisfacer
necesidades básicas de la población) con el
propósito de contribuir a alcanzar los objeti-
vos establecidos en los lineamientos políticos
del Estado.
d) La evaluación experimental: El
propósito de este enfoque es, fundamental-
mente, comparar lo ejecutado con lo progra-
mado en un proyecto social. Se basa en la de-
terminación del cumplimiento de los objeti-
vos del proyecto en términos cuantitativos. Es
decir, las metas están relacionadas al manejo
presupuestario del organismo ejecutor y tanto
los indicadores, como la lógica del procedi-
miento de evaluación, son tomados de la eva-
luación presupuestaria.
Los criterios que prevalecen en este en-
foque son: la eficacia y la eficiencia, entendi-
das respectivamente, como: el cumplimiento
efectivo de lo programado y la racionalidad en
el uso de los recursos para el cumplimiento de
los objetivos y metas trazados.
En general, este tipo de evaluación es
realizada desde el Estado en las instituciones
públicas, con el propósito de evaluar la cober-
tura de los servicios ofrecidos. Los aspectos
que orientan la lógica de este tipo de evalua-
ción son: la medición de los resultados obteni-
dos en relación a las actividades realizadas, la
comparación de los resultados con los objeti-
vos y metas programadas, el análisis de las va-
riaciones para determinar las causas y la iden-
tificación e introducción de las medidas co-
rrectivas necesarias. Por último, desde esta
perspectiva, la medición se hace generalmen-
te a través de modelos experimentales y cuasi
experimentales (Pichardo,1993:63-65).
3. Enfoques de evaluación de
Programas Sociales
En función del propósito del presente
trabajo, se seleccionaron varios autores que
364
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
por la orientación de su planteamiento sobre la
evaluación de programas, así como por los
criterios adoptados para la clasificación de los
tipos de evaluación, encajan en uno o varios
de los cuatro enfoques señalados por Pichar-
do. Los autores a los cuales se hará referencia
son: Maria José Aguilar y Ezequiel Ander-
Egg, Xavier Ballart, Arlette Pichardo y el en-
foque de Gestión Integral de Programas So-
ciales del Sistema de Información, Monitoreo
y Evaluación de Programas Sociales (SIEM-
PRO) en conjunto con el Banco Mundial, la
Secretaría de Desarrollo Social, la UNESCO
y la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura.
3.1. La evaluación en el proceso de
intervención social según María José
Aguilar y Ezequiel Ander-Egg
Aguilar y Ander-Egg (1994:18), apo-
yados en una serie de consideraciones de dife-
rentes autores (Stufflebeam, Pineault y Dave-
luy y Weiss) establecen lo que llaman una de-
finición operativa, a saber:
“La evaluación es una forma de investi-
gación social aplicada, sistemática, pla-
nificada y dirigida; encaminada a identi-
ficar, obtener y proporcionar de manera
válida y fiable, datos e información sufi-
ciente y relevante, en que apoyar un jui-
cio acerca del mérito y el valor de los di-
ferentes componentes de un programa
(tanto en la fase de diagnóstico, progra-
mación o ejecución), o de un conjunto de
actividades específicas que se realizan,
han realizado o realizarán, con el propó-
sito de producir efectos y resultados con-
cretos; comprobando la extensión y el
grado en que dichos logros se han dado,
de forma tal, que sirva de base o guía para
una toma de decisiones racional e inteli-
gente entre cursos de acción, o para solu-
cionar problemas y promover el conoci-
miento y la comprensión de los factores
asociados al éxito o al fracaso de sus re-
sultados".
La evaluación así entendida es una for-
ma de investigación aplicada, por lo cual su
procedimiento general se basa en los requisi-
tos del método científico, siguiendo los linea-
mientos generales de la investigación científi-
ca. Se trata asimismo, de un proceso centrado
en el enjuiciamiento de procesos y de resulta-
dos de lo que se ha hecho, se está realizando o
se va a realizar, valorándolo y apreciándolo
(cuantitativamente y/o cualitativamente). Se-
ñalan los autores que en la práctica, toda eva-
luación comporta el análisis de determinadas
áreas de coherencia interna y otras de cohe-
rencia externa, lo cual va a depender de cada
caso concreto en relación con el momento de
la evaluación, es decir, si los programas se es-
tán ejecutando o si ya se han ejecutado, según
las necesidades e interés del desarrollo de la
investigación.
Establecen la clasificación de los tipos
de evaluación de acuerdo al criterio de los as-
pectos a evaluar, centrándose en una triple
distinción: Evaluación del diseño y concep-
tualización del programa, Evaluación de la
instrumentación y seguimiento del programa
(evaluación de proceso) y Evaluación de efi-
cacia y eficiencia del programa (evaluación
de resultados o efectos). Estos tipos de evalua-
ción coinciden con las tres fases o momentos
de la intervención social señalados por los
mismos autores, es decir, antes de iniciar la
ejecución del programa, durante la ejecución
y al finalizar la ejecución.
365
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
· La evaluación del diseño y conceptuali-
zación del programa: Para los autores
este tipo de investigación evaluativa se
centra básicamente en los que llaman “un
trabajo de gabinete” ya que se juzga la
pertinencia formal y potencial de un pro-
grama, teniendo en cuenta básicamente la
coherencia interna entre sus distintos
componentes. Para este tipo de evalua-
ción, toman en cuenta tres aspectos fun-
damentales: la evaluación del estudio-in-
vestigación, la evaluación del diagnóstico
y la evaluación del diseño y concepción
del programa. Señalan la importancia de
que la investigación y/o el diagnóstico re-
flejen adecuadamente la realidad, ya que
de no ser así, todo el trabajo posterior
(desde el diseño hasta la ejecución) se
fundamentará sobre una base falsa. Con-
sideran que evaluar el diseño y concep-
ción del programa es evaluar el modelo de
intervención social al que se recurre para
resolver determinada situación proble-
mática. Dependiendo entonces, de cuales
sean las estrategias de acción, las activi-
dades propuestas y sobre todo, los méto-
dos, técnicas y procedimientos que se
propone en el programa utilizar, debe evi-
denciarse el modelo o paradigma subya-
cente.
· La evaluación de la instrumentación y
seguimiento del programa: Señalan los
autores que, en algunos casos cuando un
programa social se está ejecutando puede
ser necesario evaluar cómo está funcio-
nando. Este tipo de evaluación puede ser
global o de alguno de sus aspectos pun-
tuales. Los aspectos o componentes a ser
evaluados, relacionados con el funciona-
miento y con los servicios producidos,
comprenden, en primer lugar, la cobertu-
ra del programa (en que medida alcanza a
la población-objeto, si llega a la pobla-
ción destinataria y en qué medida se cubre
el área de actuación, si tiene una cobertura
efectiva), los aspectos técnicos de la im-
plementación (cómo se operacionaliza el
programa, si no está alcanzando los obje-
tivos, resultados o efectos deseados, lo
que implicaría deficiencias en la imple-
mentación, medios e instrumentos), así
como: “…los aspectos estructurales y
funcionales del organismo responsable
del programa (si favorece o dificulta la
marcha del programa) o de la prestación
de los servicios y, por último, el rendi-
miento del personal responsable de llevar
a cabo el programa (capacidad, compe-
tencia, habilidad del personal)” (Aguilar
y Ander-Egg, 1994:39).
· La evaluación de la eficacia (resulta-
dos) y la evaluación de eficiencia (ren-
tabilidad). La evaluación de eficacia
también llamada de efectividad, tiene
como propósito analizar en qué medida se
están alcanzando los resultados previstos
en el programa, aunque se considera que
en algunos casos sería oportuno evaluar
resultados o efectos no previstos. Señalan
que la evaluación de resultados “…se es-
tablece en relación a los usuarios/benefi-
ciarios del programa…” y que “…cuando
se tiene en cuenta al conjunto de la pobla-
ción (de la que forma parte los destinata-
rios del programa) se realiza lo que se de-
nomina evaluación de impacto” (Aguilar
y Ander-Egg, 1994:41). Es importante se-
ñalar que los autores consideran que este
tipo de evaluación (de resultados) tiene
una importancia y centralidad indiscuti-
ble en relación con los otros aspectos de la
evaluación que han venido analizando.
Tanto es así, que consideran que todos los
otros aspectos pueden ser interesantes y
366
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
útiles para una investigación evaluativa,
pero siempre en función última de los re-
sultados. Por lo que plantean que “¿De
qué vale o sirve que funcione la institu-
ción responsable del programas, si no se
logran resultados esperados?” (Aguilar y
Ander-Egg, 1994:42). La evaluación de
la eficiencia o rentabilidad económica de
un programa: En algunos casos es conve-
niente considerar también en la evalua-
ción, la rentabilidad política y social, sin
embargo, la evaluación de eficiencia es
básicamente una evaluación de rentabili-
dad económica. Este tipo de evaluación se
basa en el tipo de análisis del costo del
programa en relación a los resultados que
se han obtenido. Los autores señalan que
hay tres tipos de análisis: Costo-efectivi-
dad o costo-eficacia, costo-utilidad y cos-
to-beneficio.
3.2. Clasificación por fases según Xavier
Ballart
El concepto de evaluación que maneja
Ballart (1992:74) tiene su basamento en el
planteo de Rossi y Freeman y lo resume de la
manera siguiente: “… la evaluación de pro-
gramas tiene que ver tanto con los efectos de
un programa sobre sus beneficiarios, como
con su implementación, como con el proceso
de formulación de propósitos generales y ob-
jetivos más específicos, lo que tendría que
permitir relacionar, de acuerdo con el modelo
teórico, resultados finales, con la forma en que
es administrado el programa y planificada la
intervención”.
Siguiendo a Rossi y Freeman, distin-
gue cuatro clases de evaluación en función de
las cuestiones que intenta responder y la deno-
mina como Clasificación por fases: Evalua-
ción de la Conceptualización y del Diseño de
los Programas, Evaluación de la Implementa-
ción de los Programas, Evaluación de la Efi-
cacia o Impacto de los Programas y Evalua-
ción de la Eficiencia de los Programas.
· Evaluación de la Conceptualización y
del Diseño de los Programas: Plantea
que en primer término, esta evaluación in-
tenta proporcionar información sobre el
problema del que se ocupa o se debería
ocupar el programa. En segundo término,
sobre el proceso de formulación y diseño
del programa y tercero, sobre la racionali-
dad intrínseca del mismo programa, es
decir, hasta qué punto el diseño del pro-
grama sirve a sus objetivos (Ballart citan-
do a Rossi y Freeman, 1992:76). Asimis-
mo, incluye en este tipo de evaluación
“…la revisión de los estudios de necesi-
dades donde se recogen datos sobre la in-
cidencia, prevalencia y distribución en el
espacio físico y social del problema en
cuestión, así como la investigación básica
sobre los procesos políticos y sociales que
tienen que ver con la formulación, nego-
ciación y aprobación de nuevas interven-
ciones (Ballart citando a Rossi y Wright,
1992:76).
· Evaluación de la Implementación de
los Programas: De acuerdo a su planteo
este tipo de evaluación consiste en “…la
valoración sistemática y periódica de dos
cuestiones fundamentales: la cobertura
del programa, es decir, hasta qué punto el
programa está alcanzando la población o
el área a los que se dirige y la forma en que
el programa se administra, tanto desde el
punto de vista de la utilización de los re-
cursos de que dispone, como de los servi-
cios finalmente distribuidos (Ballart ci-
tando a Rossi y Freeman,1992:76). Se tra-
ta, por tanto, de una supervisión o control
del funcionamiento del programa…” en
367
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
función del interés de los gestores del pro-
grama que pueden tomar acciones correc-
tivas o a “… aquéllos que deciden sobre
su continuidad y su financiación…” ya
que lo que les interesa conocer son los
problemas que se han presentado en su
ejecución, “…independientemente de su
preocupación por los resultados finales”
(Ballart, 1992:76-77).
· Evaluación de la Eficacia o Impacto de
los Programas: Este tipo de evaluación
examina la medida en que el programa
produce un cambio en la situación proble-
mática en la dirección deseada. Por lo
que, lógicamente, si no existe este cambio
o impacto, o no es demostrable, resulta
más difícil defender la continuación del
programa en ejecución. Para Ballart, el
análisis de impacto presupone que existe
un conjunto de objetivos operacionales y
que éstos indicarán el éxito o del fracaso
del programa. El éxito o su ejecución co-
rrecta, estaría determinada, entonces, si se
consigue algún cambio hacia los objeti-
vos operacionales programados. Es im-
portante señalar que Ballart, plantea que
“la función del evaluador consiste preci-
samente en demostrar que los cambios
son debidos a la intervención y no se pue-
den explicar como consecuencia de un
proceso alternativo que no incluya al pro-
grama mismo”. Desde esta perspectiva, la
cuestión esencial en la evaluación de im-
pacto, consiste en: “…separar los efectos
del programa de otros efectos externos
para determinar hasta qué punto el pro-
grama es responsable de los cambios ob-
servados durante y después de su puesta
en práctica. Esto se consigue con la iden-
tificación de medidas de resultados que
representen los objetivos del programa, y
con el control, mediante métodos experi-
mentales, cuasi-experimentales o estadís-
ticos aquéllos efectos que no sean efectos
reales del programa” (Ballart, 1992:77).
· La evaluación de la eficiencia de los
programas: Según Ballart, en algunos
casos, conocer la eficacia o el impacto de
un programa pudiera ser insuficiente, por
lo que puede resultar necesario que el im-
pacto de ese programa sea juzgado en fun-
ción de su costo, ya que puede ocurrir que
un determinado programa este producien-
do unos resultados escasos en relación
con los costos en que ha incurrido. En es-
tos casos, la evaluación debe incluir el
análisis costo-eficacia y el análisis costo-
beneficio. Es importante hacer hincapié
en que, como sólo se tomarán en cuenta
los beneficios realmente causados por el
programa, es indispensable la evaluación
de impacto previa, tal como se había men-
cionado anteriormente. Señala, también
Ballart que “… la identificación, cuantifi-
cación y transformación a una unidad co-
mún de medida de los costes y beneficios
puede resultar problemática cuando se
trata de programas sociales, ya que no to-
dos los outputs e inputs pueden ser valora-
dos en términos monetarios” (1992: 78).
3.3. La evaluación de impacto social
según Arlette Pichardo
Pichardo (1993) propone la construcción
de una tipología para medir el impacto social de
los programas según el nivel donde se registren
(cambiosenlosdestinatarios,enlaorientacióny
direccionalidad de las instituciones u organiza-
ciones ejecutoras, en el medio social, etc.), con
el propósito de contar con parámetros referen-
cialesdeopcionessignificativasdeloquepuede
considerarse como impacto.
368
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
Entiende el impacto social como:
“…los cambios o variaciones deseados
en los destinatarios de las políticas (so-
ciales o no), programas y/o proyectos en
cuanto a: a) Satisfacer necesidades bási-
cas o no básicas. b) Promover o procurar
condiciones para el mejoramiento de las
condiciones de vida y de trabajo. c) Ge-
nerar, fortalecer o consolidad niveles e
instancias organizativas, formas de ex-
presión, asociación y participación orga-
nizada. d) Propiciar cambios de actitu-
des, condicionantes, aptitudes, compor-
tamientos y mentalidades que modifi-
quen las concepciones y actuaciones de
los actores sociales, de los cuales los in-
dividuos y grupos forman parte” (Pichar-
do, 1993:73-74).
Concebido el impacto social de esa ma-
nera, implica que puede observarse en tres ni-
veles básicos, a saber: los destinatarios de las
acciones evaluadas, el medio institucional en
el cual se desarrollan las acciones evaluadas y
el contexto en el cual se inscriben las acciones
evaluadas por los actores sociales que las res-
paldan.
Plantea la autora, que el entender el im-
pacto social de esa manera, implica la recon-
ceptualización del término social, ya que
“… la tendencia ha sido definir lo social
como antónimo de lo económico y, en
consecuencia, sinónimo de improducti-
vo, con las connotaciones negativas que
en un mundo mercantilizado ello tiene …
Más aún, a menudo se confunde lo social
con lo asistencial o se le considera única-
mente como factor de legitimación, por
excelencia de las acciones de los gobier-
nos” (Pichardo, 1993:75).
Sostiene que la evaluación de impacto
social no es sólo un criterio de evaluación,
sino un enfoque metodológico para tal fin y
que puede aplicarse, independientemente del
momento o fase en que se encuentre la inter-
vención, reconociendo, sin embargo, que en la
fase ex-post es cuando puede evidenciarse
más fuertementeelimpactoo efectologrado.
Porotrolado,consideraestamismaauto-
ra, que es altamente recomendable que la eva-
luación de impacto social se asuma como un
proceso integral y permanente. En dicho proce-
so y con fines operativos, distingue tres tipos de
evaluación: evaluación ex-ante, evaluación
concurrente y evaluación ex-post, de acuerdo a
los momentos de la intervención social.
· La Evaluación Ex-ante centra su interés
en “determinar la viabilidad de generar el
impacto social deseado. Los resultados de
esta evaluación constituyen un insumo
fundamental para la etapa de la formula-
ción de las decisiones”.
· La evaluación concurrente a su vez,
plantea que se debe “examinar la organi-
zación de los medios disponibles que ga-
ranticen el logro del impacto social desea-
do. De ahí que la supervisión y el segui-
miento de las acciones ocupen un papel
central en este momento evaluativo”.
· Y por último, la evaluación ex-post, que
la considera como un instrumento que sir-
ve para comprobar el grado de cumpli-
miento efectivo de los objetivos del im-
pacto social programado.
Distingue a su vez, en la evaluación de
impacto social, de acuerdo a los fines que deli-
mitan su naturaleza, dos tipos de evaluación:
exploratoria-descriptiva y analítica. En la pri-
mera, se recopila información suficiente para
decidir incorporar acciones preventivas o co-
rrectivas, que garanticen el cumplimiento de
los objetivos propuestos, privilegiando lo
369
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
cuantitativo sobre lo cualitativo. La segunda,
profundiza el análisis e interpretación de las
informaciones recopiladas. Su finalidad
“…es proponer recomendaciones para cam-
biar o reforzar en situaciones existentes, que
aludan al desarrollo de ciertas actitudes, moti-
vaciones o mentalidades en las personas que
participan en la estructura institucional” (Pi-
chardo, 1993:176-179).
3.4. Gestión Integral de Programas
Sociales según SIEMPRO
Desde la perspectiva propuesta por el
Sistema de Información, Monitoreo y Evalua-
ción de Programas Sociales de la UNESCO
(SIEMPRO), la evaluación se concibe en el
marco de lo que denomina Gestión Integral de
Programas Sociales orientada a resultados,
por lo que tiene un carácter permanente y sis-
temático que debe operar como un proceso de
aprendizaje institucional, para generar infor-
mación relevante que permita la toma de deci-
siones con el propósito de mejorar la calidad y
la eficiencia de los resultados. En consecuen-
cia, concibe la evaluación de programas so-
ciales como “… un proceso permanente y
continuo de indagación y valoración de la pla-
nificación, la ejecución y la finalización del
programa social … que se inicia en el mismo
momento de identificar el problema que da
origen al programa y acompaña toda la vida
del mismo hasta finalizar su ejecución”
(SIEMPRO, 1999:55).
Asimismo, desde la perspectiva de la
gestión integral de programas sociales, la ge-
neración de información, alimenta la toma de
decisiones oportunas y pertinentes, lo que ga-
rantiza la eficiencia, la eficacia y la calidad de
los procesos, los resultados y los impactos de
los programas, teniendo todo ello, como fina-
lidad última, el mejoramiento de las condicio-
nes de vida de las poblaciones beneficiarias.
La evaluación de un programa social
dentro de este marco consiste, básicamente,
en formular y contestar preguntas precisas
con respecto a uno o varios aspectos determi-
nados del programa relativos a su planifica-
ción, ejecución y finalización. Ahora bien, la
formulación de las preguntas se realiza en la
etapa de la planificación del programa, que es
cuando se realiza el diseño de la evaluación,
identificándose, además, las fuentes y los mé-
todos de recolección de información. Las res-
puesta a estas preguntas, se obtienen con la
evaluación que se realiza como un proceso de
investigación evaluativa. En dicho proceso
debe realizarse la recolección, ordenamiento,
procesamiento, análisis e interpretación de in-
formación pertinente y relevante, para la fase
en la cual se encuentre el programa social. Así
mismo, requiere de la construcción de juicios
valorativos por parte del evaluador y de la
toma de decisiones por parte de la autoridad
pertinente para alimentar y retroalimentar la
gestión del programa social.
Estructuran cada tipo de evaluación de
acuerdo a la fase de desarrollo del programa,
distinguiendo tres fases: Planificación del
programa, Ejecución del programa y Finaliza-
ción del programa. Para cada fase se utiliza
una o varias herramientas de evaluación que
sería la tipología que establecen, a saber: para
la fase de planificación del programa se utiliza
la herramienta de la Evaluación Ex-ante; para
la fase de la ejecución del programa se utilizan
varias herramientas: el Monitoreo, la Evalua-
ción Diagnóstica, y la Evaluación desde la
perspectiva de los beneficiarios; y por último,
para la fase de Finalización del programa utili-
zan la herramienta de la Evaluación de resul-
tados finales y la Evaluación de impacto. A
370
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
continuación se pasa se explica en qué consis-
te cada una de ellas:
· La evaluación ex-ante: esta herramienta
de evaluación se diseña y se realiza duran-
te la planificación del programa y permite
“evaluar la viabilidad y sustentabilidad
del programa en términos financieros, po-
líticos e institucionales, para priorizar y
seleccionar las alternativas de componen-
tes y actividades que maximicen el im-
pacto de la inversión social... permite to-
mar la decisión de la implementación –o
no– de las actividades y componentes de
un programa social”.
· El monitoreo: esta herramienta de eva-
luación se diseña durante la planificación
del programa y se desarrolla permanente-
mente durante toda la ejecución lo que
permite “… indagar y analizar el grado en
que las actividades realizadas y los resul-
tados obtenidos responden a lo planifica-
do, con el fin de detectar oportunamente
eventuales deficiencias, obstáculos y/o
necesidades de ajuste en la planificación
y ejecución”.
· La evaluación diagnóstica: esta herra-
mienta de evaluación se diseña durante la
ejecución del programa –si es necesario
conocer mejor su desempeño– para “…
evaluar en profundidad aspectos o proble-
mas del programa relacionados con la
planificación, ejecución y logro de resul-
tados, desdelaperspectivainstitucional”.
· La evaluación desde la perspectiva de
los beneficiarios: esta herramienta de
evaluación se diseña durante la ejecución
del programa, cuando se requiere conocer
la visión de los beneficiarios respecto de
la implementación y sus efectos para “…
evaluar aspectos o problemas del progra-
ma relacionados con la planificación, eje-
cución y logro de resultados, desde la
perspectiva de los beneficiarios, incorpo-
rando su participación como aspecto cen-
tral”.
· La evaluación de resultados finales:
esta herramienta de evaluación se diseña
durante la planificación del programa y
como su nombre lo indica se efectúa al
momento de finalizar la ejecución del
mismo para “… evaluar el grado de cum-
plimiento final de los objetivos específi-
cos del programa, en términos de efectivi-
dad, eficacia y eficiencia”. Es importante
acotar que también se puede realizar una
evaluación de resultados de medio térmi-
no. Es un tipo de evaluación que se realiza
durante la ejecución del programa y su fi-
nalidad es evaluar los resultados parciales
al hacer un corte temporal del programa.
Se consideran para ello, los plazos previs-
tos en el programa para profundizar el
análisis del cumplimiento de los objetivos
específicos. Su objetivo es, también, me-
dir la efectividad, la eficacia y la eficien-
cia del programa.
· La evaluación de impacto: esta herra-
mienta de evaluación se diseña durante la
planificación del programa y se realiza un
tiempo después de finalizada la ejecución
del programa que pueden ser meses o
años, permite “… identificar y explicar la
modificación del valor inicial de los indi-
cadores del problema que dio origen al
programa (línea de base)” (SIEMPRO,
1999:71-73).
4. Análisis comparativo entre los enfoques
En los enfoques descritos, la evalua-
ción aparece, tanto como una etapa del proce-
so de intervención social, como un compo-
nente más dentro del proceso de desarrollo de
los programas sociales.
371
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
La evaluación entendida como etapa,
se realiza con la finalidad de determinar la ne-
cesidad y conveniencia de tomar decisiones
para introducir acciones preventivas y/o co-
rrectivas en la fase en que se encuentre el pro-
grama social, en consecuencia, se inicia y cul-
mina en dicha etapa. En este sentido, ella se
convierte en un componente del proceso de
desarrollo del programa social, se entiende
como un proceso integral, permanente y con-
tinuo de indagación y valoración de los com-
ponentes de la planificación, de la ejecución y
de la finalización de un programa social, por
tanto, se inicia con la planificación y culmina
con la finalización del programa.
Atendiendo a esta diferenciación y fun-
damentado en cada planteamiento de los auto-
res hemos dividido el análisis como sigue:
Aguilar y Ander-Egg y Ballart se clasifican de
acuerdo a la primera característica, es decir,
que conciben la evaluación como una etapa
del proceso de intervención y Pichardo y
SIEMPRO se les clasifica en el enfoque que
entiende la evaluación como un componente
permanente del proceso de desarrollo de un
programa social.
De acuerdo entonces a las precisiones
hasta aquí formuladas y vinculados a estos en-
foques de evaluación, como proceso externo o
interno del equipo de gestión, surge la pregun-
ta de ¿a quién corresponde evaluar en cada
uno de estos enfoques?
Del análisis del planteamiento de
Aguilar y Ander-Egg (1994), se deduce que,
por la relación que tienen los evaluadores con
la unidad ejecutora del programa, la evalua-
ción es un proceso externo. Aun cuando ex-
presamente no lo plantean, dedican un aparte
de su libro a explicar como deben realizarse
las negociaciones entre los que encomiendan
la evaluación y el equipo de evaluación. Por
otra parte, la clasificación que realiza Ballart
en función de la relación de los evaluadores
con la institución que encarga la evaluación,
es interna y externa y plantea el dilema entre
las ventajas y desventajas entre la aplicación
de una u otra, en función de la falta de espíritu
crítico y competencia necesaria del personal
para realizar la evaluación, aún cuando dispo-
nen de la información. Por lo que concluye
que, como la evaluación se ve reforzada por
los estudios externos, lo más conveniente son
las fórmulas mixtas.
Por otro lado, Pichardo también esta-
blece una clasificación de las formas en que
puede realizarse la evaluación de impacto so-
cial, que coincide, en parte, con la clasifica-
ción que realiza Ballart en función de la rela-
ción de los evaluadores con la institución que
encarga la evaluación. La autora la clasifica
en evaluación interna, externa, mixta, autoe-
valuación y evaluación participante.
Las tres primeras, es decir, la interna, la
externa y la mixta, coinciden totalmente con
el planteo de Ballart. La evaluación mixta se
hace como una combinación de las dos ante-
riores, es decir, con personal interno y perso-
nal contratado, no vinculado con el programa
o con la institución responsable de la ejecu-
ción del programa. La autoevaluación es la
que realizan los responsables directos de la
ejecución del programa o de las actividades y
tareas específicas del mismo. Por último, la
evaluación participante es aquella en la cual
los destinatarios del programa, asumen un pa-
pel protagónico en el proceso evaluativo.
Aclara la autora que este tipo de evaluación
sólo puede realizarse “… cuando los destina-
tarios han participado en las diferentes etapas
del proceso de intervención planificada”. Asi-
mismo plantea que, este tipo de evaluación
toma sus “… fundamentos teórico-metodoló-
gicos de los enfoques de investigación acción
o investigación participativa, y, por tanto, se
372
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
basa en los mismos principios básicos” (Pi-
chardo, 1993:180).
Es de hacer notar que Pichardo, aun
cuando entiende la evaluación como un pro-
ceso continuo e integral, retoma la discusión
planteada entre diferentes autores sobre la ob-
jetividad o neutralidad del proceso de evalua-
ción interna y asume una posición a partir de
la discusión y de la acumulación de su expe-
riencia concreta y plantea que cualquier reco-
mendación puede resultar arriesgada, aventu-
rada y subjetiva, por lo que considera que va a
depender de las condiciones particulares en
que se desarrolle la evaluación, el que se se-
leccione una evaluación interna, externa o
mixta. En conclusión, si bien la autora parte de
la evaluación como componente del proceso
de desarrollo de un programa social, no asume
una posición definida en cuanto a cómo debe
ser el proceso.
Por su parte, SIEMPRO considera que
su forma de concebir la evaluación “… impli-
ca que los equipos de gestión del programa,
así como otros actores involucrados en el mis-
mo, intervengan en todos los momentos meto-
dológicos de la evaluación” (1999:57), al de-
sarrollar su propio proceso de evaluación con-
tinua y concurrente con el objetivo de alimen-
tar la toma de decisiones y mejorar la gestión
del programa. Sin embargo, considerando el
criterio de transparencia de la acción social
del Estado, prevén que puedan participar en la
evaluación, organismos y/o técnicos y profe-
sionales externos a la institución ejecutora y al
equipo de gestión, pudiendo participar desde
el diseño de la evaluación hasta la ejecución
de la evaluación del programa social.
Otro aspecto que es importante resaltar
y en el que existe coincidencia entre Pichardo
y SIEMPRO, es en la participación de los be-
neficiarios en el proceso de evaluación. La
concepción de SIEMPRO permite la partici-
pación de varios actores sociales en el proceso
de evaluación y uno de ellos son los beneficia-
rios. Consideran que es una evaluación parti-
cipativa ya que incorpora la perspectiva de los
beneficiarios en el proceso de análisis de las
fortalezas y debilidades de los programas y de
los impactos que generan en las condiciones
de vida de esas poblaciones.
La revisión de los enfoques de evalua-
ción de programas sociales, permite identifi-
car -con fines operativos- cada fase de desa-
rrollo de los programas sociales, como antes,
duranteydespués definalizadalaejecución.
En la fase antes de la ejecución de un
programa: Aguilar y Ander-Egg, centran su
atención en la pertinencia formal y potencial
de un programa, teniendo en cuenta básica-
mente la coherencia interna entre sus compo-
nentes. Toman en cuenta tres aspectos: la eva-
luación del estudio/investigación, la evalua-
ción del diagnóstico y la evaluación del diseño
y concepción del programa; por otro lado, Ba-
llart, prácticamente establece los mismos as-
pectos a evaluar, el problema del que se ocupa
o debería ocupar el programa, la revisión de
los estudios de necesidades, el proceso de for-
mulación y diseño del programa y la racionali-
dad intrínseca del programa.
Es importante señalar que ambos auto-
res, señalan la importancia de descubrir el pa-
radigma subyacente en el programa. Aguilar y
Ander-Egg plantean que evaluar el diseño y
concepción del programa es evaluar el mode-
lo de intervención social al que se recurre para
resolver determinada situación problemática,
y en consecuencia, comprende evaluar “… las
estrategias de acción, las actividades concre-
tas que se han propuesto y sobre todo, los mé-
todos, técnicas y procedimientos que se pien-
san utilizar” (Aguilar y Ander-Egg, 1994:38).
Por su lado, Ballart señala que la evaluación
de los resultados de un programa, de la imple-
373
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
mentación y de la formulación de objetivos,
tendría que permitir relacionar, de acuerdo
con el modelo teórico, resultados finales, con
la forma en que es administrado el programa y
planificada la intervención.
Pichardo (1993) y SIEMPRO (1999),
como se señaló, se vinculan al concepto de
evaluación como proceso. En el caso de Pi-
chardo creemos que la diferencia de su plan-
teamiento en relación con el de los otros auto-
res, estriba fundamentalmente en el propósito
de la evaluación, ya que, lo que se intenta de-
terminar con este tipo de evaluación, es si la
direccionalidad e intención en que se sustenta
la intervención, permitirá generar el mayor
impacto posible. Cuando establece los mo-
mentos para realizar la evaluación de impacto
social, distingue (con fines operativos) los
mismos momentos o fases planteados por
otros autores, a saber: antes, durante y después
de la ejecución. La diferencia estriba, en que
de acuerdo a su planteo, se intenta medir el po-
tencial del impacto social buscado en la pro-
gramación, el que se va logrando en la ejecu-
ción y como resultado o efecto de la ejecución
del programa. En el caso de la evaluación
ex-ante señalada por esta autora, busca eva-
luar la viabilidad de generar el impacto social
en función del mayor efecto y utilidad, lo que
permitirá tomar la decisión de implementar o
no, el programa.
Por su parte, SIEMPRO, siendo cohe-
rente con su concepción de la evaluación
como un proceso permanente e integral, apun-
ta que son los mismos integrantes del equipo
planificador que diseñan y ejecutan la evalua-
ción ex-ante durante la planificación del pro-
grama. Su finalidad es determinar su viabili-
dad y sustentabilidad, así como establecer las
prioridades y la selección de las alternativas
que maximicen el impacto de la inversión so-
cial, lo que permitirá tomar la decisión de si se
implementa o no, el programa. Como pode-
mos observar, existen coincidencias entre lo
planteado por Pichardo y SIEMPRO, en cuan-
to a la búsqueda de la viabilidad y el impacto,
como efectos sobre la población destinataria,
la primera y como inversión social, el segun-
do; ambos con el propósito de tomar la deci-
sión de implementar o no el programa.
En la fase durante la ejecución de un
programa, Aguilar y Ander-Egg y Ballart
coinciden en el tipo de evaluación, Evalua-
ción de implementación y seguimiento los
primeros y Evaluación de la implementación,
el segundo. En cuanto al propósito, Aguilar y
Ander-Egg señalan puede ser global o puntual
para determinar cómo está funcionando el
programa social en cuanto a la cobertura, la
implementación, el ambiente organizacional
y el rendimiento del personal. La evaluación
global o puntual de alguno de estos aspectos,
es siempre en función de los efectos esperados
del programa. No así en el planteo de Ballart,
que –aun cuando asume la evaluación de la
implementación como una valoración siste-
mática y periódica de la cobertura del progra-
ma y de la forma en que se administra, desde el
punto de vista de la utilización de los recursos
y de los efectos finales– le da mayor relevan-
cia a la supervisión y control del programa
para conocer los problemas que se presentan
en la ejecución y tomar acciones correctivas,
independientemente de su preocupación por
los resultados finales.
Pichardo por su parte, centra el interés
de la evaluación concurrente en la supervisión
y seguimiento de las acciones del programa y
los medios disponibles que garanticen el cum-
plimiento de las metas del impacto social bus-
cado. Se pudiera decir, que existe similitud
con Aguilar y Ander-Egg, en cuanto al objeti-
374
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
vo último de la evaluación de la implementa-
ción, en función de los efectos esperados del
programa.
SIEMPRO, por su parte, establece unas
distinciones, a nivel operativo, que no apare-
cen reflejadas en otros enfoques. Por lo me-
nos, no en cuanto a la denominación, pero si
en algunos aspectos del propósito de cada una
delasherramientas deevaluaciónpropuestas.
Si bien es cierto que el monitoreo no
aparece reseñado en los otros enfoques, el
propósito que tiene de indagar y analizar el
grado de cumplimiento de actividades y resul-
tados obtenidos en relación con lo planifica-
do, se corresponde con la finalidad estableci-
da en la evaluación de implementación de
Aguilar y Ander-Egg, Ballart y la evaluación
concurrente de Pichardo. La diferencia funda-
mental se centra en si es una etapa del proceso
o un componente del proceso de desarrollo del
programa social. En el caso de Aguilar y An-
der-Egg, se realiza en una etapa del proceso, si
existe la necesidad; Ballart, lo plantea de la
misma manera, pero como una valoración pe-
riódica; y Pichardo como una supervisión y
seguimiento, pero que implica una valoración
de las acciones.
En relación con la evaluación diag-
nóstica propuesta por SIEMPRO, en un pri-
mer momento se hace necesario diferenciarla
de la evaluación del diagnóstico señalada por
Aguilar y Ander-Egg. La primera se realiza
durante la ejecución del programa y tiene
como objetivo evaluar en profundidad pro-
blemas del programa que se relacionan con la
planificación, ejecución y logro de resulta-
dos, desde la perspectiva institucional. Y la
segunda, busca determinar la factibilidad de
la formulación sobre la base de un buen diag-
nóstico.
Referente a la “Evaluación desde la
perspectiva de los beneficiarios” que se incor-
pora como una propuesta novedosa, ya apare-
ce reflejada en la clasificación realizada por
Pichardo, no con la misma denominación pero
con propósitos semejantes. Ambos instru-
mentos, la evaluación desde la perspectiva de
los beneficiarios y la evaluación participante
se fundamentan en los enfoques de investiga-
ción-acción o investigación participativa, ya
que la relevancia de la participación de los be-
neficiarios como aspecto central, no es sólo en
el momento de la evaluación sino en las dife-
rentes etapas de la intervención, ya que de otra
manera, en opinión de Pichardo (1993:181)
“… se corre el riesgo de utilizar a los destina-
tarios como fuente de legitimación del trabajo
realizado, aun cuando éstos no comportan la
validez del mismo”.
En la fase después de la ejecución de
un programa, Aguilar y Ander-Egg proponen
la “Evaluación de eficacia (resultados) y la de
eficiencia (rentabilidad)”. La primera evalúa
los resultados alcanzados en relación con los
beneficiarios. Ahora bien, cuando se tiene en
cuenta al conjunto de la población (de la que
forman parte los destinatarios del programa)
se realiza lo que denominan evaluación de im-
pacto. Existen diferencias sustanciales entre
el sentido de este tipo de evaluación de impac-
to en relación con el planteado por Ballart, Pi-
chardo y SIEMPRO.
La evaluación de impacto para Ballart
tiene como función evaluar los cambios en la
situación inicial en la dirección deseada; para
Pichardo es evaluar el grado de cumplimiento
efectivo y eficiente del impacto social busca-
do; y para SIEMPRO es evaluar la modifica-
ción del valor inicial de los indicadores del
problema. Pareciera entonces, que para Agui-
lar y Ander-Egg, la valoración del impacto se-
ría en función de los efectos no previstos en el
programa para la totalidad de la población a la
cual pertenecen los destinatarios, ya que la
375
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
evaluación de los efectos previstos sería una
evaluación de eficacia o resultados. La segun-
da, la de eficiencia, la considera básicamente
como una evaluación de rentabilidad econó-
mica, aún cuando plantea que en algunos ca-
sos dentro de la evaluación, se puede conside-
rar la rentabilidad política y social.
Para Ballart la evaluación de la eficacia
o impacto, ya definida en el párrafo anterior, es
previa a la evaluación de eficiencia, ya que lo
que se debe demostrar es la eficiencia de los
efectos netos del programa. Ese impacto se
evalúa en función del costo, a través del análi-
sis costo/eficacia y costo/beneficio. Pichardo
por su parte, en la evaluación ex-post centra el
interés en el cumplimiento efectivo y eficiente
de los objetivos del impacto social, por un lado,
y por otro, el análisis de la creación de condi-
ciones de viabilidad para futuras acciones.
La Evaluación de Resultados Finales
de SIEMPRO integra los elementos de las
otras clasificaciones, ya que su finalidad es
evaluar el grado de cumplimiento de los obje-
tivos del programa en términos de la efectivi-
dad, eficacia y eficiencia de la inversión social
y saber si el programa modificó las condicio-
nes de vida de la población beneficiaria en re-
lación al problema que originó el programa.
5. Consideraciones Finales
Como se desprende del análisis compa-
rativo, en el enfoque manejado por Aguilar y
Ander-Egg y Ballart, privan los criterios del
modelo clásico de evaluación por objetivos,
ya que los criterios que prevalecen se relacio-
nan con el cumplimiento efectivo de lo pro-
gramado y la racionalidad en el uso de los re-
cursos para el cumplimiento de los objetivos y
metas trazados.
A pesar de que Aguilar y Ander-Egg, a
lo largo de su trabajo, destacan la importancia
-como punto de partida- de la evaluación
como proceso de intervención social, la sepa-
ración que realizan de los momentos más ade-
cuados para realizar la evaluación (antes, du-
rante y después) llevan a concluir que aún
cuando introducen la evaluación de ejecución
del programa, la evaluación es concebida
como una fase o etapa de la planificación, que
se inicia y culmina en la misma etapa en la
cual se está realizando, lo que conlleva a una
visión parcializada y estática del proceso.
En general, este tipo de evaluación es
realizada desde el Estado en las instituciones
públicas, con el propósito de evaluar la cober-
tura de los servicios ofrecidos. Es una concep-
ción de la evaluación que funciona como un
control externo, que tiene una función penali-
zadota y que en la práctica tiene escasa utiliza-
ción en la toma de decisiones fundamentales
para la gestión de los programas.
Como consecuencia de los problemas
de aplicación y de utilización de los resultados
de las evaluaciones realizadas conforme al pa-
radigma racional-científico clásico por objeti-
vos y en función de la importancia de la di-
mensión política de los procesos de evalua-
ción, surgen modelos alternativos de evalua-
ción. Lo que configura un paradigma alterna-
tivo de evaluación de programas, en el cual
podríamos clasificar a Pichardo y a SIEM-
PRO, ya que introducen, en primer lugar, la
participación de los beneficiarios en todo el
desarrollo de los programas Esto conlleva a
involucrar a los actores sociales en el proceso
y mejorar la calidad de las intervenciones so-
ciales. En segundo lugar, la evaluación desde
esta perspectiva, es concebida como un proce-
so permanente y continuo, que se inicia con la
planificación del programa y culmina cuando
finaliza. Todo el proceso es realizado interna-
mente por los beneficiarios, los técnicos, los
funcionarios y las autoridades políticas res-
376
Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo
Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
ponsables de la planificación y la ejecución de
los programas sociales del sector público, lo
que implica un nuevo concepto de evaluación
cuyos criterios y metodologías replantean su
función y la integran de manera efectiva a la
vida total del programa.
La propuesta de SIEMPRO –funda-
mentalmente– está dirigida a promover la efi-
ciencia y la eficacia en la gestión de progra-
mas sociales, basada en una cultura orientada
a la participación de los beneficiarios, así
como también en una la noción eficiente de
los servicios públicos. Lo que permite una
efectiva rendición de cuentas de las acciones
realizadas por el Estado y da como resultado
una mayor articulación de la capacidad y la
transparencia de la gestión pública. En este
sentido, la evaluación se convierte en un ins-
trumento para que la sociedad civil obtenga la
información, la capacidad y los medios para
controlar las acciones del Estado.
Bibliografía citada
Aguilar, M.y Ander-egg, E. (1994). Evaluación
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Maingón, Thais (1992). “La política social y el
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to, Nº 3. Maracaibo, Venezuela. (pp.
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Cultura Económica.
377
___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005

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  • 1. Revista de Ciencias Sociales (Ve) ISSN: 1315-9518 cclemenz@luz.ve Universidad del Zulia Venezuela Matos Bazó, Ruth Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Revista de Ciencias Sociales (Ve), vol. XI, núm. 2, mayo, 2005, pp. 360-377 Universidad del Zulia Maracaibo, Venezuela Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28000211 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
  • 2. Revista de Ciencias Sociales (RCS) Vol. XI, No. 2, Mayo - Agosto 2005, pp. 360 - 377 FACES - LUZ · ISSN 1315-9518 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth* Resumen El objetivo del trabajo es realizar un análisis comparativo entre diferentes enfoques teórico-prácticos de evaluación de programas sociales, con la finalidad de identificar los criterios de evaluación de cada autor y sus principales características. De la descripción y análisis de los enfoques, se establecieron diferencias sustanciales entre las dos posiciones teóricas estudiadas; la primera, entiende el proceso de evaluación como una etapa den- tro de la planificación de los programas sociales, y la segunda, como un proceso continuo y permanente inheren- te al desarrollo de los programas. Finalmente se establecen las principales coincidencias y diferencias entre los enfoques seleccionados. Se concluye que el enfoque alternativo incluye la participación de los actores de forma permanente. Palabras clave: Enfoques de evaluación, programas sociales, política social, política pública. Approaches to Evaluation of Social Programs: Comparative analysis Abstract The objective of this paper is to make a comparative analysis between different theoretical-practical ap- proaches to the evaluation of social programs, for the purpose of identifying the evaluation criteria of each author and their main characteristics. Based on the description and analysis of the approaches, substantial differences were established between the two theoretical positions studied. The first one unterstands the process of evaluation as a stage in the planning of the social programs, and the second one, as a continuous and permanent process inher- ent to the development of the programs. Finally the main areas of coincidence and differentiation are established between the approaches selected.The conclusion is that the alternative focus includes the participation of the actors on a permanent basis. Key words: Evaluation approaches, social programs, social policy, public policy. 360 * Socióloga. Magíster Scientarum en Ciencia Política y Derecho Público, mención: Ciencia Política. In- vestigadora del Centro de Investigaciones de Trabajo Social. Profesora de “Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales”. Jefe del Dpto. Socio Económico de la Escuela de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela. E-mail: ruthmatbaz@cantv.net Recibido: 04-04-28 · Aceptado: 05-06-17
  • 3. Introducción En la delimitación del campo de análi- sis de las políticas públicas se incluye la eva- luación de programas en un sentido amplio, entendida como toda forma de valoración de la acción colectiva pública que pueda darse en un sistema político. En este trabajo, sin em- bargo, la palabra evaluación tiene un sentido más específico, ya que se refiere a una espe- cialidad dentro del análisis de las políticas o programas públicos: la evaluación de progra- mas sociales. El propósito del presente trabajo es rea- lizar un análisis comparativo entre enfoques de evaluación de programas sociales, con la finalidad de contribuir con la presentación y crítica de enfoques de evaluación que son bá- sicos en los estudios de pregrado y postgrado en el área del trabajo social y de otras discipli- nas de intervención social. Así mismo, al contrastar los modelos de evaluación, se trata de extraer algunas implica- ciones sobre el proceso de evaluación, ya que dependiendo de cada perspectiva, existen dife- rencias sustanciales en la concepción misma de la evaluación; tanto si es concebida como una fase del proceso de planificación o como parte inherente a todo el proceso. Y son precisamente estas diferencias las que se tratan de demostrar en el análisis comparativo realizado. Aunque en los últimos años ha habido un desarrollo de diferentes opciones metodo- lógicas en la evaluación de programas socia- les, la comprensión y análisis de la concep- ción de la cual se parte, es fundamental para la formación teórico-metodológica de los dife- rentes programas educativos en el área. Por otra parte, consciente de que el tema de la pobreza se encuentra presente en las agendas de discusión de organismos gu- bernamentales, Universidades, ONGs, entre otros, es una prioridad contribuir en la forma- ción de profesionales con conocimientos para la evaluación de políticas y programas que en- frentan los problemas del desarrollo social y de la pobreza. En función de estos propósitos, el tra- bajo se divide en cuatro partes: una primera parte en el cual se señala el marco referencial del análisis de las políticas públicas. En la se- gunda, se plantean los antecedentes de los en- foques de evaluación actuales. En una tercera parte, se explican los planteamientos de los autores seleccionados y en la cuarta parte se realiza un análisis comparativo de los enfo- ques de evaluación de programas sociales, se- leccionados. Finalmente se realizan algunas consideraciones generales, en el intento, no sólo de discernir una problemática compleja, sino también de contribuir al replanteamiento de la discusión teórica sobre evaluación y el diseño de cursos alternativos de acción. 1. Las políticas públicas como marco de referencia Al Estado le corresponde la producción y gestión de la acción pública y la política so- cial, por lo que es inherente a sus funciones la administración pública y legítima gestión de la política pública para prestar servicios a la población. El Estado/sistema político está constituido por un conjunto de procesos polí- ticos e instituciones en cuya dinámica partici- pan los actores sociales con capacidad de po- der, por lo que se considera que la política es el conjunto de decisiones, proyectos y activida- des que incorporan la tensión producto del juego de poderes. Este conjunto de proyectos, actividades y decisiones es lo que precisa- mente constituye la política pública, producto asimismo, de la práctica de los actores políti- 361 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 4. cos que interactúan en el espacio del Esta- do/sistema político. La práctica de este proceso orienta el deber ser y el carácter normativo de la socie- dad, cuyo propósito es regular y organizar el conjunto social y establecer herramientas que solucionen los problemas que se presentan en el alcance de los objetivos. Este proceso da origen a las políticas que se formulan en res- puesta a los problemas y demandas concretas, que van a depender del área y sector de la so- ciedad hacia el cual se dirigen, ya sea salud, vivienda, seguridad social, educación o asis- tencia social (Maingón, 1992). Desde esta perspectiva, una de las prin- cipales funciones del Estado es la interven- ción a través de las políticas públicas, entendi- das como aquellas acciones instrumentadas por el Estado y que tienen la finalidad de sol- ventar o aminorar los problemas que se pre- sentan en una sociedad y dar soluciones a aquellos que por su naturaleza, la población por sí sola no puede resolver. Las políticas públicas se instrumentan a través de políticas sociales, que a su vez se operacionalizan en programas, proyectos y normativas. Por ello, es importante acotar que las políticas sociales “… se refieren mucho más claramente a un determinado proyecto de sociedad y las segundas poseen más bien un carácter instrumentalizador del futuro trazado para la colectividad” (Maingón, 1992:85) de lo que consecuentemente se deduce, que cada concepción de política social se vincula y está asociada a particulares estilos de desarrollo. Para Sabino la política social es “… aquella que diseña el Estado para acometer de un modo organizado las iniciativas destinadas a incrementar el bienestar de la población y re- solver algunos de los problemas sociales que afectan a los habitantes de cada país” (1994:16-17), mientras que González las defi- ne como “…aquellas que van dirigidas a satis- facer necesidades específicas de la población en lo que se refiere a salud, vivienda, educa- ción, seguridad social entre otros” (1996:13). A partir de estas definiciones, se pudiera con- cluir que la política social se relaciona con la dotación de servicios sociales a la mayoría de la población por parte del Estado, como resul- tado de los procesos conflictivos entre las de- mandas de los diferentes actores que intervie- nen en la dinámica social, por un lado, y por el otro, se constituye en un mecanismo de regu- lación para construir y mantener el bienestar social de la población. Para el análisis de las políticas sociales, como políticas públicas, Nioche (citado por Ballart, 1992:45), “…al tomar como unidad de análisis a las políticas y por tanto la acción de las instancias político-administrativas, hace saltar… las barreras entre el sistema político, el sistema administrativo y la sociedad”. Ballart considera que Nioche hace un aporte significa- tivo a los estudios sobre la administración, al distinguir tres aspectos: la forma de elaborar una respuesta a una situación problemática a través de un proyecto, cómo ejecutar ese pro- yecto y, por último, cómo analizar los efectos previstos y no previstos de la puesta en práctica de la política sobre la situación problema. Por otro lado, Dunn (citado por Ballart, 1992:45) señala que lo que caracteriza el aná- lisis de las políticas públicas es, por una parte, su carácter aplicado y por la otra, el recurso a múltiples métodos de investigación en el estu- dio de problemas concretos y bien definidos. En consecuencia, el análisis de las políticas públicas y los métodos de investigación va- rían de acuerdo al tipo de cuestiones que se plantean. Esta investigación se fundamenta en la distinción que hace Dunn de los procedi- mientos para el análisis de las políticas públi- cas, a saber: 362 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 5. 1. “forecasting” o valoración de las conse- cuencias futuras de las políticas presen- tes. 2. “monitoring”, esto es, la supervisión, control y descripción de las políticas exis- tentes y de sus procesos de formación. 3. “evaluation” o valoración del mérito de las políticas pasadas o futuras. 4. “prescription” o recomendación acerca de cual debería ser la política del gobierno en una determinada situación, y hasta qué punto es factible.” Señala Ballart –y lo retomamos para como fundamento de este trabajo– que es pre- cisamente la definición de Dunn la que le sirve “para delimitar el campo del análisis de las po- líticas públicas en el que se incluye la evalua- ción de programas”. … aun cuando la palabra evaluación se refiere a “todas las formas de valoración de la acción colectiva pública que puedan darse en un sistema político”. (Ballart, 1992:45). En el presente trabajo, el término eva- luación se refiere a una especialidad dentro del análisis de las políticas o programas públi- cos. En ese sentido, se pudiera decir que en el proceso de evaluación de programas, se pue- den utilizar los métodos de investigación de las ciencias sociales con la finalidad de deter- minar los efectos reales de una política una vez que ésta ha sido aplicada. En consecuen- cia, la elección de los métodos de investiga- ción, en un momento dado, debe regirse por criterios científicos adecuados al objeto de es- tudio y/o de la orientación del tipo de evalua- ción del programa social seleccionado. 2. Antecedentes de los enfoques de Evaluación de Programas La primera consideración importante que debe plantearse en relación con la evalua- ción es que desde sus inicios el paradigma ra- cional-científico ha dominado la evaluación y sus principales modelos. Entre los enfoques teórico-metodológicos más conocidos y di- fundidos para la evaluación de proyectos, que evidentemente han influido en la evaluación de programas sociales, Pichardo (1993) desta- ca los siguientes: la evaluación privada, la evaluación social, el Análisis Costo/Eficien- cia (ACE) y la evaluación experimental. So- bre cada uno de ellos, se expone a continua- ción una síntesis de su contenido. a) La evaluación privada: se utiliza para evaluar los proyectos de la empresa pri- vada en función de su aceptación como posi- ble fuente de inversión, por lo que se basa en el análisis de la rentabilidad de los proyectos a partir de los precios de mercado de los bienes o servicios que se van a producir. Este enfo- que se centra en la maximización de las ga- nancias desde el punto de vista del empresario privado. En consecuencia, el proyecto se con- cibe como un enfoque alternativo para el uso de los recursos financieros, correspondiendo al evaluador “…seleccionar y aplicar patrones o normas que, expresados en coeficientes nu- méricos, permiten decidir si se invierte en el proyecto y bajo cuáles condiciones” (Pichar- do,1993:48-50). Los coeficientes numéricos o indicadores financieros más utilizados para decidir si se realiza o no la inversión en un pro- yecto son: La Tasa Interna de Retorno (TIR) y El Valor Neto Actualizado (VAN). b) La evaluación social: en función de los objetivos nacionales de desarrollo, este tipo de evaluación se interesa fundamental- mente por los beneficios derivados de los pro- yectos. Es de resaltar, y puede parecer paradó- jico, que esta evaluación calificada como so- cial se basa en indicadores económicos. Aun cuando, no prevalece el criterio de la utilidad privada, sino el beneficio en función de algu- 363 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 6. nos parámetros de interés nacional, los funda- mentos de este enfoque no son totalmente dis- tintos de los de la evaluación privada; ésta se maneja con base a los precios de mercado, mientras que la evaluación social utiliza “…los precios sociales o precios sombra (también llamados de cuenta o de eficien- cia)”… a través de los cuales “…trata de co- rregir las imperfecciones del mercado, refle- jando el valor de los insumos invertidos en la producción”… para lo cual “…toma en cuen- ta la disponibilidad de recursos y la posibili- dad de utilizar diversos instrumentos de polí- tica económica” (Pichardo, 1993:54-55). Este enfoque ha sido utilizado funda- mentalmente por organismos de las Nacio- nes Unidas, tales como por la Comisión Eco- nómica para América Latina y el Caribe (CE- PAL) y el Instituto Latinoamericano de Pla- nificación Económica y Social (ILPES), se- ñalando Pichardo que la crítica que frecuen- temente ha recibido se debe a la concepción de lo social que maneja. Es decir, el término social alude a objetivos nacionales de desa- rrollo y conlleva a políticas asistencialitas, y no a un enfoque comprensivo de lo social en términos del valor de lo humano ante los efectos de las medidas económicas. c) El Análisis Costo/Eficiencia (ACE): Cuando se realiza este tipo de análisis en la eva- luaciónsocial,asícomoelAnálisisCosto/Bene- ficio (ACB), se tiene como propósito funda- mental, la maximización de la eficiencia para el logro de los objetivos del proyecto evaluado. Se diferencian en que para el análisis costo/benefi- cio, los resultados (el beneficio) tienen necesa- riamente que ser expresados en unidades mone- tarias, mientras que para el análisis costo/efi- ciencia, no es absolutamente necesario. El análisis costo/beneficio establece comparaciones entre los costos de los produc- tos o resultados del proyecto (los cuales gene- ralmente son servicios destinados a satisfacer necesidades básicas de la población) con el propósito de contribuir a alcanzar los objeti- vos establecidos en los lineamientos políticos del Estado. d) La evaluación experimental: El propósito de este enfoque es, fundamental- mente, comparar lo ejecutado con lo progra- mado en un proyecto social. Se basa en la de- terminación del cumplimiento de los objeti- vos del proyecto en términos cuantitativos. Es decir, las metas están relacionadas al manejo presupuestario del organismo ejecutor y tanto los indicadores, como la lógica del procedi- miento de evaluación, son tomados de la eva- luación presupuestaria. Los criterios que prevalecen en este en- foque son: la eficacia y la eficiencia, entendi- das respectivamente, como: el cumplimiento efectivo de lo programado y la racionalidad en el uso de los recursos para el cumplimiento de los objetivos y metas trazados. En general, este tipo de evaluación es realizada desde el Estado en las instituciones públicas, con el propósito de evaluar la cober- tura de los servicios ofrecidos. Los aspectos que orientan la lógica de este tipo de evalua- ción son: la medición de los resultados obteni- dos en relación a las actividades realizadas, la comparación de los resultados con los objeti- vos y metas programadas, el análisis de las va- riaciones para determinar las causas y la iden- tificación e introducción de las medidas co- rrectivas necesarias. Por último, desde esta perspectiva, la medición se hace generalmen- te a través de modelos experimentales y cuasi experimentales (Pichardo,1993:63-65). 3. Enfoques de evaluación de Programas Sociales En función del propósito del presente trabajo, se seleccionaron varios autores que 364 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 7. por la orientación de su planteamiento sobre la evaluación de programas, así como por los criterios adoptados para la clasificación de los tipos de evaluación, encajan en uno o varios de los cuatro enfoques señalados por Pichar- do. Los autores a los cuales se hará referencia son: Maria José Aguilar y Ezequiel Ander- Egg, Xavier Ballart, Arlette Pichardo y el en- foque de Gestión Integral de Programas So- ciales del Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales (SIEM- PRO) en conjunto con el Banco Mundial, la Secretaría de Desarrollo Social, la UNESCO y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. 3.1. La evaluación en el proceso de intervención social según María José Aguilar y Ezequiel Ander-Egg Aguilar y Ander-Egg (1994:18), apo- yados en una serie de consideraciones de dife- rentes autores (Stufflebeam, Pineault y Dave- luy y Weiss) establecen lo que llaman una de- finición operativa, a saber: “La evaluación es una forma de investi- gación social aplicada, sistemática, pla- nificada y dirigida; encaminada a identi- ficar, obtener y proporcionar de manera válida y fiable, datos e información sufi- ciente y relevante, en que apoyar un jui- cio acerca del mérito y el valor de los di- ferentes componentes de un programa (tanto en la fase de diagnóstico, progra- mación o ejecución), o de un conjunto de actividades específicas que se realizan, han realizado o realizarán, con el propó- sito de producir efectos y resultados con- cretos; comprobando la extensión y el grado en que dichos logros se han dado, de forma tal, que sirva de base o guía para una toma de decisiones racional e inteli- gente entre cursos de acción, o para solu- cionar problemas y promover el conoci- miento y la comprensión de los factores asociados al éxito o al fracaso de sus re- sultados". La evaluación así entendida es una for- ma de investigación aplicada, por lo cual su procedimiento general se basa en los requisi- tos del método científico, siguiendo los linea- mientos generales de la investigación científi- ca. Se trata asimismo, de un proceso centrado en el enjuiciamiento de procesos y de resulta- dos de lo que se ha hecho, se está realizando o se va a realizar, valorándolo y apreciándolo (cuantitativamente y/o cualitativamente). Se- ñalan los autores que en la práctica, toda eva- luación comporta el análisis de determinadas áreas de coherencia interna y otras de cohe- rencia externa, lo cual va a depender de cada caso concreto en relación con el momento de la evaluación, es decir, si los programas se es- tán ejecutando o si ya se han ejecutado, según las necesidades e interés del desarrollo de la investigación. Establecen la clasificación de los tipos de evaluación de acuerdo al criterio de los as- pectos a evaluar, centrándose en una triple distinción: Evaluación del diseño y concep- tualización del programa, Evaluación de la instrumentación y seguimiento del programa (evaluación de proceso) y Evaluación de efi- cacia y eficiencia del programa (evaluación de resultados o efectos). Estos tipos de evalua- ción coinciden con las tres fases o momentos de la intervención social señalados por los mismos autores, es decir, antes de iniciar la ejecución del programa, durante la ejecución y al finalizar la ejecución. 365 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 8. · La evaluación del diseño y conceptuali- zación del programa: Para los autores este tipo de investigación evaluativa se centra básicamente en los que llaman “un trabajo de gabinete” ya que se juzga la pertinencia formal y potencial de un pro- grama, teniendo en cuenta básicamente la coherencia interna entre sus distintos componentes. Para este tipo de evalua- ción, toman en cuenta tres aspectos fun- damentales: la evaluación del estudio-in- vestigación, la evaluación del diagnóstico y la evaluación del diseño y concepción del programa. Señalan la importancia de que la investigación y/o el diagnóstico re- flejen adecuadamente la realidad, ya que de no ser así, todo el trabajo posterior (desde el diseño hasta la ejecución) se fundamentará sobre una base falsa. Con- sideran que evaluar el diseño y concep- ción del programa es evaluar el modelo de intervención social al que se recurre para resolver determinada situación proble- mática. Dependiendo entonces, de cuales sean las estrategias de acción, las activi- dades propuestas y sobre todo, los méto- dos, técnicas y procedimientos que se propone en el programa utilizar, debe evi- denciarse el modelo o paradigma subya- cente. · La evaluación de la instrumentación y seguimiento del programa: Señalan los autores que, en algunos casos cuando un programa social se está ejecutando puede ser necesario evaluar cómo está funcio- nando. Este tipo de evaluación puede ser global o de alguno de sus aspectos pun- tuales. Los aspectos o componentes a ser evaluados, relacionados con el funciona- miento y con los servicios producidos, comprenden, en primer lugar, la cobertu- ra del programa (en que medida alcanza a la población-objeto, si llega a la pobla- ción destinataria y en qué medida se cubre el área de actuación, si tiene una cobertura efectiva), los aspectos técnicos de la im- plementación (cómo se operacionaliza el programa, si no está alcanzando los obje- tivos, resultados o efectos deseados, lo que implicaría deficiencias en la imple- mentación, medios e instrumentos), así como: “…los aspectos estructurales y funcionales del organismo responsable del programa (si favorece o dificulta la marcha del programa) o de la prestación de los servicios y, por último, el rendi- miento del personal responsable de llevar a cabo el programa (capacidad, compe- tencia, habilidad del personal)” (Aguilar y Ander-Egg, 1994:39). · La evaluación de la eficacia (resulta- dos) y la evaluación de eficiencia (ren- tabilidad). La evaluación de eficacia también llamada de efectividad, tiene como propósito analizar en qué medida se están alcanzando los resultados previstos en el programa, aunque se considera que en algunos casos sería oportuno evaluar resultados o efectos no previstos. Señalan que la evaluación de resultados “…se es- tablece en relación a los usuarios/benefi- ciarios del programa…” y que “…cuando se tiene en cuenta al conjunto de la pobla- ción (de la que forma parte los destinata- rios del programa) se realiza lo que se de- nomina evaluación de impacto” (Aguilar y Ander-Egg, 1994:41). Es importante se- ñalar que los autores consideran que este tipo de evaluación (de resultados) tiene una importancia y centralidad indiscuti- ble en relación con los otros aspectos de la evaluación que han venido analizando. Tanto es así, que consideran que todos los otros aspectos pueden ser interesantes y 366 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 9. útiles para una investigación evaluativa, pero siempre en función última de los re- sultados. Por lo que plantean que “¿De qué vale o sirve que funcione la institu- ción responsable del programas, si no se logran resultados esperados?” (Aguilar y Ander-Egg, 1994:42). La evaluación de la eficiencia o rentabilidad económica de un programa: En algunos casos es conve- niente considerar también en la evalua- ción, la rentabilidad política y social, sin embargo, la evaluación de eficiencia es básicamente una evaluación de rentabili- dad económica. Este tipo de evaluación se basa en el tipo de análisis del costo del programa en relación a los resultados que se han obtenido. Los autores señalan que hay tres tipos de análisis: Costo-efectivi- dad o costo-eficacia, costo-utilidad y cos- to-beneficio. 3.2. Clasificación por fases según Xavier Ballart El concepto de evaluación que maneja Ballart (1992:74) tiene su basamento en el planteo de Rossi y Freeman y lo resume de la manera siguiente: “… la evaluación de pro- gramas tiene que ver tanto con los efectos de un programa sobre sus beneficiarios, como con su implementación, como con el proceso de formulación de propósitos generales y ob- jetivos más específicos, lo que tendría que permitir relacionar, de acuerdo con el modelo teórico, resultados finales, con la forma en que es administrado el programa y planificada la intervención”. Siguiendo a Rossi y Freeman, distin- gue cuatro clases de evaluación en función de las cuestiones que intenta responder y la deno- mina como Clasificación por fases: Evalua- ción de la Conceptualización y del Diseño de los Programas, Evaluación de la Implementa- ción de los Programas, Evaluación de la Efi- cacia o Impacto de los Programas y Evalua- ción de la Eficiencia de los Programas. · Evaluación de la Conceptualización y del Diseño de los Programas: Plantea que en primer término, esta evaluación in- tenta proporcionar información sobre el problema del que se ocupa o se debería ocupar el programa. En segundo término, sobre el proceso de formulación y diseño del programa y tercero, sobre la racionali- dad intrínseca del mismo programa, es decir, hasta qué punto el diseño del pro- grama sirve a sus objetivos (Ballart citan- do a Rossi y Freeman, 1992:76). Asimis- mo, incluye en este tipo de evaluación “…la revisión de los estudios de necesi- dades donde se recogen datos sobre la in- cidencia, prevalencia y distribución en el espacio físico y social del problema en cuestión, así como la investigación básica sobre los procesos políticos y sociales que tienen que ver con la formulación, nego- ciación y aprobación de nuevas interven- ciones (Ballart citando a Rossi y Wright, 1992:76). · Evaluación de la Implementación de los Programas: De acuerdo a su planteo este tipo de evaluación consiste en “…la valoración sistemática y periódica de dos cuestiones fundamentales: la cobertura del programa, es decir, hasta qué punto el programa está alcanzando la población o el área a los que se dirige y la forma en que el programa se administra, tanto desde el punto de vista de la utilización de los re- cursos de que dispone, como de los servi- cios finalmente distribuidos (Ballart ci- tando a Rossi y Freeman,1992:76). Se tra- ta, por tanto, de una supervisión o control del funcionamiento del programa…” en 367 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 10. función del interés de los gestores del pro- grama que pueden tomar acciones correc- tivas o a “… aquéllos que deciden sobre su continuidad y su financiación…” ya que lo que les interesa conocer son los problemas que se han presentado en su ejecución, “…independientemente de su preocupación por los resultados finales” (Ballart, 1992:76-77). · Evaluación de la Eficacia o Impacto de los Programas: Este tipo de evaluación examina la medida en que el programa produce un cambio en la situación proble- mática en la dirección deseada. Por lo que, lógicamente, si no existe este cambio o impacto, o no es demostrable, resulta más difícil defender la continuación del programa en ejecución. Para Ballart, el análisis de impacto presupone que existe un conjunto de objetivos operacionales y que éstos indicarán el éxito o del fracaso del programa. El éxito o su ejecución co- rrecta, estaría determinada, entonces, si se consigue algún cambio hacia los objeti- vos operacionales programados. Es im- portante señalar que Ballart, plantea que “la función del evaluador consiste preci- samente en demostrar que los cambios son debidos a la intervención y no se pue- den explicar como consecuencia de un proceso alternativo que no incluya al pro- grama mismo”. Desde esta perspectiva, la cuestión esencial en la evaluación de im- pacto, consiste en: “…separar los efectos del programa de otros efectos externos para determinar hasta qué punto el pro- grama es responsable de los cambios ob- servados durante y después de su puesta en práctica. Esto se consigue con la iden- tificación de medidas de resultados que representen los objetivos del programa, y con el control, mediante métodos experi- mentales, cuasi-experimentales o estadís- ticos aquéllos efectos que no sean efectos reales del programa” (Ballart, 1992:77). · La evaluación de la eficiencia de los programas: Según Ballart, en algunos casos, conocer la eficacia o el impacto de un programa pudiera ser insuficiente, por lo que puede resultar necesario que el im- pacto de ese programa sea juzgado en fun- ción de su costo, ya que puede ocurrir que un determinado programa este producien- do unos resultados escasos en relación con los costos en que ha incurrido. En es- tos casos, la evaluación debe incluir el análisis costo-eficacia y el análisis costo- beneficio. Es importante hacer hincapié en que, como sólo se tomarán en cuenta los beneficios realmente causados por el programa, es indispensable la evaluación de impacto previa, tal como se había men- cionado anteriormente. Señala, también Ballart que “… la identificación, cuantifi- cación y transformación a una unidad co- mún de medida de los costes y beneficios puede resultar problemática cuando se trata de programas sociales, ya que no to- dos los outputs e inputs pueden ser valora- dos en términos monetarios” (1992: 78). 3.3. La evaluación de impacto social según Arlette Pichardo Pichardo (1993) propone la construcción de una tipología para medir el impacto social de los programas según el nivel donde se registren (cambiosenlosdestinatarios,enlaorientacióny direccionalidad de las instituciones u organiza- ciones ejecutoras, en el medio social, etc.), con el propósito de contar con parámetros referen- cialesdeopcionessignificativasdeloquepuede considerarse como impacto. 368 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 11. Entiende el impacto social como: “…los cambios o variaciones deseados en los destinatarios de las políticas (so- ciales o no), programas y/o proyectos en cuanto a: a) Satisfacer necesidades bási- cas o no básicas. b) Promover o procurar condiciones para el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo. c) Ge- nerar, fortalecer o consolidad niveles e instancias organizativas, formas de ex- presión, asociación y participación orga- nizada. d) Propiciar cambios de actitu- des, condicionantes, aptitudes, compor- tamientos y mentalidades que modifi- quen las concepciones y actuaciones de los actores sociales, de los cuales los in- dividuos y grupos forman parte” (Pichar- do, 1993:73-74). Concebido el impacto social de esa ma- nera, implica que puede observarse en tres ni- veles básicos, a saber: los destinatarios de las acciones evaluadas, el medio institucional en el cual se desarrollan las acciones evaluadas y el contexto en el cual se inscriben las acciones evaluadas por los actores sociales que las res- paldan. Plantea la autora, que el entender el im- pacto social de esa manera, implica la recon- ceptualización del término social, ya que “… la tendencia ha sido definir lo social como antónimo de lo económico y, en consecuencia, sinónimo de improducti- vo, con las connotaciones negativas que en un mundo mercantilizado ello tiene … Más aún, a menudo se confunde lo social con lo asistencial o se le considera única- mente como factor de legitimación, por excelencia de las acciones de los gobier- nos” (Pichardo, 1993:75). Sostiene que la evaluación de impacto social no es sólo un criterio de evaluación, sino un enfoque metodológico para tal fin y que puede aplicarse, independientemente del momento o fase en que se encuentre la inter- vención, reconociendo, sin embargo, que en la fase ex-post es cuando puede evidenciarse más fuertementeelimpactoo efectologrado. Porotrolado,consideraestamismaauto- ra, que es altamente recomendable que la eva- luación de impacto social se asuma como un proceso integral y permanente. En dicho proce- so y con fines operativos, distingue tres tipos de evaluación: evaluación ex-ante, evaluación concurrente y evaluación ex-post, de acuerdo a los momentos de la intervención social. · La Evaluación Ex-ante centra su interés en “determinar la viabilidad de generar el impacto social deseado. Los resultados de esta evaluación constituyen un insumo fundamental para la etapa de la formula- ción de las decisiones”. · La evaluación concurrente a su vez, plantea que se debe “examinar la organi- zación de los medios disponibles que ga- ranticen el logro del impacto social desea- do. De ahí que la supervisión y el segui- miento de las acciones ocupen un papel central en este momento evaluativo”. · Y por último, la evaluación ex-post, que la considera como un instrumento que sir- ve para comprobar el grado de cumpli- miento efectivo de los objetivos del im- pacto social programado. Distingue a su vez, en la evaluación de impacto social, de acuerdo a los fines que deli- mitan su naturaleza, dos tipos de evaluación: exploratoria-descriptiva y analítica. En la pri- mera, se recopila información suficiente para decidir incorporar acciones preventivas o co- rrectivas, que garanticen el cumplimiento de los objetivos propuestos, privilegiando lo 369 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 12. cuantitativo sobre lo cualitativo. La segunda, profundiza el análisis e interpretación de las informaciones recopiladas. Su finalidad “…es proponer recomendaciones para cam- biar o reforzar en situaciones existentes, que aludan al desarrollo de ciertas actitudes, moti- vaciones o mentalidades en las personas que participan en la estructura institucional” (Pi- chardo, 1993:176-179). 3.4. Gestión Integral de Programas Sociales según SIEMPRO Desde la perspectiva propuesta por el Sistema de Información, Monitoreo y Evalua- ción de Programas Sociales de la UNESCO (SIEMPRO), la evaluación se concibe en el marco de lo que denomina Gestión Integral de Programas Sociales orientada a resultados, por lo que tiene un carácter permanente y sis- temático que debe operar como un proceso de aprendizaje institucional, para generar infor- mación relevante que permita la toma de deci- siones con el propósito de mejorar la calidad y la eficiencia de los resultados. En consecuen- cia, concibe la evaluación de programas so- ciales como “… un proceso permanente y continuo de indagación y valoración de la pla- nificación, la ejecución y la finalización del programa social … que se inicia en el mismo momento de identificar el problema que da origen al programa y acompaña toda la vida del mismo hasta finalizar su ejecución” (SIEMPRO, 1999:55). Asimismo, desde la perspectiva de la gestión integral de programas sociales, la ge- neración de información, alimenta la toma de decisiones oportunas y pertinentes, lo que ga- rantiza la eficiencia, la eficacia y la calidad de los procesos, los resultados y los impactos de los programas, teniendo todo ello, como fina- lidad última, el mejoramiento de las condicio- nes de vida de las poblaciones beneficiarias. La evaluación de un programa social dentro de este marco consiste, básicamente, en formular y contestar preguntas precisas con respecto a uno o varios aspectos determi- nados del programa relativos a su planifica- ción, ejecución y finalización. Ahora bien, la formulación de las preguntas se realiza en la etapa de la planificación del programa, que es cuando se realiza el diseño de la evaluación, identificándose, además, las fuentes y los mé- todos de recolección de información. Las res- puesta a estas preguntas, se obtienen con la evaluación que se realiza como un proceso de investigación evaluativa. En dicho proceso debe realizarse la recolección, ordenamiento, procesamiento, análisis e interpretación de in- formación pertinente y relevante, para la fase en la cual se encuentre el programa social. Así mismo, requiere de la construcción de juicios valorativos por parte del evaluador y de la toma de decisiones por parte de la autoridad pertinente para alimentar y retroalimentar la gestión del programa social. Estructuran cada tipo de evaluación de acuerdo a la fase de desarrollo del programa, distinguiendo tres fases: Planificación del programa, Ejecución del programa y Finaliza- ción del programa. Para cada fase se utiliza una o varias herramientas de evaluación que sería la tipología que establecen, a saber: para la fase de planificación del programa se utiliza la herramienta de la Evaluación Ex-ante; para la fase de la ejecución del programa se utilizan varias herramientas: el Monitoreo, la Evalua- ción Diagnóstica, y la Evaluación desde la perspectiva de los beneficiarios; y por último, para la fase de Finalización del programa utili- zan la herramienta de la Evaluación de resul- tados finales y la Evaluación de impacto. A 370 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 13. continuación se pasa se explica en qué consis- te cada una de ellas: · La evaluación ex-ante: esta herramienta de evaluación se diseña y se realiza duran- te la planificación del programa y permite “evaluar la viabilidad y sustentabilidad del programa en términos financieros, po- líticos e institucionales, para priorizar y seleccionar las alternativas de componen- tes y actividades que maximicen el im- pacto de la inversión social... permite to- mar la decisión de la implementación –o no– de las actividades y componentes de un programa social”. · El monitoreo: esta herramienta de eva- luación se diseña durante la planificación del programa y se desarrolla permanente- mente durante toda la ejecución lo que permite “… indagar y analizar el grado en que las actividades realizadas y los resul- tados obtenidos responden a lo planifica- do, con el fin de detectar oportunamente eventuales deficiencias, obstáculos y/o necesidades de ajuste en la planificación y ejecución”. · La evaluación diagnóstica: esta herra- mienta de evaluación se diseña durante la ejecución del programa –si es necesario conocer mejor su desempeño– para “… evaluar en profundidad aspectos o proble- mas del programa relacionados con la planificación, ejecución y logro de resul- tados, desdelaperspectivainstitucional”. · La evaluación desde la perspectiva de los beneficiarios: esta herramienta de evaluación se diseña durante la ejecución del programa, cuando se requiere conocer la visión de los beneficiarios respecto de la implementación y sus efectos para “… evaluar aspectos o problemas del progra- ma relacionados con la planificación, eje- cución y logro de resultados, desde la perspectiva de los beneficiarios, incorpo- rando su participación como aspecto cen- tral”. · La evaluación de resultados finales: esta herramienta de evaluación se diseña durante la planificación del programa y como su nombre lo indica se efectúa al momento de finalizar la ejecución del mismo para “… evaluar el grado de cum- plimiento final de los objetivos específi- cos del programa, en términos de efectivi- dad, eficacia y eficiencia”. Es importante acotar que también se puede realizar una evaluación de resultados de medio térmi- no. Es un tipo de evaluación que se realiza durante la ejecución del programa y su fi- nalidad es evaluar los resultados parciales al hacer un corte temporal del programa. Se consideran para ello, los plazos previs- tos en el programa para profundizar el análisis del cumplimiento de los objetivos específicos. Su objetivo es, también, me- dir la efectividad, la eficacia y la eficien- cia del programa. · La evaluación de impacto: esta herra- mienta de evaluación se diseña durante la planificación del programa y se realiza un tiempo después de finalizada la ejecución del programa que pueden ser meses o años, permite “… identificar y explicar la modificación del valor inicial de los indi- cadores del problema que dio origen al programa (línea de base)” (SIEMPRO, 1999:71-73). 4. Análisis comparativo entre los enfoques En los enfoques descritos, la evalua- ción aparece, tanto como una etapa del proce- so de intervención social, como un compo- nente más dentro del proceso de desarrollo de los programas sociales. 371 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 14. La evaluación entendida como etapa, se realiza con la finalidad de determinar la ne- cesidad y conveniencia de tomar decisiones para introducir acciones preventivas y/o co- rrectivas en la fase en que se encuentre el pro- grama social, en consecuencia, se inicia y cul- mina en dicha etapa. En este sentido, ella se convierte en un componente del proceso de desarrollo del programa social, se entiende como un proceso integral, permanente y con- tinuo de indagación y valoración de los com- ponentes de la planificación, de la ejecución y de la finalización de un programa social, por tanto, se inicia con la planificación y culmina con la finalización del programa. Atendiendo a esta diferenciación y fun- damentado en cada planteamiento de los auto- res hemos dividido el análisis como sigue: Aguilar y Ander-Egg y Ballart se clasifican de acuerdo a la primera característica, es decir, que conciben la evaluación como una etapa del proceso de intervención y Pichardo y SIEMPRO se les clasifica en el enfoque que entiende la evaluación como un componente permanente del proceso de desarrollo de un programa social. De acuerdo entonces a las precisiones hasta aquí formuladas y vinculados a estos en- foques de evaluación, como proceso externo o interno del equipo de gestión, surge la pregun- ta de ¿a quién corresponde evaluar en cada uno de estos enfoques? Del análisis del planteamiento de Aguilar y Ander-Egg (1994), se deduce que, por la relación que tienen los evaluadores con la unidad ejecutora del programa, la evalua- ción es un proceso externo. Aun cuando ex- presamente no lo plantean, dedican un aparte de su libro a explicar como deben realizarse las negociaciones entre los que encomiendan la evaluación y el equipo de evaluación. Por otra parte, la clasificación que realiza Ballart en función de la relación de los evaluadores con la institución que encarga la evaluación, es interna y externa y plantea el dilema entre las ventajas y desventajas entre la aplicación de una u otra, en función de la falta de espíritu crítico y competencia necesaria del personal para realizar la evaluación, aún cuando dispo- nen de la información. Por lo que concluye que, como la evaluación se ve reforzada por los estudios externos, lo más conveniente son las fórmulas mixtas. Por otro lado, Pichardo también esta- blece una clasificación de las formas en que puede realizarse la evaluación de impacto so- cial, que coincide, en parte, con la clasifica- ción que realiza Ballart en función de la rela- ción de los evaluadores con la institución que encarga la evaluación. La autora la clasifica en evaluación interna, externa, mixta, autoe- valuación y evaluación participante. Las tres primeras, es decir, la interna, la externa y la mixta, coinciden totalmente con el planteo de Ballart. La evaluación mixta se hace como una combinación de las dos ante- riores, es decir, con personal interno y perso- nal contratado, no vinculado con el programa o con la institución responsable de la ejecu- ción del programa. La autoevaluación es la que realizan los responsables directos de la ejecución del programa o de las actividades y tareas específicas del mismo. Por último, la evaluación participante es aquella en la cual los destinatarios del programa, asumen un pa- pel protagónico en el proceso evaluativo. Aclara la autora que este tipo de evaluación sólo puede realizarse “… cuando los destina- tarios han participado en las diferentes etapas del proceso de intervención planificada”. Asi- mismo plantea que, este tipo de evaluación toma sus “… fundamentos teórico-metodoló- gicos de los enfoques de investigación acción o investigación participativa, y, por tanto, se 372 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 15. basa en los mismos principios básicos” (Pi- chardo, 1993:180). Es de hacer notar que Pichardo, aun cuando entiende la evaluación como un pro- ceso continuo e integral, retoma la discusión planteada entre diferentes autores sobre la ob- jetividad o neutralidad del proceso de evalua- ción interna y asume una posición a partir de la discusión y de la acumulación de su expe- riencia concreta y plantea que cualquier reco- mendación puede resultar arriesgada, aventu- rada y subjetiva, por lo que considera que va a depender de las condiciones particulares en que se desarrolle la evaluación, el que se se- leccione una evaluación interna, externa o mixta. En conclusión, si bien la autora parte de la evaluación como componente del proceso de desarrollo de un programa social, no asume una posición definida en cuanto a cómo debe ser el proceso. Por su parte, SIEMPRO considera que su forma de concebir la evaluación “… impli- ca que los equipos de gestión del programa, así como otros actores involucrados en el mis- mo, intervengan en todos los momentos meto- dológicos de la evaluación” (1999:57), al de- sarrollar su propio proceso de evaluación con- tinua y concurrente con el objetivo de alimen- tar la toma de decisiones y mejorar la gestión del programa. Sin embargo, considerando el criterio de transparencia de la acción social del Estado, prevén que puedan participar en la evaluación, organismos y/o técnicos y profe- sionales externos a la institución ejecutora y al equipo de gestión, pudiendo participar desde el diseño de la evaluación hasta la ejecución de la evaluación del programa social. Otro aspecto que es importante resaltar y en el que existe coincidencia entre Pichardo y SIEMPRO, es en la participación de los be- neficiarios en el proceso de evaluación. La concepción de SIEMPRO permite la partici- pación de varios actores sociales en el proceso de evaluación y uno de ellos son los beneficia- rios. Consideran que es una evaluación parti- cipativa ya que incorpora la perspectiva de los beneficiarios en el proceso de análisis de las fortalezas y debilidades de los programas y de los impactos que generan en las condiciones de vida de esas poblaciones. La revisión de los enfoques de evalua- ción de programas sociales, permite identifi- car -con fines operativos- cada fase de desa- rrollo de los programas sociales, como antes, duranteydespués definalizadalaejecución. En la fase antes de la ejecución de un programa: Aguilar y Ander-Egg, centran su atención en la pertinencia formal y potencial de un programa, teniendo en cuenta básica- mente la coherencia interna entre sus compo- nentes. Toman en cuenta tres aspectos: la eva- luación del estudio/investigación, la evalua- ción del diagnóstico y la evaluación del diseño y concepción del programa; por otro lado, Ba- llart, prácticamente establece los mismos as- pectos a evaluar, el problema del que se ocupa o debería ocupar el programa, la revisión de los estudios de necesidades, el proceso de for- mulación y diseño del programa y la racionali- dad intrínseca del programa. Es importante señalar que ambos auto- res, señalan la importancia de descubrir el pa- radigma subyacente en el programa. Aguilar y Ander-Egg plantean que evaluar el diseño y concepción del programa es evaluar el mode- lo de intervención social al que se recurre para resolver determinada situación problemática, y en consecuencia, comprende evaluar “… las estrategias de acción, las actividades concre- tas que se han propuesto y sobre todo, los mé- todos, técnicas y procedimientos que se pien- san utilizar” (Aguilar y Ander-Egg, 1994:38). Por su lado, Ballart señala que la evaluación de los resultados de un programa, de la imple- 373 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 16. mentación y de la formulación de objetivos, tendría que permitir relacionar, de acuerdo con el modelo teórico, resultados finales, con la forma en que es administrado el programa y planificada la intervención. Pichardo (1993) y SIEMPRO (1999), como se señaló, se vinculan al concepto de evaluación como proceso. En el caso de Pi- chardo creemos que la diferencia de su plan- teamiento en relación con el de los otros auto- res, estriba fundamentalmente en el propósito de la evaluación, ya que, lo que se intenta de- terminar con este tipo de evaluación, es si la direccionalidad e intención en que se sustenta la intervención, permitirá generar el mayor impacto posible. Cuando establece los mo- mentos para realizar la evaluación de impacto social, distingue (con fines operativos) los mismos momentos o fases planteados por otros autores, a saber: antes, durante y después de la ejecución. La diferencia estriba, en que de acuerdo a su planteo, se intenta medir el po- tencial del impacto social buscado en la pro- gramación, el que se va logrando en la ejecu- ción y como resultado o efecto de la ejecución del programa. En el caso de la evaluación ex-ante señalada por esta autora, busca eva- luar la viabilidad de generar el impacto social en función del mayor efecto y utilidad, lo que permitirá tomar la decisión de implementar o no, el programa. Por su parte, SIEMPRO, siendo cohe- rente con su concepción de la evaluación como un proceso permanente e integral, apun- ta que son los mismos integrantes del equipo planificador que diseñan y ejecutan la evalua- ción ex-ante durante la planificación del pro- grama. Su finalidad es determinar su viabili- dad y sustentabilidad, así como establecer las prioridades y la selección de las alternativas que maximicen el impacto de la inversión so- cial, lo que permitirá tomar la decisión de si se implementa o no, el programa. Como pode- mos observar, existen coincidencias entre lo planteado por Pichardo y SIEMPRO, en cuan- to a la búsqueda de la viabilidad y el impacto, como efectos sobre la población destinataria, la primera y como inversión social, el segun- do; ambos con el propósito de tomar la deci- sión de implementar o no el programa. En la fase durante la ejecución de un programa, Aguilar y Ander-Egg y Ballart coinciden en el tipo de evaluación, Evalua- ción de implementación y seguimiento los primeros y Evaluación de la implementación, el segundo. En cuanto al propósito, Aguilar y Ander-Egg señalan puede ser global o puntual para determinar cómo está funcionando el programa social en cuanto a la cobertura, la implementación, el ambiente organizacional y el rendimiento del personal. La evaluación global o puntual de alguno de estos aspectos, es siempre en función de los efectos esperados del programa. No así en el planteo de Ballart, que –aun cuando asume la evaluación de la implementación como una valoración siste- mática y periódica de la cobertura del progra- ma y de la forma en que se administra, desde el punto de vista de la utilización de los recursos y de los efectos finales– le da mayor relevan- cia a la supervisión y control del programa para conocer los problemas que se presentan en la ejecución y tomar acciones correctivas, independientemente de su preocupación por los resultados finales. Pichardo por su parte, centra el interés de la evaluación concurrente en la supervisión y seguimiento de las acciones del programa y los medios disponibles que garanticen el cum- plimiento de las metas del impacto social bus- cado. Se pudiera decir, que existe similitud con Aguilar y Ander-Egg, en cuanto al objeti- 374 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 17. vo último de la evaluación de la implementa- ción, en función de los efectos esperados del programa. SIEMPRO, por su parte, establece unas distinciones, a nivel operativo, que no apare- cen reflejadas en otros enfoques. Por lo me- nos, no en cuanto a la denominación, pero si en algunos aspectos del propósito de cada una delasherramientas deevaluaciónpropuestas. Si bien es cierto que el monitoreo no aparece reseñado en los otros enfoques, el propósito que tiene de indagar y analizar el grado de cumplimiento de actividades y resul- tados obtenidos en relación con lo planifica- do, se corresponde con la finalidad estableci- da en la evaluación de implementación de Aguilar y Ander-Egg, Ballart y la evaluación concurrente de Pichardo. La diferencia funda- mental se centra en si es una etapa del proceso o un componente del proceso de desarrollo del programa social. En el caso de Aguilar y An- der-Egg, se realiza en una etapa del proceso, si existe la necesidad; Ballart, lo plantea de la misma manera, pero como una valoración pe- riódica; y Pichardo como una supervisión y seguimiento, pero que implica una valoración de las acciones. En relación con la evaluación diag- nóstica propuesta por SIEMPRO, en un pri- mer momento se hace necesario diferenciarla de la evaluación del diagnóstico señalada por Aguilar y Ander-Egg. La primera se realiza durante la ejecución del programa y tiene como objetivo evaluar en profundidad pro- blemas del programa que se relacionan con la planificación, ejecución y logro de resulta- dos, desde la perspectiva institucional. Y la segunda, busca determinar la factibilidad de la formulación sobre la base de un buen diag- nóstico. Referente a la “Evaluación desde la perspectiva de los beneficiarios” que se incor- pora como una propuesta novedosa, ya apare- ce reflejada en la clasificación realizada por Pichardo, no con la misma denominación pero con propósitos semejantes. Ambos instru- mentos, la evaluación desde la perspectiva de los beneficiarios y la evaluación participante se fundamentan en los enfoques de investiga- ción-acción o investigación participativa, ya que la relevancia de la participación de los be- neficiarios como aspecto central, no es sólo en el momento de la evaluación sino en las dife- rentes etapas de la intervención, ya que de otra manera, en opinión de Pichardo (1993:181) “… se corre el riesgo de utilizar a los destina- tarios como fuente de legitimación del trabajo realizado, aun cuando éstos no comportan la validez del mismo”. En la fase después de la ejecución de un programa, Aguilar y Ander-Egg proponen la “Evaluación de eficacia (resultados) y la de eficiencia (rentabilidad)”. La primera evalúa los resultados alcanzados en relación con los beneficiarios. Ahora bien, cuando se tiene en cuenta al conjunto de la población (de la que forman parte los destinatarios del programa) se realiza lo que denominan evaluación de im- pacto. Existen diferencias sustanciales entre el sentido de este tipo de evaluación de impac- to en relación con el planteado por Ballart, Pi- chardo y SIEMPRO. La evaluación de impacto para Ballart tiene como función evaluar los cambios en la situación inicial en la dirección deseada; para Pichardo es evaluar el grado de cumplimiento efectivo y eficiente del impacto social busca- do; y para SIEMPRO es evaluar la modifica- ción del valor inicial de los indicadores del problema. Pareciera entonces, que para Agui- lar y Ander-Egg, la valoración del impacto se- ría en función de los efectos no previstos en el programa para la totalidad de la población a la cual pertenecen los destinatarios, ya que la 375 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005
  • 18. evaluación de los efectos previstos sería una evaluación de eficacia o resultados. La segun- da, la de eficiencia, la considera básicamente como una evaluación de rentabilidad econó- mica, aún cuando plantea que en algunos ca- sos dentro de la evaluación, se puede conside- rar la rentabilidad política y social. Para Ballart la evaluación de la eficacia o impacto, ya definida en el párrafo anterior, es previa a la evaluación de eficiencia, ya que lo que se debe demostrar es la eficiencia de los efectos netos del programa. Ese impacto se evalúa en función del costo, a través del análi- sis costo/eficacia y costo/beneficio. Pichardo por su parte, en la evaluación ex-post centra el interés en el cumplimiento efectivo y eficiente de los objetivos del impacto social, por un lado, y por otro, el análisis de la creación de condi- ciones de viabilidad para futuras acciones. La Evaluación de Resultados Finales de SIEMPRO integra los elementos de las otras clasificaciones, ya que su finalidad es evaluar el grado de cumplimiento de los obje- tivos del programa en términos de la efectivi- dad, eficacia y eficiencia de la inversión social y saber si el programa modificó las condicio- nes de vida de la población beneficiaria en re- lación al problema que originó el programa. 5. Consideraciones Finales Como se desprende del análisis compa- rativo, en el enfoque manejado por Aguilar y Ander-Egg y Ballart, privan los criterios del modelo clásico de evaluación por objetivos, ya que los criterios que prevalecen se relacio- nan con el cumplimiento efectivo de lo pro- gramado y la racionalidad en el uso de los re- cursos para el cumplimiento de los objetivos y metas trazados. A pesar de que Aguilar y Ander-Egg, a lo largo de su trabajo, destacan la importancia -como punto de partida- de la evaluación como proceso de intervención social, la sepa- ración que realizan de los momentos más ade- cuados para realizar la evaluación (antes, du- rante y después) llevan a concluir que aún cuando introducen la evaluación de ejecución del programa, la evaluación es concebida como una fase o etapa de la planificación, que se inicia y culmina en la misma etapa en la cual se está realizando, lo que conlleva a una visión parcializada y estática del proceso. En general, este tipo de evaluación es realizada desde el Estado en las instituciones públicas, con el propósito de evaluar la cober- tura de los servicios ofrecidos. Es una concep- ción de la evaluación que funciona como un control externo, que tiene una función penali- zadota y que en la práctica tiene escasa utiliza- ción en la toma de decisiones fundamentales para la gestión de los programas. Como consecuencia de los problemas de aplicación y de utilización de los resultados de las evaluaciones realizadas conforme al pa- radigma racional-científico clásico por objeti- vos y en función de la importancia de la di- mensión política de los procesos de evalua- ción, surgen modelos alternativos de evalua- ción. Lo que configura un paradigma alterna- tivo de evaluación de programas, en el cual podríamos clasificar a Pichardo y a SIEM- PRO, ya que introducen, en primer lugar, la participación de los beneficiarios en todo el desarrollo de los programas Esto conlleva a involucrar a los actores sociales en el proceso y mejorar la calidad de las intervenciones so- ciales. En segundo lugar, la evaluación desde esta perspectiva, es concebida como un proce- so permanente y continuo, que se inicia con la planificación del programa y culmina cuando finaliza. Todo el proceso es realizado interna- mente por los beneficiarios, los técnicos, los funcionarios y las autoridades políticas res- 376 Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo Matos Bazó, Ruth ______________________________________________________________
  • 19. ponsables de la planificación y la ejecución de los programas sociales del sector público, lo que implica un nuevo concepto de evaluación cuyos criterios y metodologías replantean su función y la integran de manera efectiva a la vida total del programa. La propuesta de SIEMPRO –funda- mentalmente– está dirigida a promover la efi- ciencia y la eficacia en la gestión de progra- mas sociales, basada en una cultura orientada a la participación de los beneficiarios, así como también en una la noción eficiente de los servicios públicos. Lo que permite una efectiva rendición de cuentas de las acciones realizadas por el Estado y da como resultado una mayor articulación de la capacidad y la transparencia de la gestión pública. En este sentido, la evaluación se convierte en un ins- trumento para que la sociedad civil obtenga la información, la capacidad y los medios para controlar las acciones del Estado. Bibliografía citada Aguilar, M.y Ander-egg, E. (1994). Evaluación de servicios y programas sociales. Buenos Aires, Argentina. Editorial Lu- men. Ballart, X. (1992). ¿Cómo evaluar programas y servicios públicos? Aproximación sistemática y estudios de caso. Ma- drid, España. Ministerio para las Admi- nistraciones Públicas. Serie Adminis- tración del Estado. González, Lissette (1996). “La política social en Venezuela”. Curso de Formación So- ciopolítica.35. Caracas, Venezuela. Fundación Centro Gumilla. Maingón, Thais (1992). “La política social y el nuevo rol del Estado”. Espacio abier- to, Nº 3. Maracaibo, Venezuela. (pp. 71-107). Pichardo, Arlette (1993). Evaluación del im- pacto Social. El valor de lo humano ante la crisis y el ajuste. Buenos Aires, Argentina. Editorial HVMANITAS. Sabino, Carlos (1994). De cómo un Estado rico nos llevó a la pobreza. Hacia una nue- va política social. Caracas, Venezuela. Editorial PANAPO. Siempro (1999). Gestión Integral de Progra- mas Sociales Orientada a Resultados. Manual Metodológico para la Plani- ficación y Evaluación de Programas Sociales. Brasil. UNESCO, Fondo de Cultura Económica. 377 ___________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XI, No. 2, 2005