2. Había una vez una familia, bueno no en realidad pues solo
eran Carlitos y su mamá Lucinda, a pesar que parecían
una familia muy feliz, nada es lo que parce.
Un día Carlitos apenas estaba saliendo de la escuela con
su amiguito Paco, se despidieron y Carlitos se fue por su
lado y Paco corrió emocionado a los brazos de su mamá
- Hola!!! –
- Hijo ¿Cómo te ha ido hoy en la escuela –
- Increíble hoy Carlitos y yo hemos jugado a… -
Paco, estaba a punto de hablar cuando su mamá lo
detuvo:
- Oye ya que hablas de Carlitos ¿Por qué se fue el solito
corriendo si su casa no esta tan cerquita?
- Ah eso, es que el dice que su mamá ya esta harta de el,
que ni siquiera piensa venir a recogerlo
3. - Válgame que barbaridad, ¿acaso no te mintió Carlitos?
–
- No mamá, te lo juro –
La mamá de paco llamada Casimira se quedo preocupada,
así que al día siguiente decidió ir a la casa de Lucinda y su
hijo Carlitos, para hablar con su mamá. Al llegar a la casa
toco el timbre y se quedo parada frente a la puerta cuando
de repente se horrorizo por lo que escuchó. Los gritos se
hacían escuchar desde la casa de Lucinda por toda la
cuadra, claramente se oía “Maldito mocoso que son estas
calificaciones y ya párale de llorar que ya tengo suficiente
de ti te voy a tirar a la calle , y mejor cierra la boca que hay
visitas esperando en la puerta, debería darte vergüenza
andar llorando. Cállate, que te calles te digo por que si no
te encierro en ese cuarto que te da miedo, ya estas
advertido” en torno a toda aquella gritería se escuchaban
los ahogados sollozos del pequeño. Hubo paz por un
momento , despu´s Lucinda abrió la puerta y dejo pasar a
Casimira, con una actitud completamente cambiada.
4. Después de un rato de plática Casimira llego al punto; le
dijo a Lucinda que lo que había escuchado y le reclamó, le
dijo que sabía que cuidar a un niño sola no era tarea fácil y
que las posibilidades económicas no siempre eran las
mejores pero que hay que entender que los niños son
niños lo veas cómo lo veas y hay que aprender a tolerar
sus niñerías, pues son el más bello regalo para una madre.
Al escuchar esto Lucinda rompió en llanto intentaba
articular palabra pero le era imposible. Casimira
rápidamente comprendió que Lucinda no era una mala
madre solo estaba haciendo lo mejor que podía, pero a
veces le ganaba la intolerancia, Casimira se levantó y le
dijo, “no tiene caso que intentes hablar, tu reacción me dice
todo y tengo la confianza de que de ahora en adelante tu y
Carlitos vivirán pacíficamente”, a lo que se retiró.
Felizmente así fue desde entonces Carlitos vivió de la
manera más feliz que podía haber con su familia con
su madre.