1. México 20 de enero de 2013.
Un futuro borrado del mapa
Por: María Eugenia González Pereyra
Diario de Colima
Hoy, antes de entrar al tema, quiero agradecer tu lectura. Tu atención me honra y
compromete. Esta sección es una invitación a la reflexión de temas de relevancia, hacia
una convivencia social que genere bienestar para todos.
Es una puerta a la responsabilidad conjunta entre sociedad, autoridades e individuos. Más
allá de la crítica, de la política o del autismo irreflexivo, se busca crear debate, reflexión y
acción; dignificando nuestras acciones y construyendo una conciencia colectiva en
armonía. Elegir entre el bien y el mal con un conocimiento reflexivo, es la actividad mental
a la que sólo puede tener acceso el propio sujeto. A partir del estar consciente ya nada es
igual; es ser libres, adultos y responsables de nosotros y de nuestro entorno, es ser lo que
queremos ser por elección propia.
Hablemos hoy de esos seres que vienen a llenarnos de alegrías y a conectarnos con
nuestras raíces más puras, los niños y las niñas.
Es del orden de la ley natural que los seres humanos seamos concebidos, tener un día de
nacimiento y de ahí hasta la muerte cruzar un sinnúmero de circunstancias para, en la
suma, tener un acervo de experiencias, alegrías y tristezas llamadas en su conjunto: vida.
La niñez es un estado de inocencia y vulnerabilidad; cándidamente creemos como niños
todo lo que papá, mamá, maestros y adultos “confiables” nos dicen con palabras y con
ejemplo. Son los niños y las niñas quienes recibirán en su vida adulta los frutos de lo que
en sus años cortos nosotros les brindemos. Más allá de dar vida, tenemos un compromiso
como padres y como ciudadanos, de velar por el bienestar y futuro de estos seres
inocentes ávidos de aprendizajes.
La formación de todo ser humano es integral y abarca distintas facetas y entornos. Todo
suma y da como resultado un adulto que si bien puede ser íntegro y benevolente, también
puede ser resentido y violento.
El tema que hoy nos ocupa es la educación académica, que es la herramienta base de
todo individuo para poder funcionar en la vida social de manera adecuada, ya que con
una formación de excelencia se obtiene la capacidad de asumir retos y oportunidades de
manera puntual, las cuales se construyen en y con éxito. Es la capacidad de generar
mediante el trabajo y la aportación creativa un patrimonio y sustento, que además es el
resultado del nivel educativo, tanto académico, así como familiar y social, que debe
2. idealmente en todo momento de ser suficiente para gozar de una vida prospera y digna.
Pero la realidad que hoy vivimos ¡no es así! Deplorablemente millones de niños y niñas
reciben herramientas insuficientes.
Les estamos entregando herramientas de frágil papel; una formación endeble, que los
coloca en desventaja para poder actuar con seguridad en la vida; estamos desperdiciando
la tierra fértil que existe en la capacidad de aprendizaje de todo niño, al cumplir
únicamente de manera mediocre con un programa por demás obsoleto; o bien creyendo
que con pagar una cuota podemos ausentarnos de velar por el buen desarrollo emocional
y académico de nuestros hijos; lanzando la papa caliente a los maestros y a las
autoridades.
La desigualdad también se siembra desde la ignorancia. La puerta al abuso está abierta;
es semilla del resentimiento.
Ellos, nuestros niños, al crecer se percatan de haber sido engañados, defraudados,
usados, desperdiciados. ¿Y todavía nos atrevemos a preguntarnos de dónde surge la
violencia?
Este vergonzoso escenario ocurre en todos los ámbitos, tanto públicos como privados, de
la educación; se ha transformado el noble servicio de educar en una acción mercenaria
que mira su propio lucro y olvida el objeto real de su razón de ser.
Si no hacemos un alto, respiramos profundo, reflexionamos y actuamos todos unidos en
favor de quienes en verdad son importantes, entonces seremos mediocres, vacíos en el
discurso. Aquí, los colores partidistas, el lucro individual o de grupo, el status, salen
sobrando. Los niños y las niñas de hoy no deben seguir pagando el precio del ayer, a
partir de nosotros esto debe, puede y ¡va a cambiar!
Es ya un asunto de vida o muerte. ¡Sí, así como lo leen! Estamos matando el potencial de
nuestros niños y niñas. Tú y yo, todos nosotros somos los responsables… y yo me
pregunto: ¿Qué vamos hacer al respecto?
Todos tenemos derecho a una educación y formación académica adecuada, de
excelencia; para instruir con compromiso, partamos del crecer nosotros, aceptando las
limitantes y haciendo algo por superarlas; el futuro no son nuestros niños y niñas… el
futuro está en nosotros los adultos, en la capacidad de aceptar que hay mucho por
aprender para poder enseñar. Innovemos algo ¡ya!
innovemosalgoya@gmail.com