Simón siempre había amado ayudar a su madre a cocinar, especialmente los postres. Decidió convertirse en chef y abrió su propio restaurante exitoso, pero se sentía triste porque su madre no pudo ver su éxito. Durante una visita a su casa de la infancia, los recuerdos de robarle muffins a su madre cuando era niño lo llevaron a comprender que la fuente de su tristeza era el remordimiento por haberla molestado. Simón subió al techo de la casa para rezar una oración silenciosa por su madre
2. Simón vivía en las afueras
de un pueblito. Cuando era
chiquito, solía sacarle la
comida deliciosa a la
madre mientras ella
cocinaba, especialmente
los postre.
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4. Un día, ya grande, decidió ser
cheff. Su madre no lo había
podido lograr. Y como a él le
encantaba ayudarla, se dio
cuenta de que ésa era la
profesión que quería tener.
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6. Semudó a la ciudad capital,
estudió en una academia, se
recibió, compró un local con sus
ahorros y abrió su propio
restaurante. En 1898 lo inauguró
y, gracias a sus magistrales
recetas, logró conquistar una gran
y exclusiva clientela.
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8. Con los años , la gente no dejaba de ir , a pesar
de que había que hacer cola para entrar , y cada
nuevo postre que sacaba se convertía en un éxito
.
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10. En todo el país le decían ¨el hombre
de los muffins¨, porque invento una
gran variedad: con relleno, sin
relleno, de vainilla, marmolados, con
dulce de leche, con crema pastelera,
con nueces, con pasas de uva, etc.
Era el comerciante más exitoso y
había amasado una respetable
fortuna. Pero llevaba una honda
tristeza en su corazón, por su madre
que no pudo verlo convertido en un
cheff muy famoso.
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12. En las últimas vacaciones, quiso visitar
su casa materna, dejó la ciudad y
cuando llegó a su antiguo hogar, al
recorrer las distintas habitaciones,
afloraron los recuerdos en imágenes,
en olores, en sonidos y hasta en
sabores, haciéndolo retroceder en el
tiempo, a las veces en que le robaba
muffins a su mamá, ésta se enojaba y
le ordenaba que bajara del techo,
gritando hasta perder los estribos.
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14. En ese momento, comprendió que
el origen de su tristeza era la culpa
o remordimiento que le había
quedado, por tantos disgustos que
le causó a su madre. Y, sin tener ya
la posibilidad de disculparse, subió
al techo de la casa como cuando
era niño y, en silencio, rezó una
oración por ella.