1. La basílica cuenta con el mayor
espacio interior de una iglesia
cristiana en el mundo. Presenta
193 m de longitud, 44,5 m de
altura, y abarca una superficie de
2,3 hectáreas. La altura que le
confiere su cúpula hace que su
figura domine el horizonte de
Roma. Es considerada como uno
de los lugares más sagrados del
catolicismo. Se ha descrito como
«ocupante de una posición única
en el mundo cristiano», y como
«la más grande de todas las
iglesias de la cristiandad». En la
tradición católica, la basílica se
encuentra situada sobre el lugar
de entierro de san Pedro, que fue
uno de los doce apóstoles de
Jesús de Nazaret, primer obispo
de Antioquía, primer obispo de
Roma y, por lo tanto, el primero
de los pontífices. La tradición y
las evidencias históricas y
científicas sostienen que la
sepultura del Santo está
directamente debajo del altar
mayor de la basílica. La
construcción del actual edificio,
sobre la antigua basílica
constantiniana, comenzó el 18
de abril de 1506, por orden del
papa Julio II, y finalizó el 18 de
noviembre de 1626. En ella
trabajaron algunos de los
arquitectos más renombrados
de la historia, como Donato
Bramante, Miguel Ángel o
Bernini.
24 de Noviembre de 2016 El Mundo Exclusivo
del Ayer y Hoy
La Arquitectura...
La basílica papal de San Pedro es conocida comúnmente
como basílica de San Pedro, es un templo católico situado en
la Ciudad del Vaticano.
2. Estatus
Plan de Reconstruccion
A finales del siglo XV, tras el período del papado de Aviñón, la
basílica paleocristiana se encontraba bastante deteriorada y
amenazaba con derrumbarse. El primer papa que consideró la
reconstrucción o, al menos, hacer cambios radicales,
fue Nicolás V en 1452. Encargó el trabajo en el antiguo edificio
a Leon Battista Alberti y Bernardo Rossellino, que fue el
encargado de diseñar los cambios más importantes. En su
proyecto, Rossellino mantuvo el cuerpo longitudinal de
cinco naves cubiertas con techos abovedados. Las obras se
interrumpieron tres años después, a la muerte del papa, cuando
los muros tan sólo alcanzaban a levantarse un metro del suelo.
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La basílica de San Pedro es una de las cuatro basílicas papales
o basílicas mayores de Roma; las otras son la archibasílica de
San Juan de Letrán, la basílica de Santa María la Mayor y la
basílica de San Pablo Extramuros.
La basílica de San Pedro no es ni la sede oficial del papa, ni es
la primera basílica de Roma, pues este honor lo ostenta la
archibasílica de San Juan de Letrán; tampoco es la parroquia de
la Ciudad del Vaticano, ya que actualmente es la Capilla Paulina
la que funciona como tal. Sin embargo, es la principal iglesia
pontificia al celebrarse en ella la mayoría de las ceremonias
papales debido a su tamaño, a su proximidad a la residencia
papal y a su ubicación dentro de la Ciudad del Vaticano.
La historia de la Basílica de
San Pedro comienza en el
siglo IV cuando el emperador
Constantino decide construír
una importante basílica en el
lugar donde había sido
enterrado el apóstol, un
enterramiento cristiano
ubicado en la colina Vaticana,
donde había un pequeño
monumento conmemorativo
del siglo II, y que se había
constituido en lugar de
peregrinación de los fieles.
La fecha en que se decidió su
construcción y comenzaron
las obras no está determinada
exactamente pero se la ubica
entre los años 319 y 324;
para 329 la basílica estaba
terminada. El altar mayor de
esta basílica se ubicaba en el
crucero, frente a la nave
mayor y exactamente sobre el
lugar del sepulcro
del "Príncipe de los
Apóstoles".
La Antigua Era
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3. Construcción Desde 1514 se hizo cargo de la
dirección de la obra Rafae
Sanzio, con fray Giovanni
Giocondo y Antonio da Sangallo
el Joven, que continuó
dirigiendo las obras, junto
a Baldassarre Peruzzi, tras la
muerte de Rafael en 1520.
Todos ellos cambiaron el plan
de Bramante, optando por
diseños que se inspiraban en la
tradicional planta basilical
de cruz latina con un cuerpo
longitudinal de tres naves.
Sangallo presentó en 1546 un
costoso modelo de madera, en
la actualidad almacenado en la
basílica, en el que sintetizaba
todas las ideas surgidas con
anterioridad. Defendió la planta
centralizada ideada por
Peruzzi, cubierta por una
enorme cúpula mayor que la
planeada por Bramante, y
rematada con un gigantesco
doble tambor; el conjunto
quedaba flanqueando con dos
altos campanarios.
encargado al arquitecto Donato d'Angelo Bramante, llegado
poco antes desde Milán, y que se había ganado la confianza del
papa. El proyecto consistía en un edificio con planta de cru
griega inscrita en un cuadrado y cubierta por cinco cúpulas, la
central de mayor tamaño y apoyada en cuatro grandes pilares,
inspirándose en la basílica de San Marcos, y un claro ejemplo
de planta centralizada típica del Renacimiento. En la
construcción de la iglesia se aplicaron estudios teóricos
de Francesco di Giorgio, Filarete y, sobre todo, de Leonardo da
Vinci, para iglesias de planta centralizada. Los trabajos se
iniciaron con la demolición de la basílica paleocristiana, lo que
fue muy criticado dentro y fuera de la Iglesia por Erasmo de
Rotterdam o Miguel Ángel, que criticó la destrucción de las
columnas de la antigua basílica. Bramante no pudo ver avanzar
demasiado la obra, pues murió en 1514, cuando sólo se habían
edificado poco más que los cuatro grandes pilares que debían
sostener la gran cúpula central.
El papa Julio II se propuso
continuar las obras iniciadas
por Nicolás V, pero
en 1505 decidió la
construcción de una nueva
basílica ex-novo, acorde con
la nueva estética
renacentista.
Proyecto de Bramante
La construcción del edificio
actual se inició el 18 de
abril de 1506. El proyecto fue
Proyectos de Rafael y Sangallo
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4. La configuración actual de la basílica en forma de cruz latina fue
obra de Carlo Maderno, quien durante el pontificado de Paulo
V añadió tres crujías nuevas y proyectó la fachada, compuesta de
órdenes gigantes de columnas y balconadas. La basílica se dio por
concluida en 1626 y consagrada solemnemente por el
papa Urbano VIII. Gian Lorenzo Bernini, a instancias de Alejandro
VII, proyectó la inmensa Plaza de San Pedro y la columnata que la
rodea. Encima de ella y por todo el perímetro de la plaza se
aprecian numerosas estatuas de santos y santas de todas las
épocas y lugares. Encima de la fachada de la basílica, las estatuas
de once de los apóstoles (excepto San Pedro), San Juan
Bautista y, en el centro, Cristo. Bernini fue también el responsable
de acometer los diseños y planos para las torres campanario que
debían completar la fachada dejada por Maderno; la única torre
completada bajo la dirección de Bernini, entre 1638 y 1641, tuvo
que ser demolida poco después de su elevación ante los evidentes
signos de inestabilidad de la estructura. Los relojes que ocupan los
extremos de la fachada se
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Proyecto de Miguel Ángel
Tras la muerte de Sangallo
en 1546, el papa Paulo
III encomendó la dirección de
las obras a Miguel Ángel
Buonarroti, quien retomó la idea
de Bramante de planta en cruz
griega. El diseño original de
Bramante presentaba problemas
estructurales que debieron ser
corregidos. Bajo la dirección de
Miguel Ángel se alzaron los
muros del ábside, de una
imponente monumentalidad. No
obstante, la más importante
aportación del gran genio fue la
gran cúpula que se encuentra
justo sobre el altar mayor y el
sitio donde la tradición indica
que se localiza la tumba del
apóstol San Pedro. Es una
estructura que, a pesar de su
peso, parece flotar en el aire.
Veinticuatro años después de
la muerte de Miguel Ángel,
fue concluida la cúpula según
el diseño definitivo
de Domenico
Fontana y Giacomo della
Porta, que apenas variaron
los planes del maestro.
Los mosaicos del interior de
la misma son de Giuseppe
Cesari, y representan las
distintas jerarquías de santos
en la gloria celestial, estando
representado Dios Padre en
la linterna central.
incluyeron a finales del siglo
XVIII, y son obra
de Giuseppe Valadier,
quien, asimismo, situó la
inmensa campana fundida
previamente en uno de los
cuerpos laterales. Bernini se
ocupó también de gran
parte de la decoración
interior del templo.
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Su obra más destacada a este respecto es el
espectacular baldaquino de bronce macizo sobre el altar
mayor de la basílica. Bernini intervino, además, en la
decoración del interior del ábside, que proyectó como
una fulgurante gloria en torno a un óculo con la paloma
del Espíritu Santo situando debajo un relicario con
la Cátedra de San Pedro sostenida por las gigantescas
esculturas broncíneas de los Padres de la Iglesia.
La basílica de San Pedro es uno de los edificios más
grandes del mundo. Tiene 218m de largo y 136 m de
altura hasta la cúpula; presenta una superficie total de
23000m². El edificio está conectado con el Palacio
Apostólico por un corredor a lo largo del pasillo al lado de
la Scala Regia, junto a la fachada de la Plaza de San
Pedro, y dos corredores que lo conectan con la sacristía
adyacente. El interior de la basílica aloja 45 altares y 11
capillas que guardan obras de arte muy valiosas, entre
ellas algunas de la antigua basílica, como la estatua de
bronce de San Pedro (núm. 89), atribuida a Arnolfo di
Cambio.
Fachada principal
La fachada principal de la basílica
tiene 115 m de ancho y 46 m de
altura. Fue construida por el
arquitecto Carlo Maderno
entre 1607 y 1614. Se articula a
través de la utilización de
columnas de orden gigante que
enmarcan la entrada y el «Balcón
de las bendiciones», lugar desde
donde se anuncia a los fieles la
elección del nuevo papa. La
fachada está precedida por dos
estatuas de San Pedro y San
Pablo.
Exterior
Los muros exteriores de la basílica,
exceptuando la fachada principal, se
componen por superficies planas
separadas por pilastras. El primer
cuerpo presenta enormes
hornacinas en las que se encuentran
esculturas de santos de gran tamaño,
destinadas por Juan Pablo II.
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