El documento presenta información sobre varios procesos psicológicos superiores como la planificación, la inhibición y el razonamiento. También describe los sistemas nerviosos parasimpático y simpático y la teoría psicoanalítica de Freud sobre el principio del placer.
8. Planificación
Mediante la planificación no sólo creamos
planes para lograr nuestros objetivos, sino
que también permite el propio
establecimiento de metas. Además la
planificación está fuertemente implicada en
la toma de decisiones y en la resolución de
problemas.
Inhibición
Cuando hablamos de procesos psicológicos
superiores, el término “inhibición” hace referencia a
la capacidad de ignorar estímulos irrelevantes, o
bien de refrenar impulsos inadecuados en un
contexto determinado. La inhibición cerebral parece
estar alterada en distintos trastornos psicológicos,
entre ellos la esquizofrenia y el TDAH.
Razonamiento
Proceso mediante el cual extraemos
conclusiones, hacemos inferencias y
establecemos relaciones abstractas entre
conceptos. Puede ser inductivo (cuando
usamos casos individuales para llegar a una
regla general), deductivo (extraer
conclusiones de la regla general) o
abductivo (hacer la inferencia más sencilla
posible).
9. El sistema nervioso parasimpático
pertenece al sistema nervioso
autónomo, que controla las
funciones y actos involuntarios. Los
nervios que lo integran nacen en el
encéfalo, formando parte de los
nervios craneales, motor ocular
común, facial, glosofaríngeo y vago.
El sistema nervioso simpático
(SNS) constituye una de las partes
del sistema nervioso autónomo y
contiene un componente sensitivo y
otro motor. Esto quiere decir que el
SNS se encarga de regular ciertas
funciones como la actividad
cardíaca, la respiración, la
digestión, los patrones de
sudoración.
10. Según la teoría psicoanalítica establecida por Freud
hasta el momento, los procesos psíquicos se orientaban a lo
placentero. Que si algo displacentero sucedía, el aparato
psíquico (su parte “económica”) tiende a redireccionarlo a lo
placentero, en tanto la tensión se reducía, consiguiendo así un
estado placentero o un menor displacer.
El displacer corresponde a una elevación y el placer
a una disminución de tal cantidad de excitación. El factor
decisivo en cuanto a la sensación es la medida del aumento o
la disminución en el tiempo.
La vida psíquica es regida por el principio del placer y esto es
posible de
decir debido a que una tendencia del aparato anímico es la de
conservar lo mas baja posible o por lo menos constante la
cantidad de excitación en él existente.
Digamos que la cuestión de fondo estaba en la
cantidad, en lo cuantitativo: se reducía a que el placer se
vinculaba a una “disminución” de la excitación de la vida
anímica (esa energía no ligada a ningún objeto específico) Y lo
displacentero al “aumento” de esta excitación.